EL ESPÍA QUE ME AMÓ Con motivo del estreno de INCEPTION, hace unos días la revista LoveFilm armó, por medio de una encuesta, una lista con las películas más confusas de todos los tiempos. DONNIE DARKO (2001), MEMENTO (2000), REVOLVER (2005), 2001: ODISEA DEL ESPACIO (1968) y LA NARANJA MECÁNICA (1971) son algunas de las seleccionadas. Pero encabezando la lista se encuentra la inentendible VANILLA SKY (2001), un equívoco remake del interesante film español ABRE LOS OJOS (1997). En aquella nueva versión, Tom Cruise compartía protagonismo con Cameron Díaz. Quien iba a pensar que, nueve años después, se volverían a juntar para un film completamente diferente. Bajo la dirección del ascendente realizador James Mangold (WALK THE LINE, 3:10 TO YUMA), dos de las superestrellas más importantes del Hollywood actual se reúnen para contar la historia de una mujer ordinaria llamada June y un ex-espía prófugo que se hace llamar Roy Miller, envueltos por accidente en una travesía alrededor del mundo para proteger una fuente de energía inagotable. Esta última es un claro McGuffin que, al mejor estilo de Alfred Hitchcok, sirve para mover a los personajes, ponerlos a prueba y enamorarlos entre persecuciones, tiroteos y humor. Si aun no se dieron cuenta, el estreno criticado hoy es ENCUENTRO EXPLOSIVO (KNIGHT AND DAY, 2010), un divertido film imperdible para los nostálgicos amantes del cine de acción de los 90. Para poder disfrutar esta película de principio a fin es necesario mentalizarse previamente. Ustedes, espectadores, no están por ver un thriller de espionaje, un drama con exquisitas actuaciones ni mucho menos un film que se toma en serio. ENCUENTRO EXPLOSIVO no pretende nada de eso y su único objetivo es entretener. Y qué creen, lo cumple. El problema es que lo hace siguiendo un parámetro al que los espectadores actuales ya no están acostumbrados. Esto provocó que el público se confunda y malinterprete la intención del director James Mangold, y acuse a KNIGHT AND DAY de ser un film estúpido, sin darse cuanta que tiene muchos de los elementos que hicieron grande a películas de acción como MENTIRAS VERDADERAS (TRUE LIES, 1994), llegando a la conclusión de que tal vez habría sido bien recibida si se hubiese estrenado varios años atrás. Es imposible negar que ENCUENTRO EXPLOSIVO es un film previsible que presenta muchas situaciones ya vistas y algunos altibajos en su guión, pero también cuesta trabajo no reconocer su autoconciencia fílmica y sus pequeños homenajes a varios clásicos exponentes del género. Puede ser que la reinvención de James Bond con CASINO ROYALE (2006) fue lo mejor que le pasó al cine de acción en mucho tiempo, y que su estilo crudo y realista le abrió las puertas a varios grandes films que nunca habríamos disfrutado si el estilo de la década pasada permaneciera. Pero la nostalgia no es un pecado y disfrutar de ENCUENTRO EXPLOSIVO tampoco lo es. Como resultado, esta reinterpretación modernizada del cine de acción de los 90 (muy original si se tiene en cuenta que está contada desde el punto de vista femenino del personaje de June) nos presenta algunos momentos acertados de humor, escenas de acción espectacularmente explosivas - aunque, de a momentos, abusan demasiado de los FX -, acrobacias, persecuciones y tiroteos llenas de adrenalina, y una buena química/tensión sexual entre los protagonistas. Cruise es hilarante y mantiene la credibilidad del film como el cliché del carismático galán e intocable héroe de acción que todo lo puede, con elementos de James “007” Bond, Ethan “Misión: Imposible” Hunt, John “Duro de Matar” McClane, Jason Bourne y Martin “Arma Mortal” Riggs. Lamentablemente no se puede decir lo mismo de la bella Cameron Diaz. Su actuación es poco creíble y, aunque su personaje funciona y rinde dentro de la narración del film, este no le exige demasiado. Lo peor de todo es que, cuando sí lo hace, ella no logra cumplir con las expectativas y de a momentos llega a cansar. Pero no hay duda de que ambos están hechos el uno para el otro y los momentos en que comparten escenas, fuera de las persecuciones y tiroteos, son los mejores del film. Claro que ENCUENTRO EXPLOSIVO no es una película de actuaciones. Después de todo, Cruise y Cameron logran solo correctas interpretaciones y el resto de un talentoso elenco formado por Paul Dano, Peter Sarsgaard y Viola Davis (nominada al Oscar por LA DUDA) es erróneamente desaprovechado. La absurda variación de las escenas de adrenalina solo dada por la alteración del vehículo en viajan los personajes o esa herramienta elíptica que al principio funciona pero de la que después el director abusa, son otras de las fallas de KNIGHT AND DAY. Pero no hay que olvidar que Mangold deja claro desde el principio que solo buscaba entretener con acción sin sentido, caras lindas, actuaciones correctas, más comedia que romance y personajes simples con motivaciones planas para poder manejarlos sin problema y llevarlos por todo el mundo con tan solo una pila (¡!) como excusa... perdón, quise decir McGuffin. Mil disculpas, Sr. Hitchcock.
30 DÍAS DE ECLIPSE Las adolescentes sueltan descontrolados alaridos mientras se amontonan junto a la boletería para sacar sus entradas. Los novios son arrastrados obligadamente a las salas. Los críticos respiran hondo. Los Team Edward y Team Jacob preparan sus filas nuevamente. Los no seguidores y seguidoras de la franquicia le dan una oportunidad más al empalagoso amor eterno del seductor vampiro y su humana Bella, y marchan al cine con las expectativas por el suelo. Todos saben lo que significa: Nuevo año, nueva entrega de LA SAGA CREPÚSCULO. Pero algo es diferente. Nadie de ellos - o tal vez solo los cinéfilos - sabe que están a punto de ver un film dirigido por un director que, con tan solo dos películas, ya se dio el lujo de inmortalizar escenas en que una horda de chupasangres devora a todo un pueblo y una vengativa nena de 14 años se dedica a castrar literalmente a un pedófilo. Sí, algo es diferente. David Slade (30 DÍAS DE NOCHE, HARD CANDY: DULCE CARNADA) está presente. Aunque LA SAGA CREPÚSCULO: ECLIPSE (2010) sigue teniendo diálogos y momentos demasiado cursis o melodramáticos, escenas innecesarias, personajes (los Volturi, Bree Tanner, Riley, la manada de hombres lobo) desaprovechados o que no aportan mucho a la trama, actuaciones muy flojas y otros desaciertos característicos de las dos entregas anteriores, esta tercera parte es sin duda la mejor de la franquicia hasta ahora. Más interesante, entretenida, violenta y oscura, el film narra como un ejército de hambrientos vampiros recién convertidos se dirige al pequeño pueblo de Forks guiados por la vengativa chupasangre Victoria (una poco creíble Bryce Dallas Howard en remplazo de Rachelle Lefevre). Para detenerlos, Edward (Robert Pattinson) y el resto de la familia Cullen deberán unir fuerzas con la raza de hombres lobo de Jacob (Taylor Lautner) y prepararse para un sangriento enfrentamiento durante el cual, Bella (Kristen Stewart), deberá tomar la decisión más difícil e importante de su vida. Pero que esta nueva secuela anticipe un ejército, una alianza y una guerra, no quiere decir que habrá épicas escenas al estilo EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: EL RETORNO DEL REY (2003) o TROYA (2004). Después de todo, sigue siendo un film basado en la pomposa creación de Stephenie Meyer y la tercera entrega de la saga iniciada por ese festival de hormonas y cursilerías conocido como TWILGHT (2008). Es decir, sigue habiendo momentos que desbordan romanticismo y escenas de acción demasiado cortas, pero por suerte, la incorporación del nuevo director David Slade le da frescura a la saga al saber apreciar como no se hizo antes el tener vampiros y hombres lobo en una misma película, e introducir varios elementos que la platea masculina agradecerá. Hay sangre (aunque no la suficiente), desmembramientos, persecuciones por el bosque y combates mejor filmados, varias muertes y una guerra final lamentablemente corta. LA SAGA CREPÚSCULO: ECLIPSE también acierta con irónicos momentos en que se burla de sí misma (“¿Qué no tiene una remera?” dice Edward refiriéndose a Jacob, haciendo valer el precio de la entrada), inesperadas escenas de humor (como “La charla” entre Bella y su padre Charlie) y una notable evolución en la calidad actoral del elenco. Aunque la química aún no se hace presente, Pattinson y Stewart logran sobrellevar sus escenas. Él demuestra que no es solo una cara bonita, mientras que ella dejó de refugiarse en sus insufribles tics para hacerle frente al drama y a la comedia, componiendo un personaje que, para sorpresa de muchos, no harta (¡!). Por su parte, Lautner sigue siendo puro músculo y nada de talento, costándole trabajo ponerse a la altura de su co-estelares. El resto de las actuaciones, a excepción del desastroso Jackson “Jasper” Rathbone y de la nuevamente desaprovechada Dakota “Jane” Fanning, hacen bien su trabajo sin opacar al trió protagonista. Con Pattinson, Stewart y Lautner actuando ya en serio - al menos los dos primeros -, la saga al fin aprovecha explotar al máximo y plantear de manera correcta el triangulo amoroso que tanto prometía LUNA NUEVA, dando como resultado varias escenas que van de intensas a entretenidas en las que Edward y Jacob se enfrentan y el amor de Bella es puesto en duda. Hábilmente David Slade tomó las tonalidades frías de CREPÚSCULO (2008) junto a la calidez fotográfica de THE TWILIGHT SAGA: NEW MOON (2009) y las une en un solo film ayudando a contrastar, junto con elementos narrativos y artísticos, los dos mundos presentados (el de vampiros y hombres lobos) para así darle más interés y conflicto a la decisión final de Bella: ¿Elegirá a Jacob para tener la normal vida de una mortal junto a su familia y amigos? ¿O se decidirá por el amor eterno de Edward? La respuesta la tendrán en LA SAGA CREPÚSCULO: ECLIPSE. Pero no se dejen engañar por las apariencias. Aunque sigue contando con las peores cualidades de la saga, el film logra entretener, posee un guión con pocos altibajos y con una estructura narrativa más cinematográfica que al fin logra alejarse de la de un libro, y un final mucho mejor que el de sus predecesoras. La dirección de Slade, sus efectos especiales superiores y una historia mejor adaptada dan como resultado una buena mixtura de los temas que definen a la saga: el amor adolescente, el melodrama conservador, la mitología de los vampiros, las leyendas indígenas, las diferencias definidas por la atemporalidad, los tratados, los clanes y, por supuesto, la inmortalidad. Puede ser que, como muchos, también exclamaste a los cuatro vientos “¡No podéeees!” cuando Edward le dice a Bella que recién después de casarse consumirán su amor (guiño, guiño) en esa vergonzosa escena, pero no hay duda que esta injustamente exitosa saga al fin recibe su primer rayo de sol. Y eso solo puede significar una cosa: El amanecer ya viene.
HABÍA OTRA VEZ… ¿Cómo serían nuestras vidas si Shrek nunca hubiese existido? ¿Tendrían DreamWorks Animations Studios el éxito que hoy tiene? ¿Habríamos visto films como EL ESPANTA TIBURONES (2004), MADAGASCAR (2005), KUNG FU PANDA (2008) o COMO ENTRENAR A TU DRAGÓN (2010)? ¿Qué sería de la vida del director Andrew Adamson y de los actores Mike Myers, Eddie Murphy, Cameron Diaz y Antonio Banderas? ¿Serían las películas animadas lo que son hoy en día? Es imposible saberlo. Pero seguramente, en un universo paralelo, “Shrek” es solo una palabra extraña y no el nombre de la segunda franquicia más importante del cine de animación - TOY STORY sería la primera, claro-. Pero ¿y si el ogro verde nunca hubiese existido en la ficción? Para empezar, nadie habría rescatado a Fiona de la torre de la dragona, Burro no habría podido escapar de los soldados de Lord Farcuad - en la inolvidable escena de “No me digas ¿Tu y cuantos más?” - y El Gato con Botas… bueno, por alguna razón habría colgado sus botas y terminado con varios kilos de más. Todo esto y más es revelado cuando Shrek, cansado de la vida hogareña y las labores paternales, hace un pacto con el vengativo Rumpelstiltskin para volver a sentirse como un verdadero ogro por tan solo un día. Pero este lo engaña y se crea una oscura realidad alternativa en la que se desarrolla la cuarta y - según dicen - última aventura de la saga. Sin embargo, carente de la frescura y del humor característico de las dos primeras entregas, SHREK PARA SIEMPRE es solo una excusa divertida pero poco trabajada para intentar cerrar la franquicia dignamente, intentando volver a las raíces de la historia con una nueva secuela que entretiene pero que, como final, deja mucho que desear. Luego de dos excelentes, originales y divertidas primeras partes, la saga SHREK sucumbió ante un nuevo equipo creativo culpable de una pésima tercera entrega para nada graciosa, en la que el protagonista era solo un artificio sin corazón ni espíritu aventurero. En DreamWorks se dieron cuenta de esto y, tratando de superar la vergüenza, intentaron salir airosos cuando vieron que era hora de una cuarta película. Así propusieron una especia de borrón y cuenta nueva para alejarse lo más posible del fracaso del film anterior, paralelamente acercarse de nuevo al estilo de la primera aventura (Shrek comportándose nuevamente como ogro diciendo frases como “Esta es la parte en la que salen corriendo” o el uso de la canción final “I'm a believer” son ejemplos claros de esto). Y es tan evidente el hecho de que quisieron ignorar a SHREK TERCERO (2007) que los ogros bebés no tienen nada de protagonismo y personajes como Merlín, Encantador y Artie, el actual rey de Muy Muy Lejano, no aparecen ni son mencionados nunca. Lo bueno es que esto les permitió centrarse más en Shrek y hacernos recordar porque nos gustaba tanto, pero siempre hay límites. Aquí a los realizadores se les fue un poco la mano. El resulto: El ogro acapara toda la atención dejando a personajes tan geniales como El Burro, El Gato con Botas, Jengibre, Pinocho, Doris y al resto de los secundarios con tan solo algunos chistes y casi ningún aporte a la trama. Encima de todo, SHREK PARA SIEMPRE también se da el lujo de incorporar nuevos seres mágicos a diestra y siniestra, graciosos de a momentos, pero nada memorables. El ejército de ogros es un buen aporte, pero no son bien aprovechados ni a lo largo de la historia ni en la breve batalla final. Rumpelstiltskin, por su parte, es el villano menos carismático de la franquicia - ¡Qué lejos quedaron los tiempos de Lord Farcuad! - con secuaces como las brujas, el ganso o El Flautista de Hamelín que no terminan de encajar en este capítulo final. Con algunos aciertos (El bien trabajado personaje de “la otra” Fiona, reencontrarse con Burro y su delirante palabrerío, que se vuelvan a incorporar maldiciones o conjuros relacionados con el beso del verdadero amor, la escena de la fiesta de cumpleaños o de la rutinaria vida de nuestro protagonista, o verlo comportándose como un ogro nuevamente) y otros desaciertos (El baile de los ogros, la poquísima participación del Gato con Botas o algunos chistes demasiado tontos similares a los la tercera película), SHREK PARA SIEMPRE no es el perfecto final de la saga. Aunque sí supera a su predecesora con una guión más trabajado y situaciones con mas humor y aventura, lamentablemente aún le falta mucho para estar al alcance de la primera y segunda película. La incorporación de la realidad paralela, aunque puede resultar a veces confusa para los mas pequeños, evidencia la creatividad narrativa y la originalidad de una franquicia que, aunque perdió parte de su corazón, aún tiene mucho para dar. Es solo cuestión de decidir si ese “… y vivieron felices para siempre” puede llegar a convertirse nuevamente en un “Había una vez…”.
SIN JUGUETE NO HAY NIÑO Animarse a filmar el primer largometraje enteramente animado con tecnología digital no es un juego de niños. Pero hacerlo y convertirlo en una de las mejores películas de animación de todos los tiempos y, de paso, comenzar una nueva era en la historia del cine que dejaría de lado a los films dibujados a mano alzada, suena casi imposible. Pero para Pixar no hay límites y lo imposible no es nada más que un reto. TOY STORY llegó a los cines en 1994 cambiando el modo de hacer películas animadas e instaurándose en la cultura pop con sus geniales personajes y un guión tan original que dejó a más de un espectador deseando una más. Y si hacer la primera película “en computadora” y desplazar más de 50 años de tradición animada fue difícil, filmar una secuela que fidelice a su predecesora y añada elementos novedosos era aún más complejo. Sin embargo, TOY STORY 2 (1999) rompió records de audiencia y desmintió aquel viejo mito que asegura que “las segundas partes nunca fueron buenas” - ¡Aquí era todavía mejor! -. Disney y Pixar habían alcanzado la gloria ganándose el respeto de la industria cinematográfica, pero sólo era el comienzo. Siete grandes películas le siguieron, cinco Oscars y millones de dólares en taquilla. Pero como se dice, no importa cuánto tiempo haya pasado ni que tan grande estemos, siempre se vuelve al primer amor. Y que mejor manera de hacerlo que con la tierna, divertida y emocionante historia de TOY STORY 3. Sorprendentemente (aunque a esta altura ya no tanto), Disney y Pixar logran superarse a sí mismos con el regreso de los juguetes más queridos del cine, en una inolvidable aventura sobre la amistad, la lealtad y la madurez. Para hacer una tercera y, por ahora, última parte, Disney y Pixar ignoraron todas las reglas de la narrativa hollywoodense y decidieron seguir a su corazón. TOY STORY 3 no es una épica aventura más grande que las anteriores como cualquier productor exigiría que fuera. Fiel a sus inicios, presenta una historia de personajes entrañables envueltos en entretenidas y conmovedoras situaciones. Aquí la trama no se recicla ni vuelve a empezar (para eso llegará en Julio la cuarta parte de una saga que ya tocó fondo: SHREK PARA SIEMPRE). Aquí todo ha cambiado. Ha pasado más de una década y ha llegado la hora de que los juguetes enfrenten lo que el Viejo Capataz predijo en la segunda parte: Andy se va a la universidad y a Woody, Jessie, Buzz, Tiro al Blanco, Rex y los demás, solo les quedan tres opciones: la basura, ser guardados en el ático o ser donados a una guardería. Por esas curiosas y divertidas vueltas que da la vida (o por un guión muy bien pulido), todos terminan accidentalmente en Sunnyside, una guardería en que los juguetes viven felices y los niños juegan con ellos todos los días. Pero cuando Woody y sus amigos se dan cuenta que allí no todo es diversión y que Andy los quiere recuperar, empezarán a planear su gran escape. De principio a fin, la película desborda emotividad. Encontrarse con los viejos y queridos juguetes es una bocanada de aire fresco pero verlos sufrir ante la partida de su dueño, rompe el corazón. Por suerte hay suficiente genialidad humorística y aventura como para secarnos las lagrimas. Aquí, Disney y Pixar les dan a los fanáticos de la franquicia todo lo que podrían pedir. Llena de guiños a los films anteriores (La aparición de Sid Philipps como el chico de la basura o frases como “La gaaaarra”, “¡Al infinito y mas allá!” o “Sin sombrero no hay vaquero” se escuchan a lo largo de la película), TOY STORY 3 nos sorprende desde su primera escena: al fin podemos conocer cómo Andy ve a sus juguetes cuando juega con ellos y, al ritmo de la infaltable “Yo soy tu amigo fiel”, nos adentramos una vez más al cuarto más famoso del cine. Aunque muchos personajes secundarios ya no están en él, otros más geniales entran en escena (el unicornio Buttercup, El Señor Espinas, Lotso y, por supuesto, Ken) para acompañar a Woody, Buzz, Jessie, Tiro al Blanco, Hamm, El Señor y la Señora Cara de Papa, Slinky y Rex en su mejor aventura hasta ahora. Cada uno de ellos aporta mucho a la trama y tiene la participación justa dentro de un film que sus realizadores supieron contener y aprovechar, a pesar de la presión de tener que igualar a dos de las mejores películas animadas de la historia. Que esta película se haya estrenado 16 años después de la original, determina desde un principio hacia qué público estará dirigida. Aunque hay mucho humor físico y escenas graciosísimas que dejarán satisfechos a los espectadores más pequeños, TOY STORY 3 apunta más que nada a los jóvenes adultos, aquellos que conocieron de niños a estos inseparables juguetes y se enamoraron incondicionalmente de su lealtad y valentía. El film es una oportunidad ideal para recordar la infancia y sentirse identificado con escenas cargadas de emotividad y temas tan profundos como el paso de la niñez a la adultez y las decisiones que esto implica. Porque aquí no solo Andy creció. Los protagonistas también evolucionan a lo largo de la trama de una manera sutil y bien presentada que demuestra que no solo estamos ante un gran film animado, sino ante una excelente película contada con un nivel de genialidad que solo Pixar podría lograr. Como era de esperarse, el film nos presenta juguetes nuevos, niños inquietos y chistes insuperables tanto para los grandes como para los chicos (¡El Señor Cara de Papa-Tortilla es genial y el desfile de moda de Ken, para morirse de risa!), pero no hay duda de que la saga ha madurado. Es muchísimo más oscura, los personajes de El Mono y El Bebé son aterradores, el pasado de Lotso es sombrío y desalentador, el final de la escena en el basurero es increíblemente dramático (SPOILERS) y el momento en que Andy le regala sus juguetes a la pequeña Bonnie, conmovedor hasta las lágrimas. (FIN DE SPOILERS) A nivel técnico, TOY STORY 3 supera a sus predecesoras con una animación muy fluida y realista y un buen aprovechamiento del 3D que, al igual que en UP: UNA AVENTURA DE ALTURA (2009), va más hacia el lado de la profundidad para darle una atmosfera fantástica y atrapante. Ignorando que el film siga la misma fórmula de las entregas anteriores (“¡Tenemos que volver con Andy antes de la mudanza!”, “¡Tenemos que volver antes de que Andy vuelva del campamento!” y, ahora, “¡Tenemos que volver antes de que Andy se vaya a la universidad!”), podríamos decir que todo en esta película funciona a la perfección y era lo que al cine de animación le hacía falta. Incluso NIGHT AND DAY, el cortometraje exhibido antes de la película, es sencillamente genial. Han pasado 16 años, pero Pixar sigue entreteniéndonos y emocionándonos como nunca antes. TOY STORY 3 es, tal vez, su obra maestra y la prueba viviente de que siguen siendo el mejor estudio de animación en la actualidad. No cualquiera se supera a sí mismo más de una vez. Y no todos los que alcanzan la gloria deciden volver una década después para demostrar de qué están hechos. Y si les cuesta creerlo, vayan a ver esta comedia de aventuras inteligente y original que, más que una película animada para grandes y chicos, es una reformulación sobre los valores de la amistad y una excelente conclusión para una de las mejores trilogías que dio el cine. Pero descuiden porque Woody, Buzz y compañía no se irán a ningún lado. Nosotros podemos crecer y olvidarnos, pero ellos siempre estarán aquí. Porque para eso están, para hacer felices a los niños. Ya sea Andy, Bonnie, los millones de pequeños espectadores en todos los cines del mundo o nuestro a veces olvidado niño interno, que espera ansioso para salir a jugar.
PERSEVERA Y TRIUNFARÁS Varios son los videojuegos que llegaron a la pantalla grande, pero no podemos decir que todos lograron satisfacer las expectativas tanto de los fanáticos como de los espectadores corrientes. Año tras año tuvimos que sufrir con malas adaptaciones - muchas de ellas consideradas algunas de las peores películas de la historia - como SUPER MARIO BROS. (1993), HOUSE OF THE DEAD (2003), DOOM (2005), SILENT HILL (2006), HITMAN (2007), la saga de RESIDENT EVIL o muchas otras. Pero el cine siempre nos sorprende. Ya sea con la película sobre el videojuego más sangriento de lucha (MORTAL KOMBAT), con el film de acción que catapultó a Angelina Jolie a la fama (LARA CROFT: TOMB RAIDER) o con la nueva aventura de Disney, EL PRÍNCIPE DE PERSIA: LAS ARENAS DEL TIEMPO (2010), dirigida por Mike Newell (HARRY POTTER Y EL CALIZ DE FUEGO). Después del estreno de la exitosa PIRATAS DEL CARIBE: EN EL FIN DEL MUNDO (2007), y al ver que el género de aventuras tan bien les había funcionado, Walt Disney Pictures y el productor Jerry Bruckheimer se pusieron en búsqueda de una nueva franquicia capaz de otorgarles tantas ganancias como la trilogía protagonizada por Johnny Depp. Así fue como dieron con un popular videojuego de plataforma creado a fines de los 80, llamado “El Príncipe de Persia”, y aprovecharon para filmar una adaptación de este haciendo unos cuantos millones mientras pensaban en la cuarta parte de la saga de los piratas. Y es que, en resumen, EL PRÍNCIPE DE PERSIA: LAS ARENAS DEL TIEMPO es eso: Un film para mantenernos dentro del cine hasta que PIRATES OF THE CARIBBEAN: ON STRANGER TIDES (9 de Junio 2011) se estrene. Pero esto no quiere decir que sea una mala película porque, si desde el principio la plantearon solo como una aventura para toda la familia, entonces no hay nada de malo en ella. El film no aspira muy alto y en ningún momento supera a PIRATAS DEL CARIBE - tal vez sí a la última de sus secuelas -, pero también brilla por si solo con espectaculares escenas llenas de adrenalina, actuaciones correctas y una historia entretenida y para nada compleja que nos presenta a Dastan (Jake Gyllenhaal), un huérfano adoptado de niño por el rey de Persia, que crece para convertirse en un rebelde príncipe. En medio de traiciones y muertes familiares, el destino convertirá a Dastan en héroe cuando una daga con el poder para volver en el tiempo caiga en sus manos. Acompañado por la bella princesa Tamina (Gemma Arterton), el príncipe cruzará el desierto para vengarse de Nizam (Ben Kingsley), su perverso tío que buscará usar la daga para convertirse en el nuevo Rey de Persia. Hay que reconocer que, dejando de lado algunas fallas en el guión, la historia es redonda, original - para lo que el género nos tiene acostumbrados - y logra entretener durante sus 116 minutos de duración presentando todos los elementos necesarios para considerarla una película de aventuras. Llevándonos por paisajes espectaculares, EL PRÍNCIPE DE PERSIA: LAS ARENAS DEL TIEMPO incorpora varios simpáticos personajes, escenas de acción bien filmadas y algunas dosis de inocente humor. Pero también presenta momentos que están de más, que alargan y aportan muy poco a la trama (Ejemplo: La presentación del personaje de Alfred Molina, la escena de los avestruces o el extenso final), explicaciones incoherentes o rebuscadas (como el rídiculo plan de Nizam), y viajes temporales que no encaja del todo en este tipo de films al estar mal planteados, peor aprovechados y no muy bien explotados dentro del guión. Sumando que sus efectos especiales no son de los mejores que se han visto en el cine, que cuenta con algunos lugares comunes dentro del género y que el director Mike Newell dejó su talento artístico de lado para contar una historia que, de a momentos, es visualmente chata, tenemos entonces una película divertida pero simple, que no decepciona pero que tampoco nos deja con muchas ganas de ver más. Sin embargo, como Hollywood es Hollywood, nos esperan varias secuelas de PRINCE OF PERSIA por delante. Sin duda será una buena oportunidad para explotar aún más los mejores exponentes de esta primera parte: Las escenas de acción llenas de adrenalina y muy fieles al videojuego (en las que Dastan salta y hace piruetas al mejor estilo Parkur), las buenas actuaciones (entre las que se destacan las de Alfred Molina y Ben Kingsley), y la química entre los dos protagonistas Jake Gyllenhaal y Gemma Arterton, quienes son la perfecta pareja de aventuras y que, con su relación de amor-odio, nos recuerdan a personajes tan entrañables como Han Solo y Leia en STAR WARS, Rick O’Connell y Evelyn en LA MOMIA (1999), o Indiana Jones y Marion (o alguna de sus otras chicas) en la saga del legendario aventurero. Ella al fin lograr mostrar todo el talento y belleza que no pudimos apreciar en FURIA DE TITANES (2010). Aunque su personaje es a simple vista el estereotipo de la princesa insoportable, Arterton resulta ser muy divertida y para nada cansina. Gyllenhaal, por su parte, logra soportar el peso de la película en sus hombros con una buena interpretación, pero sus papeles previos (SECRETO EN LA MOTAÑA, BROTHERS, ZODIAC, JARHEAD) lo encalillaron en géneros y personajes “serios” que nada tienen que ver con EL PRÍNCIPE DE PERSIA, causando que su Dastan no sea del todo creíble y no termine de convencer. Aun así, su picardía y su destreza lo vuelven un héroe simpático, muy parecido a lo que queríamos ver en la ROBIN HOOD (2010) de Ridley Scott, pero nunca a la altura de Jack Sparrow. Dejando de lado las comparaciones con PIRATAS DEL CARIBE, la fidelidad que tenga o no con respecto al videojuego, las críticas que la acusan de ser un film bobo, o el rebuscado trasfondo político que le dan algunos y que comparan la invasión a la Tierra Santa de Alamut con la guerra en Irak (¡!), EL PRÍNCIPE DE PERSIA: LAS ARENAS DEL TIEMPO no es nada más que el comienzo de la nueva franquicia de Jerry Bruckheimer: Una clásica aventura muy entretenida, con mucho potencial para convertirse en una buena saga.
JUGUEMOS EN EL BOSQUE MIENTRAS ROBIN NO ESTÁ Una de las duplas más codiciadas del Hollywood actual es la del director Ridley Scott (ALIEN, BLADE RUNNER, THELMA Y LOUISE, HANNIBAL, KINGDOM OF HEAVEN, LA CAÍDA DEL HALCÓN NEGRO) con el actor Russell Crowe (UNA MENTE BRILLANTE). Su colaboración comenzó con la excelente GLADIATOR (2001) y continuó con films de menor envergadura como A GOOD YEAR (2006), AMERICAN GANGSTER (2007) y RED DE MENTIRAS (2008), en los que Crowe iba como anillo al dedo y Scott se lucía orgulloso saltando de un género a otro sin titubear. Pero después de algunos años, Scott se cansó de conformarse con lo mediocre o lo simplemente correcto, e intentó volver a las raíces de su relación con Crowe, el drama épico que tan bien les funcionó en GLADIADOR. Para decirlo en otras palabras, intentó volver a la cima, esta vez con un proyecto tan interesante como ambicioso: filmar la historia jamás contada de los comienzos de Robin Hood, el legendario arquero, forajido, ladrón, aventurero y héroe. Pero la cima está más lejos de lo que él cree y, a veces, uno se puede perder en el bosque camino a ella. Un historiador nos diría que esta película es correcta. Un productor la etiquetaría orgullosamente como un blockbuster. Un cinéfilo, por su parte, diría que esta versión de ROBIN HOOD no tiene nada que ver con Errol Flynn, Kevin Costner o incluso con el aventurero zorro de la clásica película animada de Walt Disney. Estos tres últimos fueron la encarnación del mito, un intrépido forajido romántico, un héroe sin igual que robaba a los ricos para dárselo a los pobres y, de paso, enamoraba a la doncella. Es decir, muy diferente a lo que Ridley Scott quiso hacer: contar la historia del hombre detrás del mito. Porque había un hombre. Según este nuevo film su nombre era Robin Longstride, un soldado de las Cruzadas cuyo espíritu patriótico, códigos de honor y valentía lo condujeron, junto a sus fieles amigos, hasta el pueblo de Nottingham. Allí ayudó a Lady Marion (Cate Blanchett) y al resto de los habitantes a recuperar las cosechas y a enfrentar a un corrupto Rey, sólo para terminar guiando a su ejército contra las tropas francesas invasoras. Una vez más, y ahora que sabemos de qué trata la visión de Scott, podemos concederle algunas indulgencias. Más que nada, nos permitimos pasar por alto que el protagonista no cuente con muchas de las características que lo convirtieron en una leyenda. Pero tampoco se puede titular un film con el nombre de ROBIN HOOD si en pantalla tendremos a Russell Crowe haciendo, nuevamente, de Maximus Decimus Meridius. Sin embargo, mejor será dejar de lado esta comparación antes de que lleguen a la conclusión que ROBIN HOOD es un proyecto sencillo y vulgar por el simple hecho de ser similar a GLADIATOR. Este nuevo film de Ridley Scott es una película regular y llena de lugares comunes pero no por parecerse a GLADIATOR, sino por errar al intentar emular la misma fórmula con la esperanza de repetir su éxito. Así tenemos, una vez más, los mismos componentes de una ya explotada ecuación: guerras a caballo, un tirano soberano que no se ensucia las manos, y un héroe que se impone ante un gobierno opresor para representar los ideales de libertad y valentía de un pueblo. El problema es que todo esto está presentado a desniveles y de manera errónea, dejando un resultado displicente. Las batallas no abundan ni son lo suficientemente épicas o grandes, y hasta a veces llegan a cansar. Lamentablemente, aquí el único culpable es Scott, quien se estancó en lo seguro y filmó las escenas de batalla de la manera más típicamente posible, alternando planos extremadamente abiertos (para mostrar la espectacularidad del combate) y muy cerrados (para compartir la sensación de opresión y adrenalina de la lucha), mezclando la cámara lenta con los sonidos eclipsados de siempre, y muchas muertes pero nada de sangre. El film también cuenta con algunos flashbacks presentados torpemente e introduce incorrectamente dosis de humor sin gracia que le quitan seriedad a las escenas. A esto se le suman momentos cursis, poco románticos, que desvirtúan la narración y llevan a la historia en una dirección alejada de las estrategias militares, las ideas políticas, las conspiraciones, las traiciones y las batallas, tal vez los componentes más interesantes de esta desatinada versión. ROBIN HOOD (2010) a veces pierde su ritmo y nunca termina de elegir qué camino seguir. No es aventura ni un drama épico o romántico. Es un pastiche de géneros que la campaña de marketing intentó vendernos como el origen del ladrón más heroico de todos. Con nombres como Russell Crowe, Cate Blanchett, Mark Strong (Godfrey), William Hurt (William Marshal), Danny Huston (Rey Richard Corazón de León) y Max Von Sydow (Sir Walter Loxley), podría llegar a pensarse que, al menos, el elenco lograría salvar el film, pero no. ROBIN HOOD (2010) falla otra vez. Las actuaciones son todas correctas – algo indiscutible para estos actores - pero no todos tienen el suficiente protagonismo y los personajes que interpretan forman parte de los mas burdos estereotipos hollywoodenses actuales. William Hurt y Danny Huston son completamente ignorados, el siniestro Mark Strong cumple nuevamente como villano pero con escasas escenas, y Mark Addy (Fraile Tuck) y Kevin Durand (Little John) están solo para cortar la tensión con su humor sin gracia. Tal vez la mejor del film sea Cate Blanchett, quien irradia belleza pero pierde en carisma. Su historia de amor con Robin Hood no emociona ni convence, y su interpretación es buena pero su personaje es el cliché de la mujer guerrera - muy irreal para el ámbito en que es presentado - que termina de consolidarse como un completo fiasco cuando hace su vergonzosa e innecesaria aparición en el campo de la batalla final, acompañada de los niños del bosque y el fraile gordo, montados en ponys (¡!). El Robin Hood de Crowe, por su parte, es un héroe que no llama la atención, chato y con motivaciones no muy claras. Aunque el planteo inicial del proyecto fue contar la verdad y alejarse de la leyenda, Scott y Crowe llevaron esto al extremo y se alejaron tanto del simpático personaje original que no parece una película de Robin Hood (ojo, tampoco es GLADIADOR 2, como muchos asumimos luego de ver los primeros trailers), ni mucho menos el origen del personaje que todos conocemos. Es sólo la visión de Scott de un Robin Hood realista y uno se da cuenta qué tan equivocado estuvo el director al decidir contar esta versión cuando, al repasarla, recordamos que los mejores momentos son aquellos en los que Robin Hood se comporta como tal. Por ejemplo, cuando roban a la noche en el bosque para salvar las cosechas o toda la genial secuencia final (SPOILERS): cuando Robin Hood mata a Godfrey con una flecha, cuando el Rey lo nombra un outlaw, seguida por la escena en que Sheriff de Nottingham necesita un clavo para fijar un cartel y una flecha pasa volando junto a él. ¡Ese era el tipo de película que queríamos ver! (FIN DE SPOILERS). ROBIN HOOD (2010) desilusiona pero, por suerte, sí entretiene la mayor parte del tiempo sin complicar sus tramas. Sus dos horas y veinte minutos se sostienen no sobre sus escenas de acción, sino sobre tres pilares fundamentales: sus majestuosos paisajes, una gran banda sonora y buenas interpretaciones, que logran salir airosos. Pero no hay duda de que esta es una oportunidad perdida y un elenco desprestigiado en un film que no supo aprovechar todo su enorme potencial. Tal vez, si la historia del film no se hubiese alejado tanto de la leyenda para centrarse en el hombre, el director habría alcanzado la cima. Pero son los hombres los que fallan, no las leyendas. Las leyendas viven por siempre… incluso después de una versión como esta.
FREDDY'S BACK AGAIN “One, two, Freddy's coming for you. Three, four, better lock your door. Five, six, grab your crucifix. Seven, eight, better stay awake. Nine, ten, never sleep again”. Si ves nenitas vestidas de blanco saltando la cuerda y cantando esta canción, estás en problemas. Primero, porque Freddy Krueger anda cerca. Segundo, porque estás dormido y él puede convertir tus sueños en las más horrorosas pesadillas. Así lo hizo durante diez años, desde 1984 con el clásico de horror de Wes Craven A NIGHTMARE ON ELM STREET, hasta 1994 con la aterradora e inventiva NEW NIGHTMARE. Nada ni nadie podía detenerlo. Intentaron quemarlo, matarlo en los sueños y en la vida real, intentaron enterrar sus restos, hacerle frente y hasta pedirle ayuda a su difunta madre y a su hijo bastardo en A NIGHTMARE ON ELM STREET 5: THE DREAM CHILD (1989). Pero Freddy siempre regresaba por los niños de la calle Elm. ¿Cómo? ¿Por qué? El cómo nunca importó, porque en el mundo de Freddy no había reglas - y si las había él podía romperlas o cambiarlas a gusto -. El porqué es simple. En A NIGHTMARE ON ELM STREET 4: THE DREAM MASTER (1988) él lo explicó claramente: “I... am... eternal” dijo. Sí, Freddy Krueger es eterno y nada ni nadie puede detenerlo. Ni un grupo de adolescentes, ni el paso del tiempo, ni las más extravagantes y malas ideas de Hollywood (FREDDY VS. JASON) y, mucho menos, la ya cansina tendencia de renovar clásicos. Así, varios años después de la última pesadilla, unas dulces voces infantiles en nuestros sueños y en salas de cine, anuncian cantando: “Nine, ten, he’s back again”. Si pensabas que se había marchado para siempre, estabas soñando. En este caso no hablamos de Freddy, sino de Michael Bay y su productora Platinum Dunes. Luego de fallar desastrosamente con las nuevas versiones de THE TEXAS CHAINSAW MASSACRE (2003), THE AMITYVILLE HORROR (2005) y la pésima FRIDAY THE 13TH (2009), arriesgaron todo una vez más y se animaron a lo impensable: Concebir un remake de A NIGHTMARE ON ELM STREET (1984) sin Robert Englund. Este, tras ocho entregas (contando FREDDY VS. JASON) interpretando magistralmente al deforme, sádico y pedófilo asesino que lo lanzó al estrellato, pasó a formar parte de esos actores de la “old school” y así como si nada, fue descartado de la nueva versión. La excusa es conocida: Una nueva pesadilla requiere de un nuevo Freddy Krueger que el espectador actual pueda digerir: Más cruel, serio, oscuro y “realista”, pero igual de peligroso. Aquí entran en escena el excelente actor Jackie Earle Haley (LITTLE CHILDREN, Rorschach en WATCHMEN) y el director debutante Samuel Bayer. Juntos desafiaron una de las reglas de la cinefilia: Los clásicos son intocables. Y juntos jugaron con fuego, pero milagrosamente - y a diferencia del pobre de Freddy-, no se quemaron, y es interesante ver como lo hicieron. La historia de esta A NIGHTMARE ON ELM STREET es similar a la primera pero también tiene cambios que la vuelven algo más que un simple remake. La premisa es la de siempre. Sin saber porqué, varios adolescentes empiezan a soñar con mismo hombre: Freddy Krueger. Este tiene el rostro quemado y usa sombrero, buso a rallas y un guante con filosas cuchillas. Pero no solo los atormenta. También los mata. Y si los mata en el sueño, mueren en la vida real. Por eso, intentando mantenerse despiertos, Nancy (Rooney Mara) y sus amigos se unirán para ponerle un fin a estas pesadillas descubriendo un terrible secreto del pasado que los conecta a todos. Hasta aquí tenemos casi la misma historia que propuso Wes Craven hace veintiséis años. Pero los tiempos cambian y los films también, y este remake - uno de los mejores de los últimos años - es la prueba viviente de eso. El film de Bayer no tiene la genialidad de la excelente versión original, pero sí es más seria, sombría, y se anima a cruzar límites que la narrativa de los ochenta no consideraba como aceptable. Desde la posibilidad de que Freddy Krueger sea inocente y que los verdaderos malos del film sean los padres, hasta tocar de manera más explícita temas fuertes como el abuso infantil. Incluso la estructura de la narración está más elaborada. El origen del Amo de los Sueños no se presenta burdamente al principio de la película o como meros flashbacks, y el film no se estructura de acuerdo a las pesadillas/muertes de los protagonistas, a diferencia de casi todas las entregas anteriores de la saga. Es decir, hay diálogos, una historia y personajes que no son los típicos adolescentes norteamericanos. Tal vez los únicos puntos flojos de la película sean la poca participación de la calle Elm, el abrupto cambio del papel protagónico de la rubia Kriss (Katie Cassidy) a la protagonista original Nancy, y el inconsistente final del film. Pero como dijimos antes, sí hay un guión y no solo una excusa para mostrar minas buenas y escenas violentas ¿Escuchaste, Jason Voorhes? A esta altura, y después de presenciar desfiles de clásicos reinventados, ya es más que obvio que el objetivo principal de los remakes NO es enaltecer a los clásicos, sino atraer al público que no estuvo presente en el primer estreno o no se interesó lo suficiente como para ver las versiones originales. Aún así, PESADILLA EN LA CALLE ELM (2010) tiene también las puertas abiertas para los fanáticos de la franquicia. Desde escenas y planos calcados de films anteriores hasta diálogos que nos recuerdan esas entrañables pesadillas. - ¿Quién no sonrió al escuchar de nuevo “How's this for a wet dream”? Okey, solo los que vieron A NIGHTMARE ON ELM STREET 4: THE DREAM MASTER (1988) - . Inclusive el nuevo Freddy Krueger tiene características del de Robert Englund, pero lamentablemente Freddy Krueger hay uno solo. Aunque la intención del actor Jackie Earl Haley fue buena, su presencia en pantalla justa y su interpretación más que magnífica, la nueva versión de este personaje no termina de convencer. Lo bueno es que, como dije antes, es más serio, sádico, oscuro y “realista” - un poco sexópata, también-, asusta y sigue teniendo frases escalofriantes y momentos inolvidables. Lo malo es el maquillaje (repugnante pero demasiado deforme aún para ser Krueger) y la voz (perturbadora pero de a momentos te distrae, así como la de Batman en THE DARK KNIGHT). Usando todo eso, Jackie construye al Freddy Krueger de una nueva generación que, aunque no logra ni logrará superar nunca a Englund, tiene potencial para superarse a si mismo en las inevitables próximas secuelas. Desde el punto de vista de la dirección del film, Bayer no se arriesgó demasiado. Todo encaja de manera justa, no hay un sello del director ni elementos ajenos a la franquicia. Simplemente está bien filmada y muy bien editada. Esto, mas el manejo de las luces y sombras en los lúgubres decorados (que juegan un papel importantísimo tanto en lo narrativo como en lo visual), y los efectos especiales, alimentan las escenas de suspense del film. Pero que estén bien hechas no quiere decir que las disfrutemos del todo. Aunque tiene numerosos y sobresalientes momentos gore, A NIGHTMARE ON ELM STREET (2010) abusa más que nada del terror por medio del elemento sorpresa, las apariciones inesperadas acompañadas por abrumadores sonidos. Es decir, el susto fácil al que tan acostumbrado está el espectador promedio. Estos momentos lamentablemente abundan en el film y le hacen perder fuerza dramática. Pero por suerte los protagonistas siempre vuelven a quedarse dormidos y es hora de otra sangrienta pesadilla, una más violenta que la anterior y todas con Freddy Krueger como anfitrión. Pero algo ha cambiado. Estamos en una era en el cine de terror en que el asesino debe mantener un perfil bajo y ha de ser, mas que “en serie”, “en serio”. La extravagancia de las originales (y para algunos, absurdas) pesadillas pasadas, quedaron atrás. Freddy ya no es el ícono del terror que solía convertirse en televisor, marioneta, bruja, teléfono o auto, como lo hizo a lo largo de toda la saga. Tampoco transforma a sus jóvenes victimas en cucaracha o personajes de comics o videojuegos. Las pesadillas perdieron la frescura y la gracia, pero el realismo y la seriedad que ganaron no solo hace estas escenas más aterradoras, sino que también se ajustan a las exigencias del espectador moderno que no quieren ver al asesino usando anteojos de sol en una playa (como pasa en la cuarta parte) ni mucho menos disfrazado de superhéroe (como en la quinta entrega). Freddy Krueger tuvo que sacrificar muchas cosas para ser recibido por una nueva generación. A Robert Englund, su característico humor negro, su historia original y sus alocadas pesadillas. Pero tuvo que hacerlo para volver a engendrar el terror en las salas. Ahora vuelve a dar miedo, ese miedo que sentimos antes en la película que lo inició todo, en su primera secuela y en la séptima pesadilla. A NIGHTMARE ON ELM STREET (2010) no es el sueño de todos los fanáticos y no supera a la original, pero tampoco defrauda. Y si hay cosas que no nos terminan de convencer de esta nueva versión, ya sabemos porque es. Este es un nuevo comienzo, un nuevo Freddy Krueger y una nueva pesadilla. Lo que pasa es que, cada día, estamos más y más viejos.
¡PEQUEÑO DEMONIO! Reene Zellweger tenía un futuro más que prometedor, una radiante belleza y mucho talento actoral. Pero el papel de su vida también fue su maldición. EL DIARIO DE BRIDGET JONES (2001) la obligo a subir varios kilos de más y, aunque se ganó al público, su carrera fue a parar a lugares donde nunca habría llegado si la belleza aún la acompañara. Los kilos se fueron pero hay que aceptarlo, Reene pasó de ser la chica linda de las comedias románticas para convertirse en la mujer madura, trabajadora y seria. Puede seguir intentando aparecer en películas como JERRY MAGUIRE o IRENE, YO Y MI OTRO YO, pero los resultados no serán favorables (Así lo demostró con NUEVA EN LA CIUDAD). Los días de enamorar a Tom Cruise quedaron atrás y ahora solo le queda interpretar papeles en dramas o thrillers de suspenso/terror en los que el sex-apeal es lo de menos. Hablo de films como CASE 39 (2009). Es este, Reene interpreta eficazmente a una empleada de servicios infantiles que investiga su caso número 39: Un niña llamada Lilly (Jodelle Ferland) que casi es asesinada por sus desquiciados padres. Pero lo que no sabe es que la niña con rostro angelical esconde un terrible secreto y, por alguna razón, las personas a su alrededor empiezan a morir misteriosamente. Caso abierto. Hay que evitar la superficialidad para no distraerse con los arrugados cachetes de Reene Zellweger y, una vez alcanzada dicha meta, recién se puede empezar a hablar sobre la película. En primer lugar, y poniendo la atención sobre los atributos del film - que son pocos - , se puede decir que tiene buenos momentos de suspenso, algunas escenas fuertes e impactantes y una trama que se sostiene por una creíble evolución de los personajes. A esto le sumamos un bien logrado traspaso de drama-social a thriller-sobrenatural, y buenas actuaciones de todo el elenco, incluida la pequeña Jodelle Ferland que, aunque es creíble, no pudo ponerse a la altura de la aterradora Isabelle Fuhrman de LA HUERFANA (2009). Dejando de lado la obviedad de la progresión narrativa causada por los reveladores trailers, la verdadera sorpresa del film son sus escalofriantes escenas de violencia que valen la pena la entrada. Desde una niña dentro de un horno hasta una mandíbula quebrada, pasando por un impactante ataque de avispas a muertes con tenedores, martillos, fuego y más. Todo está al servicio del morbo y los amantes de la violencia explicita quedarán satisfechos. Diferente será para los que buscan atemorizarse con los elementos sobrenaturales del film. Estos son escasos y, en su mayoría, un fracaso en cuanto a efectos especiales. (SPOILERS) Las escenas en que Lilly cambia su dulce voz por la de un demonio o al final, con el auto bajo el agua, están pésimamente resueltas y son incluso irrisorias (FIN DE SPOILERS). Quizás sólo los cinéfilos lo sepan, pero la idea de generar un ambiente de suspenso usando a una tierna niñita no es original. Ya fue planteada en el cine en varias ocasiones, pero vale aclarar que CASO 39 no es el mejor exponente del género. Adentrarse al tema de “infante demoniaco” por medio del maltrato infantil le da originalidad a la trama, sin embargo la narración suele distraerse erroneamente en cuestiones sociales y problemas familiares que ralentizan el film y lo vuelven tedioso. El resultado: La aterradora y obvia revelación se presente tarde provocando que el final de la película - malísimo, por cierto - se extienda hasta cansar, dejándonos un film olvidable tanto para la carrera de Reene Zellweger como para el cine de terror en general. Caso cerrado.
PRUEBA DE QUE TONY STARK TIENE CORAZÓN Iron Man no es un héroe común y corriente. No lo era en las viñetas, allá por 1963, cuando fue dibujado por primera vez, ni lo es ahora en la piel de Robert Downey Jr. Al no ser el héroe típico, lo que menos se espera de IRON MAN 2 (2010) es que sea la tradicional y clásica película de superhéroes. Mujeriego, bebedor, jugador y egocéntrico son muchas de las cualidades de Tony Stark, el multimillonario que se esconde bajo la armadura roja y dorada. Pero más allá de ese cascarón de hierro se encuentra el corazón de la película: sus personajes. Porque, además de ser la secuela de una franquicia exitosa, el nuevo film de Jon Favreau es una película sobre personajes, sus evoluciones, sus relaciones, sus pasados y sus enfrentamientos. Tanto es así que, para bien del film, la narración se centra, casi en su totalidad, en Tony Stark, dejando a Iron Man en un segundo plano, con apariciones en escenas de acción que, aunque son increíbles, también son escazas. Sin embargo, esto no significa que se trate de una película poco entretenida o que raye lo cursi o melodramático. No, IRON MAN 2 es pura acción y entretenimiento del bueno. Vale aclarar que esta secuela nos es superior a su predecesora - tal vez llegue a equipararla - pero lo que sí es seguro es que IRON MAN 2 es mucho más madura, oscura, arriesgada y badass. Después de todo, empieza y termina al ritmo de la espectacular banda sonora de AC/DC!!! Luego de revelar públicamente ser Iron Man, el multimillonario Tony Stark (Robert Downey Jr.) empieza a lidiar con su nueva vida. Mientras intenta mantener alejada a la prensa y evitar que el gobierno le quite su armadura para uso militar, Tony descubre que la misma tecnología que lo mantiene vivo también lo está matando. Caído en la depresión, decide retirarse. Pero Iron Man tendrá que volver cuando tenga que enfrentar a dos nuevos villanos que se han aliado para derrotarlo: El vengativo Whiplash (Mickey Rourke) y el codicioso empresario Justin Hammer (Sam Rockwell). Con StarkExpo amenazada y la ciudad en peligro, Tony requerirá la ayuda de Pepper Potts (Gwyneth Paltrow), Nick Fury (Samuel L. Jackson) y Black Widow (Scarlett Johansson) de S.H.I.E.L.D., y de su amigo Jim Rhodes/War Machine (Don Cheadle), para salvar el día y redimirse. Después de leer esta sinopsis se podría llegar a pensar que IRON MAN 2 tiene demasiados personajes en los cuales centrarse y más conflictos de los que puede aguantar, pero no es así. Dirigir e interpretar un personaje secundario al mismo tiempo no parece ser un problema para Jon Favreau, quien a lo largo de la narración supo concentrarse en su objetivo: hacer una película más personal que técnica pero sin dejar de lado la espectacularidad del artificio. Apoyado por un genial guión, el film presenta una buena historia con una estructura similar a la primera, pero que no se conforma solamente con tener a un héroe peleando contra un villano. Va más allá de eso y se arriesga con momentos de comedia, acción y drama siempre sostenidos por un insuperable Robert Downey Jr. y el resto del elenco, en el que se destacan Don Cheadle, un convincente remplazo de Terrance Howard, y Sam Rockwell, quien interpreta a un villano poco convencional. Del resto, Mickey Rourke logra una perturbadora - y, por supuesto, acertada- interpretación que es desaprovechada e insuficiente por aparecer en escazas escenas, Scarlett Johansson se defiende muy bien - a pesar de su corta estatura para ser una heroína- irradiando femineidad y un toque ideal de sex appeal al film, mientras que Samuel L. Jackson recibe una ovación de pie por su Nick Fury que interviene en la película en una medida justa sin opacar al resto de los personajes. El problema aquí es Gwyneth Paltrow. Su interpretación es buena pero su personaje no termina de encajar en la historia, su participación casi pasa inadvertida y la química que compartía con Robert Downey Jr. en la primera película ya no está del todo presente y la relación entre ambos personajes tiene poca trascendencia en un film que ya no tiene cabida para una historia de amor. Después de todo, hay que dejar lugar para las explosiones, para Scarlett con su ajustadísimo traje y, obviamente, para las suculentas referencias al universo Marvel: el cameo de Stan Lee como Larry King, la aparición del escudo del Capitán América o la asombrosa escenas después de créditos: (¡MEGA SPOILERS!) Los agentes de S.H.I.E.L.D. encontrando a Mjölnir, el martillo de Thor, en Nuevo Mexico!!! (FIN DE SPOILERS). Además de sus personajes y referencias mind blowing, IRON MAN 2 incluye escenas de acción sorprendentes (la de la pista de carreras o el extenso combate final son las mejores del film) con efectos especiales de primera categoria. Pero así como tenemos un coctel de entretenimiento también hay momentos en que la narración se extiende de más y, como resultado, se hace notoria una disminución del ritmo de la película (como cuando Tony revisa las pertenencias de su padre, mira un video SPOILERS y encuentra una cura para su enfermedad dentro de una maqueta (¿?) FIN DE SPOILERS). A esto se le suman momentos dudosos como cuando Tony cae en su estado de depresión -que muchos lo comparan o aseguran que es una referencia al comic de Iron Man “El Demonio de la Botella”, en el que el personaje se enfrentaba a su alcoholismo - y se ridiculiza en una escena divertida pero deslucida, en la que irrumpe Rhodes usando el Marc II, dando lugar a un combate demasiado rebuscado que hubiese quedado mejor tal vez en otro contexto. Por suerte el film logra sobreponerse y repuntar por completo con la secuencia del explosivo combate final, seguida por una complaciente última escena que nos deja con una sonrisa en la cara y más que satisfechos. En conclusión, IRON MAN 2 (2010) no es superior a la primera entrega tal vez por el hecho de que esta fue una verdadera sorpresa de la que no esperábamos mucho, pero aún así la continuación tiene lo suyo y es un film de superhéroes redondo y original que funciona a la perfección como secuela y que no defrauda ni aburre. “Original” porque Tony Stark no es el típico héroe. Él mismo lo dijo al final de la primera entrega y se lo dice a Nick Fury en esta secuela, al reiterarle que no quiere formar parte de su grupo de superhéroes (¡!). Pero se sabe que, aunque beba, apueste, viva entre chicas sexys, villanos cool y música metálica, Tony Stark es un héroe, aunque no lo demuestre siempre, y tarde o temprano (para ser más exactos, el 3 de Mayo de 2012, con el estreno de LOS VENGADORES) tendrá que aceptarlo.
FURIA DE CINÉFILOS Empezó como muchas películas actuales siendo nada más que ooootro innecesario remake de ooootro clásico. Pero con el tiempo, los avances empezaron a prometernos una épica e imperdible odisea llena de acción, efectos especiales, criaturas mitológicas y combates espectaculares, envueltos con un bonito moño y acompañados por un música metálica que inmediatamente convirtió este film en lo que para muchos era la película más esperada del 2010. CLASH OF THE TITANS se había ganado al público, pero hay que recordar que los adelantos no son las películas. Son nada más que un lindo envoltorio y es solo cuestión de abrirlo para ver qué nos regalaron -aunque haya que pagar la entrada-. La campaña publicitaria de este film le jugó una mala pasada a su director Louis Leterrier (THE INCREDIBLE HULK), ya que elevó las expectativas de millones de espectadores que se dejaron engañar por frases tan atrayentes como “La Furia Comienza”, “Malditos sean los Dioses” y, el más usado actualmente, “En 3D”. En resumen, se esforzaron demasiado para que parezca una buena película en lugar de realmente hacerla y, como resultado, tenemos un film poco atractivo que, aunque entretiene también desilusiona. Alterando la historia a su antojo, FURIA DE TITANES nos cuenta la odisea de Perseo (Sam Worthington de AVATAR), un no-reconocido hijo de Zeus (Liam Neeson de TAKKEN y THE A-TEAM) criado por un pescador, que irá detrás de Hades (Ralph “Voldemort” Finnes) cuando este asesine a su familia adoptiva. Pero cuando los humanos desaten la ira de los dioses y El Amo del Inframundo logra convencer a su hermano Zeus de liberar al Kraken, el destino de Perseo se cruzará con el de los valientes guerreros de Argos, y juntos viajarán por peligrosas tierras, enfrentando despiadadas criaturas, intentando obtener la cabeza de Medusa (uno de los McGuffins más cool de la historia, por cierto) y detener así la maldad de Hades. Aunque suene prometedora, esta es una triste excusa de historia que solo sirve para mover a los protagonistas a la siguiente escena de acción que, aunque están bien hechas, abundan a lo largo del film. Esto provoca que la película sea solo una sucesión de combates y apariciones de criaturas mitológicas, en lugar de centrarse en los personajes, los diálogos o el desarrollo de la trama. Incluso cuando tendría que tomarse su tiempo para el momento culmine del que tanto se habla en el film (el combate contra el Kraken) ya están tan agotados de tiempo que sólo dura unos pocos minutos. La rebosada dosis de acción y su ritmo rápido mantienen despierto, pero deja como resultado un grupo de personajes chatos y triviales, carentes de motivaciones sustanciales, envueltos en una historia demasiado estructurada y sencilla (a veces hasta un poco sosa) que desaprovecha su potencial y su elenco. A pesar de ser el actor del momento, Sam Worthington no es más que un títere de pocos diálogos, utilizado para atraer al público y blandir una espada; mientras que Ralph Finnes logra una siniestra interpretación de Hades, sin alejarse mucho de su Voldemort de la saga HARRY POTTER. Por otra parte, tenemos a Liam Neeson a quien, en un esfuerzo por alejarlo de las túnicas de la versión original, lo acribillan con el vestuario del film. Su hilarante armadura brillosa, junto a una escenografía carente de credibilidad, presenta a los dioses como seres teatrales y algo ridículos. Aún así, muchas de las mejores escenas de FURIA DE TITANES ocurren allí, con Zeus, Hades y los demás dioses, discutiendo sobre la traición de los hombres con una soberbia que la versión original no conoció. A pesar de todo, CLASH OF THE TITANS tiene aspectos que vale la pena resaltar, mas allá de los combates increíbles contra escorpiones gigantes y otras criaturas. Dejando de lado los poco convincentes escenarios del Olimpo, el resto de la película está visualmente bien presentada, filmada de manera adecuada, con una estética antigua interesante y con vestuarios, decorados, maquillajes y diseños que denotan una laboriosa producción. La falta de esfuerzo en el pulido del guión provoca el declive del film porque si bien la esencia de la odisea del héroe se mantiene, es opacada por todos los aspectos negativos. Siguiendo el patrón de las últimas producciones hollywoodenses, sobre todo aquellas en 3D, el film utiliza las herramientas básicas para conformar a la masa pero que lejos están de seducir al cinéfilo. La de Medusa no es la única cabeza por cortar, son varios los que deberían estar pidiendo perdón a los dioses. Recibimos el paquete, pero al abrirlo encontramos una película simple, predecible y sin muchas aspiraciones, que intenta convencernos solamente con escenas de acción y efectos especiales. Lástima que Hollywood no acepta devoluciones y este es un regalo que no se puede cambiar. Ahora sí, la furia comienza.