Con el afán de recuperar un tipo de relato familiar, en donde tres generaciones deberán emprender una aventura que terminará por definirlos, la propuesta animada de Disney no logra avanzar fluidamente y termina por urdir un relato predecible y en el que sólo con presentar a uno de los primeros personajes abiertamente gays protagónicos, no basta.
Hay películas que pasan desapercibidas en la cartelera de las salas de cine, y definitivamente Un mundo extraño tiene todos los números para que sea uno más de los tantos casos que hay. La cinta animada de Disney se estrena el próximo 24 de noviembre en cines. El film sigue una de las aventuras de Searcher Clade (Jake Gyllenhaal) y su familia -su esposa Meridian (Gabrielle Union), su hijo Ethan (Jaboukie Young-White) y su perro Legend- en la que tienen que salvar a Pando, una planta que descubrió Clade y que da energía a toda la ciudad de Avalonia, de una peste. Para esto viajan a un lugar desconocido donde encuentran flora y fauna que parecen de otro planeta. El que la cinta no cuente con un antagonista propiamente dicho, es un rasgo interesante en sí. Al no luchar contra “alguien”, todos se alían a favor del bien común. Como debería de suceder en la sociedad, por ejemplo, con respecto al cambio climático. Como película animada no innova en tema de conflictos familiares, en donde los hijos no quieren seguir los pasos de su progenitor. Es casi del montón, pero que eso no desvíe el hecho de que es entretenida aventura para chicos.
Un poquito de Julio Verne y otro tanto de H.G. Wells, un despliegue visual que remite por momentos a la imaginería de los libros infantiles de Dr. Seuss pero también con algo de Avatar, las desventuras de tres generaciones de una familia de exploradores en busca de ese mundo extraño al que alude el título y alegorías bastante evidentes respecto del cuidado del medio ambiente y la diversidad sexual. Así, entre referencias algo obvias y mensajes políticamente correctos transcurre -con la ya acostumbrada excelencia en la animación, las mejores intenciones y ciertos lugares comunes de un guion no siempre inspirado- esta película realizada por Don Hall (Grandes héroes, Moana: Un mar de aventuras, Raya y el último dragón) y su colaborador Qui Nguyen (el autor de la historia que aquí además debuta como codirector) Todo comienza con una expedición que no termina nada bien por las diferencia entre el intrépido patriarca Jaeger Clade (la voz de Dennis Quaid) y su mucho más precavido hijo Searcher (Jake Gyllenhaal). Transcurren 25 años y nos reencontramos con Searcher ahora casado con Meridian (Gabrielle Union) y como padre de un adolescente de 16 años llamado Ethan (Jaboukie Young-White). La familia interracial vive en armonía en una granja de Avalonia que tiene una fuente de energía limpia y renovable que proviene de una planta llamada Pando, descubierta en aquel viaje inicial. Pero, claro, los recursos no duran para siempre y una inconveniente plaga obligará a los Clade a salir en busca de ese mundo extraño, que no es otra cosa que un exuberante ecosistema dominado por coloridos paisajes, exóticas criaturas y, claro, unos cuantos peligros. La película tiene un interesante planteo inicial, pero luego el guion se torna un poco caótico y la narración no hace más que acelerar para ofrecer una acumulación de estímulos visuales y golpes de efecto. Los personajes no alcanzan la gracia ni la empatía de films previos de Disney (y de sus primos de Pixar), pero compensa cierta sensación de deriva con una animación prodigiosa que tiene algo de espíritu de comic y de aquellas viejas revistas pulp. Epica familiar en la que habrá espacio para la reconciliación luego de profundas grietas generacionales, Un mundo extraño es un relato de aventuras con moralejas ecologistas y un adolescente gay, Ethan, que finalmente se encontrará con su objeto del deseo, Diazo (Jonathan Melo). Sin embargo, no habrá beso como en Lightyear, sino apenas un abrazo. Disney se arriesga un poco más que antes, pero tampoco demasiado. Algo parecido a lo que ocurre con la película en general.
Un mundo extraño es la más explícita invitación a la aventura surgida en los últimos años de las usinas creativas de Hollywood dedicadas a la animación a gran escala. Lo hace desde la simpática, colorida y nostálgica presentación de algunos de los personajes centrales en los títulos iniciales. Allí está el experimentado e intrépido explorador Jaeger Clade, con la eterna misión del hombre es descubrir “lo que hay del otro lado” de Avalonia, el lugar en el que viven. Su hijo Searcher, en cambio, prefiere no ir demasiado lejos. El relato salta en el tiempo a un cuarto de siglo después, cuando Searcher ya es padre de una familia interracial y además exitoso agricultor en una comunidad autosuficiente. Posee tierras ricas y fértiles que se alimentan de una extraña materia prima capaz de aportar al suelo una fuente de energía completamente libre de contaminación. Hasta que una anomalía inesperada en el funcionamiento hasta allí virtuoso de esa cadena ecológica lo obliga al hombre a seguir los pasos del hombre que le dio vida y a quien nunca está dispuesto a ver como ejemplo. Hasta ese momento salir al mundo no tenía sentido. El propio Searcher había descubierto esa milagrosa materia prima llamada Pando en su travesía inicial. ¿Para qué sirve ir a buscar algo lejos de casa si todo lo que sirve lo tenemos a nuestro alcance?, era la pregunta obligada que se hacía Searcher hasta que se derrumbaron todas sus certezas. Ahora le toca enfrentar una encrucijada inédita frente a la mirada de su propio hijo adolescente. Este viaje de Searcher y sus seres más cercanos en busca de una solución a la crisis que amenaza con convertir para siempre al lugar en que viven en una tierra yerma estará lleno de descubrimientos. Mucho antes de encontrar un remedio posible se encontrarán con geografías y seres increíbles, exóticos y coloridos, desde dinosaurios sin cabeza hasta una especie de masa gelatinosa de aspecto voluble que muestra una inesperada sensibilidad. Splat, tal el nombre de este ser tan extraño, no tarda en ganarse la simpatía del grupo expedicionario y transformarse en el personaje más querible del relato. La travesía, visualmente deslumbrante, nos trae todo el tiempo reminiscencias de películas de memoria bastante lejana (Viaje fantástico, El planeta del tesoro) o más reciente (John Carter), como si alguien quisiera recuperarlas y armar con ellas un álbum retrospectivo de aventuras legendarias y casi imposibles. Además de los innumerables obstáculos naturales que enfrentan los personajes, la narración tropieza con algunos ripios. Hay explicaciones excesivas sobre asuntos relacionados a la paternidad que bien podrían haberse resuelto mucho mejor desde la acción. Y también un esfuerzo extra por darle cierta naturalidad a algunos temas (la diversidad, el cuidado del medio ambiente) que según los mandatos actuales no deberían faltar en cualquier película animada de estos tiempos. La versión con las voces originales (se destacan Dennis Quaid y Jake Gyllenhaal) ayuda a que el espíritu aventurero prevalezca.
Disney tiene una nueva película animada, Un mundo extraño. Esto debería ser casi un evento; pero el hecho de que sea estrenada en plena época del Mundial de Fútbol, con lo que representa una baja en la audiencia al menos por unas semanas, daba que pensar en la calidad de este proyecto. Veamos si esas sospechas eran fundamentadas. Esta vez nos vamos a Avalonia, una ciudad que está rodeada por montañas, y por ende tiene pocos recursos. Luego de que una expedición comandada por Jaeger Clade y su hijo (y el resto del equipo del primero) termine con la desaparición de Jaeger, una extraña planta que produce energía es encontrada por el retoño. Pero algo parece amenazar a dicha nueva fuente de energía. Como viene siendo moneda corriente con las últimas películas animadas de Disney, Un mundo extraño no está exento de polémica. Esta vez porque el propio estudio anunció con bombos y platillos, la presentación de un personaje LGTB+ como parte principal de la trama, y no alguien secundario como venía sucediendo. Y como suele pasar, la gente que se opone a cualquier grado de inclusión, no se guardó su descontento. Y ante esto vamos a decirles que VEAN LA PELÍCULA. Dicha inclusión del personaje ya mencionado, no tiene mucho que ver con la trama, ya que la misma gira en torno a cuidar el medioambiente, así como también nuestras relaciones familiares, partiendo de la base que siempre es mejor hablar y enmendar las cosas, que guardar rencor durante años a riesgo que llegado un momento, aquella persona a la que no queremos dirigirle la palabra, quizás ya no esté más. Este segundo mensaje se siente un poco ya sobreexplotado en las películas animadas que venimos recibiendo los últimos años. La ausencia de un ser querido parece ser el puntapié inicial de casi todos los proyectos, y la verdad que al menos en el caso de quien les habla, esto le suena a falta de imaginación a la hora de poner un conflicto que ponga en funcionamiento la historia. Lo que sí funciona es el mensaje sobre el cuidado a nuestro medioambiente y el entender que no podemos tomar los recursos que queramos sin esperar ninguna consecuencia. Si bien sobre esto hay un giro que se puede intuir, que se tomen la molestia de explicarle a los chicos (estamos ante una película animada que apunta a los más peques) es de aplaudir. En conclusión, Un mundo extraño cumple. Se hace amena para adultos y pequeños, y los diseños de las criaturas y el extraño mundo son definitivamente de lo mejor de la película. Pero tampoco es que estemos ante el nuevo descubrimiento del fuego…
Es la nueva película de Walt Disney Animation Studios que une disputas generacionales, y preocupaciones ecológicas. Comienza con la presentación de los Clade, que según su líder son exploradores natos, viven nómades y siempre estarán detrás de las aventuras. Hasta que el hijo mayor que descubre una planta que provee energía, decide regresar con el resto de la familia, establecerse y transformarse en un próspero y reconocido empresario. Durante 25 años vive lejos de la figura paterna, preocupado por ser un padre muy presente y agobiante. Pero cuando las famosas plantas comienzan a agotarse debe regresar a lo desconocido, su hijo (que se cuela en la misión) resulta ser tan curioso como su abuelo. Un barbudo que reaparece para poner los conflictos sobre la mesa. Ese ítem funciona bien en la historia escrita por Qui Nguyen, que codirigie con Don Hall. Por otra porte el adolescente Clade es el primer gay en las historia de un estudio que supo ser muy conservador. Las preocupaciones ecológicas parten del mundo imaginario de las revistas pulp de los años 30 y 40, pero en algunas resoluciones se asemejan al mundo Avatar. Una visión bella y colorida y respetuosa para todos los seres vivientes en un gran ecosistema. Para toda la familia.
Encontrar tu destino, honrar a tu familia, amar a quien quieras con total libertad y siempre estar dispuesto a abrir los brazos al otro por más diferente a uno que sea. Bajo estas premisas se mueve la última producción de Disney: UN MUNDO EXTRAÑO en donde la creatividad artística alcanza otro nivel. La animación es sencillamente espectacular, disruptiva y un festín para los ojos. El ritmo del cuento tiene sus mesetas y sus clichés y quizás, para los más chicos, sea confusa pero se destaca por ser totalmente inclusiva (por momentos de cierta forma forzada) y original en su dirección. Hay personajes por doquier pero creo que ninguno memorable, ni siquiera el joven protagonista abiertamente gay. Eso sí, amé al perro de tres patas que le aporta el tono lúdico a las grandes escenas de peligro que corren los protagonistas. No será el tanque que esperamos siempre de la empresa del ratón, pero se deja ver.
Es una película de animación y aventuras, producida por Walt Disney Pictures y Walt Disney Animation Studios. Está dirigida por Don Hall, escrita por Qui Nguyen y producida por Roy Conli. El elenco de voces en inglés incluye a Jake Gyllenhaal como Searcher Clade, un hombre de familia que se encuentra fuera de su elemento en una misión imprevisible; Dennis Quaid como Jaeger, el legendario explorador padre de Searcher; Jaboukie Young-White como Ethan, el hijo de 16 años de Searcher, que anhela la aventura; Gabrielle Union como Meridian Clade, una experimentada piloto y compañera de Searcher; y Lucy Liu como Callisto Mal, la intrépida líder de Avalonia que encabeza la exploración del extraño lugar. Son muchos los temas que abarca el texto, el cuidado del medio ambiente, el uso adecuado de los recursos naturales, los derechos y obligaciones de la humanidad respecto del mundo que habitan, la identificación paterna, el mandato familiar, la familia como resguardo, como principales. El punto es que viene precedido por la promoción que aplica como el primer filme de la factoría Disney con un personaje protagónico homosexual. Cuando en realidad la elección sexual del personaje tiene cero incidencia en su construcción, desarrollo, menos en el relato. Lo que da lugar a
No habían pasado 40 minutos de haberse iniciado el film cuando un chico de no más de diez años le manifiesta a su abuela en voz alta: “esta película es una vergüenza, me quiero ir, vamos”. La mujer le recuerda que su madre gastó un buen dinero entre las entradas y el pochoclo y le pide que tenga paciencia que la historia va a mejorar. Sin embargo el pibe, que por alguna razón estaba bastante molesto con el contenido de la propuesta, se levanta de la butaca y abandona la sala seguido por la pobre abuela avergonzada. Mientras se desarrollaba esa particular situación a mi izquierda unas nenas de cinco años que no se conocían entre sí jugaban en las escaleras del cine interesadas en cualquier cosa menos en el espectáculo que se desarrollaba en la pantalla. La culpa no la tienen los chicos sino la obsesión patológica de Disney por forzar los sermones moralistas de la agendita hipster que relegan el entretenimiento y la fantasía a un segundo plano. Este año ya había ocurrido algo similar con el bodrio de Lightyear con la diferencia que en Un mundo extraño la experiencia es más decepcionante por el enorme potencial que tenía la película. La obra del director Don Hall (Big Hero 6) tiene un comienzo espectacular que amaga con traer de regreso ese cine de aventuras clásico, estilo Atlantis y El planeta del tesoro que se extrañaba en la filmografía del estudio. La trama inclusive abre con un lindo homenaje a la literatura pulp de los años ´40 y una estética retro que toma su influencia del viejo cine de ciencia ficción hollywoodense y los primeros cómic de los Cuatro fantásticos ilustrados por Jack Kirby. Tras una presentación amena de los protagonistas, con una fuerte apuesta a la diversidad, el relato parece encaminarse por un rumbo prometedor. Un mundo extraño lamentablemente desperdicia su atractivo cuando la propuesta de aventuras se convierte en un melodrama tedioso sobre pases de facturas familiares. Hacia la mitad del film la dirección de Hall perdió por completo la atención del público infantil, debido a la ausencia de situaciones emocionantes y momentos cómicos insípidos que no generan risas ni siquiera en los más chicos. Los personajes se encuentran rodeados por un mundo de fantasía muy atractivo que pide a gritos ser explorado y termina desperdiciado en un conflicto mundano y aburrido que deja un sabor amargo. No sirve de nada presentar una pareja interracial con un hijo adolescente gay y un perro que tiene una discapacidad física (Mike Judge se haría un festín con esto) si después no pueden sobresalir como los héroes de aventuras que intenta vender el argumento. El mismo problema que tuvo Encanto. Una pena porque desde los aspectos visuales ofrece el espectáculo más creativo que presentó Disney en mucho tiempo. Lamentablemente el guión saboteó toda chance de revivir ese tipo de cine de animación que alguna vez supo estimular la imaginación y entretener a espectadores de diversas generaciones.
Por favor que no se mal entienda, me gustó (y me emocionó) Un mundo extraño. Y hago esta aclaración porque buena parte de la reseña que leerán a continuación sonará como que no. Como cinéfilo adulto y analista de la industria no pude evitar verle todos los “hilos” al film y eso me sacó de la historia y de la experiencia a cada rato. Me quedó bien en claro que la construcción de la aventura que cuenta el film salió de un comité atento a sondeos, encuestas, noticias y redes sociales, en lugar de inspiración de un guionista o un equipo de guionistas. Tendría que ser una película histórica ya que el protagonista es un adolescente abiertamente homosexual, pero eso está rodeado de tantas otras cosas que se convierte en un elemento más. Un simpe reconto: protagonista gay, hijo de un matrimonio interracial, veganos, no hegemónicos al igual que el resto de los personajes donde todos y cada uno perteneces a una etnia distinta o alguna minoría y el conflicto central -el plot device- tiene que ver con el cuidado del planeta, la conciencia social y la responsabilidad ciudadana. Es DEMASIADO, Lo bueno es que el público target, los chicos y chicas que vean este film, no se darán cuenta de nada de eso. Y ahí es donde celebro. Porque la película es linda, sus valores son excelentes, su mensaje es esperanzador y bienintencionado. Pero está todo muy forzado. En cuanto a la historia que tiene que ver con los vínculos, funciona muy bien y repito: me emocioné hasta las lágrimas. Pero ya la hemos visto varias veces. Es un relato sobre padres e hijos, sobre no repetir los errores de uno, sobre seguir los sueños y forjar un destino propio. Hay partes graciosas, hay algunas sorpresas simpáticas, pero nunca pude dejar de ver los cuadros y diagramas detrás de todo esto. Ojo, así como hago este postulado, también toca decir que durante casi un siglo Disney tejió historias de una misma manera, con personajes iguales, de una sola raza, con una misma aspiración. Y eso era lo normal y estaba mal, porque el mundo no era así. Ni en Estados Unidos ni en ningún lugar. El mundo es mucho más cercano a lo que plantea este estreno, pero no encastrado de esa manera. La película deja de ser película y se convierte en una declaración. Y acá es donde me contradigo, porque el cine es arte y las declaraciones son importantes. Es la expresión del mundo y del cambio de paradigma. Pero ahí es donde entra mi bronca en cuestionar a Disney el por qué no se animó a más: algo tan simple como un beso. Décadas y décadas de besos heterosexuales (muchos sin sentido) y aquí no se animaron a que su protagonista besara… Supongo que paso a paso, o eso quiero pensar. Desde lo técnico, la animación es espectacular, pero a la altura de lo que estamos acostumbrados. Es decir, no nos sorprende. En fin, Un mundo extraño cumple en el que tendría que ser su cometido principal: entretener a los más chicos y eso lo hace por su historia tierna, su excelente animación, la simpatía de sus personajes y sus gags. Así que en definitiva es una buena película, solo que para mí análisis es un panfleto, aunque tal vez necesario.
Vamos a dejar de lado la representación políticamente correcta de familia multi étnica, mujeres altamente empoderadas y amor entre personas del mismo sexo. El problema en estos casos es que esto se coloque con calzador para aleccionar; aquí no sucede: lo que importa es otra cosa y es, casualmente, mucho más tradicional. Se trata de una familia de exploradores que, por una misión de capital importancia para la Humanidad -algo que tiene que ver con la energía limpia, también dejemos de lado el costado ecológico del asunto- y el problema es cómo ese grupo heterogéneo, con diferencias de todo tipo, se une o reúne por lazos de amor reales. Aun cuando la trama es poco compleja, ese punto es el que emociona. Pero lo que vuelve insatisfactoria Un mundo extraño no tiene nada que ver con todo esto sino con el hecho de que la pantalla estalla con imágenes y formas a veces de un modo tan abigarrado que el derroche de fantasía apabulla antes de asombrar porque no tenemos tiempo de apreciarlo. En el fondo, es como si Lluvia de Hamburguesas 2 se cruzara con Avatar, con mucho de Julio Verne y Conan Doyle. ¿La ensalada es rica? Sí, pero uno se queda con las ganas de saborearla un poco y no de sentir que el pedacito de aceituna se tragó demasiado rápido.
La travesía de una familia muy particular undo extraño es una muy buena y de alguna manera un poco excéntrica película que trae Walt Disney Pictures y Walt Disney Animation Studios, escrita por Qui Nguyen y producida por Roy Conli. La nueva producción animada, que cuenta con la participación en voces de Jake Gyllenhaal (en el papel de Searcher Clade), quien junto a su mujer y su hijo se establece en un paraje escondido llamado Avalonia, en el que se convierte en un agricultor próspero, y celebrado por sus vecinos y amigos. Con un elenco de voces también formado por Jaboukie Young-White, Gabrielle Union, Lucy Liu y Dennis Quaid, sigue la historia de la familia Clade, quienes cuentan en su experiencia con un acercamiento e interés particular por la expedición a lugares extraños, llenos de sorpresas y criaturas fantásticas. La aventura rompe el eje de la planificación original, por la que han ideado cuestiones que les permitirán salvar su mundo, por una situación inesperada que se da porque… claro, llega la parte en que no puedo contar más, porque, como imaginarán, se asoma el spoiler. Sí puedo decirles que un nuevo personaje llegará en el punto en que la historia señala un punto de cambio con el foco en la resolución de la aventura. Los diseños, la estructura narrativa, la idea general, es llamativa y divertida, y en el marco de lo que se pretende contar, funciona bastante correctamente. Es una recomendable posibilidad para ver junto con los niños, y, claro, también disfrutar.
Disney cumple cien años en el esplendor de su poderío y aunque sabemos que los movimientos empresariales no son para siempre, más vale acostumbrarse a la nueva etapa por venir. Lo curioso es que mientras escribo esto, acaban de anunciar un recambio de CEO porque las acciones de la corporación se derrumban. Qué le importa esto a un crítico de cine, se podría preguntar con razón y la respuesta es que todo tiene que ver con todo y el éxito del Un mundo extraño va a depender de todo esto que hemos hablado en el párrafo anterior o mejor dicho, la aceptación de las películas se supone que sostiene a la industria de hacer películas. Ojalá fuera tan sencillo. En Un mundo extraño todo arranca con la presentación de los Clades, una familia comandada por Jeager Clade (la voz de Dennis Quaid) un explorador de corazón que se empeña en entrenar a su familia para que todos lo sigan a conocer más allá de las montañas donde está su pueblo. Para él, más allá de lo conocido, está el futuro. En esos primeros minutos la película es por momentos deslumbrante. Los Clade salen de expedición, detrás de Jaeger están su esposa, y sobre todo Searcher Clade (Jake Gyllenhall) que rápidamente muestra que sus intereses no son los de la exploración pero acepta el liderazgo del padre. Un evento termina disgregando al núcleo expedicionario, El líder decide seguir adelante pero su hijo y el resto deciden seguir un pálpito. En ese momento descubren un vegetal con una energía «extraña», de la que se podrán derivar distintas posibilidades. Veinticinco años después, el lugar está en franco crecimiento, es un lugar amable, en crecimiento, un pueblo que en indisimuladamente remite al esplendor del llamado American way of life aunque desarrollado de manera aislada. Searcher es una gran figura del pueblo, se desarrolló una sociedad sobre el vegetal encontrado en aquella exploración y todo funciona idílicamente. En la plaza del pueblo hasta hay una estatua de ambos expedicionarios, Searcher está casado con Meridian Clade (Gabrielle Union) el hijo de ambos es una adolescente que está enamorado de un amigo y a nadie le molesta (la prensa se encargó de adelantar que ese tema iba a aparecer). Pero hay una sorpresa desagradable, la planta que hasta ahora ha servido como forma de energía está en problemas. Hay que ir a explorar para ver que pasa y Searcher que tenía ganas de vivir como granjero, tiene que decidirse a volver a la ruta, al lugar donde se separó con su padre y ver qué pasa en lo profundo de la montaña. Lo que sigue es más o menos previsible, en el camino va a aparecer Jaeger, el padre de los Clade y se vuelve a poner en marcha la aventura. De ahí en más hay de todo, reencuentro de padre e hijo, Ethan el hijo de Searcher descubre su verdadero sueño que es ser expedicionario. Mejor no adelantar mucho más de lo que ocurre en esta reunión donde la película nos va a exponer su agenda «woke». No es solo el tema del personaje gay, porque lo que verdaderamente importa es lo del tema energético y toda esa agenda que trafican de manera descarada. Aclaremos que este crítico no es un hater de esta agenda y entiende claramente que los problemas del mundo real pasan por ahí y que es bueno aceptar que el mundo está en graves problemas, pero le gustaría deslumbrarse más con la estética de la película y divertirse más con las aventuras aunque hay que reconocer que algunos momentos son verdaderamente hermosos. Un mundo extraño avanza sobre el tema de las masculinidades tóxicas y la heterosexualidad débil. ¿Les parece que necesitamos eso en una película de animación? UN MUNDO EXTRAÑO Strange World. Estados Unidos, 2022. Dirección: Don Hall y Qui Nguyen. Guion: Qui Nguyen. Música: Henry Jackman. Edición: Sarah K. Reimers. Voces (versión original subtitulada): Jake Gyllenhaal, Dennis Quaid, Jaboukie Young-White, Gabrielle Union, Lucy Liu, Karan Soni, Alan Tudyk, Adelina Anthony, Abraham Benrubi y Jonathan Melo. Distribuidora: Disney. Duración: 102 minutos.
EN BUSCA DE LA AVENTURA PERDIDA Desde el póster, su tipografía, Disney nos prometía un gran relato de aventuras, que parecía fusionar a Julio Verne con Indiana Jones. El director, Don Hall, es alguien con pergaminos más que válidos dentro de la compañía, con esa gran película que es Moana y dos relatos interesantes como Grandes héroes y Raya y el último dragón, por lo que la invitación era más que interesante. Pero a poco de comenzar, luego de un prólogo atractivo en el que se plantean conflictos y contrapuntos entre personajes con una mirada opuesta entre caídas, corridas y salvadas límites, lo que sigue es un relato decepcionante, que se va abrazando a una discursividad exasperante en la que todo pasa por lo que los personajes tienen para decir y nada por las acciones, la aventura o el movimiento. En ese prólogo, se sientan las bases del conflicto de la familia Clade: un padre con espíritu expedicionario y un hijo con otros intereses. Cuando en pleno viaje al mundo extraño del título, el primero decida continuar la travesía y el segundo decida volverse con un descubrimiento (unas plantas que contienen energía), los lazos se romperán de forma definitiva. O hasta que una larga elipsis nos lleve a 25 años después, con el hijo convertido en esposo, padre y granjero, e involucrado en un nuevo viaje a aquel mundo lleno de vida con formas abstractas en el que está pasando algo con la planta que les provee energía. Un mundo extraño, como tantas películas de Disney (y como tantas películas Americanas) es sobre padres e hijos, sobre ese vínculo difícil, sobre esa relación tirante que se cocina entre el cariño y la presión de los legados. Es, en definitiva, un tópico viejo que encuentra aquí un problema generacional: La construcción de positivismo tan propia de esta era hace que el dilema de los personajes suene un poco inverosímil. Porque, de otro modo, ¿cómo es que ese padre que construye un matrimonio interracial, tiene un hijo gay con el que se lleva fantástico y, de mascota, un perro al que le falta una pierna, y que además padeció la presión de su propio padre para convertirse en lo que no quería ser, termina encerrado en la misma posición que su progenitor, esperando de su hijo algo que no desea? Hay algo que luce un poco falso en el relato (tan falso como esa escena familiar en la que preparan una comida bailando alegremente), o al menos apurado por la necesidad de incluir tópicos de la agenda woke, a lo que se suma sobre el final y de manera absolutamente forzada (incluso pareciéndose demasiado a Moana) un mensaje ecologista y giros en los que personajes en apariencias buenos tienen comportamientos malos, para convenientemente volver a ser buenos en el final. Un mundo extraño luce más interesada en decir sus cosas que en ver la forma en que las dice sin caer en subrayados, simplificaciones o discursos bienpensantes. Problemas de un guion mal desarrollado, más preocupado en ser políticamente correcto que coherente. Y si con eso no alcanza para mandarla al fondo del olvido, hay que decir que desaprovecha un bonito diseño de personajes y carece de humor (aunque lo intenta) como para ver que no funciona por ningún lado.
Es hora de ir más allá de lo conocido y adentrarnos en esta nueva historia que nos llega de mano del estudio del ratón.
Un universo imaginado para reflejar temáticas contemporáneas El film suma la crisis ambiental, la diversidad de género y las relaciones padre e hijo de generación a generación, en una misma historia de aventuras. Disney sigue incorporando los temas de coyuntura en películas que parecen más una excusa para transmitir mensajes que historias en sí mismas. Lo hace desde una evidente corrección política. El lugar de la mujer, la orientación sexual y la relación del hombre con el medio ambiente; son temas tratados con una intención más de agenda que funcionales al relato. Sin embargo, el film dirigido por Don Hall (codirector de Grandes héroes y Raya y el último dragón) y escrito por Qui Nguyen, se las ingenia para hacer una entretenida película con la presentación de personajes entrañables. Por un lado tenemos al abuelo, el legendario explorador Jaeger Clade (voz de Dennis Quaid), que parece sacado del popular género de montaña del cine mudo alemán. Historias de exploradores que con valentía y espíritu heroico atraviesan territorios desconocidos para conquistarlos: El hombre poseyendo la naturaleza. El hijo de Jaeger, Searcher (voz de Jake Gyllenhaal), no sigue sus pasos. Encuentra una extraña planta que produce energía para su pueblo y se convierte en granjero: El hombre extractivista. El hijo del granjero y nieto del explorador es Ethan (voz de Jaboukie Young-White), un adolescente introvertido al que le gustan los chicos, que tiene una mirada diferente acerca de la relación entre el hombre y la naturaleza. Una convivencia armoniosa con el ecosistema. Sólo él y su visión serán claves cuando se embarque junto a su familia en un mundo desconocido para evitar que una misteriosa plaga consuma a las plantaciones de su padre. Un mundo extraño (Strange World, 2022) rememora el clásico cine de aventuras, con escenas de persecuciones y peculiares personajes surgidos de ese universo de fantasía. Se destacan Splat, una criatura azul gelatinosa, y Legend, el perro sin una pierna de la familia Clade, como los ayudantes del protagonista que también traen los momentos de humor al relato. De esta forma elabora su parábola ambiental con ritmo, coloridos escenarios, y unos cuantos personajes adorables, para contar la misma historia de siempre: la necesidad de la unión familiar como núcleo fundamental de la sociedad moderna.
Reseña emitida al aire en la radio.
El fracaso estrepitoso de Un mundo extraño (A Strange World, 2022), la nueva película de animación de Disney, se puede deber a muchos motivos, pero es bastante probable que esté relacionado con una agenda progresista woke tanto forzada como voluntarista. Que sea la película de animación de Disney que peor funcionó en taquilla en toda la historia no la hace ni buena ni mala, pero es bastante raro que en estas épocas un film del estudio no logre funcionar con el público. Es verdad que fue muy poco promocionada, lo que no desmiente el motivo de su fracaso. Ya sabían que había algo que no funcionaba con Un mundo extraño. La película se presenta como una historia de aventuras bastante tradicional que evoca claramente a los libros de Julio Verne y las aventuras espaciales de las historietas clásicas. Tiene un comienzo de manual, con Los Clades, padre e hijo, un dúo que vive toda clase de aventuras y que los han convertido en celebridades. Jaeger Clade y su hijo Searcher viven en Avalonia, una tierra rodeada por montañas que parecen infranqueables y su gran sueño es ir más allá de ellas. Al menos es el sueño del padre, ya que el hijo descubren que tal vez pueden vivir con lo que tienen sin necesidad de ir más allá. Esa pelea es tan grande que el padre avanza y se pierde en la inmensidad, mientras que el hijo se queda y confirma las posibilidades de progreso de Avalonia gracias a una planta que acaba de descubrir. Veinticinco años después todo ha cambiado en Avalonia, pero pronto descubrir que ambos tenían razón. La tierra tenía lo necesario, pero hay algo más allá que también es imprescindible para no apagarse definitivamente. Pero la aventura ha quedado de lado por un rato. El motivo es el examen de diversidad que Un mundo extraño desea aprobar a cualquier precio. Si el cine fuera sólo eso, la película sacaría una nota alta. No digamos un diez, porque seguro hay diversidades no contempladas y en el futuro serán reclamadas de manera implacable. Avalonia es, además, una sociedad que no tiene capitalismo y que vive de lo que la tierra produce. Una utopía sin violencia, ni desigualdades, ni nadie que haga el mal. Una tierra sin conflictos, lo que es pésimo para una película de aventuras. Pero por suerte aparece un problema y es uno conectado justamente con la naturaleza a la que esta sociedad se ha aferrado. La familia de Searcher deberá lanzarse a la aventura para salvar el mundo en el cuál viven. Tal vez el padre tenía una parte de razón. Todos tienen razón, en parte. Otro gran motivo para ir apagando conflictos. Por suerte en el mundo extraño aparecen unos seres que generan la tan postergada aventura y dentro de todo la película tiene algo de mérito visual. Pero el guión se mueve por lugares vistos y no se mueve un ápice de ellos, lo que hace que la diversión también se estanque. Los que hicieron la película se deben haber felicitado mutuamente por su hermoso planteo de diversidad. Pero las películas de ese presupuesto no viven de la tierra sino de la taquilla y aunque no todo lo taquillero es sinónimo de bueno, al menos sí está relacionado con el intento de serlo. Un mundo extraño es un film que cree que no necesita de la realidad para triunfar y que con buena voluntad se puede hacer un cine bueno y exitoso. Se equivoca.
El año pasado se lanzó en el cine «Un Mundo Extraño» y hace poco llegó a la plataforma Disney+, una película animada que conquistará tanto a chicos como a grandes, presentándonos una aventura divertida, llena de colores, mensajes optimistas y personajes inclusivos. «Un Mundo Extraño» empieza presentándonos a Jaeger y Searcher Clade, padre e hijo exploradores, que tratan de ir más allá de los límites de su hogar para brindarle a su pueblo algún tipo de riqueza. Sin embargo, en una de sus expediciones tendrán un intercambio de ideas y Jaeger se irá solo por las montañas, mientras que Searcher vuelve a su casa con un gran descubrimiento: unas plantas que dan electricidad. 25 años después, Searcher deberá volver a embarcarse en una aventura con su familia para tratar de salvar el lugar en el que vive. Últimamente no existen demasiadas propuestas cinematográficas para el público familiar, durante el año solo tenemos algunos pocos estrenos que llegan con buena calidad y entretenimiento. Por eso, «Mundo Extraño» se destaca dentro de este grupo, con un film que funciona para todas las edades por ahondar en la familia, la identidad propia, lo que queremos ser independientemente de lo que nuestros padres nos impongan, el contacto con la naturaleza, entre otras cuestiones. Es así como deja varios mensajes interesantes y reflexivos, aunque algunos terminan quedándose a mitad de camino, como el tema del ambiente, donde se podría haber profundizado un poco más sobre el daño que produce el ser humano, pero de todas maneras está tratado bastante bien. Tal vez también transita por algunos lugares comunes de este tipo de tramas, donde dos personas se reencuentran y tienen que reconstruir un vínculo perdido o dañado, haciendo que por momentos podamos prever algunas escenas, pero el hecho de ser un poco convencional en su estructura, no empaña todo lo que tiene de bueno. Los personajes también están bien construidos, y aunque a veces en la factoría Disney sea un poco más difícil salir de las convenciones y los estereotipos por la controversia que se genera alrededor (sino podemos mirar un poco lo que sucedió con «Lightyear» el año pasado), está bueno que en este caso la inclusión se hace presente en uno de los protagonistas, como también en algún que otro detalle. Es interesante que no tenemos un villano per se, sino que los distintos protagonistas tienen varios matices, algunas decisiones que toman de manera correcta y otras actitudes que son un poco más cuestionables, o donde los puntos de vista de dos personajes son correctos pero incompatibles. Esto permite que la historia sea más atractiva y real. El elenco realiza un buen trabajo también, con Jake Gyllenhaal como Searcher, Dennis Quaid como Jaeger y Lucy Liu como una de las exploradoras, entre otros actores, enfatizando esos matices con su voz. La película es sin dudas una aventura entretenida, que presenta un ritmo que no se detiene en ningún momento, y que por instantes se le agrega un toque de humor o de emoción, según sea necesario. La banda sonora ayuda a generar estos climas deseados, tanto para la aventura, el drama o la tensión, como también otros aspectos técnicos que sobresalen dentro del film. Tenemos una fotografía en la que se destacan los colores fuertes y brillantes, una construcción creativa y adorable de monstruos y animales, y una ambientación que no solo acompaña o sirve como fondo, sino que se convierte en un personaje más, presentándonos un mundo diferente y atractivo. En síntesis, dentro de las propuestas familiares que venimos teniendo en el último tiempo «Un Mundo Extraño» se destaca por ofrecernos una aventura divertida, optimista, reflexiva, con personajes más que atractivos y un escenario visualmente impactante.