El gato que juega con el éxito Es cierto que trasladar el personaje creado por Nik a la pantalla grande (el año pasado se lo llevó al teatro sin éxito) implicaba más de un riesgo porque su medio es la historieta. Sin embargo, la tarea comandada por Gustavo Cova llega a buen puerto con un producto pensado para los más chicos. En Gaturro 3D sobresale la animación, el diseño de los personajes y de los fondos, pero todo está potenciado por el ritmo vertiginoso y el sentido de aventura constante que los responsables eligieron para contar la historia del gato más holgazán, Gaturro (con voz de Mariano Chiesa) y su amada Agatha. En la película, el protagonista se convierte en una estrella de televisión y la fama lo lleva a alejarse de sus afectos, pero sus inseparables amigos lo ayudarán a encontrar el camino de vuelta y a reconquistar a su amada. Ahí es donde el film acierta, ya que en medio de su trama despliega referencias al film Misión imposible o La guerra de los mundos, persecuciones automivilísticas y un desenlace típico de telenovela, con un casamiento interrumpido a tiempo. En ese sentido, esta coproducción deja a su colega Garfield unos pasos atrás, ya que ostenta una concepción de animación digital que no da respiro y despliega detalles graciosos como la ceremonia de los premios Oscat (en alusión a los galardones de la Academia de Hollywood). Se destaca también la música de Eduardo Frigerio, Lolo Micucci y Federico San Maillan, que encuentra los matices necesarios para cada secuencia. Azoteas, romances contrariados, una villana de temer y objetos y personajes que vuelan hacia cámara para potenciar el efecto 3D.
Retrato de almas solitarias Un relato gris y melancólico, protagonizado por un puñado de personajes que viven a metros unos de otros y no se conocen. Un edificio parisino es el lugar que los contiene y que también los aleja de un entorno hostil. Así desfilan por El encanto del erizo, Paloma, una niña de once años que registra a través de la lente de su cámara el mundo que la rodea. Paloma es extraña, observadora y sabe moverse entre los adultos. Asegura que cuando cumpla doce años "se suicidará". Por su parte, Renée (la siempre convincente Josiane Balasko, una suerte de Brenda Blethyn francesa), es la encargada del edificio, viuda y solitaria que asegura que la gente no la quiere, pero la tolera ("Soy el arquetipo de la portera"). Y por último, el enigmático Señor Kakuro, un viudo que acaba de mudarse. Sus caminos se cruzarán inexorablemente. El film de Mona Achacher habla de cómo se transforman las vidas de las personas cuando la comprensión y el amor golpean sus corazones. Es una historia con todos los ingredientes de un cuento de hadas y la realizadora espía a través de la cerradura de cada una de los departamentos. Vidas solitarias, gatos holgazanes, televisores encendidos y tortas caseras. En ese microcosmos el amor todavía es posible. Como el erizo al que se refiere el título del film: espinoso por fuera y refinado por dentro.
La guerra de los mundos La dupla integrada por los realizadores Gastón Duprat y Mariano Cohn (que próximamente filmará un policial con Viggo Mortensen) viene de realizar el documental Yo, presidente y la también galardonada El Artista. En El hombre de al lado (recibió el premio compartido a la "mejor película" en la 24 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata), los directores imponen una vez más un estilo informal y preciso para acercarse al público. La vida de un diseñador industrial (Rafael Spregelburd) soberbio y snob se desmorona y altera cuando un vecino (Daniel Aráoz) decide hacer un hueco en la pared que da a su casa para colocar una ventana. "Sólo quiero robarte unos rayitos de sol, algo que a vos te sobra", le dice muy tranquilamente. La "guerra de los mundos" está a punto de estallar y comienza un enfrentamiento que coloca en primer plano las histerias, fobias y la locura del personaje interpretado magníficamente por Daniel Aráoz. Claro que el diseñador también detona otros conflictos con su familia: una esposa y una hija adolescente poco comunicativa. Los cineastas conocen cuál es el camino a seguir y, su último trabajo resulta un derroche de ingenio, buen entretenimiento y diálogos explosivos. El film fue filmado en la famosa casa de Le Corbusier, que también aporta al clima general de la historia con sus ambientes fastuosos y modernos. Y se convierte en un personaje más de este relato que se potencia por la aritmética de sus planos, su rigurosa puesta de cámara y porque funciona como una combinación de comedia y thriller hasta su sorprendente desenlace. El actor Rafael Spregelburd (quien proviene del teatro) encarna un personaje que se viene destruyendo anímicamente y la idea del "orden" lo lleva a un estado de locura. Y el otro, un "loco" lindo que misteriosamente se transforma. Ahí reside el secreto del film.
El romance acorta la distancia Una comedia que juega con los romances concebidos a distancia y con un actriz que transitó varios géneros, desde el terror en Scream hasta la comedia romántica, quizás el que más reconocimiento le ha dado en su carrera: La Mejor de Mis Bodas (1998), Jamás Besada (1999), Duplex (2003), Como Si Fuera la Primera Vez (2004) y Letra y Música (2007), entre otras. La acción comienza cuando se cruzan los caminos de Erin (Drew Barrymore), una estudiante de periodismo que está haciendo sus primeras armas en la redacción del diario El Centinela de Nueva York, y el Garret (Justin Long, el actor de Jeepers Creepers) un promotor de bandas de rock. Unas cervezas en un bar nocturno y un desayuno marcan los destinos de estos dos personajes. El único problema es que ella vive en San Francisco y él en Nueva York. A pesar que el conocido refrán dice "amor de lejos, amor de....", poco parece importarles aunque la relación siga a distancia y sólo puedan verse una vez cada tres meses (los pasajes aéreos no son baratos precisamente). La trama escrita por Geoff LaTulippe encuentra sus momentos más certeros en los fogosos reencuentros de los protagonistas (ante miradas ajenas) y en los personajes secundarios: los amigos de Garret o en la hermana (Christina Applegate) de Erin. El choque de los dos mundos se produce y en la cima están ellos dos, haciendo lo que pueden y como pueden. La película romántica, enmarcada por el recorrido de aviones en un mapa, entrega lo que promete y no mucho más que eso, sostenida por el carisma y la qúimica de sus intérpretes principales, kilómetros, cervezas y mucho amor.
Volver a empezar Volver a empezar y remediar los errores del pasado son las difíciles misiones que tiene que afrontar el periodista deportivo Joe (Clive Owen, visto en Duplicidad) cuando su mujer muere inesperadamente y debe hacerse cargo de sus hijos. Por primera vez, deberá plantearse cuáles son las necesidades del más chico y malcriado Artie (Nicholas McAnulty) y de Harry (George MacKay), el hijo adolescente de un matrimonio anterior que también se va vivir con él. Del director de Sin reservas y Claroscuro, Scott Hicks, llega este rompecabezas familiar que comienza mejor de lo que termina. "El mapa del cuerpo puede ser atrapante, pero el de un niño es confuso" se aventura a decir el padre. El film se desarrolla sin sorpresas y si se trata de reestablecer vínculos la historia se agota en la mitad. La trama incluye a una suegra (Julia Blake) que desea controlar el destino de la familia; a Laura (Emma Both) la madre de un compañero y a su ex-esposa. En el relato las mujeres no tienen demasiado espacio. La escena en la que su esposa "reaparece" no es muy feliz dentro de este contexto. El rompecabezas familiar está servido y el protagonista debe armarlo, pero el descuido también forma parte de la historia. Basada en la obra autobiográfica,The Boys are Back In Town, de Simon Carr, De vuelta a la vida es un film sobre las relaciones familiares. Y de cómo volver a empezar en medio de una idílica casa cercana al mar. Un hogar sin mujeres, donde reina el descontrol y la ropa sucia se acumula. De vuelta a la vida es un film menor en la carrera del realizador.
Un eterno seductor Luego de su participación en la floja Los fantasmas de mi ex, Michael Douglas reaparece en esta comedia romántica secundado por un buen elenco pero desperdiciado en una trama que aporta más diálogos que emoción. El intérprete de Bajos instintos encarna a Ben, un cincuentón, ex dueño de una empresa automotriz cuya vida comienza a derrumbarse cuando pone en marcha un romance. Seductor de veinteañeras hasta la muerte, Ben conoce a la hija de un poderoso hombre de la industria mientras se reencuentra con su ex-esposa (una desaprovechada Susan Sarandon); su hija (Jenna Fischer); su amigo (Danny De Vito) y un adolescente (el ascendente Jesse Eisenberg) que seguirá sus pasos. La película intenta aproximarse, sin demasiado interés, al universo de este hombre que pierde una segunda oportunidad para poder reestablecerse en su vida económica (le pide constantemente dinero a su hija) y afectiva. Su relación con las mujeres es compleja y, más si en su campo de acción, desfilan curvilíneas jovencitas. Brian Koppelman y David Levien dirigieron juntos Hijos de la Mafia, pero esta película se queda a mitad de camino y la breve escena final que tiene lugar en un banco de plaza, junto a su ex mujer, tampoco logra levantar el nivel de la propuesta.
A corazón abierto El conmovedor documental dirigido por Maximiliano Pelosi llega al cine Gaumont (y también se proyecta los viernes, a las 18.30, en el Malba) y ubica la acción en el barrio de Once. Allí se presentan los cuatro personajes que acompañan al espectador durante la película a través de sus testimonios. Una leyenda impresa asegura que hay 250.000 judíos, de los cuales 15.000 son homosexuales y la cifra abarcaría alrededor de 60.000 personas. Otro entre otros es una grata sorpresa por la manera de estructuar los relatos de los protagonistas: cuatro integrantes gays de la comunidad judía de Argentina (la más numerosa de Latinoamérica) que decidieron enfrentar la cámara y abrir sus corazones. El resultado es altamente emotivo, constructivo y demuestra que la discriminación está a la orden del día. Acá se habla de afectos y de un entorno religioso o familiar que no facilitó las cosas. El film alterna los testimonios a cámara con fotografías e imágenes fijas de sus recuerdos, de sus amigos y de una madre que asegura que su hijo "tiene una vida íntima distinta a la del resto". Gustavo fue al schule, hizo su bar-mitzva, pero las cosas se complican cuando sus amigos no entienden el modo de vida que lleva y cuando su mamá lee una carta de amor. La segunda historia gira en torno a Daniel, quien anhela ser padre y cuenta su odisea. Pero aún por ser gay no logra verse como quisiera. El tercero es Dan, un reconocido artista del medio teatral que siente la discriminación desde niño. "No me jodían porque me gustaban los hombres, me molestaban más por mi amaneramiento". El último es Diego, un arquitecto que busca construir un lugar para los gays dentro de la comunidad judía, el JAG. "Mis padres siempre lo supieron" asegura en un tramo del film. El film se completa con el aporte del rabino Damián Karo y el oportuno tema Salmos del Rey David sobre el final. Una película imperdible y de visión necesaria para abrir mentes y corazones.
Sólo alimento balanceado La primera parte de este film protagonizado por animales se estrenó en el 2001 y pasó mucho tiempo para conretar esta secuela que incluye la aparición de Chris O´Donnell (recordado por Perfume de mujer y por interpretatr a Robin junto al Batman, de George Clooney). En la eterna pelea entre perros y gatos, un felino despiadado quiere apoderarse del mundo: Kitty Galore (en la versión original se disfruta de la voz de Bette Midler), una ex agente de la organización de gatos espías, que quiere poner a su servicio a todos los perros. Todos los canes y gatos unirán esfuerzos para combatirla. Como perros y gatos 2 combina acción en vivo con animales reales y otros generados digitalmente, pero el resultado es inferior al del film original. Con un comienzo vertiginoso plasmado como si se tratara de la presentación de una película de James Bond, la trama incluye espías rusos; alta tecnología; un "cachorrito" camuflado que busca información y un ovejero alemán que investiga a la par de su dueño (¿o al revés?) con la ayuda de otro perro. Así comienza este relato pensado para los más chicos y plagado de referencias a títulos exitosos como Terminator y K-Nino. La película acumula vértigo visual pero sus dardos no siempre dan en el blanco. Más allá de alguna lograda expresión (digital) de los animales, la trama sólo juega con los objetos (collares, paracaídas) que se ven en primer plano para potenciar el efecto en 3D. Al punto que se extrañan los ladridos o parlamentos de otro reciente estreno, Mamarduke. Sólo el enfrentamiento que se da en el barco o la última parte desarrollada en un parque de diversiones logran anotar algunos poroto, pero es demasiado tarde para un producto que sólo ofrece alimento balanceado al público.
Entre las sombras Una intensa y lúcida mirada sobre la época más oscura de la Argentina es la que plasma Diego Lerman en su tercera experiencia cinematográfica después de Tan de Repente y Mientras tanto. Basada en la novela “Ciencias Morales”, de Martín Kohan, la acción se sitúa en el Colegio Nacional Buenos Aires (aunque en realidad no los dejaron filmar allí) durante los días previos a la Guerra de Malvinas, en 1982. El relato está narrado desde la perspectiva de la preceptora María Teresa (una muy grata sorpresa resulta Julieta Sylberberg, a quien también se la puede ver en la obra Agosto) quien vigila en secreto, casi imperceptiblemente, a los alumnos que "rompen la ley" y fuman en el baño durante los recreos. Su misión es avalada por el jeje de preceptores (Osmar Nuñez) y ejerce su función sin piedad sobre ciertas irregularidades que ocurren en el establecimiento (desde el pelo largo hasta las peleas y el color de las medias del alumnado). Pero mientras cumple sus órdenes al pie de la letra, también desarrolla una pasión secreta por uno de los chicos. La atracción física, la seducción del perfume, la mirada esquiva y la fascinación por aquello que desconoce, es registrada por una cámara que nunca se aleja de su rostro, de su mirada y de sus gestos. Ni siquiera cuando termina su tarea y la vemos en compañía de su madre enferma y de su abuela dominante. El realizador construye su propio andamiaje para retratar el horror represivo de una época: el afuera estalla (a través del bullicio y las sirenas) pero el adentro se torna oscuro y confuso. Todo lo que allí sucede le sirve al director para mostrar una parte del caos que se da en el exterior de las paredes del instituto. Su relato se acerca al suspenso, aunque no es un film de género en el sentido estricto de la palabra. El accionar de la celadora que no puede exteriorizar lo que siente; la "salida" con su superior y la relación que mantiene con los alumnos nos deja en presencia de un personaje a punto de estallar. Ella es silenciosa y sabe esperar el momento indicado, pero también forma parte de una "cadena de mando", de un rompecabezas siniestro cuya pieza principal es el señor Biasutto (Nuñez) quien aprueba desde un principio el "modus operandi" de María Teresa y le despierta las más secretas pasiones. El representa la opresión y el abuso de poder. Ninguno es un santo en el film y todo se encamina hacia la violencia. La mirada invisible es el trabajo más logrado de Lerman y se ven influencias de Leonardo Favio o de aquel film de Louis Malle, Adiós a lo niños. Los pasillos vacíos, las aulas, los recreos y el ojo puesto en el horror de una época que cierra con un fragmento documental.
El fin de los tiempos Superproducción de aventuras, fantasía y acción basada en la serie de dibujos animados Avatar y trasladada a la pantalla por un director peculiar: M. Night Shyamalan. Su carrera pasó por varios géneros desde Sexto Sentido y su cine se caracteriza por dejar su sello personal, con mejor o peor resultado. En el caso de El último maestro del aire, la intención fue trasladar un mundo fantástico que pone de manifiesto la eterna lucha entre el Bien y el Mal. Con influencias de La historia sin fin y Las Crónicas de Narnia, Shyamalan entrega un producto bien realizado (es la primera vez que no participa en el guión o en el desarrollo de la historia) pero que no siempre da en el blanco. El realizador está preso de reiteraciones en las luchas cuerpo a cuerpo (el agua versus el fuego), de generosos efectos visuales y la consecuencia es la pérdida de la sorpresa y emoción. El acento está puesto en comunidades olvidadas que son diezmadas por el poder. Si bien el sentido poético asoma por momentos, le quita fuerza dramática a un relato de aventruras en el que se extraña el vértigo y la adrenalina en más de un tramo. En la historia hay cuatro naciones: Tierra, Agua, Aire y Fuego. Aang (Noah Ringer) es el último y joven descendiente de la estirpe de los Avatares y su misión consiste en detener la guerra que ha desatado la Nación del Fuego contra las restantes. Aang es liberado accidentalmente por los hermanos Soka (Jackson Rathone) y Katara (Nicola Peltz) cien años después (como ocurría en El aprendiz de brujo). Juntos deberán escapar de las garras del príncipe Zuko (Dev Patel), quien quiere perpetuarse en el poder. Todo este enfrentamiento se da en medio de una trama que incluye traiciones, ambiciones de poder en la familia real y a un futuro heredero que no es bien visto por su padre. Y deja la puerta abierta para una continuación... Entre escenas filmadas en el hielo, gigantescos barcos, seres alados y artes marciales, El último maestro del aire está doblada al castellano y se exhibe en 3D, aunque esta tecnología poco aporta a la magia del relato.