Las producciones animadas para chicos desde hace muchos años se volvieron completamente bizarras. Algo que se inició con Las aventuras de Rocky y Bullwinkle en los años ´60 y luego volvió a cobrar fuerza en los ´80 con Ralph Bakshi y su revolucionaria versión de Super Ratón (Ver nota en el link). Una propuesta cuyo humor sigue teniendo influencia en el 90 por ciento de los dibujos animados de la actualidad. La película de Lego estuvo claramente encarada por este camino y por esa razón logra entretener a públicos de distintas edades. Desde el 2010 la famosa empresa de juguetes empezó a incursionar en la animación con proyectos que sorprendieron por el éxito que tuvieron entre los más chicos. Primero estrenaron Las aventuras de Clutch Powers para el dvd y luego en televisión lanzaron las desquiciada serie Ninjago, basada en una de sus colecciones. La repercusión comercial que tuvieron estas producciones impulsaron la película para el cine dirigida por Phil Lord y Cristopher Miller, quienes brindaron Lluvia de hamburguesas. Desde los aspectos visuales es muy interesante la manera en que combinaron la animación stop motion con los efectos digitales para darle vida al mundo de Lego y sus personajes. A diferencia de los proyectos anteriores de esta compañía, que fueron realizados por animación computada, en este film los personajes y los escenarios lucen como juguetes reales. Por ese motivo la película sorprende al espectador desde las primeras escenas con una estética diferente a lo que solemos ver en los estrenos de animación para el cine. El trabajo con el humor es excelente y la trama tiene momentos desopilantes como las referencias a Starbucks o las similitudes entre los magos Gandalf y Dumbledore que son brillantes. Menos los superhéroes de Marvel, que quedaron afuera por una cuestión de derechos, la película destaca a todas las colecciones de Lego famosas como El Señor de los Anillos, Star Wars y los personajes de DC cómics, entre otros. No va a faltar seguramente el que vea en este film un simple comercial extendido. Si bien la película no deja de promocionar todos sus productos, sería injusto calificarla de esa manera porque los directores crearon una historia original que desarrolla muy bien a los personajes y trata con mucha ironía temas interesantes como la manipulación que ejercen en la sociedad las grandes corporaciones. En estos días donde los estrenos de animación Hollywoodenses tienden a ser todos iguales acá nos encontramos con una película realmente creativa que brinda un gran entretenimiento y merece su recomendación.
Hércules es el personaje de la mitología griega que más adaptaciones tuvo en el cine. Desde 1957 a la actualidad se hicieron numerosas producciones que en algunos casos brindaron un auténtico festival bizarro. Un clásico que logró mantenerse vigente con el paso del tiempo. De hecho, en un par de meses llegará otra película con este héroe protagonizada por The Rock, con dirección de Brett Ratner (X-Men: La batalla final). La leyenda de Hércules fue dirigida por Renny Harlin, un realizador que en un pasado lejano hizo filmes decentes de acción como Riesgo total (Stallone), Duro de matar 2 y El largo beso del adiós (Genna Davis). Sin embargo, desde hace muchos años, no logra estrenar una película por la que valga la pena pagar la entrada al cine. Como ocurrió en el pasado con casi todas las producciones que se hicieron sobre Hércules (tanto europeas como hollywoodenses), esta versión también ignora por completo la leyenda tradicional del personaje. Eso no es un problema y hasta me atrevería decir que ya es tradición obviar la mitología griega en la pantalla grande. El gran inconveniente que tiene este film es que no tiene identidad propia. La película es un refrito barato de 300, Los inmortales, Gladiador y la serie Espartaco. Parecería que mezclaron todas esas producciones en una licuadora, le agregaron un par de personajes griegos y salió esto. El director Harlin abusa impunemente de la animación computada para construir escenarios artificiales que por momentos parecen haber sido creados para un video juego. Por otra parte, todas las secuencias de acción son iguales, algo que resulta agotador de ver, y el cineasta satura hasta el hartazgo con el uso de la cámara lenta en las escenas de pelea. No ayudó tampoco que los efectos digitales quedaron completamente truchos y se ven como un típico film del canal SyFy. Kellan Lutz (Crepúsculo) interpreta un personaje que se llama Hércules, pero en realidad su rol es un refrito de Maximus (Gladiador), que no tiene nada que ver con el héroe griego. Es claro que a los productores no se les cayó una idea y se limitaron a robar elementos de películas conocidas para desarrollar esta historia. De esa manera terminaron por presentar un film olvidable. Larga vida a Kevin Sorbo.
La historia de Solomon Northup parece salida de una novela de Dickens. Desde que su libro de memorias se publicó en 1853 mucha gente en Estados Unidos solía pensar de esta manera, hasta que en 1968, un grupo de periodistas e historiadores lograron confirmar y documentar que todos los hechos que narró este hombre habían sido reales. El libro fue adaptado en el cine por primera vez en 1984 por uno de los grandes realizadores del cine independiente de ese país como fue Gordon Parks (Shaft).Un film que en su momento presentó un tratamiento bastante realista de la esclavitud. La producción de Brad Pitt que vuelve a trabajar esta historia para la pantalla grande profundizó mucho más esta cuestión y ese es el principal motivo por el que esta propuesta despertó tantos elogios en el último tiempo. Si viste la versión de 1984 la historia sigue siendo la misma. La novedad pasa por el modo en que el director Steve McQueen abordó el conflicto y su contexto histórico. Otro realizador independiente que en los últimos años se destacó por los filmes que hizo con Michael Fassbender, Hunger (2008) y Shame (2011), esta última estrenada en Argentina. 12 años de esclavitud básicamente es la antítesis de la recordada serie de televisión Raíces que presentó una mirada más light y hollywoodense de la esclavitud en Estados Unidos. Si hay algo que no se le puede objetar al trabajo de McQueen es su falta de rigurosidad histórica. La película es terriblemente brutal y tiene escenas fuertes de ver, que no dejan de ser una recreación realista de cómo se trataba a los seres humanos en el siglo 19 simplemente por tener un color de piel diferente. Un detalle que durante décadas el cine de Hollywood prefirió esquivar. Especialmente el período en que centra este film, cuando la esclavitud era legal y se veía como algo cotidiano en la sociedad norteamericana de aquellos días. Más allá del drama histórico, McQueen ofrece una interesante reflexión sobre la injusticia y la expresión del mal en los seres humanos. Otra virtud de este estreno es que vuelve a rescatar en la pantalla grande a un gran actor como Chiwetel Ejiofor, quien brindó su mejor interpretación hasta la fecha. Un artista que en el 2002 se destacó en Negocios entrañables, de Stephen Frears, y desde entonces no logró encontrar otro rol protagónico relevante. En 12 años de esclavitud estuvo rodeado de un gran reparto donde sobresalen Michael Fassbender, Paul Giamatti y Paul Dano, un muchacho que no deja de sorprender con sus apariciones en el cine. De las películas nominadas al Oscar esta es una de las imperdibles que consolida al director Steve McQueen, como uno de los cineastas más interesantes que surgieron en el último tiempo.
Mary Poppins brindó una de las grandes sagas literarias dentro del género infantil con ocho novelas exitosas. Después del suceso del film de 1964 Walt Disney enseguida quiso hacer la continuación y adaptar el resto de las historias. Sin embargo, aunque intentó todo lo posible por concretar el proyecto no logró hacerlo realidad. El motivo se debió a que la creadora de la famosa niñera, P.L.Travers, odió tanto el film con Julie Andrews que nunca más cedió los derechos de sus trabajos a un estudio de Hollywood. El sueño de Walt Disney narra la historia de lo que fue la complicada producción de aquella película al mismo tiempo que retrata la biografía de Travers y cómo nació el personaje de Mary Poppins. El guión es brillante porque logra cubrir todos estos temas con una argumento que desarrolla muy bien los personajes y los hechos que trabaja. Travers volvió loco al equipo de producción y esta cuestión está muy bien narrada en el film. Sin embargo, a traves de los flashbacks que se centran en su infancia y la relación con su padre, el espectador logra comprender, más allá de las mañas que tenía, por qué cuidaba tanto al personaje de Mary Poppins y se oponía a la visión de Disney. Emma Thompson, quien encarna a la famosa escritora, brinda uno de los mejores trabajos que hizo para el cine en mucho tiempo y es brillante como capturó la particular personalidad de esta mujer que poco tenía que ver con sus dulces historias literarias. Tambien sobresale Tom Hanks con su memorable interpretación de Disney donde logró revivir literalmente al famoso artista. Su trabajo con la voz y la expresión corporal que evocan las expresiones de Disney es impresionante. Lo interesente de su labor también es que se concentró en retratar al personaje desde un lugar muy humano y realista donde no se exagera lo que este hombre representaba en Hollywood en ese momento. Por otra parte, la narración del director John Lee Hancock (Un sueño posible) brinda un perfecto equilibrio entre el drama y las escenas más humorísticas y la historia no pierde su atractivo en ningún momento. Cabe destacar que los protagonistas estuvieron rodeado también de un gran reparto secundario donde se lucen Colin Farrell, Jason Schwartzman (Viaje a Darjeeling) y Paul Giamatti. Todo el detrás de escena de lo que fue la producción de Mary Poppins es apasionante y no deja de ser loco que los momentos más amados de ese film por el público resultaran al mismo tiempo los más odiados por P.L.Travers. A diferencia de lo que fue el fiasco de Diana, acá tenemos una excelente biografía que logra sacarle el jugo al personaje que trabaja y termina por ofrecer una gran película que seguramente hará que más de uno vuelva a ver otra vez Mary Poppins.
Yo, Frankenstein es la adaptación del cómic homónimo de Kevin Grevioux, quien fue productor y guionista de la saga Inframundo. En esos filmes interpretó al licántropo Raze y como actor es reconocido por su particular voz grave que le brindó muchos trabajos en el campo de los dibujos animados. Con este nuevo proyecto ofece otra historia de acción y fantasía que parece un refrito de Inframundo con gárgolas y demonios. Un tema que le jugó en contra a este film ya que no logra presentar nada nuevo y original con el argumento que brinda. En ese sentido fue poco feliz también la presencia de Billy Nighy, quien interpreta a un villano que remite bastante al que trabajó en las producciones con Kate Beckinsale. La diferencia tal vez es que el personaje de esta nueva película es mucho menos interesante. Lo mejor de Yo, Frankenstein pasa por el trabajo que hicieron en los aspectos visuales, especialmente en el diseño de producicón y la labor del director Stuart Beattie en las escenas de acción. Algo que particularmente me gustó de esta producción y quiero destacar es todo el trabajo que hicieron con las gárgolas que son las grandes figuras de la historia. De hecho, la tendrían que haber titulado Yo, Gárgola porque estos personajes resultaron mucho más atractivos que el insulso y aburrido Frankenstein que interpreta Aaron Eckhart. Un clásico al que por cierto le faltaron un par de cicatrices para hacerlo un poco más intimidante. Demasiado fachero resultó esta versión del monstruo que término claramente opacado por las gárgolas. Una lástima porque Eckhart es un muy buen actor que acá está desaprovechado y tampoco tuvo mucho para hacer con la trama que tenía disponible. En Estados Unidos la mataron a esta película y fue un fiasco comercial. La verdad que no me pareció tan terrible para castigarla como lo hicieron los medios norteamericanos pero también es cierto que si la dejás pasar en el cine no te perdiste de nada. Me cuesta imaginar un saga duradera con este personaje de Kevin Grevioux, ya que esta interpretación del clásico Franky no termina de convencer como para que se haga una continuación.
El género de la comedia y Sylvester Stallone nunca fueron de la mano. A diferencia de otros colegas suyos como Bruce Willis o Arnold Schwarzenegger a Sly siempre le costó tener un éxito en los cines cuando incursionó en roles más humorísticos. Basta con revisar algunos títulos de su carrera. Rhinestone (1984), Oscar (1991), Para o mi mamá dispara (1992) y Avenging Angelo (2002) son algunos de sus más grandes fiascos comerciales que además recibieron pésimas críticas. Después de estas malas experiencias el actor finalmente logró redimir esta historia con la mejor comedia de su filmografía. Ajuste de cuentas es un film especial que no se hubiera podido hacer sin la presencia de Stallone y Robert De Niro, ya que no hubiera resultado lo mismo. La clave de la película es que reunió a los dos actores que protagonizaron los filmes de boxeo más icónicos y populares en la historia del cine y desde la primera escena el argumento juega claramente con este tema. La trama está plagada de referencias a toda la saga de Rocky pero nunca llega a convertirse en una parodia burda, sino que el humor se trabaja con guiños graciosos y sutiles que remiten a esos filmes y sus personajes. Creo que el motivo por el que esta comedia funcionó tan bien para Stallone es que no lo forzaron a ser algo que no es. En Ajuste de cuentas no interpreta un rol cómico y el humor pasa por las situaciones absurdas que vive su personaje en la trama. De esa manera Stallone pudo desenvolverse con más comodidad en el film sin la necesidad de tener que ser gracioso. Si a esto se le suma la buena química que tuvo con Robert De Niro, que ya se había gestado en Tierra de policías, no es de extrañar que esta vez brindara una película superior a todo lo que hizo en este genero. La dirección corrió por cuenta de Peter Segal, quien previamente realizó Como si fuera la primera vez, con Adam Sandler. Al igual que aquel film su nuevo trabajo presenta un par de subtramas más dramáticas, relacionadas con la vida personal de los protagonistas, que enriquecieron la historia y evitaron que se estancara únicamente en la cargada a Rocky y Toro Salvaje. Otro gran estreno con Stallone que no se puede dejar pasar y recomiendo. Si van a verla esperen durante los créditos finales una escena adicional que cierra a lo grande esta comedia con una situación muy especial.
Abscam. Ese fue el nombre clave con el que se denominó a la histórica operación encubierta del FBI, en 1978, que derivó en el encarcelamiento de varios congresistas de los Estados Unidos por causas de corrupción. La particularidad de esta investigación es que fue muy polémica ya que resultó organizada y liderada por un famoso estafador llamado Melving Weinberg. Un muchacho que tenía serios problemas con la ley y trabajó para los agentes federales para evitar que lo enviaran a prisión. En su momento esto fue un escándalo que tuvo repercusión internacional y en Hollywood enseguida intentaron producir la película. A comienzos de los ´80 se anunció un film con esta historia que iban a protagonizar Dan Aykroyd y Jim Belushi. Sin embargo, la muerte de Belushi en 1982, por sobredosis de drogas, pinchó por completo este proyecto y luego quedó todo en la nada. Desde entonces el caso Abscam fue mencionado en varios filmes como Donnie Brasco (Johnny Depp) y series de televisión. Inclusive en Seinfeld trataron el tema en su momento. Escándalo americano es la primera película que se hizo sobre esta historia. Sin embargo, la trama que presenta el trabajo del director David O. Russell es una interpretación imaginaria de cómo podrían haber sucedido los hechos. Los actores principales interpretan personajes ficticios que estuvieron inspirados en algunas personas reales que formaron parte de Abscam y el film es una adaptación libre de este tema. A diferencia de lo que hizo el director Russell con El luchador, donde narró con fidelidad la historia del boxeador Mickey Ward, en este proyecto no se concentró demasiado en la rigurosidad del caso real. Escándalo americano por ese motivo se enfoca principalmente en la relaciones que se gestan entre los personajes y sus historias personales. La película comienza con una gran escena inicial, donde se presenta al personaje de Christian Bale, que es perfecta por la manera en que el director logra envolver al espectador en el relato desde los primeros minutos. Un momento que representa una metáfora de las falsedades y el mundo artificial en el que se desenvuelven los protagonistas, obsesionados por obtener a su modo el sueño americano. Al ver la película queda la sensación que el director estuvo mucho más interesado en explorar estos temas y las relaciones entre los protagonistas que el caso Abscam que termina relegado a un segundo plano. No fue casualidad que Bale, Bradley Cooper, Amy Adams y Jennifer Lawrence terminaran nominados en los premios Oscar dentro de las categorías principales de actuación. A lo largo del film cada uno de ellos tienen al menos una escena que les permite destacarse a lo grande. El trabajo que brindaron todos los miembros del reparto es el principal motivo para recomendar este film, ya que están brillantes y formaron un gran equipo. Tal vez el caso más notable es el de Jennifer Lawrence, debido a que su personaje aparece más tarde en el conflicto pero luego su rol cobra bastante importancia y termina por robarse varias escenas con algunos diálogos fabulosos. Con este proyecto David O.Russell intentó emular el cine de Martin Scorsese algo que también se puede percibir en las elecciones musicales que conforman la banda de sonido, que por cierto, es muy buena. En realidad no existe en el mundo un buen director que en algún momento de su carrera no haya tomado elementos del arte de Scorsese, pero en este caso la referencia es mucho más burda y está claramente presente en la película. Si uno desea objetarle algo a esta producción se lo podría hacer en el campo del guión donde hay algunas inconsistencias que no tuvieron los trabajos previos de este realizador. El problema de Escándalo americano en estos aspectos es que parece un film improvisado donde a lo largo del conflicto se presentan varios momentos banales que carecen por completo de sentido. Algunos ejemplos son la innecesaria escena de baile en la discoteca entre Amy Adams y Bradley Cooper, que no aporta demasiado a la trama central, o el "mini musical" de Jennifer Lawrence, donde baila y canta "Live and Let Die" que es una situación bizarra que sale de la nada y tiene poco que ver con el tono que tenía previamente la película hasta ese momento. Sí, la escena es divertida pero es cualquiera. Esta cuestión por supuesto no opaca las enorme virtudes que tiene el film y el hecho que en términos generales sea una muy buena producción. La realidad es que David O. Russell vive una excelente etapa en su carrera y con esta labor sumó otro notable trabajo a su filmografía que vale la pena conocer. No porque tenga muchas nominaciones al Oscar sino porque es una gran película.
"Hollywood hace que el Congreso de los Estados Unidos parezca un semillero de ética. Entregarle un libro a un estudio de cine es como confiarle una hija a un proxeneta. La próxima vez no volverá a suceder". Tom Clancy. Y así ocurrió. Después del fiasco que resultó el relanzamiento de Jack Ryan en La suma de todos los miedos (2002), una de las mejores novelas de la saga de este personaje, Clancy no quiso saber más nada con las adaptaciones de sus trabajos en el cine y Ryan desapareció de la pantalla grande. En aquellos días lo que podría haber sido una gran continuación de Peligro inminente se vino abajo cuando Harrison Ford rechazó el papel protagónico porque el director Phil Alden Robinson, que había dirigido Juego de patriotas, tuvo diferencias personales con el estudio Paramount. En ese momento adaptaron la trama con un Jack Ryan más joven y todo el conflicto se distorsionó a partir del hecho que la historia tuvo un enfoque diferente. Ben Affleck no convenció como Jack y su labor no fue lo suficientemente sólida como para que volviera a encarnar al famoso analista de la CIA en otra producción. Pasó más de una década y el estudio Paramount decidió relanzar otra vez a Ryan en el cine. Sin embargo esta vez la propuesta es distinta. La película no se basó en ninguna novela de Tom Clancy y sólo tomó elementos relacionados con los personajes de Jack y Cathy Ryan para crear una historia original. Un film con el que Kenneth Branagh suma otra rareza en su filmografia junto con Thor y Frankenstein, que poco tienen que ver con sus brillantes adaptaciones de Shakeasperare o excelentes policiales como Dead Again. La verdad que esta es una película rara porque comienza muy bien y luego se desbanda con cuestiones trilladas del cine hollywoodense. La primera mitad de la trama me gustó mucho porque Branagh y Chris Pine capturaron muy bien el espíritu del verdadero Jack Ryan de los libros de Clancy. Todo el origen que se narra en los primeros 20 minutos lo tomaron de la novela "Juego de patriotas" (libro 2 de la saga) que nunca se había trabajado en producciones anteriores. En este caso adaptaron el origen al mundo actual donde Jack se une a los marines por motivos más patrióticos. En la historia original se incorporaba al ejército a fines de los años ´70 para vivir una experiencia diferente en su vida y en la película lo hace motivado por los atentados del 11 de Septiembre. La relación del protagonista con la mujer que será su esposa estuvo correctamente trabajada y Keira Knigthley estuvo muy bien en esta primera parte del film. Su reacción cuando se entera que Jack trabaja en la CIA es 100 por ciento Cathy Ryan y esos detalles me parecieron divertidos. Otro aspecto positivo en esta primera parte de la trama es que Branagh se mantiene fiel al espíritu del personaje. Ryan no es una máquina de matar implacable como 007 o Jason Bourne y el tipo se siente mucho más cómodo detrás de un escritorio analizando información que persiguiendo terroristas a los tiros. En la interpretación de Chris Pine esto se destaca claramente y es genial la escena en la que Jack se ve obligado a matar a alguien y la manera en que ese hecho luego lo perturba. Lamentablemente Branagh no sigue por el mismo camino y en la segunda mitad del conflicto su film se vuelve una producción hollywoodense más trillada y genérica. La película decae cuando Chris Pine deja de interpretar a Ryan para convertirse en Jack Bauer y lo encara como el típico héroe norteamericano. Da la sensación que los productores no se bancaban hacer todo el film con un analista de la CIA que odia los trabajos de campo y le agregaron escenas de acción convencionales que hicieron al film más predecible. Lo mismo ocurre con el villano que interpreta el propio director que tiene escenas interesantes y luego queda completamente desdibujado. Kevin Costner fue el único actor que mantuvo el mismo perfil durante toda la trama y está muy correcto en su rol secundario. Si bien Jack Ryan no supera ni a palos a La caza del Octubre Rojo (Alec Baldwin), que retiene su corona como la mejor adaptación de una novela de Tom Clancy, en varios aspectos este relanzamiento del personaje es un poco mejor que la versión con Ben Affleck. No resulto del todo la película que esperaba, teniendo en cuenta que la dirigía Kenneth Branagh, pero como propuesta pochoclera zafa y es entretenida.
Antes de referirme a la película quiero aprovechar unas líneas de esta reseña para recomendar la excelente novela de Markus Zusak, "La ladrona de libros" . Una de las mejores propuestas que surgieron dentro de la literatura juvenil en estos últimos años y que lamentablemente no tuvo la difusión que se merece. Parece que si un relato para adolescentes hoy no tiene un triángulo amoroso las editoriales no se comprometen demasiado con la publicidad. Esta es una obra que presentó una historia muy emotiva y que le debe mucho a "Anne, la de Tejados Verde", de Lucy Montgomery, de la que tomó varios elementos. Los dramas relacionados con la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto son complicados de trabajar en la actualidad, ya que la lista de antecedentes en el cine es tan grande que prácticamente es imposible sorprender hoy al público con una historia distinta. Ladrona de libros no es la excepción y la verdad que en este film no vas a encontrar nada que no hayas visto en otras producciones. Sin embargo, lo que hizo tan especial a esta propuesta son los personajes que creó Markus Zusak con los que el público puede conectarse emocionalmente y disfrutar del relato que se presenta. El director Brian Percival, quien previamente había hecho un gran trabajo con la adaptación de la novela de Philip Pullman, "Sally y la maldición del rubí" en este caso abordó con mucho respeto y fidelidad la versión cinematográfica de esta obra. Una película que sobresale principalmente por el tremendo trabajo del reparto, donde brillan Geoffrey Rush, Emily Watson y Sopphie Nélisse, la gran protagonista de esta producción. La joven fue una de las figuras del aclamado film Profesor Lazhar, estrenado en Argentina el año pasado, y enseguida capturó la atención de los estudios de Hollywood. Ladrona de libros representa su debut en el cine norteamericano, donde seguramente se la empezará a ver más seguido. De hecho, por estos días trabaja en el nuevo film de Edward Zwick (El último samurái). Su interpretación de Liesel Meminger es excelente y capturó a la perfección el espíritu que el personaje tenía en la literatura. Muy especialmente su inocencia frente a los horrores que la rodean en los tiempos que le tocó vivir. Si bien como toda adaptación cinematográfica el film presenta varios cambios en el argumento, el trabajo de Percibal retrató muy bien esta cuestión y la manera en que el nazismo repercutió en la vida cotidiana de los alemanes. Lo mismo ocurre con la interpretación de los soldados nazis que le escapó a los estereotipos del cine hollywoodense. Todos los momentos importantes del libro están en el film y lo mismo ocurre con las temáticas que se tratan. La manera en que la literatura se convierte en un instrumento de supervivencia para la protagonista y el hecho que no todos los alemanes apoyaron el régimen de Hitler son asuntos claves de esta historia que no quedaron afuera en el cine. Una particularidad que presentaba Ladrona de libros es que en la obra original el argumento es narrado por la Muerte, quien es un personaje más del conflicto. No es fácil encontrar una voz para semejante rol y la elección del actor Roger Allam (Juegos de Tronos) fue un gran acierto. Este fue un riesgo que tomaron los productores para trasladar con más fidelidad la novela en la pantalla grande y creo que lo resolvieron muy bien. El film cuenta además con una impecable reconstrucción de época y la música de John Williams que no es una dato menor. Me gustó mucho lo que hicieron con esta película y claramente se destaca entre los grandes estrenos de esta semana.
El mundo de los cómics va mucho más allá de las historias de super héroes de Marvel y DC y cuando te ponés a explorar otros géneros te podés encontrar con cosas fabulosas. "Blue is the Warmest color" es una gran novela gráfica de la artista francesa Julie Maroh, quien narró un relato de amor entre dos chicas dentro del género conocido como "coming of age" que se centra en personajes que atraviesan su paso de la adolescencia a la adultez. En otras palabras, la típica Matías Lértora Movie con adolescentes conflictivos a los que nadie comprende y tratan de buscar su lugar en el mundo a través de una "coctelera de emociones". Si bien la trama no está al mismo nivel de "Extraños en el Paraíso", el clásico comiquero de chicas lesbianas, de Terry Moore ( que por cierto era más delirante), la historieta francesa es muy buena y se destaca por la manera en que la autora trabajó con bastante realismo la relación de las protagonistas. La vida de Adele es una adaptación de este cómic que sigue de manera fiel gran parte del argumento, salvo por dos pequeños detalles. En el cine la versión del director Abdellatif Kechiche tiene un final más positivo y el conflicto se extendió con muchísimos hechos adicionales. Con esta película pasa algo similar a lo que ocurrió con la última entrega de El Hobbit. La historia es muy buena y el trabajo de las protagonistas es brillante pero la historia se estiró de manera innecesaria en una película que dura tres horas. Adaptar un cómic que no supera las 160 páginas, donde encima no hay más de cinco viñetas por hoja, en un film de 180 minutos no tiene sentido y es un problema que tiene esta producción. A la trama le sobran claramente 90 minutos que se hacen sentir y la realidad que está expansión tampoco logra mejorar la versión original que escribió Julie Maroh. Las famosas escenas de sexo de este film sobre las que se hablaron tanto son extensas y explícitas y por momentos queda la duda si el director Kechiche no estaba más interesado en hacer una porno. Este es un aspecto que el cómic trabajó con mucha más sutileza sin caer en la típica escena de lesbianas de un film erótico del canal Film Zone. Lo mejor de la vida de Adele son las protagonistas, Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos, quienes capturararon muy bien el espíritu de estos personajes. La verdad que la película no es tan distinta a tantas otras producciones que vimos dentro del subgénero del coming of age y daría la sensación que la inflaron un poquito desde la prensa. La Palma de Oro en Cannes me pareció como mucho y eso no es desmerecer la virtudes de esta producción que las tiene, ya que no es para nada una mala película. Por el contrario, la adaptación en el cine de este cómic se puede tomar como una versión alternativa de la obra original, que salvo por su duración excesiva y lo que hicieron con el final (que no me gustó), logra brindar una decente historia de amor.