Mujer y madre “La Omisión” es una película dramática nacional que constituye la ópera prima de Sebastián Schjaer, realizador de los cortometrajes “Mañana todas las cosas” y “El Pasado Roto”, que fueron muy bien recibidos en festivales. Aparte de ser el director y guionista, Schjaer también es el montajista. El reparto incluye a Sofía Brito, Lisandro Rodríguez, Pablo Sigal, Malena Hernández Díaz y Victoria Raposo. La cinta se proyectó dentro de la sección Panorama del Festival de Cine de Berlín; además, en 2015, recibió el premio a mejor proyecto del Foro de Coproducción Europa-Latinoamérica en el Festival de Cine Internacional de San Sebastián. Paula (Sofía Brito) es una porteña de 23 años que viajó, junto a su hija y el padre de ésta, a Ushuaia con un único objetivo: ahorrar la mayor cantidad de dinero posible para emigrar a Canadá. Aprovechando que la ciudad vive del turismo, Paula tiene varios empleos a la vez, entre ellos ser guía y limpiar en un hotel. Con el transcurso de los días, y dejando a su nena al cuidado de una señora conocida, la joven se irá dando cuenta qué es lo que desea en realidad. Durante hora y media Schjaer nos sumerge en la vida de Paula, una protagonista indescifrable con la que nunca llegaremos a empatizar del todo, ya sea por las decisiones que toma o porque pareciera que la propia mujer tiene un escudo invisible hacia los demás. Sin embargo, el director tuvo el gran acierto de nunca juzgarla y, por más que muchas cosas no queden 100% claras, tal como la relación en la actualidad con el padre de su hija, las injusticias laborales nos hacen ponernos de su lado. El paso de Paula por Ushuaia, con la cámara siguiéndola casi todo el tiempo, se vuelve interesante por ser una caja de sorpresas. Desde el afuera podemos vislumbrar que es una joven que no tiene estabilidad emocional; que aunque pase casi todo el día en los distintos empleos, cada vez que está con su hija pequeña le hace pasar lindos momentos, ya sea en la casa o en la nieve. No obstante, ¿cuáles son los sentimientos que tiene tan guardados dentro suyo? ¿Siente atracción o rechazo por Manuel (Lisandro Rodríguez), el fotógrafo que siempre la invita a salir? ¿Por qué le miente diciéndole que se vino sola al sur? Muchas incógnitas nos dejan pensando, las cuales llevan a un desenlace que puede darnos alguna pista. Y hablando del final, éste no será aceptado por la mayoría ya que sorprende y da pie al debate sobre el rol de la mujer en la sociedad. ¿Al ser madre ya no se pueden cumplir los fines personales? La cinta de Schjaer tiene ese no sé qué que deja una tristeza arrolladora a medida que bajan los créditos. “La Omisión” se convierte en un filme tan raro como atrapante, que puede no gustar pero que no va a dejar indiferente a nadie. Más que un buen debut cinematográfico para Sebastián Schjaer.
En busca de la avispa original “Ant-Man and the Wasp” (2018) es una película cómica de superhéroes perteneciente al Universo Cinematográfico de Marvel, siendo la vigésima producción de la franquicia. Funciona como secuela de “Ant-Man”, estrenada en 2015. Vuelve a estar a cargo de la dirección Peyton Reed así como Paul Rudd continúa siendo el protagonista y co-escritor. Chris McKenna, Gabriel Ferrari, Andrew Barrer y Erik Sommers completan el guión, que ya no cuenta con Edgar Wright (Baby Driver). En el reparto siguen en sus respectivos personajes Michael Douglas, Evangeline Lilly, Michael Peña, Abby Ryder Fortson, Bobby Cannavale y Judy Greer. Se incorporan Hannah John-Kamen, Walton Goggins, Laurence Fishburne y Michelle Pfeiffer. Luego de los eventos ocurridos en “Capitán América: Civil War”, Scott Lang (Paul Rudd) vive bajo arresto domiciliario por haber formado parte de la batalla. Hace mucho que ya no se habla ni con Hank Pym (Michael Douglas) ni con la hija de éste, Hope van Dyne (Evangeline Lilly). Él piensa que sus días como superhéroe ya quedaron atrás y sólo quiere ser un buen ejemplo para su pequeña Cassie (Abby Ryder Fortson), por lo que empezó un negocio de seguridad para mantenerse. Sin embargo, Scott se verá embarcado en una nueva misión, ya que se da cuenta que tiene una rara conexión con Janet (Michelle Pfeiffer), madre de Hope que hace treinta años quedó atrapada en el reino cuántico, un entorno subatómico del que es muy difícil salir. Scott volverá a reunirse con Hank y formará grupo con la avispa (Pym le diseñó el traje a su hija agregándole alas) para hallar a Janet; a la vez que deberán tener cuidado con Fantasma (Hannah John-Kamen), una mujer que debido a un experimento fallido puede atravesar objetos ya que es intangible. La primera cinta de Ant-Man nos presentó a Scott Lang, un ladrón que actuaba de esa manera para devolverles el dinero a los que fueron estafados por empresarios. Lo que consiguió captar la atención en el film de origen fue la empatía que se generó con el personaje, ya que éste era una persona normal que tomó un mal camino pero se notaba que quería ser el buen ejemplo que su hija ya tenía de él. Esa película tuvo gran cantidad de chistes bien utilizados, así como una historia sencilla y amena. Ahora llegó su secuela, la cual no aporta nada innovador con respecto a su antecesora. Las escenas de acción siguen siendo geniales teniendo en cuenta los efectos que se utilizan para agrandar y achicar las cosas, en especial la secuencia que se da en una cocina con Hope o el viaje en un auto miniatura. También es muy atractivo desde lo visual cómo construyeron el reino cuántico, que está lleno de colores y brillos. No obstante, desde el guión se duplicaron los diálogos graciosos sucesivos y esto resulta una desventaja porque, si bien hay muchos momentos divertidos, es demasiado notorio el exceso; lo dramático de la historia no consigue transmitirse al no tener tanto peso como se le dio a la comedia. Se sabía de antemano, ya sea por los tráilers o pósters, que en esta película la aparición de Janet era un hecho. Por lo que el factor sorpresa se perdió y encima a Michelle Pfeiffer se le dio muy poco tiempo en pantalla. En cuanto a los villanos, tenemos a Sonny Burch (Walton Goggins), un traficante de tecnología, y a Ava Starr/Fantasma. El primero es ultra olvidable, sin embargo la segunda sale bien parada ya que tiene un trasfondo y razones válidas para actuar de la manera en la que lo hace. “Ant Man and the Wasp” sirve para pasar un buen rato y nada más. Eso sí: es cita obligada para cualquier fanático de Marvel por poseer una gran primera escena post créditos. Con respecto a la última, ni hace falta quedarse por ser de lo más innecesario del filme.
Harta de todos Re loca es una comedia nacional dirigida y co-escrita por Martino Zaidelis (El hombre de tu vida). Funciona como remake de Sin filtro, película chilena estrenada en 2016 que también tuvo su versión española. El reparto está integrado por Natalia Oreiro, Diego Torres, Fernán Mirás, Malena Sánchez, Gimena Accardi, Hugo Arana, Pilar Gamboa, Agustín Radagast, entre otros. Es la primera película argentina que será distribuida por Paramount Pictures. La historia se centra en Pilar (Natalia Oreiro), una mujer de casi 40 años a la que ni siquiera su círculo familiar parece importarle lo que tiene para decir. Al guardar tantos sentimientos dentro suyo, los ataques de estrés no tardan en llegar. Una noche, Pilar ve en Puerto Madero a un hombre que tira su campera al agua. Al acercarse, el señor se da cuenta que ella está en conflicto consigo misma, por lo que le da las instrucciones necesarias para que en su casa haga un ritual que la liberará de tanta presión. Al día siguiente, Pilar ya no es la misma de siempre: ahora no tiene miedo de enfrentar a su jefe, a los que le dicen barbaridades en la calle o a sus vecinos que cada noche no la dejan dormir por poner la música muy fuerte. Sin embargo, decir todo lo que se le cruza por la cabeza también herirá a sus seres queridos. Exactamente hace tres semanas llegó a nuestras salas de cine Sin filtros, film de España dirigido por Santiago Segura. En Netflix tenemos a la película original, donde Nicolás López estuvo a cargo de la dirección y Paz Bascuñán fue su protagonista. ¿Quién fue el que tomó la decisión de que dos películas casi iguales se estrenen con tan poco tiempo de diferencia? No lo sabemos, pero esto constituye un gran error. Porque, si hace poco viste en tu casa la película chilena o fuiste al cine a ver la versión española, los acontecimientos que se narran en cualquiera de las dos aún están muy frescos para ver de nuevo el mismo relato. Por el contrario, si no estás interiorizado con ninguna de las dos anteriores, es muy probable que disfrutes mucho más Re loca, ya que no vas a darte cuenta que los actores argentinos pasan por exactamente las mismas situaciones, con diálogos casi idénticos. Esto no quiere decir que el filme nacional sea malo, está muy alejado de ser considerado de esa manera e incluso tiene varios aciertos que lo resaltan por sobre los otros. Primero y principal, Natalia Oreiro teniendo el papel central. Su Pilar en un comienzo puede aburrir, no obstante cuando cambia su forma de ser lo hace al 100%, llegando a otro nivel de locura, mucho mayor y más malhablado que el de Paz Bascuñán o Maribel Verdú. Por otro lado sorprende para bien la versatilidad de Malena Sánchez, que en el pasado tuvo roles con una alta carga de drama; aquí su personaje nada tiene que ver con eso ya que interpreta a una chica superficial con millones de seguidores en las redes sociales. Gimena Accardi, a pesar de tener pocas escenas, también logra destacarse como la novia controladora del mejor amigo de Pilar. En una parte en especial, lo que le dice de frente a ésta incluso hace sentir mal al espectador. En cuanto al vestuario, se nota una clara diferenciación antes y después del ritual. Al principio, Pilar usaba tonalidades apagadas, sin embargo al expresar todo lo que siente los colores de su ropa pasan a ser más potentes y a llamar más la atención. Por último, se puede ver un gran trabajo de fotografía, llena de luminosidad y nitidez. A Re loca le juega en contra que la historia no sea original, sin embargo logra salir a buen puerto gracias a las buenas actuaciones y a que su moraleja feminista nunca pasará de moda.
Adultos que siguen siendo niños “¡Te Atrapé!” (Tag, 2018) es una comedia dirigida por Jeff Tomsic y escrita por Rob McKittrick y Mark Steilen. Está basada en la historia real de un grupo de amigos que llegó a ser publicada en el periódico The Wall Street Journal. El reparto está compuesto por Ed Helms (“¿Qué Pasó Ayer?”), Jeremy Renner, Jon Hamm (Buddy en “Baby Driver”), Hannibal Buress, Jake Johnson, Isla Fisher (“Loca por las Compras”, “El Gran Gatsby”), Annabelle Wallis (Mía en “Annabelle”), Leslie Bibb (“Iron Man”, “To The Bone”), Steve Berg, entre otros. Desde pequeños, Hoagie (Ed Helms), Bob Callahan (Jon Hamm), Chilli Cilliano (Jake Johnson), Sable (Hannibal Buress) y Jerry (Jeremy Renner) juegan a la mancha cada mes de mayo. Hace 30 años que los amigos no pueden tocar a Jerry ya que él es muy ágil y estratega. En la adultez, Hoagie les dice a los demás que este será el último mes en el que el imbatible juegue, debido a que se está por casar. Los cuatro, junto a la esposa de Hoagie (Isla Fisher) y la periodista Rebecca (Annabelle Wallis), unirán fuerzas para vencer de una vez por todas a Jerry. Puede que esta sea una de las películas con mayor estupidez en su argumento. Sin embargo eso no es lo que más sorprende: lo increíble es que la historia pasó de verdad. Para ese grupo de amigos jugar a la mancha cada año en el mismo mes era una razón para seguir conectados, continuar en las vidas de los otros. Rarísimo, pero real. A “¡Te Atrapé!” no hay mucha vuelta que darle: si aceptás sus simples reglas y que los personajes se comporten como niños, la vas a pasar bien. Juega a favor que los protagonistas tengan química entre sí, sin embargo la cinta no logra producir carcajadas como pretende. Jeremy Renner como Jerry, el amigo invicto, brinda secuencias que recuerdan mucho al Sherlock Holmes de Robert Downey Jr. ya que tiene la misma forma que él al pensar un plan, en este caso de evasión, tanto desde antes como en el presente. Cómo engaña a los demás sobre su paradero es muy divertido de ver, no obstante el método que utiliza para distraer a dos de sus amigos es muy previsible. La cinta tiene un tono cómico durante todo su metraje, sin embargo sobre el final pasa al dramatismo y esto no termina de funcionar. Si desde el principio se nos plantean bromas y más bromas, que incluso incluyen temas delicados, lo que sucede a continuación inevitablemente vamos a creer que también es un chiste, y al no serlo choca al espectador. Aunque “¡Te Atrapé!” tenga la trama más idiota, nunca se torna aburrida y consigue hacer pasar un buen rato en la sala gracias a la dinámica que hay entre Hoagie, Bob, Chilli, Sable y Jerry. Si lo que estás buscando es una película para ver con amigos en la que no haya mucho para pensar, ésta es mejor opción.
El que vivía en una mentira “Gringo: Se busca vivo o muerto” (Gringo, 2018) es una comedia negra sobre narcotráfico dirigida por Nash Edgerton y escrita por Matthew Stone y Anthony Tambakis. El reparto incluye a David Oyelowo, Joel Edgerton (hermano del director), Charlize Theron (también productora), Harry Treadaway, Amanda Seyfried, Hernán Mendoza, Carlos Corona, Sharlto Copley, Alan Ruck, Thandie Newton, Diego Cataño, Rodrigo Corea, entre otros. Harold Soyinka (David Oyelowo) es supervisor de operaciones en Promethium, la empresa farmacéutica de Chicago en la que uno de sus presidentes es su amigo Richard Rusk (Joel Edgerton). Gracias al informe de su contador, Harold sospecha que la empresa está por fusionarse con otra, lo que lo llevaría a perder el empleo. Sin embargo, Richard le dice que todo anda bien y que en el viaje de negocios que Harold debía hacer a México, él y la otra presidenta Elaine Markinson (Charlize Theron) lo acompañarán. Lo que Soyinka no sabe es que sus jefes le venden Cannabax (una nueva pastilla de marihuana) a un cartel de allí encabezado por la “Pantera Negra” (Carlos Corona). Ellos viajaron hasta México para advertirle al gerente de la planta que corte los suministros al narcotraficante. Decepcionado de su amigo Richard, Harold fingirá su propio secuestro y, sin saberlo, será buscado por la Pantera Negra ya que éste cree que Soyinka es el responsable de que Promethium no quiera venderle más la droga. Películas sobre narcotraficantes ya hay muchas, por lo que siempre que aparece una nueva se espera que tenga algo original. Este no es el caso. “Gringo” no tiene rumbo: ni el director sabe cuál es el foco de la historia, por lo se produce un lío de subtramas y el espectador termina perdiéndose por la torpe estructura narrativa. Durante los primeros 40 minutos el film logra generar interés ya que nos presenta a Harold, un nigeriano que vive en Estados Unidos con su esposa Bonnie (Thandie Newton). Él cree tener un buen amigo en Richard, la persona que le dio el empleo en la empresa farmacéutica, así como confió en Bonnie para que le diseñe el loft. Sin embargo, esa buena vida que creía tener se va desmoronando a partir del viaje a México. Hasta ahí todo va bien: tenemos a un personaje caído en desgracia y un problema con el cartel mexicano, que no aceptará de ninguna manera que Promethium le deje de vender Cannabax. Sin embargo el relato decide desviarse hacia otros asuntos que desdibujan lo construido; por ejemplo, de la nada se hace hincapié en Miles (Harry Treadaway) y Sunny (Amanda Seyfried), una parejita que viajó gratis a México (Miles va a ser una mula de droga pero su novia no lo sabe) y siempre se cruza de casualidad con Harold. Por otro lado veremos secuencias de engaños amorosos, persecuciones en coche, tiroteos, un superior de la empresa que quiere despedir a los presidentes actuales, una escena de Harold borracho que aburre mucho… incluso a mitad del filme se introduce a Mitch (Sharlto Copley), hermano de Richard que ayuda a los haitianos por los destrozos de un terremoto. Como se puede ver, la trama de la cinta es demasiado caótica. Sumado a esto, el humor no funciona, en especial con el narcotraficante Pantera Negra: siempre que estamos ante una situación seria, el hombre decide preguntar cuál es el mejor CD de Los Beatles, lo que hace que la escena se vuelva bizarra. Si el director sólo se enfocaba en Harold Soyinka y explicaba mejor por qué toma determinadas decisiones, la película quizás habría funcionado. Con un final que da la sensación de ya haber sido visto en otras producciones, “Gringo” se deja ver aunque sea muy olvidable.
Entre carteles y terroristas “Sicario 2: Día del Soldado” (Sicario: Day of the Soldado, 2018) es una película de crimen que funciona como secuela de la cinta de 2015 “Sicario”, protagonizada por Emily Blunt. Esta vez Denis Villeneuve no está más a cargo de la dirección, dándole paso a Stefano Sollima; el guión sigue siendo de Taylor Sheridan (Hell or High Water, Wind River). En el reparto vuelven a estar Benicio del Toro, Josh Brolin y Jeffrey Donovan; también se suman nuevos personajes interpretados por Isabela Moner, Catherine Keener (Percy Jackson, Huye), Elijah Rodriguez, entre otros. Al darse cuenta que los carteles de droga mexicanos infiltran a terroristas por la frontera, la CIA manda a Matt Graver (Josh Brolin) a resolver el problema. Éste les avisa que para una posible solución tendrá que ensuciarse las manos, por lo que se contacta con el sicario Alejandro Gallick (Benicio Del Toro) para que se una a la misión. El objetivo consistirá en iniciar una guerra entre los carteles, y para conseguirlo secuestrarán a la adolescente Isabel Reyes (Isabela Moner), hija de un reconocido narcotraficante. Pero debido a algunas complicaciones, las cosas no saldrán exactamente como fueron planeadas. Todos estábamos de acuerdo en que “Sicario” de 2015 no necesitaba de una secuela, incluso no lucía esperanzador que Emily Blunt no esté más en el reparto. Sin embargo, tanto Taylor Sheridan como Sollima lograron darle a esta nueva historia una vuelta de tuerca interesante, manteniendo a rajatabla la atmósfera de su predecesora. Porque aunque sigan estando los carteles, el problema ya no tiene tanto que ver con la droga sino con cómo estos se dedican a pasar inmigrantes religiosos de México a EE.UU. Ya desde el comienzo seremos testigos de una secuencia tan bien armada como impactante, donde en un supermercado ingresan tres personas vestidas de negro que no llaman la atención. La detonación de las bombas en seguidilla, con los demás tratando de salvar sus vidas, produce un terror que logra traspasar la pantalla y de alguna manera nos indica la brutalidad que se viene. La mayoría de cosas que estuvieron geniales en la primera parte vuelven a estar presentes aquí por más que las personas a cargo hayan cambiado. Por ejemplo, debido a la muerte de Jóhann Jóhannsson, la música ahora fue compuesta por la chelista islandesa Hildur Guðnadóttir. Ella logró unas melodías inquietantes que mantienen la tensión durante toda la trama, haciéndonos sentir que algo malo puede ocurrir en cualquier momento. En cuanto a la fotografía, en 2015 Roger Deakins nos había dado excelentes tomas aéreas de paisajes tan áridos como desolados, aspecto que Dariusz Wolski mantiene a la perfección. Además, se continúa jugando con la oscuridad de la noche y lo distinto que se ve todo de día. Las actuaciones siguen siendo muy buenas, en especial la de Benicio Del Toro e Isabela Moner, joven que debe ponerse en la piel de una muchacha que le tocará sufrir sólo por ser “hija de”. Por parte del personaje de Del Toro, conoceremos un poquito más sobre su familia y enemigos, a la vez que no sólo lo veremos siendo un hombre ultra rudo. Lo único que le juega en contra a “Sicario 2: Día del Soldado”, aparte de que no se comprende por qué se llama así si nunca hacen referencia a ese día, es su tramo final. El filme se vuelve inverosímil en varios sucesos, así como termina de una forma demasiado hollywoodense para que exista una tercera entrega. Por lo demás, la película se consolida como una digna secuela que otra vez logra atrapar al espectador gracias a los métodos no convencionales de la policía estadounidense.
La parodia de la santa guerrera “Jeannette: La Infancia de Juana de Arco” (Jeannette, l’enfance de Jeanne d’Arc, 2017) es un musical francés dirigido y escrito por Bruno Dumont. Está basado en el libro de Charles Peguy, llamado “El misterio de la caridad de Juana de Arco”. El reparto está compuesto por Lise Leplat Prudhomme, Jeanne Voisin, Lucile Gauthier, Victoria Lefebvre, Gery de Poorter, Aline y Elise Charles, entre otros. Fue presentada en la quincena de directores del Festival de Cine de Cannes. En la Francia de 1425, durante la Guerra de los Cien Años, la niña Jeannette (Lise Leplat Prudhomme) se encarga de cuidar a las ovejas. Aunque sólo tiene ocho años, los actos cometidos por los ingleses ya le generan mucha bronca, así como que algunos nenes pasen hambre. Guiada por el llamado de Dios, Jeannette (Jeanne de adolescente) decidirá ponerse al mando de las tropas francesas para vencer al enemigo y restaurar la paz. No se dejen engañar por el título del filme: en vez de mostrarnos con respeto los primeros años de la heroína francesa, la cinta mezcla la figura de Juana con música electro rockera y movimientos de baile que en casi todo momento dan ganas de levantarse e irse de la sala. El director tomó la historia para hacer algo chistoso, aunque en ningún momento lo consigue. Así veremos a tres monjas tirar la cabeza para adelante y para atrás, a una mujer que despluma a una gallina con muchas ganas al ritmo de la melodía, a un “tío” de la misma edad de Juana que se cae de un caballo y muchas situaciones extra bizarras que no aportan nada, más bien disgustan. La película tiene una primera parte en donde Jeannette es chiquita y otra en la que es interpretada por una actriz más grande. En la etapa de la nena se pueden vislumbrar los deseos que tiene por ayudar a los más necesitados o sus dudas hacia la Iglesia, sin embargo ni eso puede tomarse en serio una vez que las horrorosas canciones se hacen presentes. Además, éstas están cargadas versos, lo que logra poner a prueba la paciencia del espectador una y otra vez. “Jeannette: La Infancia de Juana de Arco” pareciera estar concebida para burlarse de la doncella francesa. Si ese era el objetivo, lo único que provoca Dumont es repulsión. Muy incómoda de ver, cargada de momentos que son casi monólogos y con una banda sonora que nunca podría encajar, lo único rescatable resulta el bello paisaje.
Salvar a los animales “Jurassic World: El Reino Caído” (Jurassic World: Fallen Kingdom, 2018) es una película de aventuras que funciona como secuela de “Jurassic World: Mundo Jurásico” (Jurassic World, 2015), cinta que tuvo un gran éxito en taquilla. Ahora la dirección pasó a manos del español J. A. Bayona, reconocido por los dramas “Lo Imposible” (The Impossible, 2012) y “Un Monstruo Viene a Verme” (A Monster Calls, 2016). En el guión vuelven a estar Derek Connolly y Colin Trevorrow, así como Chris Pratt y Bryce Dallas Howard continúan siendo los protagonistas. Además el reparto incorpora caras nuevas tales como Rafe Spall (“Black Mirror”, “El Ritual”), Daniella Pineda, Justice Smith (Radar en “Ciudades de Papel”), Geraldine Chaplin, Isabella Sermon, Ted Levine, Toby Jones, entre otros. Tres años después de los hechos ocurridos en Jurassic World, el volcán de la Isla Nublar comienza a erupcionar. Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) ahora forma parte de un grupo de protección de los dinosaurios, por lo que su objetivo es salvar a los animales de la extinción. Sin embargo, el veredicto del Senado no la favorece, ya que éste dicta que es mejor dejar morir a los dinosaurios en la isla (el doctor Ian Malcolm piensa que la misma naturaleza está reparando el error que cometió John Hammond tiempo atrás). Luego del llamado de Benjamin Lockwood (James Cromwell), ex socio de Hammond, Claire se reúne con Eli Mills (Rafe Spall), aliado que le cuenta su plan: transferir a los animales a una nueva isla donde vivirán libremente, sin interferencia humana. Entusiasmada por la idea, Claire convence a Owen Grady (Chris Pratt) para que se una a la misión. Junto al analista Franklin (Justice Smith) y la paleo-veterinaria Zia (Daniella Pineda), los ex enamorados volverán a pisar la Isla Nublar. Estamos ante una secuela con más variedad de especies, mayores secuencias de acción y una trama que cambia rápidamente de escenario. Esto hace que el filme no se detenga ni un segundo, siendo fácil como espectador estar del lado de Claire y Owen desde el comienzo. Se nota un gran cambio en el personaje de ella con respecto a la cinta del 2015, tanto su personalidad como su forma de vestirse ya no son las mismas, es una mujer más decidida que tiene convicciones claras. Por suerte los tacos no forman más parte de su calzado, por lo que su manera de correr ahora sí resulta creíble. Gracias al guión, la película tiene varios momentos muy divertidos, en especial cuando el foco está puesto en el hacker interpretado por Justice Smith, un nerd que se pone muy nervioso al estar en el hábitat de los dinosaurios. En cuanto a estos últimos, siguen teniendo una enormidad y realismo increíbles, además de una violencia que en más de una escena puede impresionar a los más pequeños. Si analizamos a “Jurassic World: El Reino Caído” como un todo, es muy notorio cómo quisieron incluir muchas temáticas en una sola cinta. Por un lado está el debate más que interesante entre los humanos sobre cuál es la mejor decisión: si dejar que los dinosaurios mueran con la erupción del volcán o si merecen ser salvados. Luego se hace hincapié sobre la ambición de los empresarios, las ansias por acumular millones a costa de la venta de animales que se están por extinguir. Lo peligrosos que pueden llegar a ser los experimentos genéticos también es otro tema, ya que luego el ser vivo creado de esa manera puede llegar a ser letal para la población. Incluso se le da espacio a la clonación de humanos, lo que genera que la película quede muy sobrecargada. Como era de esperarse, siguen habiendo muchas situaciones inverosímiles, por ejemplo que una giroesfera de la isla Nublar luego de que pasaron años siga funcionando lo más bien o que una persona corriendo pueda zafar de los animales. En ciertos momentos algunos personajes accionan de una manera no tan sabia, no obstante el entretenimiento nunca decae. “Jurassic World: El Reino Caído” supera a su predecesora por tener más participación de la adorable y luchadora velociraptor Blue; porque en su segunda mitad aparte de acción incorpora secuencias de terror así como en varios momentos uno sufre al ver a los dinos pasarla mal; y porque los personajes nuevos nunca se sienten forzados (gran elección de casting de Isabella Sermon, niña que tiene un rol importante como la nieta de Lockwood). Su desenlace da muchas ganas de ver la tercera parte, por lo que habrá que armarse de paciencia hasta el 2021. Por el momento, a disfrutar de esta secuela súper digna.
Artista y ladrón El señor de los dinosaurios es un documental nacional dirigido, escrito y producido por Luciano Zito. Cuenta la historia de vida de Jorge “Cacho” Fortunsky, un hombre que nació en las afueras del pueblo Eduardo Castex, en La Pampa. De familia humilde, Jorge trabajó de joven como mecánico, sin embargo las promesas de pago nunca se cumplían. Hasta que un día él vio a un chico bien vestido caminar por la vereda de enfrente y escuchó murmullos de que ese joven cometía hurtos. Como a Jorge le parecía injusta su situación laboral, comienza a robar alimentos, lo que desencadena en actos delictivos a mano armada. Desde chico le gustaba dibujar, pero en su entorno familiar no le daban importancia a ese aspecto y nunca lo vio como una oportunidad a futuro. Así pasará por la prisión y será puesto en libertad para luego cometer de nuevo el error de delinquir, lo que lo sumirá en un círculo vicioso que parece no tener salida. En cierto momento, cuando Jorge debía vivir a escondidas de la policía, se entera que ya descubrieron su paradero por lo que le nace tallar un Cristo en un árbol. La figura queda perfecta y, después de un tiempo en el que los habitantes de Castex se dirigían hasta allí para rezar, se decide que el Cristo pase a estar en la Iglesia del pueblo. Gracias a esa obra de arte, el intendente se fija en Jorge y le encarga hacer un parque temático sobre la vida prehistórica de los dinosaurios. Pero el nuevo empleo que tan feliz pone a Jorge no tendrá una buena paga… Como se puede ver, por más que el título haga referencia a los dinosaurios, el documental trata en su mayoría sobre el pasado delictivo de Fortunsky, que está retratado de una forma muy original ya que se lo representa con animaciones. No obstante, y a pesar de solo durar 82 minutos, la película cansa al repetirse una y otra vez los mismos sucesos. Es como si no hubiera un avance, algo que el protagonista haya aprendido sobre los errores que cometió ya que nunca dice estar arrepentido, por lo que la empatía con el espectador no se logra, más bien parece como que el director quisiera humanizarlo sin éxito. El documental también está compuesto por entrevistas que Fortunsky les realizó al párroco de Castex y a su madre. Esta última no se llega a sentir creíble por la manera en que el hombre se comunica con ella (muy formal, si no dijeran que son madre e hijo uno creería que no tienen ningún vínculo). Sobre su vida privada no se ahonda demasiado, sin embargo se llega a saber que la relación con su mujer no funcionó y uno de sus hijos se metió en la criminalidad. Hay escenas de Jorge charlando con otras personas que no aportan nada al relato, así como planos que no se entiende por qué decidieron utilizarlos. Pero lo peor no es eso, sino que cuando llega toda la explicación del Cristo tallado en el tronco, Fortunsky llega a compararse inexplicablemente con Jesús. Se puede entender que él crea que Jesucristo le otorgó el don de dibujar, tallar y esculpir, pero que él equipare su persona a la de Cristo es demasiado. Si El señor de los dinosaurios se hubiera enfocado más en las casi 30 obras de cemento y hierro construidas a escala real, quizás la historia sería un poco más interesante. Lo único que aporta dinamismo y llama la atención en definitiva son las estupendas animaciones.
El regreso de los Súpers “Los Increíbles 2” (Incredibles 2, 2018) es una película animada de Disney-Pixar que funciona como secuela de “Los Increíbles” (The Incredibles, 2004). Como en su antecesora, Brad Bird vuelve a estar a cargo de la dirección y guión, aparte de que le sigue poniendo la voz a Edna Moda. Las voces originales continúan siendo puestas por Craig T. Nelson, Holly Hunter, Sarah Vowell, Samuel L. Jackson, Michael Bird, John Ratzenberger, entre otros. En el caso del personaje de Dash, el que entona sus palabras ya no es Spencer Fox sino Huck Milner. La historia retoma el final de la primera parte, donde la familia Parr se preparaba para enfrentar a El Subterráneo (John Ratzenberger). Debido a los daños ocasionados en la ciudad, las autoridades prohíben que los superhéroes usen sus poderes en la vida diaria, por lo que tendrán que conformarse con trabajos normales y sus nombres de nacimiento. Echado de la empresa de seguros, Bob (Craig T. Nelson) no sabe qué hacer… hasta que, tanto él como su esposa Helen (Holly Hunter) y su amigo Frozono (Samuel L. Jackson), son contactados por Winston Deavor (Bob Odenkirk), un empresario que tiene un plan para que los superhéroes sean aprobados por la ley. Por su buena reputación, Winston elige a Elastigirl para la misión, por lo que Bob asume la responsabilidad de quedarse en casa cuidando a sus hijos. La tarea no será sencilla para ninguno de los dos ya que el bebé Jack-Jack (Eli Fucile) está en pleno desarrollo de sus variados poderes y una nueva amenaza conocida como el “Rapta-Pantallas” pretende hipnotizar a la población. Catorce años pasaron desde que conocimos la súper fuerza de Mr. Increíble, el maleable cuerpo de Elastigirl, la mega velocidad de Dash y los campos de fuerza de Violeta. La primera película nos brindó una dinámica familiar con la que pudimos empatizar de inmediato, donde cada uno tenía una personalidad bien diferenciada, había peleas pero siempre el amor y la lucha por el bienestar de la sociedad era más fuerte. Lo que nos encontraremos en la secuela serán más aventuras, pero esta vez dándole más importancia a la comedia. En este aspecto el protagonista absoluto es el pequeño Jack-Jack; el adorable bebé tiene bastantes escenas al cuidado de su padre que harán explotar de risa a más de uno. En cuanto al villano de turno, desde el comienzo se hace muy previsible cuál es su verdadera identidad y su forma de actuar ya ha sido vista en muchas otras producciones. Personajes como Edna Moda, Frozono y Tony Rydinger (del cual Violeta está enamorada) tendrán apariciones que los fanáticos de la primera amarán. Y ese es el punto central a tener en cuenta a la hora de decidir ver este film: la historia no es original como sí lo era su primera parte, más bien parece hecha como fan service. Por lo que si la cinta de 2004 es una de tus películas favoritas de la infancia, seguramente ésta también te encante. Por el contrario, si la 1 te pareció buena y nada más, la secuela te parecerá simpática pero nunca superior a su antecesora. “Los Increíbles 2” divertirá tanto a chicos como a grandes, en especial cuando Helen deba salir a combatir el mal y Bob no pueda pegar ojo. Si lo que buscás es una buena dosis de acción y muchas sonrisas a la pantalla, no te la pierdas.