Un lugar para reconectar “Viaje Inesperado” es una película dramática dirigida por Juan José Jusid, que también se encargó del guión junto a César Gómez Copello y Oliver Kolker. Coproducida entre Argentina y Brasil, el reparto incluye a Pablo Rago, Tomás Wicz, Cecilia Dopazo, Valentina Etchegoyen, Débora Nascimento (Avenida Brasil), Mario Alarcón, entre otros. El film fue rodado en distintas locaciones de Capital Federal, Gran Buenos Aires, Bolívar y Río de Janeiro. Además, marca el regreso al cine nacional del reconocido cineasta, realizador de “Asesinato en el Senado de la Nación” (1984), “Made in Argentina” (1987) y “Bajo Bandera” (1997). Ana (Cecilia Dopazo) ya no sabe cómo controlar a su hijo adolescente Andrés (Tomás Wicz), el cual llevó al colegio un machete (no el típico papelito para copiarse, sino un instrumento para cortar el césped). Desesperada, decide llamar a Pablo (Pablo Rago), su ex pareja que hace cinco años se encuentra viviendo en Brasil y mantiene una relación con Lucy (Débora Nascimento). El padre del joven decidirá llevárselo unos días a Bolívar, ciudad donde nació y que no visita hace 30 años. Todo marcha bien hasta que una noche Andrés sufre un coma alcohólico, situación que hará recapacitar a Pablo sobre verdaderamente cuánto conoce a su hijo. Como una especie de road movie, Jusid quiso explorar el complejo mundo de los adolescentes y la incomunicación que existe usualmente entre padres e hijos. En este tipo de películas los diálogos, expresiones y lo que los personajes deciden guardarse para sí mismos importa muchísimo, por lo que si no se cuenta con un buen guión, se nota demasiado. Este es uno de esos casos. Por más que la generación joven del film hable usando términos que solo ellos comprenden, como “flashear”, “ranchear”, “me zarpé” o “un toque”, la cinta luego de los primeros 20 minutos se vuelve cada vez más inverosímil ya que resulta imposible creerse varias situaciones. El problema no radica en los actores, más bien la falla se encuentra en la dirección de los mismos y en los problemas de transición que hay entre escena y escena. Por otro lado, el filme cuenta con demasiados tópicos: bullying, adicción a estar con el celular y los auriculares, accidente de tráfico, intento de suicidio, alcohol, drogas, peleas cuerpo a cuerpo entre adolescentes, violencia de género, armas de fuego, engaño amoroso, etc. Al ser tantos temas, casi ninguno llega a estar bien desarrollado, reafirmando otra vez que siempre menos es más. Se vuelve muy repetitivo que a Pablo, que es ingeniero en Río de Janeiro, lo llamen todo el tiempo de allí por temas de trabajo. En vez de quedar naturales, esas escenas habladas en portugués lucen como que fueron puestas allí solo para hacer notar que la cinta es una coproducción. “Viaje Inesperado” tenía potencial para profundizar en temáticas tan actuales como importantes, sin embargo no lo consigue. Salvo por una escena fuerte de acoso, la película no logra generar ningún sentimiento.
El submundo de los malhechores “Hotel de Criminales” (Hotel Artemis, 2018) es un thriller distópico que constituye el debut cinematográfico de Drew Pearce, que también se encargó del guión. El reparto está compuesto por Jodie Foster, Sterling K. Brown, Brian Tyree Henry, Sofia Boutella (Delphine en “Atómica”), Charlie Day (Dr. Newt en “Titanes del Pacífico”), Dave Bautista, Jenny Slate (“Brain on Fire”, “Un Don Excepcional”), Zachary Quinto, Jeff Goldblum, entre otros. 21 de junio de 2028, Los Ángeles. La enfermera Jean Thomas (Jodie Foster) dirige el Hotel Artemis, un establecimiento que también funciona como hospital para los estafadores, delincuentes y asesinos que se encuentran cerca de la zona. Esa noche al parador ingresa Sherman (Sterling K. Brown) con su hermano Lev (Brian Tyree Henry); este último se encuentra gravemente herido debido a un disparo de la policía luego de un robo fallido a un banco. Más tarde llega Niza (Sofia Boutella), una homicida que dice necesitar ayuda médica pero en realidad tiene otro objetivo. Allí también está Acapulco (Charlie Day), un traficante de armas misógino, y como si fuera poco Jean decide ayudar a Morgan (Jenny Slate), una oficial de seguridad lesionada que está tirada en la puerta del Artemis. Cuando el “Lobo Negro” (Jeff Goldblum), dueño del hotel, se presente allí con lastimaduras, secretos del pasado de Jean serán revelados. Como se puede notar, el filme tiene varios personajes que son protagonistas de sus respectivas subtramas y a medida que el relato avanza algunos se irán entrelazando con otros. El problema está en que ninguna historia logra estar bien diseñada como para mantener el interés del espectador. Y no es que el ritmo sea lento, por el contrario los hechos suceden ágilmente a la vez que la atmósfera llena de violencia se logra sentir, sin embargo al no haber un tema central todo queda muy disperso y desordenado. Esto solo puede dar un resultado, que es lo peor que le puede pasar a una película sea del género que sea: ya al salir de la sala lo que acabamos de ver nos parece intrascendente y olvidable. A pesar de ello, la ópera prima de Drew Pearce tiene aspectos atractivos. Por empezar la tenemos a Jodie Foster, que logra salir bien parada gracias a la composición de su personaje. La enfermera Jean tiene un carácter fuerte, lo que no es para menos dado que noche tras noche debe lidiar con personas para nada sencillas. “Para los buenos ya están los hospitales”, dice la mujer que hace 22 años no sale del hotel ya que le da pánico el exterior; a medida que pasan los minutos iremos descubriendo más sobre su pasado y lo que la llevó a refugiarse en este submundo caótico. Por otro lado, la distopía creada funciona. De entrada nos parece verosímil que en el 2028 la ciudad de Los Ángeles esté en un descontrol total, en donde los helicópteros se estrellan y los incendios suceden a menudo. Aparte, resulta innovador ver cómo la tecnología para curar evolucionó, al punto de que los órganos pueden restaurarse digitalmente, las inyecciones actúan al segundo de ser suministradas y las impresiones de los estudios médicos son en 3D. Que el hotel tenga sus propias reglas recuerda bastante al alojamiento de “John Wick” (2014), en donde también estaba prohibido matarse entre sí, con la diferencia de que aquí está prohibido ingresar con armas. Es así como “Hotel de Criminales” podría haberse convertido en más que una película para solo pasar el rato. Lamentablemente, su guión y las múltiples situaciones que ocurren no la ayudan a ser lo suficientemente cautivadora.
En la sombra “La Esposa” (The Wife, 2017) es una película dramática dirigida por Björn Runge y escrita por Jane Anderson. Basada en el best seller homónimo de Meg Wolitzer, el reparto está compuesto por Glenn Close, Jonathan Pryce (Gorrión Supremo en “Juego de Tronos”), Max Irons (Jared en “La Huésped”), Alix Wilton Regan, Christian Slater, Harry Lloyd (“La Teoría del Todo”), Annie Starke, entre otros. La cinta fue presentada en el Festival de Cine Internacional de Toronto del año pasado. Connecticut, 1992. Joe Castleman (Jonathan Pryce) y su esposa Joanie (Glenn Close) se despiertan debido a que el teléfono está sonando. Joe atiende y recibe una gran noticia: en los próximos días deberá dirigirse hacia Estocolmo para recibir el Premio Nobel de Literatura. La pareja viaja junto a su hijo David (Max Irons), joven que también quiere ser escritor y le insiste a su padre para que le dé una opinión sobre su primer escrito. Esos días en Suecia harán reflexionar a Joanie sobre los años que pasó junto a su marido, las mentiras y tiempo que desperdició al estar siempre a su servicio. Estamos ante uno de esos filmes en el que la temática no es innovadora (recuerda mucho a “Ojos Grandes” de Tim Burton) y los giros son previsibles desde los primeros minutos, sin embargo el relato nunca se vuelve aburrido. ¿Por qué? Por la gran actuación de Glenn Close y el inteligente guión. La actriz compone a una mujer que vive a la sombra de su marido. Su función es acompañarlo a los eventos y, por sus expresiones faciales, sabemos que así no es como le gustaría que fuera su vida pero se limitó a aceptar su destino. A través de diversos flashbacks ubicados en la Nueva York de 1960 veremos cómo Joanie conoció a Joe en la universidad, donde él era profesor. A medida que la trama avanza los errores que cometió Joe se acumulan, haciendo que nos enfurezca tanto su personalidad como que siga defendiéndose a sí mismo. La cinta se vuelve atractiva al mostrar el machismo que existía en ese entonces dentro del mundo literario, donde las novelas de las mujeres no eran aceptadas en editoriales solo porque no fueron escritas por un hombre. Aparte, en la actualidad de la pareja seremos testigos de lo agotador que puede resultar un viaje que tendría que ser placentero. El acoso de los fotógrafos, el itinerario por cumplir que no da respiro y los ensayos para recibir determinado premio hacen que incluso el espectador se sienta abrumado. No obstante lo más importante radica en lo necesario que es el reconocimiento cuando una persona se esforzó muchísimo en su trabajo y la enorme diferencia que existe entre una crítica constructiva y una que solo se hace con maldad. Los diálogos en las diversas peleas que tienen el señor y la señora Castleman están maravillosamente estructurados y actuados, lo que hace que la película no pierda su ritmo. Puede que “La Esposa” en su conjunto no se convierta en una cinta trascendente; sin embargo su feminismo, momentos cómicos cuando la discusión está en su nivel más alto y cómo se retrata la falta de libertad que puede haber en un matrimonio, entre otras cosas, hacen que la película sea correcta.
Tener a un culpable “Acusada” es una película dramática nacional dirigida por Gonzalo Tobal, que también se encargó del guión junto a Ulises Porra Guardiola. El reparto está compuesto por Lali Espósito, Leonardo Sbaraglia, Inés Estévez, Lautaro Rodríguez, Daniel Fanego, Gerardo Romano, Martina Campos, Emilio Vodanovich, Ana Garibaldi y Gael García Bernal. La cinta constituye la primera producción conjunta entre Rei Cine, K&S Films, Piano y Telefé. Tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Venecia, donde compitió por el León de Oro. Además, fue seleccionada para la Sección Contemporary World Cinema del Festival de Toronto. La trama se centra en Dolores Inés Dreier (Lali Espósito), una joven estudiante de diseño de indumentaria que tenía una vida normal hasta hace dos años y medio, cuando su mejor amiga Camila apareció brutalmente asesinada luego de una multitudinaria fiesta. Ahora, Dolores es la única imputada por el crimen y debe prepararse para el juicio. Podría parecer que “Acusada” se va a enfocar en el proceso judicial y en si la protagonista es culpable o no. Aunque la película desarrolla estos tópicos, va mucho más allá de ellos. Tobal nos adentra en la dinámica familiar de los Dreier, por lo que la empatía se logra casi al instante. Betina (Inés Estévez) y Luis (Leonardo Sbaraglia) son una pareja de clase alta que funcionan a la par haciendo todo lo posible tanto para defender como para proteger a su hija: le cambian la clave del wifi para que Dolores no vea cómo los medios hablan sobre el asesinato de su mejor amiga, casi nunca la dejan salir sola, controlan con quién se ve, se fijan que en las revistas las fotos hayan salido bien y los textos no presenten falsedades, etc. En este ambiente vive Dolores, una chica de 21 años a la que la vitalidad parece habérsele esfumado. Teniendo en cuenta que Lali Espósito nunca había tenido un rol dramático, por lo que aquí está saliendo completamente de su zona de confort, la interpretación dada resulta más que correcta. Solo con su mirada podemos captar que, a pesar de que ya pasaron casi tres años, Dolores no puede superar esa fiesta nocturna que lo cambió todo. La joven continúa en un estado de shock constante a la vez que conserva cierta rebeldía y carácter que la hacen ser quien es. La condena social, la exposición mediática, las apariencias, el desmoronamiento de una familia, lo nocivas que pueden ser las redes sociales, cómo una palabra fuera de lo establecido puede arruinar todo el discurso, entre otras tantas situaciones, conforman las casi dos horas de metraje. En pocas películas sucede que la duración se pase volando, “Acusada” es una de ellas. No solo eso sino que la cinta pasados los primeros minutos se vuelve hipnótica, generando que el espectador se concentre muchísimo y ni siquiera quiera pestañear. Teniendo en cuenta las buenas interpretaciones, el atrapante guión, los movimientos de cámara que ayudan a que la tensión se acreciente, la bella fotografía y lo bien logradas que están la mayoría de las escenas, “Acusada” se convierte en uno de los mejores filmes nacionales de este año, uno que, por sobre todas las cosas, no subestima al espectador.
María indica el camino “La Monja” (The Nun, 2018) es una película de terror dirigida por Corin Hardy y escrita por Gary Dauberman. Siendo la quinta producción dentro del universo de “El Conjuro”, no es necesario ver las anteriores para comprenderla. El reparto incluye a Demián Bichir, Taissa Farmiga (The Bling Ring, American Horror Story), Jonas Bloquet, Ingrid Bisu, Charlotte Hope, entre otros. Ambientada en 1952, la historia se centra en Anthony Burke (Demián Bichir), sacerdote que, por sus experiencias pasadas, es elegido por el Vaticano para que vaya a Rumania junto a la novicia Irene (Taissa Farmiga). La tarea tiene que ver con investigar el motivo por el que una de las monjas del Monasterio de Cârţa decidió ahorcarse hace unos días. Con la ayuda de Franchute (Jonas Bloquet), franco-canadiense que se ocupa de llevar las provisiones a las Hermanas, Anthony e Irene llegarán a la abadía. Lo que no se imaginan es que las situaciones extrañas irán aumentando con el pasar del tiempo. Dentro de esta franquicia tenemos grandes exponentes del género como lo son “El Conjuro” (The Conjuring, 2013) o “Annabelle 2: La Creación” (Annabelle: Creation, 2017). A la vez, no se puede dejar pasar que “Annabelle” (2014), primer filme centrado en la muñeca maldita, resultó toda una decepción. ¿De qué lado se encuentra esta nueva producción, esta vez enfocada en Valak muchos años antes que las anteriores? Ni de un lado ni del otro, es decir que ni por asomo es una joyita pero tampoco es una mala película. “La Monja” constantemente busca el susto fácil; ese que ya sea por los silencios, oscuridad y/o quietud de la cámara ya conocemos de antemano que nos va a hacer saltar de la butaca. Este recurso aquí funciona casi en su totalidad, por ello es muy probable que a los que les gustan los jump scares la pasen genial con el filme. No obstante, no todo es oro ya que durante su último tramo, donde el relato se enfoca más en cerrar un portal demoníaco, se decide mostrar demasiado a la monja del título, lo que consigue que el temor desaparezca en un santiamén. Además, los efectos que muestran a las personas siendo disparadas por los aires se ven demasiado artificiales. Cruces dadas vuelta, una abadesa a la que no se le distingue la cara, sonidos de huesos al romperse, cadáveres que cambian la posición en la que se encontraban y un niño que murió luego de ser exorcizado son solo algunos de los elementos que el director utiliza para poner los pelos de punta. Y los sustos se consiguen gracias a la atmósfera creada tanto dentro como en los alrededores del monasterio, donde hay un cementerio tan silencioso que ningún movimiento alejado puede pasar inadvertido. Dos son los momentos que están súper bien logrados: uno que tiene que ver con las campanitas que en ese entonces se colocaban en las tumbas por si se cometía el error de enterrar a alguien que seguía con vida, y otro que incluye una marca de estrella en la espalda de la novicia protagonista. Taissa Farmiga, que en la vida real es la hermana menor de Vera, actriz que le da vida a Lorraine Warren en los dos filmes de “El Conjuro”, consigue dar una interpretación convincente así como también Demián Bichir. Aunque la trama de “La Monja” no aporte nada nuevo y sobre su final decaiga mucho, logra mantener la atención del espectador en todo momento. No será de lo mejorcito de este universo, pero vaya que es disfrutable.
Rumores y verdades “Todos Lo Saben” es un thriller dramático dirigido y escrito por el iraní Asghar Farhadi, que ya ganó dos premios Óscar por “La Separación” (Jodaeiye Nader az Simin, 2011) y “El Viajante” (Forushande, 2016). Rodada íntegramente en castellano, la cinta está coproducida entre Francia, Italia y España, siendo esta última el lugar donde se filmó. El reparto incluye a Javier Bardem (Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar, Mother!), Penélope Cruz (A Roma Con Amor), Ricardo Darín, Bárbara Lennie (Una Especie de Familia), Carla Campra, Inma Cuesta, Sara Sálamo, entre otros. Fue la película inaugural del Festival de Cannes y compitió por la Palma de Oro. Debido a la boda de su hermana, Laura (Penélope Cruz) viaja con sus dos hijos a España, país donde vivió antes de casarse con el argentino Alejandro (Ricardo Darín). Luego de la ceremonia, la fiesta dura toda la noche y la felicidad se siente en el aire. Sin embargo, las risas desaparecen una vez que Laura descubre que Irene (Carla Campra), su hija adolescente y asmática, desapareció. Luego de recibir un mensaje de texto avisándole que si se contacta con la policía matarán a Irene, Laura entrará en pánico y buscará la manera de recuperar a su hija con la ayuda de Paco (Javier Bardem), su novio de la infancia que ahora está en pareja con Bea (Bárbara Lennie). Como nos tiene acostumbrados, Asghar Farhadi armó un drama familiar donde el secuestro, aunque es súper interesante, no es lo más importante sino que lo usa como recurso para mostrar la verdadera moralidad del ser humano. El director se toma su tiempo para introducir a los personajes, mostrar cómo se relacionan entre sí, dar detalles del casamiento y luego la celebración para después pasar al hecho que lo cambia todo. Desde que Irene no está más en su habitación, la desconfianza de cada uno de los integrantes de esa familia se irá acrecentando, haciendo que las hipótesis sobre lo que verdaderamente sucedió, así como las acusaciones, no tarden en llegar. Puede parecer que en el comienzo no suceda nada relevante, más bien todo transmite una sensación de cotidianidad; no obstante en ningún momento el espectador quiere dejar de ver la pantalla, lo cual es total mérito de Farhadi, que supo ambientar el relato en un pueblito de la España rural que nada tiene que ver con Irán, su país de origen. Además, cada una de las actuaciones cumple con creces, en especial Penélope Cruz al estar rota tanto por dentro como por fuera, Javier Bardem y Bárbara Lennie, que toma una posición controvertida basada en el orgullo. La película atrapa por su guión tan bien estructurado, donde el propio espectador llega a sospechar de personas que nada tienen que ver con el asunto. El cóctel queda completísimo al sumarle enojos que quedaron guardados sobre la venta de tierras, chusmeríos del pueblo, la necesidad de aparentar para los demás y secretos que los personajes creían que nunca serían de público conocimiento. Aunque la revelación de quién tramó el secuestro no tenga el impacto esperado y el desenlace deje un par de cuestiones para que cada uno saque su propia conclusión, “Todos Lo Saben” se alza como otro buen film de Farhadi, un experto en crear atmósferas llenas de tensión.
El fin del mundo “El Último Hombre” (The Last Man, 2018) es una película de ciencia ficción dirigida y coescrita por Rodrigo H. Vila. Coproducida entre Argentina y Canadá, el reparto incluye a Hayden Christensen (Anakin Skywalker en “Star Wars”), Harvey Keitel, Liz Solari, Rafael Spregelburd, Justin Kelly, Gabriel Smith Lenton, Marco Leonardi, Fernán Mirás, entre otros. Kurt Matheson (Hayden Christensen) es un hombre de 35 años que sufre de estrés post traumático luego de haber sido veterano de guerra. Él cree que el Apocalipsis se acerca y que se manifestará con una gran tormenta eléctrica, por lo que decide conseguirse un trabajo para poder pagarse los suministros que necesitará en el búnker que se está armando para sobrevivir. Cuando va a devolver una máscara de gas que presentaba fallas, Kurt conoce a Noé (Harvey Keitel), un anciano profeta que también cree que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. En las calles, Noé predica e instruye a las personas sobre cómo deberán protegerse en el futuro, a la vez que les hace frente a los violentos neonazis que no le creen. Kurt se verá en problemas cuando en la compañía de seguridad para la que trabaja se reporte una gran falta de dinero y el mayor sospechoso sea él. Además, comenzará una relación con Jessica (Liz Solari), hija de su jefe Antonio (Marco Leonardi). Como se puede notar, “El Último Hombre” mezcla demasiados tópicos en una sola película. Por un lado tenemos a la ciudad de Buenos Aires lluviosa y oscura, donde la economía está estancada, los alimentos faltan y abunda la gente que vive en la calle. Los desastres naturales, según las noticias de la televisión, no tardarán en llegar. Por otra parte están los repetitivos sueños del protagonista sobre la guerra, que hacen que se despierte atormentado debajo de su cama. La mente de Kurt le juega una mala pasada al creerse que Johnny (Justin Kelly), otro veterano que fue compañero suyo, sigue vivo; incluso el joven se encuentra en la misma casa y pretende aconsejarlo sobre sus ¿fallidas? creencias de que el mundo está llegando a su final. Sumado a esto tenemos una relación amorosa pésimamente desarrollada, personajes malvados que parecen de la mafia, y la duda permanente sobre si realmente el protagonista dice la verdad o se volvió loco al dejar su tratamiento psicológico. Teniendo en cuenta que ya vimos bastantes filmes sobre el Apocalipsis que contienen a un protagonista impreciso (“Avenida Cloverfield 10” y “Take Shelter”, por citar algunos ejemplos), la producción de Rodrigo H. Vila resulta por lejos la peor de todas. La cinta está llena de decisiones que fueron mal tomadas. Primero y principal, la insoportable voz en off de Kurt. No solo hace que el relato se vuelva súper aburrido y no conduzca a ninguna parte, sino que además, gracias a este recurso, nunca podemos establecer una conexión con su personaje, por lo que ya desde el principio no nos importa su situación. La fotografía es tan oscura que llega a exasperar ya que en varios momentos no se ve con claridad lo que sucede en pantalla. Otro desacierto, en especial para los argentinos, se basa en ver a actores conocidos hablando en inglés en nuestro país sin ninguna razón aparente. Que Liz Solari y Rafael Spregelburd no se comuniquen en castellano solo logra que la historia sea menos creíble de lo que ya es. En vez de centrarse en un tópico y desarrollarlo bien, “El Último Hombre” combina tantas cosas que termina convirtiéndose en un gran desastre en el cual pareciera que ni el director conocía el rumbo que le quería dar a su película. Molesta que varias escenas se corten con la pantalla en negro, pero mucho más fastidia que la cinta se vuelva eterna para el espectador y carezca de toda lógica.
El fin del mundo “El Último Hombre” (The Last Man, 2018) es una película de ciencia ficción dirigida y coescrita por Rodrigo H. Vila. Coproducida entre Argentina y Canadá, el reparto incluye a Hayden Christensen (Anakin Skywalker en “Star Wars”), Harvey Keitel, Liz Solari, Rafael Spregelburd, Justin Kelly, Gabriel Smith Lenton, Marco Leonardi, Fernán Mirás, entre otros. Kurt Matheson (Hayden Christensen) es un hombre de 35 años que sufre de estrés post traumático luego de haber sido veterano de guerra. Él cree que el Apocalipsis se acerca y que se manifestará con una gran tormenta eléctrica, por lo que decide conseguirse un trabajo para poder pagarse los suministros que necesitará en el búnker que se está armando para sobrevivir. Cuando va a devolver una máscara de gas que presentaba fallas, Kurt conoce a Noé (Harvey Keitel), un anciano profeta que también cree que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. En las calles, Noé predica e instruye a las personas sobre cómo deberán protegerse en el futuro, a la vez que les hace frente a los violentos neonazis que no le creen. Kurt se verá en problemas cuando en la compañía de seguridad para la que trabaja se reporte una gran falta de dinero y el mayor sospechoso sea él. Además, comenzará una relación con Jessica (Liz Solari), hija de su jefe Antonio (Marco Leonardi). Como se puede notar, “El Último Hombre” mezcla demasiados tópicos en una sola película. Por un lado tenemos a la ciudad de Buenos Aires lluviosa y oscura, donde la economía está estancada, los alimentos faltan y abunda la gente que vive en la calle. Los desastres naturales, según las noticias de la televisión, no tardarán en llegar. Por otra parte están los repetitivos sueños del protagonista sobre la guerra, que hacen que se despierte atormentado debajo de su cama. La mente de Kurt le juega una mala pasada al creerse que Johnny (Justin Kelly), otro veterano que fue compañero suyo, sigue vivo; incluso el joven se encuentra en la misma casa y pretende aconsejarlo sobre sus ¿fallidas? creencias de que el mundo está llegando a su final. Sumado a esto tenemos una relación amorosa pésimamente desarrollada, personajes malvados que parecen de la mafia, y la duda permanente sobre si realmente el protagonista dice la verdad o se volvió loco al dejar su tratamiento psicológico. Teniendo en cuenta que ya vimos bastantes filmes sobre el Apocalipsis que contienen a un protagonista impreciso (“Avenida Cloverfield 10” y “Take Shelter”, por citar algunos ejemplos), la producción de Rodrigo H. Vila resulta por lejos la peor de todas. La cinta está llena de decisiones que fueron mal tomadas. Primero y principal, la insoportable voz en off de Kurt. No solo hace que el relato se vuelva súper aburrido y no conduzca a ninguna parte, sino que además, gracias a este recurso, nunca podemos establecer una conexión con su personaje, por lo que ya desde el principio no nos importa su situación. La fotografía es tan oscura que llega a exasperar ya que en varios momentos no se ve con claridad lo que sucede en pantalla. Otro desacierto, en especial para los argentinos, se basa en ver a actores conocidos hablando en inglés en nuestro país sin ninguna razón aparente. Que Liz Solari y Rafael Spregelburd no se comuniquen en castellano solo logra que la historia sea menos creíble de lo que ya es. En vez de centrarse en un tópico y desarrollarlo bien, “El Último Hombre” combina tantas cosas que termina convirtiéndose en un gran desastre en el cual pareciera que ni el director conocía el rumbo que le quería dar a su película. Molesta que varias escenas se corten con la pantalla en negro, pero mucho más fastidia que la cinta se vuelva eterna para el espectador y carezca de toda lógica.
Una aventura neuquina “Yanka y el Espíritu del Volcán” es una película nacional fantástica dirigida y co-escrita por Iván Abello. Julieta Ledesma y Fernando Regueira también formaron parte del guión. Producida por Sudestada Cine y Nomad VFX, el reparto incluye a Maite Lanata (El Elegido, 100 Días Para Enamorarse), Ezequiel Volpe, Juan Palomino, Beatriz Pichi Malén, Aymará Rovera, Hugo Arana, Enrique Dumont, Gastón Pauls y Laura Azcurra. La historia se centra en Yanka (Maite Lanata), una chica de 13 años a la que nunca le contaron qué pasó con su madre. Lo único que sabe es que hace diez años su mamá se fue no sin antes dejarle un collar con tres piedras. Ahora, Yanka no está feliz: su padre (Gastón Pauls) se está por casar con Rita (Laura Azcurra), mujer que no le cae para nada bien. Mientras la pareja se va de luna de miel, Yanka le pide a su abuelo Carlos (Hugo Arana) que la lleve al volcán Copahue. Desde pequeña la joven tiene sueños recurrentes sobre su madre en ese lugar, por lo que el presentimiento de que está allí es muy fuerte. En el bosque neuquino, Yanka conocerá a la “Mapu” (Beatriz Pichi Malén), protectora del pueblo mapuche que le indicará el camino correcto. Con la ayuda del duende Chucao (Enrique Dumont) y el huérfano Lighuén (Ezequiel Volpe), Yanka se pondrá en marcha para encontrarse con Pillán, el espíritu del volcán que en el eclipse de Luna piensa descargar toda su furia. Resulta una novedad encontrarse con una película de género fantástico en el cine nacional, que va dirigida especialmente a los chicos. Con “Yanka y el Espíritu del Volcán”, Abello tomó leyendas del lugar donde nació para armar una trama relacionada a la naturaleza y los mapuches (su origen, ceremonias y creencias). La idea no está mal, ya que tendremos tópicos interesantes como que el volcán está enojado porque los hombres usaron su fuego para la guerra, el respeto que hay que tener por la Tierra y los antepasados, el alma en contraposición a la oscuridad, etc. Sin embargo, el problema mayor radica en cómo se llevó a cabo el relato. Por empezar, la cinta está plagada de efectos especiales y escenas con croma que en ningún momento llegan a lucir aunque sea un poco reales. Fuego, bandada de murciélagos, humo, caída de piedras, una serpiente y hasta una criatura celeste medio invisible hacen que al film haya que tenerle mucha paciencia. Cuando el espíritu del volcán habla con la protagonista, la forma en la que lo manifestaron parece una copia del árbol de “Un Monstruo Viene a Verme” (A Monster Calls, 2016), con el detalle de que aquí no está bien logrado. En cuanto a la actuación de Maite Lanata, que grabó la película cuatro años atrás, al compararla con sus trabajos más recientes puede notarse cuánto mejoró. La culpa no es toda de ella sino del guión, que no la favorece al estar lleno de diálogos que tienen cero naturalidad. Además, la relación de Yanka con Lighuén, el mapuche que la acompaña en la misión, no posee un buen desarrollo, lo que genera que el desenlace de ellos no convenza del todo. “Yanka y el Espíritu del Volcán” consigue abrir paso a que se hagan más historias sobre la diversidad cultural y rompe con el estereotipo de que todos los mapuches son de piel y ojos oscuros. Lamentablemente, la película falla en muchos otros sentidos.
Metidas en un lío “Mi Ex es un Espía” (The Spy Who Dumped Me, 2018) es una comedia estadounidense dirigida y co-escrita (junto a David Iserson) por Susanna Fogel. El reparto está compuesto por Mila Kunis (Oz: El Poderoso, El Club de las Madres Rebeldes), Kate McKinnon, Sam Heughan (Jamie Fraser en Outlander), Justin Theroux (La Chica del Tren), Gillian Anderson, Hasan Minhaj, Ivanna Sakhno, entre otros. Audrey (Mila Kunis) no la está pasando bien en su cumpleaños: luego de un año, su novio Drew (Justin Theroux) resultó un cobarde por dejarla a través de mensaje de texto. Morgan (Kate McKinnon), su mejor amiga, le recomienda que queme todas sus cosas para tratar de olvidarlo, no sin antes avisarle. Cuando vuelve a ver a Drew, Audrey se enterará que no lo conocía tanto como creía ya que él se dedica a ser un espía de la CIA y tiene una misión: entregar a un tal “Verne” un trofeo de fantasía al día siguiente en un café de Viena. Audrey y Morgan se verán implicadas en esta aventura que las llevará a recorrer Europa, donde también tendrán que escapar de asesinos y decidir si confiar en el agente Sebastian (Sam Heughan). Teniendo en cuenta el título, es inevitable pensar que el film será una estupidez. Sin embargo funciona en varios aspectos, lo que transforma a “Mi Ex es un Espía” en una grata sorpresa. Por empezar tenemos a la dupla protagónica: Mila Kunis y Kate McKinnon. Las actrices no se conocían desde antes de filmar pero igualmente lograron una química estupenda en la que en ningún momento llegás a dudar de su amistad. Al no estar preparadas profesionalmente para ser espías consiguen conectar rápido con el espectador y embarcarnos en su travesía nos resulta de lo más sencillo. Por otro lado, lo más positivo de la cinta radica en cómo la directora armó una trama que en todo momento se burla de las películas de espionaje e incluso de los propios norteamericanos. Factores como la huella dactilar para desbloquear un teléfono o un pendrive que contiene información importantísima ya han sido vistos en varias producciones, no obstante aquí el tono cómico del guión, que desde el comienzo tiene un ritmo trepidante, atrapa y divierte en partes iguales a la vez que aporta una frescura irresistible. Además, la película tiene muchas secuencias de acción que incluyen persecuciones con motos, corridas, tiroteos y explosiones. Casi todas están muy bien realizadas, sin embargo una que tiene que ver con el Circo de Soleil se vuelve demasiado extensa y la fotografía de la del comienzo difiere un montón de la del resto de la cinta. También molesta un poco que en el primer tramo se corte la actualidad con momentos del pasado de Audrey, que muestran cómo conoció a Drew. Estas partes resultan innecesarias porque lo central se da en el presente. No hay dudas que con “Mi Ex es un Espía” las risas están aseguradas, y más aún con las referencias a Edward Snowden y Morgan Freeman. Si estás buscando una comedia llena de poder femenino, no la podés dejar pasar.