Los hermanos Marx fueron los primeros genios de la comedia que aparecieron en el cine sonoro. Su espíritu anárquico brilló en varias películas maravillosas entre 1929 y 1933. Cuando su contrato con Paramount terminó y se pasaron a Metro-Goldwyn-Mayer las cosas cambiaron notablemente. Tuvieron un apoyo inicial del productor Irving Thalberg pero con su muerte casi nada de aquella maravilla demencial que los caracterizó pudo quedar en pie. Tener a los Hermanos Marx para que sean casamenteros e interpreten temas musicales en serio no tenía sentido alguno. Tom y Jerry son uno de los dibujos animados más populares y adorados de todos los tiempos. Multipremiados y elogiados de forma masiva, su período inicial, 1940 a 1957, es el que mejor los representa. Sus creadores fueron nada menos que Joseph Hannah y William Barbera, quienes todavía no tenían su propia empresa y trabajaban para MGM. Esta época es la edad de oro del dúo, sin duda alguna y es por estos cortometrajes que el mundo los conoce. Pero la cultura fue cambiando y también el cine, a medida que pasaron de mano en mano y año tras año, las denuncias acerca del exceso de violencia de Tom y Jerry los volvieron cada vez más mansos, lavados e ideológicamente ordenados. Como los Hermanos Marx, fueron perdiendo su identidad. Ni siquiera el período del brillante animador Chuck Jones pudo estar a la altura de los personajes. El desembarco oficial en la televisión fue el golpe de gracia. Los cortos fueron censurados parcialmente en Estados Unidos y otros países, aunque más tarde o más temprano se vieron los originales. Los Simpson tienen como homenaje y crítica a los cortos los personajes de Tom y Jerry (aunque no solo a ellos) a Itchy and Scratchy (Tomy y Daly en Latinoamérica) y eso también muestra su importancia en la historia de la animación. La llegada de un nuevo largometraje de Tom y Jerry abría toda clase de interrogantes acerca de los desastres que podían ocurrir en una aproximación en la era de la cancelación y la caza de brujas en el mundo del cine. Los títulos del comienzo meten miedo. Una desesperada idea de actualización del mundo de los personajes nos lleva a Manhattan y a la interacción entre animación y acción en vivo. Pero a no desesperar, vale la pena quedarse un poco más, la situación es menos grave de lo que parece… o al menos no es el desastre total que una imagina en los primeros minutos. Un par de chistes muestran que hay guionistas talentosos. Pero esos chistes son de diálogos (No de Tom y Jerry, que por suerte no dicen palabra en todo el largometraje) y son de una línea. Podrá eso alcanzar para salvar a la película. Bueno, no una con estos personajes. Pero hay más. La protagonista (Chloë Grace Moretz) es una joven desocupada que se hace pasar por una aspirante a un puesto temporal en un hotel cinco estrellas. El puesto es temporal porque se realizará allí una boda de una pareja famosa. Terrance Mendoza (Michael Peña), el gerente de eventos, desconfía de ella, pero el dueño del hotel la termina contratando. Cuando aparezcan Tom y Jerry en el lugar, toda la boda se verá amenazada por el dúo desaforado. Los primeros encuentros del dúo de comedia física tienen una dosis de violencia acorde a su fama, pero por encima de eso respetan la idea de los personajes. Hay chistes sobre el discurso puritano actual y como ya mencionamos, hay buenos diálogos en la trama. Michael Peña está particularmente brillante en su rol de villano tonto más que malo. Todo el humor de la película juega al borde, sin arriesgar demasiado, pero sin ser tibios ni pusilánimes. Hay lugar para un poco de humor surrealista también y la película divierte, pero se hace demasiado larga en algunos pasajes. En un momento alcanza un descontrol anárquico total que se parece tanto a los Hermanos Marx como a los mejores momentos de comedia alocada de los films de animación de Disney. Pero cuando parece que el honor de los personajes ha sido salvado, a la película le pasa lo mismo que le pasó a los Hermanos Marx en la MGM. Tom y Jerry trabajan de casamenteros y hacen alianza. Una escena final tironea entre la corrección política, la ironía, la recuperación moral de algunos personajes, el perdón a otros y un poco de sensiblería barata que busca ser interrumpida con chistes escatológicos. Sí, todo en cinco minutos. El cierre, por suerte, tiene una motosierra, lo que en el mundo de Tom y Jerry podría decirse que es la cosa sana.
Por algún motivo, a los famosos animales animados de Hanna Barbera, se les ocurrió ir a pasar unas aventuras a la gran manzana, extrañamente con gente de carne y hueso. La realidad es que la mezcla resulta algo rara, aunque la finalidad es dar un entretenimiento ligero para que se diviertan los más chicos. Es así como el próximo 11 de marzo se estrena Tom y Jerry en las salas argentinas, con sus correspondientes protocolos sanitarios. En cuanto a la historia hay poco que decir, casualmente el gato y ratón se fueron a Nueva York a probar suerte, también casualmente se encontraron con un hotel donde Jerry decidió ir a ocupar un espacio para ir a vivir ahi, justamente cuando se iba a llevar a cabo una importante boda. Del lado humano, tenemos al personaje de Chloe Grace Moretz, una chica que se quedó sin trabajo y también de una forma muy extraña se va a pasear a dicho hotel y robarle el currículum a otra persona para conseguir un trabajo del que apenas sabía de su existencia. El problema es que se va a llevar a cabo la boda y la existencia de un ratón complica el prestigio del establecimiento, así que el resto de la película va sobre cómo intentan deshacerse de Jerry mientras muchas cosas pasan. La realidad es que no hay mucha inspiración en el desarrollo de la historia, quizá lo importante sería el como es la interacción de los personajes y los momentos graciosos que pueden brindar. Con mucha sinceridad, los momentos graciosos son muy pocos, Tom y Jerry se ha caracterizado por un humor más físico, plagado de golpes en el intento de cacería del gato y el ratón, es verdad que esto sucede, pero está tan poco inspirado que extrañamente se te escapa una carcajada. En el desarrollo de la trama hay demasiados momentos absurdos, que tampoco van en función de hacerlo a modo de chiste o en referencia a algo que puede resultar gracioso. El último tramo de la película puede ser el mejor, dónde la locura ya se desató y se busca dar un buen final, que termina lográndose a pesar de todo. En cuanto a los actores de carne y hueso, tenemos a una Chloe Grace Moretz y Michael Peña casi en piloto automático, dónde la primera llega a lucirse un poco más. ¿Estaba en la película Ken Jeong? Apenas me di cuenta y no se que era lo que estaba haciendo ahí. No tengo mucho más que decir sobre el film, que resulta bastante soso y aburrido, aunque tal vez pueda llegar a entretener a los más pequeños, ya que se trata de personajes con un humor físico y fácil, aunque podría haber estado mejor implementado. Podemos destacar la animación de los personajes, a pesar de que en muchos momentos se sienta ese desfase entre lo animado y real, tampoco esperemos un Roger Rabbit. Si a tus nenes les gusta Tom y Jerry y quieren ir al cine después de tanto tiempo, va a ser una experiencia que los va a entretener , aunque sea algo pasajero y olvidable. Calificación 4/10
Parece que continúa la fórmula de Hollywood por tratar de replicar éxitos del pasado en el actual circuito del entretenimiento moderno. Así es como hemos visto una enorme cantidad de precuelas, secuelas, remakes y reboots de productos cinematográficos, televisivos o incluso de otros medios como por ejemplo los videojuegos, llevados a la pantalla grande con el afán de tocar el cielo con las manos. Algunos ejercicios apelan a la nostalgia de los espectadores que fueron testigos de las producciones originales y otras veces se busca actualizar o presentar los personajes y las historias viejas a las nuevas generaciones ya que, como dice Mirtha Legrand, «el público se renueva». Hace poco pudimos presenciar el retorno de Scooby-Doo a la pantalla grande y ahora es el turno de otros queridos personajes de Hanna-Barbera, Tom y Jerry. Este dúo improbable de gato y ratón fue creado en 1940 por los mismísimos William Hanna y Joseph Barbera llegando a producir 114 cortos desde ese año y hasta 1958, varios de los cuales se alzaron con Premios Oscars a Mejor Cortometraje Animado. Más tarde Metro Goldwyn Mayer llegaría a producir alrededor de 161 episodios continuando con el legado de sus creadores que fueron a trabajar en otros personajes de la compañía. Luego entre 1963 y 1967 llegaría el período de Chuck Jones que también produjo otros tantos maravillosos episodios de la dupla. A lo largo de los años, Tom y Jerry siguieron teniendo infinidad de aventuras en distintos formatos, la mayoría en series de televisión, muchos de los cuales no lograron capturar la magia de sus inicios. Incluso en 1992 hubo un intento bastante desatinado de llevar a los personajes al formato de largometraje animado, pero cometiendo el error de ponerle voces a estas míticas caricaturas, sacándole la dinámica e incluso la gracia al asunto. 81 años después de su creación, viene su segunda incursión en el ámbito cinematográfico, pero esta vez de la mano de Warner Bros. (ahora dueña de los personajes de Hanna Barbera), que tomo la «osada» decisión de mezclar la animación con el live action, llevando a los personajes a interactuar con actores reales. Esto sabemos que ha salido bien en algunos casos como en «Who Framed Roger Rabbit» de (1988) y muy mal en otros como en «Yogi Bear» (2010) y «Woody Woodpecker: The Movie» (2017), otros dos personajes clásicos llevados a la pantalla grande. Con el caso particular del film de Tom y Jerry nos pasa que no llega a ser el fracaso estrepitoso que uno pensaba que podía llegar a ser, pero tampoco logra ser un relato sólido como para significar la vuelta de estos míticos personajes. El largometraje se centra en Kayla (Chloë Grace Moretz), una joven que pierde el trabajo abruptamente y se hace pasar por otra persona para poder conseguir un cargo temporal como empleada en un hotel lujoso de la ciudad de New York. Su tarea es ayudar con la planificación de una importante boda de una pareja de la escena pública y encargarse de que todo salga perfecto. Lo que no imagina es que Jerry se interpondrá en su camino buscando habitar en el lugar, poniendo en peligro la integridad y la reputación del famoso hotel. Como medida de precaución y con el objetivo de deshacerse del ratón, decide acudir a Tom para que lo cace y lo eche antes de que sea demasiado tarde. A su vez, Kayla deberá lidiar con la desconfiada mirada de Terence (Michael Peña) quien no cree en sus capacidades como empleada y está en completo desacuerdo con la decisión de su jefe de contratarla. El principal inconveniente de «Tom y Jerry» es que la cinta se centra demasiado en los personajes humanos y no tanto en los personajes del título. Si bien la dinámica del dúo respeta los cánones del dibujo original e incluso se toma la sabia decisión de que estos no hablen, se siente como si estuvieran menos tiempo en pantalla que los personajes reales, los cuales tienen sus conflictos y cuestiones bien trabajadas pero que no logran amalgamarse del todo con la parte caricaturesca del asunto. Por otro lado, el tono cómico se mantiene e incluso hay varios guiños a personajes clásicos de los cortometrajes, así como también alguna que otra referencia a otro personaje de la factoría Hanna-Barbera. Asimismo, algunos gags de los cortos clásicos parecen reciclados para la ocasión lo cual es un poco extraño. Respecto a los aspectos técnicos, la animación se ve prolija a pesar de que el 3D por momentos desentona y pone en jaque su yuxtaposición con los actores y las locaciones reales, pero sí se agradece que se haya respetado el diseño original de la dupla protagónica. «Tom y Jerry» es una película pensada para el público más pequeño y que no tiene demasiadas pretensiones más que satisfacer a los niños y a aquellos padres nostálgicos que probablemente estén más familiarizados con los personajes. Un film que no transmite aquella gloriosa época dorada del dúo pero que logra esbozar algunos buenos momentos de su dinámica.
El regreso de las travesuras infantiles a la pantalla grande. Crítica de “Tom y Jerry” El cineasta Tim Story rememora las astutas y cómicas peleas entre el gato y el ratón con un filme de aventura y animación La película Tom y Jerry le da la posibilidad a Tim Story, su realizador para continuar su comedia clásica con números musicales y apelar a la memoria emotiva de los fanáticos de los dibujos animados. La actriz Chloë Moretz en definitiva es la joya clave que deslumbra con su interpretación humorística. Por. Florencia Fico. La película estadounidense animada “Tom y Jerry” sigue las locuras del gato y el ratón más reconocidos en el mundo de la ilustración. Tienen una nueva oportunidad para verse. Aunque, en ésta adaptación cinematográfica en una localidad diferente, porque Jerry se ha mudado al mejor hotel de Nueva York, el mismo está en pleno preparativo de “la boda del siglo”. La residencia del ratón provoca algunos problemas que obstaculizan el evento. Debido a ello Kayla (Chloë Moretz), la organizadora del acontecimiento, toma una decisión emplear a Tom para capturar a Jerry. De esa manera, empieza una contienda inimaginable entre el gato y el ratón que causaría un caos en el empleo de Kayla, el casamiento y en el hotel. Cuevana*HD`1080p! Tom y Jerry (2021) Pelicula Completa en Español _ Online y Gratis | Tom y Jerry | 2021 Pelicula El filme cuenta con la dirección de Tim Story quien combina imagen real y animación anclada en los dibujos animados realizados por: William Hanna y Joseph Barbera en los años 40′ que se hacen populares en los 50′ en las series televisivas de “Tom y Jerry”. El realizador Tim Story consigue una pieza fílmica cómica y entretenida para el seno familiar. La mezcla de animación y protagonistas humanos se ensambla de forma dinámica y recreativa. Tom y Jerry (2021) - Filmaffinity El guion de Kevin Costello inserta a Tom, el gato y a Jerry, el ratón con reminiscencias de sus viejas costumbres de amigos – enemigos, su humor físico, ridículo y absurdo. Lo que alcanza conectar con el fanático de los protagonistas, que puede encontrarse con los guiños del pasado como son: las peleas entre ellos, las tretas para salirse con la suya de Jerry, las trampas y planes para cazar de Tom a Jerry, los planes frustrados, los malentendidos y los juegos de animales. Costello suma personajes animados típicos de “Tom y Jerry”, como el perro “Spike”, un bulldog que siempre amenaza a Tom; en la típica fórmula: felinos contra canes. El texto de Costello agrega un subtrama alegre con los intérpretes reales como: Kayla una joven neoyorquina que busca empleo con algunos trucos persuasivos y poco convencionales. Un gerente hotelero malhumorado y sarcástico como Terence. Un coqueto bartender Cameron y una curiosa recepcionista Joy. Exclusiva: Michael Peña hace de las suyas en la película Tom y Jerry La musicalización de Christopher Lennertz emplea orquestas raperas y hip hop con toques de jazz, soul y mezclas electrónicas, rockeras y arreglos para los momentos de comedia animada; con instrumentación a base de aire como trombones, flautas y trompetas. Asimismo percusión en momentos de travesuras y sesiones de piano espectaculares. Película: Tom y Jerry (Tom and Jerry)
Una propuesta que naufraga en sus intenciones Al desprenderse del sentido original de la serie animada, ubica como coprotagonistas a sus personajes. En el recuperar viejas series de antaño, para producir películas que permitan construir relatos que aúnen a la familia en los cines, el reciente estreno de Tom & Jerry (2021), y otras producciones como El pájaro loco, El oso Yogui, pierden la oportunidad de trasladar a la pantalla grande el sentido original de sus personajes. Tom y Jerry han permanecido en la memoria de generaciones y generaciones con sus clásicos enfrentamientos inspirados en la supuesta rivalidad entre gatos y ratones. Varias veces se los ha remozado, reimpulsado, aggiornado, pero en esta oportunidad, en su llegada a la pantalla grande como live action, terminan siendo un vehículo para contar otras historias en las que ni siquiera tienen protagonismo. Kayla (Chloé Grace Moretz) es una joven precarizada laboralmente, pero también algo inestable en cuando a la persistencia para conseguir sus objetivos. Cuando detecta la oportunidad de hacerse pasar por una candidata con eximio curriculum en uno de los hoteles más sofisticados de Nueva York, nada la haría suponer que parte de lidiar con ese nuevo trabajo será exterminar a Jerry, quien se ha instalado definitivamente en el lugar. Ayudada por Tom, intentará lidiar con la “plaga” además de acompañar al equipo del hotel en la preparación de una de los eventos sociales más importantes, la boda de dos figuras públicas que traerán días ajetreados al lugar. El realizador Tim Story pierde la oportunidad de trasponer en imágenes el espíritu dinámico, lúdico, festivo, del dibujo original, solo en una primera etapa del relato acude a las fuentes, replica algunos gags y luego se pierde en una película que olvida a sus protagonistas para narrar cómo Kayla se transformará, dejando de decir mentiras para avanzar en sus tareas diarias y acompañar los eventos que se precipitan tras la realización de la boda. Curiosamente, para observar, en esta comedia ligera, hay un punto que el cine mainstream viene replicando con frecuencia, y que tiene que ver con la ubicación del rol de villano en la comunidad hispanoparlante. Aquí Terrance (Michael Peña), el segundo en jerarquía en el hotel, será el encargado de hacerle la vida imposible a Kayla, con autoritarismo, gritos y malos tratos, depositando, como se lo viene haciendo en varias producciones, el eje del mal en los latinos. Con una animación rudimentaria, simple, descuidadas escenas en las que los “humanos” interactúan con Tom y Jerry, todo se hace cuesta arriba en una propuesta que naufraga en sus propias premisas, olvidándose de sus clásicos protagonistas y queriendo sumar música, más animación, con el objetivo de dispersar la atención sobre algo que, ya de por sí, pierde su norte a los pocos minutos de iniciarse.
Tom y Jerry regresan a los cines con una película que padeció un ensañamiento notable de la crítica norteamericana. Si bien está muy lejos de ser un estreno memorable tampoco es la peor producción de la década como dieron a entender algunos medios especializados. En principio tiene momentos más entretenidos que el fiasco de 1992, un robo obsceno de Los rescatadores de Disney, donde los personajes hablaban dentro de un musical insípido. Por otra parte, cuenta con un tratamiento digno de la creación de Hanna-Barbera que no tuvieron Garfield y el Pájaro Loco en sus horribles adaptaciones live action. La dirección corrió por cuenta de Tim Story (Los cuatro fantásticos), quien en este caso elaboró una propuesta con un marcado tono infantil que apunta a entretener a niños de entre cuatro y diez años. Motivo por el cual la experiencia puede resultar no tan placentera para los adultos que busquen esta película por una cuestión nostálgica, aunque eso no significa que todo sea un desastre. El director al menos mantiene intacta las personalidades del gato y el ratón, quienes se comportan de la misma manera que solían hacerlo en los cortos tradicionales. Tanto la interacción entre ellos como la comedia física que ofrecen está en sintonía con la serie animada y brinda los mejores momentos del film. La representación de los protagonistas se trabajó a través de la animación tradicional e incluye la participación de personajes secundarios que fueron parte de los cortos, más un cameo especial de dos clásicos del género. Un detalle interesante es que no los distorsionaron con la infumable corrección política de estos días. Jerry durante buena parte de la trama se desempeña como un ocupa dentro de un hotel lujoso, roba cosas que no le pertenecen y es el que inicia la tradicional pelea con Tom, a quien le sobran motivos para buscar una venganza. Más tarde unen fuerzas contra un enemigo en común pero el film se asegura que la rivalidad entre los dos tenga una presencia considerable dentro del relato. El problema con el trabajo de Story es que el argumento que rodea a los dibujos animados con los actores reales es penosamente desapasionado. Para lo que representan Tom y Jerry en la animación esto que ofrece Warner termina siendo pobre. Lo curioso de esta situación es que el estudio en los últimos años estrenó muy buenas películas para el dvd, donde los personajes se cruzaron con Robin Hood, Sherlock Holmes y el mundo del Mago de Oz con guiones más elaborados. Claro que en esos casos hubo otro equipo de producción. De todos modos llama la atención que no le dedicaran más esfuerzo al guión. Chloe Moretz y Michael Peña (en piloto automático) reman como pueden un conflicto insulso sobre la organización de una boda en un hotel que nunca les brinda la posibilidad de destacarse. El director intenta construir una supuesta comedia de enredos con los personajes humanos pero no termina de funcionar por la sencilla razón que la trama es aburrida, Tom y Jerry la levantan por completo con sus intervenciones y consiguen que el espectáculo sea llevadero para los adultos. Tampoco ayudó la elección de Story de centrar la banda de sonido exclusivamente en el hip hop que después del tercer tema se vuelve tedioso. De todos modos, con todas sus falencias creo que la película puede resultar más placentera para el público infantil y en ese sentido cumple su objetivo.
Pálido regreso de estos míticos personajes de la historia grande de la animación. Creados en 1940 por William Hanna y Joseph Barbera, Tom y Jerry tuvieron una primera etapa con 114 cortos que le valieron a la MGM siete premios Oscar. Otros 50 cortos, un largo en 1992 (¡en el que hablaban y eran amigos!) y más de una decena de producciones destinadas al mercado hogareño completan los antecedentes audiovisuales de una de las parejas más famosas de la historia de la animación. Su nueva llegada al cine es otro síntoma de la carencia absoluta de ideas que atraviesa Hollywood. Sin llegar a los extremos del bochorno que fueron los regresos de El Oso Yogi (2010) y El Pájaro Loco (2017), se trata de una película hecha con las mismas ganas con que se hace un trámite en una oficina pública, un ejercicio pensado únicamente para acercar estos personajes a nuevos públicos. Se sugiere a los fanáticos de los cartoons originales que por favor se abstengan de presenciar cómo la trituradora de incorrección hace pedazos la violencia brutal del depredador hacia su presa. Donde antes había, entre otras delicias, decapitaciones y electrocuciones, ahora hay, con suerte, golpes y arañazos. El sadismo de antaño... bien, gracias. Situada en Nueva York, la trama comienza apenas Jerry llega a un hotel en vísperas de un evento de relevancia. Pocas cosas más desagradable que un roedor dando vueltas por la cocina mientras allí se prepara un voluminoso banquete ¿Cómo evitarlo? Contratando a un gato para que cace al ratón, algo que obviamente no ocurrirá. La película falla en todos sus aspectos. Sin gracia ni timing cómico y con un diseño de animación inusitadamente endeble para los estándares actuales, se trata de un universo muy parecido al de ¿Quién engañó a Roger Rabbitt?, con hombres y mujeres de “carne y hueso” (Chloë Grace Moretz, Michael Peña, Ken Jeong) y otros animales animados conviviendo a la par. Una convivencia carente de armonía y con nula química: pocas veces las costuras del dispositivo fueron tan evidentes como en los poco más de 100 minutos de esta película fácilmente olvidable.
Nuevo contexto, nuevos Tom y Jerry Tom y Jerry (Tom and Jerry, 2021) es un largometraje basado en los personajes creados en los años 40 por los legendarios William Hanna y Joseph Barbera y producidos por el estudio Metro Goldwyn Meyer (MGM), protagonistas de cortos animados que formaron parte del período clásico de Hollywood. En esta oportunidad la nueva versión propone una mezcla visual de animación clásica e intérpretes y escenarios reales. Dicho recurso estético no es novedoso y ya ha sido utilizado en películas como Anchors Aweigh (1945), Mary Poppins (1964), Bedknobs and Broomsticks (1971), Pete´s Dragon (1977), Who Framed Roger Rabbit (1988), la cual sin dudas es la mejor lograda en este aspecto y resiste bien el paso del tiempo, Cool World (1992), Space Jam (1996), que pronto tendrá su secuela intitulada Space Jam: A New Legacy y protagonizada por LeBron James, y por último las fallidas Scooby-Doo (2002/ 2004), Garfield (2004/ 2006) y Los Pitufos (2011). Evidentemente hay desde los 90 un retorno de los clásicos animados. En el caso de Tom y Jerry, si bien cuentan con varios largometrajes, es la primera vez que se mezcla la animación con el live action. Los personajes de Tom y Jerry, y sus respectivas y numerosas producciones a lo largo de tantos años, han ido variando en diversas cuestiones temáticas y de acuerdo con los ideales del contexto. La violencia inicial extrema de las producciones que oscilaron entre 1940 y 1958 se ha ido atenuando a lo largo de los años, incluso debemos recordar el maltrato animal por parte de la “dueña” de Tom, quien además era una mujer negra de gran contextura física, por ende, sumado al posible mensaje violento de las caricaturas, podría hablarse incluso de racismo. En 1960 la producción animada de estos emblemáticos personajes del reino animal ha caído en manos de Rembrandt Films, en donde fue fundamental el aporte del director Gene Deitch, quien lamentablemente falleció a los 95 años el pasado 16 de abril del 2020. Luego Tom y Jerry pasaron por numerosos estudios regresando a Hanna-Barbera de 1975 a 1993, con algunas interrupciones, y sus cortos han ganado siete premios Oscars. Retomando el estreno de Tom y Jerry, si bien en líneas generales no es una película inteligente y la mayor parte de las actuaciones de su elenco son estereotipadas y exageradas, hay que reconocerle algunos aciertos y distinguir que el tráiler no la promociona de forma correcta. A pesar de no ser una película brillante, su avance publicitario es peor y en él parece que el recurso de lo animado con lo real no tiene contundencia. Respecto a los aciertos de la película que recién se mencionaban, tienen que ver con el cambio en el mensaje que ya era notable en el largometraje animado y musical Tom y Jerry (1992), el cual se encuentra disponible en Netflix. En la tierna producción de 1992, cuya historia tenía elementos de Cenicienta, los personajes de Tom y Jerry se unían para ayudar a una niña en problemas. Es en una de las pocas ocasiones donde el gato y el ratón hablan, es decir, en aquel film son más humanos y pacíficos que en el pasado. En relación a Tom y Jerry (2021), este mensaje de trabajo en equipo a pesar de la rivalidad entre ambos personajes se mantiene, pero hay una vuelta al origen en cuanto a una escena de violencia (pero es una sola y bastante tenue en comparación con las de antaño), y asimismo en esta ocasión Tom y Jerry no hablan, sólo emiten sonidos. En Tom y Jerry el híbrido entre la animación y lo real es justificado narrativamente sólo con el hecho de que todos los integrantes del reino animal son caricaturas y los humanos no. Este es el consenso que propone la película, por momentos parece funcionar mejor que en otros, pero resulta verosímil. En adición, es destacable que en cuanto al estilo de animación hayan mantenido y respetado la estética del original de Hanna-Barbera, permitiendo acercar este clásico a nuevas generaciones. Negativamente hay al menos dos ocasiones en las que la lógica del film se desvanece, una alevosa es al colocar a Jerry en una celda cuyos espacios podría atravesar perfectamente por su pequeñez, y la otra los “diálogos” estrechos que Jerry mantiene con la protagonista humana (Chloë Grace Moretz), en donde ella podría atraparlo y sería el fin del conflicto inicial. Finalmente, en cuanto a este retorno de algunos elementos de la animación germinal de Tom y Jerry, el uso preponderante de la música también está aquí presente, en esta ocasión a través de un hip hop constante. Para concluir, en esta película, que es para ver en familia, habrá que reflexionar en materia de la polémica en torno a si su mensaje es o no violento por algunas escenas particulares. Se considera que el límite más endeble está en dos secuencias en las que el “maltrato” es desde los humanos hacia los animales, aunque honestamente me parece que aquí el mensaje que se quiere transmitir es otro, y así como en el relato los humanos “educan” a Tom y Jerry, la corrección política actual quiere modificar el mensaje de violencia hacia uno más pacífico, lo cual es positivo si pensamos en las repercusiones que han tenido los entrañables Tom y Jerry en otras adaptaciones.
Lo primero que hay que agradecer a quienes desde Hollywood decidieron resucitar a Tom y Jerry es que el gato y el ratón por excelencia de los dibujos animados conservaron su condición de personajes mudos. El sentido natural de sus andanzas (y eternas persecuciones, destrozando casi todo en medio de ellas) es el de buscar el efecto cómico en ese tipo de situaciones sin palabras, apoyadas nada más que en la imagen. Siempre se valoró el aporte de esta creación de William Hanna y Joseph Barbera a la historia de la comedia concebida a partir del lenguaje visual. Pero este regreso está muy lejos de conseguir los mismos resultados. Como en Space Jam, los personajes dibujados se meten aquí en escenarios reales y en situaciones protagonizadas por personajes de carne y hueso de manera casi siempre forzada. La excusa es integrar las corridas del gato y el ratón a toda velocidad (a veces demasiada) con la peripecia de una chica muy vivaracha (Chloë Grace Moretz, actuando a reglamento) que se apropia de una identidad ajena para trabajar en un hotel de lujo que se prepara para organizar una boda rutilante. Animación y actuación de carne y hueso, en vez de integrarse, terminan acumuladas a la fuerza, sin sentido y con poquísima gracia, como si el gato y el ratón fuesen apenas un efecto especial más en vez de los protagonistas. Solo queda el modesto consuelo de disfrutar de los escenarios de una Nueva York que se mueve como si la pandemia nunca hubiese existido.
Kayla es una joven entusiasta que aspira a trabajar en el hotel más prestigioso de Nueva York, por lo cual, roba el curriculum de otra aspirante, logrando conseguir el trabajo que quería. Pero, junto con ella, también llegan un revoltoso ratón y su eterno perseguidor, un gato; para complicar todo. Otro de los films que llegan nuestros recientemente abiertos cines, es Tom y Jerry, un film del que nadie esperaba nada, y así y todo logra decepcionarnos con un humor, que, en fin, pasaremos a analizar a continuación. Lo primero que salta y choca a la vista, es que se decidió hacer un film live action, con los personajes principales hechos en animación y pegados así no más sobre “el mundo real”. Algo ya visto en, por ejemplo, las películas de Los Pitufos, y que ya desde ahí, se notaba que quedaba horrible. Por alguna extraña razón, decidieron emplear esta misma técnica en pleno 2021, quedando aún peor que en los films de los pequeñines azules. Pero lo que mas decepciona de Tom y Jerry, es en como desperdiciaron al elenco. Y no lo decimos por Chloe Moretz (que atrás quedó esa época donde se la consideraba una promesa de la actuación), sino porque la película se da el lujo de tener a Michael Peña y a Ken Jeong, y desperdiciarlos al grado de que no tienen ni un chiste gracioso en la hora y cuarenta que dura la cinta. Y antes que nos digan que estamos ante una película infantil, los invitamos a que lean nuestras reviews de Raya y el último dragón o de Sueños S. A, donde recalcamos que los films en cuestión, respetaban a su audiencia, sin importar la edad de la misma. En cambio, ahora estamos ante una propuesta para niños muy chiquitos, de no más de 6 años, y que todo el humor que contiene, se basa en los protagonistas golpeándose. Tom y Jerry es una película bastante básica. No solo no propone nada a su público, ni les deja alguna enseñanza más allá de la evidente “no se lleven mal”, sino que desperdicia a su elenco de actores probados en la comedia; y además, visualmente tampoco es muy linda de ver. En fin, olvidable.
La propuesta del director Tim Story y su equipo es rescatar para nostálgicos y los chicos el atractivo eterno de los personajes de Hanna- Barbera en su lucha eterna de persecuciones y enredos que puede generar un público nuevo. La combinación con conflictos humanos no está bien lograda. A diferencia de lo que ocurre con Las Brujas de Zemeckis, el respeto al original y la falta de creatividad para la historia de los actores de carne y hueso no ensambla como se debe. La frescura de Tom y Jerry permanece intacta. Lo que sucede a su alrededor es una boda en el hotel más lujoso que la presencia de Jerry puede arruinar y se contrata a Tom para erradicarlo. Y además una chica ambiciosa que roba un curriculum para jugar a ser la organizadora de una boda y un empleado envidioso que complicara aun más todo. Chloë Grace Moretz parece incómoda en su rol, Michael Peña se luce y el resto del elenco hace lo que puede. Hacia el final se acumulan los delirios con animales de todo tipo, conflictos amorosos y desastres por doquier, un poco la marca que caracteriza al dúo animado inolvidable.
CRIATURAS SALVAJES Y AMANSADAS Tom y Jerry son dos de los personajes animados más entrañables de todos los tiempos, creados allá por los años 40’s por William Hanna y Joseph Barbera, y con muchas idas y vueltas en su producción a lo largo de varias décadas. La estética de este cartoon tuvo bastantes cambios, relacionados preferentemente con el estilo de los animadores: hay quienes ponen por encima de todos a los creados por el notable Chuck Jones allá por los 60’s. De todos modos, Tom y Jerry es un cartoon que en sus diversas experiencias (y hablamos siempre de su formato corto) explotó acertadamente el concepto del humor slapstick, llevando la confrontación entre el gato y el ratón a un grado de violencia inusitada. Hablamos de esa violencia caricaturesca, hiperbólica, salvaje y sumamente divertida de los dibujos animados; esa que hoy está prohibida por la mala influencia hacia los niños. Hoy ese universo está de vuelta a medias en un fallido film dirigido por Tim Story. El cine ha intentado siempre reproducir la estética del cartoon clásico con resultados dispares. Piezas pensadas para una resolución corta, la extensión del largometraje no parece el mejor territorio para explorar este tipo de historias que dependen muchísimo del efecto logrado entre espacio y tiempo. Todo esto, sin nombrar el talento de los animadores, que fueron los verdaderos inventores de todo un mundo fascinante que ha dejado una herencia feliz y saludable, la cual se puede rastrear incluso en producciones que no recurren a la animación. Ahora bien, Warner, que ha sido una de las factorías fundamentales de aquella animación clásica, ha logrado en el presente construir un universo de cine animado sólido y actual en materia de lenguaje, especialmente con las películas que provienen del universo de los LEGO, verdaderas fiestas pop plagadas de niveles de textura e interpretación. En ese sentido resultan decepcionantes los resultados de esta Tom y Jerry, una película que también intenta actualizar a los clásicos personajes, pero sin darles vuelo o acertar con la autoconsciencia de un tipo de humor que hoy se encuentra vedado por buena parte de la cultura de la cancelación: con la pelea híper-violenta reducida a su mínima expresión, verdadero fuerte de estas criaturas salvajes, la gracia queda resumida a alguno pocos buenos chistes y al carisma del ratón y del gato que es, sí, inoxidable. A Tom y Jerry los han hecho hablar, también han mostrado sus orígenes, sus infancias, y las experiencias fueron un desastre. Ahora es el turno de ponerlos a interactuar en el mundo real, con actores y actrices de carne y hueso. La experiencia, lejos de ser un desastre, tampoco alcanza para recuperar el espíritu subversivo de aquellos cortometrajes. Kayla (Chloë Grace Moretz) ingresa a trabajar, haciendo trampa, en un importante hotel justo el fin de semana en el que el lugar va a ser sede de un importante evento social, el casamiento de una pareja de la farándula. Momento, además, en el que Jerry y Tom andan vagando por la ciudad y terminan renovando su histórico conflicto por esas instalaciones. La película hace algo interesante, además de mantener la mudez de los dos protagonistas, que es poner a los personajes a rodar sin mediar explicaciones: no se nos indica quiénes son, ni por qué pelean, son un ratón y un gato con historia y lo que el público quiere ver es cómo se enfrentan hasta los límites de lo imprevisible. El problema principal de la película es la animación, personajes digitales pero pensados en dos dimensiones, carentes de una superficie que haga creíble su interacción con el entorno. Y más allá de eso, de un apartado técnico que no termina de funcionar, hay una reflexión acerca de un mundo que ya parece incompatible con el presente (ese de la violencia gráfica de los dibujos animados de antes) y que podría ser suficiente justificativo para traer de nuevo a los personajes. Lo cierto es que la crítica resulta tibia o cae en saco roto cuando hacia el final apela a los buenos sentimientos de estos dos enemigos antológicos, amansándolos demasiados. Tom y Jerry utiliza todos los recursos cómicos de los dibujos clásicos, algunas veces con pereza y otras tantas con imaginación. Y ese es tal vez un inconveniente al que el cine no parece encontrarle la vuelta: recuperar estos personajes creando algo novedoso y sin tener que caer en chistes que ya fueron homenajeados y agotados (eso que Matt Groening logró con Tomy y Dally, por ejemplo). En el marco de una medianía que tampoco ofende, lo mejor que tiene la película es el gerente del hotel interpretado por Rob Delaney, ese sí un verdadero invento que tiene el espíritu lunático de la mejor animación.
Hacer una película de Tom y Jerry es una empresa arriesgada, ya que la estructura de la animación creada por William Hanna y Joseph Barbera hace 80 años (debutaron en 1940 con una serie de cortos producidos por la Metro Goldwyn Mayer) no está pensada para sostener una historia larga, sino para contar historias breves de peleas entre el gato y el ratón. Es decir, su formato original es el de pequeñas piezas cómicas que no duran más de nueve minutos, en las que se destacan el humor físico (slapstick), las persecuciones interminables y los desastres hogareños que ambos provocan con sus luchas desopilantes. ¿Cómo hacer entonces un largometraje de Tom y Jerry que, además, sea una mezcla entre personajes reales y personajes animados? Una posible opción es hacer una película que tenga a los personajes animados como excusas para contar otra historia, en la que los personajes reales sean los protagonistas y los dibujitos sean sus complementos. Algo de esto hay en la Tom y Jerry dirigida por Tim Story y protagonizada por Chloë Grace Moretz y Michael Peña. La película cuenta, en principio, con dos tramas que se unen en una historia despareja y sin demasiadas ideas, muy por debajo del nivel que siempre supieron mantener los animalitos de Hanna-Barbera. Pero más allá de que la película se basa en una fórmula familiar que no se arriesga ni cuenta con el ingenio y la gracia característicos de Tom y Jerry, su director logra hacer una película imposible sin que sea un desastre. En el comienzo vemos cómo nace la rivalidad entre el gato y el ratón. Tom se gana la vida en la calle haciéndose pasar por un tecladista ciego, y Jerry no tarda en aparecer para dejarlo en evidencia y arruinarle el negocio, lo que termina en esas típicas peleas que levantan polvareda. Luego aparece la protagonista principal, Kayla (Chloë Grace Moretz), quien, al igual que Tom, también se gana la vida haciendo trampa: la joven entra a trabajar al Royal Gate Hotel, como coordinadora de ceremonias, después de quedarse con el currículum de una mujer que esperaba una entrevista laboral. Por otra parte, el empleado interpretado por Peña, Terence, nunca ve con buenos ojos a Kayla porque duda que pueda desempeñar el trabajo que le acaban de dar. Las cosas empeoran cuando descubren que el ratón Jerry se instala a vivir en el hotel, lo que significa una amenaza para el personal y para la inminente boda de lujo que se realizará en el lugar. Es ahí cuando a Kayla se le ocurre proponer al gato como ayudante para eliminar al ratón, dando lugar a las peleas antológicas que los hicieron famosos. Es un poco raro y contradictorio lo que sucede con Tom y Jerry. Si bien es una película irregular y anodina, plagada de lugares comunes predecibles, también es una película que sostiene, durante 100 minutos, una historia descabellada entre el gato y el ratón (y otros personajes animados y reales) sin que resulte fallida, con algunos momentos aceptablemente divertidos, un par de gags eficaces y unas cuantas ocurrencias que despiertan la sonrisa tímida del espectador más pequeño.
Volvió el dibujo animado que más fronteras etarias rompió a lo largo de la historia de la televisión, pero esta vez llegó en forma de largometraje adaptado al estilo híbrido que existe entre la animación y el live action. Esto ya lo vimos en otras películas tales como “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (Robert Zemeckis) y “Space Jam” (Joe Pytka). Tom y Jerry trasladan sus aventuras a la ciudad de Nueva York, en donde conocen a Kayla (Chloe Grace Moretz), una trabajadora oportunista que los utilizará para mantener su nuevo puesto laboral en un prestigioso hotel céntrico. El film está dirigido por Tim Story (Los Cuatros Fantásticos) y protagonizado por Chloe Grace Moretz, Colin Jost, Pallavi Sharda y Michael Peña, además de (obviamente) los simpáticos Tom y Jerry. Como punto a favor, la película está repleta de referencias hacia otras producciones de Warner Bros. Además, es muy destacable que la esencia de los personajes siga vigente, teniendo en cuenta que han pasado ochenta años desde su creación. La cinta tiene problemas en el guion. Los conflictos a resolver están en constante cambio y movimiento, pero no tienen un objetivo claro, esto hace que la trama sea inconsistente o no siga un hilo conductor que sea interesante para el espectador. En ocasiones da la sensación de que el relato es una sucesión de episodios superpuestos unos sobre otros. La animación cumple, pero también debo decir que me traslada a los años noventa. No existen demasiadas mejoras visuales con respecto a, por ejemplo, Space Jam (1996). Esto puede ser visto como algo bueno, por mantener esa esencia o como algo malo por no haber usado más recursos que mejoren a estos personajes. A mí no me convencen del todo. En cuanto a los personajes de Tom y Jerry, no tienen el protagonismo que se merecen. La película lleva sus nombres en el título, pero los verdaderos protagonistas son siempre los actores humanos. Esto hace que uno se quede con la sensación de que, por momentos, el gato y el ratón pasen a un plano secundario dentro de la historia. La narración maneja códigos sumamente infantiles. Divierte de manera dispersa, con chistes típicos de caricaturas, por lo que es pura y exclusivamente para niños. Puede resultar una buena opción para volver al cine en familia. Por Leandro Gioia
Hay buenas intenciones en el regreso de Tom y Jerry, estos famosos personajes que el año pasado cumplieron ochenta años de existencia, pero las buenas intenciones no hacen una buena película, sobre todo cuando su director es Tom Story. Story es el director de las dos películas de Los cuatro fantásticos con Jessica Alba. El resto de su filmografía se compone de películas espantosas como Taxi (2004) con Jimmy Fallon y otras intranscendentes. En entrevistas el director dijo que a la hora de abordar este nuevo trabajo había tenido como referencia a ¿Quién engañó a Roger Rabbit? De Robert Zemeckis. Viendo esta Tom y Jerry se nota la diferencia entre un gran director y uno del montón. Que los personajes estén pegados en la acción da la pauta que primero se filmaron las escenas y luego se los dibujo encima. El efecto distrae, pero por momentos se nota que los actores están reaccionando ante algo que no está ahí. Por otro lado, y a diferencia de la película de Zemeckis, acá no hay imaginación. La interacción entre personajes reales y dibujados es limitada. O sea no hay movimiento, no se explota lo delirante y las posibilidades que tiene un dibujo., y es una pena porque cuando lo hace es cuando triunfa. Tampoco sirve que la protagonista sea Chloe Grace Moretz, actriz que pulula entre una carrera olvidable y una reinvención. De joven promesa de cine, a apariciones en películas que a nadie le importa. Si algo demostró esta actriz en anteriores trabajos es que no tiene timing para la comedia. O mejor dicho se la nota exagerando y forzando gestos. Tampoco ayuda que su-coprotagonista sea Michael Peña, la versión mala de John Leguizamo, que por actuar en incontables comedias no significa que sea un buen comediante. La trama es simple y esta orientada a un publico infantil, pero extrañamente un corto de estos personajes es mucho mas divertido que las casi dos horas de esta película. Cuando la película se concentra mas en Tom y Jerry es cuando se hace más soportable porque, de nuevo, son más interesantes que el conflicto de Moretz, lamentablemente mucho de la narración se centra en su personaje. Por último, algo que habría que discutir. Robert Zemeckis hizo ¿Quién engañó a Roger Rabbit? Como una muestra del avance de la tecnología, en los ochenta no había películas que mezclaran actores con personajes animados. Había entonces algo innovador que era en el fondo lo que buscaba su director. En cambio Tom y Jerry es una película que vuelve para atrás, a una animación que hoy ya casi no se usa. En el fondo pareciera que Story no tiene nada que ofrecer, a menos que esta película sea para ir acostumbrando al público nuevo a la animación de la próxima Space Jam, película que seguramente le vaya mejor. Valoración: 40/100
Mientras miraba «Tom y Jerry » de Tim Story, pensaba…¿por qué volver sobre tan buenos clásicos cuando no se tienen ideas consistentes? ¿qué sentido tiene desdibujar el encanto original con un guión pobre y una discutible perspectiva técnica (la utilización de personajes en 2D en un escenario natural de una comedia familiar con elenco de carne y hueso)? Bueno, la respuesta es… O estaban convencidos de que la historia podía ser original y atractiva (y a ese señor que tomó la decisión me lo despiden ya mismo) o fue una estrategia de mercadeo para volver a instalar estos legendarios personajes en estos atribulados tiempos. Cualquier haya sido la razón, sorprende realmente lo anodino del relato, una trama más que sencilla en la que Chloë Grace Moretz y Michael Peña nos recuerdan que pocas buenas decisiones vienen tomando hace ya un largo tiempo. Escasas realmente, ya que sus proyectos no vienen a la altura de algunos momentos en sus carreras y esta propuesta, mucho no los hará levantar el perfil. La historia cuenta los problemas de una chica que no viene con suerte (o si, no me queda claro), pero a la que extrañamente, le ofrecen una interesante posición de concerje en un hotel de primera línea. El lugar está alborotado porque prepara una boda muy importante y la imagen de la empresa se juega en esa tarea. ¿Qué tienen que ver Tom y Jerry con esto? Digamos que ellos están en su habitual rutina de «somos enemigos mortales» y eso alarma al encargado quien busca la forma de contener la aparición de ese molesto y simpático roedor con la tosca personalidad de Tom. Armado el escenario, los chicos comienzan a hacer lo que conocen bien y aunque cueste entender la interacción entre los dos mundos, sentimos que la película no es divertida y que «Quien engañó a Roger Rabbit» está a miles de kilómetros de distancia de esta cinta. Mientras miraba «Tom y Jerry » de Tim Story, pensaba…¿por qué volver sobre tan buenos clásicos cuando no se tienen ideas consistentes? ¿qué sentido tiene desdibujar el encanto original con un guión pobre y una discutible perspectiva técnica (la utilización de personajes en 2D en un escenario natural de una comedia familiar con elenco de carne y hueso)? Bueno, la respuesta es… O estaban convencidos de que la historia podía ser original y atractiva (y a ese señor que tomó la decisión me lo despiden ya mismo) o fue una estrategia de mercadeo para volver a instalar estos legendarios personajes en estos atribulados tiempos. Cualquier haya sido la razón, sorprende realmente lo anodino del relato, una trama más que sencilla en la que Chloë Grace Moretz y Michael Peña nos recuerdan que pocas buenas decisiones vienen tomando hace ya un largo tiempo. Escasas realmente, ya que sus proyectos no vienen a la altura de algunos momentos en sus carreras y esta propuesta, mucho no los hará levantar el perfil. Hay cuestiones que pueden reciclarse. No creo que esta sea la forma, sinceramente. Moretz es una actriz con enorme potencial, pero no se entiende bien que hace aquí. Peña, ya nos tiene acostumbrados a historias demasiado livianas («Chips») y no aporta demasiado. El resto (incluso figuras como Ken Jeong), puede poco con la propuesta del guión. Se que necesitamos en este momento cine familiar en salas. Lo se. Pero habiendo otras propuestas en cartel, creo que ésta no debería ser la primera elección, por mucho que les guste la pareja principal del título. Realmente esperaba más.
La anti teoría del caos Nostalgia aparte, podría decirse que en la nueva incursión del gato Tom y el ratón Jerry a la pantalla grande ocurre algo parecido a ese dilema que atormentaba a Tom cuando se le presentaba en la conciencia el ángel y el diablo a la vez en un cruce de decisiones que por lo general no terminaba del lado del bien. En este caso, el Bien y el Mal -o su aggiornamiento entre lo correcto y lo transgresor- terminan inclinando la balanza hacia lo obvio y así la película pierde esa frescura de caos y anarquía; pierde, en definitiva, el peso del descontrol que en algunas escenas surge de manera sutil. Mezcla de dibujo y acción real, el ensamble resulta conciso a la vista y la interacción entre las dos estrellas animadas con el elenco encabezado por Chloë Grace Moretz, en el rol de la joven desocupada que busca introducirse en el hotel de lujo haciéndose pasar por otra, y su antagonista, Michael Peña, encargado en dicho hotel pero que ve en peligro su puesto con la llegada de la intrusa, cumple con los objetivos de la acción en el espacio cuando el movimiento de los objetos empieza a marcar el ritmo de los gags físicos. Sin embargo, y fieles a la oposición entre gato y ratón, ambos personajes deben adaptarse a las reglas de los humanos y empezar a convivir para así lograr el beneficio de esa libertad negada a sus congéneres callejeros. Sin adelantar demasiado de la trama, el núcleo de la película gira en torno a los preparativos de una súper boda bajo los exóticos caprichos de un novio multimillonario y una novia que pretende otra cosa antes que ese evento desmesurado, el cual por supuesto será el caldo de cultivo para que la dupla se acuerde de sus orígenes y hagan gala al famoso juego del gato y el ratón.
Creados en los años ’40 por William Hanna y Joseph Barbera y presentados en una serie de cortos que fueron furor en aquella época dorada de la Metro-Goldwyn-Mayer, su suceso se extendió en la pantalla grande hasta casi los años ’60, momento en el que Tom y Jerry pasaron a la televisión y se convirtieron en un ícono de la animación, siendo reconocidos a través de varias generaciones y en su extensa carrera, tienen el prestigio de haber ganado varios premios Oscar. Basados fundamentalmente en esa eterna rivalidad (como lo han sido también el Coyote y el Correcaminos, Pierre Nodoyuna con Patán, Silvestre y el Canario Tweety, Elmer con Bugs Bunny o una versión más despiadada y más actual que los redefine y actualiza como son Itchy y Scratchy en “Los Simpsons”), Tom y Jerry también protagonizaron además de los cortometrajes animados, una serie de largometrajes y series, con las que han logrado ser uno de los personajes más conocidos en todo el mundo. Iniciada esta nueva versión 2021 de “TOM Y JERRY”, resulta llamativo en esta primera instancia, que se trata de una película que recurre al atractivo de mezclar animación con el live action, fórmula que ha logrado trabajos sumamente atractivos. Dentro de los grandes clásicos no podemos olvidar aquellos de Disney como “Los Tres Caballeros” (1944), “Mary Poppins” (1964) o “Travesuras de una bruja” (1971) y más acá en el tiempo Brad Pitt lidia con una Kim Basinger animada en “Cool World” (1992), Warner pone a sus personajes en un eléctrico juego a puro basquet con “Space Jam” (1996) y nadie puede olvidar a la infartante Jessica Rabbit en el excelente trabajo de Robert Zemeckis, “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (1988). Pero apenas empiecen a correr las escenas de esta nueva experiencia de ver a Tom y Jerry en pantalla grande, nos daremos cuenta que los creativos no tuvieron en cuenta ninguno de los ejemplos citados, y que esta nueva producción naufraga en un cúmulo de errores, todos los que una película de animación infantil podría tener. En primer lugar, porque en los últimos años no solamente el imperio Disney sino todas las compañías de animación han logrado tal nivel de detalle, de trabajo en su paleta de colores y sobre todo en los fondos y los escenarios, que esta nueva esta versión de “TOM Y JERRY” queda, a nivel animación, como apenas un borrador hecho a las apuradas, bocetos de principiantes. Pero además, como ya ha sucedido con otros engendros que han tratado de llevar a la pantalla grande a personajes de animación y reactualizarlos (“Don Gato y su pandilla” o “El pájaro Loco” son sólo dos de los tantos ejemplos), el guion no tiene ni la más mínima vinculación ni con los personajes en sí mismos, ni con su esencia. En este caso particular, Tom y Jerry podrían estar o no estar en la película, o ser reemplazados por cualquier otra pareja animada que la historia –si es que podemos denominarla de esta forma-, sucedería absolutamente de la misma manera sin sus intervenciones, que por cierto son esporádicas y sin ninguna gracia. El guion firmado por Kevin Costello al que se suma la tibia dirección de Tim Story -acumulando una vez más otro trabajo que suma a su carrera, sin la mínima marca de autor-, no tiene la empatía para captar la atención del público infantil (más allá de que en su segmento final muestra una atractiva boda que visualmente puede resultarles impactante) y es ofensivamente básica para tentar al público adulto, con lo cual no se entiende para qué público fue pensada, porque demás está decir, tampoco funciona como típico entretenimiento familiar. Una actriz con trabajos interesante como Chloë Grace Moretz junto a Michael Peña, lucen completamente incómodos, sin dirección ni marcación, lidiando con estos personajes animados que tampoco tienen ningún sentido dentro de la trama, que además se estira innecesariamente a lo largo de más de 100 minutos, que no es en absoluto una duración recomendable para el público más menudo, a los que aparentemente va dirigida esta nueva incursión del gato y el ratón en la pantalla grande Algunos toques de actualidad están a cargo de la banda sonora que incluye ritmos urbanos como el hip hop y el reggaetón, pero por más que aa través de la música pretendan aggionar y trasponer al hoy estos personajes nacidos hace más de ochenta años, ninguno de los elementos que se ponen a disposición, dan cuenta del espíritu que tienen estos entrañables personajes y hacen pensar a lo largo de toda la película, que tanto Tom como Jerry se merecían algo mucho más decente para su regreso a la pantalla grande. Un regreso sin gloria, fallido e incompresible, en un producto del que no puede rescatarse prácticamente nada positivo, inclusive podría ser usado por los padres como castigo infalible: “pórtate bien o te hago ver de nuevo a Tom y Jerry en la versión 2021”. POR QUE NO: » Regreso sin gloria, fallido e incompresible «
Tom y Jerry: nostalgia en tiempos de COVID-19 Warner Bros. Pictures vuelve a las pantallas, trayendo nuevamente a uno de los dúos más reconocidos del mundo animado. El gato y el ratón, los perseguidores eternos, los frenemies más amados por quienes tienen mas de 30 años: Tom y Jerry. ¿De qué va? Tom y Jerry reaviva una de las rivalidades más adoradas de la historia. Jerry se muda al hotel más lujoso de Nueva York justo antes del “casamiento del siglo”; la coordinadora de la ceremonia, que está desesperada, no tiene más opción que contratar a Tom para que se encargue de él. Esto desata una batalla entre gato y ratón que amenaza con destruir la carrera de la coordinadora, la ceremonia e incluso quizás el hotel mismo. Pero pronto surge un problema más grave: un empleado ambicioso y diabólico que conspira contra los tres. Protagonizan Chloë Grace Moretz (Kick-Ass), Michael Peña (Ant-Man), con una participación de Ken Jeong (The Hangover). En la dirección encontramos a Tim Story (director de la fallida Fantastic 4), y produce Chris DeFaria (El mismo de Ready Player One y Lego Movie 2). La película mezcla animación con live-action y realza las características de los personajes, haciendo que odiemos un poco al ratón Jerry y empaticemos más con el gato Tom (aclaro porque es posible que nunca sepas cuál es cuál). Tom se gana la vida tocando el piano en Central Park, está bien… se hace pasar por ciego para ganar más dinero, pero la intervención de un metiche Jerry termina destruyendo el piano del gato y dejándolo triste y a la deriva. El despreocupado roedor, al no encontrar donde vivir se mete en un lujoso hotel y ahí las cosas se ponen en movimiento. Kayla (Chloë Grace Moretz) es una nini (ni estudia ni trabaja) que miente en su CV -haciendo que otra persona pierda su trabajo- y queda como ayudante de un gran evento. Jerry es un problema para ese evento, entonces la alianza ocurre. Una de las cosas que más sorprenden, es que la mayoría de los personajes son mala gente, salvo la novia por casarse, y el dueño del hotel (que está retratado como un idiota bonachón), el resto son tóxicos y tóxicas que con calzador encuentran algo de redención… al estilo cartoon. La unión entre animación y humanos está MUY bien resuelta, similar a Who Framed Roger Rabbit (1988) y que le agrega nostalgia al combo; y un verosímil que no intenta ser serio y estructurado sino más lúdico: los humanos y los dibujos conviven y nadie se pregunta cómo y porqué. ¿O es que alguien piensa demasiado sobre cómo se esclavizan y hacen pelear animales entre ellos en Pokemon? Todo se termina sintiendo más como un cortometraje alargado, con una historia de amor tirada de los pelos en la que no llegamos a empatizar nunca con la pareja involucrada. Las situaciones de slapstick entre los personajes animados es lo más divertido , pero terminan repitiéndose y no agregándole nada a un mundo que de tan despreocupado podría haberse jugado más. Tom y Jerry es una película para chicos y chicas, que no le mientan a los padres y madres… nuestra generación la va a encontrar simplona y repetida. AHORA… si queres un poco de nostalgia, o la necesitas porque estás agobiado/a en épocas de pandemia, quizás sea una linda terapia pasarte 90 minutos con tus amigos de la infancia.
Reseña emitida al aire
Como opción para los más chicos, una de las duplas más famosas de la historia de la animación... aunque mejor seguir viendo las viejas tiras cuando aparezcan por ahí. Como parte de lo que parece una cruzada por lavar todo lo que fue divertido y ahora se lee como políticamente incorrecto, los pobres Tom y Jerry se suman a otros regresos innecesarios y poco inspirados de grandes personajes animados (El pájaro loco). Porque si algo tenían las aventuras de Tom y Jerry, ¿qué era? Sí, violencia, y sadismo, y ganas de reventar al enemigo de todas las formas imaginables. Esa era la gracia, el motor de cada capítulo, que acá parece fundido. A partir de la presencia del ratón en un lugar indebido (la cocina de un hotel que se prepara para un gran evento), y la necesidad de traer un gato. Con actores reales interactuando con personajes animados, en plan Roger Rabbit, todo se ve anticuado, perezoso, aburrido. Una injusticia hacia nuestros viejos amigos y su odio mutuo, que nos hace reír.