Sin viento No siempre abrir la casa garantiza que entren nuevos aires. Esta película intenta, pretende o busca, adentrarse introspectivamente en la vida de tres hermanas adolescentes que están solas en una casa y el correr de los minutos explicará el porque. Tres mujeres y algo más de las que no se sabe mucho, o nada, y donde la progresión de la historia tampoco intentara develar. De ritmo lento y una puesta que pondera los planos descriptivos, que invitan a descubrir un espacio y elementos que reflejan muy bien el aburrimiento y depresión de los personajes, pero que no hacen progresar la historia, la película cimienta su relato en la generación de algunos climas y la actuación de sus protagonistas, en ciertos parajes del film, que con escasos diálogos y una historia despojada de acontecimientos logran provocar algunos momentos dramáticos interesantes. Cuidado en sus rubros técnicos, despojado de acción y con una historia que busca, sin alcanzar, la intimidad de sus personajes, este primer largometraje de la directora Milagros Mumenthaler recuerda, veinte años después, aquella ola de films que comenzaron a surgir por los 90, cuando Historias Breves I diera el puntapié inicial para el surgimiento del llamado nuevo cine Argentino, donde varios films revolucionaron como verdaderos ejercicios de estilo.
Vecinos de una realidad Fiel al estilo visual y narrativo que el director Pablo Trapero viene desarrollando a lo largo de sus films, y que llevó a posicionarlo como uno de los mas talentosos y principal referente del denominado Nuevo Cine Argentino, Elefante Blanco integra y resalta aquella virtud que mejor supo exponer en El Bonaerense, como la simpleza narrativa, la marginalidad del tema y el cuidado estético de los planos. Dos curas y una asistente social que misionan dentro de una Villa son la excusa para situar la cámara en el corazón de una realidad social tan real y cotidiana como abrumadora, observando, sin juzgar, con crudeza y naturalidad a los personajes y la comunidad. Tal vez sea el punto de vista elegido por el director su mayor logro, que permite al espectador sentirse un visitante más de ese espacio en el que, a medida que caminamos, vamos descubriendo la dinámica de una comunidad que ni la más producida de las cámaras ocultas e informes documentales logró reflejar. Basta ver la escena en la que Jeremie Reñiré (Jerónimo) va en busca del cadáver de un niño. El retrato de una realidad social que nos muestra una comunidad convulsa, agitada por una ira provocada por el continuo sentimiento de injusticia en el que viven sumidos sus ciudadanos, que deben luchar contra la burocracia, las drogas, la necesidad y el instinto de supervivencia. En un registro casi documental pero con una puesta en escena muy cuidada, estupendamente iluminada y una fotografía de fuertes contrastes, logra amalgamar muy bien actores que desfilan con naturalidad y diálogos reducidos a lo estrictamente interesante, para mostrarnos una realidad y llamar a reflexión sobre la fe, la religión, el deber y el hacer, el amor y la pasión en una comunidad que parece no debatirlo. Si bien el relato nunca decae, ya que los puntos de inflexión están muy bien ubicados para que ello no ocurra, hay un punto en el que la cruda realidad y la diversidad de temas expuestos no tienen la suficiente acción, o el publico, hasta aquí “vecino” quiere dejar de serlo. También hay lecturas interesantes que da la sensación que solo serán aprovechadas por el público local, como la paradójica situación de una villa ubicada detrás de una de las zonas más cara del país, algo que en el exterior tardarán en descifrar. O, simplemente, una escena magistral que me quedó en la retina y resume el imaginario socio cultural que rige y manipula toda una comunidad. Escena que sutilmente expresa la posición del director. Los curas rezando en la calma noche de la villa con un sonido muy particular de fondo, que sale de cada una de esas casas.
Un talibán en la nieve Con un estilo muy particular el director polaco Skolimovski nos introduce en la piel de un talibán que es capturado por los militares de EE.UU. en Afganistán y logra huir de un centro secreto de detención en Europa. Los bosques nevados, en una especie de cuento de hadas pero sin magia donde el peligro acecha silencioso en la naturaleza, es el escenario donde el protagonista emprende su huida. Así como en Viven, el núcleo del relato se centraba en la odisea de los sobrevivientes, aquí el centro del film será el relato de dicha huida. Filmada con mucho detallismo, en un registro muy realista y casi sin diálogos, procura mostrar visual y visceralmente lo que el protagonista debe padecer para sobrevivir en un entorno hostil (desorientado, confuso, famélico y descalzo en la nieve) y perseguido por sus captores. La majestuosidad de los bosque nevados y la muy buena interpretación de Vincent Gallo en el papel de este prófugo que se va mimetizando con su entorno, con el salvajismo de los paisajes y convirtiéndose en un animal más que habrá de ingeniárselas para sobrevivir a toda costa, son los elementos que hacen que el espectador más que compenetrarse en el relato lo contemple. Un relato de desarrollo lento que con cámaras subjetivas y muy buen uso de los planos generales observa sin juzgar un hombre, cuya imposibilidad de comunicarse y desesperado por sobrevivir, debe recurrir a la violencia, aun cuando ésta deba alcanzar a personas que no representen para sí mismo una amenaza a su libertad. Pero a pesar de la tragedia y lo imponente de la puesta, la narración introduce desvíos que rompen con el realismo (las alucinaciones por ejemplo) y por momentos desconectan al espectador de la tragedia. Una pequeña historia sobre el instinto de supervivencia de un fugitivo que huye a ninguna parte y cuyo final condice con la realidad. PD: Aunque su director lo niegue, una suave crítica política está presente. Ya que nos pone en la piel de un enemigo colectivo (flashbacks que explican el pasado del protagonista, flotando entre rituales y una voz densa que reitera “Todo sea por Alá”) y nos desafía a medir hasta dónde puede llegar nuestra empatía por ese ser humano.
La sociedad iraní Este film, cuyo titulo funciona como una especie de McGuffin (en términos hitchconianos), nos sumerge en los tiempos modernos de una sociedad iraní, que pese a sus señaladas diferencias culturales, se asemejan innegablemente a la nuestra y a cualquier tipo de sociedad. Un matrimonio con una hija que, tras varios años de casado, decide separarse sirve de plataforma para exponer dos universos de la sociedad iraní actual, una pobre y anclada en valores tradicionales y otra más moderna, con más medios y más flexible con la ley y las creencias, que dejan ver un amplio abanico de temas como el divorcio, la religión y las diferencias sociales en una sociedad controlada por un patriarcado obstinado en silenciar la voluntad de las mujeres. Pero el film va mas allá, y el divorcio del matrimonio funciona como punto de ruptura que dará lugar a una serie de acontecimientos y conflictos secundarios que con justas dosis de suspenso realista dejaran ver la ambigüedad moral de los personajes cuyos miedos, rencores y deseos incumplidos serán sus razones para actuar. El director Farhadi decide no tomar partido y ubica la cámara para contar de manera natural la verdadera naturaleza de estos personajes que temen, mienten y engañan, todos ellos con justa razón, dejando que sea el espectador quien desarrolle su respuesta personal. Una historia sencilla profunda y humana en la que se ponen a prueba los valores, el sentido de la responsabilidad y la mentira, con actuaciones convincentes y diálogos muy bien dosificados, que invita al espectador a reflexiónar y sacar sus propias conclusiones.
Una eficaz parodia Esta entretenida comedia parodia aquella serie de tevé de los años 80 emitida por Fox, que iniciara la carrera artística de Johnny Depp y en la que jóvenes oficiales se hacían pasar por alumnos en un instituto para desarticular una red de narcotráfico, finalizando siempre sus historias con algún mensaje moral. Así es como 21Jump Street (título original de la película y la serie) tendrá a Schmidt (Jonah Hill) y Jenko (Channing Tatum), dos policías incompetentes que son reasignados a una vieja unidad que no activaban desde los 80, para infiltrarse como estudiantes en una escuela superior y detener una nueva droga sintética que ya causó la muerte de un adolescente. El film no sólo se burla de la corrección política de aquella serie sino que ironiza tanto al genero de acción como a aquellos films de travesuras adolescentes tan característicos en aquella época. Comando especial En la inversión de roles de sus protagonistas radica la mayor de las virtudes del film, ya que permite burlarse de los estereotipos y resaltar los cambios culturales que llevaron a considerar cool leer los cómics, cuidar el medio ambiente o estar conectados a la red todo el tiempo, así como auto burlarse si consideramos que los interesados en la ecología resultan ser narcotraficantes. Este y otros gags como el “viaje” alucinógeno de sus protagonistas (con una estética bizarro), la persecución por la autopista o la auto referencia del jefe policial cuando menciona "Todo lo que hacen ahora es reciclar mierda del pasado y esperar que nadie se dé cuenta", logran subvertir las convenciones y conformar algunos de los mejores momentos del film. Con gran irreverencia, clichés propios del genero y la buena química de sus protagonistas, Comando Especial logra entretener aunque la historia sea simple, predecible e intrascendente, dejando su rastro en el cameo imperdible con la mayoría de los actores de la serie original como Peter DeLuise, Holly Robinson Peete y Johnny Depp incluido, reviviendo sus roles del elenco original.
El juego y el amor en las mismas manos El nuevo trabajo de uno de los precursores del llamado Nuevo Cine Argentino, y que lanzara a su vez la carrera cinematografía de su actor fetiche Daniel Hendler, parece haber encontrado un punto de inflexión. SI bien es cierto que La suerte en tus manos mantiene los temas distintivos de aquel universo construido a partir de Esperando al Mesías (2000), El abrazo partido (2003) y Derecho de familia (2005), en el que conflictos existenciales, familias distanciadas, la búsqueda del verdadero amor y las segundas oportunidades eran el eje de un relato capaz de capturar una perspectiva profunda y cotidiana a la vez, este octavo largometraje con producción argentino-española presenta ligeros cambios que, lejos de sumar, llevan a preguntarse los porqué del cambio. Así es como los afectos, el amor y la religión quedan librados al azar y la fortuna del destino en una comedia romántica de reencuentros y segundas oportunidades que profundiza muy poco en dichos temas volviendo reiterativas y previsibles muchas de las situaciones. Llamativamente, Burman se distancia un poco de la construcción de los personajes, algo que llevó a distinguirlo del resto en sus comienzos, y lo reemplaza por la naturalidad y jerarquía de un gran elenco. Esta vez sin Daniel Hendler, pero con un descubrimiento muy parecido que marca el debut actoral de Jorge Drexler (reconocido cantante uruguayo que adquirió popularidad al recibir el Oscar por la canción "Al otro lado del río" por la película "Diarios de motocicleta") más extrovertido y carismático que aquel; una Valeria Bertuccelli, cuyo registro actoral invariable a lo largo de su carrera pareciera posicionarla siempre en el mismo papel, logra en esta oportunidad interesar más que el protagonista; y un gran elenco secundario conformado por Norma Aleandro, Luis Brandoni, Lucciano Pizzichini entre otros, que aportan presencia y naturalidad a sus personajes pero no logran crear una empatía con el espectador y terminan siendo indiferentes. A pesar de la excelente factura técnica y visual a la que ya nos tiene acostumbrados, puede verse algunos cambios estéticos en cuanto a luz y claridad en la puesta, así como algunos cambios de registro a lo largo del relato que logran confundir un poco hacia donde va su estilo. (Al comienzo, la charla del protagonista con su médico y la escena del entierro, con saltos de cámara sobre el eje, por ejemplo, o la innecesaria incorporación de cierto homenaje musical para reforzar la idea de las segundas oportunidades con “la Trova Rosarina de Baglietto-Goldín-Garré-Abonizio”). Tampoco aportan nada dramáticamente ciertas escenas surrealistas, aunque si forman parte de su firma personal. Por momentos este film remite a Y si la cosa funciona, una de las ultimas producciones de Woody Allen que no se caracterizó por presentar grandes atributos, pero aun así lejos está de aquella. La suerte en tus manos es una película con muy poco de aquella idiosincrasia judía tan arraigada en sus primeras producciones, algún que otro momento de humor, poco atractiva narrativamente y sin mayores pretensiones que fluye gracias a la gran dirección de actores. Merece ser discutida tal vez, pero sólo “la próxima mano” nos develará el destino del estilo Burman.
Un plato diferente con ingredientes conocidos Con todos los recursos de un género trillado, el film propone una vuelta de tuerca más. Haciendo la analogía con un chef en su cocina, podríamos decir que la película toma los ingredientes de Alien abduction, El proyecto Blair Witch, REC, Cloverfield, Actividad paranormal y Apollo 18, entre otros, para mezclarlos y sazonarlos a gusto con una pizca de moraleja y el uso creativo del registro audiovisual y sus puntos de vista. El resultado, un plato conocido que a medida que degustamos le encontramos nuevos sabores. Poder sin límites es el primer largometraje del director Josh Trank (director y escritor de la miniserie Kill Point), que incursiona el género de la ciencia ficción valiéndose del recurso de la cámara en mano y una historia sencilla y predecible. A pesar de tener una trama muy sencilla -tres colegiales encuentran un extraño objeto enterrado en un bosque y después de exponerse a su radiación comienzan a manifestar poderes telequinéticos- Trank se sirve del formato de video doméstico en sus más diversos soportes (video cámara analógica, digital, cámara de seguridad, celulares, etc.) para desarrollar un relato que lentamente va intercalando el drama, la tensión, y acción sin perder verosimilitud hasta gran parte del film, en el que los jóvenes comienzan a volar. A partir de ese momento la película pasa completamente al género fantástico y comienza a desarrollar la lucha de los personajes para imponer lo políticamente correcto y su cuota de fábula, quitándole la intriga, el suspenso y virando al film al puro entretenimiento pochoclero. Trayendo a colación aquella vieja enseñanza del tío Ben en Spiderman: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” y considerando las personalidades radicalmente distintas de sus tres protagonistas (Andrew, un perdedor que es abusado en el colegio y en su casa por su padre alcohólico; Matt, su primo, único amigo y consejero, y Steve, el popular de fachada superficial pero amable y de buen carácter), la realización intenta dejar cierta moraleja sobre la responsabilidad de llevar a cabo un poder y cómo el mismo puede corromper a una persona inestable interiormente y socialmente rechazada. Mensaje que supiera exponer con gran jerarquía Brian De Palma en la película Carrie, en 1976. Pero el film no se detiene mucho en las reflexiones ni cuestionamientos, sino en la acción que da curso al entretenimiento. Es de destacar la buena perfomance del trío de actores, que sabe plasmar el cambio interno que sufren sus personajes dando naturalidad al desarrollo de la trama durante la primera parte del film, y el aspecto técnico muy bien resuelto para una producción de bajo presupuesto del género que dan a Poder sin límites un aire nuevo, donde lo importante no son los ingredientes sino un sabor agradable y diferente que se disfruta mientras se come.
Tras un gran éxito de taquilla en EEUU y posible candidata al Oscar en varias categorías, Historias Cuzadas parece ser un film producido para que su gran elenco se lleve algunas estatuillas. Basada en la best seller de The help de Kathryn Stockett, que narra los testimonios de las mucamas negras en los años ’60 en el sur de EEUU cuando la segregación, el racismo y la injusticia social conformaban la cruda realidad de dicha comunidad, Historias Cruzadas propone sumergir al espectador en esta revisión de los hechos pero de manera emotiva, políticamente correcta, y en dosis justas de drama y comedia. Skeeter (Emma Stone), una chica de la alta sociedad sureña que regresa de la universidad dispuesta a convertirse en escritora, será quien hilvane los testimonios de estas mujeres afro americanas dedicadas al servicio doméstico y a la crianza de los niños en las familias blancas. El film cimenta su relato en las notables actuaciones de Viola Davis, Octavia Spencer, Emma Stone, Jessica Chastain y Bryce Dallas Howard que con intensidad y realismo logran atrapar al espectador en sus historias, pero no logra escaparle a los lugares comunes y personajes algo estereotipados que terminan haciendo las situaciones previsibles. Muy rápidamente se presentan los arquetipos de buenas y malas, incluso algunos personajes como Hilly (Dallas Bryce Howard) logra reunir todos los rasgos del típico racista. HC_reparto A pesar de ello Tate Tylor logra, mediante una estructura convencional, darle fluidez al relato durante las dos horas y veinte que dura el film y narrar un drama que entretiene y emociona (aún con los golpes bajos justos y necesarios). Puede que Vidas cruzadas, peque de cierta superficialidad a la hora de abordar los temas, ya que la persecución racial sufrida por la población negra estadounidense en aquella época, las intolerables discriminaciones a las que eran sometidas dichas amas de casa, los mandatos sociales, la violencia doméstica, y la referencia al Ku Klux Klan que jugó un papel importante en el tema de la discriminación al infundir terror a aquellos que apoyaban los movimientos de los derechos civiles, no son profundizados. HC_candidatasPero Tate Tylor priorizo entretener y conmover con el soberbio trabajo realizado por cada una de las actrices y una excelente ambientación, tanto en la puesta en escena como en la fotografía. Dejando un pequeño espacio para reflexionar sobre la idiosincrasia de la sociedad norteamericana. Espacios que si supieron dar grandes films como El color Púrpura o Missisipi en llamas.
Casi igual, pero diferente. Daniel Hendler, actor que supo posicionar su nombre en la ultima década del cine argentino, incursiona ahora en la escritura y dirección cinematográfica con esta ópera prima donde traslada, todos sus matices y variaciones actorales así como las influencias estilísticas de Daniel Burman. Vale recordar aquellas películas en las que el uruguayo Daniel Hendler participó como actor (Esperando al Mesías, El abrazo partido, Derecho de familia y Fase 7, entre otras) y ciertas producciones cinematográficas uruguayas de referencia como Whisky o 25 Watts, para comprender cuáles fueron sus fuentes de inspiración. Así es como esta coproducción uruguayo-argentina narra una pequeña y sencilla historia sobre un joven treintañero cuya vida se desmorona y descubre casi a tiempo que puede modificarla. Un relato intimista centrado en un personaje medio perdedor y con cierta crisis existencial, pero muy semejante a la gente común, que logra generar cierta empatía con el espectador. Caracterizado con todos los matices que el mismo Hendler suele usar en sus interpretaciones, Norberto (Fernando Amaral) nos sumerge en la vida de un joven sin carácter, tímido, dominado por su pareja y fracasado en todos los ámbitos de su vida, que un día descubre en el teatro vocacional un costado de su personalidad que desconocía y le ayudará a tomar otro rumbo a su vida. Con una puesta en escena sencilla y una cámara siempre contemplativa Hendler logra retratar con mucha naturalidad la cotidianidad de Norberto, pero nunca logra entrar en la psicología del personaje y solo se limita a mostrar el discurrir de Norberto de una etapa a la otra. Una historia demasiado simple y pocas situaciones tracendentes, sumado a la mirada distante de la cámara y el ritmo pausado con el que su protagonista intenta resolver su problema existencial, hace que pequeños gags se repitan o dilaten interminablemente y algunos personajes se vuelvan reiterativos, estirando el final y decayendo el interés del espectador. Una película simpática al comienzo y agradable hacia al final que no logra entretener demasiado pero propone un cine diferente.
Ser o no ser Un documental sencillo e intimista que sólo cumple con su objetivo especifico. JUDIOS POR ELECCIÓN no sólo da titulo al film, sino que sintetiza a modo de conclusión el objetivo central de éste documental. A través de una serie de entrevistas a distintos hombres y mujeres conversos que residen en Argentina e Israel, como así también a rabinos pertenecientes a las distintas corrientes judías, el documental intenta esclarecer una serie de interrogantes que surgen en todas aquellas personas que deciden adoptar no sólo una religión sino un modo de vida. La realizadora abordó con una mirada mas intimista y sin muchas entrevistas los diferentes “caminos o formas” de lograr esa conversión. Una cámara testigo que ve, escucha y acompaña la cotidianeidad de los entrevistados, indagando sobre las diferentes razones que llevan a estas personas al cambio y los obstáculos que encuentran en una religión cuya corriente ortodoxa prohíbe la conversión en nuestro país desde 1920. Aunque las razones y fundamentos que motivan dicha búsqueda son todas genuinas, incluso con sus contradicciones reales o aparentes, por momentos se vuelven reiterativas y muchas veces los entrevistados no encuentran las palabras exactas y racionales para responder al interrogante del cambio. No se profundiza mucho sobre los orígenes de los entrevistados y su contexto de vida previo a la conversión, tornándose un documental cuya mirada apunta más a sensibilizarse con los protagonistas e intentar comprender su decisión que por cifras duras y datos contundentes que den certeza al tema. La redundancia de las razones, y tal vez, la falta de mayores testimonios sumado a un ritmo pausado del relato donde los espacios y paisajes se convierten en algo anecdótico, hacen que por momentos cueste adentrarse del todo en las historias. JUDIOS POR ELECCIÓN es un documental sencillo y clásico en su forma, cuya función no es entretener, pero su temática ayuda bastante a esclarecer a aquellos que eligen pertenecer a una religión que como dicen los testimonios “no es proselitista. No busca adeptos” pero da la bienvenida a todos aquellos que la elijen como modo de vida.