Un muy interesante documental realizado por Santiago García Isler, que fue modificando su contenido de intención original para terminar contado la guerra de Malvinas desde distintos puntos de vista, no la de los combatiente, pero si la de los civiles que o fueron testigos o cumplieron con el destino del lugar exacto de la historia. Desde el fotógrafo que estaba en las islas cuando llegaron los “invasores” argentinos, a los periodistas que cubrieron los hechos. O la experiencia de Osvaldo Ardiles. O la de Andrew Graham Yoll. Con animaciones de Miguel Rep, este “ensayo documental” como lo define su realizador, tiene los testimonios de Simón Winchester, Laura Mc Coy y Rafael Wollmann. Son los daños colaterales que dejan las guerras, cinco historias, algunas reales y otras ficticias, que repasa esas consecuencias. Interesante trabajo.
El tema es tratar de evitar los spoliers especialmente con un personaje que convoca a miles de fans Hay algunos capaces de ver la película disfrazados de hombre araña, sin pudor, puro fantasía de protagonismo y posiblemente buen negocio. Ya desde el tráiler oficial se sabe que la película comienza con lo que hace Mysterio al final de la anterior, revelar la verdadera identidad de Spider Man, una incomodidad que despierta curiosidades malsanas y masivas, agresiones y hasta dificulta la entrada a MIT por esa fama no deseada, no solo para Peter Parker, sino para su novia y su mejor amigo. La solución que le encontraron a esta última entrega es recurrir a Dr Strange y que él se meta en el multiverso que todo lo justifica, borrar pasados, traer malvados nunca olvidados, que convivan en alegre y eléctrica acción para que las dos horas 28 minutos no se sientan pesadas. También desde ese famoso tráiler se sabe que Alfred Molina con su Dr Octopus por suerte es de la partida con Zendaya, Tom Holland, Jacob Batalon, Marisa Tomei, Benedict Cumerbatch y… otros nombres que los curiosos descubrirán en la ficha técnica del elenco completo o se reservaran para valorizar la sopresa en el cine. Dense el gusto. El director Jon Watts le pone todo el ritmo a la brochette momento emotivo/ sorpresa/ acción con efectos especiales, que funciona. Los libretistas Chris Mckenna y Erik Sommers son ingeniosos pero se olvidaron de ponerle un poco mas de humor y no tanto melodrama. Pero el resultado final es ampliamente satisfactorio para un público fiel y hambriento.
La talentosa realizadora Céline Sciamma nos regala una película con un mundo infantil maravilloso, donde se habla de las pérdidas, del dolor pero también de la comprensión. La anécdota refiere a un joven matrimonio en viaje a una casa de campo. La mujer adulta de la familia, acaba de perder a su madre y deben vaciar la casa. La hija pequeña, del matrimonio, Nelly, también está muy triste, no pudo despedirse convenientemente de su abuela, pero “casi maternal” se preocupa del dolor de su madre, Marión. Cuando ella se va y queda sola con su padre, en el bosque se encuentra con una chica muy parecida a ella y entre las pequeñas, con lo que puede llamarse salto temporal, fantasía, juego de niñez, Nelly comprende que se encontró con su mama cuando era pequeña. Y las dos niñas juegan, entienden, se hacen cómplices, se cuentan secretos, y saben que ese especial cruce no se repetirá. Sciamma maneja a las hermanas gemelas protagonistas de su film con todo su encanto y nada de sentimentalismos, y cuenta desde el vamos con la complicidad del espectador para entrar en ese “secreto de niñas” con la simplicidad de las grandes decisiones. Con impecables rubros técnicos y mucha sabiduría ese mundo infantil se transforma en una visión llena de ternura y aprendizaje.
Un elenco soñado y una sátira muy molesta que muestra el mundo actual, más específicamente la sociedad norteamericana, con el trazo grueso incómodo, como un espejo deformado, pero valiosa con su humor corrosivo exagerando realidades muy palpables. Una de ellas, la codicia sin límites de hombres de negocios apropiados de un gobierno, luego de financiar campañas que los transformar en verdadero poderosos. Allí vemos a la presidenta de turno, una Meryl Steep increíble y lanzada, más preocupada en los números y las apariencias que en ver la realidad, y dos científicos que intentan comunicar tanto a las autoridades y a través de los medios, que a la tierra le quedan solo seis meses de vida, porque un meteorito gigante la partirá en pedazos. Los dardos mortíferos que reparte el director Adam Mckay, co guionista junta David Strota, son tremendos y no queda títere con cabeza, ni los gobernantes, ni los medios, ni la gente que se deja convencer fácilmente, salen airosos, y ni siquiera los que eventualmente se “salvan” tendrán un futuro venturoso. Divertida y por momentos angustiante la larga comedia con defectos vale la pena verse, por las grandes actuaciones y porque en definitiva uno imagina que un fin del mundo puede ser así para un género humano preocupado más por las apariencias, las redes sociales, las codicias desmedidas el “sálvese quien pueda”, que un destino solidario. Un tono cínico pero sostenido, exagerado pero necesario, irrespetuoso y bienvenido. Todos se lucen, desde un Leonardo DiCaprio cada vez actor, pasando por Jennifer Lawrence, Cate Blanchet, Mark Ryloance, y muchos talentosos más. Ni hablar de un Meryl Streep delirante que ya no le tiene miedo a nada.
Cine popular que reúne a actores consagrados para sumergirlos en un delirio que recuerda el convocado por “Esperando la carroza”. En un ámbito familiar todos se preparan para festejar una Nochebuena especial. Entre el sostén de la familia, un carnicero lleno de deudas, un Luis Ziembrosky gracioso e intenso, su mujer la dueña del timming Alejandra Flechner, la tía criticona por la única Mónica Villa, mas una viuda y su hija, otro hijo con problemas y un joven con su novia, a nadie se le escapa que será una noche para el mangazo a único rico del grupo, un tío muy especial. Lo que sigue se resume en caída fatal, una esposa desconocida y un plan lleno de mentiras que se complica sin fin. Comedia de ritmo alocado, con precisión de situaciones y resultados reideros que echa mano de varios refranes para entender tanto desasosiego.
Un corto periodo de tiempo para el reencuentro de muchos conflictos que el espectador deberá adivinar, participando atentamente a cada gesto, a cada pequeño secreto que se desliza. Una cantante que trabaja en restoranes, es acuciada para que pague una deuda en un plazo corto. Esa mujer regresa de Brasil hacia su Misiones natal, en un barrio periférico donde todos se conocen, se vigilan y le reclaman cuentas pendientes.. Entre sigilos y observaciones se habla de una estafa, de un dinero que no aparece, de enojos y amenazas. Pero la médula del film es el encuentro entre una madre y una hija con una relación marcada por la distancia, de necesidades mutuas, de sororidad y buenos instintos. De cierta magia acotada pero bien lograda. Miss Bolivia, la personal y única María Paz Ferreyra debuta en labores actores aportando su presencia magnética secundada por Irina Missisco y Laura Kramer. Una mirada de la directora y guionista Mara Pescio que no juzga pero profundiza, que no señala pero muestra desde la codicia a las pequeñas miserias.
Es la opera prima de Felipe Gómez Aparicio que es un destacado y premiado publicista, que reconoce que la historia tiene un germen en una relación familiar que el mismo experimentó. El film muestra a un adolescente que entrena y mira sus abultados músculos, en su desarrollo hacia la perfección. Para eso es necesario el obsesivo entrenamiento solitario. Pero no alcanza, están las horas de gimnasio. Y como se advierte rápidamente ese impulso hacia el cuerpo impresionante, de fisicoculturista, está impulsado por una madre oscura, perversa, que no vacila en proporcionarle anabólicos con pastillas e inyecciones, aparentemente para lograr una instalación artística donde ese chico , ese objeto que ella mide y acaricia con deseo reprimido, es el centro. Pero ese adolescente que se mueve en un colegio privado donde las observaciones machistas están a la orden del día, experimenta rebeldías, cansancio, dudas sexuales, violencia y su reacción. El mundo de los gimnastas que tallan su cuerpo, vulgarmente llamados “patos vica” esta mostrado a la perfección con obsesiones, misterios y ritos. Hombres narcisistas que crean su obra a partir de sus propios cuerpos mostrados como verdaderas esculturas. Muy buenos trabajos actorales a partir de Mauricio Yorio, Antonella Ferrari y especialmente lo logrado por Umbra Colombo.
Es un documental que se recibe con el corazón y la cabeza. Es que los tres creadores que se juntan para contar los vericuetos de cómo lograron sus obras, son personajes entrañables. Pino Solanas que filmó sin saber que este era su último trabajo, decidió convocar a sus grandes amigos, el famoso pintor Luis Felipe “Yuyo” Noé, el gran dramaturgo y actor Eduardo “Tato” Pavlovsky ya muy enfermo pero que no quiso perderse divagar maravillosamente con sus amigos. Ellos fueron convocados por Pino porque lo tenían en común , amén de la amistad, el reconocimiento internacional, las durezas del exilio, pertenecer a la misma generación y reconocer que cada obra implica domar un caos, una inspiración, muchas certezas e incertidumbres. Y por si fuera poco también participan sus hijos, los cineastas Gaspar Noé, Juan Solanas y el dramaturgo Martin Pavlovsky. El resultado convoca a la nostalgia de los que no están pero nos regalaron sus genialidades que perduran, su sinceridad, sus convicciones y las confesiones más inteligentes y sorprendentes. Un tono fresco, jovial, colorido y único. Talentosos trabajando contando lo insospechado. Un encuentro que tenemos que ver.
La película se basa en los libros para niños de Norman Bredwell y le pide a los espectadores niños y adultos que acepten la premisa de un perro rojo y gigante, sin más explicaciones, como una propuesta mágica. El perrito es adoptado en un lugar especial y supuestamente crece en proporción al cariño que le brindan, que es mucho. Entre humanos y esa animación gigantesca que nunca asusta por lo simpática, comienzan las aventuras, que proporcionan diversión en una formulación de amor hacia Manhattan, pero también con la aparición de los villanos, un laboratorio que reclama al perrazo, llegan otros objetivos. La preadolescente que padeció bullying estará acompañada por la comunidad para demostrar que los diferentes tienen el mismo derecho bajo el sol que todos los demás. Buenos personajes encarnados por buenos actores., Darby Camp, Jack Whitehall como ese tío colgado fundamental en las aventuras y el inefable John Cleese. El director Walt Becker entrega una diversión aceptable y un film agradable para chicos y adultos.
Para los fanáticos de ese musical inolvidable y perfecto que contó para el cine con el talento de Jerome Robbins, Robert Wise, el libro de Arthur Laurents, la música de Leonard Bernstein y la letra de Stephen Sondheim, la ocasión de recordar, comparar, y por sobre todo disfrutar de la versión de Steven Spielberg. Ya el comienzo es absolutamente impactante. Una gran bola de demolición destruyendo un barrio del que serán expulsados todos, incluso los que se odian como las bandas de blancos contra los portorriqueños que disputaran un territorio condenado a pertenecer a otros, entre ellos el Lincoln Center. Steven Spielberg con sus colaboradores, el guionista Tony Kushner, el director de fotografía Janusz Kaminski, la Orquesta Filarmónica de Nueva York dirigida por Gustavo Dudamel, la legendaria Rita Moreno, como puente generacional entre las dos versiones, rinden un homenaje a la versión cinematográfica de l961, con sus bailes intocables, y su maravilla. Pero también aporta más carnadura a los personajes latinos, un desarrollo nuevo para el rol que cumple Moreno, una profundización el tema de la intolerancia racial tan cercana, tan actual, y encuentros violentos que no tienen nada que ver en su dramatismo con pasos de ballet sino con la energía revulsiva de las peleas callejeras. Los toques nuevos profundizan conflictos, resaltan situaciones, y agregan situaciones de una esperada paz y convivencia, como el canto que muestra la experiencia de la portorriqueña que se caso con un gringo, una expresión de deseo de integración y no de enfrentamiento. Y además en personaje de Anybody no es un “marimacho” en la mirada del pasado sino una representante no binaria muy actual. La versión de Spielberg es intensa, actualizada, cuidada, deslumbrante y digna de verse. Aún para los más puristas de la inolvidable primera versión, que no será reemplazada por esta.