Sobre cebras y simbolismos Este raro ejemplo de cine de animación sudafricano augura potencial futuro para la industria de ese país, e indudablemente tiene mucho atractivo para el publico infantil. Khumba, el personaje al que se refiere el título, es una joven cebra macho hay que distinguir el género, ya que el protagonista también tiene su noviecita hembra- que nació con una particularidad: sólo tiene rayas en la mitad delantera del cuerpo, mientras que el resto es blanco. En la comunidad de las cebras seres bastante simples de acuerdo con el film, donde el fútbol es el tema central de todas la comunidad- esta diferencia es recibida como un mal augurio, relativo a la falta de agua. Esto es muy importante porque la vida de las cebras depende de la única laguna que existe alrededor de un enorme desierto. Justamente, luego de la llegada de la discriminada como "media cebra", deja de llover y la laguna se seca, poniendo en peligro a todos. Con la ayuda de un saltamontes, un buey y un avestruz, el joven Khumba, cansado de que lo discriminen y le achaquen la culpa de la sequía, emprende un peligroso viaje en búsqueda de otra fuente de agua. El director Anthony Silverston maneja muy bien los distintos paisajes africanos de esta aventura, inclusive cuando los animalitos estelares se cruzan con la civilización. En cambio, no toda la acción animal tiene el mismo nivel, dando lugar a ciertas situaciones repetidas, como por ejemplo la andanzas de una hiena desagradable o un leopardo malo que, desde luego, los sigue como presa. Con todo, Khumba es simpático y carismático, y hay momentos de humor bastante logrados y un innegabe atractivo visual. El doblaje al español impide apreciar las performances vocales de excelentes actores como Laurence Fishburne y Steve Buscemi.
Bella fábula sobre inesperado tenor Esta es la historia real de Paul Potts, un muchacho regordete y tímido que, luego de pasarse la vida intentando cantar ópera contra las situaciones más adversas incluyendo que lo desaliente el mismo Luciano Pavarotti- finalmente logra su lugar en la escena británica gracias a un concurso de talentos televisivo. James Corden simpático y querible en el papel de Potts, y el guión de la película se las arregla bien para adornar la vida del chico de un pueblo galés, de clase trabajadora, quien de vendedor de teléfonos celulares se convirtió en celebridad inglesa de un día para otro. Para lograr esto hay una historia de amor atractiva, con la excelente actriz Alexandra Roachenn, generadora de algunos de los mejores chistes y momentos simpáticos del film, dado que para las partes dramáticas -a veces excesivas- ya está el protagonista, siempre listo para arruinar cualquier ocasión de poder demostrar su talento como tenor. Una cualidad del film es que no sólo los fans de la ópera disfrutarán la historia, lo que no implica que no haya fragmentos de óperas famosas cantados o a veces sólo estudiados por Potts. De hecho, el soundtrack está tan cargado de canciones pop que muchas veces parecen agregadas a la fuerza para vender el CD. Incluso se podría pensar que los espectadores aficionados a la ópera quizá puedan sentirse un tanto decepcionados al esperar más Puccini en medio de tanto insulso pop británico. Pero evidentemente el film está hecho para capitalizar el estrellato de Potts en los medios masivos ingleses, y hay que reconocer que lo hace bastante bien, logrando incluso auténtica emotividad cuando luego de tanto intento frustrado al final llega el momento feliz en un estudio de TV inglés. La película tambien tiene varios excelentes actores de reparto, y muy lindos paisajes galeses y locaciones venecianas.
Espejo no borgeano pero terrible Por milagro, esto ni es una pelicula de mansión embrujada, ni sobre algún misterioso material de archivo encontrado sobre fenómenos paranormales. En cambio, es una compleja historia fantástica donde, en una casa plagada de malas vibraciones, los protagonistas se ocupan de registrar en video, audio y cualquier formato pausible, evidencias sobre sucesos sobrenaturales que estigmatizaron su vida. Lo que hay es un antiguo espejo siniestro que refleja todo mal, provocando calamidades durante siglos. Luego de la útima tragedia familiar, un chico pasa un año en un psiquiátrico hasta que a su mayoría de edad es dado de alta, convencido por sus terapeutas de que fue victima de un drama familiar. En cambio su hermana, que estuvo esperando su salida para llevarlo al lugar de los hechos, se propone demostrarle a él y al mundo que ningún crimen tuvo que ver con ellos ni su padre, sino con el espejo. Mike Flanagan basó este film en un cortometraje previo de su autoría, y sin duda ambos estan inlfuídos por uno de los momentos más serios y terroríficos de la obra maestra del cine británico "Al morir la noche" ("Dead Of Night") film en episodios que incluia un relato dirigido por Robert Hamer con un espejo que cambiaba -y no para bien- la personalidad de quien se mirara en el su reflejo (hubo luego una variación en la serie "Dimensión Dsconocida", con un espejo que cambiaba a un líder guerrillero centroamericano, con Peter Falk haciéndose el Fidel Castro). Pero además de girar en torno a un asunto no muy tratado en el cine, "Oculus" lo hace con una estructura narrativa compleja y original, ya que los acontecimientos presentes de los hermanos se van mezclando con el relato paralelo de su su traumática infancia. Y por supuesto, dadas las características del espejo que nos ocupa, en algún momento ambos relatos empezarán a fundirse en uno solo, combinando los momentos más terribles de ambas épocas. Esta estructura no deja de tener sus problemas, y de dar cierta previsibilidad a recursos que podrán resultar más que familiares a los fans del género, pero que están bien utilizados. El film es de bajo costo y demora un tanto en arrancar, e incluso una de las primeras escenas de acción sobrenatural es tan obvia que podría pertenecer a una de las "Scary Movies". Pero poco a poco va cobrando fuerza y, hacia la mitad, "Oculus" ya habrá metido al público en un clima tan aterrador como el que sufrió en su infancia la talentosa Karen Gillan.
Violencia refinada al estilo Spike Lee Con esta nueva versión del manga japonés "Old Boy", Spike Lee vuelve a su veta de cine más cruda y directa, la que dio algunos de los mejores momentos de películas como "Haz lo correcto", "Malcolm X" y sobre todo "Summer of Sam". Y es justo decir que es una nueva versión del comic de Nobuaki Minigishi y no simplemente una remake del film de culto con el que el director coreano Chan-Wook Park se convirtió hace una década en el ganador del festival de Cannes, dado que se pueden hacer muchas versiones de una fuente original. Inclusive hace unos años hasta Bollywood ofreció su propia visión estilo India de "Old Boy". Spike Lee cuenta muy bien la sádica y despiadada historia de una venganza, llena de detalles enigmáticos que se van revelando tanto al espectador como al protagonista, como si se tratara de una serie de cajas chinas que siempre esconde una revelación más tremenda. En especial, teniendo en cuenta que la premisa de un hombre secuestrado y encerrado en un cuarto durante 20 años, sin saber por quién ni por cuál motivo, es tan descabellada que convertirla en un asunto verosímil es todo un desafio. Lee hace foco en el naturalismo y vuelve creíble un asunto que, en manos de Park, explotaba en la típica furia oriental de su cine, lo que en parte ayudaba a que el público aceptara los detalles mas dementes como si se tratara de convenciones del género. En esta "Old Boy" hay más profundidad en el personaje protagónico, muy bien interpretado por Josh Brolin , quien es mostrado desde antes de empezar a sufrir su suplicio, en un largo prólogo que lo retrata como un bastardo capaz de arruinar su vida y la de los demás sin pestañear. Descubrir que está atrapado en una especie de calabozo, decorado como cuarto de hotel barato, genera un clima de tensión terrorífico comparable al de una buena idea surgida de una novela de Stephen King antes que copiada del film de Chan-Wook Park. Mas allá de las variaciones en distintos detalles, la historia es esencialmente la misma, y aunque la ultraviolencia del film original es difícil de superar sobre todo cuando el protagonista es liberado y quiere vengarse de quien le quitó, sin motivo aparente, dos décadas de su vida-, no se podría decir que este nuevo film sea mucho más light. Por el contrario, basta decir que un actor como Samuel L Jackson, que ha interpretado escenas bastante fuertes, jamás tuvo que apelar al Metodo ni hacer memoria emotiva antes de interpretar situaciones como ser despellejado vivo. A nivel de violencia grafica, si el film nunca llega pasar al límite de lo insoportable se debe al talento de Lee para dotar al gore y a la acción más cruda con un excepcional uso del suspenso. Y también, créase o no, al más puro melodrama, ya que finalmente la trama es digna de algún clásico drama al estilo Dumas, empezando por el largo encierro digno de "El Conde de Montecristo". En síntesis, este nuevo "Old Boy" es una experiencia fuerte, tan bien concebida, filmada y actuada como para que no tenga necesidad de ser comparada con el film coreano de 2003. De todos modos, Spike Lee asegura que es aun mejor su "director's cut", media hora más largo, que vetó el estudio. Y no hay motivos para no creerle.
Onda corta, film demasiado largo Hay un elemento original en esta película de terror clase B: una especie de aparato de radio de onda corta para comunicarse con el Más Allá, y obviamente realizar la invocación a la que se refiere el título local. Lamentablemente, la radio en cuestión aparece primero en un prólogo insertado a la fuerza, como para darle coherencia al argumento, y luego recién una media hora después. Mientras tanto, la pelicula funciona como una variante más, y no especialmente intensa, de la típica historia de casa embrujada que últimamente ha tenido mejores ejemplos que éste. La situación es la mudanza de una familia a un caserón perdido en medio de la nada y con aspecto no demasiado amistoso, además de un pasado oscuro (evidentemente, sin gente decidida a mudarse a sitios como este no existirían estas películas). En todo caso, una vez mudados, además de ir encontrando de a poco muy de a poco, por desgracia- distintos detalles de ese pasado del lugar, el adolescente de la familia se encuentra en una caminata por el bosque con una chica misteriosa, tanto que podría ser una aparición. Esta pareja formada por Harrison Gilbertson y Liana Liberato son los que más adelante empiezan a invocar espirítus ultraterrenales con esa extraña radio, y la acción sobrenatural gira en torno a ellos dos, aunque la presencia más siniestra en el elenco es la de la pediatra que vivía antes en la casa, que interpreta Jacki Weaver. "La invocación" no deja de tener dos o tres buenos momentos y algún detalle original, como el ya mencionado, pero se queda muy corta en sustos y da la sensación de que sobran varias escenas donde ocurre poco, insertadas quizá para estirar la duración, detalle que no es el único que hace notar el bajo presupuesto utilizado sin demasiado ingenio.
Ciberfantasía tediosa se cree trascendente Los experimentos al estilo Frankenstein se adaptan a cualquier época y tecnología, pero la parábola creada hace siglos por Mary Shelley sigue siendo la misma. Este es el principal problema de "Trascendence", que a pesar de aplicar esas ideas a la interacción entre el mundo real y virtual y a las nanotecnologías, no aporta nada sustancial en su premisa. Y por otro lado, la historia que cuenta no tiene el suficiente atractivo como entretenimiento, y para colmo se toma a sí misma muy en serio. Johnny Depp es el científico que, en un futuro cercano, se empecina en demostrar que se puede dotar de conciencia a una computadora. Sus experimentos no son del gusto de una organización de hackers que pasan a la violencia para expresar sus opiniones, y llevan a cabo un violento ataque en el que dejan malherido al protagonista. Moribundo, intenta junto a su amada esposa (Rebecca Hill) algo que nunca se había hecho, subir su propia conciencia al mundo virtual, lo que traerá consecuencias inesperadas y poco deseadas. Es que, una vez "subido" a internet este antiguo genio de carne y hueso convertido en un alma computarizada, se vuelve prácticamente todopoderoso y, con la ayuda de su esposa, colándose en cualquier computadora, red de internet o dispositivo portátil, puede hacer cualquier cosa. Ambos toman por asalto un pueblo abandonado y construyen una base de operaciones digna de esos villanos de James Bond (o de Austin Powers), y por supuesto siempre terminan vencidos. En este caso, en su objetivo por hacer evolucionar al mundo, este Depp virtual se pasa casi toda la película desde pantallas, lo que no ayuda mucho a darle carisma al personaje- tiene la idea de descargar su conciencia en el resto de las personas, lo que lo provee de una especie de ejercito de zombies indestructibles, ya que con sus nuevas biotecnologías toda herida puede ser curada. El director Wally Pfister, habitual fotógrafo de Christopher Nolan, no logra darle ritmo ni mucho menos credibilidad a una historia que sólo tiene destellos intermitentes y que nunca logra intensidad, ni siquiera en las escenas de acción que se vuelven más espectaculares hacia el final. Y el tono pretencioso, que tal vez quiera invocar la trascendencia que sugiere el titulo, vuelve la película más aburrida que otra cosa.
Más sólida en lo musical A pesar de que se basa en un musical muy exitoso en Broadway, "Jersey Boys" es una biografia de una banda pop, al estilo de películas como las que se ocuparon de la vida de Ray Charles o Johnny Cash. Sólo que The Four Seasons, más alla de tener muchísimos hits y un cantante legendario como Frankie Valli, no revolucionó la música pop ni tampoco tuvieron la importancia social o los dramáticos conflictos personales de, por ejemplo, los músicos recién mencionados. Además, hay que mencionar que salvo para los fans a muerte de la banda, o de la comedia musical sobre su historia, en realidad muchos de los mayores hits de Frankie Valli y The Four Seasons no son tan recordados. Quizá por eso, toda la trama está construida como para llegar a una sola canción que, sin duda, sobrevivió a todas las épocas, con su popular estribillo -"I love you baby....!", que no por nada suele aplicarse en el cine a historias relacionadas con gangster ítaloamericanos. La canción es "I Can't Take My Eyes Out Of You", y dado que apareció bastante después de la mayoría de los grandes hits de The Four Seasons, para llegar a ese punto culminante Clint Eastwood apela básicamente al humor costumbrista y a los detalles pintorescos de las relaciones con la mafia y el origen callejero que implica, por sí solo, el sobrenombre de "Jersey Boys". En este aspecto hay un personaje esencial que interpreta Christopher Walken: el capo mafioso convertido en protector de Francesco Castelluccio (o sea, Frankie Valli, a cargo de John Lloyd Young). Como en toda biopic de este tipo, por estimulante que pueda ser el ascenso a la fama de los protagónicos, inevitablemente luego viene el melodrama, lo que en este caso no funciona demasiado bien. Por suerte, los climax musicales, como cuando el grupo saca de la galera sus primeros hits, "Sherry" o "Walk Like A Man", estan rodeados de una narración y una ambientación de época realmente atractiva. El rigor propio de un melómano como Eastwood, aunque antes que nada fan del jazz, califica igual al filmar cualquier cosa relacionada con música: por ejemplo, los actores que interpretan a los Four Seasons se perciben especialmente creibles en cada escena con canciones, dado que las cantaron de verdad en el set. Todo lo relativo a las performances musicales tiene el toque de un gran director, que sobre todo se luce en la descripción del origen de estos chicos de Nueva Jersey, con grandes momentos humorísticos dignos del mejor Eastwood. Lo melodramático es más flojo, ya que los conflictos oscuros nunca se describen medianamente bien -ni tampoco los de las chicas del grupo-; mucho menos los aspectos sórdidos propios de la historia. Algo entendible, porque entre los productores están el propio Frankie Valli y su socio entre los Four Seasons, Bob Gaudio, compositor de casi todos sus hits. Muy bien interpretado por Erich Bergen, el personaje prácticamente tiene la ultima palabra.
Vecinos que contagian Dentro de la catarata de comedias políticamente incorrectas de los últimos años, esta "Buenos vecinos" muestra cierta originalidad, y de manera irónica, por partir de una premisa de lo mas común, digna del cartoon clásico sobre vecinos en guerra. Lo que le da originalidad es la elección de los personajes, ubicando una ruidosa y juerguista fraternidad universitaria junto a una pareja de padres primerizos que aún no tienen del todo asumidas sus nuevas responsabilidades, y de hecho extrañan sus más alocados tiempos de estudiantes. Nicholas Stoller, guionista de las dos recientes excelentes películas de los Muppets, aquí se limita a dirigir, y cuando da en el blanco con sus delirantes y a veces casi ofensivos gags, logra hace reír. En especial durante el planteo de la historia, cuando la pareja formada por Seth Rogen y Rose Byrne, al ver que deberán aguantar como vecina a una fraternidad de energúmenos, van a visitarla haciéndose los "buena onda" para que bajen el nivel de volumen de la fiesta, y terminan participando del festejo consumiendo todo tipo de drogas junto a los recién llegados. Lo que luego, por supuesto, no impide que una noche después puedan hacer una denuncia convincente a la policía cuando queda claro que las fiestas de los vecinos no se detendrán jamás. En cambio, la escalada de hostilidades que sigue a esta primera denuncia no tiene siempre un nivel parejo, aunque hay que reconocer que el director se las arregla para hacer algo difícil, como volver divertidas las tres fiestas claves en el guión, y que funcionan como presentación, nudo y desenlace del conflicto (lo difícil en estos casos es que el atractivo estético y musical de este tipo de escenas no interrumpan el desarrollo narrativo, algo que aquí no ocurre en absoluto). Las buenas actuaciones de todo el elenco incluyen a los jefes de la casa estudiantil Zac Efron y Dave Franco, decididos a ser parte del cuadro de honor de juergas memorables a nivel histórico de su fraternidad. Lisa Kudrow también tiene un muy buen par de apariciones como la decana de la universidad a la que pertenecen los fiesteros. El problema es que, como en toda comedia, el resultado depende de la eficacia de los gags, y aquí a lo largo de la película, cuando la trama se desvía mínimamente del conflicto esencial, hay cierta repetición de situaciones que se vuelven cansadoras y que estiran la película, dando la sensación de que dura más de sus 97 minutos. Con todo, "Buenos vecinos" tiene buenos chistes y barbaridades de todo tipo y calibre como para entretener tanto al publico que se identifique con los juerguistas como con los padres semirresponsables.
Inactividad total y absoluta de índole creativa Tal como sucedió con la saga de "Una película de miedo" el año pasado, el actor y guionista Marlon Wayans logró un respetable éxito de taquilla con la divertida pero bastante elemental "¿Y dónde está el fantasma?" que apeló a todo tipo de guarradas para burlarse de la última generación de películas de terror basadas en la repetidísima fórmula de cámaras de video de seguridad que enfocan fantasmas y demonios al por mayor. Pero, esta vez, Wayans y el director Michael Tides no sólo se limitaron a repetir la misma fórmula y el mismo tipo de sentido del humor minimalista, sino que, salvo algunos detalles sueltos, se limitaron a simplemente repetirlo todo de nuevo. Esto obviamente tiene que ver con que en sólo un año no hay tantas películas nuevas de las que burlarse y por otro lado, varias de las que aparecieron son sólo secuelas o subproductos de las que ya habían sido parodiadas en el film anterior, lo que más allá de que hayan tenido ganas de exprimirse un poco más las neuronas, no les hubiera quedado mucho resto con que trabajar en sus chistes. De ahí tenemos que una vez que el protagonista se muda a una nueva casa con una nueva novia, encuentra una misteriosa muñeca antigua por la que siente una extraña atracción, y pronto todos los mismos eventos paranormales de corte ultratonto y escatológico empiezan a repetirse sin pausa ni el más mínimo asomo de vergüenza . Todo sigue así hasta que aparece el mismo exsorcista de la película anterior, que dado que está a cargo del talentoso Cedric The Entertainer, aporta algunos chistes bobos pero graciosos, aunque en realidad con sutiles diferencias hace las mismas tonterías que en la primer "A Haunted House" No hay mucho mas que decir sobre esta película , excepto que la mayor "inactividad" fue la de índole creativa. Si se la ve en un zapping del cable, puede arrancar algunas risas, pero para ir al cine, realmente no da, incluso para el más indiscriminado.
Sobre béisbol, cricket y choque de culturas Esta es es una película de béisbol, con algo de cricket, y mucho de choque cultural. En realidad este último aspecto de "Un golpe de talento" es lo que interesa verdaderamente de una comedia bien escrita, pero sobre todo muy bien actuada por un elenco tan heterogéneo como el asunto que plantea el argumento. Según una historia verídica que tuvo lugar en el 2007, el actor de la serie "Mad Men", Jon Hamm interpreta a un agente deportivo cuya carrera está experimentando una crisis terminal. Al borde de la desesperación, hacienfo zapping, mira un partido de cricket y tiene la idea totalmente loca de viajar a la India y hacer una competencia para convertir a un jugador de cricket en el próximo crack de las grandes ligas del béisbol estadounidense. Tal vez la mejor parte del film que por otro lado tiene muchos momentos muy convencionales y previsibles- es ese alocado viaje a la India donde el protagonista busca a sus nuevos superastros deportivos. Especialmente por lo colorido de cada escena, pero además por la inigualable presencia del siempre bienvenido Alan Arkin como un coach veterano metido de narices en esa misión totalmente delirante. Los diálogos entre Hamm y Arkin tienen momentos brillantes que justificarían por si solos la entrada al cine. Lo divertido es que el viaje da sus frutos, por lo que todos vuelven a los Estados Unidos con dos jóvenes indios totalmente fuera de lugar en un ambiente occidental, y pronto queda claro que no sólo no tienen la menor idea sobre béisbol, sino que en primer lugar tampoco sabían mucho sobre cricket. Hay una escena muy divertida con respecto a los chicos y un ascensor que sirve como graciosa demostración de su carácter de "peces fuera del agua", pero luego el guión agota un poco con este tipo de interacción entre los personajes. Está claro que para el espectador argentino ni el béisbol ni el cricket son temas que puedan llegar a interesar ni siquiera medianamente, mucho menos justo cuando está a punto de empezar el Mundial de Fútbol, y es por eso que en general toda la segunda parte del film está más dedicada a lo que podríamos llamar el cine deportivo (no por nada este tipo de films generalmente nos llegan directo al DVD). En todo caso, la película nunca baja del todo el nivel, y en ese tramo final agrega a otro muy buen actor de reparto, Bill Paxton. Para los fans de "Pi: una aventura extraordinaria" hay otro atractivo adicional, la presencia de Suraj Sharma, el chico famoso por pasarse casi un film entero en un bote salvavidas con un tigre de Bengala.