“Nocturna, La noche del Hombre Grande” de Gonzalo Calzada. Crítica. Una actuación épica de "Pepe" Soriano. Francisco Mendes Moas Hace 1 semana 0 118 La última película de Gonzalo Calzada, “Nocturna, La noche del Hombre Grande” trae aparejada la vuelta al protagonismo de Jose “Pepe” Soriano. El actor de 92 años, casi como Clint Easwood, se carga al hombro la trama, que comparte con la impecable Marilú Marini. El estreno podrá verse en las salas de cine a partir del próximo 30 de septiembre y en la plataforma Cine.ar, en este caso gratis por una semana. Si bien el thriller psicológico abarca tópicos como la soledad o las relaciones humanas a avanzada edad, inexorablemente acarrea el miedo a la vejez que muchas personas tenemos. Miedo a que la memoria nos falle, olvidar quienes somos o qué estábamos haciendo. A dejar de ser capaces de realizar actividades que antes resultaban simples. Volver a ese estado de necesidad de atención que abandonamos en la más tierna infancia. Ulises está grande, ya casi tiene cien años de edad, la demencia señil lo acompaña y el miedo al exterior cada vez es peor. Durante la noche comienzan a suceder extraños sucesos, golpes en la puerta, la vecina de arriba se suicida y cae en su patio. Luchando con la confusión de su memoria y con los sucesos paranormales, él pasará lo que pareciera ser la última noche de su vida. En cuanto a la narrativa implica compromiso y atención por parte del espectador. Con idas y vueltas narrativas, que por un lado buscan emular los lapsus de memoria, por el otro se tiñen de fantasía. Lo cual nos permite habitar la tensión vivida por el personaje de manera más intensa, además de sentir la conexión del mismo con la muerte. Por no nombrar que la misma es parte de su realidad, al confundir las cosas, la línea entre lo fáctico y lo ficticio se desdibuja constantemente. Tanto el sonido como la fotografía y el arte, le otorgan un tono misterioso en el cual el personaje se mueve, no sin esfuerzo. Además, la confusión del personaje se representa por las actuaciones de una pareja de niños que intercambia lugares con la pareja de ancianos. Sus alter egos infantiles toman fuerza en sus momentos de mayor inocencia. En dichos momentos lo paranormal no tiene lugar, la pureza de sus actos repelen la oscuridad. De esta manera Gonzalo Calzada nos entrega el mejor estreno nacional de esta semana. “Nocturna, La noche del Hombre Grande” merece ser vista en una pantalla grande. Ya que es un deleite visual y actoral, donde Jose “Pepe” Soriano y Marilú Marini se entregan al cien porciento, para hacer pasar al espectador un incómodo momento, que sin embargo es completamente disfrutable. Ideal para los amantes del cine de género. Calificación.
“Sin tiempo para morir” de Cary Joji Fukunaga. Crítica. Una despedida a todo trapo. Francisco Mendes Moas Hace 7 días 0 6 Nos encontramos ingresando poco a poco en una especie de nueva normalidad, lo que significa que los tan ansiados blockbuster toman su lugar en las carteleras de los cines. Así que por fin podemos ver la última película de Danield Craig como James Bond, a partir de hoy 30 de septiembre. La entrega número 26 del espía más famoso del Reino Unido es “Sin tiempo para morir”, dirigida por Cary Joji Fukunaga. Cerrando aquí una de sus mejores etapas, donde se revitalizó el género. Bond se encuentra disfrutando de su retiro, pero la paz no es algo que pueda durar mucho en la vida del agente 007. Su amigo de la CIA, Felix Leiter busca su ayuda en una misión. Debe rescatar a un científico secuestrado del MI6, con el fin de evitar que un nuevo villano consiga un arma programable a través de ADN. Todos los viejos conocidos vuelven, inclusive Spectre, todo sumado a la última tecnología en espionaje y autos de alta gama. Una película de James Bond con todas las letras. Nos encontramos aquí con un cierre con broche de oro, de una saga de películas que redefinió como debían hacerse las entregas de Bond en este nuevo milenio y le marcó el rumbo a sus sucesoras. Autos de alta gama, sin que falte el inigualable Aston Martin, armas, smokings y martinis, agitados no batidos. Todos los elementos necesarios para conformar una película de 007 se encuentran presentes con creces. Además uno de los principales factores suele ser el villano, mientras más frío y megalómano mejor. Con breves pero categóricas apariciones, Rami Malek le pone el cuerpo a este rol. Su admirable interpretación queda opacada por dos factores. En primer lugar, su plan, ya que en un inicio surge de la venganza, una vez concretada la misma, este pierde fuerza y fundamentos. Por otro lado, es tanto lo que le sucede a Bond a nivel personal en esta entrega que el villano casi no puede posicionarse como agente de peso dramático. Asimismo, Daniel Craig se encuentra en su última encarnación del personaje. Papel al que consiguió exprimir todo el jugo a lo largo de varios años, llegando a este punto a conseguir una de sus mejores interpretaciones. Más que nunca la trama recae en él, teniendo revelaciones a nivel personal y dejando salir sentimientos que ningún otro Bond se había animado a soltar. La fría y calculadora máquina de matar y hacer el amor que es el agente 007, se debe enfrentar a su peor enemigo, su corazón. Por demás entretenida, una autopista sin control, que como consecuencia su larga extensión casi no se percibe como tal. Si bien la gallina de los huevos de oro que es James Bond para la industria está lejos de ver su fin, llegamos al categórico final de una de sus mejores etapas. Dejando en la memoria escenas épicas y espectaculares y un mar de intrigas sobre quién será la próxima persona en ponerle el cuerpo al personaje. A menos que se animen a dejar lo que ya propusieron en esta entrega, pero para saber de qué se trata hay que ver la película.
“Karnawal” de Juan Pablo Félix. Crítica. Murga, colores, espuma y crimen. Tras un exitoso paso por los festivales de todo el mundo, entre los cuales cuenta con los galardones del festival internacional de cine de Guadalajara y el SANFIC (festival internacional de cine de Santiago), llega a los cines “Karnawal”. La primera película de Juan Pablo Félix, pone el foco en cómo las figuras paternas, queramos o no, nos moldean. Ya sea por la crianza o una simple mirada que signifique orgullo. Cabra es un bailarín de malambo que vive con su madre y su pareja, un gendarme. Durante el Carnaval se prepara para competir por un pase directo al festival nacional de malambo. En la misma fecha, su padre consigue una salida transitoria de la cárcel y exige verlo. Esto pondrá en riesgo su presentación, ya que se ve arrastrado a un mundo criminal, que no le es tan ajeno como pensamos. La república Argentina es poseedora de los más variados y bellos paisajes, los cuales son, generalmente, poco explotados por la pantalla grande. La mayoría suele optar por las grandes urbes. Por supuesto, nos encontramos aquí con una de esas excepciones, que con maestría explota los pictóricos paisajes de la frontera entre Argentina y Bolivia. Mediante exquisitos planos generales que exprimen el jugo al árido noroeste. Sumado a la extensa matiz de colores y texturas que brinda el carnaval, desprendiendo energía y vitalidad. El tratamiento dramático del personaje de Cabra se asemeja a una dinamita de extensa mecha. Desde que inicia la película, esta se encuentra ardiendo, contenido detrás el rostro inmutable del muchacho. Rostro que habla solamente con la mirada, llena de fuego, desafiante. Absorbe todo lo que le pasa hasta que finalmente explota, incapaz de contenerse. Su único cable a tierra es la danza, el estridente zapateo que le permite liberar las tensiones de su dificultosa vida. Si bien la trama transita, algo libremente, entre el drama familiar, el thriller, coming of age y la autosuperación, no genera un gran conflicto en su visualización. Todo está cocinado a fuego lento y bien sazonado, pasar de un género al otro no provoca inconvenientes cuando se hace correctamente. Así es como por momentos apreciamos la reconciliación familiar entre Cabra y sus padres e instantes después, al borde del asiento, presenciamos el robo de dos camiones de combustible. Tan atrapante como entretenida, “Karnawal” de Juan Pablo Félix posee una delicadeza visual elegante, sin llegar a ser preciosista, construido a base de paisajes, la fiesta del carnaval y lo hipnótico del malambo. Acompañando a una trama bien construida, con personajes interesantes, quienes, si bien son ficcionales, parecieran tener un pie siempre en la realidad. Demostrando así, que todos sus galardones fueron bien merecidos
“Cry Macho” de Clint Eastwood. Crítica. Demostración de voluntad. Un western diferente. El próximo jueves 16 de septiembre, llega a las salas de cine la última película de Clint Eastwood. A modo de contextualización, “Cry Macho” se rodó durante una cuarentena mundial y está protagonizada por el propio Eastwood, quien ya tiene más de noventa años. Hechos que por sí mismo ya sorprenden y la arriman a la hazaña. En ocasiones poner en contexto algo ayuda a visualizarlo desde otra perspectiva. Tenemos a Mike Milo, una estrella del rodeo, quien tuvo problemas económicos y con el alcohol. En su momento fue salvado por su jefe y ahora para retribuirle, este le pide que viaje hasta México y traiga de vuelta a su hijo. Durante un viaje, que se alarga más de lo esperado, ambos descubrirán en el otro un vínculo que creían incapaces de volver a encontrar. Una vez más, nos encontramos con una película cuyo planteo a priori pareciera ser: pasando las fronteras estadounidense está lo salvaje. Todo lo malo ocurre en México, robos, peleas de gallos, violencia, además de estar lleno de policías corruptos e incompetentes o carteles narcos. Si bien el protagonista reivindica en cierta medida este punto de vista, nos deja muy en claro, una y otra vez, que Texas es lo mejor. Cuna de vaqueros y hombres fuertes, en camisa y botas, de un lado los llaman así y del otro machos. No hay nada que no puedan arreglar o domar, caballos y ganados cumplen sus órdenes. Una imagen de la masculinidad que el pequeño Raga busca alcanzar. Por suerte para él, conoce a Mike quien le enseña que todo eso es una patraña y desestimando la lírica de “The Who”, llora cuando está triste. Y aquí encontramos una fuerte contradicción, ya que por un lado es algo positivo el intento de reformular la imagen patriarcal sureña de masculinidad. Pero por el otro, hace que todo se desarrolle en una espiral de cursilería sin fin. Que si bien en otras ocasiones el director demostró tener debilidad por momentos así, antes se veían atenuados por su eficaz dirección. En esta ocasión no se encuentra el salvavidas, debido a que no se trata de una de las mejores obras del ex héroe del spaghetti western. Empero no podemos desestimar en este punto todo lo referido al momento de su creación. Podríamos decir que se trata de una road movie o un western con sentimentalismos y no sería errado. Clint Eastwood siempre es un director correcto y entretenido, que con su clásico estilo atemporal nunca falla. Pero, sí sería un error decir que “Cry macho” es una de sus mejores obras. Sin embargo, como profesional del cine que es, consigue que el espectador se siente a ver, con una sonrisa dispuesto a lo que sea, ya que sabe muy bien que se encuentra en buenas manos.
“Maligno” de James Wan. Crítica. De otra época. Que aire noventero que tiene esta película. Francisco Mendes Moas Hace 1 día 0 4 Los románticos suelen decir que uno siempre vuelve al primer verdadero amor, aplicable a muchos conceptos e incluso a James Wan. Tras su paso por el mundo superheroico, el icónico director de género vuelve al terror una vez más. “Maligno”, es el nombre de su última obra, la cual llega a los cines de todo el país el 9 de septiembre. Una retorcida historia donde se ponen en juego la concepción de los lazos familiares. Noche tras noche Madison presencia horrendos asesinatos por parte de una figura negra. Esto comienza luego de que su novio la golpeó fuertemente en la nuca. Pero poco a poco descubre que estos sueños vividos, son aterradoramente reales y ella queda enredada en medio de los crímenes. Al mismo tiempo que se desenmaraña su oscuro pasado, siguiendo las migajas, como Hansel y Gretel. Un combinado de géneros, terror, policial, thriller, además de otro tanto de referencias se fusionan todos en la masa madre que propuso Wan. Comenzando con una trama clásica que poco a poco se desinfla dentro de una investigación policial y llega a un puerto extraño donde no se termina de entender si debemos asustarnos o reírnos. Pero siempre teniendo la oportunidad de hacer ambas. Pudiendo así dividir la película en una mitad tediosa y repetitiva, donde se plantean los conflictos y se desarrollan los lazos familiares entre las protagonistas. En cambio, la otra mitad mucho más dinámica e inverosímil, que para esa altura es algo que ya deja de preocupar, deja de lado dichas preocupaciones para brindar un baño de sangre y fracturas expuestas que vuelven a captar la atención del espectador. Algunos destellos de giallo italiano se desprenden como los mejores momentos. En simultáneo podemos decir que tenemos aquí un slasher tradicional donde no faltan los asesinatos y agradecidamente sobra el gore. Sostenido todo con esta obsesión que tiene James con diferentes planos de la realidad corriendo en simultáneo, generados con un efecto interesante que pierde fuerza cada vez que lo volvemos a ver. El arma, ícono del asesino en los slashers, es innovador, pero poco práctico en caso de secuelas. Si bien el objetivo de estos productos es asustar y entretener o divertirse asustando, no tenemos aquí a uno de los mejores productos de James Wan. “Maligno” rememora aquellas épocas de videoclub, un viernes a la noche, donde alquilabas la comedia dominguera y la de terror para el sábado. Tras muchos viernes terminaremos alquilándola, pasando un buen rato, pero olvidando rápidamente.
“Dorados 50” de Víctor Cruz y Alejandro Vagnenkos. Crítica. Como adelanta el subtítulo: “Una comedia documental”. Francisco Mendes Moas Hace 1 hora 0 5 Mucho se habla de la crisis de los 30, ese momento específico de la vida donde se replantea como avanzamos con los planes delineados en nuestra infancia y cómo continúa el camino a partir de ahí. Para quienes la sobreviven, unos años después llega la crisis de los 50, diferente, pero similar. Se pone en la balanza lo vivido, ya sabiendo que se recorre la última mitad de la carrera. En este punto comienza “Dorados 50”, el documental de Víctor Cruz y Alejandro Vagnenkos, la cual se podrá ver desde el 9 de septiembre por Cine.ar de manera gratuita, por una semana, y en algunas salas del país. Ya con medio siglo encima, Alejandro sigue corriendo maratones, pero como muchos deportistas, mientras lo hace es cuando su cerebro comienza a maquinar dudas. Sus padres acaban de llegar a las bodas de oro y él está por cumplir 30 años de conocer a su pareja. Compararse resulta obvio, en una época donde todo es tan efímero, ¿cómo se consigue perdurar una relación por tantos años? ¿Es posible actualmente? Las respuestas no las tiene Alejandro, pero tal vez las longevas parejas entrevistadas, si. Todos los caminos suelen llevar a Roma en el momento en que un artista se obsesiona con algún tópico o entra en crisis de alguna manera. Los pintores lo reflejan en su obra, los escritores lo ponen en palabras y los cineastas hacen películas. Emerge casi involuntariamente como una herida abierta que necesita ser sanada. Al mismo tiempo también es algo más fácil, ya que significaba hablar de algo de lo que uno ya conoce y tiene internalizado. Jerry Seinfield, lo expone muy bien en su monólogo sobre cómo los comediantes hacen siempre chistes de aviones o aeropuertos, ya que es algo que para ellos es muy común. Pero lo que no es común es el enfoque que le dan los directores al documental. En una época donde todo pasa extremadamente rápido y dura aún menos, ellos eligen apostar a una idea de amor romántico duradera. De manera honesta y sensible, buscando escuchar y entender lo que tienen para decir estas personas. En lugar de criticarlo, buscan reflejarse de a ratos en los mismos, por otros despegarse completamente, a pesar de ser parte de diferentes generaciones. Con resultados más que interesantes, podemos ver como el amor romántico entre dos personas muta con el tiempo, los abrazos, los besos, hasta el sexo es diferente, pero siguen existiendo. Además demuestra cómo a este no le importan los géneros, ni las edades, aun a edades avanzadas se puede encontrar el amor, como lo vemos en Maria Ines y Roberto. Apostando por la constancia, la lucha por superar los escollos, por un amor que pareciera, hoy en día, propio de otra época. Víctor Cruz y Alejandro Vagnenkos, eligen sacar la cámara de la crisis y el conflicto que es donde suele ubicarse, para posicionar del lado del cariño y el humor. “Dorados 50” surge de una crisis de mediana edad, que consigue mirar lo que queda de camino de una manera luminosa y optimista. Capaz de sacarle una sonrisa al espectador más hosco y alguna lágrima al más frío, “Dorados 50” nos grita: ¡que lindo el amor carajo!
“Una casa sin cortinas” de Julián Troksberg. Crítica Retomar una parte de la historia que muchos evitan recordar. Un documental que registra una búsqueda, intentando iluminar una parte cenagosa de la historia argentina. María Estela Martínez de Perón fue esposa de Juan Domingo Peron, uno de los líderes políticos más influyentes del país durante el pasado siglo. Además ostenta el título de ser la primera mujer presidente de la nación, derrocada durante el último golpe de estado cívico-militar. Luego de ello poco y nada se sabe de este personaje, por lo que Julián Troksberg intenta entender qué sucedió. Su último documental “Una casa sin cortinas” realizó su estreno mundial en este BAFICI 2021. Desde sus inicios como bailarina, pasando por su encuentro con Peron en Panama, todo queda inventariado en el audiovisual. Isabel, Isabelita, logró lo que Evita no, ser presidenta de la nación, tras la muerte de Juan Domingo. Pero tras ser derrocada del cargo por los militares, el recuerdo que tienen sus compañeros militantes es casi nulo. Terminada su tiempo de cárcel y posterior exilio, ella se retira de la escena política, obviando cualquier presunto poder heredado. Un personaje histórico del que poco se habla en los libros escolares y menos aún en las conversaciones populares. Eternamente viviendo a la sombra dejada por los muertos, primero Evita luego la del general. Tal es así que jamás pudo salir airosa de las comparaciones. De igual modo no podemos decir que el documental busca reivindicar su imagen, como bien expresa Isabel en una carta, solo la historia podrá juzgarla. Lo correcto sería plantear que solo busca informar, esclarecer la imagen de este personaje querido por algunos y odiado por muchos otros. Mediante una extensa y variada cantidad de entrevist
“Moacir y yo” de Tomás Lipgot. Crítica. Solo un hasta pronto. “Quizá hago esta película para despedirme de él, o para tenerlo cerca un tiempo más …” Decir adiós nunca es fácil, más aún si la ausencia es muy grande. Cuando algo ya no está solo quedan los recuerdos y con ellos Tomas Lipgot hace una película. “Moacir y yo” llega a los cines y en simultáneo a la plataforma Cine.ar, el próximo 2 de septiembre. Un documental que sobrepasa los límites del formato para convertirse en un contenedor de memoria, una despedida. Habiendo grabado ya tres películas con Moacir dos Santos, un mítico cantante brasileño, Tomas Lipgot utiliza esta cuarta entrega a modo de testimonio personal. Ya que más que un personaje de su filmografía, se trata de un amigo que le cambió la vida. Dejando con su muerte un gran vacío en la vida del director. Es por eso que aquí revivirá su amistad y le dará un cierre a una de las relaciones más importantes de su vida. El narrador/ director habla de la sensación de muerte, de cómo ésta es ajena en el propio cuerpo y como solo podemos experimentarla a través de alguien más. Lo cual en parte es cierto, pero el aparato ficcional que crea el arte también nos permite experimentarla, la diferencia es el pacto narrativo, el saber que eso no es la realidad. Pero muchas veces la muerte de un personaje deja mella e incluso el cine nos permite, para bien o para mal, revivir aquella muerte todas las veces que queramos. En este recobeco es donde encuentra su lugar la película, dando vida por algunos minutos más a Moacir, ya sea para decirle adiós o para presentarlo ante aquellas personas que no lo conocieron, porque no, para generar memoria. El cariño de los más allegados queda registrado hasta el fin de los tiempos en este documental, que hace de carta de amor, de cierre, de recuerdo. Consiguiendo empatizar hasta con quienes no lo conocimos. Si bien es la forma que Tomas Lipgot tiene para decirle adiós a su amigo, se corre por momentos para dejarle espacio a otras personas. Las cuales pueden contar sus anécdotas, sus sentimientos y también despedirse. Haciendo que “Moacir y yo” refleje mucho más que la relación unilateral entre el director y Moacir, sin perder el tono personal. Y por más que no conociéramos el protagonista, empatizamos y nos emocionamos por lo sincera de las emociones reflejadas.
“Justicia implacable” de Guy Ritchie. Crítica. Otra de Statham. La venganza no es buena mata el alma y la envenena decía Don Ramon. Este jueves 26 de agosto llega a los cines de todo el país “Justicia implacable”, la última película del director Guy Ritchie. Un thriller lleno de acción y un gran elenco, encabezado por el actor fetiche de Ritchie, Jason Statham. Holt McCallany, Josh Hartnett y Scott Eastwood son algunos de los otros actores de renombre. Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío, para Guy se sirve lleno de testosterona y plomo. El robo de un camión blindado es el puntapié inicial de toda la historia. Tiempo después de este suceso, H se une a las líneas de la misma compañía que maneja los camiones de caudales. Al avanzar los días H demostrará a sus compañeros que está más que calificado para el puesto y que no está ahí solamente por el sueldo. H busca cruzarse con los ladrones del inicio por un conjunto de razones que, ingeniosamente, la película nos irá revelando a cuentagotas. Uno de los protagonistas invisibles del audiovisual, es el montaje. Este juega un papel fundamental en el desarrollo de la trama, ya que divide la historia por capítulos, los cuales irán atrás y adelante en el tiempo. Lo cual permite ir manejando la información que recibe el espectador habitualmente, tratando de mantener el suspenso hasta el momento del clímax. Un recurso al que el director ya echó mano en anteriores proyectos. Algo a tener en cuenta en esta película es que es extremadamente masculina, músculos, cerveza, autos y trajes, sobresalen de cada pixel de la pantalla. Las feminidades brillan por su ausencia en un rol que realmente tenga peso en la trama. Se cuentan con la palma de una mano, dos madres, una recolectora de información y una guardia de camión. Apenas son meras entregadoras de información y no mucho más. Al parecer en el mundo del crimen de Los Ángeles y la seguridad de caudales no hay ni ovarios ni tetas. Los diálogos, actuaciones y secuencias de acción están correctas dentro de los estándares de los thrillers policiales. No sobresalen, pero tampoco hacen que el espectador sienta que está perdiendo el tiempo. Además sucede un caso, no tan extraño, donde el protagonista (Jason Statham) le roba la película al director (Guy Ritchie). Si bien la diestra mano de Ritchie hace que no sea “una de esas películas malas de Statham”, con el tiempo el público general la etiquetará como, “esa peli donde Statham está bien”. “Justicia implacable” se convierte en otra película del medio de Guy Ritchie. Lo cual por autonomía hace que sobresalga apenas de la media de películas del mismo tipo, pero que se encuentra muy lejos de aquel Ritchie ultraviolento y satírico que tanto enamoró a los espectadores. La vara siempre se pone más alta para quienes han generado productos de calidad con anterioridad, lo que hace que cada cosa nueva que hagan este corriendo siempre para alcanzarla. Y si bien las expectativas son altas, cuando se alcanzan o se superan, los resultados son magníficos.
“Cómo mueren las reinas” de Lucas Nazareno Turturro. Jaime Lannister estaría orgulloso. Como todos los jueves, se renueva la cartelera de los cines, afuera las viejas y adentro las nuevas. Es así que estrena tanto en salas como en la plataforma Cine.ar el primer largometraje de ficción del director Lucas Nazareno Turturro, “Cómo mueren las reinas”. Nadamos un mar de hormonas, aquí los adolescentes se representan como los seres deseantes que son, capaces de explorar, por más que resulte algo precoz por momentos. Juana y Mara viven con su tía en el campo, subsisten vendiendo la miel que producen sus abejas, apicultura. De esta manera transitan sus días, hasta que llega Lució, un primo que no ven hace mucho y se mete en medio de la relación entre hermanas. Lucio inicia una relación más que amistosa con Mara, despertando el lado más sobreprotector de Juana, la cual hará lo imposible para mantenerlos alejados. De una manera muy hábil la película no cae en la clásica dicotomía campo/ciudad. Si bien la diferencia entre los personajes que habitan cada uno de estos ambientes es notable, no los hace incompatibles. Representando al campo no como algo aislado, donde el tiempo no avanza y las nuevas tecnologías no llegan, sino como parte de un mundo globalizado donde todo está conectado. Por otra parte, tenemos las relaciones de los jóvenes adolescentes. Pequeños proyectos de adultos aun sin terminar, los cuales intentan decodificar el mundo mientras lo están habitando. Tal vez visto de esta manera se entienda un poco las extrañas relaciones interfamiliares que manejan. Pero a su vez, muchos de los problemas se podrán solucionar con un mayor grado de comunicación o participación del adulto responsable del hogar. Cuenta con algunas partes oníricas y subjetivas respectivas al personaje de Juana. Si bien toda la película se encuentra bellamente fotografiada, es en estas partes donde llegan a su punto más álgido. Combinadas con un preciso montaje, dichas escenas son las más interesantes del audiovisual, teniendo un vuelo narrativo y estético mayor, en comparación con lo demás. Lucas Nazareno Turturro con “Cómo mueren las reinas” consigue presentarnos personajes femeninos desarrollados, que no necesitan de nadie más para hallarse a sí mismos. Además de varias propuestas interesantes a nivel visual e interpretativo, pero que no llegan a amalgamar en la masa del todo que es una película. De todas maneras es un soberbio primer paso en el complejo mundo de la ficción.