La película de terror de la semana es La cabaña del diablo, en la que un joven viudo viaja con su nueva prometida a Bogotá con la intención de recuperar a su rebelde hija. Allí la familia sufrirá un accidente de coche, tras el que se refugian en un tenebroso motel. Cuando descubren que el dueño del lugar mantiene a una joven cautiva en el sótano decidirán liberarla, solo para comprender que las apariencias engañan y que hay cosas que es mejor dejar encerradas... Víctor García, especialista en el género, dirige esta clase B, de temática paranormal que aporta pocas novedades a una estética cada vez más recurrente en el género. Hay algunos buenos efectos visuales y un par de composiciones actorales logradas. Pero el suspenso es inexistente, la puesta es poco climática y los sustos brillan por su ausencia. Tiene un buen ritmo, y la trama se hace ligera, pero comete el peor de los pecados que un filme de horror puede cometer: nunca logra meter miedo.
Navidad con los Cooper, nos presenta a Sam (encarnado por John Goodman) y Charlotte (papel que compone Diane Keaton) un matrimonio a punto de separarse que planea una última y perfecta Navidad en familia. Pero, los parientes invitados (hijos, tíos y abuelos) tampoco parecen tener un buen día, y el espíritu de la Navidad deberá trabajar doble turno para que el encuentro familiar no termine en un desastre. La típica comedia de familia disfuncional ambientada en la Nochebuena hace base en la pericia de un elenco de veteranos actores que logran combinar con pericia momentos de comedia absurda con secuencias dramáticas. La estructura narrativa a base de flashbacks narrados por Steve Martin nos presenta algunas dosis de comedia legítima, y momentos emotivos, lacrimógenos en una historia que suena conocida y trillada. Típico film "de milagro navideño con moraleja", que se disfruta en esta época del año pero que después del 25 de diciembre deja de funcionar para convertirse en un producto anacrónico.
Star Wars: El despertar de la fuerza se desarrolla treinta años después del final de El regreso del Jedi. La galaxia se encuentra todavía en guerra y un misterioso guerrero, Kylo Ren, lidera una malvada fuerza leal a la memoria de Lord Vader, surgida de las cenizas del Imperio Galáctico. Su objetivo es crear un nuevo ejército y completar una nueva y más grande Estrella de la Muerte. Frente a este amenaza muchos de los héroes clásicos como Leia, Han Solo y Chewbacca se unirán a nuevos personajes para encontrar a Luke Skywalker desaparecido hace tiempo, el último Jedi capaz de equilibrar "La Fuerza". J.J. Abrams construye una película ágil y moderna, cuya estructura dramática recuerda a la primera película de la saga, la mítica Star Wars dirigida por George Lucas. El director une con sutileza criaturas digitales con efectos visuales mecánicos, y presenta a los nuevos héroes moviéndose codo a codo con los personajes ya conocidos. Conocedor del espíritu de la serie, el creador de Lost nos presenta en dosis correctas momentos de acción, batallas aéreas, persecuciones imposibles, secuencias dramáticas y claro, momentos de puro humor. Los elementos melodramáticos, los conflictos familiares de culebrón, también están presentes, y los giros argumentales dejarán a más de un fanático con la boca abierta. Con respecto al reparto, Harrison Ford es el que más se luce. Su Han Solo, mayor, no ha perdido ni el encanto ni la ironía. Verlo en pantalla es un deleite, sobre todo cuando la complicidad entre él y el peludo Chewbacca inundan el cuadro. Los droides C3-PO y R2D2 tienen una dura competencia: BB-8 la esfera giratoria que tiene gran protagonismo en el metraje, es divertido, juega momentos de gran adrenalina y transmite una increíble humanidad. "Star Wars VII: El Despertar de la Fuerza" El nuevo villano, Kylo Ren, luce temible, su sable láser rojo y en forma de cruz es otro de los grandes aciertos. Tomar la posta de Darth Vader no es fácil, sin embargo la presencia de Adam Driver debajo de la máscara dota al personaje de una terrible presencia escénica. Secundado por troopers de diseño moderno, y un inquietante personaje llamado Capitán Phasma, el lado oscuro está muy bien representado en el filme. Los nuevos habitantes de este universo, cumplen: Rey, la heroína del filme, es una mujer bella y de armas tomar. Lejos de la estética naif de la clásica princesa Leia, Rey cautivará al público femenino que se acerque a la saga. Finn, un stormtropper arrepentido es una grata sorpresa, pero el mejor de la nueva camada es Poe Dameron encarnado por Oscar Issac, un rebelde con alma dispuesto a todo. Y los que preguntaban por Luke, porque no aparecía en el tráiler, ni en el póster... Luke... bueno descubran ustedes qué ocurre con él en este bienvenido regreso a una galaxia muy, muy lejana.... ¡La fuerza finalmente despertó!
Los hijos del diablo, que nos presenta a Adam, un conservacionista que por cuestiones de trabajo tiene que mudarse junto a su familia a una inquietante zona boscosa del Reino Unido. Allí, junto a su esposa y un bebé, deberán lidiar con unas terroríficas criaturas que habitan en la oscuridad. En su debut, el irlandés Corin Hardy, logra una terrorífica y efectiva película que se nutre del universo de las leyendas Celtas. Un arranque atrapante, un desarrollo bien contado y un clímax un tanto convencional y demasiado explícito, conforman la estructura de esta cinta de bajo presupuesto, climática, asfixiantes por momentos y plagada de buenas intencionales.
Él me nombró Malala, un documental que presenta la lucha de Malala Yousafzai, quien siendo una niña en Pakistán, recibió un disparo en la cabeza por denunciar públicamente las atrocidades a las que estaba siendo sometido su pueblo por parte de los Talibanes. Ahora, convertida en un símbolo gracias a ser la ganadora más joven del Premio Nobel de la Paz. Un filme respetuoso, didáctico y casi edulcorado de una gran mujer. El conocido realizador de documentales Davis Guggenheim, responsable de Una verdad incómoda y Esperando a Superman, baja del pedestal a Malala para retratar la relación con su padre y su sencillez pero contundencia a la hora de dar su mensaje al mundo. Una heroína de la vida real cuya militancia puede resultar una fuente de inspiración para aquellos que soñamos un mundo mejor.
Kryptonita se desarrolla en un hospital del conurbano bonaerense profundo. Allí, un médico de guardia nocturno se encuentra con una banda de delincuentes que traen a su líder "Nafta súper" herido de muerte. Rodeados por la policía, el grupo de marginales revelará la verdadera esencia de sus personalidades en una lucha entre héroes y villanos dignas del mejor cómic. Nic Loretti dirige esta adaptación de la novela de Leonardo Oyola que presenta esta bizarra tesis: ¿qué hubiera pasado si los integrantes de la Liga de Justicia, se hubieran criado en la marginalidad local?. Obviamente, no es esta una clásica cinta de superhéroes, es más bien un filme policial con fuerte crítica social, que se nutre de todos los tópicos del género, y a base de guiños, humor negro y grandes actuaciones, se convierte en una tremenda película del género. Todos los actores están impecables, pero sin dudas quien la rompe es Lautaro Delgado como un travesti que emula a La Mujer Maravilla. Diego Capusotto como un Guasón delirante, aparece menos de lo que el trailer promete, pero sus presencias valen la pena. Juan Palomino, Nico Vázquez y sobre todo Diego Cremonesi cumplen con creces en este bienvenido filme, que otorga una enorme bocanada de aire fresco al aletargado cine argentino.
En el mes de las fiestas, también se estrena Krampus, que presenta una leyenda europea que reza que los niños que se han portado mal, reciben en la noche de Navidad la visita de un siniestro demonio. Max, un niño tímido, debe unirse junto a su disfuncional familia para vencer al siniestro ser opuesto a la figura de Santa Claus y a los iconos navideños que han cobrado vida y acosan su hogar en una noche tormentosa. Esta clase B de bajo presupuesto, desarrolla una historia de terror en el marco de la NocheBuena. Michael Dougherty, el director, hace agua con un guión flojo, elemental, que sumado a actuaciones burdas y efectos especiales muy rudimentarios generan una de las peores cintas del género del año. Sin un buen manejo del suspenso y pocos momentos de terror puro, no funciona ni como parodia ya que los momentos que se pretenden de humor negro apenas si logran sacar una mueca. Lejos de la originalidad de clásicos como Sangriento Papa Noel o Gremlins, esta fusión de horror y fiestas navideñas es tan poco atractiva como olvidable.
El Transportador recargado nos trae a Frank Martin, un mercenario experto conductor, que se rige por reglas básicas a la hora de tomar un trabajo: sin nombres, sin preguntas y sin renegociaciones, es capaz de transportar cualquier cosa por el precio adecuado. La franquicia de acción ideada por Luc Besson extraña horrores a su protagonista clásico Jason Statham. Ed Skrein, su reemplazante, no alcanza el nivel de ironía y carisma de su predecesor. La historia principal, tampoco lo ayuda ya que el guión, casi una excusa para unir distintas secuencias explosivas, está lejos de los niveles de acción y adrenalina que eran una marca registrada de la trilogía original. Tampoco se puede negar que las coreografías en las escenas de acción y las peleas a puño limpio lucen tan estilizadas y clipeadas como se puede esperar de un producto de Besson. Pero es demasiado poco para una saga cuyo mayor mérito fue la de presentarse como un entretenimiento puro y duro.
Víctor Frankenstein presenta una nueva versión de la historia clásica de terror, basada en el personaje creado por Mary Shelley, con el científico que titula al filme intentando crear vida a partir de un cuerpo hecho con trozos de cadáveres. Lo interesante e innovador de este filme es que todo está narrado desde la visión de Igor, el asistente de Frankenstein. La interacción entre el científico y su mano derecha (estupendas labores de James McAvoy y Daniel Radcliffe) una relación de amor y odio, es narrada en un ámbito victoriano, colorido y gótico, que no se desprende de la modernidad y la puesta en escena digna del vídeo clip. Hay grandes momentos fílmicos, como el inicio, que se desarrolla en un circo de freaks, y el desenlace, tormentoso, épico, clásico y atrapante. Para los no iniciados en la historia, es la oportunidad ideal para conocer de manera entretenida el origen de este Moderno Prometeo.
Operación Zulú se desarrolla en pleno Apartheid, en una Sudáfrica convulsionada, una pareja de policías persigue al asesino de una adolescente. Desde los municipios de Ciudad del Cabo hasta las lujosas villas frente al mar, esta investigación cambiará la vida de los dos hombres, forzándolos a enfrentar a sus demonios internos. Un impactante thriller plagado de oscuridad y violencia, con Orlando Bloom en su papel más jugado y adulto sumado a Forest Whitaker tan sólido y creíble como siempre. Las locaciones sórdidas sumadas a una dirección de fotografía sucia y contrastada, ayudan a generar el clima opresivo, asfixiante durante la totalidad del metraje. Una gran película que fusiona con creces lo mejor del género con el cine testimonial.