Volvió István Szabó a la cartelera argentina. Uno de los realizadores más importantes entre los años ´60 y ´70, dentro del cine de autor europeo que consiguió reconocimiento internacional con grandes películas como Mefisto (1981), Coronel Redl (1985) y la gran épica, El amanecer de un siglo (1999). La última producción del director húngaro estrenada en nuestro país había sido Conociendo a Julia (2005), con Annette Bening. Luego Szabó hizo tres películas más que no lograron conseguir una gran distribución internacional y se exhibieron de manera limitada en pocos países. Su nuevo trabajo, Detrás de la puerta, creo que logró tener un estreno comercial por la única razón que Helen Mirren es una de las protagonistas. Si Szabó le hubiera dado el rol a una actriz europea desconocida esta película habría tenido el mismo destino que sus últimas producciónes. En este caso nos encontramos con una propuesta que parece un típico film para la televisión de esos que suele emitir el canal Europa Europa y que nunca llega a emocionar o cautivarte con el relato que se presenta. Esto no quiere decir tampoco que sea una mala película, pero la realidad es que no está a la altura de lo que uno podía esperar de un cineasta que hizo filmes importantes. La historia se centra en la relación que se gesta entre una escritora (Martina Gedeck) y su enigmática empleada doméstica (Helen Mirren). El choque cultural entre estas mujeres en la Hungría de posguerra y el misterio que se esconde detrás del personaje de la mucama, que se relaciona con un pasado doloroso, son los principales atractivos de una historia que se hace llevadera gracias al trabajo de las protagonistas. Nadie va a descubrir que Helen Mirren es una gran actriz viendo esta película pero la verdad que está genial en su rol y tiene momentos fabulosos a lo largo del conflicto. Lamentablemente Detrás de la puerta se vio algo afectada por la desganada narración del director Szavó que vuelve densa una propuesta que seguramente debe ser mucho más emotiva en su original versión literaria. Su manera de contar esta historia genera una distancia emocional con los personajes principales que convierte a este film en un melodrama más que te deja indiferente frente a los conflictos y las tensiones que se gestan entre las protagonistas. Iván Tsavó hizo grandes películas en el pasado, pero su nueva producción dificilmente será recordada entre lo más destacado de su filmografía.
Uno de los aspectos más interesantes de Operación monumento es que trabaja un tema que fue bastante ignorado en la basta filmografía que existe sobre la Segunda Guerra Mundial. En su nueva labor como director, George Clooney centró su película en la historia de los hombres que tuvieron la misión de rescatar obras de arte para prevenir que desaparecieran en manos de los nazis. A diferencia de lo que se muestra en este film, no fueron siete personas las que estuvieron a cargo de esta tarea, sino 350 soldados que se dividieron en varios comandos por toda Europa. El único antecedente que existía en el cine sobre este tema fue la obra maestra de John Frankenheimer, El tren (1964), una tremenda película bélica con Burt Lancaster. Por alguna razón desconocida después no hubo otras producciones que trabajaran esta cuestión hasta que Clooney desarrolló Operación monumento. Una película rara. Se centra en un tema apasionante con un elenco memorable pero es un film que en rasgos generales no consigue sacarle jugo a la historia que presenta ni a sus protagonistas. En un comienzo parece una versión retro de La gran estafa, con Danny Ocean en los años ´40, luego pretende ser un drama más serio y hasta por momentos un thriller bélico, pero nunca termina por definirse con ninguna de estas variantes. Hay personajes que entran y salen del conflicto sin explicación y algunos de los mejores momentos del film ni siquiera tienen que ver con la historia central. Un claro ejemplo es la escena de John Goodman y Jean Dujardin (El artista) cuando se encuentran con un francotirador. Si esa situación se eliminaba en la edición no afectaba en absoluto a la trama pero resultó una de las escenas más entretenidas de toda la película. Bill Murray, por ejemplo, está completamente pintado en esta producción y salvo por unos breves aportes humorísticos su personaje queda en el olvido. El film de Clooney no es para nada malo pero su narración es densa y carece de emoción. En consecuencia, la película termina siendo algo intrascendente. Los hechos que lograron los hombres que participaron de la operación real fueron importantísimos y en este film el director simplificó todo en una simple anécdota. Los norteamericanos salvaron el patrimonio artístico de la humanidad. Hay un gran puesta en escena y muchos artistas talentosos involucrados, pero el resultado final no logra convencer del todo. Por eso cuando la terminás de ver queda la sensación que le faltó algo. Por el reparto que Clooney había reunido y el tema que se trataba me parece que se podía esperar muchísimo más de esta película.
Penúltima y quinta película de la saga de Tinker Bell que concluirá el año que viene con Legend of the NeverBeast. Disney había preparado también una séptima y octava entrega que finalmente se cancelaron debido a que los productos de merchandising de estos personajes declinaron sus ventas. La serie de Tinker Bell fue uno de los grandes tapados de Disney en estos últimos años que presentó películas muy cuidadas desde los aspectos artísticos y superaron a todas las cosas que este estudio hizo dentro de las producciones clase B desarrolladas para el dvd. Cada film brindó un concepto diferente en los conflictos de las historias y con una buena propuesta de fantasía lograron llegar con éxito a los más chicos y muy especialmente a las niñas. La nueva entrega se caracteriza por concentrarse a pleno en la aventura y la acción con un argumento entretenido que narra los orígenes del pirata que luego se convertirá en James Garfio. Es gracioso porque lo retratan como una especie de Anakin Skywalker que empieza siendo un aventurero bondadoso y luego derrapa para el lado oscuro. La película presenta además a la carismática hada Zarina, quien le hubiera robado una sonrisa a Robert Louis Stevenson y Emilio Salgari, ya que se trata de la versión en miniatura de la hija del Corsario Negro. La directora Peggy Holmes se toma literalmente los primeros diez minutos de la película para narrar el origen de este nuevo personaje que es algo rarísimo de ver en una propuesta infantil clase B de este tipo, donde no se le suele dar mucha importancia al desarrollo de los argumentos. Estas producciones de John Lasseter (Toy Story) evidentemente engancharon a los artistas involucrados de una manera especial y eso se plasmó en la calidad de estos filmes que son muy buenos. Una gran propuesta para entretener a los más chicos.
No deja de ser loco que en la actualidad Liam Neeson trabaja en películas que él mismo se encargaba de rechazar 20 años atrás. En 1995 fue uno de los principales candidatos para suceder a Timothy Dalton como James Bond y el actor declinó la propuesta porque no quería aparecer en filmes de acción y terminar encasillado en el género. Hoy a los 61 años no para de protagonizar producciones de este tipo y a partir del éxito de Búsqueda implacable se convirtió en un inesperado héroe de acción que convoca gente en los cines. Su nuevo trabajo representa la segunda colaboración con el director Jaume Collet-Serra (La huérfana) con quien había hecho Desconocido en el 2011. Non Stop parece una película de acción perdida de los años ´90 con la particularidad que la trama se ambienta en el mundo post 11 de Septiembre, donde también juega un papel importante el uso de los celulares. Más allá de estos detalles es una producción que tiene todos los elementos que eran comunes en el cine de acción de los ´90. Inclusive el recuerdo de Pasajero 57, con Wesley Snipes, se hace presente por momentos en la trama. En ese sentido no es casualidad que el principal productor sea Joel Silver, responsable de las sagas de Arma Mortal y Duro de matar, entre otros clásicos, quien la tiene clara en materia de entretenimiento pochoclero. El director Collet-Serra hizo un gran trabajo con la construcción del suspenso hasta que se revela la identidad del villano y luego la película se mete de lleno en la acción. La historia logra engancharte con el conflicto que propone y Liam Neeson es quien saca adelante el film con su presencia. Aunque el nombre de su personaje es Bill Marks y en este caso es un marshal a cargo de la seguridad aérea, en el fondo sabemos que es otro clon de Bryan Mills (Búsqueda implacable). Algo que llama la atención es la presencia de Julianne Moore, quien interpreta un rol secundario intrascendente como los que solía conseguir en el cine al comienzo de su carrera cuando no la conocía nadie. Una tremenda actriz que tiene poco para hacer en este film y supongo que aceptó este trabajo porque tiene cuentas que pagar como todo el mundo. La verdad que no hay muchas objeciones para hacerle a Non Stop, salvo que te sientes a ver la película para buscarle respuestas al significado de la existencia. Reitero, el director presenta un buen manejo del suspenso, las escenas de acción están muy bien filmadas y lo tenés a Liam Neeson que garpa en este tipo de propuestas aunque interprete siempre el mismo personaje. Un gran entretenimiento que se deja ver.
Extrañas apariciones 2 es la demorada continuación del film Invocando espíritus, estrenada en el 2009. Una película que resultó bastante castigada en las reseñas por algunos lectores de esta web. En su momento me pareció que no era tan terrible como para matarla y presentó buenas actuaciones de Virgina Madsen, Elias Koteas y Kylle Gallner (Pesadilla). La nueva entrega no tiene absolutamente nada que ver con el film anterior y brinda otra historia basada en hechos reales sobre fantasmas y fenómenos paranormales. La verdad que después de lo que fue El conjuro, de James Wan, los productores de Hollywood deberían darle un descanso a esta temática. De ese modo se evitarían crear fiascos comerciales que ni siquiera son bien recibidos por los seguidores del género. Esta película presenta un muy buen trabajo en la fotografía, el sonido y las interpretaciones de los protagonistas pero no logra brindar ningún elemento interesante a la hora de tratar estos temas. El film no le escapó a ningún cliché sobre historias de fantasmas y ahí es donde se viene abajo la propuesta. El que se te ocurra lo encontrás en este estreno. No falta la familia que se muda a una casa nueva y de repente suceden cosas raras en el lugar. La hija del matrimonio que empieza a comunicarse con espíritus. Los clásicos fantasmitas piqueteros que protestan para denunciar un hecho ocurrido en el pasado, las escenas de flashbacks que explican el origen del mal y los típicos momentos de susto que vimos un millón de veces. Una lástima porque el film tiene algunos momentos relacionados con los asuntos paranormales que están bien realizados, pero en términos generales es una propuesta que uno borró de su mente media hora después de verla. Algo que también le jugó en contra a este film es que el director Tom Elkins (editor de Invocando espiritus) muestra con tanta soltura a los fantasmas desde los primeros minutos que a la mitad de la historia terminaron por aburrir. Un detalle que hasta los dibujos animados de Scooby Doo supieran cuidar mejor. Supongo que aquellos que no se aburrieron todavía con estos relatos y no les importa ver lo mismo de siempre podrán disfrutarla un poco más. Por mi parte insisto, hay que darle unas vacaciones a los fantasmas en el cine.
Dentro de lo que fue esa gloriosa camada de artistas nuevos que surgieron en el cine independiente norteamericano de los años ´90, Alexander Payne es uno de los casos más interesantes. Un director que desde su ópera prima, Citizen Ruth (con Laura Dern) logró mantener el mismo nivel de calidad en todas sus películas. Puede ocurrir que tal vez como espectador te enganches más con alguna historia que otra, pero al recorrer su filmografía (Election, Las confesiones del señor Schmidt, Entre copas, Los descendientes) no encontrás una película mediocre o decepcionante. Nebraska, su nueva producción, califica entre los mejores trabajos de su carrera. Historias sobre personajes que emprenden un largo viaje por la ruta y en el camino logran reconectarse entre sí se hicieron a patadas en el pasado. Lo que hace especial a Nebraska es la manera en que el cineasta trabaja la propuesta y las tremendas actuaciones que consiguió de su reparto. Queda claro otra vez que Payne es un gran director de actores Su nueva película tiene mucho más humor de lo que daban a entender los trailers y es completamente honesta en retratar la humanidad y miserias de sus personajes. No hay melodramas forzados ni panfletos existencialistas y esto permite que uno pueda conectarse mucho más con estos personajes y las situaciones que atraviesan, ya que los vemos como personas reales. Una producción que por momentos me remitió muchísimo a Una historia sencilla, una joya de David Lynch. Si bien los protagonistas son distintos, la manera en que la película te envuelve con el relato y los personajes secundarios que se presentan traen al recuerdo aquel film de 1999. La diferencia es que Nebraska tiene varios momentos desopilantes que te sorprenden cuando menos lo esperás. Algunas escenas como la situación de la dentadura del protagonista, la cena familiar o los comentarios en el cementerio de la genial June Squibb (About Schmidt) son memorables en esta película. Después de 35 años de haber sido nominado al Ocar por Coming Home (uno de los primeros dramas hollywoodenses sobre la guerra de Vietnam), Bruce Dern logró encontrar otro rol protagónico con el que pudo lucirse en su carrera. Dern fue parte de la camada de artistas que surgieron con filmes de Roger Corman en los años sesenta y luego se estableció en el cine principalmente como un gran actor secundario. En el último tiempo venía haciendo filmes independientes y de acción clase B para el dvd y Alexander Payne lo hizo resurgir nuevamente con esta película. La interpretación que brinda de Woody Grant es brillante y se vio potenciada también por la excelente química que logra con Will Forte, quien sorprende con un rol distinto a sus trabajos como humorista. También resultó un acierto la fotografía en blanco y negro que convirtió a esos paisajes de Nebraska en un personaje más del film y además se conecta muy bien con esa fijación al pasado que tienen los protagonistas. Algo que contribuyó a convertir el viaje de Woody Grant y su hijo en una experiencia mucho más intimista. Otra gran película de Alexander Payne que no se puede dejar pasar.
Los cortos de Peabody y Sherman fueron dibujos animados de vanguardia en los años sesenta (ver nota en el link) que marcaron un antes y un después en este arte. Las historias formaban parte de un segmento que presentaba la serie, Las aventuras de Rocky y Bullwinkle, que revolucionaron la televisión en aquella década. Realizados con muy bajos presupuestos y una animación limitada, los cortos trascendieron por el humor bizarro y la sátira social que brindaban los argumentos. Debido a esta cuestión, la serie fue un gran éxito internacional en su momento porque capturó la atención de niños y adultos. Algo que no tenía antecedentes en los dibujos animados. Mucho antes que existieran Los Simpsons o Padre de familia, estas producciones se burlaban de la sociedad norteamericana y en el caso de Peabody y Sherman, de los grandes próceres de la historia. Unos auténticos pioneros en llevar el contenido bizarro a los dibujos infantiles que siguen teniendo influencia en las cosas que vemos hoy en día. La reciente película de Lego es un claro ejemplo. Rocky y Bullwinkle tuvieron la desgracia de ser arruinados en el cine con el film mediocre, protagonizado por Robert De Niro, que se hizo en el 2000. Peabody y Sherman contaron con mejor suerte. Con este proyecto el director de El Rey León y Stuart Little, Rob Minkoff, volvió a la animación después de 20 años. Minkoff hizo un excelente trabajo en este film a la hora de acercar estos personajes a una nueva generación de niños y al mismo tiempo mantener el espíritu de lo que fueron los dibujos originales. Cuando se adaptan series televisivas de animación en el cine mucha veces ocurre que al expandir las historias se termina por distorsionar a los personajes, como ocurrió con la primera película de Tom y Jerry en 1992. En el caso de Peabody y Sherman, el director Minkoff logró desarrollar el origen y la relación de los protagonistas, que incluye algunos momentos emotivos, sin perder el foco de esta propuesta. Los viajes en el tiempo y los enredos con los personajes históricos son la principal atracción del film que brinda algunos diálogos desopilantes. El humor que tenían los cortos originales está muy presente en la película y la verdad que Minkoff fue muy respetuoso en esta cuestión. Reitero, dentro de la animación estos personajes son icónicos por la tremenda influencia que tuvieron décadas después y es genial que este film quedara en manos de un artista que supo tener presente esta cuestión. Algo para destacar también es el excelente desarrollo que tiene el personaje de la niña, Penny, que se la presenta desde un enfoque muy negativo al comienzo de la historia y luego cambia sus actitudes a partir de las aventuras que vive con los protagonistas. Impecable también, en la versión en castellano, la interpretación de Peabody que brinda el actor mexicano Adrián Uribe, que evoca el modo de expresarse que tenía el perro en el inolvidable doblaje de la serie de los ´60. Me encantó esta película y creo que es otra gran propuesta familiar de animación que se suma a la cartelera.
Las obras de William Shakespeare brindaron películas memorables en las últimas décadas (ver nota en el link). Esta nueva versión de Romeo y Julieta no es una de ellas. Es increíble que después de más de cuarenta años ningún director pudo superar la obra maestra de Franco Zefffirelli de 1968. Película que presentó a la versión más bella de Julieta, interpretada por la actriz argentina Olivia Hussey (Black Christmas). Zeffirelli hizo algo tan grosso con su producción, por lejos una de las mejores adaptaciones de Shakesperare en la historia del cine, que le complicó la vida a todos los cineastas que vinieron después. Salvo que se haga algo distinto como el musical West Side Story o la versión MTV sobreactuada de Baz Luhrmann de 1996, que no era una una gran película pero generó curiosidad en su momento, no tiene sentido volver a filmar Romeo y Julieta. Este estreno lo deja claro. La versión del realizador italiano Carlo Carlei se hundió de entrada con la elección de los protagonistas, Hailee Steinfeld (Temple de acero) y Douglas Booth que tienen cero química entre sí. En una película que narra la historia de amor más grande de todos los tiempos esto es algo fatal e inadmisible. Se complica mucho poder enganchar al espectador con el relato cuando los protagonistas no parecen estar enamorados entre sí. Esta situación sumado a que el guión reinventa a su antojo la trama original terminaron por volver desapasionada y fría una historia que trascendió por ser justamente todo lo contrario. Lo único positivo de este estreno es el trabajo que hicieron con la ambientación de Verona y los vestuarios, además de Paul Giamatti, quien fue el actor que más se destacó en el reparto. Si buscas una gran adaptación reciente de Shakespeare mejor mirá Coriolanus (2011) de Ralph Fiennes que brinda una gran película en serio.
Película complicada para reseñar. Acá tenemos una propuesta que no acepta términos medios. La amas y la recomendas o la odias y la masacras en la reseña. No hay otra. En Estados Unidos ya ocurrió con la novela homónima de Mark Helprin, de 1983. Las opiniones están completamente divididas. La gente a la que le gustó el libro habla maravillas y quienes opinan lo contrario le pegaron con la misma pasión. ¿Quién tiene la razón? Nadie, depende de como vos te conectes con la propuesta. Un cuento de invierno es una de las historias de romance y fantasía mas bizarras que se concibieron en las últimas décadas. La película representa el debut en la dirección de Akiva Goldsman, guionista de filmes como Una mente brillante , El luchador (Ron Howard) y la infame Batman y Robin. En este proyecto Goldsman tuvo la astucia de reunir un reparto de actores de primer nivel, algo que resultó una gran ventaja para esta propuesta. A Colin Farrell, Russell Crowe, William Hurt y Jennifer Connelly les crees cualquier personaje que interpreten y eso facilita que te conectes con historias alocadas de este tipo. Con actores malos este film hubiera sido más complicado de ver porque la trama es un delirio absoluto que obliga al espectador a aceptar acciones de los personajes que no tienen sentido ni explicación. El film comienza como un romance de fines del siglo 19 y cuando entran en juego los elementos fantásticos el conflicto se vuelve más extraño. Algo loco de Un cuento de invierno es que hasta la primera hora de la historia no queda claro el rol que juegan los villanos. ¿Son demonios? ¿Vampiros? ¿Por qué persiguen al protagonista? Akiva Goldsman se toma su tiempo para desarrollar esta cuestión y desconcertar más al espectador con las respuestas de este enigma. El tercer acto de la trama que transcurre en la actualidad me pareció acelerado como si el director hubiera estado presionado por entregar el film terminado en menos de 120 minutos. La relación de Colin Farrell con Jennifer Connely se desarrolla demasiado rápido y en consecuencia se vio afectada por esta cuestión. La película parece la versión resumida de una historia atractiva que debe estar mejor desarrollada en la literatura. Por momentos me hizo acordar a August Rush, donde si te dejás llevar por la trama y no te sentás en la butaca del cine a tomar apuntes para buscarle errores o esperás encontrarte con un drama de Orson Welles, terminás por disfrutar la propuesta si te gusta el género. Si te permitís disfrutar el cuento de hadas que propone el film es un película romántica entretenida que vale la pena y se deja ver.
RoboCop fue una de las películas de acción más polémicas y subversivas de los años ´80. El mal karma del director Paul Verhoeven por haber filmado Showgirls se vuelve a manifestar luego de la remake de El vengador del futuro y esta semana se estrena el relanzamiento de este ícono del cine pochoclero. La película del director brasileño José Padilha (Tropa de elite) presenta una versión mucho más light y aséptica en materia de acción destinada a que el público de 14 años pueda verla y pague la entrada al cine. En la intención de hacer algo diferente con este gran personaje la remake dejó afuera todos aquellos elementos que hicieron memorable a RoboCop. La ciudad decandente y ultra violenta de Detroit (ahora parece Suiza), los villanos sádicos e inescrupulosos, el futuro distópico, las grandes secuencias de acción y el humor irónico. Lo más llamativo e impactante de esta producción es que tiene menos acción que todas las entregas previas. Si sos cinéfilo seguro recordás aquella fabulosa escena en la que Muprhy le disparaba a un críminal en los tésticulos para evitar que violara a una mujer. Momento clásico del film de 1987. Lamentablemente en la remake no hay ninguna escena de acción que quede en la memoria luego de ver esta película. Los tiroteos que filmó Padhila son bastantes monótonos y nunca llega a presentar una secuencia espectacular donde el personaje logre destacarse a lo grande. A esto se le suma que a RoboCop le sale todo demasiado bien en esas situaciones y tampoco se enfrenta con algún villano notable como fue el pandillero, Clarence Boddiker, en el film original. Tal vez, esa es la mayor debilidad argumental que presenta esta versión. Algo que estuvo bien trabajado es toda la subtrama de la relación de Murphy con su familia que no se exploró demasiado en el flm de Verhoeven. El incoveniente que tiene la remake es que gran parte del relato al director se le va en el interminable origen del robot y su posterior entrenamiento. Se supone que es RoboCop no Rocky Balboa, para qué tanta preparación es algo que no terminé de entender. Prefiero dejar pasar el nuevo look que usa Murphy durante gran parte del film que lo hace ver como un Power Ranger. Lo mejor de la remake de RoboCop se centra en los fabulosos trabajos de Gary Oldman y Michael Keaton que la rompen en roles secundarios. Sobre todo las escenas que tienen juntos son geniales y representan el principal atractivo de este estreno. Ellos dos salvaron esta película. Joel Kinnaman (de la serie The Killing) no es un tipo carismático y no resultó la mejor opción para este RoboCop más humano que seguramente quedará en el olvido. Lo mismo ocurre con Samuel Jackson, encargado de brindar la sátira forzada en el argumento con escenas que no aportan nada al conflicto. La verdad que esta remake innecesaria no termina de convencer. Si bien no es una película mala del nivel de La leyenda de Hércules tampoco salís del cine entusiasmado como para esperar la secuela.