Yo no odio a Paul W. S. Anderson. Es un tipo prolijo y capaz. Hace películas que recaudan bien, la acción no es mareante y se puede seguir, y uno no sale renegando del cine después de haber visto 90 minutos de sus productos. Quizás sus libretos salen mejor cuando los toma otro director, como fue el caso de la excitante Resident Evil 2: Apocalipsis. Incluso disfruté Alien vs Depredador, aún cuando la mayoría del planeta quería linchar a Anderson por haberse metido de esa manera con dos franquicias más que veneradas. Pero yo ya desconfiaba cuando Anderson anunció que quería volver a dirigir otra entrega de la saga Resident Evil. No era necesario. ¿Acaso estaba celoso de que las críticas dijeran que los directores de las entregas intermedias, Alexander Witt y Russell Mulcahy, eran más talentosos que él?. El tema es que en Resident Evil 4: Ultratumba Anderson tiene todo el control creativo, dirigiendo y escribiendo, además de que la diosa Milla Jovovich (protagonista de la saga) es su esposa. O sea, un negocio familar redondo. El problema en una situación así es que nadie le puede decir si está haciendo algo malo, o si la está pifiando. Y aunque Resident Evil 4: Ultratumba no es el peor filme de la historia ni el peor de la saga (eso le corresponde al primer Resident Evil made by el mismo Anderson), termina siendo ruidoso y emocionalmente inerte. Acá aparece nuevamente la super Alice, decidida a arrasar los últimos cuarteles de la corporación Umbrella, lo que sirve para presentar el villano de esta entrega (el anónimo Shawn Roberts) y desactivar los poderes de la chica. Como si eso fuera a impedir que Jovovich no siguiera haciendo cosas humanamente imposibles!. De allí saltamos a una búsqueda cosmopolita de sobrevivientes, terminando con Ali Larter y los nuevos compañeros de este capítulo, todos sitiados por miles de zombies alrededor de una cárcel en Los Angeles. En realidad parece una versión épica de El Amanecer de los Muertos, sustituyendo al shopping del filme de George A. Romero por una prisión estatal. Ahora el objetivo es llegar al barco que está en el puerto, en el cual deberían estar los últimos sobrevivientes del planeta. Pero el buque no da señales de vida desde hace días... ¿acaso estarán todos muertos?. ofertas en programas y utilidades en Drivers Argentina - click aqui El problema con Resident Evil 4: Ultratumba es el mismo Paul W.S. Anderson. El tipo se despacha con dos toneladas de escenas de acción que son demasiado exageradas. Aún en los filmes de Indiana Jones hay un margen de derrota y sacrificio para el héroe, cosa que aquí no existe - a uno nunca le quedan dudas que Milla Jovovich va a poder vencer cualquier cosa que se le ponga enfrente, tenga superpoderes o no -. Excesivas piruetas, excesivas cámaras lentas y, lo que es peor de todo, no hay ni una sola secuencia de acción que haga algo memorable. Oh si, todas son espectaculares (quizás demasiado) pero ninguna es emocionante o perdurable en la retina del espectador. También es cierto de que el desarrollo de los personajes no acompaña como debe. Son todos cartón pintado, estereotipos que vomitan clisés a cada rato. No se salva siquiera la Jovovich - ídola oficial de esta sección - que se ve más rellena, madura y cansada del personaje. Esta mujer ha perdido la chispa de locura que tenía en sus ojos. Tampoco la reincorporada Ali Larter logra aportar algo interesante al filme, ya que parece en piloto automático, y el recién llegado Wentworth Miller aburre directamente con su expresión facial monotemática. Quizás el problema pase porque estas heroínas (y héroes) de acción carecen de remates o latiguillos (one-liners) propios de los heroes serie B. Simplemente despachan zombies y siguen con otros asuntos. Residentl Evil 4: Ultratumba es ruidosa y chata. Hay demasiadas exageraciones, demasiadas casualidades, cero desarrollo de personajes y cero clima de algo (de terror,de acción, de lo que sea). Las situaciones que engancha no son creíbles (bah, no precisan serlo, pero cuando el director falla en intentar venderte su idea, uno empieza a notarle todos los defectos). Para colmo se suma el hecho de que ésta es otra entrega con final abierto. ¿Era necesario el cliffhanger para enganchar a la gente hasta la próxima secuela, de aquí a dos años?. Lo que precisa la saga es que Anderson regrese a su rol de libretista y productor, y deje que otro director con más talento pula sus ideas... o quizás sea el momento de un recambio creativo radical. Nadie va a detener la inevitable Resident Evil 5, ya que este capítulo de la saga está recaudando bien. Pero podrían hacer algo un poquito mejor, y ponerle a la hamburguesa otro condimento aparte de la sal. Por lo menos la misma comida chatarra sabría un poco diferente.
El Proyecto Blair Witch + El Exorcista = El Ultimo Exorcismo. Oh sí, mezclen algunas cosas de El Exorcismo de Emily Rose (o sea, exorcismos con visos más reales y menos hollwyoodenses), pero en esencia esa es la idea de fondo. Produce Eli Roth, el director de culto de Hostel, quien ya obtenía ganancias desde el vamos (la película costó 1.8 millones de dolares y se la vendió a los distribuidores en 2 millones, amén de ir a porcentaje sobre la recaudación). La idea era tener una película de guerrilla que costara poco y recaudara mucho. El Ultimo Exorcismo lo es, pero el resultado final es decepcionante. Es una película que arranca muy bien y después decide lanzarse al precipicio, arruinando todos sus méritos iniciales de la peor manera posible. Pero el inicio es bueno. Yo no estoy convencido de que el reverendo Cotton Marcus, protagonista del filme, sea un chanta. Tampoco es un individuo de intenciones nobles. En todo caso es una persona que estuvo muy convencida de su fe en su momento, y que después tomó distancia al ver cómo sus fieles pasaban de la devoción al fanatismo ciego. La prueba está en que Cotton le dice al documentalista que la gente compra cualquier cosa - incluyendo la receta familiar de un pastel de banana - en medio de un sermón religioso, y va y lo demuestra. La receta es vitoreada como si fuera la palabra del señor. Es un punto muy bueno del filme para probar de que la gente ya no compra al mensaje sino cualquier cosa que le dice el mensajero. En ese sentido Cotton Marcus viene a ser un individuo decepcionado religiosamente que se ha metido a teatralizar exorcismos con tal de cumplir dos propósitos: evitar que otros fanáticos hagan lo mismo, pero mal y provocando daño; y obtener un beneficio económico personal. Es difícil catalogar a Marcus como un villano o un estafador simpático; el tipo transita por una zona gris que es muy interesante de investigar a medida que pasan los minutos de metraje y descubrimos facetas nuevas de su personalidad. Por eso es que, cuando va a la granja de los Sweetzer, él en realidad va a cometer una tarea terapeútica según sus propios términos. Si teatraliza un exorcismo, la gente sicológicamente se libera y vuelve a su cauce. Esa es una teoría bastante válida... hasta que termina por toparse con lo real: un auténtico demonio se ha apoderado de una adolescente, y esto la lleva a cometer actos realmente salvajes. Y ahí es donde la película empieza lentamente a desbandarse. ofertas en programas y utilidades en Drivers Argentina - click aqui Ciertamente Cotton Marcus no es un personaje tan profundo como Lankester Merrin o Damien Karras, pero es muy interesante. El tema es que, cuando debe confrontar la maldad real, todo su discurso interno desaparece. Este debería ser un tipo reflexionando todo el tiempo delante de cámara, diciéndose si esto no es un castigo divino por falsear la existencia del demonio. Pero no; nada de eso (o muy poco) aparece; en cambio, el relato se centra en Nell, su extraño hermano y su atormentado padre, lo cual no está mal pero no se condice con la esencia de lo que la historia venía narrando. Marcus pasa a un segundo plano, siendo reactivo ante lo que sucede en vez de ser un personaje activo. Ciertamente queda enredado en su propia red de mentiras, pero la cámara no le da espacio para admitirlo y se dedica en cambio a seguir los pormenores de los ataques de Nell, sus idas y vueltas al hospital, etc. Como toda la película está filmada en primera persona, los sustos son efectivos - el estilo Blair Witch es a prueba de balas cuando de provocar shocks se trata; no importa lo incompetente que pueda ser el director, basta mover la cámara hacia un plano que no veíamos y mostrar algo que no estaba para que uno salte en la butaca -. Acá hay un mínimo de efectos especiales, lo que termina por ganar en la credibilidad del terror. Eso no quita que haya un par de momentos idiotas, como cuando Nell se roba la cámara para filmarse cometiendo desmanes. Pero si hasta entonces las cosas venían bien - con algunas escenas y algunos detalles cuestionables sobre el rumbo elegido por el director -, El Ultimo Exorcismo decide chocar y estallar en mil pedazos al momento de desembocar en el final. Sencillamente es un climax idiota. (alerta spoilers) No sólo por la aparición de elementos inesperados y la revalorización completamente radical de personajes existentes, sino porque traiciona totalmente las expectativas creadas. La historia trataba sobre una chica poseída por el demonio, y uno espera que la chica a) desate el infierno sobre la Tierra o b) alguien la salve a costa de algún sacrificio enorme. El director Daniel Stamm inserta un c) hay una conspiración demoníaca detrás, que carece de cualquier tipo de pista previa y suena a trampa o a guionista cansado que no sabía cómo cerrar el relato. Es un final tan estúpido y anticlimático, que arruina todos los méritos que había hecho previamente el filme.(fin spoilers) Viendo los resultados del balance, El Ultimo Exorcismo no es una mala película pero sí una decepcionante. Desperdicia una oportunidad enorme de hacer algo realmente estremecedor. Hay buenos diálogos, buenas actuaciones, algunos shocks sólidos, mezclados con un par de escenas bobas y un final realmente idiota. Traiciona su naturaleza a último momento, y traiciona las expectativas de los espectadores. Por mi parte, la recomiendo sólo para cuando salga en video; el precio de la entrada no termina por justificar el arruinamiento masivo de expectativas creadas que genera su final traído de los pelos.
Los Indestructibles parecía el sueño mojado de cualquier fan del cine de acción - en especial del que estaba de moda en los años 80 -. Stallone había hecho lo imposible, reuniendo uno de los mejores casts de la historia del cine desde que Steven Soderbergh filmara la saga de Ocean´s Eleven con Clooney, Pitt y Cía. Anoten: Dolph Lundgren (ex rival de Stallone en Rocky IV), la estrella asiática Jet Li, el inglés Jason Statham, el veterano Mickey Rourke (que viene de regreso, cobrándose todos los millones juntos que perdió en papeles de mala muerte en los últimos años), las estrellas de la lucha Randy Couture y Steve Austin; y los amigotes y socios de Planet Hollywood, Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger (quien se hizo cinco minutos para dejar la gobernación de California y darle el gusto al pibe). Parece una lista de quien es quién en el mundo del botox hollywoodense. Afuera se quedaron Steven Seagal (quien está peleado a muerte con el productor del filme) y Jean Claude Van Damme, que salió con un martes 13, diciendo que esa plata debería usarse para socorrer gente en Centroamérica (!). El tema es que, ni aún con todos esos pesos pesados reunidos, Los Indestructibles logra hacer algo medianamente memorable. Es pura rutina, propia de una película directa a video, y con el agravante que la acción está rodada por un epiléptico al mando de la cámara. El problema pasa con toda seguridad por el libreto, que está co-escrito por Dave Callaham - el mismo de Los Jinetes y Doom -, y que es extremadamente chato. Cuando uno arma un ensamble de este estilo, es necesario darle cinco minutos de lucimiento a cada estrella, y que las mismas tengan peso en la historia. Pero acá la trama da señales de que los guionistas no sabían cómo manejar a tanta gente famosa; con la excepción de Stallone, Li y Statham, lo del resto no dejan de ser cameos extendidos. Dolph Lundgren dice un par de palabras, pelea dos minutos, y desaparece el resto de la historia; Mickey Rourke parece estar actuando en otra película mucho más seria y de mayor calidad que ésta, despachándose con unos parlamentos profundos que no van con el tono disparatado del relato; al menos los cinco minutos de Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger son divertidos, pero no deja de ser un momento de chistes entre amigos. Y del resto, que son estrellitas serie B salidas de la lucha u otros deportes, apenas hacen algún aporte. El caso de Steve Austin es ejemplar, ya que el tipo no llega a pronunciar ni 20 palabras en todo el filme. visita los foros de discusion y descarga gratis de peliculas de SSSM - Arlequin Pero ni siquiera los diálogos (con excepción de Rouke, que tiene una larga epifanía sobre la guerra y que es lo mejor del filme) dejan una impresión duradera. Por contra, la historia está recargada de clisés demasiados desgastados, como que todas las repúblicas tercermundistas parezcan un pueblito haitiano con gente vendiendo fruta y gallinas en las calles. Todo el ejército de la ficticia república de Vilena tiene 200 hombres (!) o el equivalente de 20 minutos de cadáveres constantes que es lo que demanda el clímax. Y la historia es tan lineal que carece en absoluto de sorpresas. Stallone y Callaham se limitaron a reciclar el hit de Schwarzenegger Comando, con la diferencia que el filme de 1985 era mucho más divertido que éste. Lo otro que empaña a The Expendables es el rodaje de las secuencias de acción. A mí me gustó mucho como Stallone coreografió la violencia en John Rambo - era una prolija imitación de la cámara lenta de Sam Peckinpah -, pero acá parece sintonizar a Michael Bay en un día pasado de cafeína. Stallone mete planos de menos de un segundo en las peleas, y el resultado es caótico. En gran cantidad de momentos del climax uno termina perdido, sin saber quién le pegó a quién o cuántos murieron y de qué modo. Lo cual es una lástima ya que Stallone no ha escatimado en pirotecnia ni en peleas, pero él solito se encarga de arruinar las secuencias. Los Indestructibles está ok. En el fondo es decepcionante, ya que podrían haber armado algo mucho mejor que esto con toda la plata que costó. Están todos viejos, desgastados, deformados por el colágeno y los anabólicos, pero siguen en forma. Pero la dirección caótica en las escenas de acción y el aplastado libreto - que ni siquiera inventa frases de remate como la gente - atentan contra los méritos de lo que podría haber sido una reunión cinematográfica memorable.
Esta va a ser una review con mala leche, porque películas tan idiotas como Agente Salt se merecen que la analicen con mala leche. Para empezar, tenemos en el staff técnico a Kurt Wimmer, vendedor profesional de fruta al por mayor en el ámbito hollywoodense. No todo lo que ha hecho Wimmer es un bofe, ya que hay cosas pasables como las adaptaciones de Esfera y El Caso Thomas Crown; pero cuando al tipo lo dejan solo y le permiten inventar, se despacha con idioteces monumentales como Equilibrium, Ultravioleta, y Un Ciudadano Ejemplar. Ahora Agente Salt se suma a su lista de esperpentos salidos de su cerebro. Me imagino a Wimmer intentando vender este pescado podrido en Hollywood: "tenemos a Angelina Jolie corriendo, pegando y disparando mientras todo el mundo la persigue... imaginen a Jason Bourne con super tetas!" (perdón el francés). Y los productores, calenturientos, sacan dinero de su bolsillo inmediatamente mientras fantasean con el fotograma mental que Wimmer les acaba de vender. Efectivamente Agente Salt es Jason Bourne con super tetas durante los primeros 30 minutos, tiempo en el cual Wimmer aprovecha para condimentar la historia con detalles calcados del teaser de Otro Dia Para Morir (léase: la Jolie torturada por norcoreanos malos, muy malos). Llega la revelación de mala leche del defector ruso de turno, la Jolie corre y se escapa de milagro... y de pronto pasamos a otra película distinta. ¿Cómo?. ¿Esta mujer no era inocente? ¿Qué hace ahí, apuntándole directo a la cabeza del presidente ruso? visita los foros de discusion y descarga gratis de peliculas de SSSM - Arlequin Imagino que la intencion de Wimmer era sorprender al espectador con giros de tuerca inesperados; lo que el guionista no entiende es que, si son demasiados, se termina por pasar de rosca. El gran problema con Wimmer es que es un tipo demasiado imaginativo, y no sabe ponerse un punto límite para que la cantidad de fruta despachada no suene ridícula. Usted puede sorprender al espectador determinado número de veces hasta que la lógica se empieza a resentir, especialmente si las sorpresas no están suficientemente avaladas por los acontecimientos que ocurren en pantalla. Es cierto que uno queda desubicado varias veces a lo largo del filme, simplemente porque uno no termina de entender para qué lado termina de tirar Salt. Entonces el libreto dispara un golpe de efecto tras otro, una traición sorpresiva tras otra... y cuando uno ve hacia atrás, empieza a darse cuenta de lo idiota que es todo esto. Si Salt era doble agente, ¿para qué diablos el ruso lo revela en el cuartel de la CIA? ¿No era mejor matar al presidente ruso de callado, sin revelar los planes?. Si hay más de un traidor, ¿cómo no se conocen?. El tema es que no importa, no interesa. El argumento es estúpido por donde se lo mire y, lo que es peor, Wimmer sobrepasa los límites de lo tolerable y sigue despachando fruta. En el filme hay una secuencia que parece el gran final... pero no lo es y sigue... esperen, ahora sí debe ser el final... no, sigue unos minutos más... bueno, termínenla porque esto ya es ridículo... y la trama vuelve a seguir. Agente Salt se puede resumir como Jason Bourne con supertetas encuentra a El Embajador del Miedo ... hasta que tiene un rapto de decencia en el último momento y de la manera más absurda posible. Lo único que salva a esta estupidez del cero absoluto es que al menos el director Phillip Noyce (El Santo, Juego de Patriotas) dirige la acción de manera espectacular. Pero la historia, a mitad del filme, vuela en pedazos bajo el peso de su prepotencia y su falta de lógica. Por favor, Wimmer, no escribas nunca más (para colmo tiene en cartera la remake de El Vengador del Futuro!!).
Corría 1994 y el mexicano Robert Rodriguez era nuevo en Hollywood. Su filme El Mariachi - rodado con dos mangos y con tácticas de guerrilla en 1992 - había impresionado a medio mundo y los norteamericanos lo llamaron para una suerte de remake / secuela que terminaría siendo La Balada del Pistolero (1994), ahora con Antonio Banderas como el personaje del título. Y, en medio de todo esto, Rodriguez fantaseaba.... Para esa época ya habían pasado 4 años desde que Depredador 2 había obtenido una tibia respuesta en la taquilla, y parecía que la franquicia había pasado a mejor vida. Y, de puro caradura, Rodriguez se despachó con un libreto que no le había pedido nadie, el que trataba sobre un mundo artificial creado por los depredadores como coto de caza y al cual terminarían abducidos Dutch (Arnold Schwarzenegger) y Harrigan (Danny Glover), protagonistas respectivos de Depredador 1 y 2. El script era muy ambicioso pero nadie le dió bola, lo cajonearon y se olvidaron de todo el asunto. En el 2009 alguien - posiblemente un ejecutivo de estudio desesperado por ideas financieramente potables - se topó con el libreto y llamó nuevamente a Rodriguez. El mexicano dió un paso atrás, se puso en el rol de productor y reclutó a Nimrod Antal, el director húngaro que había llamado la atención con Kontroll (2003) y que había desembarcado en Hollywood con Habitación Sin Salida (2007). Entre ambos le pegaron una pulida al viejo libreto y se despacharon con una secuela más que digna del hit de 1987 - la que obvia los crossovers de Alien vs Predator, considerados los hijos bastardos de ambas franquicias y despreciados por medio mundo -. El tema con las franquicias - desde Alien hasta Robocop - es que el deseo de mantener la identidad de las mismas termina por meterlas en un corsé que, a la larga, las termina por matar. Hay patrones que se repiten en todos los filmes, y hay limitaciones impuestas por el molde con lo cual todas las peliculas son más o menos parecidas. El caso más extremo es Robocop, y con Alien al menos tuvieron el tino de contratar buenos directores en el medio como para camuflar un poco las cosas. Pero con la saga de Depredador pasó algo raro: es una serie centrada en la criatura y no en los protagonistas humanos. Aunque mucho se la critique, Depredador 2 me pareció un excelente cambio de clima para la saga, aún cuando tenga su caudal propio de defectos (y la ausencia de Arnold Schwarzenegger sea el menor de todos ellos). Depredadores vuelve a trasladar la acción a la jungla y los protagonistas van de soldados hasta mercenarios. El guión es muy fiel al original, tanto que hasta podría decirse que es una versión 2.0. Hay una fuerte sensación de deja vu en muchas de las escenas, las que parecen tomadas del original de 1987 pero coreografiadas de manera innovadora - soldados acosados en la jungla; otra persecución que termina con gente cayendo al rio desde un acantilado; otro miembro de la expedición que se retrasa para pelear mano a mano con el depredador; incluso hay un climax con fogatas y mucho barro -. Al menos el director Antal tiene suficiente talento como para maquillar lo que está clonado y sorprendernos nuevamente con el mismo viejo truco. visita los foros de discusion y descarga gratis de peliculas de SSSM - Arlequin Depredadores es más que satisfactoria en más de un sentido. Ciertamente la sorpresa inicial se ha perdido, porque ahora todo los espectadores sabemos de la existencia de los bichos y cómo se comportan; pero por el resto, Antal crea bastante suspenso y hace buenas coreografías de acción (y, lo que es mejor, se pueden seguir sin terminar con un ataque de epilepsia). Acá figura Adrien Brody (¿quien?), un tipo alto, flaquito, narigón, que siempre hace papeles simpaticones. Sin dudas Brody es el menos pensado a la hora de elegir a alguien como figura de acción pero, como diría James Bernardinelli, el género tiene lugar para todo y para todos (hace unos años nadie daría un peso por Matt Damon como héroe de acción y, sin embargo, vean lo que ocurrió con la saga de Jason Bourne). Y, como Brody es un gran actor, el tipo sale parado de ésta con una dignidad más que admirable. Se ve que ha hecho dos toneladas de fierros y encima usa una voz gruesa que haría que el Batman de Christian Bale se orine en sus pantalones, con lo cual Brody se ve creíble como tipo armado y violento, más malo que la caspa. El resto del cast está mas que ok, incluyendo al amigote de Robert Rodriguez, Danny Trejo, el que hace de Danny Trejo y se vuelve a llamar como un instrumento cortante (antes era Machete, ahora se llama Cuchillo!). Como es obvio, esta gente va y viene por la jungla mientras los van liquidando de a uno; se topan con Lawrence Fishburne, quien es el encargado de ponerlos a tanto de toda la situación; y después terminan por elaborar una contraofensiva contra sus cazadores alienígenas. Al parecer los humanos han caído en medio de una guerra tribal entre dos especies de depredadores y uno de ellos (que sería el depredador clásico de 1987) va a terminar siendo un aliado impensado. Mientras tanto bala va, bala viene. La mayor contra que tiene Depredadores es que tiene un par de puntos tan obviamente ridículos que sólo es posible asimilarlos en términos de comic. La idea del ensamble de soldados africanos, americanos, rusos, etc. está ok... pero la aparición de un matón colombiano, un yakuza y y un asesino serial escapado de la cárcel ya suena a disparate (¿qué?, ¿los depredadores fueron a la casa de cada uno para abducirlos?). El otro punto es la revelación que hace un personaje cerca del final, algo que termina por lastimar la buena credibilidad que había creado el relato, y que termina siendo una especie de shock barato de último momento. Depredadores es una muy buena secuela. Hay momentos de deja vu, pero está dirigida con una mano tan experta y es tan respetuosa del original que es un entretenimiento más que válido. Y desde ya esperamos otra entrega, cuya puerta quedó abierta con esta película. Solo ruego que Robert Rodriguez siga oficiando de productor, ya que aquí ha hecho un trabajo más que digno. Los filmes de la saga de Depredador son: Depredador (1987), Depredador 2 (1990), y Depredadores (2010)
Esta es la segunda entrega de la trilogía Millennium, escrita por Stieg Larsson y publicada entre el 2005 y el 2007. Estos thrillers se convirtieron en un fenómeno editorial de ventas y la pujante cinematografía escandinava decidió llevarlos a la pantalla grande, obteniendo un enorme suceso en todas partes del mundo. Los norteamericanos ya compraron los derechos y las remakes están en marcha, con el estreno de la primera de ellas agendado para finales del 2011. Millennium 2: La Chica que Soñaba con un Fósforo y un Bidón de Gasolina vuelve a reflejar los temas favoritos de Larsson. Cuando era joven Larsson fue testigo de la violación de una chica por parte de una pandilla, y ese hecho lo terminaría marcando a fuego. Por otra parte Larsson estaba obsesionado (e indignado) con el pasado colaboracionista de Suecia durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Considerando la situación geográfica de los países escandinavos - y su cercanía con la Unión Soviética -, es posible que el temor al gigante rojo avivara posiciones radicales y anticomunistas, con lo cual el nazismo hubiera sido visto como una opción natural para defender la soberanía territorial. Pero Larsson repudiaba esa postura extrema de tener que aliarse con un diablo para combatir al otro, porque equivalía a saltar de la sartén para caer en el fuego. Estas premisas estaban presentes en Los Hombres que no Amaban a las Mujeres y vuelven a aparecer en este filme, solo que aquí han sido reelaboradas con suficiente ingenio como para no notarles sabor a reciclado. Viendo de manera secuencial la trilogía, Millennium 2: La Chica que Soñaba con un Fósforo y un Bidón de Gasolina es más sólida que la primera película. Hay un guionista y un director nuevos, y los mismos parecen haber pulido las fallas del primer capítulo. Igual el climax es algo abrupto pero toda la historia es más satisfactoria. Ahora resulta indudable que la estrella de la historia es la andrógina Lisbeth, y la trama de Millennium 2: La Chica que Soñaba con un Fósforo y un Bidón de Gasolina se centra exclusivamente en su pasado. Es cierto que hay algunas coincidencias demasiado "coincidentes" al principio de la historia - Lisbeth, inundada de plata, decide regresar a Suecia en el momento exacto en que los malvados de turno pergueñan una conspiración en su contra; la conexión entre el asesinato del periodista y el del oficial de control de Lisbeth parece demasiado traido de los pelos - y que el final es algo abrupto, pero el filme es muy satisfactorio en términos de investigación, suspenso y desarrollo de personajes. Aquí Larsson ha decidido mantener a los personajes en carriles paralelos, sin mantener contacto hasta el último fotograma del filme. Sin embargo sus investigaciones paralelas corren sincronizadamente y, a través de terceros o de medios electronicos, logran intercambiar notas. Definitivamente ésta es una trama más elaborada y mejor construida. ofertas en software de facturacion para empresas de Sistema Isis Pero es la presencia del personaje de Noomi Rapace lo que mantiene las cosas en movimiento. Al conocer más de su pasado - todo se relaciona con el incidente visto en un flashback en Los Hombres que no Amaban a las Mujeres, en donde Lisbeth incendiaba a lo bonzo a su padrastro - y de sus amistades, el personaje gana profundidad. Además lo suyo es una exhibición de fuerza, valentía e ingenio, en donde una chica menudita le hace frente a obstáculos enormes y logra sortearlos. Es tanta su energía que el personaje del periodista - alter ego de Stieg Larsson - termina relegado al papel de testigo de las acciones de la protagonista. Mikael Blomkvist aporta algunos datos pero no es ni el gran impulsor de la historia... ni es siquiera un decente hombre de acción. Aquí se han cambiado a los nazis por desertores soviéticos, y el abuso sexual está dado por una despiadada red de prostitución. Como en los viejos policiales de serie negra - como los policiales de Raymond Chandler - hay un asesino enorme, implacable y anónimo, tras el cual van nuestros héroes siguiéndole el rastro. En realidad la historia utiliza dos mecanismos: revolver archivos e interrogar testigos para revelar la historia secreta (el por qué y el cómo), y la pista del gigante rubio es un atajo para ver rápidamente al villano escondido tras toda esta conspiración. Como sea, el climax es muy satisfactorio en más de un sentido. Millennium 2: La Chica que Soñaba con un Fósforo y un Bidón de Gasolina es un fantástico thriller. Inteligente, medido, satisfactorio. Lamentablemente la obra de Larsson concluiría con la siguiente obra, Millennium 3: La Reina en el Palacio de las Corrientes de Aire, tras lo cual sufriría un ataque cardíaco que pondría fin a su vida a la temprana edad de 50 años.
Un Loco Viaje al Pasado es otra comedia de cuarentones calentones haciendo cosas adolescentes, género que se puso de moda con Old School (2003) y Virgen a los 40 (2005). Acá decidieron meter algo de ciencia ficción a la coctelera, terminando en un mix del tipo Qué Pasó Ayer? (The Hangover) encuentra a Volver al Futuro. El resultado final es bastante cómico y entretenido, sin ser nada memorable. Acá hay un grupo de amigos que tienen la vida arruinada y que, para colmo, deben hacerse cargo del más bardero del grupo (el insufrible Rob Corddry, el mismo que arruinara Harold y Kumar Escapan de Guantanamo y Operación Proyecto Final, que por lo menos aquí está levemente más contenido y es un poco más gracioso), y deciden irse de vacaciones al mismo lugar a donde iban en su adolescencia. Los tipos se embriagan mal (tal como en The Hangover), mojan los controles del jacuzzi, se descontrolan y caen inconscientes (como The Hangover), y se despietan en medio de un despiole de proporciones bíblicas. Sí... como The Hangover. ofertas en software de facturacion para empresas de Sistema Isis Luego el filme pasa a sintonizar Volver al Futuro, parodiando a los años 80, y metiéndose en los enredos propios de los viajes en el tiempo - a quién hay que conocer y en qué momento, o si se puede alterar o no determinada cosa y si la misma repercutirá en el futuro -. En sí las escenas son bastante divertidas y uno pasa un buen rato; el problema es que el libreto hace una mezcla de tipos de comedia que a veces resulta chocante. Por un lado John Cusack intenta hacer sus rutinas de cuarentón carismático y algo torpe, las cuales se estrellan contra un muro en cuanto aparece Rob Corddry y empieza a lanzar todo tipo de fluidos y puteadas al aire. Es notable ver lo incómodo y descolocado que queda Cusack cuando Corddry está en pantalla - el tipo vomita, se pasea desnudo por todos lados, comete todo tipo de excesos -, que pareciera que estuvieran en dos películas diferentes. El otro tema es que Corddry y el otro integrante del trío principal, Craig Robinson, tienen el nivel actoral de una sitcom y son incapaces de dar una nota mesurada o sutil, aún en los supuestos momentos emotivos del filme. Es tan enorme la diferencia de nivel en las perfomances, que pareciera que a Laurence Olivier lo hubieran empardado con las versiones de Jim Carrey y Jeff Daniels de Tonto y Retonto (1994). Por lo menos el pendex Clark Duke demuestra tener mucho más rango y calidad que el dúo de palurdos que acompaña a Cusack. Pero aparte de enredos y chistes fáciles, no hay nada más en Un Loco Viaje al Pasado. Está ok, aunque su calidad sea dispar, y uno mata el rato sin remordimiento. Pero si uno la compara con su fuente de inspiración - The Hangover -, verá que es una pálida imitación. Al menos en The Hangover había desarrollo de caracteres y una lenta construcción del momentum cómico, que empezaba a explotar en grande cuando llegábamos a mitad del filme. Acá producen de entrada un gag tras otro, y en el conjunto son más los que aciertan que los que fallan. Uno se ríe, pero a las dos horas de terminado el filme apenas se acuerda de haberlo visto.
El Origen (un título muy liberal que no tiene nada que ver con Implante, la traducción literal del original Inception y que hubiera quedado mucho mejor) es el nuevo filme de Christopher Nolan, el director estrella de Hollywood que ha revivido la franquicia de Batman tras Batman Comienza y Batman, el Caballero de la Noche. Pero antes de que Nolan se metiera con los superhéroes, el director había demostrado un interés obsesivo con los recuerdos, la memoria y las identidades alternativas. La obra que llamó la atención internacional sobre Nolan fue la excepcional Memento (2001) - en donde el protagonista tenía memoria de corto plazo -, y luego siguió con Insomnia, Noches Blancas (2002) en donde un desvelado Al Pacino era incapaz de diferenciar lo que era real de lo que era alucinación. Incluso El Gran Truco (2006) - otro filme de autoría intelectual de Nolan - trata sobre personalidades desdobladas. Por ello es que Inception se siente como una obra de Nolan de pura cepa, en donde el director retoma su pasión sobre la temática de la percepción de la realidad y la memoria. En sí, El Origen se podría definir como Misión Imposible encuentra a Matrix. Acá hay un ladrón de ideas que se conecta a la mente de sus víctimas para extraer recuerdos y secretos. Para ello, víctima y victimario entran en un sueño inducido químicamente y permanecen conectados a un aparato en donde reside un mundo previamente elaborado por un "arquitecto del sueño", que básicamente es un esquema construido de manera familiar a los recuerdos de la víctima y en donde éste se desenvuelve sin percibir la diferencia con la auténtica realidad. Esa estructura es bastante abierta - la víctima termina de construirla de manera inconsciente - y tiene características sicológicas y oníricas. Por ejemplo, los individuos que la habitan son avatares del inconsciente de la víctima y hacen las veces de anticuerpos; los secretos están guardados en elementos representativos de alta seguridad - cajas fuertes, fortalezas -; y las leyes de la física pueden doblarse a voluntad (que es el elemento matrixiano de la fórmula). Por su parte hay toda una serie de reglas propias de este universo: la muerte involucra el despertar inmediato del soñador si está en un nivel primario del sueño... pero aquí es posible soñar dentro del mismo sueño (como si fuera un esquema de cajas chinas) y ello aumenta el peligro de la misión. Una muerte en un nivel profundo puede implicar quedar atrapado en una especie de limbo, del cual puede llevar años despertar. A su vez los tiempos corren de otra manera: en el primer nivel de sueño los minutos reales se transforman en semanas, en el nivel siguiente son meses... y así sucesivamente. En un principio el ingreso del espectador a este complejo universo de ideas y reglas es bastante chocante, ya que Nolan no espera a la gente y en menos de cinco minutos pasamos por varios niveles del sueño. Luego el film empieza a tomarse su tiempo, y a través de un tour guiado por Leonardo DiCaprio y Ellen Page aprendemos la gran mayoría de las reglas del juego. Y, durante el 80% del filme, El Origen va sobre ruedas, con una historia apasionante y entendible. Tal como en Misión Imposible DiCaprio recluta gente, elabora un complejo plan, las cosas no siempre salen como es debido (la dichosa Ley de Murphy entra a jugar a pleno), y hay que improvisar sobre la marcha. Por su parte está la subtrama de la fallecida esposa de DiCaprio, la que aparece como invitada no deseada en cada una de las misiones del protagonista. Al parecer el inconsciente de nuestro héroe le está pasando factura por algo, y el guión se encarga de ir develándolo poco a poco. ofertas en software de facturacion para empresas de Sistema Isis Una vez terminado el plan y la explicación de las reglas del universo, pasamos a la operación, en donde Inception corre carriles similares a Matrix. Una cosa que es destacable es que la concreción del plan es mucho más simple que todo el complejo set de reglas que el filme había venido explicando hasta ese momento. Para que la idea a implantar penetre de manera profunda, DiCaprio elabora un complejo esquema de varios niveles de "sueño dentro del sueño", que va desde una ciudad standard hasta una fortaleza en medio de las montañas heladas al mejor estilo de Al Servicio Secreto de Su Majestad (que Nolan ha admitido más de una vez como una de sus películas favoritas, y que aquí le rinde un extenso homenaje), en donde el tiempo corre de manera cada vez más lenta, y la física se ve afectada por los sucesos que pasen en los niveles superiores del sueño. Si en el nivel uno hay una caída libre, en el nivel dos se vive un ambiente de gravedad cero, lo que da lugar a unos combates espectaculares en corredores que giran alrededor de los protagonistas. Lo que el libreto jamás se preocupa de explicar es por qué esa gravedad cero no afecta el nivel tres de sueño, en donde todos juegan a ser James Bond asaltando una fortaleza alpina. Y es precisamente en ese punto del filme en donde El Origen comienza a desarmarse, introduciendo cambios de último momento a las reglas de este universo, amén de meter un par de Deux Ex Machinas. (alerta: spoilers). Empiezan a pasar varias cosas que chocan con la lógica interna del relato. La droga que utilizan no afecta los oidos, por lo que los sonidos y el sentido del equilibrio afectan al sueño... pero todo el ruido de los disparos no despierta a la gente en otros niveles (aunque sí pueden escuchar una canción francesa). La gravedad cero parece llegar sólo al nivel dos, y no al nivel tres en donde todos están en plena balacera en medio de los Alpes. Cuando Cillian Murphy es asesinado, resulta que puede revivirse si se llega al nivel cuatro (el limbo), que debería ser un lugar en donde uno no puede salir en años... pero esta gente entra y sale como pancho por su casa. El rescate de toda la gente del nivel cuatro es estúpido, cuando no traído de los pelos (especialmente porque hasta ese entonces estábamos en el subconsciente de Cillian Murphy y de pronto pasamos al nivel 4 limbo de la mente de Leonardo DiCaprio, que teóricamente es un lugar que uno demora años en salir). A esto se suma el hecho de que la mente de DiCaprio es la única que inserta personajes extraños en la historia onírica en cada momento (¿por qué no aparece la madre de Tom Hardy o el ratón Mickey como avatar onírico de Ken Watanabe, por poner un ejemplo?). Algo similar pasa con el esquema de bombas con detonadores (que genera acción en pantalla, pero no tiene nada que ver con este universo: ¿no es que ellos sólo se pueden despertar cuando Dileep Rao les ponga música o los empape en el nivel uno?). Y aún cuando Murphy es revivido, el concepto de la idea implantada que expone el filme no termina por sonar convincente. En el final la película intenta redimir el desprolijo climax y el manoseo de las reglas con una conclusión ambigua (¿DiCaprio se despertó o sigue soñando?), pero que no logra compensar las fallas de último momento (fin: spoilers). Si se quiere, El Origen es 80% de una obra maestra arruinada por un desprolijo último acto. Nolan debería haber ampliado el tema y las reglas del limbo en los minutos anteriores, o bien debería haberle dado una profunda pulida al último capítulo. El concepto es brillante, las actuaciones notables, la dirección excelente ... pero hay olor a trampa de último momento y eso empaña los quilates de la obra. Eso no quita de que tenga cualidades memorables, pero no es un clásico redondo como debería haber sido.
Despicable Me (traducción literal, Yo, el Despreciable) viene de la alianza entre los estudios Universal e Illumination Entertainment, los cuales están intentando hacerse un lugar en el nicho de la animación digital que lideran Pixar y Dreamworks. Para este proyecto contaron con Chris Renaud, el que viene del riñón de Blue Sky Studios, los responsables de la saga La Era de Hielo. El resultado final no sólo es muy superior a lo esperado, sino que termina siendo una delicia encantadora que hacía tiempo que uno no veía en pantalla. Acá hay una pequeña historia que sirve de excusa para el filme, pero que termina siendo lo de menos. Este es un mundo dominado por supervillanos de comic, más parecidos a Pierre Nodoyuna que a Lex Luthor. De hecho, el film abreva en las fuentes de Pierre Nodoyuna, que resultaba ser el profesor Fate de La Carrera del Siglo, el que terminaba inventando gigantescas armas inútiles que acababan por explotarle en sus narices. Acá Gru es un genio criminal asistido por su ayudante, el Dr. Nefario, y ambos terminan por inventar las cosas más disparatadas que a uno se le ocurran con el único fin de dominar el mundo. A su vez están asistidos por una multitud de secuaces idénticos, anónimos y torpes que a uno le hace acordar a los Oompa-Loompas de Charlie y la Fábrica de Chocolate, sólo que estos son muchísimo más simpáticos. Como Gru es un supervillano con complejo de inferioridad, decide ir al Banco del Mal para que le financien su proyecto de robar la Luna y transformarse así en el villano número 1 del mundo. Los del banco acceden, siempre que Gru desarrolle un rayo reductor (parte indispensable del proyecto), y el único que existe está en poder de Vector, un tipo al que Gru había despreciado cuando había comenzado en su carrera criminal. Lo que sigue es una galería interminable de intentos fallidos de infiltrarse en la mansión de Vector, hasta que Gru descubre que un trío de huerfanitas que venden galletas tienen vía libre para ingresar a la fortaleza. Gru adopta a las niñas mientras arma toda una serie de robots camuflados de galletas, los que servirán para desactivar las defensas de Vector y así poder robarle su rayo... pero en el medio las niñas empezarán a ablandar al antipático villano, haciéndole descubrir el tipo de buen corazón que estaba enterrado en él. Y, mientras tanto, el tiempo y los planes continúan su curso. ofertas en software de facturacion para empresas de Sistema Isis Pero más allá de su historia tonta y corta, lo que hace que Mi Villano Favorito termina por deslumbrar a la platea son los gags y la animación. Los personajes parecen una mezcla de Pocoyo y la versión original del comic de Los Locos Adams, y tienen una gracia impresionante. Tienen una expresividad notable y tienen unos diálogos graciosísimos. Es que en realidad el éxito de un dibujo animado se basa en que los personajes deben de tener un diseño cómico, ser graciosos sin siquiera hablar, y acá lo cumplen con creces. Gru es un gigante con piernas finitas - un hibrido entre el doctor Evil y el tío Lucas Adams - , y sus ojos tienen una chispa fabulosa. Las niñas son extraordinariamente adorables y dulces, y uno no tarda demasiado de enamorarse de ellas y del resto de los personajes. Sumen a esto una tonelada de secuaces - que hacen mil y una burradas y parecen una legión de clones de Los Tres Chiflados -, y verán de que a uno lo que le importa es ver los gestos de estos deliciosos caracteres, mas allá de si dicen algo con sentido. Por suerte los diálogos también tienen mucha gracia y a esto se suma el hecho - si usted tiene la suerte de verla con subtitulos y las voces originales - de la interpretación vocal, que es excepcional. Steve Carell hace que Gru suene como un pomposo villano alemán de caricatura, y se nota que la pasa bomba. El resto del cast lo acompaña de manera sobrasaliente, incluye a un irreconocible Russell Brand como el anciano científico que trabaja para Gru, y a Julie Andrews como la desagradable madre del protagonista. Mi Villano Favorito es deliciosa por donde se la mire. Todos sus personajes tienen una gracia magistral, y los gags son realmente cómicos. En realidad es pasar una hora y media de nuestro tiempo con una troupe de amigos encantadores, a los cuales uno empieza a extrañar cuando la película termina y se encienden las luces.
Cada vez que veo a Nicolas Cage en pantalla, me acuerdo del personaje de Robert Downey Jr en Una Guerra de Película (2008), en donde hacía de un actor necio y cargado de ínfulas que creía que podía interpretar cualquier tipo de papel... incluso el de un afroamericano (!). Para mí Cage siempre será el tarado que se creía vampiro en El Beso del Vampiro (1988) - el que debe ser uno de sus papeles más cómicos -. Vale decir, el tipo era bueno para lo comedia y zafaba para el drama, pero con el bendito regalo del Oscar de Leaving Las Vegas (1995), comenzó a creerse que le daba el físico para ser héroe de acción. Como en Hollywood lo usual es que la locura sea compartida (si ganó el Oscar, puede interpretar cualquier cosa), hay un numeroso grupo de productores que también se convencieron de ello (wtf!?) y le dieron su oportunidad. Lo cierto es que Cage ha tenido un olfato bastante bueno para elegir proyectos (cuando no lo apuran sus necesidades monetarias, debido a sus problemas con el fisco) y acierta en 2 de 3, generando películas taquilleras. Esto confirma el segundo axioma hollywoodense (si es taquillero, está en lo correcto), un descerebrado principio que indica que la efectividad en las recaudaciones le da la razón a los tipos más burros, torpes y carentes de talento que hayan circulado por la meca del cine - desde Joel Schumacher hasta Pauly Shore y Tim Story -, y los mantiene en actividad por un tiempo superior a lo saludable. Ciertamente Nicolas Cage no ha hecho un despropósito de su carrera como Cuba Gooding Jr (que ahora da lástima), pero se ha embarcado en proyectos bizarros y/o heroicos para los cuales no le dá el physique du rol - peliculas de pasables para abajo, en donde lo que más desentona es el casting de Cage -. Repasemos: Con Air (1997, y su primer atentado al buen gusto), Contacara (1997), Gone in 60 Seconds (2000), sus anteriores colaboraciones con il ladri Jon Turteltaub - Tesoro Nacional y secuela -, y la peor de todas que ha sido El Motorista Fantasma (2007). Todo esto, sin mencionar que en un momento fue un muy serio candidato a ponerse la capa roja en el papel del título del reboot de Superman cuando Tim Burton manejaba el proyecto (tsunami de wtf!). Aun con todo ello, uno no termina de odiar a Cage, simplemente porque el tipo tiene cierta simpatía. Lo que uno cuestiona es su elección de roles de héroe, para los cuales no le da la cara ni el cuero. Cage ha hecho cosas muy buenas como Next y Knowing, que son héroes más comunes y de clase media, pero también se ha embarcado en papeles que eran más del estilo de un Bruce Willis o de un Sylvester Stallone (cuando éstos estaban en su mejor momento). Con El Aprendiz de Brujo vuelve a cometer otro moco cinematográfico, no porque el papel sea para un tipo más atractivo y de físico más grande, sino porque su rol (y todo el film) está escrito para el demonio. Otra vez tenemos a Nicolas Cage haciéndose el canchero en una película absurda en un 99%, tal como ocurría en National Treasure. Como le dice Jay Baruchel en un momento: "Esto es una locura!. ¿No piensas que todo esto es demasiado ridículo?". ofertas en software de facturacion para empresas de Sistema Isis El otro cómplice de esta abominación es el director Jon Turteltaub, un tipo que no sabe lo que es mesura en términos cinematográficos. Y, detrás de todos estos, está el pope Jerry Bruckheimer produciendo. Me imagino el razonamiento de Bruckheimer con los ejecutivos de la Disney, diciéndoles que si con sólo un nombre pudieron hacer una franquicia millonaria - el del parque de entretenimientos de Disneylandia que evolucionó hasta convertirse en Piratas del Caribe -, por qué no podrían hacer lo mismo con el clip de cinco minutos de Fantasía (1940), en donde el ratón Mickey dirigía un ejército de escobas embrujadas que se salían de control?. Acá el mismo clip está recreado de una manera tan insípida, anónima y veloz que apenas dura tres minutos... pero aún le quedan 108 minutos de trama para rellenar. El filme podría haber seguido algún camino moderado y standard como para generar un poco de clima y hacer amigables a los protagonistas, pero como el director Turteltaub y el productor Bruckheimer están convencidos que están haciendo la próxima gran franquicia mágica post Harry Potter, se empeñan en incrustar efectos especiales cada dos minutos, lo que termina por saturar y volverse odioso. Nicolas Cage montando un águila de metal gigante del edificio Chrysler; Nicolas Cage revoleando a Alfred Molina por los aires; Nicolas Cage conduciendo un antiguo Rolls Royce a toda pastilla por las calles de Nueva York mientras entra y sale de los reflejos en las vidrieras... y así todo el tiempo. En el fondo, esto bien podría ser la versión americanizada de Harry Potter dirigida por Michael Bay (o por Barry Sonnenfeld, que no conoce términos medios). Al menos la acción que dirige Turteltaub se puede seguir en pantalla sin que se nos revuelva el estómago, pero es exagerada y recargada. El filme funciona bastante mejor (aunque sin ser una maravilla) cuando Jay Baruchel está solo y/o con la chica (como la danza con los rayos de la bobina Tesla, que debe ser el único momento original del filme). Pero por el resto, abruma y termina resultando ridículo. No es que el filme sea aburrido - simplemente porque todo el tiempo pasan cosas en pantalla -, pero es una película que tiene de todo en exceso, excepto magia real y entretenimiento sólido. Acá había una oportunidad de hacer algo medianamente interesante, sólo que los arruinaron una troupe de tipos que sobreactúan y que se han enviciado con el departamento de efectos especiales.