Esta comedia representa la ópera prima de Jon Lucas y Scott Moore, quien fueron responsables de escribir todos los filmes de la trilogía ¿Qué pasó ayer? Afortunadamente los directores evitaron realizar la versión femenina de aquellas producciones para brindar una propuesta diferente que logra ser entretenida por el trabajo de las protagonistas. Milas Kunis integra un gran equipo junto a Kristen Bell (Veronica Mars) y muy especialmente Kathryn Hahn (Crossing Jordan), quien logra robarse cada escena en la que aparece. Una actriz que es más conocida por sus trabajos en la televisión y en el último tiempo está apareciendo con más frecuencia en el cine. Al menos en películas que llegan a los cines. Por momentos El club de las madres rebeldes se desarrolla como una versión madura de Mean Girls, la popular película con Lindsay Lohan. De hecho, el personaje de Christina Applegate, quien siempre sobresale en este género, en algunas escenas parece la versión adulta del rol que interpretaba Rachel McAdams en aquel film del 2004. La trama que ofrecen los directores funciona en todos los campos donde la olvidable remake de Los Cazafantasmas falló por completo. Es decir, las protagonistas forman un trío con química que presentan personajes atractivos en una historia donde el humor fluye con naturalidad. Más allá de los momentos graciosos, la película trabaja con bastante ironía las presiones que se le imponen a la mujeres en la maternidad para cumplir con determinadas expectativas sociales. El tratamiento de este tema es lo que genera que El club de las madres rebeldes no se estanque en la comedia tonta con escenas zarpadas que se estrenan con frecuencia en estos días. Los conflictos personales que enfrentan las protagonistas son interesantes y logran trascender más allá de los momentos cómicos que son graciosos. En este punto encontramos uno de los principales ganchos de esta comedia que se deja ver y ofrece un entretenimiento ameno. Tenía cero expectativa por esta película y me pareció muy divertida. definitivamente merece ser tenida en cuenta.
No respires es un gran trabajo del director uruguayo Fede Alvarez, quien en el 2013 dirigió la remake de Evil Dead. Aunque desde la campaña promocional se vende a este film como una propuesta de terror en realidad se trata de un intenso thriller que se vuelve atrapante a medida que se desarrolla el conflicto. Un cambio interesante en la dirección de Alvarez cuyo trabajo anterior se había enfocado en el gore y las escenas de violencia extrema y en este nuevo film abordó el suspenso de la historia desde los aspectos pscológicos. Una particularidad muy atractiva de esta película es que revierte la fórmula clásica del subgénero conocido en ingles como "home invasion movies". Se trata de esa clase de historia donde los protagonistas sueles ser acechados en sus hogares por psicópatas asesinos que cometen todo tipo de perversiones. Dentro de esa categoría de filmes en el pasado se destacaron historias como Perros de paja ( Sam Peckinpah), Funny Games (Michael Haneke), Los extraños (Liv Tyler) y más recientemente La purga (Ethan Hawke). En No respires el director uruguayo le dio un giro diferente a este concepto y en esta oportunidad los criminales terminan siendo las víctimas del dueño de la casa que intentan robar. Con una premisa muy sencilla Alvarez construye un thiller muy entretenido que sobresale por el tratamiento del suspenso y el trabajo de los actores que fue sobresaliente. Muy especialmente ese gran artista subestimado de Hollywood que es Stephen Lang (Avatar), quien compone un psicópata que será recordado entre los mejores personajes de su filmografía. Lang interpretó numerosos villanos en el pasado pero en este proyecto pudo destacarse con una composición más dramática que no cae en los clichés que tienen estos roles en el género. Algo que me encantó particularmente de este film es la manera en que el director trabajó los silencios en su narración como una herramienta adicional para generar situaciones intensas. Estamos acostumbrados a ver películas de terror donde se abusan de los efectos de sonido para generar impacto y en No respires los grandes momentos de tensión se generan a través del silencio. Por consiguiente, esa casa que se vuelve claustrofóbica con el transcurso de la historia se vuelve un lugar aterrador aunque no haya fantasmas ni hechos paranormales. No respires resultó una gran propuesta de suspenso que vale la pena disfrutarla en el cine y la recomiendo.
Una película ideal para fans de Jane Austen. Para el público que no esté familiarizado con los trabajos de la escritora este film podría resultar un bodrio, pero quienes disfrutaron sus novelas seguramente se engancharán con Amor y amistad, ya que representa una de las mejores adaptaciones cinematográficas de la obra de la artista inglesa. La película está basada en Lady Susan, uno de los trabajos menos populares de Austen que se publico tras la muerte de la autora en 1871. Algunos de sus biógrafos destacan que Austen nunca estuvo conforme con su labor en esta historia y por ese motivo nunca la publicó, pese a que fue su primera labor literaria. En el cine este relato no cuenta con grandes antecedentes salvo por una adaptación que brindó la BBC en el 2009. La razones que no sea tan conocida y uno de los elementos que hace interesante a esta propuesta es que se trata de la historia más cínica de Jane Austen, quien a nivel popular es una artista asociada con el romance. Lady Susan es la contracara de las heroínas sensibles que se destacaron en Orgullo y prejuicio, Sensatez y sentimiento y Emma. La trama se centra en una mujer de treinta y pico, quien tras quedarse viuda manipula a todos los hombres de su círculo social para asegurarse un buen pasar económico. A diferencia de otras creaciones de Austen como Emma Woodhouse o Elizabeth Bennet (Orgullo y prejuicio), quienes apostaban por el amor verdadero, Lady Susan está de vuelta en la vida y no le importa nada. Seduce hombres casados y busca la atención de jóvenes a los que dobla en edad. Un personaje muy divertido y transgresor para el contexto social en el que se desenvuelve. Estos elementos hacen que esta historia sea una propuesta muy diferente a los relatos que suelen ser asociados con la escritora. La película del director Whit Stillman ( Los últimos días del disco) presenta una adaptación impecable que sigue con bastante fidelidad el relato original. Kate Beckinsale, quien en 1996 había interpretado a Emma en un film para la televisión, acá sobresale en el rol de la manipuladora Lady Susan que logra ser una anti-heroína muy atractiva. La comedia de Whitman desarrolla muy bien la sátira de la sociedad inglesa en la Era Victoriana que proponía la novela. Salvo por el detalle que el argumento se desarrolla en Irlanda, en lugar de Inglaterra, el film sigue de cerca el conflicto del libro y hasta incluye diálogos originales de Austen. Un riesgo que tomó Stillman, ya que los largos diálogos que mantienen los personajes de Austen en los libros en el cine podrían resultar monótonos. Sin embargo el director le dio un ritmo dinámico a la narración de la historia y el conflicto se resuelve en 90 minutos. La paradoja de este estreno es que se titula Amor y amistad, un nombre que Whit Stillman tomó de un cuento de Austen, cuando esos elementos precisamente brillan por su ausencia en esta historia. Una ironía adicional para un relato que se burla del romanticismo victoriano. Desde los aspectos técnicos la película sobresale en la puesta en escena del período histórico y los vestuarios que no pasan desapercibidos. Kate Beckinale se encarga de llevar adelante la trama pero está acompañada por un muy buen reparto donde se destacan Chloë Sevigny (quien junto a Beckinsale había protagonizado Los últimos días del disco), Stephen Fry y Tom Bennet, un actor popular de la televisión inglesa que en este film tiene momentos desopilantes. En resumen, Amor y amistad es una muy buena película que recrea una historia diferente de Jane Austen que nunca tuvo mucha difusión.
Nerve presenta una propuesta diferente de la dupla de directores Henry Joost y Ariel Schulman, quienes en los últimos años fueron responsables de las última entregas de Actividad paranormal. En esta oportunidad dejaron el género de terror para desarrollar este thriller que tiene como temática principal el uso de las redes sociales y los juegos de realidad aumentada. Un film que está destinado exclusivamente al público adolescente y que trabaja un conflicto que es un tema de actualidad en estos días. Especialmente a partir del surgimiento de Pokemon Go. El guión de Jessica Sharzer (responsable de la serie American Horror Story) retrata con una intriga interesante las consecuencias peligrosas que pueden acarrear la el mal uso de la tecnología y la obsesión por la fama instantánea. Emma Roberts y Dave Franco (hermano de James Franco) forman una buena dupla en esta película que logran hacer interesantes los personajes que interpretan y la odisea que enfrentan cuando se involucran en una versión online del clásico juego Verdad o Consecuencia. Joost y Schulman hicieron un buen trabajo con la construcción de este thriller, que más allá de los momentos de suspenso, desarrolla una temática interesante. Para disfrutar este film es inevitable permitir cierta concesiones a la historia en materia de veracidad. Por ejemplo, no tiene sentido en la trama que el juego online genere consecuencias trágicas para quienes lo consumen y ninguna autoridad prohíba o investiguen esos hechos. El problema de este film pasa por el decepcionante final sobre el que obviamente no me puedo expandir esta reseña. La película construye una intriga atractiva durante 96 minutos y en la conclusión un montón de incógnitas quedan en la nada. De repente la historia se termina y deja sin resolver cuestiones importantes del conflicto central. Nerve no es para nada una mala película pero tiene una conclusión pobre que no consigue explotar el potencial de la historia.
Satanic es una película mala de cable que por esos milagros de la vida consiguió distribución en los cines. El simple hecho que la trama no tuviera que ver con exorcismos y fantasmas le otorgaba un mínimo atractivo. Hace mucho años que no se estrena un historia de horror decente relacionada con el satanismo y la magia negra que eran temáticas muy populares en este género durante los años ´70. Habrá que seguir esperando porque esta película es horrenda. La trama presenta al reparto de personajes más detestables y estúpidos que surgieron en el último tiempo, quienes se ven envueltos de manera constante en situaciones que carecen de sentido. Suele ser un clásico en el cine de terror que algunos personajes terminen con un destino trágico por elecciones tontan que toman, sin embargo los protagonistas de Satanic se pasan de idiotas y cuando desaparecen de la trama uno lo celebra. La película fue dirigida por Jeffrey G.Hunt, veterano realizador de la serie CSI, que tiene experiencia a la hora de construir situaciones de suspenso, pero en este caso se vio limitado con un guión desastroso y un reparto desangelado que le dio vida a personajes irritantes. Reitero una película mediocre de televisión con la que no vale la pena perder tiempo en el cine.
Hay que darle el crédito a la productora Laika por mantener su integridad artística en estos tiempos donde el género de animación hollywoodense tiende a refritar las mismas fórmulas argumentales. Junto con los filmes del estudio Aardman (Wallace y Gromit) y los trabajos de Tomm Moore (Song of the Sea) la compañía se destaca entre los últimos bastiones del dibujo animado más artesanal. Hasta el momento brindaron filmes de calidad (Coraline, ParaNorman, Boxtroll) que se animaron a brindar historias con contenidos más jugados de los que suelen trabajar los estudios de la competencia. Kubo y la búsqueda del samurái es la propuesta más ambiciosa que desarrolló Laika hasta el momento y se destaca por presentar una historia trágica y melancólica que se nutrió muchísimo del cine asiático y la mitología japonesa. Este debe ser uno de los filmes de animación occidental que capturó con más precisión el espíritu de las obras de los estudios Ghibli y Hayao Miyazaki. Muy especialmente en lo que se refiere a la sensibilidad de la historia y el tratamiento de la fantasía. Kubo representa la ópera prima del CEO de Laika, Travis Knight, quien desarrolló un trabajo excepcional en los aspectos técnicos. Todo el universo de fantasía que creó con las marionetas es fascinante y la película tiene varias secuencias que son de una opulencia visual impactante. El trabajo que hicieron con las escenas de peleas especialmente no tiene antecedentes en el género stop motion con marionetas. La labor del director Knight por momentos trae al recuerdo el viejo cine de animación de Don Bluth, un artista que no tenía miedo en desarrollar historias de alto contenido dramático como lo fueron en los años ´80 La ratoncita valiente o Un cuento americano, donde los protagonista vivían situaciones trágicas. Salvo por unos breves diálogos humorísticos en general el tono del film es muy melancólico y la violencia se retrata de manera gráfica. Al igual que la producciones previas de Laika, Kubo no es una propuesta para menores de siete años ya que tiene escenas que pueden aterrar a los más chicos. En lo personal si bien disfruté de este film la historia no me pareció tan entretenida como las producciones previas de esta compañía. Por momentos la narración de Knight se vuelve algo lenta y el protagonista tiene un papel bastante pasivo en el conflicto donde no hace nada interesante más que recolectar objetos mágicos en distintos escenarios. Recién hacia el final Kubo demuestra alguna actitud heroíca en la pelea con el villano que carece de una motivación convincente para disparar todo el conflicto. Un gran problema que tiene el guión. Los malos simplemente son perversos y violentos porque sí y no tuvieron ningún tipo de desarrollo que explicara mejor sus acciones. Esa es una debilidad del argumento que se podría haber trabajado mejor. Más allá de esta objeción, Kubo te mantiene hipnotizado frente a la pantalla por la belleza de las imágenes y el mensaje de perdón que brinda la trama es noble. Si te gusta el género de animación es un estreno que no podés dejar de pasar en los cines, ya que califica entre las propuestas más interesantes del año.
Cuando creíamos que no íbamos a ver una película de gatos más terrible que Garfield, el director Barry Sonnenfeld (Men in Black) levantó la apuesta con el peor trabajo de su carrera. Resulta increíble que el mismo artista que brindó una gran comedia como Get Shorty terminara haciendo este desastre que no tuvo el mínimo tacto a la hora de brindar una propuesta familiar. Mi papá es un gato es un gran exponente de las películas malas que divierten. Barry Sonnenfeld intentó combinar el humor de Brideamaids con el clásico de Disney, The Shaggy Dog y no funcionó. La historia es demasiado aburrida para los chicos y al mismo tiempo extremadamente estúpida para los adultos. Para el público infantil todo el conflicto que viven unos empresarios por tomar el control de una compañia es muy denso y las escenas supuestamente graciosas del gato luego se vuelve redundantes. Creo que salvo por las situaciones de comedia fisica que protagoniza el animal, los chicos se quedan afuera de la mayoría de los chistes porque el tono del humor apunta a los adultos. Un película rara donde el felino protagonista se emborracha con whisky y hay personajes que amagan suicidarse. Todo es muy extraño en este film que tuvo cinco guionistas, ninguno de los cuales pudo ofrecer una trama decente. Mi papá es un gato sería una película pasable si se tratara de una producción clase B hecha para la televisión. Sin embargo en un proyecto que reune al director Sonnenfeld con artistas de primer nivel como Kevin Spacey y Christopher Walken el resultado del film es muy decepcionante, más allá que la trama no era precisamente una oda a la creatividad. Aparentemente la película habría sido íntegramente filmada en un estudio y en varias escenas donde se ve el cielo o los edificios de una ciudad se nota de manera burda que la ambientación fue creada con CGI. Sonnenfeld tiene expierencia en estos temas, no se entiende como puede presentar un film tan pobre desde los aspectos visuales. Los gatos tienen mejores películas en el cine, Mi papá es un gatono es una de ellas.
Miedo profundo restaura la dignidad perdida de los tiburones en el cine, criaturas que en el último tiempo se convirtieron en un chiste. Filmes bizarros como Sharknado o Sharktopus, producida por Roger Corman, brindaron historias desopilantes, pero no se las puede calificar como thrillers o propuestas de terror. Con una premisa muy sencilla (ver sinopsis), el director Jaume Collet-Serra (La huérfana, Non Stop) logra desarrollar una entretenida historia de supervivencia donde los tiburones vuelven a ser aterradores en el cine después de muchos años. La película presenta muy buenas situaciones de tensión cuando se concentra exclusivamente en la odisea que vive la surfista interpretada por Blake Lively. Tal vez para darle mayor profundidad a la historia, el guionista Anthony Jaswisky (La oscuridad) sumó otra subtrama relacionada con una situación traumática que vivió el personaje principal que no hace otra cosa que distraer el foco de atencion del conflicto principal. El film de Collet-Serra se hace algo lento por momentos cuando el conflicto abandona la tensión que genera la amenaza del tiburón para concentrarse en otros temas que son completamente irrelevantes. Sin embargo, en los momentos en que el film se centra en la acción y el suspenso, Miedo profundo logra ser muy entretenida. Pese al abuso del recurso de la cámara lenta y algunas situaciones inverosímiles que se dan en el clímax, el director Collet-Serra logra desarrollar un thriller decente que aporta un buen entretenimiento.
La nueva versión de Ben-Hur es una película mucho menos terrible de lo que se esperaba si tenemos en cuenta que la dirección estuvo a cargo de Timur Bekmanbetov. Cuando se anunció que el realizador de Abraham Lincoln: Cazador de vampiros iba a estar a cargo de este proyecto enseguida se esperó lo peor, debido a los antecedentes del cineasta ruso en Hollywood. Si bien esta nueva adaptación de la novela de Lewis Wallace no quedará en el recuerdo con el paso del tiempo, tampoco es una producción extremadamente mala del nivel de La leyenda de Hércules (Kellan Lutz), como quieren dar a entender los medios norteamericanos. Volvemos otra vez al tema del año que es la reiterada exageración en los análisis cinematográficos. El problema con Ben-Hur es que sus antecedentes en el cine son tan importantes que a menos que se haga algo muy diferente con esta historia es casi imposible brindar un film que esté a la altura de las primeras películas. La producción original de 1925, realizada por Fred Niblo, cimentó literalmente las bases del género de acción y la remake de 1959, de William Wyler, dejó la vara demasiado alta con una de las producciones más ambiciosas en la historia de Hollywood y una generación de actores que no se volverá a repetir. ¿Cómo superás hoy antecendentes de esa envergadura? Salvo que se trate de artistas visionarios en extinción, como John Carpenter, quien en el pasado también se metió con clásicos considerados intocables (La cosa y Río Bravo) es muy difícil que estos proyectos trasciendan en el cine de la actualidad. Por consiguiente, dentro de la catástrofe que auguraba la dirección de Bekmambetov, esta versión de Ben-Hur al menos se deja ver y ofrece una propuesta más decente que la desastrosa miniserie del 2010 con Ray Winstone. Este trabajo representa su primera película como adicto recuperado del CGI y en esta oportunidad encaró la narración de la historia con un enfoque más realista. De hecho, esta producción tiene menos CGI que Exodus: Dioses y Reyes, de Ridley Scott. Una enorme sorpresa que al menos yo nunca hubiera esperado. Bekmambetov intentó darle un perfil más realista y humano a los personajes donde hizo hincapié también en el contexto político de los tiempos de Ben-Hur. Ese aspecto del film está bien trabajado y es justo destacarlo. En esta versión la odisea que vive el protagonista no se inicia con una piedrita que se cae de un terraza sino que tiene un trasfondo político relacionado con las tensiones que se vivían en Jerusalén por aquellos días. Desde los aspectos visuales el director también aplicó ese realismo a las secuencias de acción, como las batallas de Messala en la Legión romana o la carrera de carros que fue realizada como el cine de acción de la vieja escuela. Obviamente el lenguaje narrativo en la edición de estas secuencias es más moderno pero no cae en el abuso de animación computada de los trabajos previos del director. La película está sostenida con un buen reparto que presenta un trabajo digno con estos clásicos personajes. Sobresalen especialmente Jack Huston y Rodrigo Santoro, quienes intentaron darle un perfil diferente a los personajes de Ben-Hur y Jesús respectivamente. Una elección acertada, sobre todo en el caso de Huston, ya que hubiera sido un error fatal intentar emular a Charlton Heston, quien siempre será el gran Ben-Hur del cine. Morgan Freeman y sus inexplicables rastas, la figura más famosa del elenco, brinda una interpretación correcta del jeque Ilderim, que en las versiones anteriores tenía un rol cómico y acá se presenta como un personaje más serio. Ahora bien, la gran debilidad de Ben-Hur y lo que le impidió ser una película mejor en mi opinión pasa por lo siguiente. En primer lugar la falta de inexperiencia de Bekmambetov en los aspectos emocionales de la historia. Esta versión de Ben-Hur nunca llega a conmoverte con las situaciones dramáticas que enfrentan los personajes. El enfoque de la trama está más puesto en el perdón que en la venganza y aunque ese es un giro interesante en el conflicto, el film nunca te cautiva con el drama que viven los protagonistas. A esta producción le faltó un realizador con mayor sensibilidad para abordar esta cuestiones y esto es un problema en una producción que encima presenta una versión condensada de la historia de Lewis Wallace. El acto final también quedó muy acelerado, en parte porque ya no hay espacio para el cine épico y los estudios de Hollywood buscan que los filmes duren 120 minutos clavados o menos. En consecuencia, los editores tienen que hacer milagros para que las películas tengan la duración exigida. Un tema que afectó a varios estrenos de este año. Por otra parte, el guionista John Ridley (12 años de esclavitud) en mi opinión no trabajó bien los aspectos religiosos de la historia. El perfil más humanista que le quiso dar Santoro a Jesús es interesante pero lamentablemente sus diálogos reúnen un grandes éxitos de la Biblia y por esa razón los momentos del personaje no consiguen el impacto emocional esperado. Pese a todo, en términos generales Ben-Hur se deja ver y al menos presenta una adaptación más digna que la última versión que se hizo en el 2010 para la televisión.
Tardó casi un siglo en aparecer pero finalmente la encontraron. Anuk Steffen quedará en el recuerdo como la versión definitiva de Heidi en el cine y la televisión. Un enorme hallazgo del director suizo Allan Gsponer, quien decubrió a esta joven y talentosa actriz en un casting de 500 niñas. La novela de Johanna Spyri se destaca entre los grandes de clásicos de la literatura que mayor cantidad de producciones brindaron en los medios audiovisuales. Junto con esa obra maestra de la animación japonesa que realizó Isao Takata en los años ´70 esta nueva película sobresale como la mejor adaptación que brindó el cine con Heidi. En materia de películas y miniseries live action el trabajo del director Gsponer es por lejos la mejor de todas y es muy poco probable que pueda ser superada en el futuro. Un problema que tuvo la adaptación de este libro en el pasado es que los productores solían cambiar la trama original o la personalidad de la protagonista. Un claro ejemplo de esta cuestión es la primera película que se hizo en 1937 con Shirley Temple. El argumento no le hacía justicia a la obra de Spyri y Temple repetía el mismo personaje de sus trabajos previos con la diferencia que en ese film se llamaba Heidi. Aunque otras producciones luego se acercaron más al espíritu original de la novela, como la versión del 2005 con Max Von Sidow, las niñas protagonistas no llegaban a lucirse en el rol principal. Esta es una cuestión donde este estreno marca la diferencia. Anuk Steffen no interpreta a Heidi sino que directamente es Heidi y en esto tuvo un enorme mérito el trabajo de dirección. Esta joven actriz que no tenía antecedentes en el cine sacó a la perfección la personalidad de la heroína de Spyri con los distintos matices de su personalidad. Anuk recrea a Heidi tal cual se comportaba en la obra literaria y logró desenvolverse muy bien en los momentos dramáticos. La misma situación se da con el resto de los chicos que interpretan a Pedro y Clara, quienes tampoco habían trabajado previamente en el cine y brindan interpretaciones muy espontáneas, donde se conectaron a la perfección con la protagonista. El clásico rol del abuelo en este caso corrió por cuenta de Bruno Gans, quien se roba algunas escenas como el hermitaño viejo de los Alpes. Al tratarse de una película de dos horas el conflicto se vio algo condensado, pero el director logra desarrollar muy bien la experiencia de madurez que enfrenta Heidi a lo largo del relato. El film inclusive incluye algunos guiños al animé de los años ´70, como la escena en que la protagonista es llevada por la fuerza a Frankfurt. Hay una escena en un tren que recrea un momento clásico del dibujo animado. Desde los aspectos técnicos esta co-producción que surgió entre Suiza y Alemania es extraordinaria. Gsponer logró capturar a la perfección la belleza de los alpes y la naturaleza de esos paisajes que en esta historia juegan un papel fundamental. Resultó un acierto también que Heidi recuperara la caracterización clásica del libro, es decir una niña morocha con rulos y vestimenta desaliñada, en lugar de la imagen hollywoodense que se vio en producciones previas. Por alguna extraña razón el personaje solía ser presentado como una niña rubia que usaba llamativos vestidos y parecía salida de una publicidad de chocolate. La versión de esta nueva película está más en sintonía con el modo en que Johanna Spirit concibió originalmente a Heidi y es otro detalle que en este caso decidieron respetar. Me gustó mucho este film por la manera en que el director abordó los momentos más sentimentales de la historia sin que la película caiga en un melodrama forzado. Heidi es una excelente propuesta familiar que merece su recomendación y acerca a la nuevas generaciones de espectadores un gran clásico de la literatura infantil.