Recordando cómo ser niño “Christopher Robin: Un Reencuentro Inolvidable” (Christopher Robin, 2018) es una película dramática y de fantasía dirigida por Marc Foster (Finding Neverland, Stay, World War Z) y escrita por Alex Ross Perry, Tom McCarthy y Allison Schroeder. Basada en los personajes creados por A. A. Milne y Ernest Shepard, el reparto incluye a Ewan McGregor, Hayley Atwell (Peggy Carter en el Universo Cinematográfico de Marvel), Bronte Carmichael, Mark Gatiss, Oliver Ford Davies, entre otros. Las voces de los peluches fueron puestas por Jim Cummings, Nick Mohammed, Brad Garrett, Peter Capaldi, Toby Jones, Sara Sheen y Sophie Okonedo. Luego de pasar su infancia jugando con Winnie the Pooh y sus amigos en el bosque de los Cien Acres ubicado en el condado de Sussex, Inglaterra, Christopher Robin (Orton O’Brien de niño, Ewan McGregor de grande) deberá partir hacia un internado. El niño sufrirá la muerte de su padre y varios años después conocerá al amor de su vida en el transporte público, irá a la guerra y tendrá una hija llamada Madeline (Bronte Carmichael). Ya adulto, Christopher trabaja en una empresa que se dedica a diseñar maletas de equipaje. El empleo hace que Robin no tenga tiempo para estar con su esposa Evelyn (Hayley Atwell) y su hija, por lo que las dos emprenderán viaje a la cabaña de verano sin él. No obstante, Christopher recibirá una inesperada sorpresa: en una de las plazas cercanas a su hogar se reencontrará con Winnie, el osito con el que tantos momentos pasó durante sus primeros años de vida. A pesar de que Robin quiere escapar de esa situación ya que tiene mucho papeleo por hacer, no podrá dejar solo al animalito fanático de la miel. Así es como el humano volverá al bosque de los Cien Acres, que ahora está oscuro, vacío y lleno de niebla, para tratar de hallar a Tigger, Igor, Piglet, Conejo, Rito, Kanga y Búho. Nostalgia, dulzura y corazón es lo que prima en esta producción live action que funciona como secuela de las historias con las que muchos crecimos de niños en donde Winnie y Christopher se embarcaban en variadas aventuras llenas de enseñanzas. Los guionistas supieron capturar la personalidad de cada peluche a la perfección, por lo que será completamente sencillo recordar por qué nos encariñamos tanto con los personajes en el pasado. Con los primeros teasers y trailers, muchas dudas había sobre el diseño de los animales, ya que lucían muy distintos a su versión animada. Sin embargo, puede afirmarse que el CGI está muy bien utilizado y solo era cuestión de verlos en movimiento con sus voces originales por más tiempo para captar que la magia sigue intacta. Aunque se pueda llegar a creer que el filme va dirigido a los más chicos, en realidad el director construyó una trama que impactará mucho más en los que crecieron viendo a Winnie the Pooh y sus amigos en la televisión. Tanto el oso como el burro tienen excelentes líneas de diálogo que invitan a reflexionar y profundizar sobre el diferente concepto del tiempo que hay cuando se es chico, el hallazgo de la felicidad en cosas tan simples como un globo, el poder de la imaginación y el darse cuenta de qué es lo que verdaderamente importa en la vida. Con un montaje extraordinario que en el comienzo alterna las páginas de un cuento con los hechos de la infancia, adolescencia y adultez del protagonista, “Christopher Robin: Un Reencuentro Inolvidable” se convierte en una película entrañable que emociona y hace reír durante casi todo su metraje. Si de chiquito veías a Pooh, no te podés perder las enormes moralejas que continúa ofreciendo.
El duelo “Familia Sumergida” (2018) es una película dramática que constituye el debut en la dirección de María Alché, la cual también se encargó del guión. Coproducida entre Argentina, Brasil, Alemania y Noruega, el reparto incluye a Mercedes Morán, Laila Maltz, Federico Sack, La Arteta, Marcelo Subiotto (Rivero en “La Fragilidad de los Cuerpos”), Esteban Bigliardi (El Futuro Que Viene), entre otros. Inicialmente presentada en el Festival de Locarno, el filme pasó por el Festival de Cine de San Sebastián y se llevó el Premio Horizontes Latinos. En un verano muy caluroso y vacío en la Ciudad de Buenos Aires, Marcela (Mercedes Morán) se encuentra totalmente desorientada. Madre de tres hijos adolescentes (dos mujeres y un varón) y con un marido que se va de viaje por trabajo, su vida cambia repentinamente con la muerte de su hermana Rina. Mientras se ocupa de vaciar la casa de la fallecida, Marcela volverá a sentirse parte de reuniones familiares del pasado, a la vez que conocerá a Nacho (Esteban Bigliardi), un amigo de su hija más grande al que le ofrecieron una oferta laboral para irse a vivir al extranjero pero a último momento se la cancelaron. Egresada de la ENERC y con varios cortometrajes en su haber, la primera película de Alché se destaca por ser completamente surrealista e incomprensible en muchos momentos, por lo que no es un film que será aceptado por cualquiera. Sin ritmo ni dinamismo, lo que la vuelve pesada y tediosa, “Familia Sumergida” se destaca por un tema central en particular: el duelo. Tenemos a una protagonista que en su hogar pareciera que está presente solo físicamente mientras los demás continúan con sus pequeños problemas diarios: peleas por una bicicleta, necesidad de aprobar unos exámenes, desamor, elegir qué camisa usar para una fiesta, etc. Marcela sigue estando presente, pero desde su mirada podemos notar que la muerte de su hermana la cambió para siempre. Mercedes Morán hace un gran trabajo al interpretar a esta mujer que luce perdida, que puede vomitar o ponerse a llorar de la nada. Por otro lado, la iluminación y fotografía (está ultima a cargo de la francesa Hélène Louvart) resultaron fundamentales para que la cinta se vuelva tan rara como exótica. Metáforas hay por todas partes sin embargo no logran descifrarse en absoluto salvo una que tiene que ver con la muda de piel en las serpientes. Aunque la película se caracteriza por ser un drama, también tiene situaciones, absurdas o no, que logran hacer reír. Por ejemplo, la cara de confusión total del hijo menor de Marcela cuando la profesora de particular le explica química o que el personaje de Marcelo Subiotto vuelva al hogar y se ponga a cantar muy fuerte porque sí. “Familia Sumergida” se inclina más hacia el lado del cine experimental, ese donde no hay muchas explicaciones sino que logra incomodar o hacer dudar a través de las imágenes. Muy lenta a pesar de su corta duración, la cinta gustará más a los que ya conozcan esta forma de hacer películas.
Fama, descontrol y excesos “El Potro, lo mejor del amor” es una película nacional que funciona como biopic del cantante cuartetero cordobés Rodrigo Bueno (1973-2000). Está dirigida y co-escrita por Lorena Muñoz, la cual retrató la vida de Miriam Alejandra Bianchi en “Gilda, no me arrepiento de este amor” (2016). Filmada en Buenos Aires y Córdoba, el reparto está compuesto por Rodrigo Romero, Malena Sánchez, Florencia Peña, Daniel Aráoz, Fernán Mirás, Jimena Barón, Diego Cremonesi, entre otros. Al joven Rodrigo (Rodrigo Romero) lo único que le interesa es la música. Al ser echado del colegio, su padre Eduardo (Daniel Aráoz) se contacta con “El Oso” (Fernán Mirás), hombre que luego se convertirá en manager de Rodrigo y lo hará viajar a Buenos Aires para darse a conocer en diversos boliches y canales de televisión. No obstante la carrera de “El Potro” se detendrá cuando su padre fallezca, lo que lo hará volverse a Córdoba y recluirse con su madre Beatriz (Florencia Peña). Debido a la insistencia de esta última, “El Oso” convencerá a Rodrigo para salir adelante con sus canciones. Aunque el éxito de la gente lo tiene asegurado, el cantante entrará en una vorágine llena de sexo y drogas, por lo que no será un padre presente para Ramiro, el hijo que tuvo con Patricia Pacheco (Malena Sánchez). Hincha del Club Atlético Belgrano, Rodrigo Bueno es muy reconocido en Argentina por haber expandido el cuarteto, género musical típico de Córdoba, a nivel nacional. Sus canciones son híper conocidas y su personalidad en el escenario se distinguía por una presencia inigualable gracias a su enorme carisma. Difícil sería hallar a una persona que se parezca físicamente a él y que pueda representarlo en esta cinta, sin embargo la directora consiguió al protagonista ideal. Mediante un casting, el albañil de 29 años Rodrigo Romero quedó seleccionado para interpretar a la figura popular y no decepciona: tiene chispa, actitud y una mirada que recuerda mucho a la del Potro. No obstante, y a pesar de su gran energía, el personaje construido aquí no logra conectar con el espectador debido a las múltiples veces en que toma decisiones erróneas. En vez de centrarse primordialmente en la carrera musical del artista, en “El Potro, lo mejor del amor” veremos el lado más íntimo y oscuro de Rodrigo, una faceta que seguramente sea desconocida para muchos. Gracias a una buena edición, lo único que genera el protagonista es odio, bronca e impotencia por engañar repetidamente a su novia Patricia mientras ella lo vive esperando en Córdoba con el bebé que comparten. Debido a esto, con la única que se logra empatizar es con ella, encarnada por Malena Sánchez, una actriz que crece cada día más en su labor. Fernán Mirás y Daniel Aráoz se destacan en sus respectivos papeles, pero no sucede lo mismo con Florencia Peña o Jimena Barón. La primera está bastante sobreactuada y Barón tiene pocos momentos en pantalla, en donde se abusa de su buen cuerpo para mostrarla desnuda. En “El Potro, lo mejor del amor” no da resultado mostrar a Rodrigo llorando para que sintamos lástima por él, como tampoco su accidente genera tristeza por su manera de accionar antes de morir. Aunque los momentos musicales están bien logrados, el filme termina dejando una sensación rara que no deja satisfecho al espectador.
Viviendo en una mentira “Pie Pequeño” (Smallfoot, 2018) es una película familiar animada dirigida y co-escrita por Karey Kirkpatrick. Está basada en el libro “Yeti Tracks” de Sergio Pablos, reconocido por ser el creador de “Mi Villano Favorito” (Despicable Me). Las voces originales fueron puestas por Channing Tatum, James Corden, Zendaya, Common, Gina Rodríguez, Lebron James, Danny DeVito, entre otros. La historia se centra en Migo (Channing Tatum), un yeti que vive en una comunidad con sus pares en lo alto de las montañas. Liderados por el Guardián de la Piedra (Common), estas criaturas tienen creencias basadas en las rocas sobre el lugar en el que viven y la salida del Sol. Cuando Migo descubre de casualidad a un pie pequeño llamado Percy (James Corden), que luego pierde de vista, el Guardián de la Piedra se enojará ya que esa afirmación va contra lo que está escrito en las piedras, entonces expulsará a Migo de su hábitat. Unido a la “Asociación de Evidencia de Pie Pequeños” comandada por Meechee (Zendaya), hija del jefe de la tribu, Migo emprenderá una búsqueda para hallar a Percy y llevarlo en persona a su pueblo para así demostrar de una vez por todas que los humanos existen. Estamos ante un filme muy divertido y entrañable en donde los adultos también la pasarán bien junto a los pequeños. Lo innovador de “Pie Pequeño” tiene que ver con que aquí el punto de vista está puesto, en su mayoría, en los yetis. Estos hombres de las nieves que viven en el Himalaya no son abominables, más bien todo lo contrario: trabajan en equipo, se respetan el uno al otro y transmiten felicidad. El diseño que se le dio a estas criaturas, así como los hermosos escenarios nevados, funcionan a la perfección ya sea por el pelaje que luce muy real o la luminosidad que hace que la cinta sea un total acierto en el apartado visual. Al principio pareciera ser que la película no tiene definido el rumbo que quiere tomar, sin embargo una vez que Migo es expulsado de la comunidad las situaciones que van ocurriendo se ponen cada vez más interesantes. La amistad construida entre Migo y Percy se va dando lentamente porque al comienzo no hay confianza ni tampoco se logran entender ya que no poseen un idioma en común. Esta relación nos da momentos graciosos que funcionan muchísimo más que los de un yeti y una cabra puestos en el film con el único objetivo de ser comic relief. La música tiene una gran importancia durante todo el metraje. Lamentablemente en la versión castellana las canciones no consiguen quedar en la memoria por la simple razón de que en variadas ocasiones no se logra entender bien lo que los personajes están cantando. Teniendo voces como la de Zendaya, James Corden y Niall Horan, hubiese sido mejor que las partes musicales se subtitulen. “Pie Pequeño” puede sentirse alargada en algunas escenas, no obstante los mensajes que transmite, que van sobre la curiosidad, lo mal que está engañar a los demás y la violencia del ser humano hacia lo desconocido, la convierten en una película original e ideal para disfrutar en familia.
El atrapa niños “Slender Man” (2018) es una película de terror dirigida por Sylvain White y escrita por David Birke. Basada en el personaje creado por Víctor Surge, el reparto está compuesto por Julia Goldani Telles, Joey King (Ramona & Beezus, 7 Deseos), Annalise Basso (Capitán Fantástico), Jaz Sinclair, Taylor Richardson, Alex Fitzalan, entre otros. La historia se centra en Hallie (Julia Goldani Telles), Wren (Joey King), Chloe (Jaz Sinclair) y Katie (Annalise Basso), cuatro jóvenes estudiantes que son mejores amigas y viven en un pueblo de Massachusetts. Al enterarse que un grupo de chicos se juntarán en una casa para invocar a Slender Man (hombre delgado, muy alto, sin cara y con ramificaciones), ellas deciden hacer lo mismo por lo que a la noche se reúnen y buscan información en Internet. Luego de una semana de haber visto un video perturbador sobre la criatura, las amigas no se sienten igual que siempre ya que las pesadillas son recurrentes. En una excursión al cementerio organizada por el colegio, Katie desaparece sin dejar rastro. Desde ese momento, Hallie, Wren y Chloe no la pasarán para nada bien. Vayamos al grano: si hay un filme que abunda en errores es éste. Primero y principal, Slender Man está catalogada como película de terror, sin embargo en ningún momento genera miedo salvo algún que otro salto en la butaca por el sonido fuerte repentino. Cuando ya se hace un abuso de este recurso, sumado a los repetitivos sonidos raros al anochecer y las recurrentes alucinaciones, la cinta se vuelve cada vez más y más aburrida. Y lo peor es que en ningún momento logra repuntar. En vez de explicar aunque sea un poco el origen del monstruo, el director optó por contar una historia que pasa de un cliché a otro sin parar. Personajes estúpidos, búsqueda de datos por Google, pueblito en el que casi nunca pareciera que viven adultos, un bosque tenebroso, un video maldito y la lista continúa. A pesar de que la película dura tan solo una hora y media, luego de los primeros minutos uno no ve la hora de que acabe. Por otro lado, los efectos especiales dejan mucho que desear. Cuando a Slender Man se lo muestra en todo su esplendor, con sus múltiples brazos y su cara sin ojos, nariz ni boca, el efecto no es el esperado (más bien da risa). En varios momentos donde las escenas son en blanco y negro el film recuerda bastante a La Llamada (The Ring, 2002) por lo que la falta de originalidad resulta notoria. En cuanto a las actuaciones, las jóvenes hacen lo que pueden con el pobre guión que se les dio. Joey King logra ser la más convincente por el único motivo de que su personaje en cierto punto es mucho más sensato que los demás. Hay partes que carecen totalmente de lógica, como por ejemplo que las chicas se preocupen por su amiga desaparecida pero que a otra que anda perturbada no le den demasiada importancia o que la criatura haga videollamadas. Si lo que buscás es una película con buenos sustos y trama, “Slender Man” no es recomendable. Lenta, sin ritmo ni mucho contenido interesante, la cinta queda en el olvido ni bien acaba.
Esto no es un juego “Sangre Blanca” es un thriller dramático nacional dirigido y escrito por la cineasta salteña Bárbara Sarasola Day, siendo éste su segundo filme luego de “Deshora” (2013). Filmada mayoritariamente en la localidad de Salvador Mazza, la cinta está protagonizada por Eva De Dominici (Sangre en la Boca, No Dormirás) y Alejandro Awada. En el Paso Internacional entre Argentina y Bolivia, la joven Martina (Eva De Dominici) está metida en un problema demasiado grande como para resolverlo sola. Junto a su pareja Manuel (Rakhal Herrero), Martina había llegado a la conclusión de que la mejor manera de conseguir plata rápida era convirtiéndose en mula de droga. Sin embargo, nunca se le cruzó por la cabeza que su novio podría morir con las 65 cápsulas de cocaína dentro del cuerpo. Presionada por las constantes y amenazantes llamadas telefónicas de los traficantes, a Martina no le quedará otra que contactarse con Javier (Alejandro Awada), padre con el que nunca tuvo relación. Estamos ante una película que tiene una temática interesante pero por cómo fue llevada a la pantalla grande da la sensación de que la historia sería mil veces mejor si se hubiera concebido como un cortometraje. Teniendo en cuenta que la mayoría de escenas no tienen diálogo, más bien muestran acciones de la protagonista, ya sea bailar, despertarse o caminar, el ritmo se pierde por completo lo que genera que la paciencia del espectador se agote muy rápidamente. Hay varias situaciones que nos hacen perder la credibilidad del relato, en especial que el personaje principal mantenga el cadáver en una habitación de hotel con el aire acondicionado al máximo o que el padre de la joven sepa dónde ir a buscarla sin que ella le diga la dirección exacta. Al no otorgar un trasfondo sobre Martina o Javier, qué pasó con la figura materna o por qué él desprecia tanto a su hija, tampoco se puede lograr una conexión con estas dos personas opuestas. Eva De Dominici da una buena interpretación al estallar en llanto en un locutorio pero por lo demás su papel se siente como si cualquiera otra actriz podría haberlo hecho. Por otro lado, la manera de hablar de Alejandro Awada, que más bien pareciera que recita sus líneas, no ayuda ni un poco a que la dinámica entre ellos se vea natural. Con demasiados minutos que no aportan nada a la trama, además de prolongados silencios, “Sangre Blanca” no consigue ser un thriller recomendable por más que tenga un desenlace correcto. El tópico de los portadores humanos de drogas daba para mucho más, e incluso en esta cinta ni el accionar de los traficantes es creíble.
Resistir “La Noche de 12 Años” es una película dramática dirigida y escrita por Álvaro Brechner (Mal Día Para Pescar, Mr. Kaplan). Coproducida entre Uruguay, Argentina, España y Francia, la cinta es una adaptación del libro “Memorias de Calabozo”, escrito por Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro. El reparto incluye a Alfonso Tort (Las Olas), Chino Darín, Antonio de la Torre, César Bordón (Luis Miguel La Serie), Soledad Villamil, César Troncoso, Silvia Pérez Cruz, entre otros. Tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Venecia y además competirá en la sección Horizontes Latinos de la próxima edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Desde 1973 hasta 1985, en Uruguay, los Tupamaros José “Pepe” Mujica (Antonio de la Torre), Eleuterio Fernández Huidobro (Alfonso Tort) y Mauricio Rosencof (Chino Darín) vivieron en confinamiento solitario debido a la dictadura cívico-militar. Sin ser tratados como humanos, la cinta nos mostrará cuanto sufrieron y cómo lograron resistir para luego convertirse en Presidente de la Nación, Ministro de Defensa y escritor respectivamente. La película, basada en hechos reales, podría haberse convertido en una sucesión de golpe bajo tras golpe bajo. Por suerte este no es el caso ya que el director supo crear una estructura narrativa que mantiene la atención durante las dos horas de metraje. Y esto no quiere decir que al verla no vayamos a sufrir: el nivel de crudeza e injusticia hacia estos hombres es tal que al salir de la sala será imposible no estar exhaustos y costará volver a la realidad. Pocas cintas consiguen que estemos tan implicados con el relato, por lo que no se puede dejar pasar el gran trabajo de Brechner. Estar 12 años encerrado sin saber en qué lugar y sin ni siquiera poder hablar con los demás rehenes resulta inimaginable. Los silencios abundan y gracias a las excelentes actuaciones el espectador también llega a sentirse uno más dentro de la celda. Hay una gran labor que tiene que ver con los sonidos, cómo el oído humano se agudiza al estar en esa situación hasta tal punto de escuchar el caminar de una hormiga en la piel. El filme conmueve en varias ocasiones y más teniendo en cuenta su desenlace. Pero no todo es un calvario: la película tiene distintos momentos graciosos que funcionan y sirven muchísimo para descontracturar, por ejemplo la ayuda que le pide un comandante a Rosencof para que le escriba cartas haciéndose pasar por él y enamore a la chica que le gusta. Además conoceremos el pasado de los militantes al ser atrapados, todo con una gran recreación de la época. La psicosis que sufre Mujica al estar tantos años sin hacer nada y solo escuchando a sus propios pensamientos está muy bien retratada, lo que lo convierte en una persona súper admirable ya que es increíble cómo salió adelante. Aunque Soledad Villamil tenga una única escena, ésta tiene una gran carga emocional y engloba la acción que define al film: resistir. Con “La Noche de 12 Años”, Brechner nos muestra la etapa más oscura de Uruguay y demuestra que se pueden adaptar este tipo de historias al cine sin caer en los clichés, más bien conservando el ritmo en todo momento. La película además sirve para no olvidar cómo fue la dictadura, para reflexionar y reafirmar el “nunca más”.
Una misión arriesgada Milla 22: El escape (Mile 22, 2018) es una película de acción dirigida por Peter Berg y escrita por Lea Carpenter. El reparto está compuesto por Mark Wahlberg, Lauren Cohan (Maggie Greene en The Walking Dead), John Malkovich, Iko Uwais, Sam Medina, Ronda Rousey, Carlo Alban, entre otros. La película marca la cuarta colaboración entre Berg y Wahlberg luego de El sobreviviente (Lone Survivor, 2013), Horizonte profundo (Deepwater Horizon, 2016) y Día del atentado (Patriots Day, 2016). En Indocarr (ciudad ficticia), sudeste del continente asiático, el grupo de agentes estadounidenses conformado por James Silva (Wahlberg), Alice Kerr (Cohan), Sam Snow (Rousey) y William Douglas (Alban) tienen una complicada tarea encomendada por el jefe de operaciones Bishop (Malkovich). Esta consiste en trasladar a Li Noor (Uwais), agente de inteligencia extranjera, desde la embajada norteamericana hasta una pista de aterrizaje que se encuentra a 22 millas de distancia. Li Noor es el único sujeto que sabe un código que da acceso a información sobre un peligroso cargamento de cesio. Él está dispuesto a decir la clave solo si el equipo de Bishop logra sacarlo del país. No obstante el extenso recorrido estará lleno de complicaciones ya que Axel (Medina), líder de la agencia de inteligencia de Indonesia, está dispuesto a todo por conseguir al activo. Estamos ante una película a la que no hay que analizar mucho por su verosimilitud: se disfruta bastante y cuando termina se pasa a otra cosa, no hay otra pretensión. Aunque el conflicto central tarde en arrancar, cuando lo hace resulta todo un festín ya que tendremos un ritmo aceleradísimo que no da respiro al incluir una cantidad infinita de tiros, peleas cuerpo a cuerpo, cuchillazos, corridas, explosiones de coches, negocios y viviendas, etc. En muchas partes el film llega a lucir como un videojuego, en especial porque tenemos a “Overwatch”, un grupo comando que tiene cámaras por toda la ciudad y se dedica a resolver los problemas al instante para que los agentes puedan completar exitosamente la misión. Es decir que contamos con tres equipos: el que se desenvuelve por la ciudad, los que supervisan que todo ande bien y los enemigos inteligentes que pueden truncar el plan en cualquier momento, más de una vez. Aunque el film se pase rápido por sus entretenidas escenas de acción, tan violentas que un par pueden llegar a impresionar, el guion no es acertado. El protagonista se la pasa dando monólogos sobre la diplomacia, los militares, terrorismo, su trabajo que nunca debe ser descubierto e incluso el patriotismo. Lo bueno es que el propio director se burla de ello y no se lo toma en serio, mostrando que los compañeros de James Silva, como el espectador, también se aburren de sus extensos discursos aleccionadores. Por su desenlace inesperado, todo parece indicar que Milla 22: El escape tendrá una secuela. Si se mantiene el nivel de adrenalina y se acortan los diálogos aburridos, será más que bienvenida.
Contra el gran alien “El Depredador” (The Predator, 2018) es una película de acción y ciencia ficción que se ubica como la cuarta en la saga sin contar las dos cintas de “Alien vs. Depredador” (Alien vs. Predator). Está dirigida y co-escrita por Shane Black (Iron Man 3, The Nice Guys), el cual tuvo el rol secundario de “Hawkins” en la primera entrega de 1987. El reparto incluye a Boyd Holbrook (La Huésped, Narcos), Jacob Tramblay (La Habitación, Presencia Siniestra), Olivia Munn (¿Cómo lo hace?), Trevante Rhodes, Keegan-Michael Key, Sterling K. Brown, Thomas Jane, Augusto Aguilera, Alfie Allen (Theon Greyjoy en Juego de Tronos), Yvonne Strahovski (Serena en The Handmaid’s Tale) y Jake Busey. La trama se desarrolla después de los eventos ocurridos en “Depredador 2” (Predator 2, 1990). En una misión de recuperación de rehenes en la selva, el francotirador Quinn McKenna (Boyd Holbrook) y su equipo son atacados por el depredador. Antes de que el agente del gobierno Will Traeger (Sterling K. Brown) detenga a Quinn, éste logra quitarle la máscara al alien y enviarla a la casa de su ex mujer Emily (Yvonne Strahovski) para luego estudiarla. Sin embargo el paquete lo abre su curioso hijo Rory (Jacob Tremblay), niño que sufre bullying en la escuela y decide usar el artefacto como disfraz para salir a pedir dulces en Halloween. Junto a la científica Casey (Olivia Munn), los demás cautivos, que también son considerados locos por el agente Traeger, se unirán a McKenna para salvar a Rory y detener a las peligrosas criaturas que otra vez volvieron a la Tierra. La primera película de Depredador, protagonizada por Arnold Schwarzenegger, se caracterizó por tratar la temática de los extraterrestres de una forma seria, creando buenas secuencias de suspenso, acción y gore sin olvidarse de algunas líneas graciosas entre buenos camaradas. La segunda parte, no tan buena como la original, supo respetar las reglas de su antecesora adaptándose a otro territorio: la ciudad de Los Ángeles en una batalla a cielo abierto entre carteles de droga. Con este nuevo filme Shane Black no solo tira por la borda la estructura narrativa y estilo ya construido, sino que convierte a “El Depredador” en una cinta que ni parece ser parte de la misma franquicia. Casi sin ninguna escena donde el silencio y la intriga tengan presencia, el director le dio un gran peso a la comedia en esta producción. Aunque algunos chistes funcionan, la historia que al principio entretiene pronto se vuelve insostenible y bizarra. Los personajes no despiertan interés y, lo que es peor, la sensación de amenaza nunca llega a traspasar la pantalla. Aliens en forma de animales, otros más gigantes o con ADN humano hacen que la película se vuelva una combinación muy poco atractiva. Tendremos grandes explosiones y muchísimos tiros, pero el recurso de invisibilidad y de que el espectador pueda ver todo desde la mirada de la criatura ya ni siquiera parece interesarle a Black. Está bien que “El Depredador” quiera adaptarse a una nueva generación, no obstante la abundancia de CGI, la burla constante y la estupidez del argumento no producen un buen resultado. Si sos fanático de las anteriores mejor ni ver esta nueva producción y si buscás algo pochoclero, esta cinta ni siquiera va a lograr entretenerte.
Convencida de sus ideales “Soledad” es una película dramática que marca el debut como directora de Agustina Macri, la cual también se encargó del guión junto a Paolo Logli. Coproducida entre Argentina e Italia, la cinta está basada en hechos reales, teniendo como inspiración al libro “Amor y Anarquía. La vida urgente de Soledad Rosas 1974-1998”, escrito por Martín Caparrós. El reparto incluye a Vera Spinetta (hija del Flaco Luis Alberto Spinetta), Giulio Maria Corso, Marco Cocci, Fabiana García Lago, Marco Leonardi, Viola Sartoretto, Florencia Dyszel, Luis Luque, Francesco De Vito, entre otros. María Soledad Rosas (Vera Spinetta) es una joven argentina de 23 años que vive con sus padres de clase media-alta. Pasea perros, tiene un novio y no está muy interiorizada en la política como su hermana Gabriela (Florencia Dyszel). Cuando su sofisticada madre la incita a irse de viaje por Europa antes de decidir qué hacer con su vida, Soledad no está muy convencida. Sin embargo, acepta la propuesta y va a Italia junto con su tía Silvia (Fabiana García Lago). En Turín, conocen “El Asilo”, una de las principales casas tomadas por la Federación Anarquista. Desde ese momento Soledad querrá saber más y más sobre los squatters, movimiento de jóvenes que ocupan casas abandonadas como forma de protesta contra el sistema. Aunque Silvia no está de acuerdo con que su sobrina se quede allí, es imposible persuadirla para que se vaya con ella a París. Soledad conocerá al gran amor de su vida Edoardo “Baleno” Massari (Giulio Maria Corso) y será acusada injustamente de un atentado eco-terrorista. A 20 años del suicidio de Soledad en una granja italiana donde cumplía arresto domiciliario, nos llega una cinta basada en su trágica historia de vida. Como el relato es verídico, aquí no importan los spoilers: aunque se sepa muy por arriba lo que va a pasar, o no, la película tiene que conseguir atrapar al espectador de igual manera. Por suerte, la ópera prima de Agustina Macri lo logra. Esto sucede gracias a varias buenas decisiones tomadas. En especial, la elección de Vera Spinetta para el rol principal. Su personaje está casi todo el tiempo en pantalla y nunca dudamos de que ella sea Soledad y no Vera. La actriz aprendió italiano para su papel y suena súper natural al combinar ese idioma con palabras en castellano, lo que resulta verosímil siendo que Soledad nació en Argentina y al estar en Italia tuvo que adaptarse. Por otro lado, la estructura narrativa no es lineal; no obstante está tan bien editada que de esta manera el relato es mucho más dinámico y atractivo, además de que en ningún momento genera confusión. Con una cuidada fotografía apagada, el gran mérito del film está en cómo se desarrolló a la joven que con el tiempo se convirtió en un ícono de la cultura popular anarquista. Tranquilamente podríamos diferenciar a dos Soledades distintas: una adolescente rebelde, que se va y vuelve de su casa cuando quiere, que no se siente parte de su familia ni se comunica mucho con ellos pero que a su manera los ama; y por otra parte la Soledad que sale a la luz en Turín, de carácter fuerte y una firmeza increíble ante sus ideales. Se puede no estar de acuerdo con su forma de pensar y/o accionar, pero no se puede negar que la protagonista despierta empatía como también felicidad al verla hallar su lugar de pertenencia en este mundo. “Soledad” se convierte en un largometraje muy bien realizado para conocer más sobre una mujer a la que el Estado italiano decidió culpar solo por la necesidad de mostrar a un culpable. Rosas podría haberse desvinculado del movimiento para su propio beneficio, sin embargo nunca se le cruzó por la cabeza y eso demuestra, como tantas otras cosas, su enorme coraje.