Mezcla de reboot y secuela “Vacation” toma directamente de “National Lampoon’s Vacation” (1983) el estilo y temática, pero el humor de hoy no es el de los 80’s por lo cual la fórmula se encrudece y exagera. El mejor chiste del film es el que casi rompe la cuarta pared, antes de partir en viaje familiar, la madre le dice “¿querés rehacer una vacación de hace 30 años?” el padre plantea que esta será completamente diferente, y el hijo agrega “ni siquiera oí acerca de la primera vacación”. Guiños que funcionan. Ed Helms (tal vez por primera vez) demuestra que puede sostener un protagónico y el cast acompaña correctamente la serie de aventuras de la desafortunada familia Griswold. La actualización de la franquicia resulta graciosa y entretenida. Con Ghostbusters en post-producción y Pixeles en los cines, los 80’s definitivamente han vuelto, lo queramos o no.
Construido de imágenes de archivos televisivos y testimonios en su mayoría de familiares de víctimas de Cromañon, La lluvia es también no verte, nos sumerge en la peor tragedia no natural de nuestra historia y subraya lo que fue una bisagra cultural y social que aún hoy divide. El film postula desde su ideología a la lucha social como un genuino motor de cambio, y denuncia la estigmatización que sufrieron los pibes de Cromañon por su condición social y gustos musicales. Uno de los ejemplos que el film aborda es el de la guardería infantil en el baño de Cromañon, una mentira que rompía la empatía entre la sociedad y las victimas y sobrevivientes. La lluvia es también no verte es un documental con opinión, eso es valioso, pero deja de lado las verdades del otro lado, no hay testimonios para contraponer al de los familiares. Se decidió no entrevistar a Chabán, Ibarra, ni a los músicos de Callejeros, sólo se toma de la TV testimonios que los dejan mal parados y es aquí donde el documental no sólo toma partido (lo cual estaría bien) sino que se vuelve tendencioso, replicando lo mismo que buscaba denunciar, la manipulación de los medios. Y el espectador neutral se pierde la oportunidad de reflexionar con todas las cartas sobre la mesa. Sin preguntarse comos ni porqués pone en primer plano la responsabilidad de Ibarra, el intendente en aquel momento, haciéndose eco del reclamo actual de los familiares que lo quieren ver preso y hasta refutan la posibilidad que la democracia habilita de ser candidato a otros puestos ejecutivos. Así, se muestra como un triunfo de los familiares la destitución de Ibarra, algo que fue más un entramado político que un partido (el Pro) llevo a cabo precisamente usando de manera espuria a los familiares como escudo. Ese reclamo que se expone ridículo en vista de otras tragedias similares que ni siquiera le costaron el puesto a intendentes ni aquí ni en el mundo, (y mucho menos la cárcel) muestra que ideológicamente el film tiene el punto de vista de un militante social cámara en mano que no está dispuesto a reflexionar de manera objetiva y poner en contexto un tema que por tan abarcativo lo termina superando. Lo mismo le hubiese sucedido a quién hubiese hecho un documental contemplado sólo el lado de los “victimarios”. Hacia el final se marca un paralelo que resulta por demás forzado, igualar otras tragedias, accidentes y atentados con Cromañon, todo en la misma bolsa, esa idea que recuerda al “que se vayan todos” del 2001. Se citan casos que ni siquiera tienen como punto en común con Cromañon el contexto, situación o resultado. Recordemos que en Cromañon se hizo justicia, hubo juicios, hubo condenas para casi todos los acusados, músicos y funcionarios incluidos. Paradójicamente ayudado por los medios que tuvieron la noticia en tapa, lo cual es siempre una presión extra para el poder judicial. En definitiva el documental trasluce las buenas intenciones de los realizadores pero el resultado es tan políticamente correcto que deja a todos con esa mezcla de tranquilidad e indignación que define muy bien a la “clase media bien pensante”.
Ant-Man (como antes Guardians of the Galaxy) es la prueba que Marvel puede venderte lo que sea, no importa cuan ridícula sea su premisa. Enfrentémoslo, algunas historias que funcionan muy bien en las páginas de un cómic, llevadas a la pantalla podrían resultar imposibles de sostener, inclusive suspendiendo la incredulidad. Ant-Man funciona en todos los niveles: como comedia (se notan los toques de Edgar Wright en el guión) como película de robos, y como continuidad del universo creado para la pantalla grande (se introduce a The Wasp, se menciona a Spider-Man y Ant-Man pelea contra un Avenger) y los protagonistas se destacan con actuaciones naturales y juguetonas, especialmente Peña y Rudd. Sin dejar sus raíces comiqueras Marvel continua el recorrido por su panteón de héroes sumando personajes con sustento propio a su universo cinematográfico. Lo que los fans del cómic sospecharon siempre era verdad: puesto en las manos correctas el material de origen puede producir grandes películas con perfil global.
El viaje en el tiempo nunca fue el núcleo de la historia de Terminator. Ni en la primera (Terminator, 1984) donde funciona como plot device, ni en la segunda (Terminator 2: Judgment Day, 1991) donde el viaje se reduce a poner al cyborg en una linea de tiempo distinta. Reglas claras. En esta secuela de la secuela (Terminator 3 Rise of the Machines, 2003) las paradojas temporales juegan un papel preponderante. Y allí radica su error. En T3 se llegaba al dia del juicio final, la manera de continuar la saga fue pensar un nueva trilogía, pero T4 (Terminator Salvation, 2009) no le gustó a nadie. Génesis vuelve a las fuentes, y su primer acto parece diseñado como puro fan service y funciona muy bien. Estamos en 2029, el año en que Skynet manda al T-800 a matar a Sarah y la resistencia hace lo propio con Kyle. El momento más genial del film es el encuentro en la escena recreada CGI mediante del T-800 con los punks. El problema es como se sigue desde ahí. Presentes, futuros y pasados alternativos que enredan en vano una trama que al ser tan tonta ni siquiera sirve como ejercicio intelectual. Un Arnold de tres “edades”, Una Sarah que no convence desde lo físico, Kyle que le habla a Kyle niño y la revelación más ridícula del film, una sorpresa que no es tal ya que la pusieron en el póster y en el tráiler… sí, el material promocional contiene el mayor spoiler de la película. Schwarzenegger es lo mejor de un saga gastada, en este caso además los chistes le funcionan, algo es algo. Cine chatarra.
El tercer film de Berger ubica al espectador una vez más dentro de la relación entre dos hombres. Desde el principio el uso ampuloso de la música contrasta -demasiado- con la pequeña y sentida historia que el film busca contar. La historia de Eugenio y Martín tiene las características que el cine más subraya cuando habla de amor gay: la represión. Inclusive en este caso donde uno de los protagonistas ya está fuera del closet. La carnadura de la trama es el histeriqueo con sentido que Eugenio le aplica a Martín, Eugenio parece buscar inspiración y Martín trabajo, lo que encuentran en cambio les cambiará los planes. Cuando un tercer personaje aparece en el film, su presencia se justifica sólo para exponer las intenciones e historial de Eugenio, un tropo efectivo. Finalmente luego de una hora y media de coqueteos y malentendidos el film elige el optimismo y asi se despega de la mayoria de películas que con esta temática parecen disfrutar de dibujar personajes que por su elección sexual sólo tienen que sufrir miserias. Berger demuestra sensatez y sentimientos en un film de –verdadero– romance
Blomkamp ha creado un mundo con una temática definida que busca expandir y que sin embargo permanece estancada. La fallida Elysium nos hizo olvidar la brillantez de District 9 y ahora con CHAPPiE buscó recorrer el mismo territorio. District 9 fue una disfrutable narración sci-fi con una efectiva metáfora. La repetición de la fórmula no funcionó con un mayor presupuesto en Elysium. En CHAPPiE las intenciones están latentes, un District 9 ATP. Si bien el ritmo y las actuaciones ayudan a construir un mundo propio que resulta realista, la “ciencia” de la película nunca se muestra convincente y cuando un film tiene que lidiar con I.A. las reglas que impone la trama es muy importante que estén bien definidas. Demasiado simple para ser un film de ciencia ficción con pretensiones de “mensaje” y demasiado confuso para llegar al público infantil que amó Wall-E. A medio camino en todo.
Congreso es un film pequeño, sin demasiadas pretensiones salvo contar una historia. Una noche, tres posibles parejas y como las interacciones entre ellos disparan historias del pasado y perturbaciones del presente. La película va creciendo en interés a medida que la noche avanza, gracias en parte a lo bien definidos que están los personajes. No es fácil construir un contexto convincente de una situación tan convencional como una fiesta en un departamento. El director lo logra y en ese proceso logra mostrar una “voz” propia, con un lenguaje que no resulta forzado. La banda de sonido le pone el marco ideal a la trama tiñendo al film de esa bien argentina melancolía indie de clase media.
La postergación del pago final de un departamento donde vivirán desatan las 24 más inflamables horas en la vida de la pareja protagonista. Esa mudanza es el último leño al fuego de un relación minada física y mentalmente. Schinitman es un gran director de actores y la puesta en escena claustrofóbica le permite no sacar nunca el foco de sus protagonistas mediante planos secuencia que le dan al espectador la chance de inmiscuirse cada vez más en esta sociedad que vemos en un constante crescendo de violencia y degradación. El guión de Agustina Liendo es preciso y letal mostrando la delgada linea que separa el amor del odio. “Blue Valentine” de Derek Cianfrance podría ser un acompañante temático igual de devastador para este film. Cruel, tensa y con realismo Cassavetiano, la película no da respiros y funciona casi como un “cautionary tale”. El arsenal de reproches, desconfianza e inseguridades destruyen cualquier construcción de lealtad, solidaridad y amor. “El Incendio” es parte de la competencia internacional y tiene todo para llevarse un premio.
Aguante el Heavy Metal. Todo el mundo dice que es un peliculón, todo el mundo tiene razón. George Miller revisita el mundo que lo puso en el mapa del cine y lo hace con su propia dosis de locura. Sin demasiadas vueltas la narrativa rueda sin detenerse desde el minuto en que una voz en off anuncia: “mi nombre es Max y mi mundo es de fuego y sangre”. Pero el film es de Furiosa (Charlize Theron) sus acciones conducen la historia hacia adelante y son el vehiculo de una trama feminista bien entendida. Furiosa escapa con el harem de esposas y “proveedoras” de Joe el imortal, buscando naturaleza, libertad y un poco de redención. En medio del camino encontrarán a dos hombres que sumarán a su empresa: un peón del dictador y al prisionero Max. Miller rodea la violencia y la acción de belleza en la fotografía y detalle en la dirección de arte. El resultado es de una brillantez visual inigualable. Filmando la acción como se debe: old school, donde no se cubren defectos sacudiendo la cámara para dar la sensación de adrenalina. Miller juega a ser Tex Avery y Sergio Leone, todo en uno. En Mad Max todo lo que se ve luce real, práctico y on camera, hay CGI pero en complemento a la escena, nunca en primer plano. Fury Road es la muestra concreta que se puede realizar un film donde la visión del cineasta está por encima del marketing. La sorpresa no es que George Miller haya hecho la mejor película de acción de los últimos años, la sorpresa es que lo haya hecho en este Hollywood. Atestiguen esto en la sala de cine más cercana a su hogar.
A esta altura debería existir un sub-género que se llame “poverty-exploitation” o algo así. El guión es un festín de clichés en torno a la miseria de sus personajes, la maldad de otros y la bondad (estadounidense) de unos pocos, con un desarrollo que relega cualquier posible manifestación objetiva de docudrama naturalista en pos del más obvio maniqueísmo pueril que reduce a lo superficial la problemática de corrupción y desigualdad que pretende denunciar. Un final inverosímil cierra la historia (CNN mediante) para dejar a todos los sajones que conocen latinoamérica por la TV tranquilos.