Ingenio y humor en un buen film de animación Un chico de siete años vive una existencia ideal como hijo único cuando, de golpe, no sólo le aparece un hermanito, sino que encima es una especie de ejecutivo en miniatura que está vestido de traje y le da órdenes. Luego de la pesadillesca sorpresa inicial, el argumento convierte al chico en aliado del bebé, que lo va convenciendo de que en realidad es un ejecutivo de la empresa "BabyCorp", enviado en una importantísima misión de espionaje industrial. Dreamworks hace una apuesta interesante de film de animación que pueda atraer tanto a los menores como a sus padres, ya que el libro contiene situaciones de humor absurdo y surrealista que puede atraer a los adultos, pero con el colorido, el ritmo y tipo de personajes perfectos para el público infantil. Tal vez el punto débil sea que la película abusa un tanto de la gracia del truco del bebé parlante ya visto en comedias como "Mira quien habla", por lo que en un momento del film los gags se repiten un poco. Hay que reconocer que Alec Baldwin, dándole la voz al bebé, es realmente divertido, algo que por supuesto se pierde con el doblaje al castellano.
Trío de lujo para una pandilla improvisada
Un sólido film independiente de buen terror
Leonardo Sbaraglia, un villano memorable en “El otro hermano”, de Caetano En "El otro hermano" Leonardo Sbaraglia tiene la ocasión de personificar a un villano memorable, un tipo realmente despreciable que, lejos, es lo mejor de este enredado policial negro de ambiente rural. Daniel Hendler es el deudo que debe viajar desde Buenos Aires a un pueblo en el litoral luego de una terrible masacre. Su hermano y su madre fueron asesinados por su marido, que luego se suicidó, y el albacea de éste, un suboficial de la Fuerza Aérea, lo ubicó para que cobre un seguro de un par de docenas de miles de pesos. Este albacea es Duarte, un tipo horrible en su actitud servicial, que pronto empieza a sugerirle cosas como hacerse pasar por discapacitado para aumentar el monto del seguro. Pero claro, todo eso es una aproximación previa a otros chanchullos criminales en los que va metiendo al recién llegado, que sólo tenia que estar un par de días en el lugar y que poco a poco se va quedando para vender las cosas de los muertos y participar en un peligroso desfalco. El director maneja muy bien las partes violentas, que aquí no son tantas, y no tan bien el ritmo de las distintas tramas impuestas por el villano protagónico. La película es algo larga y no depara muchas sorpresas en su crescendo hacia el temible final, pero lo que la hace recomendable es el excelente personaje compuesto por Sbaraglia. También aparece Ángela Molina, pero en un papel en el que no se puede lucir demasiado.
La hamburguesa y el sueño americano Con la excelente "El sueño de Walt", el director John Lee Hancock había logrado un film histórico singular al narrar los esfuerzos de Walt Disney por adaptar al cine "Mary Poppins". Ahora, en un estilo similar, lleva a la pantalla algo aun más ambicioso, como la historia de la creación de la mayor cadena de comida rápida, McDonald's. En parte, "Hambre de poder" es una película "chivo"; es decir, un film que publicita las bondades de la marca en cuestión, pero en parte no lo es. Inclusive se podría decir que no es este asunto lo que le más le importa al director, ya que Hancock se centra en los detalles misteriosos de este ícono de los negocios y también de la cultura pop. Y, finalmente, la película narra cómo un vendedor de enseres de cocina industrial le birló su idea y hasta su apellido a dos comerciantes obsesivos, Dick y Mac McDonald (los excelentes Nick Offerman y John Carroll Lynch), los verdaderos creadores del sistema que permitía que la orden de una gaseosa y una hamburguesa no demore media hora, sino tres minutos. Michael Keaton ofrece un gran trabajo como el "fundador" al que se refiere el título original, es decir Ray Crock, el fracasado hombre de negocios que tuvo la visión de que los arcos dorados de la hamburguesería podían ser un símbolo parecido al de la cúpula de una iglesia a la hora de atraer a las familias. Hancock logra explicar curiosidades y misterios de esta odisea socio-gastronómica con un sólido pulso narrativo y un estilo particular de comedia dramática y film histórico, dotándolo con una excelente ambientación de época que se centra, sobre todo, en la segunda mitad de la década de 1950 y la primera de los '60. La misteriosa y original música de Carter Burwell también es un elemento esencial para darle climas personales a una muy buena película que se puede recomendar, inclusive, a los vegetarianos.
“Max Steel”: un disparate robotizado La adolescencia es esa época en la que los jóvenes empiezan a experimentar cambios en su anatomía, pero Ben Winchell ya está grandecito para sorprenderse por los excesos de energía en su mano derecha. "Max Steel" da para el chiste fácil, y tomarse este desastre jocosamente es la única esperanza de diversión. La historia es imposible. Winchell es Max, el hijo de un misterioso científico muerto durante un confuso accidente, que vuelve con su madre a su pueblo natal y pronto se ve poseído por una extraña sobredosis energética, además de ser perseguido por sicarios y, más extrañamente, acompañado por un robotito volador llamado Steel que dice ser extraterrestre. Para que Max y el alien Steel completen su simbiosis en el superhéroe Max Steel, y empiecen a salvar el mundo, se demoran dos tercios de insípido metraje con secuencias en las que no pasa mucho. Dos buenos intérpretes como María Bello y Andy Garcia se ven arrastrados a este flojo entretenimiento donde en el que lo mas rescatable son las pavadas más o menos graciosas que dice Josh Brener, a cargo de la voz del alien.
Una serie que no necesitaba volver Aunque nadie olvidará a Erik Estrada como el policía motorizado Poncharello, lo cierto es que la serie "CHIPS" era bastante floja y no le llegaba a los talones a otras series policiales de la segunda mitad de la década del '70, como por ejemplo "Starsky & Hutch - Los aventureros". Pero "CHIPS", después de todo, es un ícono de su época, y no necesitaba una mediana versión cinematográfica como ésta. A su favor esta versión en pantalla grande tiene un buen actor como Michael Peña en el protagónico, que ahora es un agente federal encubierto para investigar un gran robo ejecutado por policías corruptos. Su nuevo partenaire en la patrulla de carreteras californianas (interpretado por el director del film, el comediante Dax Shepard), pronto descubre su identidad oculta, por lo que ambos desarrollan una especial amistad y se convierten en un equipo decidido a todo. El argumento es más bien minimalista, ya que lo importante en este caso es dar lugar a todo tipo de chistes guarros o tontos, y muchas veces ambas cosas a la vez, aunque hay que reconocer que de vez en cuando alguno realmente hace reir. Y, por supuesto, también están las motos, que toman un lugar más importante que en la vieja serie de 1977, logrando algunas escenas de riesgo que de lejos son lo mejor de esta remake.
Ahora Alien tiene cara de estrella de mar En la tradición de peliculas de viajes espaciales con monstruo a bordo, de la que "Alien" de Ridley Scott es el ejemplo más famoso, "Life" arma una buena odisea de terror, aunque abusa de los detalles técnicos del cine cósmico post "Gravedad". El principio de este film del sueco Daniel Espinosa realizador del excelente psycho-thriller stalinista "Crimenes ocultos"- pone el énfasis en la minuciosidad tecnológica para volver creible todo lo que vendrá después. En la estación espacial internacional un puñado de astronautas esperan ansiosos la llegada de una sonda que viene de Marte con muestras de lo que podrían ser microorganismos alienígenas. Y cuando dan con las muestras festejan junto a la humanidad el descubrimiento de la primera forma de vida extraterrestre. Al principio, es apenas una célula que demuestra estar viva. Pero al pequeñísimo organismo, al que unos niños bautizan Calvin, crece rápidamente, y en unos pocos días tiene el tamaño y el aspecto de una estrella de mar que mueve graciosamente sus tentáculos. Pero Calvin despierta muy enojado de una hibernación. La escena en la que el peligro de tener esa cosa en el laboratorio es de una ferocidad poco común, con imágenes aterradoras como la de la muerte de uno de los astronautas protagónicos. Luego empiezan a ser liquidados uno por uno en los tentáculos de un Calvin cada vez más grande. "Life" nunca deja de resultar eficaz, aunque luego se concentra en una carrera muchas veces vista por arrojar el engendro al espacio. La película tiene convincentes actuaciones de Ryan Reynolds y Jake Gyllenhaal.
Sorprendente título coreano de género fantástico Esta película de terror surcoreana, aunque coproducida por la Fox de EE.UU., es toda una sorpresa, y ojalá sirva para que se estrenen en nuestro país otros films del mismo director, que tiene excelentes títulos como "El mar amarillo", aun mas oscuros que esta odisea de embrujos campestres. Aquí hay un pueblito coreano donde, con la aparición de un misterioso anciano japonés, empiezan a pasar cosas horribles, asesinatos, incendios; la gente enloquece, deambula desnuda por la noche y, aunque lo primero que se dice es que hubo un consumo de hongos o alucinógenos que provocan intoxicaciones e infecciones, pronto queda claro que la causa de todo es de orden sobrenatural. Un policía regordete y cobarde es uno de los investigadores, y también quien aporta un particular sentido del humor a esta historia de terror. Justamente, una de las cualidades del film es la transformación de este personaje patético, pero simpático, en un hombre dispuesto a todo para salvar a su pequeña hija, que en medio de la investigación exhibe preocupantes síntomas de posesión. La película es larga dos horas y media, una duración excesiva- y se va volviendo cada vez más oscura, con escenas impresionantes como la de un rarísimo ritual de exorcismo coreano con bailes desaforados y sacrificios de animales.
Paul Verhoeven siempre hizo películas fuertes, pensadas para provocar al espectador. Partiendo de esta base, "Elle" es una de las más personales, ya que propone un laberíntico estudio de comportamientos amorales de gente civilizada. El film tiene un clásico comienzo de thriller, con un hombre enmascarado violando a Isabelle Huppert. La protagonista reacciona con curiosa calma al ataque, e inclusive ni hace la denuncia a la policía. Luego, durante una cena con amigos en un elegante restaurante comenta que la violaron con el mismo tono casual de cualquier hecho intrascendente. Pronto empieza a sentirse acechada, y se hace a la idea de que el violador es un hombre que conoce, y que puede estar en su círculo social o laboral. Mientras tanto, en su mente se repite la violación una y otra vez recreando distintos detalles, casi como una obsesión perversa o masoquista. Durante un buen tramo, Verhoeven nos hace creer que "Elle" es un thriller psicológico sobre una mujer violada que quiere vengarse de su misterioso agresor, pero poco a poco las pesquisas sobre los múltiples sospechosos se van interrumpiendo para enfocarse en otros aspectos de la vida diaria de la protagonista, como los conflictos con el personal masculino de su productora de videogames llenos de sexo y violencia, la novia embarazada de su hijo, o las intenciones de su madre de casarse con una especie de taxi boy. Y pronto también se revela que su padre está preso por crímenes aberrantes cometidos años atrás, cuando ella era una niña, detalle que justificaría por si solo que sus mecanismos mentales tengan una lógica particular. Verhoeven, a quien le gusta jugar con el espectador, aquí lo hace a lo grande cambiando de climas y hasta de géneros en una misma secuencia, y para eso encuentra una herramienta única y extraordinaria en el talento de Isabelle Huppert, sin cuya actuación esta película no tendría sentido. Con un solo gesto ella puede darle sentido al diálogo más extraño, y demuestra la mayor exactitud para transmitir un amplio rango de emociones, para luego rematarlas con los diálogos y acciones moralmente ambiguas que propone el guión. Su trabajo es impresionante, y esencial para darle a esta historia una multiplicidad de lecturas. Justamente, essa es la gran cualidad de "Elle".