Es floja MUJERES AL ATAQUE No, más bien es mala. No, mala no: muy mala. De lo más flojo que vi en comedias en los últimos tiempos. Una aclaración importante: no tengo ningún prurito con el género, no iba esperando una película del montón. De hecho, me encontré con un conocido en la función de prensa que me preguntó porqué venía a ver una película como ésta pudiendo elegir sobre qué escribir críticas y la verdad es que la fui a ver porque tenía ganas, porque me gustan las comedias (románticas o no) y porque el elenco me parecía atractivo. Pero no. Tras un comienzo flojito pero simpático la película empieza a caer a un precipicio eterno sin retorno posible. Y más allá de todos los esfuerzos de Cameron Díaz y, especialmente, de Leslie Mann, no hay forma de salvar el asunto. La trama es sencilla. Díaz encarna a una abogada neoyorquina que está de novia con un empresario (Nikolaj Coster-Waldau, de GAME OF THRONES). Todo marcha bien, pero un día –ante una visita sorpresa a su casa– descubre que en realidad el hombre está casado. Su esposa (Mann) la va a confrontar pero terminan volviéndose compinches a la fuerza. Y, cuando descubren que el hombre tiene otra amante más, entre ambas intentan boicotear su vida. Las desventuras de las dos mujeres (a las que luego se les une la bella y voluptuosa modelo Kate Upton, la otra amante) conforman el centro de la acción que consiste en una larga serie de equívocos, situaciones de exceso de consumo alcohólico, varias bromas muy básicas con un perro y escenas de un humor tan pero tan viejo que yo ya creía olvidado. Sí, planos en cámara lenta, montajes musicales y chistecitos de mal programa televisivo de los ’80. OTHERWOMANSi bien es cierto que el cine de Nick Cassavetes no tiene mucho que ver con el del padre, sus películas previas (desde CUANDO VUELVE EL AMOR a las más comerciales DIARIO DE UNA PASION o LA DECISION MAS DIFICIL) no hacían prever un filme tan pero tan mediocre que parece haberse dirigido a distancia. Hasta Díaz –que ha hecho unas cuantas comedias absurdas– parece un poco avergonzada por muchas de las situaciones que su personaje debe atravesar. La única que “se puso la camiseta” de la película es la esforzada Mann, pero su “transpiración”, lamentablemente, no hacen más que volver a la película más y más irritante. Al margen de su mensaje falsamente feminista (mujeres que se unen y organizan pero solo para vengarse del hombre del que dependen), la película falla por casi todos los costados: no es graciosa, no aprovecha la comicidad de la usualmente notable Díaz, no es lo suficientemente delirante como para apostar por un registro absurdo y está filmada con los ojos cerrados. Una pena. De las comedias más fallidas que vi en años…
No hay recurso o cliché del subgénero “policial de pueblo chico americano” que Scott Cooper no use en su segundo filme, pero como sucedió con el primero, CRAZY HEART, el hombre se las rebusca muy bien para moverse dentro de esos límites claros y entrega un producto que tiene una gran primera hora y que decae en la segunda, cuando ya los “pasos predeterminados” del modelo ganan la batalla frente a los apuntes más interesantes de la primera mitad. Como salidos de ciertas canciones de Bruce Springsteen (otro que logra hacer parecer nuevas a historias que ya escuchamos mil veces), aquí hay personajes como el veterano de guerra, el presidiario, el mafioso de turno, el pueblo chico del que todos se van con una fábrica en decadencia, la mujer que varios se disputan, el policía metido y, sobre todo, la relación entre dos hermanos (uno que se quedó en el pueblo trabajando –Christian Bale– y el otro que fue a la guerra en Irak -Casey Affleck) con diferentes modos de vida y a los que los une un gran afecto. Film Title: Out of the FurnaceLa primera parte, decía, es excelente, ya que se contenta con desarrollar a los personajes y trazar sus relaciones. Una vez que el personaje de Affleck se enreda con una mafia de peleas callejeras a lo FIGHT CLUB, el policial toma las riendas del todo y allí la película flaquea un poco y se vuelve algo más mecánica. Sin embargo, un elenco de excelentes actores (además de Bale y Affleck están Woody Harrelson, Forest Whitaker, Zoe Saldanha, Sam Shepard y Willem Dafoe) logra que esa melodía, por más mecánica y hasta rutinaria que sea, siga sonando de una manera noble y bastante genuina, como un grupo de extraordinarios profesionales haciendo una muy digna versión de un standard musical de esos que sabemos todos.
A una década, casi, del inicio de la llamada Nueva Ola Rumana, el cine de ese país sigue demostrando tener un enorme control sobre un género que buena parte del mundo ha extrañamente desechado: el drama adulto, urbano y contemporáneo. Me refiero, simplemente, a historias contadas con rigor y severidad, con un estilo realista en todos sus detalles (desde las actuaciones al vestuario, la dirección de arte y, más que nada, a la duración de los planos) que tratan sobre las relaciones personales, económicas y sociales entre seres que habitan ciudades occidentales con las contradicciones que todas ellas tienen. No parece haber ningún gran secreto atrás de todo esto pero a juzgar por la poca gente que lo hace (y la aún menor cantidad que lo hace bien) debe ser muy complicado. Si bien aquí –como en otros filmes rumanos recientes– hay un “disparador” casi de thriller, lo que la película busca es ahondar en sus personajes a partir de esa excusa argumental. En LA MIRADA DEL HIJO, dirigida por Calin Peter Netzer, esa excusa es un accidente automovilístico que involucra a Barbu (Bogdan Dumitrache), el treintañero hijo de Cornelia (Luminita Gheorghiu), una mujer madura y dominante, miembro de la alta burguesía de Bucarest y una madre entre devota e insoportable, capaz de hacer cualquier cosa por su hijo arruinándole la vida en el camino. childsposeBarbu, claro está, no puede ni verla (la película abre con una escena en la que Cornelia le describe a su hermana como él la maltrata y la agrede), pero el accidente es la excusa perfecta para que esta Madre Todoterreno intente ayudar a su hijo a salir del problema y, de paso, recapturarlo de las manos de esa “madre soltera” que es su actual pareja y que todavía “no le dio un hijo”. El tal Barbu, atribulado tras pisar y matar con su auto en la ruta a un chico de 14 años andando a más velocidad de la permitida, no sabe si dejar que su madre se ocupe (como suele y sabe hacer) o salir del estupor y empezar a arreglárselas por su cuenta. Ella, con sus contactos y su actitud de dueña del mundo, querrá decidirlo todo, al punto de que el pobre Barbu –que tampoco parece ser una luz, digámoslo– puede llegar a pensar que es mejor ir a la cárcel que seguir soportando el férreo control que ella tiene sobre su vida. LA MIRADA DEL HIJO se organiza como un drama clásico, con una estructura un poco más tradicional que otros filmes rumanos recientes y un aire de realismo teatral –las escenas son, más que nada, largos diálogos– que por momentos nos hace pensar en cierta tradición norteamericana en el tema. Pero el guión de Razvan Radulescu (acaso el arma secreta del cine rumano, guionista de LA NOCHE DEL SEÑOR LAZARESCU, 4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DIAS y AQUEL MARTES DESPUES DE NAVIDAD, entre otros clásicos modernos) es un experto creador de personajes complicados, ambiguos y difíciles de asimilar del todo en su amplitud de registros y reacciones. childspose3Si algo diferencia a este filme de otros rumanos es que se centra en una clase más alta y en gente con influencia política, algo que queda en claro en la fiesta de cumpleaños de Cornelia a la que su hijo no viene pero no faltan ministros y autoridades. Son esos “contactos” a los que recurrirá cuando llegue a la estación de policía del suburbio de aparentes bajos recursos donde está detenido su hijo y, vestida con un ostentoso tapado de piel y sin despegarse de su moderno celular, se mueva allí como si todos fueran sus empleados domésticos. Ella lo controla todo –inclusive a su timorato marido que ni se atreve a enfrentarla– y hará lo imposible para manipular el caso también, desde forzar a su hijo a mentir en los registros policiales (adelante de los propios policías) a sobornar a los duros testigos. Pero también querrá dictaminar lo que deben hacer su hijo y su nuera, y no aceptará un “no” de nadie. Y aún recibiendo una negativa, seguirá con sus planes como si nada. Lo único, parece, que no puede controlar del todo es a su hijo y las emociones que (en ambos) despierta la toma de conciencia real de haber matado a alguien que, también, es hijo de una sufriente madre más allá de las diferencias. childs_poseCon una actuación descomunal (casi conscientemente “descomunal”, si cabe la expresión) de Gheorghiu, actriz que ha aparecido en casi todas las películas rumanas recientes importantes, LA MIRADA DEL HIJO es un retrato puro y duro de una complicada relación madre e hijo, cuya extrañeza puede notarse con detalle en una escena que tiene lugar cuando ambos regresan de la estación de policía a la casa materna y ella descubre a su hijo golpeado en la espalda. Y es, también como los otros filmes rumanos, una puesta en discusión de cierta decadencia y corrupción ética que cala a fondo en una sociedad en la que los rasgos más nobles y los más miserables de las personas se combinan de las maneras más inesperadas. Los límites que estas películas manejan son siempre difusos, estando muchas veces al borde de pasarse a cierto tono hanekeano de “castigo por pertenencia a una clase” o “lección al espectador”, pero la película logra casi siempre mantenerse dentro del borde “humano” de esa delgada línea, encontrando aún en las actitudes más graves y hasta monstruosas de sus personajes una lógica interna comprensible que los hace actuar como actúan. Cuando Metler se aleja de ellos para juzgarlos (como en una escena entre Cornelia con su mucama, por ejemplo), la película pierde esa apuesta. Pero cuando reencuentra su punto de vista y logra que el espectador sienta algún tipo de empatía por los contradictorios personajes que presenta (como en toda la excelente secuencia final), logra transformar esa serie de hipótesis socioculturales en genuina emoción. Y gana la partida.
Historia de vampiros en un pequeño pueblo de provincia contada a partir de lo que parece ser un brote de rabia que afecta a Anabel (Romina Paula), una chica huraña y solitaria que visita a Virginia (Mora Recalde), la dueña de casa, y que se comporta extrañamente a su alrededor. Entre las chicas surge una atracción, contenida, que empieza a generar sospechas en los padres de ambas. Más naturalista y psicológica que sobrenatural y terrorífica, la película de Desalvo de cualquier modo opera sobre climas siniestros y pinta la atracción entre las dos mujeres como una especie de virus que las afecta a ellas pero que –temen los adultos– pueda afectar a todo el pueblo. Es así que deben salir a cazar y a vencer ese Mal, llevando el asunto hacia terroríficas consecuencias en una película que presenta un punto de vista original para un tema conocido.
Después de la extraordinaria primera película –o sexta, tomando en cuenta la saga previa– vuelven LOS MUPPETS con un filme que, si bien no está la altura de aquel, sigue conservando buena parte de la gracia y el ingenio que lo caracterizó, gracias a mantener a buena parte del equipo creativo de aquel filme, incluyendo la que para mí es su arma secreta: las canciones de Brett McKenzie. Admitiendo de entrada el hechode que las secuelas son difíciles y raramente son tan buenas como las originales –con una escena sobre ese tema abre el filme–, la película rápidamente encuentra su “trama”: esta vez se centrará en una gira mundial (europea, más bien) de Los Muppets organizada por un malvado productor que, en realidad, quiere usarlos de pantalla para cometer una serie de robos que lo llevarán a quedarse con las míticas joyas de la corona de los reyes de Inglaterra. muppets2cLa trama, obviamente, es lo de menos (los guionistas lo saben y todo el tiempo insertan bromas sobre el tema, como un cartel que anuncia una dirección conocida como “Plot Point”), ya que el secreto de las películas está en las bromas, las locuras de los personajes y las canciones. Aquí, lo primero funciona relativamente bien, lo segundo es lo más crítico mientras que la música sigue siendo muy buena pero se la usa demasiado poco. LOS MUPPETSS 2 juega con una idea posmoderna interesante de ser una película que transcurre casi en varios tiempos a la vez: la trama transcurre hoy pero se organiza en base a personajes salidos de los años ’60 (tipo películas de espionaje como LA PANTERA ROSA), en algunos momentos los escenarios y los vestuarios son de la Segunda Guerra Mundial y, para agregar confusión al tema, buena parte de las canciones parecen sacadas de la música disco de los ’70. MUPPETS MOST WANTEDPara cumplir con los robos, el malvado “Badguy” (Ricky Gervais, cuyo gesto canchero y medio sobrador a lo largo de la película no termina de caerle bien al relato) se une con Constantine, una malvada rata archicriminal que resulta ser un gran agregado al elenco: igual a Kermit pero con un lunar negro y un excesivo y muy simpático acento ruso. Ellos dos logran deshacerse de Kermit mandándolo a un gulag en Siberia y, con Constantine haciéndose pasar por él, llevar a la manada de muñecos de aquí para allá. En Siberia, en tanto, Kermit tiene que tratar de salir de una prisión muy bien protegida por Nadya, una guardia que encarna Tina Fey. El humor visual funciona muy bien al principio pero se va agotando, un poco por repetición y otro tanto por la falta de un núcleo emocional claro como el que tenía la primera (sexta) película. Si la película parece caerse en la segunda mitad, tiene que ver con eso: desprovista de un lado sensible, se queda en la acumulación de bromas y jueguitos. Lo cual no está mal, pero no alcanza. Y si bien las canciones, que vuelven a estar bajo la mano maestra de Brett FLIGHT OF THE CONCHORDS McKenzie, son impecables, son menos en cantidad que en el filme anterior (o eso parece) y empiezan a ausentarse en la segunda parte. MUPPETS MOST WANTEDOtra de las armas de la película son los incontables cameos de estrellas conocidas. Y en eso la película no defrauda. Para los que disfrutan de ese tipo de humor (a mí me causa más gracia el casting bizarro de, por ejemplo, Ray Liotta como prisionero que canta y baila), la película está llena de breves apariciones especiales de Tony Bennett, Celine Dion, Lady Gaga, Zach Galifianakis, Salma Hayek, James McAvoy, Chloe Grace Moretz y Christoph Waltz, entre muchos otros. Tal vez lo que falta es la inocencia y simpatía que proyectaban Amy Adams y Jason Segel, reemplazadas por el aparente cinismo de Gervais. Y si bien, claro, el comediante británico es más apto para el rol y para el estilo del nuevo filme, aquellos dos le daban a la anterior película un tono interesante que mezclaba acidez y ñoñería en dosis encantadoras, logrando ser emotiva e irónica a la vez. Descartando la emoción, entonces, y apostando con todo al humor más salvaje y directo (las bromas con el acento ruso de Constantine y Nadya, al menos en la versión subtitulada, son incontables y funcionan muy bien), LOS MUPPETS 2 no defraudan en su propuesta. Se sabe, las secuelas se hacen para seguir facturando a partir de un éxito original. Y en eso la película no miente.
La historia de Goyo Carrizo, el jugador de fútbol que fue vecino, amigo y compañero de los “Cebollitas” (el equipo juvenil de Argentinos Juniors) de Diego Maradona, y cuya carrera no se desarrolló con la misma suerte que la del mejor futbolista de todos los tiempos, es la que cuenta esta película biográfica documental que sigue los curiosos desarrollos que tuvo la vida y la carrera de Goyo hasta la actualidad. Con entrevistas, material de archivo y muchas escenas en las que la realidad cotidiana de Goyo cobra vida en la pantalla –la familia, su trabajo actual–, la película de Luka y Amiel no solo logra realizar un extraordinario retrato de este personaje sino plantear como una casualidad o un golpe de (mala) suerte puede cambiar por completo la vida de una persona.
La candidata española al Oscar tiene que competir, lamentablemente, con la fama de EL ARTISTA, una película que utilizó similares estrategias estilísticas: muda, en blanco y negro, con intertítulos. Esta película es muy diferente en sus influencias (y menos obsesiva en sus formas), apostando hacia un expresionismo más oscuro y tenebroso (especialmente en la primera parte), aunque en la última se vuelve un poco más liviana y menos interesante. Es una adaptación del cuento de hadas a la España de los años ’20, y en el universo de la tauromaquia. Aquí, un famoso torero queda parapléjico en la faena y su esposa muere al parir a la pequeña Carmen, quien crece con su abuela ya que la nueva mujer de su padre (encarnada por Maribel Verdú) no quiere saber nada con ella. Al morir la abuela (Angela Molina), la niña va a vivir con su madrastra, pero es tratada como la sirvienta del lugar. Lo que sucede después sigue al cuento famoso pero de maneras inesperadas que no tiene sentido revelarlas aquí, en especial quienes son los siete enanitos. Una extraordinaria primera parte (cuando Carmen es niña) se resquebraja un poco en la segunda, con ella ya adulta. Sin embargo, sigue siendo un ejercicio de mucho mayor resonancia emocional e imaginación que su famosa hermana mayor francesa.
Con apenas 23 años, Blanco se sigue revelando como uno de los cineastas más talentosos y promisorios del cine nacional. Tras debutar en el BAFICI 2010 con SOMOS NOSOTROS dirigió este relato acerca de una pareja joven que vive en Mar del Plata en una misma casa. Ambos parecen llevarse bastante bien, aunque una mezcla de agresión pequeña pero constante con una suerte de principio de hastío parece entorpecer una relación que, se ve, está rodeada de un cariño en apariencia sincero. La vida de esta pareja a lo largo de unos días será lo que relatará el filme, que culminará con una salida nocturna de ambos por separado de imprevisibles consecuencias. BAFICI - Los Tentados (1)Blanco filma esos pequeños momentos íntimos con el conocimiento de quien sabe que, en realidad, en esos mínimos intercambios están las secretas raíces de los problemas de la relación, algo que hasta cineastas mucho más “maduros” que Blanco no podrían decir con tal economía de recursos. Rama y Lu, esta pareja de veinteañeros, parecen por momentos personajes de una película de Eric Rohmer, con su aparente compromiso con la pareja pero con la presencia constante de esa “tentación” a la que se refiere el título. Más allá del juicio de valor que el espectador ponga respecto de las situaciones que atraviesa la pareja, Blanco deja espacio para la ambigüedad y permite que se muestren contradictorios, capaces de gestos amorosos y sensibles junto a otros egoístas y hasta violentos. Esta pareja (los intérpretes son excelentes y semidesconocidos) no es tan distinta a otras, que mezclan el afecto y el cariño que se tienen con la imposibilidad de olvidarse del todo que, ante la aparición de un conflicto, esa devoción puede no ser tan poderosa como parece. LOS TENTADOS es, finalmente, una película sobre el amor, o sobre lo que esa palabra puede significar en el mundo real.
Es extraño lo que ha pasado en los últimos años con algunas franquicias de superhéroes y EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA (tanto la primera como la nueva) tal vez sea la máxima representante de esta tendencia. Dirigidas por cineastas reconocidos por sus trabajos en otros géneros (películas de acción, sí, pero también dramas o como en este caso, comedias románticas), las películas han mejorado mucho en lo que respecta a cuestiones antes casi pasadas por alto en este tipo de cine. Me refiero, sin ir más lejos, al guión, los diálogos, los personajes, las actuaciones… La tradición del cine de gran espectáculo es que ese tipo de cuestiones suelen ser en cierto modo secundarias a la acción, a la espectacularidad, a los efectos especiales. Pero desde la llegada de “autores” a la dirección de grandes superproducciones –con el consiguiente desembarco de actores con mayor entrenamiento, digamos, que los clásicos Schwarzenegger/Van Damme/Stallone, etc–, es evidente que hay mucho mayor cuidado y esmero en la construcción de una historia y de personajes sólidos. Todo esto termina resultando en una especie de paradoja: las escenas de acción y suspenso se nos vuelven casi innecesarias, irrelevantes, muchas veces hasta agotadoras. En el caso de EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA 2 es tan agradable la suerte de comedia romántica que protagonizan Andrew Garfield y Emma Stone como Peter Parker y Gwen Stacy que cuando llega una bola de electricidad disfrazada de super-villano dispuesto a desenchufar por completo a Nueva York, la cuestión termina resultando anticlimática y uno se pregunta: ¿cuándo vuelven las idas y vueltas amorosas de Peter y Gwen? amazingspiderman2Tomando en cuenta esa paradoja, EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA 2 resulta una película extraña. Cuando Garfield es Parker, cuando sus problemas son los problemas de un joven con asuntos románticos y familiares no resueltos, la película crece y se convierte en una por momentos notable y hasta emotiva exploración de su vida. Cuando se calza el uniforme de superhéroe, los mismos chistes no parecen causar demasiada gracia, los villanos se nos vuelven una pérdida de tiempo y la trama se torna compleja e incomprensible. A mayor “humanidad” de los personajes, más bizarro nos resulta ver a esas mismas personas enfrentando a un hombre verde que vuela en patineta, digamos… La contradicción, en realidad, no es tal. Desde tiempos inmemoriales se promueve la idea de la identificación psicológica con el superhéroe, de los cambios que hubo en el género desde la simpleza romántica de Superman a esta época de héroes conflictuados, torturados o directamente criminales. No hay nada malo per se en que se produzca esa conexión “emocional” entre espectador y criatura superhumana, pero lo que sucede es que mientras que las películas parecen encontrar nuevas maneras de humanizar a los personajes (no hay muchas sagas de superhéroes que funcionen, más que nada, como comedias románticas), no parecen poder hacer lo mismo con lo que respecta a la acción. AMAZING-SPIDER-MAN-2De hecho, hay algo inherentemente blando en las escenas de acción de EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA 2 y también en otras películas del subgénero. El trabajo de efectos especiales y de animación está tan desarrollado que nada parece ser realmente peligroso en serio. Da la impresión que los personajes son casi de plástico y que no importa contra qué uno los tire que rebotarán como si nada. Eso no pasará del todo en esta película (no hay spoilers, no se asusten), pero hasta ese momento la sensación será que todo es reciclable y rearmable. Casi una pérdida de tiempo… Por suerte da la impresión que Marc Webb (director de la anterior y de 500 DIAS CON ELLA) y su equipo de guionistas (incluidos los omnipresentes Roberto Orci y Alex Kurtzman) se han dado cuenta que hay más química y combustión entre Garfield y Stone que en todas las chispas que pretende sacar Electro (Jamie Foxx) de los cables subterráneos de Times Square, y mantienen las escenas de acción bajo control, evitando esas extensas danzas aéreas de 45 minutos que poblaron bodoques recientes como EL HOMBRE DE ACERO. Aquí esas escenas son “cortitas y al pie”, permitiendo que en los 138 minutos que dura el filme podamos conocer más de la relación entre ellos dos y, particularmente, la de Parker y su tía May, que en la piel de Sally Field se ha convertido en un personaje clave y fuerte en la trama. amazinggwenNada de todo esto termina de explicar ni de justificar la necesidad de volver a contar la historia de El Hombre Araña desde el principio, tan poco tiempo después de cerrada (medio a los apurones) la trilogía de Sam Raimi. Reaparecen villanos, muchas situaciones se vuelven tan predecibles como inevitables y el universo se recicla excesivamente al punto que uno desearía que el mismo elenco y los mismos guionistas estuviesen haciendo otra película. Con problemas románticos, amigos traicioneros y familias complicadas, sí. Pero, ¿con un tanque de anguilas eléctricas y científicos con acentos raros llamados Kafka? Not so much…
A su manera, LOS DUEÑOS funciona como un “cuentito”, si bien uno más cercano a formatos utilizados por el Nuevo Cine Argentino. La película tiene sus claros lazos temáticos con LA CIENAGA, de Lucrecia Martel, al contar los choques de clase en una estancia en Tucumán, en cuyo caserón los empleados viven -sin permiso- mientras los dueños en cuestión no están. Las tensiones aparecerán cuando los dueños vuelvan y los empleados tengan, literalmente, que huir por las ventanas. Más allá de una fachada de amabilidad, hay varios asuntos pendientes entre unos y otros que irán apareciendo y complicándose en el curso del filme. Esas tensiones también corren dentro de cada clase. Rosario Blefari encarna a una de las dos hermanas dueñas de la casa, que va a Tucumán al casamiento de la otra con un hombre bastante corrupto que maneja el negocio familiar pese a tener muchas disputas con su inminente suegro, el “Padrino” de esta peculiar familia. Hay otras cuestiones “internas” que mejor no adelantar, pero todas ellas van confluyendo para que en la última parte del filme exploten. El eje principal de la trama tiene que ver con el personaje de Blefari, que en un momento decide dejar todo en Buenos Aires para probar suerte cambiando de vida allí. Chica porteña, de modales un poco secos y en apariencia mucho más a gusto en Palermo Hollywood que en medio del campo, tendrá que aprender a manejarse con las costumbres algo más sinuosas del lugar. Los Duen¦âos 1En esta suerte de “los de arriba y los de abajo” que narra la película (el punto de vista, en ese sentido, es bastante fluctuante), los trabajadores de la estancia aprovechan los beneficios de quedarse en la casa con distintas actitudes: fastidio, culpa o sin remordimiento alguno. Muebles no usados, dinero endeudado y tensiones sexuales crecientes irán combinándose en distintas formas hasta que todo se vuelva por completo inmanejable. LOS DUEÑOS tiene una puesta en escena y un desarrollo narrativo bastante más tradicionales que los más elípticos de Martel y compañía. Con el caserón como centro de la acción, la película apuesta por momentos cómicos accesibles, mientras que su estilo actoral bordea un cierto costumbrismo que, por suerte, casi siempre se logra evitar. De hecho, se la podría transformar en una pieza teatral sin demasiado esfuerzo de adaptación, tanto por su locación como por el estilo actoral y desarrollo narrativo. Además del cuidado trabajo audiovisual y la muy buena dirección de actores, una de las grandes decisiones de la dupla de directores está ligada a la resolución de la historia, evitando los lugares comunes más previsibles en este tipo de subgénero. Es un punto a favor clave para este tipo de película, que podría haber optado por salidas más fáciles…