En ocasiones una película de terror mediocre puede ser salvada por la labor de sus protagonistas. Un ejemplo reciente que ilustra esta cuestión fue Desde la oscuridad. Una historia trillada de fantasmas y casas embrujada que pese a todo se dejaba ver por las interpretaciones de Julia Stiles y Scott Speedman (Inframundo). El film era olvidable pero los protagonistas lograban con sus trabajos que la historia sea llevadera. Ahora bien, cuando una película tiene un guión malo y actores horrendos la propuesta es mucho más difícil de remontar. Ese es el problema que tiene El exorcismo de Anna Waters, una película de cable clase B que por milagros del mundo de la distribución llega a la cartelera local de cine. Nuevamente nos encontramos ante otra copia berreta de El Exorcista que no propone nada nuevo en la temática que trabaja ni el género que aborda. La película es tan trillada que se vuelve insoportablemente predecible. Kelvin Tong es el primer director de Singapur en dirigir una producción Hollywoodense y su tarea se limitó a copiar otros filmes malos sobre la temática de exorcismos. Desde los aspectos técnicos su dirección en muy amateur y los supuestos momentos de terror son completamente fallidos, debido a que abundan los elementos predecibles. Tong roba de manera obscenas escenas clásicas de otras películas como La profecía y The Ring sin aportarle ningún enfoque novedoso al tema de las posesiones demoníacas. Tampoco colaboraron los actores que nunca llegan a ser convincentes en sus roles y hunden más todavía esta propuesta. Un terrible fiasco con el que no vale la pena perder tiempo ni dinero en una entrada de cine.
Recuerdo el momento en que surgió Cell. Se trataba de la primera historia de zombies de Stephen King y la novela generó expectativa desde el día en que se anunció su publicación en el 2006. El libro presentaba una excelente premisa que giraba en torno a una epidemia de muertos vivos que se generaba a través de los teléfonos celulares. La trama comenzaba muy bien hasta que el suspenso se iba agotando para concluir en un final decepcionante donde el destino de los personajes principales quedaba en la nada. Pese a que mucha gente detestó el cierre de la historia, Cell era una propuesta que tenía el potencia de brindar una buena película. Dos meses después de la publicación del libro, en enero del 2006, la productora Dimension Films compró los derechos cinematográficos y anunció en los medios que Eli Roth sería el director. Sin embargo, el realizador de Hostel no estuvo de acuerdo con el enfoque que le querían dar los hermanos Wenstein y se bajó del proyecto. Pasaron 10 años y el proyecto finalmente se concretó en el cine por la vía independiente. Creo que esta producción califica entre las peores películas que vi basadas en obras de Stephen King y lo más triste de todo es que el propio escritor fue responsable del guión. Se trata de una producción berreta clase B que presenta interpretaciones desganadas de John Cusack y Samuel Jackson y una dirección horrenda que convirtió a esta historia en un relato aburrido. En otra palabras, parece una película hecha sin ganas donde la tensión y el suspenso brillan por su ausencia. Samuel Jackson, quien sobresalió en La leyenda de Tarzán, acá parece aburrido como sino no hubiera tenido ganas de trabajar en este film. Lo mismo ocurre con Cusack y su extraño peinado a lo Nicolas Cage, quien brinda una interpretación en piloto automático. La dirección corrió por cuenta de Todd William, quien contaba con Actividad paranormal 2 entre sus antecedentes más conocidos. Su labor en El pulso (el título en castellano) es realmente mala y se limita a brindar un film predecible y aburrido que nunca explora el potencial de la historia. La secuencia inicial donde se desata la aparición de los zombies brinda el único momento entretenido de esta producción que con el paso del tiempo se vuelve cada vez más aburrida. No ayudó tampoco la calidad paupérrima de los efectos especiales, sobre todo el uso del CGI en algunas secuencias de acción, y el guión de King que califica entre sus peores trabajos en el cine. Debido a que mucha gente quedó decepcionada con el final de la novela , el autor decidió modificarlo para la versión cinematográfica y el resultado es desastroso. El nuevo cierre que le dio a la historia ahora es completamente ridículo y termina por arruinar lo que ya era hasta ese momento una película decepcionante. Me aburrí mucho viendo El pulso y no puedo encontrar ningún elemento positivo que merezca ser resaltado. La verdad que la novela original, con todas las objeciones que se le puede hacer, al menos presentaba situaciones más interesantes que hacían llevadera la historia. La película es muy pobre y por esa razón no llama la atención que le costara conseguir una distribuidora en los Estados Unidos. Ojala nos encontremos con un panorama más satisfactorio en la próximas adaptaciones que se vienen de It y La Torre Oscura.
Escuadrón Suicida es una película que va a ser más disfrutada por el público general al que no le interesan los cómics, pero disfruta estas propuestas en el cine y simplemente busca un pasatiempo entretenido. Seguramente el fandom que entiende que DC es un equipo de fútbol y hay que defenderlo sin importar los desastres que se hagan con estos clásicos personajes, saldrá a defenderla con argumentos insostenibles que cuestan tomar en serio a la hora de analizar esta producción. Por cierto, una tarea complicada la defensa de esta película ya que nuevamente tendremos que esperar a que se edite el corte del director en dvd para conocer la verdadera visión del cineasta David Ayer (En la mira) Este film que llega a los cines es una versión mutilada por el estudio, que en su desesperación por levantar la imagen negativa que dejó para DC Batman Vs. Superman, intentó cambiar el perfil del Escuadrón Suicida. El resultado es un pastiche incoherente en el que se nota claramente que el director tenía una visión de la película y los ejecutivos de Warner otra muy diferente. Más allá de los problemas de edición, donde se evidencia que cortaron muchas escenas que desarrollaban las relaciones de los personajes, la idea central del guión es muy pobre. El Escuadrón Suicida podría haber sido un thriller apasionante que le rindiera tributo Doce del pátibulo (el film de Robert Aldrich que inspiró el cómic), pero en su lugar nos encontramos con una película génerica de superheroes que no logra ofrecer nada nuevo con el equipo que conforman estos villanos. La idea de que una bruja poderosa (un criminal desaprovechamiento de La Encantadora) abra un portal mágico y cree una amenaza para destruir el mundo es una idea boba que no sirve para el escuadrón. Ese mismo conflicto lo podrían resolver Flash o Wonder Woman en cinco minutos. No es necesario acudir al Escuadrón Suicida que usualmente se dedica a trabajar misiones clandestinas para el gobierno norteamericano. Este tipo de conceptos o escenas como en la que Amanda Waller (Viola Davis) mata gente con armas de fuego son los mejores ejemplos que los productores de estos filmes, con Zack Snyder a la cabeza, no tienen la menor idea de como adaptar el mundo de DC en el cine. La película de David Ayer no es mala, sería exagerado calificarla de esa manera, pero resulta muy decepcionante porque el potencial que tenía el concepto de la historieta era enorme y no lo supo explotar. En su film todo se ve forzado, desde los breves diálogos humorísticos hasta el desastroso uso de la banda de sonido que presenta temas musicales populares sin ningún tipo de criterio. Las canciones suenan con la intención de ponerle un poco más de onda al film, pero la música nunca está en sintonía con las imágenes que se ven en la pantalla. ¿Qué tiene que ver un villano clásico de Batman como Killer Croc con Creedence? El uso de las canciones son invasivas en la narración y su inclusión carecen de un criterio definido. Dentro del reparto, Margot Robbie parece haber sido la única artista que se tomó la molestia de investigar su personaje para componerlo luego a través de su interpretación. Harley Quinn no tiene razón de ser en esta historia ni en la versión reciente de los cómics del escuadrón, pero la actriz sacó muy bien los distintos matices de una de las villanas más complejas de DC. No es fácil en un film como este que presenta tantos personajes desarrollar un rol como Harley y sus escenas son las más interesantes de esta producción. Will Smith también brinda una actuación decente pero lamentablemente su ego fue más fuerte y nunca se la jugó a la hora de interpretar a Deadshot, un villano fascinante. En el film de Ayer, Floyd Lawton es un anti-héroe con el corazón de oro que despierta simpatía desde las primeras escenas. En otras palabras, todo lo que no debería ser Deadshot. Algo muy lindo del personaje es que siempre fue un asesino implacable y complejo que cada tanto sorprende con algunas expresiones de humanidad que desconciertan a sus compañeros. Smith nunca exploró a fondo la oscuridad del villano y obviamente apenas usó la máscara, ya que su rostro debía verse todo el tiempo en la pantalla. Hay que tener una seguridad interna muy grande, como Karl Urban en Dredd, para bancarse un personaje que vive enmascarado. Otros papeles que estuvieron muy bien trabajados son Katana y el Capitán Boomerang que ofrece la primera actuación decente de Jai Courtney (Duvergente). El resto de los personajes tienen roles muy limitados o estuvieron a cargo de los actores equivocados. El mejor ejemplo de esta cuestión es Joel Kinnaman como Rick Flagg, quien carece del carisma necesario para interpretar al líder de Escuadrón Suicida. Tom Hardy, quien fue la primera opción del director Ayer hubiera hecho un trabajo superior. Kinnaman es un buen actor pero no tiene la presencia en la pantalla que requieren estos papeles. Con respecto al Guasón de Jared Leto en lo personal me pareció decepcionante porque interpretó a cualquier otro psicópata, menos al clásico enemigo de Batman. La intención de retomar la raíces gángsters del personaje fue noble, pero Leto en esta interpretación lo llevó a un extremo algo exagerado. El Guasón parece el hijo cocainómano de Tony Montana más que ese villano anárquico tan apasionante que sobresale en los cómics. La caracterización de mafioso de Miami y su actitud de seductor tampoco ayudan a que uno se enamore de esta versión que propone el actor. No obstante, creo que hay que darle una oportunidad a Leto en otra película donde su participación tenga un sentido concreto dentro de la historia. En esta producción tuvo un rol muy breve y ni siquiera pudo desarrollar el personaje. El Escuadrón Suicida tiene una primera parte interesante cuando se presentan a los integrantes del equipo, pero una vez que se introduce a los villanos en el conflicto principal el film decae por completo. La película se centra exclusivamente en la acción para resolver rápido la trama y apenas se llegan a desarrollar el concepto del escuadrón y las relaciones entre los personajes. Es muy probable que si se edita a versión extendida, la obra de David Ayer resuelva esta cuestiones que afectaron el corte para cines. Reitero, El Escuadrón Suicida es una película entretenida para pasar el rato, pero no ayuda a levantar el sentimiento de decepción que generaron hasta ahora las producciones de DC cómics en el cine. Queda en manos de la Mujer Maravilla conseguir que estos personaje apasionantes de la cultura popular vuelvan a brillar en la pantalla grande.
En el 2002 el director Eli Roth debutó en el cine con su ópera prima Cabin Fever. Una película que no era una obra espectacular pero genero simpatía por la manera en que Roth le rindió homenaje a clásicos del género como Evil Dead, The Last House on the Left y La masacre de Texas. En el momento en que surgió este film la cartelera de cine estaba invadida por propuestas asiáticas de fantasmas o remakes de esos filmes y Cabin Fever presentó un espectáculo retro diferente. Con el paso de los años el trabajo de Roth se convirtió en una de las primeras películas de culto surgidas a comienzos del siglo 21. Esta remake que llega a los cines es un bochorno cinematográfico que copia literalmente el film original sin ofrecer nada nuevo. Básicamente en la versión clase Z de lo que fue un film independiente decente. Si viste la original en este caso te vas a encontrar con la misma historia con un reparto diferente, con la particularidad que lo actores de esta versión son horribles. El cambio más notable es que el rol del sheriff ahora es interpretado por una mujer, pero eso no le aportó ningún valor notable a este refrito sin sentido. Los efectos especiales al menos estuvieron bien realizados pero al copiar la misma historia sin ofrecer un enfoque diferente, la visión de este film perdió su gracia por completo. Si nunca viste Cabin Fever no pierdas tiempo con este fiasco y conseguí la original que al menos tiene actores más decentes.
El niño y la bestia es el nuevo trabajo de Mamoru Hosoda, un director que en los últimos años adquirió reconocimiento con muy buenas películas como fueron La chica que saltaba a través del tiempo (2006) y Wolf Children (2012). Dos producciones que fueron muy bien recibidas por los amantes de la animación japonesa. Este film de Hosoda tranquilamente podría ser considerado como el equivalente masculino de El viaje de Chihiro por la temática central que trabaja y el modo en que se fusiona la fantasía con la realidad. En ambas producciones se desarrolla un típico coming of age donde el personaje principal a través de una aventura atraviesa el paso de la niñez a la adultez. La principal diferencia entre estos filmes pasa por el enfoque con el que cada director abordó este tema. Hosoda centró su relato en el terreno de las artes marciales para elaborar un cuento donde la relación entre el maestro y el discípulo juega un papel fundamental. Un vínculo que por momentos trae al recuerdo la relación que se gestaba en La isla del tesoro, de Stevenson, entre Jim y el pirata Long John Silver, quien tiene una personalidad parecida a la Bestia que se convierte en el mentor del joven Ren. Esta es una de las películas más complejas que hizo Hosoda donde combina un relato de fantasía con cuestiones más espirituales relacionadas con las artes marciales que son muy interesantes. Obviamente la historia ofrece impecables secuencias de acción que son entretenidas de ver, pero el principal atractivo pasa por la transformación que experimenta el protagonista a lo largo de la historia. Desde los aspectos más técnicos, El niño y la bestia es una producción de gran calidad donde sobresale el realismo que le dieron a los escenarios del mundo real y la creatividad que presentan el Reino de las bestias, con personajes muy atractivos. Una gran propuesta para disfrutar en el cine que sin duda consolida a Mamoru Hosoda como uno de los mejores realizadores que tiene actualmente el animé.
El suceso que tuvo el director James Wan con las sagas de El juego del miedo, La noche del demonio y El conjuro hizo posible que en la actualidad su productora pueda impulsar las carreras de nuevos cineastas dentro de este género. David F. Sandberg era un aficionado a las historias de horror que no contaba con ningún antecedente en el mundo del cine y tampoco había estudiado una carrera para convertirse en realizador. En el 2013 filmó un corto amateur con su esposa en su departamento y al poco tiempo se convirtió en un fenómeno viral en internet que registró más de 150 millones de visitas. El trabajo de Sandberg llamó a atención de James Wan, quien decidió gestar este proyecto con su productora para expandir la historia que proponía el corto. De esa manera, el director amateur obtuvo la chance de debutar en el cine con una ópera prima financiada por el estudio Warner Bros. La buena recepción que tuvo Cuando las luces se apagan en la prensa norteamericana y la taquilla insertaron a Sandberg en Hollywood y le permitieron iniciar una carrera como director. El film es una propuesta decente dentro de este género que sobresale especialmente por las interpretaciones de Teresa Palmer (Mi novio es un zombie) y Maria Bello y el desempeño del director para construir buenas situaciones de tensión. La película logra ser entretenida pese a las debilidades del guión que afectaron una propuesta que podría haber sido más interesante. El hecho que el fantasma de la trama mate gente como si se tratara de Jason Voorhees le quita gracia a un relato que trabajaba un concepto atractivo, especialmente desde los aspectos psicológicos. El director Sandberg maneja mejor la narración del film cuando la presencia maligna del espíritu se manifiesta sutilmente ante las protagonistas que en las escenas clásicas de susto que resultaron más trilladas. La aterradora Diana es muy efectiva cuando se la retrata a través de sombras o planos alejados que las escenas donde la cámara la registra en primer plano. Más allá de algunas objeciones que se le pueden hacer al argumento, Cuando las lucen se apagan logra brindar algunos sustos y termina siendo una película mucho más decente que Anabelle. Obviamente no se la puede ubicar a la misma altura que las entregas de El conjuro o Mamá (de Andrés Muschietti), pero tampoco decepciona como tantos filmes malos del género que se estrenaron en el último tiempo.
La vida secreta de tus mascotas es una película que presenta un concepto interesante que nunca llegar a ser explotado con todo su potencial. La idea de seguir las actividades de los animales domésticos cuando sus dueños dejan los departamentos es divertida pero los directores de este film optaron por hacer una producción más convencional y debido a esta cuestión la trama perdió el atractivo que brindaban los trailers. Los directores Chris Renaud y Yarrow Cheney, quienes hicieron una labor completamente superior en Lorax, en este casó copiaron el ya trillado modelo de Pixar para trabajar la idea de este argumento. Es decir, otra vez nos encontramos con dos personajes de personalidades opuestas que deben unir fuerzas para llegar a algún destino en particular. Durante la aventura van dejando de lado sus diferencias hasta que forman una amistad. La película no es para nada mala y tiene momentos muy entretenidos, especialmente por el villano que es un conejo muy gracioso, pero se trata de un estreno de animación que quedará en el olvido después de su visión. Desde la realización el film presenta un gran trabajo en los detalles de los escenarios donde se recrea muy bien la ciudad de Nueva York. Los personajes son simpáticos y para los más chicos es una propuesta entretenida pero no hay mucho más para resaltar. Cabe destacar que el doblaje latino presenta artistas latinos de distintos países. El rol del perro Duke quedó a cargo de Campi, quien llamará la atención por el acento argentino que tiene el personaje. Una decisión que fue tomada por el director del doblaje que decidió darle esos matices al personaje. Reitero, para los más chicos es una opción que funciona para las vacaciones de invierno donde podrán pasar un buen momento con estos personajes.
Ningún otro personaje de la cultura popular tiene una filmografía tan extensa como Tarzán, que abarca cerca de 200 producciones desde 1918. Por consiguiente, es una tarea complicada a esta altura intentar hacer algo diferente con el hombre mono de Edgar Rice Burroughs y en este punto encontramos el mayor mérito de esta producción. El director David Yates (Harry Potter) brindó la adaptación más fiel que se hizo de Tarzán en el cine, al mismo tiempo que le ofreció al público un enfoque interesante donde revirtió la leyenda del personaje. Al momento de hacer esta reseña ya vi dos veces este film y puedo asegurar que cualquier fan o seguidor del héroe de Burroughs va a amar esta propuesta porque es la película que veníamos esperando desde hace muchas décadas. El verdadero espíritu de Tarzán y la novelas pulp que lo convirtieron en un ícono mundial de la cultura popular acá cobró vida como nunca se había visto en el cine norteamericano. En mi reseña extendida para fans (ver link) desarrollo esta cuestión con otras curiosidades de este estreno El público general que no es fan de Tarzán y simplemente recuerda al personaje por la película de Disney o las viejas producciones de Johnny Weissmuller se va a encontrar con un sólido film de aventuras que sobresale por la labor de los protagonistas y el tratamiento de la acción. Alexander Skarsgard interpreta en mi opinión la mejor versión del personaje por la complejidad que le dio al héroe. Un Tarzán que en el comienzo de la trama se niega a aceptar su verdadera identidad y los hechos que vivió en su infancia. Cuando su regreso al continente africano deriva en el secuestro de Jane, el hombre mono vuelve a reconectarse con la bestia reprimida que intentó domar en la civilización inglesa. Salvo por la película Greystoke, de 1984 con Chistopher Lambert, Tarzán en el cine hollywoodense solía ser retratado como un forzudo sin demasiado matices en su personalidad y este es un gran aporte que brindan en este film Skarsgard y el director Yates. Lo mismo ocurre con la interpretación de Margot Robbie como Jane, quien vuelve a establecer el verdadero espíritu del personaje literario que fue distorsionado por la visión machista de los realizadores del pasado. En las viejas películas la pareja de Tarzán simplemente tenía la función de gritar y desmayarse en las situaciones de peligro. Jane era una mujer frágil y débil que sólo existía para ser rescatada por el héroe. La paradoja de esta cuestión es que en las novelas originales de principios de siglo 20, el personaje era retratado como una mujer fuerte y valiente que en ocasiones demostraba tener una mayor fortaleza emocional que Tarzán. Margot Robbie en su interpretación retoma la personalidad original de Jane que había sido modificada en el cine. Otro integrante del reparto que sobresale en el film es Samuel Jackson, quien forma una excelente dupla con Skarsgard y se lo puede disfrutar componiendo un personaje en lugar de repetir el clásico rol que suele hacer en muchos de sus trabajos. No se puede decir lo mismo de Christoph Waltz en el rol del villano que fue una mala elección de casting. El personaje que interpreta está buenísimo y es mucho más interesante que los enemigos tontos que enfrentó Tarzán en otras películas, pero el actor cansó en esta clase de papeles y le generó un desgaste innecesario a esta producción. Waltz viene de interpretar a Erns Blofeld en Spectre y acá hace algo similar con la diferencia que no se enfrenta a 007. Waltz debería darle un descanso a los villanos en el cine porque es un actorazo que esta para más y es una pena que la industria lo encasille en un papel donde dejó de sorprender. Desde los aspectos técnicos el film de Yates se destaca en las secuencias de acción donde podemos disfrutar a un Tarzán más brutal que brinda momentos fabulosos. La escena del ataque al tren o el momento en que salta al vacío para colgarse de unas lianas son sublimes. El CGI es bastante aceptable pero le faltó una pulida en el acto final, donde tienen lugar las secuencias más épicas, en las que algunos animales se ven un poco artificiales. No obstante, son detalles que tienen solución y se pueden corregir si Warner hiciera otra película. Algo que no debería descartarse si se tiene en cuenta que el film ya recuperó su presupuesto de 180 millones de dólares y todavía debe estrenarse en muchos países y territorio importantes como China. Un detalle positivo es que el director Yates no hizo este film con la intención de iniciar una saga. Por consiguiente, no se dejan puertas abiertas para una segunda parte. Si no hubiera otra película a los fans del personaje les queda la más grande producción que se hizo con el personaje en el cine. Una gran propuesta de aventuras para reencontrarse con uno de los más grandes héroes que brindó la cultura popular. Gracias David Yates. El único director que entendió a Tarzán en la pantalla grande.
The BFG no es la mejor historia infantil de Roald Dahl pero fue un trabajo importante para el autor debido a las circunstancias en las que se originó la novela. En 1962 su hija de siete años murió a raíz de un enfermedad y el golpe fue tan devastador que durante 20 años el escritor jamás volvió a hablar de la niña, ni siquiera con su esposa. Dahl recién pudo cerrar su duelo cuando terminó esta novela que escribió especialmente para su hija. El libro nunca tuvo la misma popularidad que Charlie y la fábrica de chocolate o Matilda pero brindó una aventura simpática con esos típicos elementos oscuros que estaban presentes en sus trabajos destinados a los chicos. En su primera producción para los estudios Disney, Steven Spielberg brinda una adaptación impecable de la obra de Dahl, donde volvió a trabajar con la guionista Melissa Mathison, responsable de E.T. La película sigue con tanta fidelidad la historia del libro que la adaptación presenta el mismo problema que la versión literaria. El conflicto que se desarrolla entre la niña y el gigante no es tan interesante como parece y la trama levanta por completo a partir del momento en que entra en escena la Reina de Inglaterra. La segunda mitad de película, al igual que ocurre en el libro, brinda los momentos más divertidos de esta propuesta. Spielberg hizo un gran trabajo con el desarrollo de estos personajes, cuyas caracterizaciones están basadas en las famosas ilustraciones originales de Quentin Blake que se incluían en la novela de 1982. Ruby Barnhill, un gran hallazgo del director, sorprende con una excelente interpretación de Sophie (la niña protagonista) y forma una buena dupla con Mark Rylance, quien se luce en el rol del gigante benévolo. Esta versión cinematográfica trae al recuerdo el viejo cine de fantasía que se hacía en los años ´80, con la particularidad que los efectos visuales y la secuencias de acción son más elaboradas. La única diferencia que se puede identificar con respecto a la novela de Roald Dahl es que Spielberg mitigó lo elementos oscuros del relato original. En la novela los gigantes son muchos más aterradores y se comían a los chicos. Por el contrario, el director establece de manera implícita las actividades de los gigantes pero nunca se dan demasiados detalles al respecto, con el objetivo que el film no resulte demasiado aterrador para los más chicos. Aunque Danny DeVito retiene la corona como el campeón de las adaptaciones de Dahl en el cine, por esa obra maestra que fue Matilda, The BFG es una muy buena película de Spielberg que le hace justicia a la obra original y brinda un espectáculo muy entretenido.
Salvo que haya un milagro en los próximos días (a veces ocurren) y el público apoye de manera masiva la nueva versión de Los Cazafantasmas , el film del director Paul Feig (Bridemaids) está destinado a terminar en el tacho de basura de las remakes hollywoodenses. La verdad que la película no es tan terrible como anunciaban los trailers, pero falla por completo a la hora de impulsar una nueva saga en el cine. Muchas escenas que en los avances se veían patéticas dentro del contexto del film funcionan mejor. No obstante, el problema con este estreno es que se trata de una producción sin magia ni inspiración que no logra despertar interés por una nueva etapa de esta franquicia. Al director no se le cayó una sola idea creativa, más que cambiar el género de los personajes principales, y la película ofrece una de sus típicas comedias de medio pelo que se dejan ver en el momento y luego se evaporan de la mente. La nueva versión de Los Cazafantasmas es una producción mediocre por el potencial desperdiciado más que por la calidad de su contenido artístico. Es decir, si te gustó Bridemaids y los trabajos previos de director seguramente te vas a entretener con esto, ahora como relanzamiento de esta serie el resultado final es decepcionante. La idea de explorar el concepto de esta propuesta con un equipo femenino no era mala, pero en este caso fue trabajado de la peor manera posible. El film falla por completo a la hora de capturar la esencia de esta serie que brindó mejores proyectos en la animación. Los nuevos personajes no son atractivos y carecen de la fuerza necesaria para sostener una franquicia. No es un equipo que genere entusiasmo, sobre todo porque el tono de la comedia está centrado en la parodia. Dentro del reparto, los únicos artistas que compusieron un personaje fueron la sobreactuada Kate McKinnon (quien encarna la versión femenina de Egon Spengler) y Chris Hemsworth. El resto de las actrices repiten la misma clase de roles que ya trabajaron en películas previas o en el caso de Leslie Jones, en el programa Saturday Nigh Live. No hay ninguna sorpresa en ese aspecto. La paradoja de este estreno es que la expectativa estaba puesta en el reparto femenino y al final Thor se robó la película. Hemsworth tiene momentos graciosos porque sorprende con un rol diferente donde no tuvo miedo de ponerse en ridículo. Que un artista que brilló en un tremendo drama como Rush después te sorprenda en un rol cómico es fabuloso. Cosa que no ocurre con Melissa MacCarthy, la digna heredera de Adam Sandler, que hace lo mismo en todas sus películas. La desventaja del personaje de Hensworth es que con el paso del tiempo se vuelve redundante y su rol se convierte en un único chiste que se repite una y otra vez. Al margen de esta cuestión, el film de Feig no propone nada interesante en el tratamiento de los Cazafantasmas. A lo largo de la trama hay varios guiños forzados a los trabajos de Ivan Reitman y cameos penosos del reparto original que no tienen mucho sentido. Es claro que el cineasta nunca supo que hacer con estos personajes. La trama presenta un villano patético cuyas motivaciones son desconocidas y tampoco llega a tener un desarrollo. Sin embargo su presencia le da una justificación a la existencia de las protagonistas. Desde los aspectos técnicos los efectos especiales son pasables y no me disgustó la estética de dibujo animado de Scooby Doo que le dieron a la película. El diseño de los fantasmas estuvo claramente inspirado en la serie animada de Hanna-Barbera. Sin embargo, esto no alcanza a levantar una película olvidable que no le hace justicia a los Cazafantasmas. Ojalá la nueva producción animada que prepara Ivan Reitman y el film live action dirigido por los hermanos Russo (Capitán América) cambien pronto esta situación.