Si cada espectáculo de esta compañía deslumbra con su despliegue, una película que reúne los mejores números de distintos shows, los mejores acróbatas y atletas, más el despliegue de vestuario, escenografía y creatividad, en 3D y un delicado hilo conductor. Ya no se puede pedir más.
Inspirada en la historia del creador de la cientología, la religión o secta que recluta a famosos como Tom Cruise o John Travolta, esta historia da pie al talentoso Paul Thomas Anderson para realizar una reflexión profunda sobre las heridas indelebles que deja la guerra en los seres humanos y las relaciones que un ser manipulador puede lograr. Un film inteligente, polémico, hay que verlo.
Steven Sodebergh se mete en el mundo de los StripPers, una compañía presidida por Mathew McConaughey, aunque el protagonista es Channing Tatum, y en la historia de amor que vive. Todo parece demasiado naif, el acento está puesto en esa increíble troupe de musculosos despertando ratones femeninos. Como dos mundos por separado.
Una historia que pone en relieve el suspenso, la acción policial, la brutalidad de la corrupción y con las suficientes vueltas de tuerca para entretener al espectador, sin pretensiones de mas. Russell Crowe, perfecto en ese alcalde seductor y peligroso. Mark Wahalberg es el expolicía con problemas que busca redención. Nada es lo que parece.
Dirigida por Gonzalo Tobal, muestra el camino de dos primos que regresan a la ciudad del título por un familiar. Distintos, con recuerdos en común, con una mirada hacia el replanteo, la familia, el entorno. Con aciertos en el tono, buenos actores, algunos problemas de guion. Vale.
Michael Haneke es un director profundo, único. Ya lo desmostró en en “Cache”, en “La cinta blanca”. Aquí se mete con dos adultos mayores, ex profesores de música, talentosos Jean-louis Trintignant y Emmanuelle Riva. Cuando la enfermedad, el padecimiento, el dolor extremo nos ponen a prueba, para llegar a conocer casi quirúrgicamente la capacidad del amor, el sacrificio, el compañerismo, la ultima verdad de una relación de amor, de paternidad. Insoslayable, implacable, imperdible.
Desde que termino la saga de “Crepúsculo” y antes la de “Harry Potter” todos quieren ese lugar de privilegio de un público cautivo para hacer grandes negocios. Aquí, el amor adolescente cruza a un chico de nuestro mundo con una chica con poderes, que pertenece a una familia de brujos sofisticados y temibles. Show de efectos, el lujo de Jeremy Irons y Emma Thompson, pero lo que vale es la química de Alden Ehrenreich (Tetro) y Alice Englert. No está mal.
Los amantes del terror tienen su cuota. Si ya vieron la primera tendrán aquí un plato fuerte de brujas, seres siniestros, un pueblo que atrapa la vida para crear un submundo de susto con creatividad y no pocas ironías. La chica adolescente y su familia luchan y pueden. Ya se presiente la tercera.
Una historia para adultos con elemento mágico, una manera de poner en la realidad a un chico que no es de nuestro mundo cotidiano para satisfacer el ansia de ser padres de una pareja que no logra engendrar un bebé. Con tono de comedia rosada, ideal para amantes de comedias de lágrima a la vuelta de la esquina. Si se entra en el juego, vale.
Una realidad marginal, con seres que necesitan afecto pero viven inmersos en el delirio, la violencia, los tiros. Todo es extremo, desde las reglas de juego hasta los sueños de poner un local de prostitutas para una madre enferma que ni siquiera recuerda a su hijo. De Ángela Molina, a Luciano Cáceres y Darío Grandinetti, y buenos actores españoles, un viaje alucinado a los bajos fondos de opereta.