Ya estan aquí, sin sangre ni sustos Fiel al relato original, pero a jornada a la actualidad en cuanto a dispositivos de comunicación y efectos especiales, esta remake del icono de terror de los 80 creado por Steven Spielberg no asusta ni sorprende, solo confirma la genialidad de su antecesora. Tres décadas después Poltergeist - la película de terror de 1982 creada por Steven Spielberg y dirigida por Tobe Hooper, que se transformo en todo un icono de los 80 y creció a la par de la leyenda negra sobre el fatídico destino de algunos de sus miembros - tiene su remake para una nueva generación de público que siempre se actualiza. Manteniendo la historia de una familia que se ve obligada a mudarse a una casa más barata, en la cual comienzan a darse una serie de fenómenos paranormales que se vuelven agresivos dando lugar a un espiral de terror que termina con la desaparición de la hija pequeña, esta remake pone el acento en los efectos visuales y actuales dispositivos de comunicación, sacrificando el suspenso, el terror y la sorpresa de la original. Lo que en 1982 era novedoso ahora ya se ha visto de infinidad de maneras y si sumamos que es una remake, sabemos lo que va a suceder y cómo termina.Sin embargo, esta versión agrega o destaca algunos aspectos que la diferencian de la original –como los muñecos payasos con cara siniestra, los cómics que se colocan solos formando una perfecta torre o la escena del taladro-, con efectos visuales más sofisticados y con una puesta en escena que aprovecha los teléfonos celulares, tablets, pantallas y hasta un dron que nos guiara por el infierno tras la puerta. Aquella Poltergeist de los 80 escondía en su relato una interesante crítica a la televisión: ese aparato en la cocina, siempre encendido para hacer compañía como una radio con imágenes, que era un miembro más de la familia y frente al que el matrimonio protagonista y sus dos hijos se quedaban dormidos. Y cómo ese aparato comenzaba a escaparse del control de los adultos para transformarse en una especie de niñeros para sus hijos. La Poltergeist del siglo XXI juega con la multitud de aparatos electrónicos que nos inundan y le hace un guiño a los reality shows, creando un personaje nuevo con respecto al original -un presentador que “limpia” casas poseídas de fenómenos paranormales llamado Carrigan Burke-. Sin preámbulos, tras la historia conocida, y con un estilo narrativo que toma varios elementos de El conjuro, esta remake de Poltergeist entretiene y respeta la original sin sangre, en todos los sentidos, engrandeciendo aún más la película original.
Una fobia solucionada por el problema que la origina Con el sello de un cine industrial, que garantiza calidad en la manufactura y entretenimiento seguro, "Sin hijos" alcanza su objetivo de la mano de una dupla protagonista con mucha química, sumada al carisma y la gracia de una niña que aporta los mejores momentos del film. Ariel Winograd, responsable de Mi primera boda -2010- y Vino para Robar -2013-, dirige esta comedia de enredos producida por Patagonik que, sin ser original y con todos los estereotipos, clichés y ridiculeces propias del género, funciona de manera ágil, sin dejar cabos sueltos y con una cuidada y eficaz puesta en escena que entretiene hasta el final. La trama tiene como protagonistas a Gabriel -Diego Peretti-, separado hace cuatro años, que vive con su hija Sofía de ocho años -interpretada por Guadalupe Manent, quien debuta cinematográficamente siendo toda una revelación- a la cual dedica su vida y cuya idílica relación le impide intentar una nueva relación amorosa. Pero la aparición de Vicky -Maribel Verdú-, un amor platónico de la adolescencia, abre nuevamente el corazón de Gabriel, transformando su vida en un tormento cuando Vicky le exponga su especie de fobia o condición para llevar adelante un romance. La buena química entre Peretti - Verdú y la revelación actoral de Manent es bien secundada por Martín Piroyansky, Marina Bellati, Guillermo Arengo y Pablo Rago, que aportan su cuota de humor a un relato ágil y superficial, haciendo que ésta clásica comedia romántica y de enredos familiares se disfrute sin más pretensiones que el mero entretenimiento. Párrafo aparte para un dato curioso que resulta interesante destacar vinculado sobre todo a la puesta en escena.La elección de locaciones como la fábrica abandonada y el bosque, la fotografía utilizada y la puesta de cámara elegida para narrar las escenas que allí ocurren, propias del género de suspenso y terror, llevan a pensar que el director Ariel Winograd bien podría incursionar dichos géneros y salir victorioso.
La vertiginosa aventura del gatito Sin un elenco de voces famosas, pero con singulares personajes y una sencilla pero eficaz trama, esta animación belga entretiene a niños y adultos por igual. De los creadores del éxito internacional Las aventuras de Sammy -2010- llega esta producción belga, dirigida por Jeremy Degruson y Ben Stassen y basada en un corto animado llamado Haunted Castle, producido hace una década en 3D IMAX para un parque de atracciones. Trueno y la casa mágica tiene como protagonista a un joven gatito que es abandonado por sus dueños y busca refugio en una misteriosa mansión, propiedad de un viejo mago llamado Lawrence, quien vive junto a dos mascotas y una deslumbrante variedad de peculiares inventos creados por él. Aunque al comienzo no es bien recibido por las mascotas del señor Lawrence, luego deberán unirse para luchar contra el sobrino de Lawrence que intenta engañar al viejo mago para vender la casa y quedarse con el dinero. Una vieja casona que parece embrujada y un entrañable gatito, junto a rarísimos y simpáticos personajes, componen esta historia en la que impresionantes travellings -que justifican la principal atracción de aquel film en 3D que le dio origen-, sombreros de copa, actos de magia y una colorida animación, imponen un ritmo vertiginoso a una trama sencilla que entretiene y mantiene a niños y adultos atentos a la pantalla en el tiempo justo. Trueno y la casa mágica es una película de animación independiente de las grandes compañías y sin un elenco de voces famosas, que a través de una historia sencilla, una digna animación y algunos raros personajes, hasta se da el lujo de llevar al público menudo mensajes como el de la inclusión, el respeto hacia los adultos mayores y la importancia del trabajo en equipo, así como algunas bajadas de línea para adultos vinculadas a ciertas crisis económicas. El film no tiene mayores pretensiones más que el disfrute de toda la familia, y cumple eficazmente.
Expandiendo el negocio y la familia Esta inesperada secuela de "El exótico hotel Marigold" -2011-, que celebraba las bondades de la tercera edad reflejadas en el encanto de Oriente, recupera los tiernos personajes de aquella y los embarca en una nueva aventura que suma a Richard Gere como estrella invitada. Ol Parker y John Madden, de nuevo guionista y director respectivamente, retoman el reparto de consagrados veteranos actores británicos y el deleite por el exotismo en El exótico Hotel Marigold 2, un relato de idas y vueltas que tiene a los equívocos de personalidad como fuente de principales gags. Después de que el experimento para personas mayores y encantadoras rindiera sus frutos, Sony -Dev Patel- y su socia Muriel -Maggie Smith-, deciden que es momento de expandirse, pero las grandes cadenas de hoteles no están completamente convencidas y deciden mandar sus analistas para determinar si vale la pena invertir en este proyecto, pero sin revelar su identidad. A los planes de expansión del hotel, esta secuela agrega como excusa argumental la inminente boda del único personaje joven de la historia, interpretado por Dev Patel -el británico de origen indio de Slumdog millionaire-, con el amor de su vida Sunaina. Manteniendo los clichés de la primera y sumando una serie de situaciones más ridículas que graciosas vinculadas a la boda y que culminarán con un baile al mejor estilo Bollywood, El Exótico Hotel Marigold 2 vuelve a concentrar su fuerza en la personalidad y estilo de sus grandes actores, sus conflictos sentimentales y el modo elegante de exponerlos y ocultarlos. La gran química entre Bill Nighy, Maggie Smith, Celia Imrie, Ronald Pickup y Judi Dench es incuestionable y dotan de encanto cualquiera de los giros inverosímiles de la película. Richard Gere es sólo un personaje más en este film orientado a un público adulto, que simplemente precisa sentarse y contemplar esta entretenida comedia que celebra las ganas de vivir y gozar de las oportunidades del destino.
Entre lealtad, expiación y la familia El director español Jaume Collet-Serra vuelve a demostrar su pericia para aprovechar los lugares comunes del género en este sólido y satisfactorio thriller que atrapa al espectador desde el comienzo, con una sólida construcción de los personajes, excelentes secuencias de acción y un gran reparto. Una noche para sobrevivir es la tercera colaboración entre Jaume Collet-Serra y Liam Neeson -tras Non Stop-Sin escalas y Unknown-Sin identidad- y un nuevo thriller que recicla eficazmente temas clásicos del cine sobre mafias, como los pecados heredados, la lealtad a la amistad, la venganza, los lazos de sangre y la necesidad de redención. Liam Neeson interpreta a Jimmy, un viejo y cansado asesino a sueldo perseguido por los fantasmas del pasado, que trabaja para Shawn, un poderoso líder de la mafia -Ed Harris-, su único y leal amigo. Pero todo cambiará cuando el destino obligue a Jimmy a salvar la vida de su único hijo, matando al heredero del jefe de la mafia.Durante esa noche, Jimmy hará lo posible por mantener a su hijo con vida aunque signifique traicionar a su ex jefe mafioso y único amigo Shawn, mientras éste intenta cobrar venganza persiguiendo a padre e hijo por todo Nueva York. Collet-Serra sabe dotar al relato del ritmo y la dinámica justa entre el drama familiar y de amistad, el frenesí de la acción y el suspenso sostenido, con un buen desarrollo de personajes, un gran reparto y excelentes diálogos, sobre todo en los momentos que interactúan -incluso telefónicamente- Harris con Neeson.Con un atractivo look visual -que incluye un especie de Street Google que lleva la acción de un punto a otro de Manhatan-, Una noche para sobrevivir transcurre en efecto durante una noche, y mantiene al espectador atento hasta el final. Liam Neeson logra ser convincente no sólo por su porte físico y en las escenas de acción, que recuerdan mucho al genial Charles Bronson -Actor del que Neeson parece decidido a convertirse en su heredero-, sino por su personificación de ex mafioso acabado en busca de redención que conmueve emocionalmente.
Un dilema entre el deber y la pasión El actor-director Mathieu Amalric toma como referencia la novela "La habitación azul", del famoso escritor belga de ficciones policíacas George Simenon, para construir un thriller donde convive un tono sensual, frio y fatalista que guarda innegables semejanzas con el cine de Chabrol. Un hombre y una mujer en una habitación de hotel, en una relación secreta, dan comienzo a un thriller romántico atravesado por los aires del clásico film noir, donde no falta la femme fatale, un caso policial, un presunto culpable, un amor imposible y una rigurosa reconstrucción de los hechos. Desde su aspecto cuadrado -rodada en formato 1:1.33-, la música como principal vehículo de evocación y la maravillosa fotografía que le imprime un tono frío que perturba, Amalric va construyendo el relato mediante flasbacks entre los interrogatorios judiciales del presunto asesino y la rutinaria reconstrucción de los hechos, haciendo hincapié en los detalles -Un labio mordido, una toalla en el balcón o una caja con dulces, entre otros.- y centrándose más en el móvil psicológico de los personajes. Desde la mirada de un acorralado y misterioso Julien, interpretado a la perfección por el propio Amalric, que ha sido víctima de su deseos encontrados y preso de las garras de la femme fatale, el relato va soltando la información, breve, pausada y mordazmente reconstruyendo los acontecimientos hasta un desenlace que invita a revisar los detalles para reajustar nuestro propio final. Mathieu Amalric llena de contrastes su acorralado personaje provocando nuestra duda, mientras que el obsesivo perfil de Esther, interpretada por Stéphanie Cléau, cumple todos los requisitos de astuta femme fatale obsesionada por el sueño de una vida nueva. Cimentado en una estética y formalismo característico del film noir y con un halo de misterio que se sostiene hasta el final, El cuarto azul rescata aquella visión del policial en el que los crímenes más extraordinarios pueden surgir de la rutina más cotidiana y trivial.
Cuando la compasión se impone al amor Manteniéndose fiel a la historia original, esta nueva adaptación del clásico cuento de hadas sobresale por su exuberancia en el apartado visual, pero sin llegar a ser lo siniestra y gótica que pudiera esperarse de este director, y perdiendo lo mas importante que tuvieron sus antecesoras, el apasionado y bello romance que se produce entre sus dos protagonistas. Siguiendo la moda actual de adaptaciones y reinventos de cuentos clásicos de hadas e infantiles llego el turno de La bella y la Bestia, cuyas dos versiones mas destacadas fueron la de Jean Cocteau -1946-, con ecos surrealistas, y el clásico musical animado de Disney de 1991, quizá el que siga permaneciendo en la memoria de la mayoría. Esta nueva versión del director Christophe Gans, quien hasta ahora había llevado su carrera por la senda del terror con títulos como Silent hill -2006-, Crying Freeman -1995- o El pacto de los lobos -2001-, lejos está de virar hacia lo siniestro y gótico. Sin embargo apuesta fuertemente al apartado visual con una potente fotografía, donde prepondera lo barroco, fastuosos escenarios -el palacio de la Bestia y sus estancias- o vestuarios, planos cuasi pictóricos y escenas de animación -los gigantes de piedra-. Respetando la esencia de la historia original, que Gans decide relatar con un ingenioso juego de espejos entre pasado y presente como eficaz recurso expresivo, esta adaptación acentúa la faceta mitológica de la historia, trayéndonos una versión más elaborada de los orígenes de la maldición de la Bestia pero sin profundizar en lo más relevante del cuento original, la relación de amor paulatino que van construyendo La Bella y la Bestia. Tal vez la falta de escenas con ambos personajes compartiendo pantalla y el ritmo acelerado que Gans imprime al relato despoja a la historia de sus dilemas esenciales. La inexistente progresión dramática en la relación de la Bella con la Bestia no permite una conexión emocional con los personajes y el amor que se supone nace entre el dúo protagonista no consigue transmitirlo al espectador, haciendo poco creíble y hasta ridículo su final feliz. Un Vincent Cassel limitado, tras una Bestia cuyo rostro hecho por animación debe aguantar las consabidas comparaciones con la de Disney, solo consigue insuflarle un poco de vida a su personaje cuando se despoja de los efectos especiales.Mientras que Léa Seydoux -La vida de Adèle- se pasea por los jardines de la bestia luciendo un generoso escote, sin emociones ni sentimientos, seguida de cerca por los "Tadums", unas pequeñas criaturitas supuestamente entrañables -mitad gremlin mitad perro- que desentonan visualmente con el resto de la propuesta estética y practicante no participan de la historia, sirviendo solo como un guiño a los más pequeños. Tampoco aportan mucho a la trama el caricaturesco personaje de villano a cargo de Eduardo Noriega ni el resto de los personajes, entre los que logra destacarse André Dussollier como padre de la Bella. Esta versión de La Bella y la Bestia pareciera no tener claro a qué público se quiere dirigir, ya que para los niños es demasiada oscura y sin la gracia de Tim Burton, para adolecentes seguidores de Crepúsculo es poco romántica y para adultos no consigue borrar el éxito de Disney. Gans deja de lado la historia de amor y apuesta a un relato con ritmo y visualmente impactante que entretiene pero del cual solo recodaremos bellísimos planos cual cuadro colgado en la pared.
Acción sin límites La esperada séptima entrega de "Rápidos y Furiosos", que sirve de homenaje póstumo a Paul Walker fallecido irónicamente en un trágico accidente automovilístico en 2013, cumple con todas las expectativas y brinda un espectáculo con impactantes y novedosas secuencias de acción donde cada escena está hecha por y para nuestros sentidos. Esta “aparente” ultima entrega de la saga de Rápidos y Furiosos viene precedida del trágico accidente automovilístico que sufriera el actor Paul Walker en 2013 y que llevó a Universal Pictures a terminar el film con la ayuda de los hermanos de Walker, Cody y Caleb. Este hecho incrementó las habituales expectativas que siempre acumulaba cada entrega de esta saga. El director James Wan, conocido por la saga El juego del miedo, La noche del demonio y El conjuro, entre otros films de terror, reemplaza al responsable habitual de la franquicia Justin Lin, adaptándose muy bien al género de acción y llevando a un nuevo nivel las escenas espectaculares de la franquicia. Wan toma los tópicos de la saga y se luce con impactantes persecuciones de coches, luchas cuerpo a cuerpo y secuencias tan inverosímiles como sorprendentes. Repleta de acción y adrenalina, Rápidos y furiosos 7 no olvida los guiños y homenajes a los 15 años de historia de la franquicia -autos espectaculares, exuberantes mujeres en bikini, y carreras clandestinas, entre otros-, volviendo irrelevante cualquier aspecto argumental para el cual sólo basta saber que el hermano mayor de Owen, el mercenario ex militar al que se enfrentaron Toretto y Brian O’Conner en la sexta película, emprende venganza por su hermano lisiado tratando de eliminar al equipo de Toretto. Mas allá de lo esquemático de los personajes, el nuevo villano interpretado a la perfección por Jason Statham -El Transportador- logra imprimirle las dosis de acción y dramatismo que requiere cada escena en la que participa, y las estrellas invitadas como Jason Statham, Kurt Russell y Tony Jaa cumplen sobradamente con su cometido. A pesar de los cliché en los diálogos del comienzo, Wan nunca suelta el acelerador y garantiza con cada plano demenciales escenas y un espectáculo visual que, sumado al 3D, merece contemplarse ante una pantalla en formato IMAX. Rápidos y furiosos 7 rinde al final una emotiva despedida al fallecido Paul Walker, sin apartarse de la trama y con sincera emoción.
Un relato de acción contado al ritmo de una corrida de toros Sean Penn reaparece como un francotirador que ahora trabaja en ayuda humanitaria, debe limpiar su nombre y es perseguido en una trama que acumula acción y romance. Por su parte, a Javier Bardem se lo ve poco y desdibujado en la película. Sin una trama que sea innovadora y con el pulso narrativo que le imprime el director Pierre Morel, el mismo de la exitosa Búsqueda implacable, la película encabezada por Sean Penn entrega un típico producto de acción ambientado en Africa y Europa como escenarios de una persecución que parece no tener fin. Jim Terrier -Penn- , un francotirador mercenario contratado por una corporación minera multinacional, asesina al Ministro de Minería de la República Democrática del Congo y desata el caos. Ocho años después -¿era necesario esperar tanto?- un grupo de mercenarios intenta eliminarlo mientras Terrier trabaja para un pueblo con la ayuda de una ONG. El relato es la típica historia del hombre que desea recuperar a la mujer que ama -"Hice cosas malas"-, escapar de sus perseguidores y limpiar su nombre. Está claro que Penn no es Liam Neeson ni Sylvester Stallone -aunque físicamente se está pareciendo a éste último- porque sus películas no están ligadas a los típicos héroes de acción, pero se las ingenia como para mantener el interés de una trama un tanto forzada pero que no carece de intriga y de buenos momentos -como la escena de la llegada de un grupo de asesinos a la casa o las peleas con forajidos y secuaces de temer-. En ese sentido, The Gunman: El Objetivo acierta en sus escenas de tiroteos, escapes y romance en medio de un clima humanitario anti-corporaciones y con la mujer que alguna vez amó -Jasmine Trinca- y que ahora cae en las manos del personaje que tiene a su cargo Javier Bardem, en una aparición desdibujada y episódica. Como en toda película de género, al villano -Mark Rylance- muy del estilo de los personajes ochentosos se suman el agente que investiga -Idris Elba- las extrañas conspiraciones que tiñen de negro el pasado y presente del héroe maduro y el amigo -Ray Winstone - que ofrece refugio cuando las papas queman. Mientras tanto, una persecución feroz sigue su marcha al ritmo de la adrenalina que marca una corrida de toros sobre el desenlace. Y un oleeee para el hombre que arrastra la culpa del pasado.
La amistad y la aceptación de la diversidad DreamWorks Animation aterriza en las salas con esta original y fresca película animada dirigida directamente a un público infantil, con momentos graciosos, personajes simpáticos y una banda sonora que sirve como vehículo comercial para Rihanna. Home: No hay Lugar como el Hogar, cuenta la historia de unos simpáticos extraterrestres -los Boov- que llegan a la tierra huyendo de sus perseguidores -los temibles Gorg-, colonizándola de forma pacífica y concentrando a toda la humanidad en una zona limitada de la tierra especialmente habilitada. Así los Boov, una sociedad individualista guiada por un líder cobarde e incompetente, se quedan con el resto del planeta ocupando las casas de las personas y descubriendo con entusiasmo para qué valen los artilugios dejados atrás por los humanos. Pero Oh, uno de sus integrantes diferente al resto, en su búsqueda de hacer nuevos amigos cometerá un terrible error con el que pondrá nuevamente en peligro a su raza y el planeta tierra, comenzando una aventura a la que se unirá una niña humana en busca de su madre desaparecida. La película centra su interés en la energía de la aventura más que en el desarrollo de la historia y los personajes, destacándose el simpático y carismático extraterrestre Oh -en la versión original con voz de Jim “Sheldon Cooper” Parsons- con un humor prácticamente de preescolar, Tip -con voz de Rihanna-, la heroína femenina fuerte, luchadora e independiente y una galería de personajes típicos pero agradables. Si bien Home: No hay Lugar como el Hogar posee una animación vistosa destacándose en el diseño de la niña y de los escenarios interiores, la rigidez en los movimientos humanos y la sobrecargada propuesta de colores y formas simples de los alienígenas, sumado al abuso de temas de Rihanna en la banda sonora, da la sensación de que el film fue ideado de cara al merchandising. De igual forma, Home: No hay Lugar como el Hogar es un efectivo pasatiempo infantil que temáticamente rescata la aceptación de la diversidad y la importancia de enfrentarse a los problemas.