-Me encanta cuando llueve!. Es como si los ángeles acabaran sobre uno! Yo debo ser uno de los pocos fanáticos de la primera Escuadrón Suicida del 2016 – a esta altura la debo haber visto cerca de 10 veces, mucho mas que cualquier otro título DC de la era Snyder, incluyendo Mujer Maravilla -. No es precisamente por el atroz Joker de Jared “Hunka Hunka” Leto sino por el resto de los personajes, por la química que tenían, por Will Smith y la Robbie, por la maldad de Viola Davis… aún con sus pifias (que no me parecen tantas) me parece enteramente disfrutable. Ahora llega este soft reboot de la franquicia de la mano del importado (de Marvel) James Gunn. Claro, Gunn viene con chapa, al tipo le dieron carta blanca y le dejaron hacer todo lo que el pobre David Ayer no pudo (comenzando por librarse de la feroz interferencia de Geoff Johns, un tipo al que no banco en absoluto ya que tiene un ego gigante y está convencido de que es la versión DC de Stan Lee… si hasta en Smallville se inventó un villano con su nombre!!). Los cambios pronto se hacen notar: hay momentos en que te cag… de risa, los personajes tienen momentos emotivos logrados y la pantalla chorrea ketchup… hasta tal punto que si vas a verla al cine lo mas probable es que salgas bañado en sangre y te quede alguna tripa colgada en la oreja. Sip: no hay película de superhéroes rating R que tenga mas gore que Escuadrón Suicida 2. Lo que ha hecho Gunn es simplemente Tromatizar la franquicia – recordando sus bizarreadas iniciales en el estudio de Lloyd Kaufman -, haciéndola mas absurda y muchísimo mas sangrienta. Aún con todo ello Escuadrón Suicida 2 no se siente tan sólida como, por ejemplo, Guardianes de la Galaxia 1. Se siente mas como Guardianes 2, esa donde las expectativas eran muy altas, el guión demoraba en entrar en calor y no todas las ideas eran redondas. Los primeros 15 minutos son dispares, con momentos muertos y momentos logrados y la película recién revive cuando Idris Elba entra en pantalla. Magnífico actor como es, Elba no tiene esa cosa radiante que Will Smith si posee y que hacía (junto con la Robbie) mas que tolerable a la primera Escuadrón Suicida. Es gruñón, hace algunos chistes amargos, no se siente como el auténtico líder del grupo. Igual el tipo compensa por la calidad del libreto y porque la troupe de personajes que lo acompaña es delirante. Peacemaker es un mercenario ultraderechista super cuadrado (mentalmente) que usa un mingitorio de metal como casco (y nadie te sabe explicar por qué tiene esa forma); Polka Dot Man (el Hombre Lunar) es un tipo con tendencias matricidas que ve a su vieja en todos lados; Ratcatcher 2 tiene una historia muy tierna como trasfondo (y es el alma del filme), amén que sirve de excusa para que Taika Waititi haga un cameo rápido en la competencia; King Shark es un ladrón de escenas constante y a esta altura se ha transformado en el nuevo meme de DC Comics (sobre todo si incluimos el delirante perfil que le dieron en la serie animada Harley Quinn) y la chica payaso… es la chica payaso. No hay personaje femenino mas delicioso que Harley Quinn en el staff de DC Comics (y eso incluye a la Mujer Maravilla) y acá la Robbie está mejor que nunca. Durante la mayor parte del filme la Robbie viene medio a media marcha… hasta que la atrapan, la torturan y se desata en uno de los momentos mas brillantes del filme. Oh, sí, groovy baby!!. Mientras que el gore es la gran novedad, por otro lado me suena a demasiado – acá Gunn lo usa tanto para comicidad (a lo Tarantino) como para el shock, como la espeluznante visita a los laboratorios de The Thinker -. King Shark es el especialista en el tema – devora a medio mundo -, el cual es un simplón bruto dotado maravillosamente de la voz de Sylvester Stallone y es la suerte de Groot homicida de DC. Pero a veces mucho es simplemente mucho. Habiendo dicho todo esto, Escuadrón Suicida 2 es el filme mas divertido de DC Comics de los últimos años. La película gana mucha tracción en la segunda hora cuando los tipos están a full en la isla. Hay momentos realmente delirantes – revelarlos sería arruinar la sorpresa – y desde ya que es super recomendable ya que es lo mejor del género de superhéroes que hemos visto desde que empezó la pandemia. Algunas cosas menores fallan – el irritante cliché de la república bananera sudamericana (el mismo Corto Maltese de The Dark Knight Returns, y cuyo nombre viene del personaje del comic de Hugo Pratt); a The Thinker le falta desarrollo y Peter Capaldi está desperdiciado – pero son mucho mas las que aciertan. Y por supuesto están las sorpresas. Si Ayer cuidaba con cuentagotas al elenco Gunn decide tirarlo por la ventana. Salvo la presencia estelar de la Robbie – Harley es una favorita del público – la supervivencia del resto del cast está seriamente en peligro y nadie tiene asegurado el ticket de regreso. Escuadrón Suicida 2 es una delicia bañada en sangre. Es una macana que, cuando DC acierta en algo, la taquilla le falla – es increíble que la tan criticada primera parte de David Ayer termine recaudando mucho más que ésta -. Es posible que los estudios empiecen a quemar sus productos ultramillonarios que tienen archivados con tal de asegurarse algunos ingresos en los difíciles tiempos que corren pero la nueva oleada de Covid – marcada por la variante Delta – les juega en contra. Viuda Negra se estrenó hace menos de un mes (!!) y, como consecuencia de estos tiempos volátiles, eso es una eternidad – el temor a la variante Delta era mínimo -, por lo cual terminó recaudando mas de lo que va a hacer el filme de Gunn (tampoco una locura; si llega a magros 250 millones de dólares es mucho). También el rating R restringe la recaudación posible de la película. Honestamente creo que se viene una época de producciones de 50 millones de dólares o menos y muchas series para streaming. La taquilla está lejos de estar recuperada y los tanques del billón de dolares de recaudación no aparecerán por algunos años, aun cuando todos tengamos 50 vacunas encima. Aprovechemos a full este pequeño oasis de estrenos demorados y tan deseados pero dudo que la movida se vuelva tendencia como si todo hubiera regresado a la normalidad. Es una lástima ya que Escuadrón Suicida 2 se merecía un mayor reconocimiento de taquilla, algo que premie las temerarias movidas cometidas por Gunn para desacartonar el almidonado panteón de DC Comics, al menos en cuanto a presencia en la pantalla grande se refiere.
Ok: no esperes una review sofisticada porque Jungle Cruise no es una película sofisticada. Todo lo que hay está en pantalla: no hay subtextos o sutilezas, simplemente es una hamburguesa de lujo dotada del mas sabroso pan, los mejores condimentos y la mas cuidada carne. Los condimientos vienen de las mas diversas fuentes, ya sea desde Piratas del Caribe hasta La Reina Africana; desde La Momia (con Brendan Fraser) hasta Aguirre, la Ira de Dios (!), desde las películas de Indiana Jones hasta Tras la Esmeralda Perdida. La cosa es que semejante licuado de influencias funciona. A Disney le viene bárbaro porque, salvo Piratas del Caribe, el resto de franquicias (basadas en sus parques temáticos) que quiso hacer despegar fracasaron de manera rotunda – caso de La Mansión Embrujada y Tomorrowland – . Acá dieron con otra mina de oro que posiblemente se agote antes de la tercera entrega simplemente porque los caminos que transita Jungle Cruise ya han sido recorridos hasta el hartazgo por otras películas de aventuras. El material está ok, la dirección es muy buena y el tiro de gracia es la increíble química de The Rock y Emily Blunt, a los cuales los acompaña un cast que le va en saga. Aventurero temerario involucrado con intelectual inconsciente y hermano molesto. Acá el hermano molesto no es John Hannah sino Jack Whitehall, el cual es gay – detalle innovador para una película Disney – y cuya historia de vida está contada tanto con tacto como con sentimiento. Como La Momia hay una amenaza sobrenatural – afanando de Davy Jones, he aquí otra sarta de conquistadores españoles devenidos híbridos con distintas especies animales fruto de una maldición indígena – y, para cereza de postre, hay un villano alemán… el cual no es nazi simplemente porque estamos en 1916. Es una macana que el libreto no haya afilado el lápiz con Jesse Plemons porque el tipo tenía toda la capacidad para hacer su personaje memorable. Hay varios momentos bizarros que te dan la pauta de lo que pudo haber sido y te da la impresión de que le faltó tiempo de escena para poder brillar. Hay acción exagerada pero, cosa curiosa, no es estridente o insufrible. Será que la Blunt y La Roca tiene carisma como para 500 películas juntos y hace que uno le perdone cualquier cosa pero la realidad es que la peli no está mal dirigida. Jaume Collet-Serra (de la brillante The Shallows y rector de una tonelada de balaceras con Liam Neeson) se ha ganado un lugar y puede ser el nuevo Gore Verbinski. Y, para Disney, esta es una nueva y sólida franquicia para volver a llenarse los bolsillos. Con mucho humor, porrazos y buena acción Jungle Cruise es un entretenimiento super sólido. No le busque el pelo al huevo, en estos tiempos uno precisa divertirse y sonreír y Jungle Cruise te lo brinda. Reliquias perdidas y conquistadores malditos no es lo mas original del menú pero, rayos, en este momento sólo pido un pasatiempo con buen timing y un puñado de chistes efectivos. Viuda Negra no me lo dió, Jungle Cruise sí así que vamos repuntando la puntería.
John Krasinski se ha revelado como un director exquisito con un formidable futuro por delante. Si la primera A Quiet Place era una obra maestra – y estaba pensada como estamento único, no como iniciador de alguna franquicia -, que las presiones del estudio para armar una secuela del inesperado éxito taquillero del 2018 haya resultado en una obra sólida, tensa y enteramente disfrutable sólo reafirma los quilates de Krasinski como libretista y director. Wow!. El tipo no la embocó de casualidad la primera vez: lo suyo es auténtico talento que bordea lo hitchcockiano. Lo de Krasinski es admirable porque, de la nada, tuvo que armar una secuela con poco tiempo y pocas ideas. La historia en sí es mas chica que la de la primera película y, si antes había que describir un escenario y sus reglas, lo del segundo capítulo es mas un ejercicio de estilo que un auténtico avance de la historia. Pero, rayos: qué ejercicio de estilo!. Lo mas substancial de la segunda parte – en términos de historia – es el racconto del primer día de la invasión, lo que da pie para un cameo de Krasinski con todo el sabor y la altura que el tipo le sabe dar. Krasinski se ha convertido en un actor sutil y carismático y el inicio – con toda su familia desperdigada por el pueblo un típico domingo pueblerino y viéndose forzado a improvisar en el momento cómo reencontrarse y sobrevivir en el medio del caos – es una secuencia excelsa con acción interminable y montones de detalles inquietantes que transcurren en segundo plano. La escapada de Emily Blunt por la avenida hasta toparse con un autobús sin control que se le viene de frente – y que trae algunos pasajeros extra – es formidable. Y el resto del filme es igual. Actuaciones intensas, credibilidad a full, excelsas secuencias plagadas de tensión. El truco que practica ahora Krasinski es poner dos o tres situaciones extremadamente tensas en simultáneo, saltando de una a la otra como si fuera un exquisito ballet macabro. No solo las dos largas secuencias (orquestadas así en el filme) funcionan sino que son muestra cabal del lujo que es Krasinski como director. Este sí es un tipo que sabe de suspenso, que no cae en clichés, que maneja fluidez y timing de manera natural y que puede convertirse en una figura formidable dentro del escenario actual del cine fantástico. Si hay cosas que no funcionan son un par de momentos vinculados especialmente con el encuentro de la gente de la isla – especialmente el personaje de Djimon Hounsou, que es mas un mecanismo del libreto para que los protagonistas obtengan las llaves que buscan antes que un ser humano real con sentimientos verdaderos respecto de la catástrofe que les toca vivir -, que se ven artificiales. Idem con el personaje de Cillian Murphy – generalmente el inglés hace personajes que rebosan clase y acá se transforma camaleónicamente en un granjero bruto, de voz gruesa y modales toscos – que suena a guardaespaldas metido con calzador por parte del libreto ya que la supervivencia por su propia cuenta de la Blunt con dos pibes y un bebé no suena demasiado creíble por mas de que Mary Poppins sea una auténtica badass con la escopeta. A Quiet Place Part II es una secuela super sólida y super recomendable. Krasinski ha hecho lo imposible, que es sacar de la galera en corto tiempo otro producto tan sólido e inspirado como el producto original. Enteramente disfrutable, es un ejemplo de gran cine por parte de un gran director. Quizás la saga se caiga en el tercer capítulo – que Krasinski anunció que escribirá pero no dirigirá – pero, hasta ahora, lo que tenemos son dos partes que bordean lo memorable dentro del género del terror de los últimos años.
Pienso romper una lanza por Space Jam: A New Legacy: no es ni por asomo el engendro que todos dicen. Sip, es un flagrante paseo por todo el catálogo de la Warner – hay cameos de Batman, Superman, Harry Potter, Matrix… y la lista sigue – pero la franquicia siempre fue así. La Warner como centro de este universo metaficticio y todo girando a su alrededor. Si pasaba en The Lego Batman Movie entonces… ¿por qué enojarse / sorprenderse aquí?. No soy fan de la primera Space Jam – disfruté muchísimo mas Looney Tunes: Back in Action a pesar que todo el mundo la bastardeó – y disfruté bastante Space Jam 2 por dos razones: Bugs Bunny… y Don Cheadle. Iron Patriot es una fuente inagotable de carisma y gracia, se nota que el tipo goza como loco el rol y termina por devorarse el filme. ¡En tu cara, LeBron!. Por supuesto el problema principal es que LeBron James es un tronco. Monótono, sólo podemos esperar algunos chistes con gracia cuando al tipo lo convierten en una caricatura. Al lado de él, Michael Jordan es Anthony Hopkins – hay un chiste muy gracioso sobre su nombre! -. La cuestión ahora es padre contra hijo: el tipo, enfermizo con su profesión / deporte que quiere que practique su retoño y el flaco… definitivamente metido en otras cosas como el diseño de videojuegos. Al tipo lo llaman de la Warner y la Inteligencia Artificial Warner 3000 le presenta un catalogo de filmes y series donde puede participar – ahora los estudios hacen libretos en base a la inteligencia artificial de computadoras, vaya chiste sobre la falta de creatividad prevalente en Hollywood -. A LeBron eso le parece una abominación y Warner 3000 – encarnado por Don Cheadle como Al. G. Ritmo (!) – se enoja y va en busca de venganza. No le cuesta demasiado convencer al pibe de que el server puede mejorar su videojuego y, de paso, darle un cachetazo en el rostro al pedante de su viejo. Mientras tanto LeBron debe armar un equipo para la batalla final y termina cayendo en Mundo Toon, en donde sólo queda Bugs ya que el resto fue seducido por Ritmo con promesas de mejores caricaturas. En vez de ser el chiflado descolgado de la primera Space Jam – que metía chistes locos sin importar la circunstancia que estuviera ocurriendo -, ahora Bugs dispone de una auténtica causa – recuperar sus amigos / su familia – y vencer a Ritmo en su propia cancha. En sí el proceso de reclutamiento de candidatos es delirante. LeBron quiere a Superman, Bugs quiere a Duffy y Elmer. Los cameos se suceden con infinita gracia y es lo mejor del filme. Es cierto que el drama padre / hijo es pesado a veces pero, rayos, al menos no está el zoquete de Bill Murray fastidiando las cosas. Don Cheadle tiene su cuota de momentos graciosos y el filme es un sólido espectáculo familiar, sólo que sigue un formato harto conocido. ¿Ese es acaso el mayor pecado de Space Jam: Una Nueva Era?. Yo la recomiendo porque no me pareció atroz. Si, cuando LeBron está en pantalla es un bajón por mas que sea una hiper estrella digna de admiración – al tipo le falta chispa cómica (donde está The Rock cuando mas se lo necesita?) -, pero los Toons y Cheadle se dan maña para que el show sea redivertido. Y por el contrario, el paseo por el catálogo Warner da lugar a cameos y licuados de personajes que de otro modo resultaría impensable por lo resulta muy gracioso (el “tócala de nuevo, Sam” se me viene a la mente). Es un espectáculo liviano, sin pretensiones y que me resulta mas satisfactorio que Viuda Negra. ¿Basta decir algo mas?.
Buena, divertida… y genérica. Después de Avengers; Endgame, después de la pandemia, las sospechas se confirman: el Universo Cinemático Marvel ha perdido su mojo. Y no es culpa de los intérpretes – fogueados y carismáticos como siempre – sino de los talentos creativos recién contratados, provengan del cine indie o del ámbito televisivo. Es como si el MCU se hubiera bastardizado, perdiendo el envión que traía hasta Endgame y bajando de calidad hasta volverse una rutina autorreferencial. Cuando Viuda Negra, Loki, el Soldado de Invierno o Wanda Maximoff hablan de los Vengadores que no están (en las últimas películas y series de la Fase 4), no es divertido sino que es el lamento por el brillo perdido. Uno compara los deslucidos vehículos estelares que les tocan ahora y llora por la gloria pasada. Las imágenes de la decadencia se acumulan: en vez de una actriz ganadora del Oscar tenemos a una segundona de comedietas zarpadas como villana (como Kathryn Hahn, que dará el physique du rol y será sólida en el rol pero, rayos, no juega en la misma liga que Anthony Hopkins o Cate Blanchett); algo similar ocurre aquí con el cameo de Julia Louis Dreyfuss, el cual no le da clase a la conclusión de Black Widow. Es simplemente Elaine (de Seinfeld) haciendo pavadas con un pañuelo en un cementerio, destilando cero grado de amenaza (¿en serio se supone que es la mina mas cruel del mundo, jefa de un ejército de asesinas??). Black Widow es rutinaria. El drama no es tanto el argumento sino la dirección, la cual carece de originalidad. Cuando la Pugh y Scarlett corren por las calles de Budapest uno espera que se crucen con la SUV torteada de Jason Bourne o la moto pistera de Tom Cruise de alguna de sus Misiones Imposibles. ¿Acaso queda algo de originalidad y adrenalina en el MCU?. Las peleas están ok, los diálogos no tienen mucho brillo y, cuando se ponen a hablar de los Vengadores, uno pone los ojos en blanco. ¿En qué momento de las películas previas a Endgame hablábamos tanto de otros héroes – ausentes sin aviso en la presente aventura -?. Para colmo el que le hayan dado Black Widow a una directora y guionista no termina aportando nada substancial al filme mas que pura blandura. Hay un par de momentos dramáticos bien hechos pero la dichosa impronta feminista que Cate Shortland podría darle a un blockbuster de superheroínas brilla por su ausencia. Por favor buscáme en la agenda el teléfono de los hermanos Russo: el MCU funcionaba mejor cuando era un club de muchachitos. Pero también la historia elegida es errónea. Si íbamos a hacer un flashback de la biografía de Viuda Negra, ¿por qué no elegir el momento en que iba a matar a Clint Barton y decidió dejar de ser una asesina, algo que tenía mucha mas substancia que la historia finalmente elegida?. Y la razón detrás de la elección final que vemos en pantalla suena tan terrible como utilitarista: esto no se trata de despedir a Scarlett Johansson con honores sino de meter con calzador a nuevos personajes al MCU. David Harbour es un delicioso Capitán América a la soviética, panzón y decadente; Florence Pugh es la nueva Viuda Negra, sarcástica, carismática y letal – próximamente, mas aventuras con estos dos -. Pero la Johansson, pobre, ésta no es la despedida que merecía. No hay nada memorable aquí, solo un entretenimiento pasable. Alguien dijo que a Tony Stark le dieron todos los honores por vencer a Thanos con el guantelete infinito… pero nadie le prendió una vela (ni le hizo un entierro masivo con todos los superhéroes de la galaxia) a Natasha, la cual se sacrificó en Vormir para que Clint obtuviera la dichosa piedra del alma y Tony pudiera completar su colección de joyas superpoderosas. Viuda Negra se siente así, como una idea tardía o accidental metida de calzador en el MCU, sin demasiado peso propio mas allá de que una heroína le pase la posta a otra. Oh, sí, amo a Harbour, la Pugh y hasta a la Weisz (¿no es ridículo que haga de madre de la Johansson?; ¡ni por asomo es tan vieja!), pero no siento que éste sea el vehículo que precisaba la Johansson para despedirse del personaje en toda su gloria. El villano es super genérico (y la referencia a Moonraker no está demasiado alejada de la calidad del filme), el secuaz carece de personalidad, la calidad de los efectos especiales es dispar, William Hurt se ve como un cadáver a pesar de que acá debería figurar con 10 años menos y las persecuciones son genéricas. No siempre hay que salvar ni al mundo ni al universo pero Viuda Negra podría ser otro super thriller a lo Capitán América y el Soldado de Invierno y termina siendo una Jason Bourne lite, mas parecida a la fallida entrega de esa saga con el amigo arquero Jeremy Renner (y la Weisz!; qué chico que es el mundo!) que con los brillantes capítulos protagonizados por Matt Damon. Chau, Scarlett: te vamos a extrañar y te adoraremos por siempre… y quizás encuentres la redención que precisas en alguna entrega futura del MCU si es que arman un Multiverso y todos regresan para algún cameo de una forma u otra. Pero no será en este filme, genérico, deslucido, un entretenimiento ok que no le hace justicia a semejante monumento de personaje.
Sobredosis de cool. Es cierto: no todo lo que hay en Cruella tiene sentido – mucho menos, no encastra ni con la mitología asociada a la icónica villana ni con la historia de 101 Dálmatas -, hay problemas de ritmo y a veces la banda sonora desborda de canciones pero, rayos, ésto está hecho con gusto. El elenco es delicioso, las protagonistas devoran sus papeles con placer, el diseño de arte es genial, la reconstrucción de época es impecable… y todo es una gozada. No, no va a revolucionar ni la historia del cine ni es el filme mas original del mundo – este es un pastiche que podría resumirse como Harley Quinn se viste de Prada – pero, así como está, es glorioso. Lo de la Stone y la Thompson es digno de un aplauso de pie y, para Disney, es lo mejor que ha hecho desde que comenzó la pandemia. No, no soy un iconoclasta; de hecho, creo que solo vi una vez en mi vida la versión animada de La Noche de las Narices Frías (otro tanto con la versión live action con Glenn Close) y ni siquiera recuerdo tanto de qué va la historia – algo sobre una loca despellejando dálmatas para hacerse un abrigo fashion -. Es por eso que, si Cruella me miente en la cara, no me siento ofendido ni me rasgo las vestiduras. A esta altura sólo quiero un buen espectáculo y Cruella me lo da. Ok, ahora la moda viene por el lado de redimir a las villanas Disney como anti heroínas – con Maléfica me llevé una enorme sorpresa – y ahora es el turno de la sicópata bi color. Y como ocurría con Maléfica y la Jolie, acá la Stone se devora el rol con fritas y aderezo a gusto. Es obvio: ¿cuántas veces en la vida te toca interpretar a un personaje mas grande que la vida misma?. Pero lo de Stone no es simplemente una caricatura: es la Stone gozando con los tics, las manías, los razonamientos retorcidos y las locuras de su personaje. Ella, la gran diva de ojos enormes, pelo rojo y voz aguardentosa, se regodea como loca yendo de víctima a victimaria, pasando por todos los estadios posibles y, sí, cayendo de vez en cuando en la caricatura pero… ¿qué otra cosa esperábamos?. ¿Acaso una interpretación tibia o sutil de un personaje famoso por su icónico desquicio?. La manera para transformar a Cruella en anti heroína es simplemente darle una historia trágica de origen. En la típica tradición Disney, la madre de Cruella muere en los minutos iniciales. La chica – que nació pasada de rosca y con el pelo bi color – se ve obligada a convertirse en una vagabunda y sólo evita la segura muerte en las calles al asociarse con un par de ladrones palurdos mas inofensivos que el pan. La química de los tres es gigante (Joel Fry es una especie de hermano mayor / amor platónico que devuelve la chica al mundo real mientras Paul Walter Hauser es el comic relief de corazón de oro). Esta familia improvisada apoya los sueños de la chica, así que le consiguen una oportunidad en una casa de moda ya que el diseño de alta costura es su pasión. Claro, esto la lleva a toparse con la Baronesa (Emma Thompson en modo Miranda Priestly a full – no es de extrañar ya que ésto viene de la misma guionista de El Diablo se Viste de Prada -) y pronto descubre que la muerte de su madre está vinculada con la mala leche de la Baronesa. Lo que es una guerra por un recuerdo familiar pronto se transforma en la revelación de una conspiración de consecuencias insospechadas. Cruella es un filme excesivo pero demos gracias a Dios por ello. Es lo que precisa para funcionar. Así como los vestidos kilométricos de la Stone (en modo Cruella a full) te dejan con la boca abierta, este es un filme pensado para no parar nunca y deslumbrar siempre. Y por esa dinámica es que a veces agarra baches y pega repingos – como cuando la Stone entra en modo Cruella y empieza a portarse como una perra con los dos buenazos de sus hermanos de la vida, dos tipos que la apoyan a sol y sombra a pesar de los planes disparatados que pretende ejecutar -. O como encastran al final la versión terminada de Cruella con la historia de los 101 dálmatas que no tiene mucho sentido – es como si fueran dos personas realmente diferentes; una, vengadora y antiheroína y la otra una sicópata sangrienta y desalmada -. Idem con la venganza que concreta Cruella contra la Baronesa, la cual tiene tan poco sustento que mas vale verlo como un accidente del libreto para poder darle un cierre a la historia. Aún con sus patinadas menores, Cruella es un espectáculo excitante. La Stone desborda de gracia en la comedia física – por momentos parece un cartoon de los Looney Tunes – y la Thompson, que parece mas recatada, tiene su cuota de momentos brillantes en la segunda mitad. Oh, si, éste es un filme que disfruté con ganas y que recomiendo con ganas porque su energía es contagiosa. Y si hacen una segunda parte – que no tiene lógica ni manera de encastrar ni siquiera con calzador entre esto y Los 101 Dálmatas – igual me gustaría verla, simplemente por regresar a pasar un rato en compañía de esta troupe de locos deliciosos, ladrones de buen corazón y sirvientes nobles, personajes atrapantes que sobresalen en una historia que podría haber sido lisa y llanamente un fiasco.
Objetivamente Mortal Kombat 2021 es una película terrible. El argumento no tiene sentido, el protagonista es un pásula y los deus ex machina abundan hasta decir basta. Y aún con todo ello el filme se da maña para funcionar en sus propios términos. Puede que los chistes de Kano ayuden – honestamente la cinta debería ser retitulada “La Película de Kano” ya que es el único que muestra algo de personalidad en la pantalla – porque representan lo que piensa el público en ese momento y le saca el tono de seriedad a todo el asunto. También es cierto que los combates están rodados con mucha gracia y las fatalities – esos tremendos golpes de remate para terminar con el adversario que en el juego culminaba en un festival de gore y por el cual se hizo tan famoso – son de aplaudir… o quizás sea que todo está hecho con amor. Bah, por alguien que realmente ama el juego y que le da a los fans lo que estaban reclamando desde hace décadas. Nunca fui muy fan de la primera Mortal Kombat de Paul W.S. Anderson – flagrante copia de Operación Dragón con un tono aséptico que no se condecía con lo sangriento del juego – con lo cual el espíritu del fichín está mucho mas respetado acá. Desde ya aclaro que, a pesar de que me encantan los videojuegos, Mortal Kombat nunca entró en la categoría de los que me gustan y lo habré probado un par de veces – es de esos juegos que te dejan histérico después de un rato de aporrear botones y combinaciones de teclas con toda la furia – pero conozco de qué va y vi las películas. Y, comparado con el filme original plagado de actores de madera terciada que eran incapaces de tirar una patada, la versión 2021 es una delicia en cuanto a ritmo y técnica. Sip, los yanquis no saben rodar artes marciales pero acá hay varios talentos importados y se nota mucho. Por momentos me hace acordar al delirio visual de Ninja Assasin producido por las hermanas Wachovski – las peleas de Scorpion se ve iguales! -. Ciertamente hay un teaser muy bien armado que relata el origen del odio entre el futuro Scorpion y Sub Zero. Y es probable que Mortal Kombat hubiera funcionado mucho mejor si se hubiera quedado en el seteo histórico de ese teaser – el Japón medieval – en vez de avanzar al siglo XX. Era una época mas sencilla donde la magia resultaba creíble. Lo que ocurre es que el juego incluye una parva de personajes yanquis porque, sino, lo americanos no compraban el fichín y se hace imprescindible el salto al futuro. Y ahí las cosas pierden la coherencia inicial porque nos enteramos a las apuradas de la existencia del dichoso torneo apocalíptico que se celebra cada quichicientos años entre las fuerzas del bien y del mal… y donde ahora los villanos quieren hacer trampa y liquidar a los posibles defensores de la Tierra antes de que llegue el primer round. En el medio está el paspado Lewis Tan, el cual tiene tanto carisma como una bolsa de harina. Al menos se le suman pronto otros personajes – ninguno que sea una gran maravilla actuando pero al menos tienen convicción y pelean bien – y pronto arman una coalición para enfrentar los embates de la pandilla de Shan Tsung antes de que se le venza la fecha. Para que no quepan dudas, Mortal Kombat 2021 es un filme para fans. Al menos la película de Paul W.S. Anderson intentaba dar algún tipo de historia mas o menos comprensible como base pero acá, si no hiciste alguna vez un par de niveles del juego, no vas a entender un joraca de por qué estos tipos tienen super poderes y se matan con tanta ferocidad. El gore abunda, hay bichejos de todo tipo que están bien hechos e impresionan y, como pastiche comercial, anda de 10 ya que vende el juego y hace feliz a la base de seguidores. A mi en lo personal me gustó mas de lo que esperaba porque es muy movida, tiene su gracia e incluso camufla las estupideces del libreto con bastante talento. No, no es ni por asomo buen cine pero, rayos, con Godzilla vs Kong terminé cabeceando cosa que no me ocurrió en el filme de Simon McQuoid – un nombre a seguir en el futuro ya que si pudo vender con éxito esta paparruchada, no te extrañe que pronto lo llamen de DC o Marvel -. Mortal Kombat 2021 es una sorpresa y está bien armada para lo que pretende ser, así que termina funcionando en sus propios términos. Es un filme 150% para adolescentes, y me parece bien ya que intentar darle un sustento lógico a todo esto es luchar contra el viento. Es como esos filmes de Godzilla o de robots gigantes donde esperás todo el tiempo que llegue la escena donde se dan murra o pisan maquetas; pero acá el plus es que cuando esta gente habla, también resulta divertido ya sea por los chistes de Kano, los disparates que hacen los personajes o las sorpresas que dispara el libreto.
Yo ya soy fan de Christopher Landon. El tipo trabajó como libretista para Jason Blum en varias entregas de Actividad Paranormal, luego se largó a dirigir, se anotó un par de pininos con Scout Guide to Zombie Apocalypse y Feliz Día de tu Muerte, y ahora está de vuelta para despacharse con otra de esas recetas que solo él pudo crear. El tipo encontró un filón mezclando slasher con comedias fantásticas, generando un puñado de comedias de terror muy muy disfrutables. Como director de cine de terror es medio flojo – sustos cliché con cosas saltando a la cámara o ruidos raros sorpresivos en la banda de sonido – pero, como director de comedia, es una gran promesa. Para mí Feliz Día de tu Muerte es una película formidable y lo que le siguió (su pertinente secuela y la película que ahora nos ocupa) es el intento de buscar variantes mas o menos efectivas hasta pulir la fórmula. Freaky no es todo lo fabulosa que el trailer vende – de hecho, casi lo mejor del filme está resumido allí – pero, con sus bajas y sus altas, es una comedia de terror que divierte y, sin ser guau, es muy recomendable. La fórmula de Landon es simple: toma una rutina conocida del cine fantástico y mézclela con un slasher. Agregue personajes repulsivos que se vuelven mucho mas empáticos a medida que pasa el relato; toques profundamente personales y emotivos; el uso cómico de temas musicales super conocidos (como las arias de opera en Happy Death Day 2U); usos novedosos de la cámara con ángulos originales; la importancia de la familia ante todo. Si Feliz Día de tu Muerte era Hechizo del Tiempo con asesinos seriales (y la segunda parte era Volver al Futuro II), Freaky es la versión slasher de Un Viernes Alocado, ésa donde Lindsay Lohan y Jaime Lee Curtis intercambian cuerpos por un día (bah, hay dos millones de versiones empezando por el original de 1976 con Barbara Harris y Jodie Foster, pero la de Curtis / Lohan es la que mas me gustó por lejos). Incluso el intercambio de almas ocurre un Viernes 13 (sip, y da lugar a uno de los mejores gags del filme) tal como en la comedieta de Disney. Si Freaky no tiene toda la chispa que debiera es porque Landon es flojo para dirigir terror y porque el filme no siempre mantiene el ritmo cómico que debiera. El principio – onda Scream donde cuatro adolescentes hablan de la leyenda de un asesino serial que acosó el pueblo… y que cinco minutos después termina por masacrarlos – es blando. Ahí uno se da cuenta de por qué tenés que poner a un forzudo de la lucha libre para hacer de Jason ya que es imponente, macizo y amenazante. Vince Vaughn es un cincuentón gordito, fofo, flojo al caminar, sin amenaza alguna a pesar que tenga una fea máscara tribal y un cuchillo largo como un machete (“éste es un cuchillo!”). Los asesinatos son sosos, incluso cuando a un flaco lo cortan al medio como una feta de fiambre – Landon se descansa en el tripaje digital, muñecos y make up pero precisás un director que shockee armando ambiente momentos antes y no simplemente rodar la masacre de manera distante y despojada -. Por el otro lado tenés la típica comedieta estudiantil mediocre con las snobs, los nerds, los deportistas cretinos y la protagonista – la deliciosa Kathryn Newton de la abortada The Society – que es hermosa pero apocada ya que el padre falleció hace un año y todavía no pudo hacer el duelo. Su madre se volvió una alcohólica y su hermana mayor es adicta al trabajo, eso que es la ayudante del marshall del pueblo – al parecer todos se intoxican con algo para olvidar la muerte del padre -. La Newton recibe burlas y escarnios de todo tipo y, cuando una noche queda sola en la calle, tiene tanta mala suerte que el Carnicero de Blissfield (Vaughn) la tiene en la mira, lista para destazarla. Si el cambio de cuerpos ocurre, es porque la daga con la que anda Vaughn es un cuchillo ritual maya con propiedades mágicas. Vaughn no mata a Newton, solo la hiere (y él sale lastimado) y así es como se despiertan con los cuerpos cambiados al día siguiente. Para ese punto, uno ya tiene listo el tacho gigante de palomitas y empieza a devorarlas con fruición. Cosa increíble, la Newton como el sicópata atrapado en el cuerpo de la piba es muchísimo mas siniestra que Vaughn imitando a Jason. Me hace acordar al cameo de Charles Grodin en Yo me Casé con el Asesino del Hacha en donde hacía de conductor sicópata que levantaba a una autoestopista en la carretera. Grodin hablaba entre dientes, tenia la mirada torcida y resoplaba maldad por los cuatro costados, y algo así ocurre con la Newton acá. Mientras tanto Vaughn levanta las manitos, hace números de porristas y hasta se pone sentimental con lo que le ocurre, buscando ayuda en sus amigos – la morena, el chico gay – para que le den una mano para revertir la maldición. Ciertamente Vaughn se relame con el papel y, aunque la Newton es feroz, el drama es que Landon no se anima (por lo menos al principio) a ponerla en modo sicópata sangriento a full por temor a lo que ocurra después con ella cuando vuelva la normalidad. Esto podría ser una crítica feroz a los clichés de las estudiantinas secundarias donde la apocada inicia una venganza sangrienta destripando maestros y alumnos que la basurean todo el tiempo. Pero las primeras muertes son flojas y recién al final (cuando la Newton agarra una motosierra) pareciera que Landon entendiera la idea. ¿Preocupado porque la chica, cuando vuelva a la normalidad, dejará sus huellas dactilares en medio centenar de cadáveres?. ¿Desde cuando la lógica / coherencia es importante en una película de terror?. El flujo de chistes es irregular, hay cosas mas logradas y hay momentos (como el sinceramiento de la chica / Vaughn con su madre, puerta de por medio, en el cambiador de un shopping) que funcionan genial igual que los momentos emotivos de Happy Death Day. Pero al final – en el tercer acto – las cosas se ponen feas, inesperadamente serias y suenan hasta fuera de lugar. ¿No era mejor dejar un final abierto para una posible secuela?. A mi me gusta lo que hace Christopher Landon y creo que puede pulir la fórmula hasta el punto de la perfección en dos o tres películas mas. Landon no es Wes Craven en Scream, estos libretos no tienen tanta inteligencia y tantas meta referencias; es algo mas simple y pasatista con un par de puntos muy positivos. Pero si Landon mejora su dirección de escenas de terror y trae a alguien para depurar sus libretos, puede anotarse un poroto memorable en unos años y convertirse en un maestro del género. Hasta ahora es un entusiasta al cual le salen bien la mayoría de las cosas y promete una carrera brillante… basta ver si logra concretarla.
Carey Mulligan: vigilante aséptica. Una terrible experiencia personal la ha llevado al camino inhóspito de la venganza, tomando como objetivo a aquellos depredadores sexuales que asaltan a chicas indefensas y alcoholizadas hasta el desmayo. La premisa es potente, la perfomance impecable… pero la ejecución carece criminalmente del filo que debería tener. Si bien es cierto que el personaje de la Mulligan está plagado de facetas fascinantes, lo que no convence es su trabajo como vigilante. Atrapa a los tipos, les pega un flor de susto, les acepta unas sentidas disculpas – después de que éstos se hayan orinado en sus pantalones – … y luego los suelta. El drama con todo esto es Emerald Fennell, la directora y guionista. La Fennell tiene talento de sobra – es la responsable de los mordaces libretos de Killing Eve -, pero acá quiere cumplir su agenda feminista a rajatabla… y ello la lleva a tomar cuestionables decisiones artísticas que terminan por castrar el enorme esfuerzo de Mulligan como actriz. La Fennell está tan empeñada en que la Mulligan sea una persona tan carente de pecado que se olvida de la lógica y de los sentimientos viscerales que forman su cruzada. En un momento la Mulligan droga a una antigua compañera de escuela, la hace cargar hasta un cuarto de hotel por parte de un gigoló… y todo ello da para pensar en la peor de las venganzas, incluyendo fotos, videos y un mailing masivo a toda su familia, amigos y compañeros de trabajo. Pero no: solo se queda en el intento, en el susto, en un chas chás en la cola (¿viste lo que te podía pasar?) y se terminó. Y todo eso se empieza a volver marcadamente frustrante. Idem cuando la Mulligan le saca el celular a una adolescente, va a visitar a su madre – una prestigiosa directora de escuela que apañó en su momento a los violadores de su amiga – y le dice que la dejó drogada y desnuda en plena fiesta llena de pardillos colocados hasta por las nubes. Cuando la mina se deshace en llanto implorando saber dónde está… ¡ups!, solo fue un secuestro virtual. ¡Sólo quería que me pidieras perdón, tontita!. Para hacer que su protagonista sea una cruzada de brillante armadura (e incapaz de pecado profundo alguno) la Fennell toma giros y turnos rebuscados. Como que la Mulligan se encuentra en misión de venganza porque unos tipos emborracharon y abusaron de su única amiga durante la época del secundario. Digo: ¿por qué no poner a la Mulligan directamente como la víctima?. ¿Por que no sería creíble que ella solo se la pase asustando tipos en vez de matarlos o rebanarlos?. ¿Acaso es mas creíble lo que hace ella en la película?. La Mulligan hace esfuerzos titánicos – personales y monetarios, aunque tenga un empleo de mala muerte en el café de Laverne Cox – para atrapar tipos y solo asustarlos hasta la muerte. Hacerse pasar por mina ultraborracha para que cualquier nabo la levante en una disco, se quiera hacer el bueno, la lleve para su domicilio en vez de el de ella y, cuando está toda desmayada, vomitada y a punto de que le quiten la ropa, se despierte toda lucida y les pegue un zogaca diciéndoles “¿qué caraj… me pensabas hacer, flaco?” con voz gruesa e hiper coherente. Y les deja la duda flotando en el aire que, quizás, la próxima mina inconsciente que se levanten podría traer unas tijeras consigo y hacer la gran Lorena Bobbitt. Ello no significa que Una Mujer Joven y Prometedora no tenga sus momentos – las inspiradas trampas de la Mulligan (y, en algunos casos, con resultados realmente inesperados); la sufrida vida de sus padres (Clancy Brown y Jennifer Coolidge), resignados a ver cómo su hija se la pasa haciendo cosas raras y tratándola como si fuera lo mas normal del mundo; el inesperado romance con Bo Burnham -, e incluso que se relama con el humor negro pero, rayos, ésta es una premisa que rebosa oscuridad por todos sus poros y que clamaba a gritos atravesar todo tipo de límites en un desenlace bañado en sangre a lo Sicópata Americano. Lamentablemente la Fennell le esquiva el bulto e insiste en poner a la protagonista en papel de víctima – aún cuando está en compañía de los peores tipos, gente que se merece el peor de los castigos -, algo que definitivamente no se siente natural con el curso de acción de las cosas que el filme ha trazado. De todos modos el clímax es satisfactorio pero creo que merecía otro desenlace de mayor impacto. Es formidable ver a Carey Mulligan – alguien a quien solo he visto en culebrones y dramas de época aunque sé que tiene una carrera actoral mucho mas importante – pintarrajearse, despojarse de si misma y descender a los infiernos en un rol super jugado pero, por el otro lado, no creo que la directora Fennell vaya a la par con el grado de entrega de la actriz. No significa en absoluto que sea un mal filme pero no me impresionó como esperaba. Es uno de esos casos en donde el trailer se ve mucho mas salvaje que lo que el filme realmente es y en donde el producto final – a ojos de este samaritano – podría haber sido mucho mas mas venenoso, inquietante y memorable si hubieran puesto a Bret Easton Ellis como script doctor.
Y después de mil intentos… un invento. O un estreno, bah. Al fin, después de 500 siglos de demora, manoseo y campaña de odio, pudimos conocer a Los Nuevos Mutantes. ¿Si el filme es una porquería intragable como dicen?. No, en absoluto. Es una película chata, pasable, que desperdicia algunas oportunidades, que tiene algunas buenas actuaciones y que zafa con lo justo. Creo que el mayor problema de The New Mutants es que su personalidad no encaja con ninguna de la que tienen sus dos padres. Verán: la película es la última producción que hizo la Fox (basada en el universo X-Men) antes que Disney absorbiera el estudio en Marzo de 2019. Ya para ese entonces la Fox venía pateando el estreno ya que no le veía futuro taquillero (como para seguir ordeñando la franquicia de los X-Men) y, cuando asumió Disney, el filme se le quedó atracado en la garganta ya que directamente no encajaba en su línea de productos familiares – pero eso es algo que ya está generando cortocircuitos, como calzar algo tan taquillero y zafado como Deadpool en la galería de personajes Disney, o que el gigante del ratón adapte alguna vez a The Punisher (¿se imaginan una atracción de DisneyWorld donde los turistas deben matar maleantes de formas creativas?) -. Vean sino esto: lesbi friends; insultos raciales con una piba (la ascendente Anna Taylor-Joy) diciéndole a otra “Pocahontas” (¡sacre bleu!); secuencias de horror cutre y muertes variadas. Esto no es ni el Capitán América dando discursos patrióticos ni Wolverine y los suyos salvando al mundo en la Estatua de la Libertad. Es todo mucho mas bajo perfil, onda Dawson Creek pero con adolescentes con superpoderes. Lo que ocurre es que The New Mutants está concebida como una aventura para Jóvenes Adultos… en una época en donde las franquicias para Jóvenes Adultos se murieron hace rato. Es fácil adivinar que este grupo de pibes vivan aventuras al estilo de El Fugitivo en futuras secuelas, antes que calzarse el spandex y salir a salvar al mundo. Son mambos entre ellos, mambos con sus padres, todo como una de John Hughes con menos humor, superpoderes y tono de terror. Y, sobre esto último, ni siquiera está muy logrado. Cuando la chica india se despierta en un manicomio de alta seguridad acompañada de un puñado de reclusos con superpoderes y dominado por una doctora latina con intenciones oscuras, lo que sigue es una mezcla de Atrapado Sin Salida + una de Stephen King. Los sueños de la piba se materializan en monstruos terribles. Y si uno tiene algo de fogueo cinéfilo, puede adivinar desde el minuto uno quién es el que provoca dichos monstruos… pero el filme se empeña en esconder como si fuera la gran revelación final (¡Rosebud!; ésa si era una incógnita cinematográfica hecha y derecha). Mientras la piba y el resto terminan por descubrir esto, vemos el menudeo diario del grupo. Y, en el medio, fantasmas y apariciones. El drama con esto es que el director Josh Boone no tiene tacto para el horror. Es simplemente despliegues de efectos especiales, no apariciones espectrales que te hagan hacerte pipí en los pantalones. Imaginen a James Wan dirigiendo esto, lo que hubiera logrado con los mismos recursos y aplicando las mismas tácticas de El Conjuro… Todo esto termina desembocando en una aventura pasable, para nada memorable y que podría haber levantado la puntería en un segundo estamento con otro director. Olvídense de la taquilla, esto hubiera recaudado 100 millones cuando mucho. No es ni por asomo el engendro de X-Men: Dark Phoenix ya que es bastante mas coherente dentro de su lógica interna, pero es insípida. No iban a revivir a los X-Men con esto y para la Disney es una piedra en el zapato. Y en absoluto merecía el hate que recibió simplemente porque es un fruto diferente del mismo árbol que dio tantas aventuras formidables de Marvel. No hay superheroísmos ni supervillanos. Es una aventura mas adulta pero tampoco una que te super entusiasme. Quizás, por esos milagros del destino, algunos de estos tipos aparezcan sanitizados cuando Disney reviva a los X-Men bajo su paraguas (me encantaría ver a la Taylor-Joy junto al Hombre Araña y los Guardianes de la Galaxia) pero, por el momento, no figura en sus planes de corto plazo.