Es un policial con un famoso antecedente, una película belga titulada “The memory of a Killer”. El protagonista es un asesino a sueldo que padece la primera etapa del mal de Alzheimer, que lucha con la pérdida de memoria anotando cosas en su antebrazo y con los límites de su conciencia. El director Martin Campbell (Casino Royale) contó con una gran producción y el guión de Darío Scardapane. Pero a pesar de temas de actualidad que aborda, la película se queda en el objetivo de la acción sin respiro, sin ambiciones de profundizar. Ni escarba sobre el drama del protagonista que pierde su capacidad de control y está en riesgo por negarse a cumplir el contrato que lo obligaba a eliminar a una adolescente, ni se detiene en cuestiones de tráfico de niños, corrupción de poder, impunidad de los poderosos. Esos temas quedan como datos al pasar para los tiros, la sangre y la muerte. El hilo del film se da en cuentagotas para mantener el suspenso. No hay búsquedas de climas ni innovaciones. Se nota rutinario, como una más de acción de Liam Neeson que imprime su modo de héroe cansino pero efectivo. La inclusión de Guy Pearce en el elenco remite a “Memento” (ese llamativo film de Christopher Nolan) pero solo como dato anecdótico. Entretenimiento módico.
Una propuesta divertida que en inglés tiene un título más irónico “El insoportable peso del talento masivo” en traducción literal. Un film que gira sobre la fama de Nicolas Cage, el es uno de los productores y el protagonista, pero que no solo está dedicado a los fans del actor, sino que es una comedia de enredos y acción con unas cuantas buenas ideas. Nicolas Cage, en la película y quizás también en la realidad, pasa un momento de problemas financieros graves, que lo obligan a aceptar la oferta de un millón de dólares para participar en un cumpleaños lujoso en Marbella. Después resultará que el anfitrión es un mafioso, fan del actor, guionista amateur, que en la casa secuestraron a una joven y la CIA le exigirá al actor un heroísmo que no tiene. Cage es para algunos un actor de culto, otros lo aborrecen, tiene su leyenda de personajes intensos y anécdotas como comerse una cucaracha cuando el guión lo exige. Hizo buenas películas memorables y de las otras.En la película se rie de si mismo e ironiza sobre Hollywood, en un guión escrito por el director Tom Gormican junto a Kevin Etten. Con un principio muy ingenioso y divertido, que luego no mantiene todo el nivel, pero que combina muy bien con escenas de acción, el resultado es una película que se disfruta del principio al fin. Al lado de Nicolás Cage se luce Pedro Pascal, sin la armadura mandoloriana, que a pura simpatía y seducción se roba varias escenas.
Un film de entorno muy bello, que se desliza suavemente en un relato que tiene como protagonista a una intelectual y luego se transforma en una reflexión profunda sobre temas fundamentales. La historia que escribió y dirigió el cineasta polaco Jacek Borcuch orbita alrededor de una poeta festejada, dueña del Premio Nobel de literatura, que parece vivir en esa luz y en ese paisaje perfecto de la toscana italiana, como en estado de permanente vacación. Una mujer que pasó los sesenta, que coquetea con su vejez, que se divierte con sus nietos, ignora a su marido, se diferencia de su hija y se permite el ejercicio de libertad de un amante joven egipcio. Todos la dejan hacer, y ella disfruta de su fama y asegura, a un periodista amigo, que ya no tiene nada que decirle al mundo. Ese clima elegante y refinado se quiebra con la realidad. Un atentado en Roma, una inmolación que provoca muertos y herido en un sito turístico, cambia el clima. Los primeros síntomas de discriminación se hacen notorios. Cuando a la autora le entregan un premio local, ella aprovecha para renunciar al premio nobel y reflexiona sobre la cultura europea. Allí estalla el conflicto: la extrema literalidad con que es tomado su discurso descascara el huevo de la serpiente. La reflexión del film sobre el terrorismo, los inmigrantes, la discriminación, la xenofobia, el odio reemplazando a la razón, la falta de pensamiento crítico, la perdida de la libertad en pos de la seguridad son los temas candentes, molestos, incómodos sobre los que el film profundiza. Una gran actriz como Krystyna Janda le da la profundidad y los colores necesarios a su protagónico, como esa intelectual que se niega a explicar por conveniencia, que se arriesga y paga sus costos. Un film interesante, distinto, notable.
Se presenta como un falso documental sobre las creencias mágicas y el chamanismo, que se desarrolla en Tailandia, en una zona boscosa, de pequeños pueblos, utilizando un folklore local existente, anterior a una religión organizada. Se supone que se cuenta la historia de una chaman, que cuenta sus métodos y se ríe de cómo el cine distorsiona ese mundo de magia y ritos. Después deviene al estilo de “El proyecto Blair Witch” en utilización de materiales “encontrados” luego de un desastre de posesiones demoníacas, muertes y desapariciones. Una supuesta trama familiar que esconde secretos en una familia, la de la chaman, donde una sobrina comienza a dar signos de estar poseída. Hay una orgía de exorcismo de unos treinta minutos que llamara la atención, igual que los climas selváticos propicios para armar un mundo de dioses benévolos y demonios unidos en alegre procesión del horror. Como pasaba también con “Actividad paranormal” y la saga REC el recurso de enterarnos por lo filmado, a lo largo de dos horas de duración, más que terror provoca fastidio. Aunque tiene sus momentos perturbadores.
Es una de esas películas gratas, de mucho clima y sentimiento, que saca a relucir las mejores virtudes de los humanos, cuando todas las circunstancias apuntan a lo contrario. Producida y dirigida por Mika Kaurismäki, el hermano del más personal y famoso Aki, con guion de Hannu Oravisto, toda la historia del film se basa en el encuentro de diferentes culturas, en una pequeña comunidad ubicada en un paisaje cautivador de Laponia. A un pueblo perdido en el mapa de ese país llega un experto cocinero chino, junto a su pequeño hijo. En un restorán de ruta y con su elemental ingles intenta ubicar a un amigo, pero nadie en el pueblo lo conoce. La dueña del lugar se solidariza con ese hombre callado y distinto y le ofrece un lugar donde dormir. Lo que sigue es la anécdota de una integración amorosa, lejos de la realidad de un mundo que desprecia a los inmigrantes. A los distintos. Aquí será la comida y los beneficios para la salud y el paladar los que le abren la puerta de la simpatía, de un futuro, de un amor y de una solidaridad que brota inesperadamente. Grandes actores en un entorno de ensueño, el director asegura que quiso mostrar una historia que une a la gente en un mundo que separa. Su objetivo está bien logrado.
Cada vez que se anuncia una película sobre una novela de Stphen King crece la expectativa, aunque a veces algunas adaptaciones fueron un fiasco. En este caso se eligió una de sus novelas que ya tuvo su versión en el cine, con Drew Barrymore como protagonista, dirigida por Mark Lester. Ahora la protagonista de “Firestarter” tal su título original es Ryan Keira Armstrong que se hizo famosa con la miniserie “Anne with an E”. La preadolescente heredó ciertos poderes de sus progenitores. Ellos en su época universitaria participaron de un experimento con drogas alucinógenas, que le dieron ciertas cualidades. Al padre encarnado por Zac Efron le dio un poder hipnótico, llamado “el empuje”, que tiene sus consecuencias porque le provoca hemorragias cerebrales. A la mamá de la protagonista, esas drogas le aportaron cierto grado de telepatía. Pero la nena es más potente, desarrolla la “piroquinesis”, la habilidad r de provocar incendios, cuando experimente emociones fuertes. Pero según pronostica uno de los médicos que inició el proyecto, puede lograr dominar una energía similar a la de una bomba atómica. Con esos elementos la chica comprende la necesidad de huir de una organización siniestra que quiere utilizarla y cuando apresan a su padre la cosa se pone ardiente. Esa mezcla de indefensión frente a una organización impune y poderosa, que experimentan todos los seres especiales de ficción, frente a su propia fortaleza, arma un buen conflicto para esta suerte de “hermanita” de Carrie. El director Keith Thomas, con el guión de Scott Teems, maneja, dosifica, crea climas propicios para el suspenso y el entretenimiento, con buen uso de efectos especiales y un final que bien puede habilitar secuelas. Acción y terror, buenos actores, la música del legendario John Carpenter redondea un entretenimiento bien construido y disfrutable. Ideal para ver en cine.
Las consecuencias del olvido, los dolores de la nostalgia, la bancarrota, los motivos por los que un autor y director de teatro acepta como única salida a su situación, regresar al lugar donde nació para volver a dirigir la obra que escribió treinta años atrás y lo convirtió en una celebridad local. Esta comedia dramática con tintes de melodrama es una historia que protagoniza Daniel Di Cocco y dirige en su opera prima su hijo Nicolás. Un film clásico que analiza con ternura lo que provoca la llegada de ahora extraño que dejó muchas cuentas pendientes: una novia de juventud, amigos del ayer y conveniencias de hoy que lo hacen coquetear con el poder primero y tramar una venganza después. Amable, de formato clásico con momentos bien logrados. Con aires de desencanto pero con reivindicaciones de último momento. Un elenco esforzado, donde participa Rafael Ferro y Cristina Banegas.
Pocas veces pasa en un film, casi de inmediato sumerge al espectador en un mundo selvático y misterioso, que flota entre lo onírico y lo real, que seduce y atrae, que intriga y asusta. Es que la directora Agustina San Martin, después de varios cortos exitosos, realiza su opera prima llamativa, que es antecedida por un exitoso recorrido de festivales y premios. Con gran sensibilidad y talento sigue el camino de una adolescente que llega a Misiones, en la frontera con Brasil, en una zona, donde, igual que en la película, los límites se borran. En ese ambiente desconocido ella, que sufrió hace poco la muerte de su mamá, busca a su hermano al que hace tiempo no ve. Necesita respuestas. Recala en el hotel de una tía que la recibe a regañadientes en un ambiente extraño y fascinante. Lugar donde las chicas susurran que hay un espíritu de un hombre malvado que encarna en distintas bestias, y hay evangélicos que gritan que hay que matar lo demoníaco tomando justicia por mano propia. Un mundo patriarcal exacerbado, donde el mal ataca a las mujeres en sueños y realidades. Ellas se defienden como pueden, la tía a los tiros, una huésped y la protagonista atreviéndose a largar el deseo. Una película de crecimiento, “coming of age”, con un tono de fantasía irresistible, de horror inasible, como las noches que se hacen eternas en el insomnio. Con una estética cuidada y exquisita de la realizadora, subrayada por la excelente fotografía de Constanza Sandoval y una gran edición de sonido de Mercedes Gavirira. La directora se arriesga y gana en mostrar lo que experimenta esa niña-mujer inocente, insegura, valiente. La que se atreve al largo viaje de la noche al día.
Es la primera película en solitario de Virna Molina (Sinfonía para Ana, Raymundo), que según sus palabras es el resultado de lo que la pandemia interrumpió. Estaba filmando un documental sobre las trabajadoras del subte, muchas murieron por covid, y el film devino en una experiencia “existencial, filosófica y humana”, donde utilizó lo que el aislamiento le permitió. El resultado tiene una atracción formidable sobre el espectador. Es que la realizadora no solo expresa su mirada particular para el mundo que vendrá, si no que recurre sincera y abiertamente a la historia familiar, a los verdaderos efectos de los años de plomo, al re- aprendizaje de vivir en libertad, con una seguidilla implacable de sucesos históricos y personales. Desde sus sensibilidad a su compromiso. El resultado es una profunda mirada hacia el pasado, anclado en el presente, y una perspectiva futura que tiene que ver con los objetivos y posturas personales que eligió asumir. Conmueve y hace pensar.
Un director que le pone su sello, la participación de grandes actores que tienen la oportunidad en escenas clave de mostrar su brillo, unas batallas, en especial en la última parte que son realmente sorprendentes, y para los fans un multiverso que permite visitas que serán muy festejadas: Estos son algunas de las razones para disfrutar de esta nueva entrega de Doctor Strange. Contar con actores como Benjamín Cumberbacht, Elizabeth Olsen en los grandes roles le permite al director darles los suficientes primeros planos para que demuestren la carnadura de sus personajes. Sam Raimi puede imprimir su estilo, muy bien acompañado por la fotografía de John Mathieson, la partitura perfectamente coordinada de Danny Elfman y la edición de Bob Murawski y Tia Nolan. Un director que se impone y un gran equipo técnico. A esta altura uno da por descontado los efectos que requiere la fascinación del multiverso. Una idea que el guionista Michael Waldrom maneja muy bien y que por momentos se mezcla con ideas religiosas que parecen imponerse fácilmente, elegir una de las realidades donde uno es feliz o donde habitan los seres queridos que en otros lados no se encuentran, por ejemplo. El impulso que desata el argumento es el de Wanda y su búsqueda para instalarse con la existencia de sus hijos, una felicidad que parece a su alcance. Olsen esta magnífica en su rol se necesita estar al tanto de Wanda Visión para entender mejor). Ella deja fluir su poder, su potencia de bruja para desafiar a todos los mundos y perseguir a América Chávez, una adolescente que sabe la clave para abrir portales pero es un poder que no sabe manejar. A la joven la hace poderosa su miedo. Y es el personaje que Strange decide proteger. Al fin de cuentas así puede huir de la dolorosa experiencia de ver al amor de su vida casarse con otro. Claro que tendrá un universo donde expresar sus sentimientos. El personaje de América todavía está desdibujado, tiene dos madres a quienes abandonó sin querer. Seguramente tiene destino de protagonista en otro film. A Strange que todavía no es supremo hechicero le queda descubrir un universo en EEUU, donde murió heroico pero descubre sus debilidades y ciertas características de su carácter. Un plato fuerte para fanáticos, una buena puerta de entrada para neófitos. Hay que verla en el cine.