Los sobreprotectores “No Me Las Toquen” (Blockers, 2018) es una comedia que constituye el debut en la dirección de Kay Cannon, mujer que anteriormente escribió el guión de las tres cintas de “Pitch Perfect”. Aquí la historia fue escrita por Brian y Jim Kehoe. El reparto incluye a Leslie Mann (17 Otra Vez, Mujeres al Ataque), John Cena (Guerra de Papás), Ike Barinholtz (Buenos Vecinos), Kathryn Newton (Ángela Hayes en “3 Anuncios por un Crimen, Abigail en la serie Big Little Lies), Geraldine Viswanathan, Gideon Adlon, entre otros. Julie (Kathryn Newton), Kayla (Geraldine Viswanathan) y Sam (Gideon Adlon) se conocieron en jardín y desde ese entonces son mejores amigas. Al acercarse la fiesta de graduación, Julie se propone perder la virginidad con su novio Austin (Graham Phillips), con el cual está saliendo hace seis meses. Kayla también quiere perderla con Connor (Miles Robbins), su compañero de laboratorio. Al ver a las dos tan emocionadas comentando que compartirán el aniversario de esa fecha para toda la vida, Sam decide unírseles aunque no gusta de Chad (Jimmy Bellinger). Ese día, sin darse cuenta, Julie deja abierta en su notebook la conversación que mantiene con sus amigas. Su madre Lisa (Leslie Mann), junto a los padres de Kayla y Sam, descifran de lo que están hablando por lo que se pondrán manos a la obra para detenerlas. Leyendo la sinopsis, o en especial viendo el trailer, uno llega a creer que esta película es otra comedia extra inverosímil colmada de momentos disparatados y bizarros. Aunque viéndolo desde afuera lo de que los padres hagan lo imposible para que sus hijas no cometan el “error” pueda parecer ridículo, lo más importante es cómo el film encara el tema del sexo. Éste no tiene por qué ser tema tabú o algo prohibido en la adolescencia, sino que la directora lo muestra como un hecho normal, lo que aporta mucha frescura a la historia. Además se tratan otras temáticas importantes tales como el miedo al expresar la homosexualidad y ser juzgado por la propia familia y amigos, o cómo los falsos rumores afectan la reputación de una persona. Gracias a los diálogos, varias escenas de los padres consiguen hacer reír y las tres jóvenes protagonistas tienen química entre sí, por lo que nunca llegamos a dudar sobre su amistad. No obstante, algunos efectos dejan mucho que desear ya que se ven muy falsos, por ejemplo los ojos agrandados por la droga o los vómitos que se producen al mismo tiempo (en vez de causar gracia dan asco). El mérito absoluto de “No Me Las Toquen” está en su desenlace: cada personaje aprende algo, cambia su manera de pensar, se da cuenta de sus propias equivocaciones o decide seguir lo que siente y ser fiel a sí mismo. Esto hace que la película sea realista en lo que quiere transmitir, dejando una muy buena sensación a medida que bajan los créditos. Así es como “No Me Las Toquen”, a pesar de tener secuencias descabelladas y un título burlón mal traducido, aporta algo distinto al género. Que una película divierta y a la vez deje un buen mensaje no pasa seguido, por lo que no te dejes llevar por el trailer a la hora de decidir verla.
Ya no me callo más Sin filtros es una comedia española dirigida y co-escrita por Santiago Segura, reconocido por la saga de Torrente. La película funciona como remake de la producción chilena homónima de Nicolás López, que fue estrenada en 2016 y se convirtió en todo un éxito en su país, sacando a Star Wars del primer lugar de la taquilla durante su primera semana de estreno. El reparto está compuesto por Maribel Verdú (Lola en El faro de las orcas), Rafael Spregelburd (Abzurdah, Perdida), Toni Acosta, Daniel Medina, Diego Martín, Bárbara Santa-Cruz, David Guapo, Cristina Pedroche y Cristina Castaño. Paz (Maribel Verdú), una mujer de 39 años, está en un momento de su vida en el que su entorno la exaspera: su marido Dante (Rafael Spregelburd) ronca, se dedica a pintar cuadros aunque no le va bien y ni se molesta en realizar las compras o abrirle la puerta al técnico del Internet; Tolouse (Daniel Medina), su hijastro, es un maleducado que no la respeta; su hermana Bea (Toni Acosta), una fanática de los gatos, y su mejor amiga (Cristina Castaño) les hablan de sus problemas y sin embargo cuando Paz quiere contarles cómo se siente ellas no le prestan ni la mínima atención; el jefe (David Guapo) de la agencia publicitaria para la cual trabaja decide reemplazarla por Alicia (Cristina Pedroche), una joven superficial con millones de seguidores en Instagram. Harta de sentirse invisible para los demás, Paz decide ir a ver a Amil Narayan (Santiago Segura), un “sanador” hindú que vio por la televisión. El hombre le receta una poción que la ayudará a relajarse y le advierte que debe tomarla en pequeñas dosis. Paz no sigue las reglas, por lo que desde que la ingiere se convertirá en una mujer que expresará sus enojos, disgustos y molestias. Nos encontramos ante una comedia feminista ultra divertida gracias a su guion y la fresca actuación protagónica de Maribel Verdú. La actriz logra empatizar con el espectador ya que uno puede sentirse identificado con alguna de las diversas cosas que le suceden. Paz es una mujer que siempre, ante lo que estaba en desacuerdo, prefirió callarse a alzar la voz e iniciar una discusión. Luego de tomar la pócima ella no puede evitar decir lo que piensa, lo que la lleva a sacarse un peso de encima, liberación que también se logra transmitir hacia fuera de la pantalla. Varios son los personajes secundarios que aumentan cada vez más el estrés de Paz. Con la ordenada aparición de éstos, Santiago Segura logra dejar varias críticas a nuestra forma de vivir en la actualidad: el estar siempre apurado, sin que alcance el tiempo, las desventajas de las redes sociales, donde se es relevante cuantos más “me gusta” y seguidores se acumulan, los insultos en la vía pública, el abuso de poder que existe en el ámbito laboral, el poco respeto que existe entre los vecinos, etc. Gracias a situaciones así no se pierde el interés durante la hora y media de duración. Párrafo aparte para un giro buenísimo que se da sobre la segunda mitad del film, el cual recuerda a algo que le sucede a Ron Weasley en Harry Potter y el misterio del príncipe (Harry Potter and the Half-Blood Prince, 2009). Además, el desenlace se aleja de todo tipo de clichés, dejando un gran mensaje sobre la independencia de la mujer. Aunque algunas escenas presentan fallas, en especial la de un gato que se nota demasiado que no es real, Sin filtros entretiene y es la mejor opción si buscás una película sencilla para dejarte llevar.
Deseos y peticiones Los oportunistas (The Place, 2017) es una película dramática italiana que funciona como remake de la serie norteamericana The Booth At The End (2010-2012), compuesta por dos temporadas. Está dirigida y co-escrita por Paolo Genovese, reconocido por la exitosa comedia Perfectos desconocidos (Perfetti Sconosciuti, 2016). El reparto incluye a Valerio Mastandrea, Sabrina Ferilli, Silvia D’Amico, Alessandro Borghi, Alba Rohrwacher, Silvio Muccino, Vittoria Puccini, entre otros. Fue presentada por primera vez en el Festival de Cine de Roma. Un hombre (Valerio Mastandrea) pasa su vida en una mesa en particular de un restaurante llamado “The Place”. ¿Qué es lo que hace allí? A cualquier hora diversas personas se le acercan y le expresan cuáles son sus deseos más personales. Él chequea en su cuaderno y les asigna la respectiva misión a seguir. Si ésta es realizada, el individuo obtendrá lo que quiere. Pero para llevar a cabo la tarea, algunos deberán cuestionarse si están dispuestos a mentir, robar o asesinar. Ambientada en un único escenario, la película pretende mostrarnos el mal que habita en el ser humano y cómo la moral puede verse afectada de acuerdo al egoísmo ciego por conseguir lo que uno quiere. Así seremos testigos de varios casos, entre ellos una monja que desea volver a sentir a Dios y para ello debe quedar embarazada, otra mujer que quiere ser más bella por lo que deberá robar una exuberante suma de dinero, un hombre que para volver a ver tendría que cometer un acto de violación, etc. Cuanto más ambicioso es el deseo, más complicada y contra la ética es la misión. Lo que empieza como un relato interesante y dinámico se va transformando en algo que pareciera no avanzar y siempre ronda sobre lo mismo. Las situaciones de los personajes se van enredando pero no hay mucho más que eso. Genovese se centra en las actuaciones y los diálogos, pero al ser tantos los actores que pasan por el restaurante el espectador llega a sentirse cansado, por lo que hubiese sido más efectivo centrarse en menos casos. Con respecto al misterioso protagonista, ni siquiera le conoceremos el nombre. Se puede llegar a la conclusión de que alguna relación tiene con el Diablo, ya que sus propuestas tientan a ir por el mal camino. Sin embargo, él repite una y otra vez que no está obligando a nadie y que el trato puede romperse en cualquier momento. La interpretación de Valerio Mastandrea nos hace percibir a un hombre agotado, que muchas veces, sin expresarlo en voz alta, no está de acuerdo con las decisiones que toman las personas que recurren a él. Esa falta de explicaciones le juega en contra al film, así como su desenlace donde las cosas tampoco quedan muy claras. Además, el recurso para separar escena tras escena, haciendo que la pantalla pase al negro, se vuelve muy repetitivo. Los oportunistas logra que el espectador se ponga en la situación de la película al pensar cuál sería el límite para que nuestro mayor deseo se haga realidad, no obstante al tener tantos conflictos diferentes es demasiado notorio que la temática funciona mejor en la serie original.
Adopción, maternidad y discriminación “Joel” es una película dramática argentina dirigida y escrita por Carlos Sorín. El reparto incluye a Victoria Almeida, con quien ya había trabajado en “Días de Pesca” (2012), Diego Gentile (Relatos Salvajes), Ana Katz, Joel Noguera y numerosos fueguinos que trabajaron como extras. La cinta se filmó entre agosto y septiembre del año pasado en la localidad de Tolhuin. Fue presentada por primera vez en “Cine en Grande”, el 4º Festival de Cine Nacional en Tierra del Fuego. La historia gira en torno a Cecilia (Victoria Almeida) y Diego (Diego Gentile), una pareja que hace un tiempo inició el trámite de adopción ya que no pueden concebir hijos. Ellos habían expresado su deseo de que se les otorgue un chico de cuatro o cinco años, pero cuando el juzgado de menores finalmente llama, les comunica que tienen a un niño un poco más grande (primero dicen que tiene ocho años, pero en realidad tiene nueve). Cecilia y Diego, en un principio indecisos con la respuesta que darán, aceptan. Joel (Joel Noguera) carga con un pasado que lo marcó y su asistencia al colegio del pueblo no será aceptada por la mayoría de los padres. En su noveno film, Carlos Sorín explora la temática de la adopción tardía así como los variados prejuicios que hay en el ámbito educativo. El resultado es una película bellísima gracias a las excelentes interpretaciones, la fotografía nevada a cargo de Iván Gierasinchuk y las diversas situaciones que se van dando que, gracias al guión, atrapan desde la primera escena. Que el relato se desarrolle en un pueblo pequeño, donde prácticamente todos se conocen entre sí, hace que sea aún más acertada la decisión de usar a habitantes de allí para actuar. Se nota cómo Sorín sabe dirigir a personas que no tienen experiencia en el ámbito actoral ya que ninguna se siente fuera de lugar, por el contrario, aportan un realismo perfecto en cada momento. En especial con el caso del chico interpretado por Joel Noguera: el director lo vio de casualidad en una panadería de Tolhuin y por su accionar supo que ese era el protagonista que estaba buscando. El nene resulta ideal para el papel: arisco, de pocas palabras, con la cabeza casi siempre gacha y una mirada particular, tiene todas las características para hacernos ver que en su infancia no tuvo el amor y enseñanza necesarios. Párrafo aparte para lo espléndida que está Victoria Almeida en el rol de Cecilia. Maestra de piano, la mujer de un día para otro debe convertirse en una madre para Joel. De las variadas inseguridades e indecisiones, la evolución de su personaje resulta muy satisfactoria, generando que den ganas de que la película continúe y muestre qué es lo que pasa después de esa escena final. Otro acierto del film es el de no tener a una figura a la cual culpar por lo que sucede en la escuela. Sí, podemos enojarnos porque la manera de proceder del director no es la más adecuada o porque algunos comentarios de los demás padres son realmente crueles, pero como espectador uno puede ponerse tanto en el lugar de Cecilia como de los que están en su contra y entender las preocupaciones de cada bando. “Joel” se enfoca en lo humano y también en lo cotidiano, algo primordial para que una cinta logre llegar con más facilidad al corazón. Muestra con claridad lo diferente, como también necesario, que es adoptar a un chico aunque ya esté grande. La reinserción en la sociedad es difícil, no obstante sin una familia a la cual pertenecer, el destino inevitablemente será la marginalidad.
Robos y tormentas “Huracán Categoría 5” (The Hurricane Heist, 2018) es una película de acción dirigida por Rob Cohen, reconocido por el primer filme de la saga “Rápido y Furioso” (The Fast & The Furious, 2001), y escrita por Scott Windhauser y Jeff Dixon. El reparto está compuesto por Maggie Grace (Búsqueda Implacable, Amanecer), Toby Kebbell (Black Mirror, Un Monstruo Viene a Verme), Ralph Ineson (La Bruja), Ryan Kwanten, Melissa Bolona, Ben Cross, Ed Birch y Christian Contreras. Mientras un huracán devastador se está desatando, un grupo de ladrones junto a dos hackers planean robar una cantidad enorme de dinero que se encuentra en una institución federal. La policía Casey Corbyn (Maggie Grace) se unirá al meteorólogo Will Rutledge (Toby Kebbell) para detenerlos. Al ver este filme pueden pasar dos cosas: que te parezca una producción mediocre llena de disparates o que le encuentres el lado gracioso a lo que está sucediendo y se transforme en una comedia. Teniendo en cuenta quién es su director, aparte del título, podemos dilucidar cómo se desarrollará el relato: persecuciones, disparos, saltos imposibles, personas que parecen buenas y después están del bando enemigo, vehículos con pantallas súper tecnológicas, etc. Todo sin que a los personajes parezca importarles el clima. El guión sólo sirve como excusa para mostrar estas escenas de acción donde los protagonistas siempre salen ilesos por más que haya fuertes vientos, tornados o tsunamis. Por lo que ahí es donde radica lo que hay que tener en cuenta para que la cinta sea disfrutable: desde el comienzo no hay que tomársela en serio. En cuanto a los efectos especiales, se nota muchísimo la falta de presupuesto, en especial durante el tramo final. La película aparte de las escenas intrépidas tiene su toque de sentimentalismo en la relación entre el meteorólogo y su hermano, que en su infancia sufrieron la pérdida de su padre y ahora cada uno tomó un rumbo distinto. No obstante sus diálogos, como todo lo demás, no resultan creíbles. Combinar un atraco con un huracán en este caso funciona ya que el filme logra entretener y hace que el cine catástrofe no sea más de lo mismo. A pesar de las pocas explicaciones que se dan sobre el por qué se trituraban los billetes en la institución federal, el conflicto tiene el ritmo que requiere para que el espectador se mantenga atento. A medida que avanza la historia, las escenas ilógicas aumentan en gran medida, lo que genera ganas de, luego de verla, comentar y comparar cuál le pareció a cada uno la situación más alocada. Si buscás ver algo sin mucho sentido que no busque hacer pensar sino reír, “Huracán Categoría 5” es la opción ideal. Se esfumará de tu memoria muy rápidamente, sin embargo la misión de detener a los ladrones te hará pasar un buen rato.
La creciente locura “El Legado del Diablo” (Hereditary, 2018) es una película de terror psicológico que constituye el debut como director de Ari Aster, que también se encargó del guión. El reparto incluye a Toni Collette (Little Miss Sunshine, Miss You Already), Alex Wolff (Día del Atentado, Jumanji), Ann Dowd (The Handmaid’s Tale), Gabriel Byrne y Milly Shapiro. Fue presentada por primera vez en la sección Midnight del Festival de Cine de Sundance. La familia Graham, compuesta por la pareja de Annie (Toni Collette) y Steve (Gabriel Byrne) y sus hijos Peter (Alex Wolff) y Charlie (Milly Shapiro), se ve afectada por el fallecimiento a los 78 años de Ellen (madre de Annie). La anciana era una persona muy reservada que, debido a sus trastornos mentales, tuvo una relación distante con su hija. Ellen en su momento quiso cuidar a Peter desde su nacimiento, sin embargo Annie no se lo permitió. Sí cedió su lugar materno con la llegada de Charlie, por lo que la niña es muy retraída ahora que su abuela ya no está. Debido a otro hecho aún más trágico, Annie decidirá asistir a un grupo de autoayuda; allí conocerá a Joan (Ann Dowd), una mujer que la convencerá para que inicie un ritual espiritista y así poder comunicarse con los muertos. Esto agravará aún más el estado mental de Annie, llevándola a la inminente locura. Desde que la cinta fue exhibida en Sundance a principios de año mucha es la expectativa que generó por ser calificada como “la mejor película de terror de todo el mundo” o que sería como “El Exorcista de nuestra generación”. Aparte, su productora es A24, empresa que en el pasado trajo filmes de gran calidad como “La Bruja” (The Witch, 2015), “Viene de Noche” (It Comes At Night”, 2017) y “El Sacrificio del Ciervo Sagrado” (The Killing of a Sacred Deer, 2017). Teniendo en cuenta estos datos, debo decir que el furor muchas veces juega en contra, siendo “Hereditary” un ejemplo perfecto. Y eso no significa que la película sea mala, por el contrario cuenta con una factura técnica deslumbrante: desde la primera escena vemos una maqueta (Annie se dedica a construirlas) y la cámara se acerca a tal punto a una de las habitaciones que luego ese pasa a ser el plano central, como si la estructura fuera la casa de los Graham en miniatura. La iluminación, la música penetrante y cada fotograma están súper cuidados, lo que hace que seguramente en su primer visionado no hayamos podido captar todos los detalles que el director dispuso. Por otro lado, ya sabíamos que Toni Collette es una buena actriz pero aquí pasa a estar a otro nivel. La australiana debió interpretar a una mujer muy compleja, que tuvo un pasado familiar con bastantes sufrimientos y en la actualidad cree ser una mala persona por no sentir tanta tristeza ante la muerte de su madre. El director se toma su tiempo para que Annie explote, y Collette nunca llega a sentirse forzada a pesar de sus potentes gritos. El problema a mí parecer recae tanto en la campaña publicitaria del film como en su historia. La mayoría de los pósters tienen centrada su atención en Milly Shapiro, aprovechándose de su aspecto y dando a entender que ella será la protagonista. Aunque la nena otorgue una correcta actuación y tenga cierta relevancia, está muy alejada de ser un personaje principal. Aparte, con el correr de los minutos el relato se vuelve pretencioso y realmente sólo llega a perturbar en sus escenas finales. “El Legado del Diablo” pretende mostrar cómo el árbol genealógico de una persona puede influenciarla a futuro. No es un terror que será aceptado por la mayoría ni es una de las mejores obras del género, por lo que te recomiendo que si querés disfrutarla no tengas muy en cuenta la aclamación que obtuvo.
El collar más preciado “Ocean’s 8: Las Estafadoras” (Ocean’s 8, 2018) es una comedia que funciona como spin-off de la trilogía Ocean’s (2001, 2004 y 2007), dirigida por Steven Soderbergh (ahora pasa a estar a cargo de la producción). Gary Ross se ocupó de la dirección y co-escritura del guión. El reparto incluye a Sandra Bullock, Anne Hathaway, Mindy Kaling, Cate Blanchett, Helena Bonham Carter, Sarah Paulson, Rihanna, Awkwafina, Richard Armitage y James Corden. También hay apariciones de Dakota Fanning, Katie Holmes, Kim Kardashian, Anna Wintour, entre otras. Luego de pasar cinco años en la cárcel, Debbie (Sandra Bullock) se reúne con su amiga Lou (Cate Blanchett) y, como robar está en su sangre por ser hermana de Danny Ocean, le cuenta su próximo plan; éste consiste en juntar a un grupo de mujeres con diversas habilidades para asistir a la Met Gala, evento fashionista que se realiza cada año en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Debbie sabe que la celebridad Daphne Kluger (Anne Hathaway) estará presente ese día, por lo que su primer objetivo será que la famosa utilice un collar de marca Cartier valuado en millones de dólares que se encuentra protegido dentro de una bóveda. El desafío será sacárselo de su cuello sin que nadie se dé cuenta y las acuse. ¿Podrán lograrlo? Estamos ante un film que sólo leyendo qué actrices lo integran dan ganas de verlo. Hay varias similitudes entre Debbie y Danny Ocean (interpretado por George Clooney en la trilogía), sin embargo el escenario en el que se da el robo es totalmente distinto y eso hace que la película sea muy atractiva. Aquí el foco está puesto en una de las galas yankees más exclusivas, por lo que las joyas, maquillajes y vestidos debían estar a la altura. El director logra transmitir esa noción de glamour al espectador, a la vez que nos brinda un relato de lo más entretenido. Con respecto al reparto, todas funcionan muy bien aunque al ser varias no se pueda profundizar demasiado. Anne Hathaway se destaca al encarnar a una mujer muy superficial, Helena Bonham Carter fue la elección ideal para dar vida a una diseñadora de moda y Rihanna sale bien parada teniendo en cuenta que su carrera actoral no es muy extensa. No obstante a medida que pasan los minutos las estafadoras siguen siendo siete, por lo que se vuelve demasiado previsible quién será la octava. Como en las Ocean’s anteriores, los métodos que se utilizan para llevar a cabo el hurto no requieren de mucho razonamiento para llegar a la conclusión de que “esto sólo puede pasar en una película”. ¿Es esto una desventaja en el spin-off? Para nada, ya que uno nunca pierde el interés por el plan a llevarse a cabo; aparte de que las complicaciones que van apareciendo (y deben ser resueltas con rapidez antes de la gala) aportan mucho dinamismo a la historia. “Ocean’s 8: Las Estafadoras” tiene sus mejores escenas dentro del museo artístico, cuando ya es hora de que el proyecto pase a transformarse en las respectivas acciones de sus protagonistas para obtener el preciado collar. Tan ingeniosa como sencilla en su contenido, te hará divertirte y pasar un agradable tiempo en el cine lleno de poder femenino.
Navegando alrededor del mundo Un viaje extraordinario (The Mercy, 2018) es una película británica de drama dirigida por James Marsh (Man on Wire, The Theory of Everything) y escrita por Scott Z. Burns. El reparto está compuesto por Colin Firth, Rachel Weisz, David Thewlis (Lupin en la saga Harry Potter), Ken Stott, Eleanor Stagg, Kit Connor, Finn Elliot, entre otros. Está basada en hechos reales. Ambientada en Gran Brataña durante 1968, la historia gira en torno a Donald Crowhurst (Firth), un hombre de familia que vendía artefactos que facilitaban la navegación. Inspirado por Francis Chichester, el único hombre que en su yate pudo dar la vuelta al mundo, Donald decide inscribirse en la “Sunday Times Golden Globe Race”, una competencia de barcos en la que si el viajero recorría el mundo sin detenerse en tierra firme ganaba una gran cantidad de dinero. Según las reglas, Donald podía comenzar la travesía entre el 1 de junio y el 31 de octubre; sin ningún tipo de experiencia y ni siquiera teniendo un bote construido aún, él se pone a trabajar para cumplir su sueño, un deseo que lo obsesionará hasta tal punto que los trastornos mentales no tardarán en llegar. El título que se le decidió ponerle aquí a la película, que nada tiene que ver con la piedad que plantea el original, nos hace creer que veremos un recorrido en barco emocionante, con un protagonista de espíritu aventurero lleno de energía por obtener el premio mayor. Sin embargo, eso es lo que menos vamos a encontrar en esta película. La mayor falla se encuentra en que no hay muchas cosas para contar, haciendo que el relato se vuelva de lo más aburrido ni bien Donald comienza su viaje. Aparte, el personaje toma decisiones que lo que menos consiguen es que nos llegue a caer bien, por lo que la conexión con él resulta nula. Los flashbacks repetitivos que muestran a su familia parecen puestos sólo con la finalidad de rellenar los minutos con material prescindible. Toda la empatía que el director supo transmitir en La teoría del todo (2014), acá brilla por su ausencia. Marsh ni siquiera se anima a explorar en profundidad los sentimientos de Donald, lo que genera que sus problemas internos no estén bien tratados. La inverosimilitud también juega en contra en esta producción, en especial cuando se decide poner a actores hablando inglés en una de las costas de nuestro país. Lo único rescatable se basa en la recreación de época, que cuenta con una bella fotografía a cargo de Éric Gautier. Un viaje extraordinario no produce ningún sentimiento, más bien se convierte en el típico film que en un futuro darán por cable y en el que la mejor opción será saltearlo. Ni Rachel Weisz puede remontar el sopor que genera esta “aventura”.
Una familia desunida El enemigo interior (Me’Ever Laharim Vehagvaot, 2016) es una película dramática israelí dirigida y escrita por Eran Kolirin. El reparto está compuesto por Alon Pdut, Mili Eshet, Shiree Nadav-Naor, Noam Imber y Yoav Rotman. Fue presentada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes. David Greenbaum (Alon Pdut) está desconcertado: después de 27 años en el ejército, no sabe cuál es su lugar en el mundo. Con su familia casi ni charla, cada uno está en la suya y nadie es capaz de compartir sus propios problemas. Gracias a la sugerencia de un amigo, David empieza a trabajar vendiendo suplementos alimenticios. Sin embargo no le va muy bien, lo que acarreará que una noche conduzca hasta unas colinas y se ponga a disparar a la nada misma. Lo que no sabe es que en ese lugar no está solo. De acuerdo a la sinopsis, pareciera que la película se enfoca en David y sus problemas para reinsertarse en una sociedad israelí que a toda costa quiere buscar el éxito profesional. No obstante, la película hace hincapié también en el momento que atraviesa su esposa Rina (Shiree Nadav-Naor), profesora que comienza a tener un affaire con uno de sus jóvenes alumnos, y en su hija adolescente Yifat (Mili Eshet), que supuestamente se relaciona con terroristas, usa un pañuelo con tinte político y asiste a manifestaciones. Como se puede ver hay varias historias para narrar. El tema es que la película no está dirigida a un público general, por lo que sólo puede ser disfrutable para aquellos que conozcan la historia de Israel y cómo es la vida allí en la actualidad. Si no formás parte de este grupo, aunque solo dure 90 minutos el film se te hará pesado por no saber a qué quiere apuntar, aparte de tener cortes abruptos de escena tras escena o momentos que duran más de lo necesario. Hay una situación en particular que termina en un accionar sumamente violento y muchas más que quedan sin resolver, como si los personajes no necesitaran pagar las consecuencias por sus terribles hechos. Aunque en el comienzo el interés se mantiene ya que uno quiere saber en qué acabará cada conflicto, el desenlace hecha todo por la borda. El enemigo interior, que en realidad su título original sería Más allá de las montañas y las colinas, sale bien parada al mostrar tanto los demonios como los deseos internos de cada integrante de la familia Greenbaum. Una lástima que el desarrollo no esté a la altura, como sí lo estaba el representar que debido a los celulares durante la cena, la comunicación no es posible.
La chica que sólo salía de noche “Amor de Medianoche” (Midnight Sun, 2018) es un drama romántico que funciona como remake de la película japonesa “Song to the Sun” (Taiyō no Uta, 2006). Está dirigida por Scott Speer, el cual realizó varios videoclips de Belinda y Ashley Tisdale, y escrita por Eric Kirsten. El reparto incluye a Bella Thorne (Shake It Up, You Get Me), Patrick Schwarzenegger, Quinn Shephard y Rob Riggle. La historia se centra en Katie Price (Bella Thorne), una joven que sufre una rara enfermedad llamada xeroderma pigmentoso (XP). Por ello Katie no puede tener contacto con la luz del Sol, así que vive recluida dentro de su hogar diseñado con ventanas especiales. Desde su cuarto siempre ve pasar en patineta a Charlie (Patrick Schwarzenegger), un chico de la secundaria cercana; le gustaría conocer más sobre él, pero nunca lo vio de cerca… hasta que una noche su padre Jack (Rob Riggle) la deja ir a tocar la guitarra a la estación de tren. Desde ese momento Katie comenzará a entablar una relación con Charlie, sin decirle el motivo real por el que siempre se juntan en las noches. Esto ocasionará más de un problema, llegando a poner en peligro la vida de Katie. Con una sinopsis muy similar a “Todo, Todo” (Everything, Everything, 2017) llega otro romance que tranquilamente podría haber estado basado en uno de los tantos libros de Nicholas Sparks. Y ahí es donde radica la cuestión: si te gustan ese tipo de relatos la vas a disfrutar, sino te parecerá una producción donde la cantidad de azúcar y dramatismo superó el límite. Aunque en el apartado visual la cinta no se luce para nada como sí lo hacía “Todo, Todo”, su mérito recae en que el tema de la enfermedad acá es tratado en serio: si la chica sale de día, su piel se ve afectada, lo que desencadenará una reacción degenerativa. Por otro lado, en este tipo de producciones la importancia debe estar puesta en que los actores principales congenien entre sí. Bella Thorne, que se despega de los roles de villana que venía teniendo, y Patrick Schwarzenegger, hijo de Arnold que aquí tuvo su primer protagónico, consiguen tener buena química, dar ternura y querer que su relación funcione. Será inevitable encontrarse con variados clichés, escenas cuidadas donde se nota que la cinta es para mayores de 13 años y una música edulcorada con alguna que otra canción que utiliza los mismos tonos (se nota que quisieron aprovechar al máximo que Bella Thorne también es cantante). El problema no radica en esas cuestiones sino en el guión: en determinado momento sucede algo que se siente muy manipulado hacia el espectador, con una intención clara que conduce al desenlace, que ya de por sí era previsible. Algunos personajes toman decisiones que en vez de emocionar hacen pensar en que uno si estuviera en ese lugar lo que menos haría es tomar ese camino, y otras escenas llegando al final resultan demasiado inverosímiles. “Amor de Medianoche” tiene sus momentos divertidos como también tristes, sus personajes no tienen mucha profundidad sin embargo logran generar el suficiente interés para que la cinta se haga amena.