Después de la infame vejación a la que fue sometido hace poco un clásico del pulp como El Avispón Verde, del director Michael Gondry y Seth Rogen, quienes hicieron una película estúpida sin entender de que iba realmente el personaje, cualquier cosa podía suceder con el Llanero Solitario. El pariente del Avispón (están relacionados en la ficción, por eso llevan el mismo apellido) tuvo un poco más de suerte con esta nueva producción cinematográfica que lejos de ser brillante por lo menos no distorsionó la esencia del personaje. El último largometraje del cowboy enmascarado había sido La leyenda del Llanero Solitario, de 1981, con Christopher Lloyd (Volver al Futuro) en el rol de villano que fue un tremendo fracaso comercial y hoy es un film de culto. En estos días donde el Llanero volvió a la grandeza con la actual serie de cómics de Dynamite, la versión cinematográfica de Disney presenta un buen escapismo pochoclero que narra la historia clásica del personaje creada por Fran Stryker en 1933. La verdad que no la pasás para nada mal en el cine pero en lo personal le había puesto unas fichas a este estreno y pensé que iba a brindar algo mejor. Hay tres elementos que impidieron que sea una gran película. 1- La dirección de Gore Verbisnki es totalmente desconcertante. No queda claro el enfoque que le quiso dar a la historia. Por ejemplo tenés momentos casi infantiles de comedia física bien Disney y después en una escena ves como el villano le saca el corazón a una de sus víctimas y se lo come. En otro momento una situación bizarra con el caballo Silver luego es seguida por otra secuencia donde masacran en una batalla a un grupo de indios con una ametralladora y los muertos pasan en la trama como si nada. Es muy rara la película en ese sentido y faltó un equilibrio entre la comicidad y la violencia brutal. Es como que no se termina de definir el rumbo por el que querían encaminar la historia. Hay momentos en los que parece una parodia y otro en los que el film es más serio. 2-Los protagonistas fallaron por completo a la hora de retratar la hermandad que une al Llanero con Toro. Un aspecto clave de esta propuesta que no se concretó por la sencilla razón que Armie Hammer y Johnny Depp no tuvieron química entre sí. Cada uno hizo lo suyo pero no se conectaron como equipo. En este film los personajes andan juntos en el conflicto porque lo indica el guión, pero no lograron conformar una dupla memorable que te aliente a querer volverlos a ver en una secuela. 3- Johnny Depp fue la peor elección posible como Toro. Hammer es un buen actor que tiene carisma y con otro compañero se hubiera destacado más como el Llanero, pese a que a su personaje lo hicieron más estúpido de lo habitual. Depp, que sigue sufriendo la maldición de Jack Sparrow, no le dio al guerrero indio ningún matiz que permitiera que el espectador se olvidara de Piratas del Caribe. El look es diferente pero el espíritu del personaje es el mismo de Sparrow y ya aburrió. Queda claro también que no se bancó ser segundo en el Llanero Solitario. La trama es narrada por Toro en 1933 a través de flashbacks, de un modo similar a lo que hizo el director Rob Reiner en La princesa prometida. El único motivo por el que utilizaron ese recurso es para que Depp tuviera más presencia en el film, ya que los segmentos de 1933 no le aportan absolutamente nada a la historia y de alguna manera terminan por opacar al protagonista que debió ser Armie Hammer. Vamos con los aspectos positivos. En primer lugar fue un acierto que los productores descartaran la idea de desarrollar el conflicto a través del subgénero del weird western, que hubiera incluido elementos fantásticos y monstruos. Jerry Bruckheimer quería hacerla de ese modo pero al final no siguieron adelante con la idea que hubiera derivado en otra Wild Wild West. La verdad que este film es mejor que ese de Will Smith. William Fichtner (Armageddon) la rompe como villano y creo que fue el mejor actor del reparto. Su interpretación del clásico líder de la pandilla Cavendish es brillante y lo convirtió en un auténtico psicópata que sobresale en la trama. Se nota que se divirtió con el personaje y lo transmitió en la pantalla. Por otra parte, las secuencias de acción son espectaculares y en este punto es donde se más se destaca el trabajo del director. La dos persecuciones en tren con la que se abre y se cierra la historia son un espectáculo imponente que ofrecen los mejores momentos de este film. En los últimos 20 minutos aparece el Llanero Solitario que me hubiera gustado ver en más escenas. En los aspectos visuales no se le puede objetar nada porque está al nivel de lo que Verbinski suele ofrecer. Sí se le escapó la duración que es dos horas y media sin necesidad y es un problema que tuvo también con la saga de piratas. Si bien como entretenimiento pochoclero zafa y se deja ver, en lo personal me hubiera gustado encontrarme con la película de El Llanero Solitario en lugar de "Las memorias de Toro", pero bueno, pudo haber sido peor. Críticas del Público No se pueden realizar críticas hasta despues del estreno de la película
Richard Linklater es uno de los pocos realizadores en el mundo que puede hacer un film con dos personajes y largas escenas de diálogos y lograr que el espectador quede hipnotizado frente a la pantalla como si se tratara de un gran thriller de suspenso. Junto a Ethan Hawke y Julie Delpy, quienes también son responsables del guión, el director presenta en esta ocasión El Imperio contraataca de la relación de Jesse y Celine. El romance y la armonía en este caso es opacado por la oscuridad Sith, que incluye peleas, pases de factura, replanteamientos personales de los protagonistas y una crudeza extremadamente realista al abordar las relaciones de pareja que no tiene muchos precedentes en el cine. Al menos con historias que valgan la pena recordar y hayan quedado en el recuerdo de la gente. Kramer Vs. Kramer en 1979 tuvo este efecto en el público y hace unos años ocurrió lo mismo con Historia de familia, con Jeff Daniels, que impactó por esta misma cuestión. La película está tan bien escrita y actuada que uno se conecta tanto con los personajes que logra emocionarse y entristecerse por la situación que atraviesan como si fueran una pareja de viejos amigos. En el caso de Jesse y Celine esto repercute con más intensidad porque conocimos a los personajes cuando tenían veinte y pico de años, fuimos testigos de como nacía el amor y luego del reencuentro en París. Linklater, Hawke y Delpy optaron seguir con esta historia por el camino más inteligente posible que era retratar un aspecto diferente de la relación que surgió entre ellos. Lo interesante de estas continuaciones es que Jesse y Celine dejaron de ser íconos del cine romántico para convertirse en personajes más realistas y complejos a medida que los vemos madurar y crecer en las distintas entregas. En Antes de la medianoche el director mantiene la estructura de los filmes anteriores. Es decir, la trama se desarrolla en el tiempo limitado de un par de horas y la narración se compone de largas escenas de diálogos que en algunos casos superan los 15 minutos. La novedad sobresale en el enfoque del conflicto donde se retrata a Jesse y Celine lidiando con la responsabilidad de la paternidad, sus aspiraciones profesionales y las fisuras que produce el paso del tiempo en una relación amorosa. Hace años que Ethan Hawke y Julie Delpy no se destacaban tanto en un film por sus interpretaciones y este proyecto les permitió sacar nuevamente lo mejor de ellos donde tienen momentos fabulosos. La escena de la pelea que transcurre en un hotel es de antología y va ser recordada por mucho tiempo en el cine. Antes de la medianoche es un film impecable por donde se lo mire y como ocurrió con las historias previas deja mucha tela para cortar y debatir a la salida del cine y eso es maravilloso en los tiempos que corren. Si bien en lo personal no es el capítulo de esta trilogía que vuelva a visitar en el futuro con más entusiasmo, considero que dentro de la filmografía de Linklater es uno de sus grandes trabajos.
La lamparita de Pixar se está apagando y si los directivos del estudio no la cambian pronto se van a quedar en la oscuridad. Monsters Inc fue uno de los clásicos más lindos de esta compañía que se estrenó en un momento complicado del país a fines del 2001. Los que tengan buena memoria recordarán que Disney llegó en su momento a lanzar una promoción donde podías ver la película por 2 pesos! La buena dupla que formaban Mike y Sully, la relación con la nena Boo y la crítica a la burocracia del mundo corporativo fue brillante y generó que los personajes se ganaran el corazón de los espectadores. Por esa misma razón esta nueva película resultó un poco decepcionante. La primera impresión que te deja es que la hicieron exclusivamente para llenar un bache en la cartelera 2013 en lugar de traer de regreso a los monstruos como se hubieran merecido. Es claro que el film no contó con la atención y dedicación que le dieron a las continuaciones de Toy Story donde se encargaron de desarrollar los personajes con elementos nuevos y argumentos atractivos. Si bien la película es un poco mejor que Cars 2, es justo destacarlo, la realidad es que esta producción está a la altura de otras continuaciones olvidables de Disney como las que se hicieron con Tarzán o La sirenita. Resultó una decisión muy poco feliz que trabajaran la trama a través del maldito concepto de la precuela, que en muy pocas ocasiones aporta algo importante a la obra original. El público ya sabía quienes eran Mike y Sully por lo que no era necesario explicar cómo se conocieron y sus andanzas en la universidad. Por este motivo el film tiene muy poco que ver con la historia original. Acá plantean una comedia de enredos colegiales donde están ausentes todos los elementos emotivos y graciosos que disfrutamos de la primera entrega. Desde los aspectos técnicos es inobjetable y seguramente los chicos la van a disfrutar, pero no es un estreno que califique entre las mejores películas de animación que llegaron al cine este año. Después de Valiente donde se la jugaron con explorar una propuesta distinta a lo que solían hacer en esta compañía, Monsters University es un paso atrás para Pixar.
Max Brooks es el autor de la novela “Guerra mundial Z” que en el 2006 presentó una propuesta muy original relacionada con los zombies. El libro describía a modo de trabajo periodístico la crónica de lo que había sido la batalla mundial contra los muertos vivientes, desde la aparición del primer caso hasta el fin del conflicto. Una obra muy creativa que trabajó esta clásica historia en la literatura con un enfoque distinto. El éxito del libro generó que en Hollywood enseguida quisieran hacer la película y fueron Leonardo DiCaprio y Brad Pitt los productores que se mataron e hicieron todo lo posible para conseguir los derechos. Finalmente ganó Brad, quien ya había tenido la experiencia de adaptar libros complicados en el cine como fue el caso de Moneyball. Como amante de las historias de zombies disfruto cualquier cosa que se haga con ellos, ya que me parecen conceptualmente interesantes. No tanto el zombie y la violencia, sino lo que genera su aparición en la humanidad. Guerra mundial Z es una película que se disfruta y tiene buenos momentos pero no está para nada a la altura de grandes filmes que vimos en los últimos años como REC (la primera), las dos entregas de Exterminio, que dirigieron Danny Boyle y Juan Carlos Fresnadillo o la remake de El amanecer de los muertos, de Zack Snyder. Dentro de las característica positivas se destaca el hecho que acá desarrollaron un conflicto de escala global. Es decir, en todos los filmes de zombies siempre nos enteramos que se trata de una epidemia internacional pero la trama se desarrolla en una locación en particular. En este caso el protagonista recorre el mundo y uno puede ver como el surgimiento de los zombies afecta a distintos países. Eso me parece que es lo más interesante de todo. Guerra mundial Z tiene dos inconvenientes notables. El primer lugar, los muertos vivos quedaron muy desdibujados. Hay buenas escenas como la pirámide zombie que se forma en Israel, pero después la cámara parece estar más interesada en retratar el rostro de Brad Pitt. En la serie The Walking Dead esto se trabajó de manera mucho más efectiva. Es decir, tenés bien elaborado el drama humano pero cuando los zombies aparecen se destacan a lo grande. Acá las secuencias de acción parecen editadas por gente de CNN donde los ataques que sufren los sobrevivientes no son tan sangrientos como vimos en otros filmes. Creo que Brad Pitt (este es el segundo problema) como productor la pifió al delegarle la dirección a Marc Forster, quien demostró que el cine de terror no es lo suyo. Este muchacho que hizo películas dramáticas como Neverland (Johnny Depp) y Cambio de Vida (Halle Berry) acá probó que no tiene idea de cómo trabajar una historia de este tipo y por eso es complicado destacar a este estreno como un film de terror. En todo caso es un thriller con zombies que se deja ver principalmente por el hecho que Pitt se cargó solo con su presencia toda la trama. También le jugó en contra que quemaron las mejores escenas en el avance, algo que me sigue pareciendo inexplicable. Los primeros 15 minutos hasta que el protagonista y su familia son evacuados en un portaaviones son excelentes y tiene muy buenos momentos de tensión, pero después el director no logra sostener su narración con la misma intensidad y es como que la película se desinfla. Para que quede claro. No es para nada una mala propuesta y se deja ver si te gustan los zombies pero para ser una superproducción de Hollywood uno hubiera esperado algo mejor. ¿Y el 3D? Bien, gracias, manda saludos para todos. La verdad que en este estreno no aporta absolutamente nada, salvo para hacerte pagar la entrada más cara. No tiene una funcionalidad específica como si lo podrías disfrutar en El Gran Gatsby que valía la pena verla de esa manera. Acá es irrelevante. Si bien Guerra mundial Z no es la gran película de zombies que uno hubiera querido ver podés entretenerte un rato si te gustan los cuentos con estos personajes.
El gran casamiento es un ejemplo contundente que un elenco de grandes figuras no garantiza necesariamente una buena película. Si el guión no es bueno o el director no tiene claro lo que quiere hacer con su trabajo el resultado termina siendo decepcionante como ocurrió en este caso. Este estreno es una remake hollywoodense de una producción independiente francesa titulada My brother is getting married, del 2006, que dirigió Jean Stéphane Bron. Lo loco es que no se trata de un mega éxito taquillero de esos que cada tanto pegan los franceses o una historia que recibiera grandes elogios. De hecho, la película original tuvo críticas regulares que en algunos casos coinciden con los puntos débiles que también tiene la remake. El gran casamiento es una propuesta rara donde el humor no consigue brindar situaciones que generen risa. El poster que te encontrás en el cine es muy bueno y te vende una divertida comedia, pero la verdad que después descubrís que en esta historia hay poco de que reírse. La trama comienza como una historia de enredos y luego derrapa cuando intenta emular el cine de Judd Apatow (Virgen a los 40) con chistes sexuales que no logran ser graciosos y parecen salidos de una obra de teatro de Gerardo Sofovich. Apatow es un gran guionista y sabe trabajar el humor con situaciones incomodas, pero eso no se da con el director, Justin Zachman, quien presentó un guión mucho más sólido en Antes de partir, con Morgan Freeman y Jack Nicholson. Acá no queda claro que es lo quiso hacer en materia de comedia con esta producción. La película se deja ver dentro de todo por la buena química que tiene Robert De Niro con Susan Sarandon y Diane Keaton que hacen llevadera la trama con sus interpretaciones. No es el caso de Katherine Heigl, Amanda Seyfried y Robin Williams, cuyos talentos están completamente desperdiciados y pasan desapercibidos en el conflicto. En un punto este film mediocre demuestra que De Niro es humano también y no puede brindar una obra maestra en cada trabajo que escoge. Sin embargo, uno recuerda la buena dupla que hizo con Williams en Despertares o su labor reciente en El lado luminoso de la vida y al verlo en una propuesta con estas figuras podrías suponer que te vas a encontrar con una gran película, pero las cosas no se dieron de esa manera. Una decepción.
Si algo queda claro al ver El Hombre de Acero es que el nombre de Christopher Nolan en los créditos de producción no es un cotillón promocional. La película pertenece a Zack Snyder en los aspectos técnicos pero el tono del film, el espíritu de la historia y la estructura narrativa es 100 por ciento Nolan. En este relanzamiento de Superman tomaron la fórmula de Batman Inicia y la desarrollaron al servicio de quien es el número uno de todos los superhéroes. Una tarea que no era sencilla, ya que el realismo y la oscuridad tienen un límite a la hora de abordar a Superman, por eso es un personaje tan difícil de trabajar. Sin embargo, en esta producción superaron este desafío y el enfoque elegido por los realizadores dio como resultado una interpretación completamente distinta a todo lo que se había hecho hasta la fecha en un medio audiovisual con el clásico personaje de DC cómics. Por ahí pasa también la magia de Superman. Un ícono de ficción que tiene más de 70 años de vigencia y todavía se le puede buscar la vuelta para contar su historia de manera diferente. David S. Goyer, quien fue guionista de la última trilogía de Batman, tomó elementos de distintas historietas para crear este nuevo origen. La trama tiene una clara influencia de propuestas comiqueras recientes como “Superman: Tierra Uno”, “Superman: Legado” y hasta la serie animada de Bruce Timm. Este último punto se puede percibir claramente en los 15 minutos iniciales del film donde Snyder retrata a Jor-El de un modo muy similar a lo que se vio en los primeros dos episodios del dibujo animado de 1996. En aquel programa el padre del protagonista tenía un rol mucho más activo y relevante en el final de Kriptón como sucede en esta película. Inclusive hay guiños al cómic de la etapa de John Byrne, quien es el mejor autor (por afano) que tuvo el personaje en los últimos 30 años. Lo mejor de El Hombre de Acero es que toma elementos de distintas interpretaciones de Superman que se fusionaron para ofrecer una experiencia diferente en el cine. Esta película tiene más acción y peleas que todas las producciones cinematográficas y televisivas que se hicieron con el kriptoniano hasta la fecha. En ese sentido, Superman Regresa de Brian Singer, queda como un melodrama de Andrea Del Boca que será recordado por los fans más acérrimos del personaje como un film de culto. Sin embargo, para la gran mayoría del público es probable que a partir de ahora quede enterrada en el olvido. El Hombre de Acero es un film impactante desde las primeras escenas donde se presenta una versión menos idílica de Kriptón que ofrece un trabajo memorable de Russell Crowe como Jor –El, en mi opinión, lo mejor de este estreno en materia de actuaciones. Cinco minutos más de presencia en este film y creo que se comía crudo a Henry Cavill, el protagonista. De hecho, al verlo a Russell, con su carisma y presencia en la pantalla, uno no puede evitar pensar lo grosso que hubiera sido 20 años atrás que él hubiera protagonizado un relanzamiento de este nivel. Después de esta labor quedó redimida su participación en Los Miserables. Jor- El en este film tiene una presencia muy importante en el conflicto y junto con el rol que ocupa en la trama Lois Lane representa uno de los elementos atípicos que se destacan en esta versión cinematográfica. Otra cualidad de la película son los villanos que no cayeron en roles acartonados. El General Zod de Michael Shannon es mucho más complejo e interesante que la versión que encarnó Terence Stamp en los años ´80 y lo mismo sucede con Faora, interpretada por Antje Traue, una vieja enemiga de Superman que apareció en los cómics durante los años ´70 y después quedó en el olvido. La villana fue una clara inspiración de la malvada Ursa en los filmes de Richard Donner, pero al igual que ocurre con Zod, desde lo argumental está mejor trabajada en el film de Zack Snyder. Henry Cavill brinda una muy buena interpretación de Superman, pero habrá que esperar a verlo en una continuación para poder evaluar su labor completa con este personaje, ya que Clark Kent, una de las claves de este rol en el Hombre de Acero brilla por su ausencia, debido a la manera en que fue concebido el film. Cavill hace un gran trabajo con el superhéroe que está en perfecta sintonía con el personaje que muchos conocemos del cómic, pero te quedás con las ganas de ver que hubiera hecho con Kent en Metrópolis. Zack Snyder se encargó que cada actor tenga su momento en la película y Kevin Costner que aparece poco en la historia también logra destacarse en una muy buena escena dentro del conflicto que marca el destino del héroe. Esos aspectos estuvieron muy cuidados en esta producción que tenía como principal desafío no aburrir al espectador con un trillado argumento de origen. Acá le buscaron la vuelta para hacer algo diferente y eso es lo más admirable de este estreno. El desempeño de Snyder en las secuencias de acción es brillante y retrata al Superman de los cómics como nunca se lo había visto en la pantalla grande. La verdad que el título le hace justicia con honores al film y algo que nadie le podrá criticar es la carencia de acción. En la última media hora final Snyder brinda un espectáculo visual épico e imponente que se encarga de hacer realidad la clase de película que muchos esperamos con este personaje durante tantos años. Las comparaciones son odiosas porque en esto juega también el paso del tiempo. Los filmes de Richard Donner fueron revolucionarios en su momento ya que no sólo reinventaron a este personaje, sino que contribuyeron a crear un nuevo género cinematográfico. El Hombre de Acero pertenece a otro tiempo y considero que es una película que en este momento contribuye a restablecer con éxito el personaje para una nueva generación. En esto sí voy a disentir con Chandler. Yo creo que si tenés entre ocho y once años esta película te vuela la cabeza de la misma manera que lo hicieron con mi generación los filmes de Donner. Ojalá se pueda completar a partir de ahora una buena saga con este personaje. En esta primera entrega Zack Snyder no decepcionó y trajo de regreso a Superman en el cine como se merecía. El Dato Loco: La película está sutilmente conectada con el universo de Batman. Hay una escena donde aparece el clásico logo de la compañía Wayne en un satélite. El tema es que si no tenés de antemano esta información es muy complicado notarlo porque pasa rapidísimo, pero se puede ver si estás atento.
Una propuesta diferente del director francés Louis Leterrier, un discípulo de Luc Besson que siempre estuvo vinculado con el cine de acción y aventuras. Leterrier debutó con El transportador que catapultó al pelado Jason Statham como un nuevo héroe hollywoodense. Por lejos, su mejor trabajo hasta la fecha para mí es Danny the dog, TREMENDA película con Jet Li, Morgan Freeman y un genial Bo Hoskins, que representó en su momento un rol distinto para el actor chino. En los últimos años el realizador fue responsable de Furia de titanes y El increíble Hulk, con Edward Norton, que hace unas semanas el propio Leterrier aniquiló en los medios. Considera que ambas películas son un desastre porque las filmó sin un guión concreto y pidió disculpas por esos trabajos. Disiento con el amigo francés sobre Hulk, no estuvo mal y estaba bien hecha. No es para nada una película horrenda. Ghost Rider 2 fue mucho peor. Distinto es el caso de Furia de titanes y el lamentable 3D que sí es mejor olvidarla. En su nuevo film, Leterrier se alejó de los efectos especiales y las grandes secuencias de acción para ofrecer una historia de ladrones cool e ingeniosos que es similar en su temática a varias películas que vimos en los últimos años. La ventaja que tiene No es lo que parece es el elenco, que reúne muy buenos actores con buena química entre sí, quienes lograron hacer entretenido este tipo de relatos que fue trabajado por Hollywood reiteradas veces. Jesse Eisenberg (Zombieland), otra vez interpreta el típico personaje Eisenberg que se repite en todos sus filmes con distintos nombres. Acá por lo menos está rodeado de grandes figuras como Morgan Freeman, Woody Harrelson y Mark Ruffallo, que son los actores que más sobresalen en el film. Letterier lamentablemente nunca ahonda en el desarrollo de los personajes y se concentra en el misterio del conflicto que apunta a brindar un entretenimiento sin demasiadas pretensiones. Nada es lo que parece no es una propuesta imperdible pero zafa si la película que realmente querías ver tiene las entradas agotadas y sólo te queda esta opción.
Después de la Tierra es una película que reúne a dos figuras que generan un odio incomprensible en cierto sector de la prensa y el público. Me refiero por supuesto al director M. Night Shyamalan y Jaden Smith. El ensañamiento con el que se critica a ambos artistas es absolutamente desmedido y por eso las reseñas de sus trabajos a veces tienden a caer en la exageración. La verdad que Después de la Tierra no es una gran película y creo que Shyamalan debería tomarse un descanso, pero tampoco es tan terrible. El realizador hace rato que viene en caída con las producciones que presenta y después del vergonzoso trabajo que hizo con una obra maestra de la animación reciente como fue Avatar: El último maestro del aire, su nueva labor desapasionada no cambia precisamente esta situación. La narración de Shyamalan, quien fue contratado por Will Smith para la dirección, es monótona y no hace nada por enganchar al espectador con buenos momentos de tensión o suspenso. En los créditos podrían haber puesto cualquier nombre como director y jamás nos hubiéramos enterado que el creador de El protegido y Sexto sentido estuvo detrás de esto. La película presenta un conflicto que se sostiene principalmente con Will Smith y su hijo Jaden durante el 90 por ciento de la trama. Algo similar a lo que vimos hace poco en Oblivion con Tom Cruise que también era una historia que se narró apenas con tres actores. La diferencia es que el argumento, pese a que no abordaba nada nuevo, dentro de todo era entretenido y tenía más acción y suspenso. Después de la Tierra es aburrida y nunca llega a entusiasmar con el conflicto que propone. Si bien tiene naves espaciales, monstruos alienígenas y transcurre en el futuro poco tiene que ver con la ciencia ficción. Me parece que entra más en la categoría de aventuras e historias de supervivencia. Jaden Smith que sobresalió en la remake de Karate Kid acá está desdibujado y salvo por un par de escenas que tiene junto a su padre no se destaca demasiado. Lo mismo ocurre con Will y el militar robótico que interpreta. No es un dato menor que Shyamalan se borró de la promoción de este film y le dejó la tarea a Smith padre. Esta película la hizo por el cheque y eso se nota en su trabajo. Reitero, no me parece que sea una película malísima, pero no cumple para nada con lo que prometían los avances. Sigo creyendo que Shyamalan es un buen director, aunque hoy la realidad indica que su carrera perdió el rumbo y sus trabajos no están al nivel de los filmes que brindó cuando surgió en Hollywood a fines de los ´90. Ojalá en algún momento encuentre el proyecto que le permita brindar buenas películas. Por lo pronto hacer filmes por encargo como Después de la Tierra no es el mejor camino.
Una película que presenta un concepto interesante, algo que precisamente no abunda en el cine argentino. Este relato del director Gaspar Scheuer propone un atractivo encuentro entre dos figuras históricas como el samurái y el gaucho. La trama transcurre a fines del siglo 19 donde un joven japonés descendiente de un samurái trata de encontrar al icónico líder guerrero Saigo Takamori en tierras argentinas. Por cierto, el personaje de Kent Watanabe en El último Samurái (Tom Cruise) estuvo basado en Takamori, que también aparecía en el clásico animé Revenge of the Ninja Warrior del estudio Madhouse. Lo cierto es que el protagonista debe emprender su viaje en una tierra hostil donde se encuentra con el gaucho Poncho Negro (Alejandro Awada), que es un ex combatiente de la Guerra del Paraguay. De esa manera se gesta una atractiva relación de camaradería entre estos dos personajes que de algún modo son los últimos eslabones de dos culturas que parecen no tener lugar frente al avance del mundo moderno. Samurái lamentablemente no pudo ser inmune a ese gran virus que afecta al 95 por ciento de la producción nacional, que es un guión que no va a ninguna parte y termina por desaprovechar un concepto interesante. La trama comienza muy bien y es atractiva por el conflicto que vive el protagonista. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la historia se pierde con numerosas situaciones intrascendentes que no explota el potencial que tenía la premisa del film. Es decir, la película conceptualmente está buena pero nunca llega ser entretenida y tal vez en ese punto resida su mayor debilidad argumental. No es un film que emocione o te mantenga pegado a la pantalla por las situaciones que vive el protagonista. Hace 40 años atrás Sergio Corbucci (Django) o Enzo Castellari (Keoma) trabajaban esta misma idea y la rompían con un peliculón. En este caso Takeo, el protagonista, trata de encontrar su lugar en otra cultura, en un mundo peligroso y violento que atraviesa cambios revolucionarios y sin embargo su experiencia junto al gaucho Poncho Negro (Alejandro Awada) la vive más como un estudiante de reiki que un descendiente de samuráis. La película se pierde demasiado en las alegorías y le faltó una buena dosis de western en serio. En el caso de este estreno prefiero quedarme con los aspectos más técnicos de realización que es donde el trabajo del director Scheuer sobresale. Hace muchos años que no veía una propuesta local con la tremenda fotografía que tiene esta película. Jorge Crespo hizo un trabajo brillante en este campo y merece ser destacado. La belleza de las imágenes es realmente imponente y se nota que buscaron brindar un buen producto visual que se pueda disfrutar en el cine. Por otra parte el director supo sacarle jugo a los paisajes naturales de San Luis y la reconstrucción histórica del siglo 19 está muy bien lograda. El film logra transportarte a ese mundo desde las primeras escena y eso es genial. El trabajo que brinda el elenco es realmente muy bueno y se destacan principalmente Nicolas Nakayama (todo un hallazgo el protagonista) y Jorge Takashima que tienen muy buenos momentos. Samurai no es una película apasionante pero está bien hecha y ofrece una propuesta diferente dentro de la producción nacional que se puede tener en cuenta.
Héroes del espacio representa la primera producción para cines de la compañía independiente Rainmaker que en los últimos años brindó productos televisivos que funcionaron comercialmente para los chicos. Este estudio fue responsable de todos los filmes que se hicieron para dvd con Barbie y Max Steel que se vendieron muy bien y tuvieron una buena recepción en el público infantil No suelen hacer grandes cosas de calidad pero les fue muy bien a nivel comercial con estos personajes. Desde lo artístico la pegaron con la serie Beast Wars: Transformers que fue muy buena y brindó una propuesta diferente con los clásicos robots que además tenía muy buenos guiones. En términos de realización esta película es de lo mejor que hizo Rainmaker y comparado con otras producciones de ellos, todo el trabajo de la animación y los escenarios es muy bueno. Lamentablemente le faltó el elemento que generó que la producción con Transformers fuera destacable y es un guión decente. La trama es un collage de varias películas que se estrenaron en los últimos años como Planeta 51 y Monster Vs. Aliens, en consecuencia, los 80 minutos que dura el film se hacen interminables. Esto se debe a que los personajes no son interesantes y el humor es trillado. Para los chicos puede funcionar para entretenerse un rato pero seguramente olvidarán la historia a los 10 minutos de haber abandonado el cine.