El infiltrado es una producción independiente de The Rock que representa su primer rol dramático en el cine. Si mirás sus últimos filmes el actor prácticamente interpreta al mismo personaje en las historias en las que apareció y acá tuvo la oportunidad de hacer algo distinto. Esta es una de las pocas veces donde lo podemos ver a The Rock trabajando un personaje más humano, que poco tiene que ver con los héroes de acción que suele encarnar en Hollywood. Acá es un hombre desesperado por conseguir que su hijo salga de la cárcel por un error que cometió y para lograr su objetivo se ve envuelto en un serio conflicto con poderosos narcotraficantes. Resulta muy interesante que esta figura que solemos ver en tantos filmes patear el trasero de los villanos, acá presente un perfil más vulnerable que tiene dificultades para manejarse con la violencia. John Matthews es por lejos el personaje más realista que interpretó el actor hasta la fecha. Hay que darle el crédito por intentar despegarse de la imagen hollywoodense y apostar a realizar un proyecto dinstinto, que encima como productor consiguió el respaldo de excelentes artistas del nivel de Susan Sarandon y Barry Pepper, quien se destaca en este film como un agente encubierto de narcóticos. El infiltrado fue dirigida por Ric Roman Waugh, un conocido doble de riesgo de Estados Unidos que en los últimos años incursionó en la dirección, donde hizo filmes independientes como In the shadows (James Caan) y Felon (Val Kilmer) que en Argentina terminaron directamente en dvd. Este su mejor trabajo hasta la fecha en el que fusionó muy bien el drama con el suspenso a través de una propuesta que sin grandes pretensiones logra capturar la atención del espectador durante toda la historia. No es uno de los grandes películones del año, pero es un film que se disfruta mucho como thriller y ofrece un buen entretenimiento.
El conjuro es algo que hace rato se le pedía a la cartelera. Es decir, una película de terror decente para ver. Después de tanta basura olvidable que pasó por las salas en el 2013 esto es lo mejor que vimos hasta ahora junto con Cabin in the woods y Mamá. El director James Wan, el creador de SAW, volvió con una propuesta muy interesante que está basada en hechos reales y narra uno de los casos más famosos de los investigadores paranormales, Ed y Lorraine Warren. Este matrimonio saltó a la fama en la década del ´70 por ser los primeros expertos en estos temas que trabajaron en la célebre casa embrujada de Amityville, que inspiró luego toda una saga de películas. Hace unos años el film Invocando espíritus, que estaba relacionado con la ciudad de Connecticut, también se inspiró es uno de los casos de los Warren. El conjuro narra con más detalles la experiencia que vivieron los miembros de la familia Perron cuando se mudaron a una casa embrujada y también se hace referencia a la famosa historia de la muñeca Annabelle (Ver Dato Loco). Lo que me encantó de este película, más allá que está impecablemente filmada y tiene un tremendo reparto de actores profesionales sin personajes estúpidos, como estamos acostumbrados a ver últimamente, es que James Wan volvió a trabajar el tema de las posesiones demoníacas con un enfoque distinto. Esta nueva producción, al igual que La noche del demonio, está relacionada con las posesiones satánicas, pero la manera en que desarrolló la historia fue completamente diferente. El film anterior se enfocaba más en los aspectos fantásticos mientras que en El conjuro el terror se elaboró más desde lo psicológico. La película evoca claramente a las producciones de terror de los años ´70 que trabajaron esta temática como El exorcista, Terror en Amityville y Centinela de los malditos (Michael Winner). La manera en que se presentan los créditos iniciales, sobre todo el diseño del título del film está claramente en sintonía con esta cuestión. El conjuro es una propuesta de terror en serio, con actores profesionales, donde su director tuvo la grandeza de no filmarla para el público más adolescente que necesita que todo suceda rápido en cinco minutos con una edición frenética. Wan se toma el trabajo para presentar bien a los personajes y desarrollar el conflicto que es algo que no suelen hacer los filmes horrendos que llegaron en el último tiempo al cine. La banda sonora de Joseph Bishara es excelente y desde que aparece el logo de Warner te pone en clima para disfrutar la historia. Por otra parte, el director tampoco abusó de la música y supo utilizarla en los momentos adecuados. Patrick Wilson, Vera Farmiga y Lili Taylor están brillantes en sus personajes y la verdad que es otra cosa cuando hay actores de verdad y no los adolescentes ignotos que suelen protagonizar estos filmes. Hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto un estreno de terror y El conjuro creo que se destaca entre lo mejor del año dentro de este estilo. La buena noticia es que todavía queda un encuentro más con el cine de James Wan en unos meses cuando llegue a las salas la continuación de La noche del demonio. EL DATO LOCO: La aterradora muñeca Annabelle que aparece al comienzo del film fue uno de los casos más famosos de los investigadores Warren. Sin embargo, la muñeca era muy distinta a como se la presenta en el film. En la siguientre nota podés conocer su verdadera historia.
La primera película de los Pitufos fue horrenda y falló miserablemente en capturar el espíritu de una las más grandes series animadas de los años ´80, además de un clásico memorable del cómic. Sin embargo, es imposible negar que el film pegó muchísimo en los chicos que no conocían los personajes por una cuestión generacional y por eso este año llegó la secuela. En honor a la verdad la continuación es una propuesta más decente que la primera entrega, donde el director Raja Gosnell corrigió varios aspectos que se le objetaron al film del 2011. No es una de las producciones memorables del año pero me parece que cuenta con más cualidades que el film anterior. En principio en esta película los Pitufos tienen muchísimo más protagonismo mientras que los actores humanos, con excepción de Hank Azaria que la vuelve a romper como Gargamel, quedaron relegados a un segundo plano. Una cuestión que Michael Bay después de tres películas todavía no terminó de entender en Transformers. De hecho, la participación del personaje de Neil Patrick Harris y su familia esta vez es parte de una subtrama. Un aspecto que mejoraron notablemente es que el film tiene más escenas con los Pitufos interactuando entre ellos como ocurría en la serie de televisión y los personajes animados no estuvieron tan pendiente de los humanos. Es decir, el nucleo central del conflicto tiene que ver con la relación de Pitufina y su integración en la comunidad de los duendes. Eso estuvo bueno porque le dio más identidad a la película. La anterior era una copia burda de Alvin y las ardillas y esta continuación presenta una historia más cercana a los que eran las aventuras de los Pitufos en la televisión. El trabajo que hicieron con la animación es brillante y en más de una escena te olvidas que los enanos azules son productos de efectos digitales. Está muy bien lograda también la interacción entre los personajes animados y los humanos que a veces se ve muy artificial como ocurrió en Garfield. Hank Azaria, que es un tremendo actor, encontró en Gargamel un rol con el que pudo destacarse en el cine después de mucho tiempo y capturó muy bien la esencia de lo que era el villano de esta propuesta. Otro tema que me sorprendió es que si bien hay varios chivos publicitarios esta vez no llegaron al nivel de obscenidad que tuvo la primera película donde era descarado lo que hicieron con esta cuestión en un par de escenas. A nivel visual los primeros cinco minutos son espectaculares y se destacan más todavía en 3D que estuvo muy bien aplicado. No es una condición excluyente para disfrutar del film pero el formato por lo menos sobresale en algunas escenas. No puedo dejar de mencionar la participación de un actorazo como Brendan Gleeson (Corazón valiente) que rema con mucho profesionalismo un personaje que si se eliminaba del guión no afectaba al film. Los chicos que disfrutaron la primera seguramente se van a enganchar más con esta continuación que resultó un poco mejor que la película anterior.
Red es un milagro de las adaptaciones de cómics en el cine. Una historieta ignota de Warren Ellis, cuya trama no superaba las 32 páginas, terminó por convertirse en una saga que reunió un reparto memorable en el cine de acción hollywoodense. La continuación no defrauda para nada y brinda un gran entretenimiento con estos personajes. Salvo que no te guste este género es imposible que no disfrutes la película. En esta ocasión cambiaron al director y Robert Schwentke fue remplazado por Dean Parisot, reponsable de Galaxy Quest, una muy buena parodia de Viaje a las estrellas con Sigourney Weaver. Algo llamativo es que Parisot conservó bastante la esencia de lo que fue la primera película y no se enfocó completamente en la comedia como se hubiera esperado, ya que es el género en el que más se destacó en su carrera. Red 2 se construyó con lo que fueron los puntos fuertes del primer film. La excelente dupla que formaron Bruce Willis y John Malkovich y Hellen Mirren como asesina implacable. La nueva entrega aprovechó muy bien estos dos elementos al mismo tiempo que incorporó un par de novedades. Mary Louise Parker, excelente actriz que en los últimos años la rompió en la memorable serie Weeds, acá tuvo muchísima más presencia en el conflicto y supieron aprovecharla como artista en un género en el que ella no suele trabajar. En Red 2 tiene momentos muy divertidos y no pasa desapercibida. Entre las incorporaciones se destaca el trabajo de Lee Byun-hun, una de las máximas estrellas del cine asiático de la actualidad que sobresalió en filmes coreanos brillantes como Joint Security Area (Chan Wook Park) y A Bitter Sweet Life (Kim Ji-Woon). En Occidente el público menos cinéfilo lo tiene como el flaco que hace de ninja blanco en G.I.Joe pero es un tremendo actor que se destaca por lo general en roles dramáticos. Lo loco de su paso por Hollywood es que interpreta personajes muy diferentes a los que suele hacer en Corea y en Estados Unidos prácticamente se convirtió en un héroe de acción. La secuencia de pelea que protagoniza en Rusia en este film es impresionante y parece que se hubiera dedicado toda la vida al cine de artes marciales cuando su filmografía es bastante ecléctica. Antohony Hopkins también se destaca en la historia con muy buenos momentos y la verdad que es un lujo para el amante del cine de acción poder disfrutar una propuesta de este estilo con artistas de semejante nivel. Reitero, salvo que no te guste el género es muy difícil que no disfrutes de Red 2 porque es muy entretenida y cumple con lo que uno puede esperar de este tipo de filmes. Una apuesta segura si buscás un buen entretenimiento de calidad.
La nueva película de Wolverine es otra muestra de la versatilidad que tiene el director James Mangold como artista. Pocos cineastas de su generación que surgieron en el circuito independiente en los ´90 lograron construir una filmografía tan ecléctica como la de este muchacho. Mangold debutó en 1995 con Heavy, un film de bajo presupuesto con Liv Tyler y desde entonces se dedicó a trabajar distintos géneros en cada proyecto que emprendió. Exploró el policial (Tierra de policías), el drama (Inocencia interrumpida), la comedia romántica (Kate y Leopold), el thriller psicológico (Identidad), la biografía musical (Johnny y June), el western (El tren de la 3:10 a Yuma) y la comedia de acción (Encuentro explosivo). Filmes completamente diferentes entre sí. Ahora incursionó en las aventuras de superhéroes donde ofreció una película claramente superior a lo que fue la primera producción solista de Logan en el 2009. La trama estuvo vagamente inspirada en los primeros cuatro números de la revista de Wolverine, que en 1982 presentó una serie limitada a cargo de Chris Claremont y Frank Miller, que narraba una historia con este personaje en Japón. Dentro de la bibliografía de este mutante ese relato se convirtió en un clásico con el correr del tiempo y en este caso tomaron elementos de esa propuesta y los trasladaron al universo de ficción del cine. No te vas a encontrar con una de las grandes películas de Marvel de los últimos tiempos pero es una buena propuesta con Wolverine que se disfruta ya que trabaja mejor al personaje, comparado con el último film, que por lo menos a mi no me terminó de convencer. Mangold hizo una película más comiquera que está claramente en sintonía con la revista del personaje. Un ejemplo de esto es la excelente secuencia de acción que transcurre arriba de un tren (probablemente el mejor momento del film) que tranquilamente podrías encontrar en una historieta de Wolverine. El incoveniente que tiene este estreno es que llega a los cines en la versión "apta para todo público" que no es la película original que filmó James Mangold. Para ver la versión completa que trabajaba la violencia de una manera más gráfica, donde también corría más sangre, habrá que esperar al lanzamiento del dvd y Blu Ray con el corte del director, que además tendrá como 12 minutos adicionales que tuvieron que editar. Así lo confirmó el propio Mangold esta semana. Igual está buena la película y Hugh Jackman que tiene completamente dominado al personaje es quien se carga al hombro toda la producción y la saca adelante. Creo que la elección de filmarla en Japón fue un acierto y hay muy buenas locaciones que se destacan en la historia, además de la participación de los ninjas que siempre son bienvenidos en propuestas de este estilo. Con respecto al 3D que es algo que siempre preguntan los lectores en este caso lo dejo opcional. El formato está mucho mejor aplicado que en otros estrenos recientes pero no fue trabajado con una finalidad narrativa en este film, entonces no es algo obligatorio para disfrutar la historia. Es decir, está bueno en algunos momentos de la trama pero la podés ver en el formato común y no afecta el visionado de la película. Algo más importante para destacar es la escena extra después de los créditos finales que califica como una de las mejores yapas de Marvel en el cine. No voy a adelantar nada, pero es maravillosa y redime el fiasco final de Iron Man 3. En fín, un buen regreso de Wolverine que no defrauda y ofrece un gran entretenimiento dentro de este género.
Jason Bateman es un muy buen actor que tuvo un enorme crecimiento en su carrera en los últimos años y por eso cada vez se lo encuentra en el cine con más frecuencia. Su popularidad en la serie Arrested Development generó que consiguiera más roles protagónicos en Hollywood. En este caso volvió a reunirse con el director Seth Gordon, con quien había trabajado en Quiero matar a mi jefe, una comedia que seguía el estilo de humor de ¿Qué pasó ayer? Lamentablemente el resultado no fue el mismo. La última película que hicieron no era una joya del humor, pero por lo menos entretenía y tenía sus buenos momentos. Ladrona de identidades es sencillamente horrenda. El argumento no hace otra cosa que desperdiciar el talento de Bateman y la actriz Melissa McCarthy, quien se había destacado en Damas en guerra (Bridemaids). Acá más allá de los chistes a su obesidad no aporta absolutamente nada por la sencilla razón que el humor brilla por su ausencia. Lo que podía haber funcionado como una decente comedia de enredos se viene a abajo cuando entran en escena asesinos a sueldo y cazarecompensas que están totalmente fuera de lugar en este film y uno no termina de entender que es lo quiso hacer el director con esta historia. Se dió algo similar a lo que ocurrió con la última entrega de ¿Qué pasó ayer? donde ibas al cine esperando ver una comedia y te encontrabas con un film desapasionado que ni siquiera es gracioso y los pocos momentos humorísticos son malos y parecen forzados por el guión. La película se concentra demasiado en la acción con persecuciones y tiroteos y el director se olvidó que si el el espectador quería ver una propuesta de ese estilo, lo último que haría es pagar una entrada por una buddy movie con Jason Bateman y Melissa McCarthy. Es muy burdo que intentaron hacer algo del estilo de Fuga a la medianoche (Robert DeNiro) y Mejor solo que mal acompañado (Steve Martin) pero no funcionó porque el guión es malísimo y representa un insulto a la memoria de esos clásicos. Es una lástima ya que se desperdició la oportunidad de disfrutar juntos a los protagonistas que son buenos comediantes pero esta producción no supo aprovecharlos. Un estreno para el olvido.
Turbo es un correcto piloto de lo que será la nueva serie original de Netflix que se estrenará en diciembre con estos personajes. En este caso estamos ante un exponente de lo que es la segunda selección de Dreamworks, donde se ofrecen filmes para llenar un bache en el calendario de estrenos, mientras la compañía prepara la producciones grosas que tienen más virtudes artísticas. El próximo proyecto importante del estudio será Como entrenar a tu dragón 2 que se conocerá el año que viene. Turbo ofrece un buen entretenimiento sin muchas pretensiones. La película tiene algún momento gracioso pero no se destaca precisamente por el trabajo del humor, sino las escenas de acción en las carreras que están muy bien logradas. Como propuesta infantil, cualquier episodio de la serie Babar es un millón de veces superior, en materia de contenido y cualidades creativas que este film que nadie recordará entre las grandes películas del año. Sin embargo, en temporada de vacaciones de invierno es lo que hay disponible para ver y no deja de ser una opción pasable para los más chicos. No van a descubrir una película memorable pero se van a entretener un rato. Turbo en definitiva es una buena presentación de estos personajes que seguramente funcionarán mejor en cortos para televisión.
Metegol es la producción animada más ambiciosa que surgió en Latinoamérica en los últimos años. El tiempo determinará si este film marca una verdadera bisagra en la industria nacional o si quedará como un caso anecdótico. El talento para hacer cosas de este nivel está en nuestro país y hay excelentes artistas, pero la realidad es que no todos los directores pueden acceder o gestar una producción de 21 millones de dólares y tener el respaldo de empresas importantes. Por eso será interesante ver la repercusión que tiene en la industria local un film de proyección internacional como Metegol y si logra abrir la puerta a más coproducciones, que es vital para brindar películas de este nivel. En términos visuales el debut de Juan Campanella en la animación es espectacular y sorprende por el excelente trabajo que hicieron con las expresiones faciales. En la animación computada los personajes humanos tienden a verse como monigotes y por lo general los movimientos y las expresiones son más grotescos. En Metegol consiguieron darle un realismo y una naturalidad a los gestos faciales que lograron que en varias escenas te olvides que estás viendo un dibujo animado. Esto además se vio potenciado por la interpretación de los actores que es excelente, gracias al método de trabajo que utilizó el director en este campo. Campanella apostó a la vieja escuela y demostró que los métodos arcaicos todavían rinden frutos. En este caso grabó las voces con todos los actores juntos en una sala de sonido que es un estilo de trabajo que ya no se usa más en la animación debido que demanda más tiempo. Sin embargo, se trata de un método que enriquece las interpretaciones porque los actores pueden interactuar entre sí y además abre la puerta a la improvisación. En Estados Unidos, por ejemplo, esto ya no se usa más salvo excepciones muy puntuales como las recientes películas animadas de Scooby Doo que se hacen para dvd, donde los actores graban las voces juntos como si fuera un radioteatro. Bruce Timm, productor de los filmes de superhéroes de DC, también suele laburar de esta manera pero son casos rarísimos. En Metegol este enfoque de laburo fue clave y por eso se destaca tanto el trabajo de los actores, especialmente Pablo Rago, Fabián Gianola, Coco Silly, un desopilante Horacio Fontova y Lucía Maciel, quien le dio mucha espontaneidad y realismo al principal personaje femenino. La trama tiene esa mirada nostálgica de Luna de Avellaneda que en este caso se centra en la cultura del bar y el fútbol y la cruzada de los antihéroes por preservar el barrio de los planes pseudoprogresitas que quiere imponer el Groso, el villano del cuento. El humor estuvo muy bien trabajado y en algunos momentos salva la película cuando la narración cae en algunos baches narrativos, donde el conflicto pierde interés. Algo que se soluciona en el tercer acto con el partido de fútbol que tiene momentos muy divertidos y emocionantes. En lo personal Metegol no es una película que me volvió loco pero disfruté muchísimo de su visión y del humor que manejó el guión. Para ser su primera incursión en el campo de la animación la verdad que Campanella brindó una muy buena película, que al margen de sus virtudes técnicas, resultó una propuesta más entretenida que otros filmes nacionales de este género que se estrenaron en los últimos años.
En principio este documental es un tremendo logro del director Robert Weide, quien después de perseverar durante muchísimos años logro que Woody Allen aceptara finalmente a ser entrevistado para este proyecto. En las últimas décadas se escribieron muchos libros sobre el cine de Allen que analiza su obra en detalle, pero no existía un material que permitiera conocer otros aspectos más intimos del artistas como sus métodos de trabajo o su relación con el cine contada por él mismo. La película ofrece un gran retrato de este hombre que hace más de cinco décadas se encarga de estrenar un nuevo trabajo por año, algo que no es para nada común dentro de este arte aunque lo demos por sentado. Los propios colegas de Woody lo reconocen en este film porque es algo muy difícil de lograr especialmente cuando es el propio realizador quien escribe sus historias. El film es muy entretenido y encuentra sus mayores virtudes en el testimonio de Allen y la generosidad que tuvo para abrir las puertas de su casa y mostrarnos los lugares donde nacen sus personajes y proyectos. Hay momentos fabulosos como el que presenta su máquina de escribir que compró en la adolescencia y con la que sigue trabajando en la actualidad, ya que no usa computadoras. El film del director Weide se enfoca en los puntos más interesantes de la filmografía de Woody, como la bisagra que representó para él dejar la comedia después de tantos para empezar a explorar el género del drama y su relación con la actriz Diane Keaton que lo llevaron a escribir sus historias pensando más en los personajes femeninos. No esperen encontrar un análisis profundo de sus películas y su filmografia y mucho menos el escándalo del divorcio con Mia Farrow, porque el director le escapó a esos temas. Sin embargo, Woody sí se abrió bastante en lo referido a su juventud y la relación con sus padres donde cuenta cosas interesantes. Sobre todo en lo que tiene que ver con su formación como artista. También se tratan los filmes importantes de su carrera como Annie Hall (1977), Manhattan (1979), Hannah y sus hermanas (1986) y Crímenes y pecados (1989). Es claro que no fue la intención del director Weide presentar la biografía definitiva de Allen sino un perfil que le permita al espectador conocer detalles inéditos de un artista que le brindó tanto al cine en las últimas décadas. Para aquellos que disfrutan del arte de Woody vale la pena buscar este documental.
Titanes del Pacífico representa un regreso contundente en el cine de Guillermo del Toro, quien después de varios proyectos frustrados que no llegaron a concretarse en los últimos años se hizo a cargo de esta memorable joya de fantasía y ciencia ficción. La gran sorpresa del 2013 que en materia de acción y espectáculo pochoclero opacó a otras producciones más publicitadas como la nueva entrega de Superman. Zack Snyder brindó un trabajo maravilloso, de una realización impecable, pero en el fondo (me refiero a secuencias de acción) no vimos nada que no encontráramos en otro filmes de superhéroes. En este punto Guillermo del Toro hizo la diferencia. Lo que vas a descubrir en esta película no lo viste en ninguna otra producción, ni siquiera asiática. ¿En que otro film vas a ver a un robot gigante que toma con sus manos un buque de carga y lo utiliza como un garrote para moler a palos a un monstruo? El día que pierda mi capacidad de asombro frente a secuencias como esa no escribo más nada sobre cine. Cuando sucede estás liquidado porque perdiste la posibilidad de conectarte con esa magia especial que brindan propuestas de este tipo y artistas como del Toro. La clave de este estreno la encontrás en los créditos finales, donde el director le dedica la película a los maestros Ray Harryhausen (genio de los efectos especiales y elaboración de monstruos) e Ishiro Honda, el padre de Godzilla. Titanes del Pacífico en el fondo es una celebración al arte de estos magos del cine que décadas atrás brindaron clásicos históricos que marcaron a fuego a generaciones de cinéfilos. Lo genial del film es que no se queda en el tributo sino que brinda una propuesta original que además está completamente influenciada por el subgénero del Mecha, que se centra en las historias con robots gigantes dentro de la animación japonesa. De Mazinger Z a Voltron pasando por Gundam, Evagelion y la serie live action de Ultraman, el espíritu de los grandes robots clásicos está presente en esta producción. Me encantó también que el director evitara los lugares comunes en los que hubieran caido otro colegas de él como Michael Bay. Por ejemplo, Los Jaegers (los robots que luchan contra los monstruos) no son una unidad yankee del ejército norteamericano, sino una fuerza de resistencia internacional que coopera en equipo. Por otra parte del Toro encontró el equilibrio perfecto entre los personajes humanos y los robots que se complementan mejor en este conflicto que en Transformers. Si bien los Jaegers son diferentes porque no tienen vida propia como los Autobots, a lo que apunto con esto es que el director no contaminó su obra con subtramas estúpidas como ocurre con los filmes de Bay donde los humanos terminan siendo una molestia en la trama. Acá queda bien claro quienes son los verdaderos protagonistas. Dentro del reparto se destacan los trabajos de Charlie Hunnam, estrella de la gran serie Sons of Anarchy, quien está irreconocible sin la barba y el pelo largo e Idris Elba, uno de los mejores actores que surgieron en los últimos años. Por otra parte, la buena química que tuvo Hunnan con la actriz Rinko Kikuchi (Babel) permitió el que el drama humano que viven los protagonistas tuviera más peso y uno como espectador pueda conectarse con las situaciones que viven. Lo mejor de Titanes del Pacífico es que es un productor artesanal de Guillermo del Toro, quien supervisó cada aspecto del film y pudo brindar la película que él quería hacer y que el fanático de este género celebra. La batalla final entre los robots y el monstruo mayor es un espectáculo imponente que se destaca entre los grandes momentos cinéfilos del 2013. Pegarle a esta película como hicieron algunos críticos en Estados Unidos porque no presenta una trama profunda es una muestra épica de total ignorancia sobre este tipo de cine. Volvemos otra vez a Harryhausen y Honda. Ellos no hacían filmes para que fueran analizados por sociólogos en las universidades, sino que buscaban entretener al público con una propuesta de fantasía. Titanes del Pacífico no aspira a otra cosa que cumplir el mismo objetivo y su director lo logró con creces. Por cierto, el 3D salvo en algunas escenas puntuales no aporta demasiado en este caso por lo que se puede disfrutar este estreno en el formato común tranquilamente. Una de las grandes películas pochocleras del 2013 que sugieron no dejar pasar en los cines.