No trabajamos más Como toda película italiana que se precie, en Ricchi di fantasia, opus de Francesco Miccichè, todo es excesivo, todos gritan, sobreactúan y en ese tono la comedia se desdibuja. Sergio Castellito también conocido como director además de actor en este caso no alcanza a encontrarle a su personaje un término medio. Empieza con el traje de el típico bromista pesado que tarde o temprano recibirá por parte de sus víctimas, compañeros de una obra en construcción, un revés con una broma mucho más pesada que las que acostumbra él. Convencerlo de haberse ganado el gran premio de la lotería es el disparador de los equívocos que generará a partir de no sólo creerlo sino expandir la noticia a dimensiones poco controlables. Algo parecido a lo que proponía la película La tregua. La versión alla italiana de este malentendido se funde de elementos de comedia de antaño con road movie, pero siempre en un tono sumamente liviano, nada crítico y menos satírico aún frente a la suerte de este grupo familiar que sigue los pasos del patriarca. Sin embargo, la película por momentos se vuelve algo tediosa, muy anticipada en cuanto a la propuesta de humor, con claras muestras de un desequilibrio tanto a nivel narrativo como actoral.
“Ricchi di fantasia” Crítica. A los cines argentinos llega una nueva y simpática comedia: “Ricos de fantasía”, del director Francesco Miccichè. compuesto por personajes peculiares, bromas, males entendidos y aventuras disparatadas constituyendo una verdadera película All’ Italiana. por Lautaro Agustín Franchini Dos enamorados, hijos, nieto y abuela, todos juntos bajo la ilusión de ser millonarios y comenzar otra vida.Las dificultades del día a día hacen que dos felices amantes no puedan estar juntos. Cada uno conlleva una vida complicada: Sergio (Sergio Castellito), un maestro mayor de obra que no le alcanza el sueldo para mantener a su singular familia. Mientras que Sabrina (Sabrina Ferilli) es una ex cantante que se juntó con un hombre por el simple hecho de encontrar alguien que mantenga a sus dos hijos. Las peripecias económicas son el motor del largometraje ya que muestran el gran obstáculo de los protagonistas por cumplir sus sueños. Más tarde, una broma pesada cambiará todo y complicará aún más las cosas en este camino dichoso. Pero a pesar de todo, la familia y el amor perdurará y las salvaciones saldrán a flote. El cine italiano, inconscientemente, sigue marcado por la huella del neorrallismo. Aunque el film sea propiamente una comedia, tiene toques propios de un drama. La tristeza o la preocupación por el futuro exitoso de cada uno de los personajes es algo no llamativo conociendo el pasado que sufrió el país pos guerra. Puntaje 70/100.
El cine italiano supo regalarnos grandes comedias, con familias numerosas, todos hablando a la vez y a los gritos, metiéndose en enredos cada vez más grandes, de los que costaba salir. Este es un caso parecido, pero no tan efectivo. Dirigida por Francesco Micciche “Ricos en Fantasía” relata la vida de Sergio (Sergio Castellito), un carpintero que junto a un grupo de amigos no para de hacer bromas, hasta que un día sus amigos deciden hacerle la broma a él y decirle que ganó tres millones de euros en la lotería. El se emociona tanto que deja su trabajo al instante y no les da tiempo a los bromistas de turno de decirle que no era cierto, va a su casa, rompe con un matrimonio sumido en el tedio y en el desamor y busca a la persona de la que sí está enamorado, Sabrina (Sabrina Ferilli) una cantante con dos hijos de un antiguo amor, que trabaja en el restaurante de su actual marido Gigi (Stefano Ambrogi) a quien tampoco ama porque también ama a Sergio. Inmediatamente decide escapar junto a él. Pero cuando Sergio abandona su casa, que ya no es suya sino de su ex mujer, debe llevarse a toda su familia, a su hija Letizia (Matilde Gioli), a su nieto y a su insoportable madre, con lo cual los siete parten desde Roma en la camioneta, en un viaje que se transforma en una road-movie, ya que en el medio de la aventura la pareja se entera que la ganancia del dinero no era tal. Frustrados, pero haciendo lo posible por mantener la mentira hasta el final, intentarán que la familia no se de cuenta hasta que vean que lo importante no es el dinero, sino la riqueza de tenerse unos a otros. El elenco cumple con eficacia con sus roles como toda comedia italiana que se precie, exagerada y a los gritos. Tiene buena fotografía. Para criticarle debo decir que el guión para esta época es un poco naif, pero entretiene. https://www.youtube.com/watch?v=7SaiRDxg27s ACTORES: Sergio Castellitto, Sabrina Ferilli, Antonio Catania. GENERO: Comedia . DIRECCION: Francesco Miccichè. ORIGEN: Italia. DURACION: 102 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años FECHA DE ESTRENO: 12 de Diciembre de 2019 FORMATOS: 2D.
Esta comedia italiana se centra en Sergio, un maestro mayor de obra que tiene un affaire con la ex cantante Sabrina. Si bien ambos están enamorados e imaginan una vida juntos, no la pueden concretar por cuestiones económicas. Esto parece cambiar drásticamente cuando Sergio se entere de que ganó la lotería y es millonario. Así comenzarán una nueva vida, donde ambas familias realizarán un viaje que los transformará para siempre, aunque todo esto finalmente se trate de una broma. Es así, como la pareja tratará, por todos los modos, de mantener la farsa lo máximo posible, mientras que tendrán que lidiar con los pedidos de los miembros de la familia. «Ricchi di Fantasía» es una película que mezcla el género de comedia con el road trip para ofrecernos una historia que cumple a la hora de entretener pero que no nos otorga nada novedoso. Se trata de una típica película en la cual dos familias que no se llevan bien entre sí terminan aceptándose a partir de compartir un viaje y tener que sostenerse en los malos momentos. Sin embargo, la evolución y transformación, tanto de los personajes individuales como del colectivo en general, no resulta tan significante ni profunda. Por momentos el acercamiento entre los distintos roles se nota forzado. En cuanto a la comedia propiamente dicha, tenemos algunos instantes graciosos, pero el guión más que nada busca retratar el costumbrismo de esta familia italiana a través de los estereotipos marcados y momentos grotescos. Esto se puede ver también en la confección de los personajes. Con respecto a los aspectos técnicos, tenemos un buen trabajo de ambientación, sobre todo de los distintos lugares a los que visitan la familia, como también un logrado acompañamiento de la banda sonora, que le imprime cierta gracia y frescura a la historia. El uso de la vestimenta también es correcto y por momentos tiene gran importancia dentro de la trama. En síntesis, «Ricchi di Fantasía» es una comedia que cumple a la hora de entretener, ya que brinda una historia dinámica con algunos momentos de diversión, pero no termina aportando mucha novedad a este tipo de tramas, cayendo en lugares comunes.
“Una comedia all'italiana donde el público saldrá con una sonrisa”, escribió -o al menos eso afirma el póster- un colega italiano sobre Ricchi di fantasia. Menuda sorpresa se llevarían Alberto Sordi, Vittorio Gassman, Marcello Mastroianni y Ugo Tognazzi al ver con qué facilidad se aplica la etiqueta creada gracias a sus trabajos. La película de Francesco Miccichè sigue a Sergio (Sergio Castellitto), un maestro mayor de obra que tiene un affaire con la ex cantante Sabrina (Sabrina Ferilli). Ambos están enamorados, pero la situación económica no les permite abandonar la vida marital. La cuestión parece cambiar cuando ganan tres millones de euros en la lotería, desatando así una alegría que lleva a Sergio a iniciar un viaje con Sabrina y el resto de su familia en una playa paradisíaca del sur del país con forma de bota. El problema es que en realidad Sergio no ganó nada, sino que se trató de una broma de sus compañeros, hartos de sus chistes constantes… y muy malos. Lejos de recular en su idea de una nueva vida, el sigue adelante con un viaje en el que aflorarán los contrastes y las rispideces familiares. Así como en Ricchi di fantasia viajan los protagonistas, también viaja el espectador, aunque a un destino menos auspicioso: un tiempo donde la comedia consistía básicamente en personajes estereotipados y grotescos intentando comunicarse a los gritos. Un tiempo en el que los chistes desprendían olor a rancio, como si se tratara de la réplica de situaciones del cine argentino de los ’80. Porque, lejos de cualquier sutileza, Miccichè encadena todos los lugares comunes del peor costumbrismo para desembocar en una comedia decididamente fallida.
A Sergio Castellitto lo conocemos a partir de su mano firme como realizador y actor en historias de profundos vínculos afectivos elaboradas en conjunto con su esposa, la talentosa novelista y realizadora Margaret Mazzantini. Pero hasta ahora no teníamos presente en la Argentina su otra faceta, la de intérprete estelar de relatos costumbristas que aparecen como legítimos herederos de la histórica e inconfundiblecommedia all'italiana. Desde esa perspectiva, Ricchi di fantasia es una suerte de reversión en tiempos actuales de aquella mirada que con más espíritu de grotesco esbozó Ettore Scola en Feos, sucios y malos. La familia ampliada y disfuncional (tres generaciones) que encabeza el personaje de Castellitto la pasa un poco mejor, pero el fantasma de la penuria está siempre presente. Hasta que un dudoso festejo por haber ganado la lotería pone a prueba el ingenio del protagonista, un optimista nato con una parte taimada y otra bonachona. Castellitto tiene una formidable presencia física y gestual de comediante y en sus gestos queda a la vista la mejor herencia de la tradición italiana del género. La película funciona cuando las filosas observaciones sobre los contrastes de la sociedad italiana (a veces solidaria, a veces cínica) ocupan el primer plano entre gritos y exageraciones. Y pierde cada vez que algún personaje pretende dar a la fuerza innecesarias y sensibleras lecciones de vida.
Enmarcada en la larga tradición del cine popular italiano, ese que muchas veces nos llega casi de prepo, quitándole lugar a producciones de arte y de calidad que deben ser estrenadas en salas, “Ricchi di fantasía”, propone una fórmula probada, taquillera, efectiva, y efectista, basada en arquetipos y estereotipos con el objetivo de trascender fronteras y continuar sumando dinero de la taquilla. En tiempos donde el cine también es parte de eso de “nadie es profeta en su tierra”, lamentablemente, aunque muchas veces el éxito local es sólo un punto más en la carrera para recuperar inversiones, en parte, los productores buscan que desde el pintorequismo local se construyan relatos que superen la particularidad y se pueda exportar, en este caso, desde Italia, una historia de amor y vínculos fundada en la mentira. Una broma dispara una situación irreversible en la vida del protagonista del relato, un personaje que tiene muchísimos aspectos negativos y que en ese trazo de “chanta” se basa el “contrato de visionado” de la película a pesar que la misoginia que destila y deshonestidad sean rasgos esenciales de su configuración. Un carpintero toma la decisión de abrirse camino solo luego que es notificado de haber ganado tres millones de euros en la lotería. Esa notificación es falsa, y tras haber arrastrado en sus decisiones a su familia y amante, termina por generar una sucesión de situaciones complicadas que desencadenan la progresión de la historia. En ese avanzar hay un refuerzo de los actantes, hay un despliegue escénico que va de la Roma central al campo y la costa mediterránea, transformando, por momentos, a “Ricchi di fantasía” en un largo film publicitario simil film commission, en otros se apela a un humor físico que busca la similitud con una tradición italiana que supera a fuerza de gags cualquier vacío de guion. Avanzando entre estos dos puntos, la película desandará las peripecias y obstáculos que se encontrarán en el camino de los personajes para, de alguna manera, convertir esa mentira disparadora del relato, en una situación superada, logrando, o al menos, intentando, el restablecimiento de un status quo que posibilite un happy end. Pero esto es cine, y comedia, y a partir de ahí, por supuesto, los plot twist deben aparecer para sorprender al espectador, para correrlo de su zona de confort hacia lugares inesperados, o al menos, no pensados desde la linealidad de su propuesta. Así, “Ricchi di fantasía”, se termina por presentar como un relato menor, que quiere amalgamar sub géneros, pero que en su afán de querer innovar, justamente, termina por traicionar aquel comienzo de broma, construyendo un relato total sin gracia, plagado de obviedades, y, una vez más, a destiempo de la agenda que posiciona a la mujer en otro lugar, uno de empoderamiento y protagonismo.
"Ricchi di fantasia", familia italiana clavada en el tiempo Todo en la película huele a los peores tópicos de la comedia italiana de trazo grueso, llena de estereotipos. Esta película italiana hace pensar que algo se detuvo en aquella península, allá por los años 50, y quedó allí cristalizado, como un témpano en el polo. Todo lo tipificadamente “italiano”: el hablar a los gritos, las discusiones destempladas, las gestualizaciones generosas, las familias aumentadas, los pequeños tan “simpáticos”, los hombres chantas, las mujeres sufridas, o astutas, o “bambolonas”, o lisa y llanamente rompe coglioni. Todo eso se da cita aquí, como si todavía estuviéramos en tiempos de Totò, Aldo Fabrizi y la Lollò. No se trata de commedia all’italiana,género noble y (auto)crítico, sino del conformismo de un folklore urbano anclado para siempre sesenta años atrás. Es como si el tiempo no hubiera pasado. Seguramente a eso apunta Ricchi di fantasia: a la “identificación” del público con algo que se sabe de memoria, y que en el peor de los casos podría confundirse, justamente, con identidad. La anécdota se trama a partir de una broma, que un grupo de albañiles tiende, en venganza, al bromista Sergio, carpintero de obra (Sergio Castellito, único heredero posible para aquellos viejos comediantes). Le hacen creer que ganó 3 millones de euros con un billete de lotería que acaba de jugar, por lo cual el tipo quema las naves, le dice addio a la bruja de la esposa y se va con hija, nieto y mamma, que se le cuelga. Dónde van no queda muy claro, porque casa nueva todavía no tuvo tiempo de comprar. Pero todo sea por juntar a la familia, que de unitatiene poco y nada. En verdad su compañía más deseada es Sabrina, su amante (Sabrina Ferrili), que a fuerza de bótox parece una Loren o Lollobrigida inflamada. Sabrina canta viejas canciones fascistas en el bar del que es dueña con su marido, a pedido de un grupo entusiasta de camisas negras. Cuál es el sentido de esta escena es una pregunta para hacerse. Cuando el carpintero se entera de la tomadura de pelo que le hicieron decide seguir adelante, como si la broma no hubiera sido una broma. Como en El picnic de los Campanelli, todos parten de la periferia romana hacia la Puglia, tal vez porque los guionistas (el director, Francesco Miccichè, y otro) vieron Familia Rodante y les gustó. Lógicamente que en ese viaje al pepe habrá tensiones, discusiones, agarradas de los pelos. Se supone que ellos son una familia tipo italiana, y se supone que las familias tipo italianas son así. Fuera de la burbuja de esta película fotografiada en tonos acaramelados (como se usaba en los 80 y 90), ¿todavía existirá esta clase de familias tipo? Es preferible creer que la cultura italiana no habrá quedado frizada sesenta y pico de años atrás, como sucede con esta cinta. La crítica hipercomplaciente que un sitio llamado Silenzioinsala dedica a la película hace pensar lo contrario.
Un film de Francesco Miccichè, protagonizado por la estrella italiana de la comedia que es Sergio Castellito. Este señor y su familia serán los ricos de fantasía del público. Es que los compañeros del protagonista, hartos de su bromas, le hacen creer que ganó la lotería, y cuando el abandona a su mujer, se lleva a su madre, a su hija y a su nieto, pero arrastra a su amante con sus dos hijos a una vida espléndida, pronto descubrirá que nada es cierto. De allí en adelante simularan ser gente de fortuna aunque no tengan ni donde vivir ni que comer. Un delirio tras otro pasaran de la desesperación al engaño en minutos, con gente tan proclive a la estafa como ellos. Con guión del director y Fabio Bonifacci, el film pasa de simpático a tedioso, repunta en situaciones o cae en lugares comunes dentro del delirio italiano disparado. Una comedia de muchos enredos, con los ingredientes amorosos, tiernos y siempre en su mayoría tratando de hacerle el cuento del tío o los expertos en tema.
En la película La tregua (1974) de Sergio Renán un grupo de oficinistas le juegan una broma pesada a un compañero de trabajo: le hacen creer que ganó el PRODE. La broma sale mal porque la víctima en plena euforia insulta al jefe y termina siendo despedido. En Ricchi di fantasia el protagonista trabaja en construcción y le gusta hacer bromas. Para vengarse, sus compañeros le hacen creer que ganó la lotería. Sergio (Sergio Castellitto) decide entonces emprender un viaje con su familia y su amante Sabrina (Sabrini Ferilli) aun descubriendo el engaño. Esta comedia italiana con elementos agridulces es tan antigua y mediocre que cuesta entender que se haya estrenado fuera de su país. Tal vez el recuerdo de La tregua fue que provocó nostalgia y alguien apostó a eso. No es una comedia italiana como las de antes, no usemos esa excusa para tolerar una película tan fallida. A esta road movie le faltan todas las piezas claves de una buena película de la comedia italiana clásica.
Road-Movie con sello italiano. Crítica de “Rico de Fantasia” Francesco Miccich Un viaje desde el extrarradio romano hasta la Apulia, persiguiendo el sueño de la riqueza y la felicidad. Por Bruno Calabrese. Sergio Castellitto es un actor con un vasto recorrido dentro de la cinematografía italiana. Participó en clásicos como “La Familia” de Ettore Scola y “Fabricante de Estrellas” de Giusseppe Tornatore, pero también se ha destacado por su rol como realizador. Grandes películas como “Fortunata”, “No te muevas” (que le valió muchos premios a Penelope Cruz) y “Volver a nacer” forman parte de su vasta filmografía. Todas ellas son profundos dramas intimistas, donde la mujer es víctima y protagonista principal. Estos tres films son adaptaciones de libros de su esposa, Margaret Mazzantini, escritora italiana, por lo cual se nota en los relatos la sensibilidad femenina a la hora de abordar temas complejos. Esta vez Sergio Castellitto se vuelca a la actuación en una comedia que nada tiene que ver con su filmografía ni con el drama de mujeres que suele tocar en sus films como realizador. Si uno es amantes de ese tipo de películas de él, sepa que aca se va a llevar una tremenda desilusión. Estamos en presencia de una comedia de enredos, humor absurdo y situaciones que rozan lo bizarro. Sergio es un carpintero que trabaja en la construcción. Vive con su madre anciana y senil, su esposa, su hija y un nieto cuyo padre no se sabe quien es. Aparte de ellos, tiene una amante, Sabrina (Sabrina Farrilli) de la cual está profundamente enamorada, pero por situaciones económicas ella no puede dejar a su marido, ya que tiene dos hijos que criar y trabaja en el restaurante de este. El carpintero es de jugar bromas a sus compañeros de manera permanente, pero todo se irá de las manos cuando, en venganza, uno de ellos le haga creer que ganó la loteria. Esto desembocará en que deje a su esposa, cargue con su madre, hija y nieto y se fugue junto con su amante e hijos a un periplo para llegar a Apulia, donde se mezclarán mentiras, puestas en escenas y traiciones, en un ambiente plagado de tensiones familiares. La presencia escénica de Sergio Castellito es lo que más se destaca dentro una comedia neorealista que exagera situaciones y que, por momentos, parece una película de Olmedo y Porcel, en el buen sentido y en el malo también. El humor absurdo, con algún que otro gag divierte entretiene, aunque por momentos resulta un poco fozado. Algunos estereótipos parecen un poco pasado de moda y pueden resultar rancio, pero si hay algo que no hace la película es aburrir. De una manera u otro, queremos saber como termina la aventura de esta particular familia ensamblada. “Ricchi di Fantasia” es una road-movie delirante y absurda,que entretiene a pesar del olor a naftalina que emana. Puntaje: 65/100.
El sueño de ser millonario lo tiene cualquiera. Salvo raras excepciones, las ansias de riqueza son infinitas para los seres humanos. Entre esos ilusos se encuentra Sergio (Sergio Castellitto), un carpintero de obras en construcción apremiado económicamente. Él tiene esposa, madre, una hija y un nieto, todos viviendo en el mismo departamento. Y, también, una amante, Sabrina (Sabrina Ferilli), que trabaja en el restaurante de su marido y tiene dos hijos. Ninguno de los dos está conforme con lo que tiene, ni la vida que llevan. Quisieran estar juntos, un deseo imposible de concretar bajo esas circunstancias. Podría ser un drama lo que estamos viendo porque todos los elementos descriptos concuerdan con ese género cinematográfico, pero el director Francesco Micciche` produjo una comedia bien italiana, con personajes exagerados en sus ademanes y vocabularios, en el que se incluyen gritos y discusiones. Donde el ritmo del relato acompaña las acciones del protagonista, es decir, veloz, sin pausas ni respiros. Sergio es incansable, optimista a ultranza y bromista. Tan molesto es para sus compañeros de trabajo que, como un vengativo chiste, le hacen creer único ganador de la lotería. Sintiéndose rico, abandona el trabajo y su esposa los echa de la casa para quedarse sola. Al enterarse de la gran novedad Sabrina se fuga con él, llevándose a los hijos. Todos juntos salen de Roma en un camioncito y viajan a un pueblito, convirtiéndose la historia en una road-movie. La gran familia ensamblada no se lleva bien. La pareja intenta mantener el equilibrio para que la convivencia con “los tuyos y los míos” no sea un caos. Ellos se creyeron millonarios hasta que se descubrió la broma. Sergio, con su apabullante personalidad, intenta sostener la farsa con la complicidad de Sabrina. Cabe esperar durante el relato que el protagonista pueda zafar del entuerto en el que está metido junto con sus acompañantes. Las escenas se suceden sin parar, vertiginosamente, similar a la de una montaña rusa. Porque la película está destinada a entretener, no tiene otro objetivo que ese. No tiene profundidad, sólo se esboza livianamente las diferencias sociales y las ganas que tienen todos ellos de dejar de ser pobres y de lo bien que viven los ricos. Planteada así la historia, nos queda observar si tanto esfuerzo y optimismo por parte del obrero tiene finalmente como aliada a la buena fortuna y puede cumplir con su anhelo más íntimo.
ITALIANOS O ARGENTINOS El reflejo de la generalización barata está incrustado en nuestro genoma, pero se manifiesta particularmente en el relato de los viajeros y nos lleva a sacar conclusiones básicas, medio incomprobables, y a veces demasiado obvias: a los españoles les gusta el jamón por ejemplo, o los alemanes son rígidos y puntales (o nazis). En el caso de los italianos creemos saber que dominaron los destinos políticos de Estados Unidos a través de las familias mafiosas entre los años 30 y los años 80, que tienen la mejor comida del mundo, y acá en Argentina estamos seguros que ellos nos transmitieron como legado los rasgos más importantes de nuestra idiosincrasia. Es probable, los argentinos y los italianos sobrevaloramos el fútbol, a Maradona, y a la familia; pensamos demasiado en dinero y en la coyuntura política; ambos pueblos hablan fuerte gesticulando, estacionan en doble fila y cada tanto llevan al poder a un émulo de Mussolini. Será por eso que Ricchi di fantasia se estrena así nomás, sin ponerle un título en castellano, porque no necesitamos más para identificarnos con nuestro primos los tanos. Insistimos, estamos ante una comedia a la que si sólo le cambiáramos los actores por algunas estrellas locales tranquilamente podría pasar por argentina. Tenemos Sergio (Sergio Castellitto) que es un carpintero que trabaja en la devaluada industria de la construcción, que tiene una pésima relación con su esposa (alta caricatura de personaje) y que tiene una amante, Sabrina (Sabrina Ferilli), que está en la misma situación sentimental con su marido. La cuestión es que Sergio juega un billete de lotería y sus compañeros de trabajo, al otro día, le hacen creer a modo de broma de que ganó tres millones de euros. Esa es toda la premisa, porque Sergio deja a su mujer y su trabajo antes de que sus compañeros le puedan decir que es una broma. Y Sabrina deja a su marido y se va con sus hijos a vivir con Sergio, que enseguida se entera de la broma. Creo que hay un solo problema general con Ricchi di fantasia que es el guión. Porque luego del prólogo y de la presentación de la premisa, que tiene buen ritmo, está bien contado e incluye un par de chistes atendibles acerca del estado de las cosas a nivel social en Italia (si es que nos hacen reír la canchereada y el histrionismo de Castellitto), la película cae en una laguna profunda de arbitrariedad de la que nunca saldrá. Donde se acumula secuencia tras secuencia de la familia ensamble de Sergio y Sabrina simulando ser ricos o mendigando comodidades que no pueden pagar. Por supuesto que todo esto tiene un norte, la redención del personaje y la previsible enseñanza de vida, pero ni siquiera hay un esfuerzo en resolver el conflicto básico de la película que es un de tipo que intenta vivir la vida de un rico sin tener nada de dinero. Todo se resuelve por arte de magia, evocando al deseo más grande de todo argentino e italiano de clase medio pelo, el concepto de “salvarse” que es lo que le pasa a Sergio a fuerza de su simpatía, supongo. No sabemos muy bien porque la película no lo explica.
No hay dudas que la película de Francesco Micchiré es un paso en falso dentro del género de la tan recordada comedia italiana. Porque una cosa es ver una película de Vittorio Gassman o Alberto Sordi en los años 50, 60 y hasta en los 70, y otra ver a una copia de aquel tipo de humor a las puertas del 2020. Sergio Castellito adopta este estilo gritón, que empieza de un modo pintoresco pero se queda en un trazo grueso que termina arruinando la película. Castellito interpreta a Sergio, un empleado de una obra en construcción, que vive con su esposa, sus hijos y su madre y no tiene dónde caerse muerto. Tiene de amante a Sabrina (la sexy Sabrina Ferilli), que es una cantante frustrada y no la pasa nada bien en su matrimonio. Hasta que Sergio un día gana la lotería y todo parece cambiar, salvo por un detalle. Sus amigos le tendieron una trampa, dado que Sergio es especialista en bromas pesadas, y le hicieron creer que su billete fue el ganador de 3 millones de euros. Es allí cuando la película toma un giro hacia la road movie y tras cargar en su camión a su amante y a su familia, excepto su mujer, Sergio irá alargando su mentira lo más que pueda, con algunos cómplices que se irán sumando en el camino. Hay algunas situaciones risueñas pero no alcanzan para que la historia sume algo de jerarquía. Castellito tiene una larga trayectoria como actor cómico e incluso como realizador, pero tiene un registro que atrasa demasiado y no le hace honor a lo mejor de la comedia italiana. El filme sólo es recomendable para los que disfrutan de un género liviano sin tantas reflexiones. Demasiado poco para una película.
Ricchi di fantasia: Yo no quiero trabajar. Del director Francesco Miccichè, llega a los cines una comedia All’italiana donde, a partir de una road movie, se suceden chistes fáciles, enredos y aventuras desopilantes. Pasada de moda y hasta fallida. Ricos de fantasía (2019), según su título en Argentina, se trata de una comedia desopilante y grotesca, con toques de drama. Todo es excesivo en la ópera prima de este director que estereotipa al obrero italiano de clase media baja como el frustrado por el deseo de conseguir dinero, tan de posguerra. El disparador para toda esta comedia es una broma que los compañeros le hacen a Sergio (Sergio Castellito), un maestro mayor de obra. Convencerlo de haberse ganado el gran premio de la lotería provocará una serie de hechos de dimensiones inconmensurables. El protagonista vive con su malhumorada mujer, sus hijos, su nieto y su anciana madre, pero todo lo ve color de rosa ya que está muy enamorado de Sabrina (Sabrina Ferilli), su amante, una ex cantante que está casada con un hombre que mantiene a sus dos hijos. Bajo la ilusión de ser millonarios y comenzar una vida juntos, es que se escapan en una aventura que será el motor de la película. A pesar de todo, el amor perdurará para lograr la felicidad. Ricchi Di Fantasía parece pasada de moda con personajes estereotipados que se comunican a los gritos. Se trata de la típica película en la que 2 familias que no se llevan bien entre sí terminan aceptándose a partir de un viaje en el que se conocen y cambian. Sin embargo, la evolución de los personajes no resulta tan significante ni profunda. Por más que tenga algunos instantes graciosos, el guion busca retratar el costumbrismo de la típica familia italiana a través de los estereotipos y momentos grotescos. Buen trabajo de ambientación, como también una lograda banda sonora. En síntesis, es una comedia que cumple con la promesa de entretener, ya que brinda una historia dinámica, pero no termina aportando ninguna novedad y se termina notando demasiado trillada y grotesca, hasta algo tediosa
Ricchi di fantasia es el segundo largometraje de ficción del director italiano Francesco Miccichè, hijo del crítico de cine Lino Miccichè, a quien retrató en su documental Lino Miccichè, mi padre - Una visión del mundo (2013) registrando su cinefilia desde la perspectiva de hijo. En esta clásica comedia italiana con mezcla de road-movie, Sergio (Sergio Castellitto), un maestro mayor de obra, y la ex cantante Sabrina (Sabrina Ferilli), son amantes y están muy enamorades. Sin embargo, no pueden dejar a sus respectivas parejas debido a las dificultades económicas en las que se encuentran. Todo parece cambiar cuando los compañeros de trabajo de Sergio deciden vengarse de sus bromas y le hacen creer que ganó tres millones de euros en la lotería. Convencido de haberse vuelto rico, Sergio decide abandonar su vida anterior y se lleva con él no sólo a Sabrina sino también a sus familiares. Cuando Sergio y Sabrina descubren que no ganaron nada, deciden no revelarlo a nadie y llevan a sus familias a emprender un viaje por carretera desde las afueras de Roma a la Puglia. Sin embargo, la verdad siempre sale a la luz y las tensiones entre caracteres tan diferentes, tarde o temprano, terminan estallando. Desde el tono actoral, estamos frente a una comedia de situaciones, donde todo está pautado en altos registros, es decir, todes gritan y sobreactúan físicamente, y si bien es una decisión que se ajusta a la comedia que nos ofrece pueda que quizás tanta exaltación seguida y sostenida le quite fuerza a los gags principales. Pareciera que dicho registro está marcado en Sergio Castellito, quien delimita el absurdo para con sus colegas, amoldándose a un personaje positivamente resiliente a la vida desde el humor. Las bromas pesadas que Sergio ejecuta terminarán por jugarle una mala pasada cuando, más temprano que tarde, reciba por parte de sus amigos y compañeros de trabajo, una venganza que se irá de las manos, disparando así una sucesión de situaciones graciosas, absurdas y poco controlables, que les personajes deberán ir sorteando a medida de que avanza la historia. Si bien desde la trama se aborda un tono sumamente tenue en los diálogos, donde no se busca satirizar más allá de lo que se nos muestra, resulta difícil de comprender la liviandad con la que es abandonada la esposa del protagonista, madre de su hija, protectora de su nieto, cuidadora de su suegra y encargada total de los deberes domésticos, retratada desde el inicio del film como una “vieja quejosa” y a la que nadie recuerda ni nombra durante toda la película. Quizás en Sergio, quien ya sostenía una relación con otra mujer, une puede comprender dicha ausencia de interés en su persona, pero en les personajes de la hija y el nieto hay un olvido poco creíble, pues estamos frente a una familia italiana, donde lo primero es la familia (?)