En el barrio que da título a la película nació Adolfo Roitman, un antropólogo que, tras emigrar a Israel en 1987, tiene como misión custodiar los llamados rollos del Mar Muerto, una de las versiones más antiguas de las Escrituras que se conocen, escritos en pieles animales y guardados en ánforas por el pueblo esenio en las cuevas de Qumran, hace más de dos mil años, donde fueron hallados en 1947. Roitman, guardián y exégeta de las reliquias desde 1994 -están albergados en Jerusalén- que utiliza además como instrumento para buscar la concordia de los pueblos, es el eje del relato del director Eduardo Yedlin. Enfatizando el mensaje universal de amor y tolerancia de estos documentos, y el increíble periplo vital de su sujeto, el documental plantea un cálido retrato de una vocación indestructible.
Tras dedicar más de 15 años a estudiar el submundo de la explotación sexual y la trata de mujeres en Asia y en diversos países de América, la directora Chelo Álvarez-Stehie se vio en la necesidad de volver a la playa del País Vasco de su infancia para develar secretos de familia. Allí, la directora conoce a Virginia, una mujer mexicana residente en California que había sido secuestrada y forzada a prostituirse por una banda de delincuentes, y cuando consigue liberarse de sus captores este documental mexicano-español se transforma en un ejemplo que visualiza con poderosa atracción la esclavitud de nuestros días. De ello nace un viaje paralelo de introspección que quiebra el silencio acerca del abuso sexual de su familia y de su propia vida.
Heredera de una estirpe de revolucionarios, Aurora Sánchez evoca en este documental su larga vida. Su historia se inicia con la lucha de sus padres en la España republicana y su posterior llegada a la Argentina. Así aparecen en el camino de esta mujer ardorosa tanto Roberto, su hermano, como Iván, su hijo, y con estos recuerdos Aurora se remite al exilio de ellos por Francia y su lucha en la Nicaragua sandinista. Los directores Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano siguieron su camino vital hasta la muerte de su hijo en el intento de copamiento del cuartel de La Tablada. La película nunca abandona la emotividad en el retrato de su protagonista.
En un pequeño pueblo de Corrientes vive, solitaria y esperando un hijo, Sonia, cuyo esposo es un trabajador de campo quien debió ausentarse a Buenos Aires para emplearse en una obra en construcción. Ella lo esperará en su humilde casa de madera mientras visita a una mujer que le leerá su destino y ahorrará el dinero que su marido le gira desde su lugar de tareas. Con estos aparentemente escasos elementos, el director Hernán Fernández elaboró, con una casi carencia de diálogos, una historia cuyo eje se centra en el dolor que experimentan quienes deben distanciarse por necesidad. Con sencillez, el film va recorriendo lentamente la cotidianidad de esa Sonia (buen trabajo de Sonia Ortiz) cuyo grado de verdad se adhiere con su solitario entorno.
Al rescate de la selva misionera Mariel es una jovencita que recorre los bellos paisajes misioneros, a los que llega una ambiciosa mujer que desea destruir esa selva para construir en ella modernas casas. De aquí en más se producirá la lucha de Mariel para salvar a la naturaleza. Con estos elementos, que combinan armoniosamente la actuación de actores con poéticos dibujos animados, el director Gastón Gularte logró un ameno film que habla de la necesidad de concientización del cuidado del medio ambiente y la diversidad de la flora y fauna del NEA. Isabella Caminos Bragatto y Laura Novoa encabezan el elenco de este film que atrapará a los niños y no dejará indiferentes a los mayores.
La problemática de la basura en las zonas de Buenos Aires combina una serie de elementos que se insertan en aquellos hombres y mujeres que trabajan esforzadamente para lograr una vida digna. Con una cámara hábil y siempre dispuesta a enfocar los detalles, el director Ulises de la Orden ( Río arriba, Tierra adentro, Desierto verde) logró un documental en el que sus protagonistas son los trabajadores de la cooperativa Bella Flor, una organización de recuperadores urbanos que se ocupan de separar desperdicios en la Ceamse, donde se entierran más de 15.000 toneladas de desechos por día. Esa cooperativa convive en ese predio con otras muchas que reúnen a hombres y mujeres, llamados despectivamente "cirujas", muchos de ellos los mismos que en 1977 y 1978 acompañaron la erradicación de los basurales urbanos, trasladándose hacia José León Suárez, donde se ubica la Ceamse. Camiones llenos de desperdicios, espacios repletos de basura y diálogos en los que se acrecienta el necesario lazo entre los pobladores de varias villas y su trabajo silencioso, desconocido para la mayoría de los habitantes de Buenos Aires, transitan por estas escenas con dolor y también con esperanza, hacia la necesidad de poner en foco el digno trabajo de esos recicladores que poseen la enorme grandeza de los humildes puesta al servicio de esa tarea realizada por esos verdaderos promotores ambientales de nuestra sociedad.
En el Mar Rojo, y durante la Segunda Guerra Mundial, el submarino italiano Macalie naufragó con 44 tripulantes a bordo. Milagrosamente, todos ellos sobrevivieron a la tragedia y llegaron a una isla desierta en la que, y durante meses y tras la muerte de uno de los marinos, fueron rescatados. Ochenta años después, un equipo de antropólogos y de científicos se trasladó a esa isla y comenzó la paciente tarea de investigar el lugar en el que podía estar el cuerpo del suboficial Carlo Acefalo, única víctima del naufragio para llevarlo, en 2018, de regreso a su Italia natal. Con esta historia, el director Ricardo Preve logró un documental tan cálido como dramático en el que se muestra todo el periplo de esos hombres que rastrean la isla palmo a palmo para hallar al marinero que dejó su vida en un paraje tan alejado de su lugar de nacimiento. Paralelamente a esta búsqueda, el realizador dialoga con cada uno de los marinos, con quienes fueron sus parientes o amigos, y muestra recortes de diarios y revistas y escenas de noticieros de la época en los que resaltaban la tragedia. El film, que por momentos reproduce ficcionalmente el drama de los marinos en la isla, subyuga por sus emotivas escenas y rememora, como homenaje, la tragedia ocurrida en nuestro país con el ARA San Juan.
Desde el mítico pueblo de Curuzú Cuatiá, situado en el corazón rural del noroeste argentino, emergieron los estrafalarios Síquicos Litoraleños, pioneros del chamamé psicodélico. Nacido a principios de 2000 el grupo fue ganando enorme cantidad de adeptos que, en su Corrientes natal, conocieron su alocado ritmo y sus coloridas vestimentas. El director Alejandro Gallo Bermúdez recorre en este, su primer largometraje, la trayectoria de esos muchachos que ensamblaron el ritmo del rock con el chamamé. Así, a fuerza de vocación y de lucha, lograron un sonido de inusual autenticidad y convirtieron su música en una desfachatada movida bizarra que tuvo eco en diversos lugares del mundo a través de internet, en la que hallaron a un público ávido de nuevos sonidos y se ganaron el apodo de los Pink de los pobres. Documental realizado con tanto desparpajo como el que muestran sus protagonistas, recorre la trayectoria del grupo en sus giras por Holanda y por Bélgica, y se detiene en músicos, periodistas e historiadores, quienes van entrelazando con sus palabras el derrotero de esos músicos que, sin proponérselo, iniciaron una rupturista movida musical. El film muestra, además, un debate cultural acerca de los diferentes caminos musicales replanteando las nociones de éxito y trascendencia y celebrando el poder transformador del espíritu creativo.
Nahuel, un joven aventurero que reside en la costa atlántica de Chubut, se dispone a emprender un viaje para hallar las huellas de su abuelo, un antiguo médico de la cordillera patagónica. Así, recorriendo paisajes silvestres y poblaciones indígenas, el muchacho va componiendo la trayectoria de su antecesor, que vivió durante una época nefasta para la historia argentina. Diálogos con quienes lo conocieron y fragmentos de diarios, de revistas y de noticieros de la época componen esta búsqueda plena de sugestión a la que el director Carlos Echeverría supo insuflarle el necesario aire poético que necesitaba esta ruta de Nahuel, quien desea, en definitiva, ser un cálido retrato de ese abuelo siempre perdido en el tiempo.
Cada ciudad y cada casa posee sus diferentes ruidos. Alegres unos; trágicos, otros, esos ruidos marcan a fuego a sus habitantes y los describen a través de sus quehaceres cotidianos en medio de un micromundo convulsionado. Las directoras Luciana Foglio y Luján Montes se propusieron con este documental, sin diálogos y a través de luces y de sombras, mostrar el descubrimiento de múltiples elementos de creación sonora en el que el ruido invade todos los ámbitos y permite crear extrañas formas de visualización. En este film experimental, sus realizadoras decidieron ahondar en la creación rítmica a través de una rigurosa cámara que capta sonidos y música con un poético sentido de la ilusión.