Después de 40 años de ausencia en la pantalla grande, Tintín volvió a los cines en lo que representa su primera producción hollywoodense. Un ícono absoluto del cómic europeo que tuvo un origen oscuro (ver historia de Tintín) para luego convertirse en un gran fenómeno internacional dentro de este arte. Algunas de las historias de este personaje todavía generan polémica (ver Tintín en el Congo), pero la realidad es que su imagen cambió por completo con el paso del tiempo. La última película con el periodista francés había sido Tintín y el lago de los tiburones, de 1972, que luego fue narrada en el cómic. Lo primero que hay que saber sobre este estreno es que no se trata de una adaptación de los libros de Hergé, sino que brinda la visión personal (y respetuosa) de los directores Steven Spielberg y Peter Jackson, que no es lo mismo. Si entramos en el terreno de la adaptación, queda intacta la gloriosa serie animada de los años ´90, que en Latinoamérica conocimos a través de HBO, y en la actualidad sigue siendo una obra maestra de los dibujos animados y por lejos, el retrato más fiel y certero que se hizo de la obra de Hergé. Ni Spielberg ni Jackson pudieron superar eso. En parte esto tiene que ver con que ellos enfocaron al personaje por otro lado. En esta película Tintín prácticamente es una versión juvenil de Indiana Jones, que vive eternamente perseguido a lo largo de todo el conflicto. Las investigaciones quedaron un poco relegadas por las secuencias de acción. Es loco porque el retrato más puro del personaje el director lo presenta en los excelentes créditos iniciales. Después, el modo en que encararon la trama va por otro lado. Tintín es otra cosa y para conocerlo bien hay que leer los cómics. Un problema que tiene la película, en mi opinión, es que cometieron el error de combinar tres historias de los libros de Hergé en un solo conflicto y al final los terminaron desaprovechando. Esto ya había ocurrido en la película de 1969, Tintín y el Tempo del Sol, que adaptó “La siete Bolas de Cristal” y “Prisioneros del Sol”, que justamente no funcionó bien por esta cuestión. En este caso Spielberg condensó en una sola trama “El secreto del Unicornio”, “El cangrejo de las pinzas de oro” y “El tesoro de Rackham el Rojo”. Es una lástima que hicieran esto porque los argumentos de Hergé eran bastante sólidos y al combinarlos los terminaron arruinado. Ahora bien, debo ser justo y reconocer también que Spielberg y Jackson más allá de los cambios que hicieron se manejaron con un respeto absoluto a la hora de construir los personajes. Todo lo contrario a lo que hizo Frank Miller con el fiasco de The Spirit, otro gran clásico de la historieta, que distorsionó por completo simplemente para satisfacer sus estúpidos caprichos egocéntricos. En las aventuras de Tintín por los menos podés reconocer a los personajes de Hergé, que dentro de todo, mantienen las características principales de sus personalidades. Inclusive el mundo en el que se desarrolla la trama es el mismo de los cómics. La animación es extraordinaria y como suele ocurrir cuando se trabaja con el estilo de captura de movimiento, una de las grandes claves de la película es el elenco. En este caso el reaparto fue excelente y los que más sobresalen son Jaime Bell (Tintín) y Andy Serkis, quien ofrece una gran interpretación del Capitán Haddock. Quienes no estén familiarizados con este personaje se van a encontrar con un gran film clásico de aventuras que claramente supera a lo que hizo Spielberg en la última entrega de Indiana Jones. En definitiva, Las aventuras de Tintín es una interesante combinación del arte de Hergé con el cine de Spielberg que logra brindar un tremendo entretenimiento.
Cameron Crowe no hace películas todos los años, pero cuando regresa a los cines sus historias nunca pasan desapercibidas. Inclusive cuando el estudio Fox en Latinoamérica vende su trabajo como si fuera una comedia familiar de Guillermo Francella. La verdad que cuando leí por primera vez sobre este proyecto de Crowe no me entusiasmé demasiado, ya que no se trataba de una historia original de él, sino de la adaptación del libro de memorias de Benjamín Mee, “We Bought a Zoo” que tuvo repercusión en Estados Unidos. Era una película por encargo para un estudio de Hollywood. Esto no es algo necesariamente negativo. De proyectos por encargo salieron filmes como El Padrino, El Exorcista y Superman que hoy son clásicos del cine. Inclusive cineastas tan personales como Richard Linklater hace unos años hizo para los estudios Paramount, Escuela de Rock, que en mi opinión es una de las mejores comedias estrenadas en la última década. Este estreno en particular con el que cerramos el 2011 originalmente fue escrito por Aline Brosh McKenna, responsable de la “Chandler movie”, El Diablo viste a la moda, la horrible remake de Fama y la más espantosa todavía, No se cómo lo hace, con Sarah Jessica Parker que se estrenó hace poco. Afortunadamente (y esto no lo supe hasta después de ver la película) Cameron Crowe aceptó hacer este film para Fox con la condición que le dejaran reescribir el guión otra vez. Gracias Cameron por eso. De esta manera el director tomó algo que no era suyo y lo hizo propio al trabajar la narración y el desarrollo de los personajes con su estilo personal. Un Zoológico en casa yo la definiría como una prima de otras películas de Crowe como Jerry Maguire y Elizabethtown donde hay temáticas que se vuelven a trabajar, pero en esta oportunidad tienen un enfoque distinto producto de la situación personal del protagonista, que en este caso tiene hijos. Benjamín Mee en un punto no es tan distinto a Jerry Maguire, ya que ambos deciden apostarlo todo por un sueño y un proyecto complicado lleno de obstáculos que valen la pena ser enfrentados. Lo que cambia es el contexto que rodea al protagonista, quien tiene que lidiar con la muerte de su esposa y la manera en que sus hijos intentan adaptarse a ese hecho. La relación entre padres e hijos es otra temática importante en este proyecto que el cineasta no había abordado con tanta fuerza en el pasado. Con una maestría absoluta en la narración, Crowe ofrece una historia muy emotiva que combina como los dioses el drama con el humor. A diferencia de la gran mayoría de las historias de amor que se hacen en Hollywood, la relación sentimental de los protagonistas en este film fluye naturalmente, sin la necesidad de forzar el romance para concretar en 90 minutos el típico final feliz. Pocas películas de estos días ofrecen personajes tan realistas como los que crea este director, con los que uno puede conectarse y sentir las emociones que viven en sus historias. En este caso se suma también la construcción de un reparto brillante donde cada actor, inclusive los que tienen un rol secundario, están perfectos en su rol. Una mención especial merece Maggie Elizabeth Jones, quien a sus siete años ofrece una interpretación dulce, madura y espontánea como pocos niños pueden hacerlo. Por otra parte, Matt Damon brinda uno de sus mejores trabajos actorales que se vieron de él en el último tiempo. En este film es el corazón de la historia y le dio mucha humanidad a su personaje. Por supuesto una película de Cameron Crowe no estaría completa sin una banda de sonido decente donde suenan los eternos Tom Petty, Neil Young y Bob Dylan que ya son clásicos infaltables en su filmografía. Es como que a través de la música también le deja su sello personal al film. Un zoológico en casa es una gran película familiar con la que se cierra a lo grande la cartelera de este año y que no va a defraudar a los seguidores de este director.
Terror en lo profundo es una de las peores producciones de este género que se estrenaron en el último tiempo. Es increíble que el mismo director que fue responsable de una película original y entretenida, como fue en su momento la primera entrega de Destino Final, haya caído tan bajo al presentar un trabajo mediocre como este. Los que criticaron negativamente a Piraña 3 D les puedo asegurar que después de ver esto la van a terminar reivindicando. Aquel film de Alexander Aja resultó divertido porque el director trabajó la historia con un enfoque totalmente grotesco, donde las pirañas brindaban ataques zarpados en los que abundaba el gore. Era una película clase B entretenida con la que inclusive te podías reír un rato con esos bichos que estaban totalmente sacados. Terror en lo profundo, por el contrario, no sólo es una falta de respeto a la memoria de Tiburón y las historias de este tipo, sino que es un film aburrido y estúpido donde nada de lo que uno ve en la pantalla tiene sentido. El director David R. Ellis quien en el pasado brindó un film bizarro y divertido como Snakes on a plane que acá se llamo Terror a bordo en este caso parece haber perdido el tacto para el humor y los climas de suspenso. Los tiburones, que parecen haber consumido esteroides, apenas tienen espacio para lucirse y ni siquiera resultan atractivos. La trama, por otra parte, está plagada de situaciones que no tienen explicación. En una escena un tiburón le arranca un brazo a un flaco (de puro jodido que es, ya que no se lo come) y diez minutos después el tipo como si fuera Namor, el superhéroe de Marvel, se arma una lanza para salir a nadar y vengarse de los peces! Cualquiera. Si la historia se hubiera desarrollado por el lado del humor vaya y pase, pero no es la manera en que encaró esta producción Ellis. El 3 D es bastante bueno pero nunca se llega a lucir debido a la historia de la película. La verdad es que el terror brilla por su ausencia por lo que no vale la pena perder el tiempo con esto. Un estreno para el olvido.
El estreno de esta película es un verdadero milagro de la cartelera argentina. Por lo general las historias sobre deportes como el béisbol, el fútbol americano y el hockey sobre hielo no suelen llegar el cine, ya que tienden a tratar temas muy localistas de los Estados Unidos que acá no generan atracción. Sin embargo, si el afiche de un film de este tipo muestra a Brad Pitt sentado en una tribuna, parece que la cosa cambia por completo. Lo gracioso de esta situación es que de todas las películas sobre deportes que brindó el cine norteamericano en los últimos años, El juego de la fortuna es por lejos una de las más complejas. La historia tiene que ver con el gerente de un equipo de béisbol que logró reconstruir un equipo y salvar a su club de la desaparición de las Grandes Ligas gracias al uso de sofisticadas estadísticas y promedios. Tal vez en este punto se encuentre la mayor virtud del film. El guionista Aaron Sorkin, ganador del Oscar por Red Social, junto a Steve Zaillian (La lista de Schindler) tomaron el libro de economía y estadísticas, “Moneyball” de Michael Lewis y lograron convertirlo en una interesante película que se expresa sobre el riesgo de animarse a romper los paradigmas de pensamientos tradicionales. Creo que El juego de la fortuna va más allá del béisbol y si uno se atreve verla desde otro lugar puede encontrarle su atractivo. La tarea que hizo Billy Beane (Brad Pitt) con los Atléticos de Oakland es la historia de un hombre que decidió pensar diferente e ir en contra de todas las reglas implementadas por el sistema para empezar a concebir esta disciplina con un enfoque fresco y distinto, que en este caso tiene que ver con la manera en que se construye un equipo de béisbol. Sin embargo, creo que esta cuestión se podría aplicar en cualquier otro asunto de la vida que no tenga que ver con el mundo deportivo y eso es lo que convierte a El juego de la fortuna en una propuesta interesante. De todas maneras creo como película deportiva tampoco está mal, ya que evita todos los clichés que suelen tener este tipo de producciones y retrata el otro mundo del béisbol que no se acostumbra a mostrar en el cine, donde el aspecto físico de un jugador cuenta más que su talento en el campo de juego a la hora de firmar un contrato. Inclusive no sé hasta que punto las situaciones que vemos en este film sobre los pases de jugadores, los gerontes que dirigen los equipos y se niegan a aceptar propuestas de cambio, son tan distintas a lo que viven algunos clubes del fútbol argentino. Por eso el tema de que este estreno es un film muy localista de los Estados Unidos por tratarse del béisbol creo que puede ser discutido. Bennett Miller, el director de Capote, narra muy bien estas cuestiones con muy buenos momentos de humor y un gran elenco donde se destaca sobre todo Brad Pitt, pero brilla también Jonah Hill en un excelente trabajo. Finalmente demostró que puede hacer otro personaje más allá del nerd modelo siglo 21. El Juego de la fortuna es una película que deja varios temas para discutir y conversar después de la función y eso siempre se agradece cuando uno sale del cine.
Junto con la película de 1969, realizada por Hayao Miyazaki y Kimio Yabuki, responsable de Rainbow Brite (clásico dibujito ochentoso para niñas) esta nueva producción de los estudios Dreamworks es una de las mejores interpretaciones que se hizo del famoso cuento creado por Charles Perrault. El gato, cuya versión más famosa, apareció por primera vez en 1697, en la recopilación de Perrault “Cuentos de mamá Ganso”, siempre trascendió por ser un personaje políticamente incorrecto dentro de los cuentos de hadas y este relato en particular sobresalió en la bibliografía del autor por el humor picaresco que tenía la trama. En Dreamwoks entendieron esto a la perfección desde que presentaron al gato en la secuela de Shrek y acá hicieron un gran trabajo al evocar el espíritu de la obra original. Esa primera escena donde el gato se viste luego de pasar un buen rato con su amante, cuyo nombre no recuerda, es un retrato perfecto de este héroe literario, que siempre fue un gran embustero. La verdad que esta película es una producción mucho mas sólida que cualquiera de la secuelas de Shrek. El director Chris Miller ofrece una muy buena aventura, que con una banda sonora digna de un spaghetti western, le rinde un tributo a otros cuentos populares clásicos como “Humpty Dumpty” ( personajes bizarros si los hay) y “Las habichuelas mágicas”. El trabajo en la animación es impresionante, especialmente en lo que se refiere a la construcción de los escenarios y la secuencias de acción, donde Dreamwoks vuelve a demostrar que hoy no tiene nada que envidiarle a Pixar, su gran rival hollywoondense. Antonio Banderas, por otra parte es el corazón de la película, y su interpretación es una de las principales razones por la que existe este estreno. De haber sido interpretado por otro actor en Shrek 2 no sé si el gato hubiera conseguido tener su propio film. Acá está excelente y tiene muy buenos momentos en la historia. En definitiva este film resultó una muy buena propuesta de animación que no defrauda a quienes se engancharon con este personaje en la saga del ogro.
Año nuevo es otro intento fallido del director Garry Marshall por tratar de emular esa excelente película romántica que fue Realmente Amor (Hugh Grant). El realizador de Mujer Bonita ya había presentado el año pasado el fiasco de Día de los enamorados y ahora volvió a repetir la misma fórmula con varias historias que transcurren en la víspera de año nuevo. Un largo desfile de figuras de Hollywood protagonizan distintas tramas que tiene un mismo punto en común: ¡Son aburridas! Año Nuevo por el lado de la comedia está lejos de ser una película desopilante, el romance es tan cursi como las tarjetas empresariales de fin de año y el drama está plagado de clichés absolutamente previsibles. Un misterio cómo terminó Robert De Niro involucrado en esto. Tapoco entiendo lo de Jon Bon Jovi, pero al menos su trabajo lo hizo con dignidad. En definitiva esta película es otra clara muestra de la decadencia absoluta en la que se encuentra este género. La única historia romántica decente que vimos este año la brindó Woody Allen con Medianoche en París, donde por lo menos te enganchabas con la trama. El otro problema de este estreno es que al tratarse de tantas historias, las pocas que pueden generar un poco de interés (como la de Michelle Pfeiffer y Zac Efron) tampoco llegan a ser muy desarrolladas. Mención aparte, la patética escena de Halle Berry con su marido soldado. ¿Era necesario en esta historia incluir a un representante de las fuerzas armadas? ¿No podía ser un médico trabajando en Europa? Todo es tan cutre en Año Nuevo que se complica recomendarla. La escena más graciosa de la película la protagonizan Carla Cugino y Jessica Biel recién en los créditos finales. Ya está Garry Marshall. Es hora de un descanso.
Sara Jessica Parker necesita tomarse unas largas vacaciones de la actuación y el mundo del cine. Como le ocurrió en el pasado a tantas figuras del mundo del espectáculo cuando la pegaron con un personaje exitoso, el rol de Carrie Bradshaw, la protagonista de Sex and the City se la devoró por completo y la actriz perdió el rumbo en su trabajo. En esta película, además de presentar una historia que temáticamente atrasa 50 años, Parker vuelve a replicar en sus gestos, su modo de expresarse y encarar el personaje lo mismo que hizo en Sex and the city. Su personaje se llama Kate Reddy pero en realidad es Carrie Bradshaw con hijos. Otra vez vuelve a darle vida a un clon del rol que tuvo en la televisión que con el desarrollo de la historia no hace otra cosa que aburrir. Esta es una película bastante loca porque retrata a las mujeres que trabajan y además crían hijos como si fuera un descubrimiento de los últimos años. De a cuerdo a esta historia la mujer ejecutiva es mejor madre por el simple hecho que está más ocupada, algo que es un desquicio absoluto. Aunque lo más insólito es que las mujeres que no trabajan son retratadas como vagas perezosas que lo hacen por vagancia. Prácticamente se las muestra como si fueran el enemigo. Hubiera sido más interesante de ver como la protagonista se manejaba para balancear la vida familiar con la laboral sin una niñera full time y una asistente personal en la oficina, como lo hacen la mayoría de las mujeres. Más allá del tratamiento que tuvo el tema, la película es un fiasco absoluto como comedia. Sara Jessica Parker no tiene gracia y el guión, exageradamente predecible, tampoco contribuye con el entretenimiento. Por lejos este es el trabajo más mediocre que presentó en su filmografía el director Doug McGrath, quien en el pasado brindó muy buenas películas como Infame, sobre la vida de Truman Capote y excelentes adaptaciones de clásicos literarios como Emma (Gwyneth Paltrow) y Nicolas Nickleby, de Charles Dickens. Su nueva película es para el olvido.
Antes que nada quiero expresar que es un golpe bajo y macabro hacia el espectador la idea de la compañía Sony de incluir, antes de la película, un video completo de Justin Bieber (la mediocridad y estupidez encarnada en un ser humano), quien destruye una clásica canción navideña con un horrible cover. Entiendo que lo dictan las reglas del marketing y el mercado pero escuchar a este mamerto en un cine es una experiencia insufrible. Tendrían que exhibir el clip únicamente para las fans después de los créditos finales. Por suerte Operación Regalo es una excelente propuesta de animación que enseguida logra borrar de tu mente el mal trago. Los Estudios Aardman una vez más sorprenden con otra gran producción, que en este caso sobresale como una de las mejores historias de navidad que se contaron en los últimos años. La mayor virtud de este film reside en el excelente guión de Peter Bayhham (uno de los responsables de Borat) y Sarah Smith, que combinó a la perfección una emotiva historia navideña con situaciones disparatadas y diálogos desopilantes. Es esa clase de películas donde los más chicos se pueden entretener con una gran propuesta familiar, pero lo adultos también se pueden reír con las reacciones de algunos personajes que son fabulosas. Operación Regalo presenta una original explicación de cómo Papá Noel entrega todos los regalos en una noche desde hace décadas, que está muy bien desarrollada, y no deja de ser una sátira de toda la mitología que existe alrededor de la Navidad. Lo que hicieron con el Santa Claus abuelo es excelente y se roba más de una escenas con líneas maravillosas. La directora Sarah Smith es una artista con mucha trayectoria en la comedia británica que llegó a trabajar con Simon Pegg (Paul) e inclusive fue guionista de una gran serie de animación como fue Bob y Margareth. En esta película se nota la experiencia de los realizadores en el campo de la comedia y esa es una de las grandes sorpresas de este film, que resultó mucho más gracioso y divertido que lo que prometían los avances. Los Estudios Aardman son reconocidos por su trabajo en la animación stop motion con plastilina, donde brindaron producciones magníficas como Pollitos en Fuga y Wallace y Gromit. En este caso desarrollaron la película íntegramente a través de la animación computada y la verdad que hicieron un muy trabajo. Sin embargo, Operación Regalo sobresale por su guión y los personajes que son muy divertidos. No puedo dejar de mencionar el excelente doblaje latino donde se distingue Jesse Conde (el señor Cara de Papa de Toy Story), un gran veterano de este arte que la rompe en el personaje del abuelo Papá Noel y Noé Velázquez como la duende Byrony. Una gran película de animación que se destaca entre los estrenos de este año dentro del género.
En 1974 el director Michael Winner y Charles Bronson impactaron en Hollywood con El vengador anónimo, un controvertido film donde el protagonista era un hombre común y corriente que decidía hacer justicia por mano propia, cuando unos delincuentes violaban a su esposa y su hija. Desde entonces esta historia se convirtió en un clásico que fue refritado centenares de veces en las últimas décadas, tanto en Hollywood como el cine europeo y asiático. Sin ir más lejos en el último tiempo tuvimos estrenos con temáticas parecidas como Sentencia de muerte (Kevin Bacon) Días de ira (Gerard Butler) y Valiente (Jodie Foster), que no pasó por los cines locales. Fuera de la ley es una película que en principio parece ser otro refrito más de esta típica historia de venganza hasta que a los diez minutos del film, el violador de la esposa de Nicolas Cage es asesinado. Ahí es donde este estreno se vuelve realmente interesante, ya que el director Roger Donaldson (El discípulo) presenta una vuelta de tuerca diferente a esta clásica temática. Lo interesante de Fuera de la ley es que el protagonista tiene que enfrentarse a los justicieros anónimos que vengaron el crimen de su mujer, que forman parte de una misteriosa organización que actúa con complicidad de la ley. A diferencia de lo que muestra el afiche local del film el personaje de Nicolas Cage nunca llega a convertirse en un justiciero, sino que por el contrario le escapa a la violencia. Un detalle que diferencia a esta producción de otras películas similares. El film está bien hecho y cuenta con muy buenas actuaciones de Cage y Guy Pearce, quienes son los que más se destacan dentro del reparto. El director logró desarrollar un thriller con algunos giros sorpresivos que permiten que te mantengas interesado con las situaciones que atraviesan los personajes. No es una de las grandes películas del año ni va a recibir premios, pero es un decente entretenimiento dentro del género de suspenso.
Happy Feet, la película original del 2006 ganadora del Oscar fue una gran producción de George Miller (Mad Max) que se destacó principalmente por la historia que narraba y la manera que combinó el humor con grandes escenas musicales. Lamentablemente la secuela es un film que parece hecho para cumplir un compromiso comercial, más que para volver a contar un buen cuento con estos personajes. La continuación perdió el humor que tenía la primera entrega y presenta un conflicto mucho más dramático donde los pingüinos están constantemente en peligro. El guión de la primera entrega brindaba una gran aventura donde el protagonista atravesaba un proceso de búsqueda personal en la que trataba de resolver las dificultades que tenía para relacionarse con el resto de los animales. En la nueva película la trama es una gran ensalada que mezcla varias historias de las cuales ninguna llega a ser interesante. Tenemos la relación de Mumble, el héroe del primer film, con su hijo que no llega a conectarse, la aparición de un misterioso pingüino gurú que es adorado como un salvador, el peligro que enfrenta la colonia de pingüinos emperador debido al calentamiento global y una pareja de krills que directamente parecen salidos de otra película. Estos bichos al menos, hay que reconocerlo, son los únicos que brindan un poco de humor dentro de esta producción que perdió el brillo que tuvo la primera entrega. La narración de Miller también es bastante despelotada porque va y viene todo el tiempo con distintos personajes y hasta la mitad de la película la verdad que no queda muy claro en claro cuál es el verdadero conflicto del film. Tal vez la diferencia más grande que sobresale con la película del 2007 es la pobrísima banda de sonido que reúne una horrible colección de canciones pop y hip hop. Salvo por la escena de “Under Pressure” los musicales son bastante pobres y carecen de la emoción y entusiasmo que tuvieron en el film previo. Tampoco ayudan las canciones dobladas que suenan bastante feas en la versión en castellano. Lo mejor de esta producción pasa claramente por la animación, donde hicieron un gran trabajo a la hora de darle vida al mundo marino con mucho realismo. En los aspectos técnicos Happy Feet 2 es donde presenta sus méritos más importantes. Queda la sensación que el director no estuvo tan comprometido con esta película como lo hizo en la primera entrega y desarrolló esta secuela simplemente para cumplir un contrato con el estudio Warner. Una decepción.