Woody al Tuco Cada filme de Woody Allen tiene esa marca segura que no deja de mostrarnos su impronta, con sus chistes inteligentes, sus sabias reflexiones y la bijouterie de actores que corren a su llamado seguro sin ni preguntar cuantos les van a pagar. En esta oportunidad el realizador la toma con la esplèndida y eterna Roma, para mostrar sus postales paisajìsticas tanto como el tìpico modo de alguno de sus habitantes o turistas. Son tres historias paralelas que no se corresponden entre sì, ni tienen nada que ver: el conflicto de unos chicos provincianos recièn llegados -quizàs el màs trivial- que experimentan cada por su lado un "affaire", otro el de la visita de una matrimonio americano para conocer a los familiares del novio italiano de su hija y el restante que muestra a una pareja de jóvenes intelectuales norteamericanos que se ven consternados por la presencia de una visita inesperada -una chica actriz en algùn punto insoportable-, en esta ùltimo hay una presencia que es tan superflua como tirada de los pelos: el papel de Alec Baldwin, suerte de alter ego invisible que da consejos como el Viejo Vizcacha. Allen tira varios momentos de humor bueno y disparatado, los cuales protagoniza èl mismo con su relaciòn del consuegro tenor pero de ingenioso, el gag termina repitièndose interminablemente. Si en "Medianoche en Parìs", su muy buena propuesta del año pasado habìa cierta magia y encanto, y ofrecìa un Woody notable, aquì parece sin demasiado ingenio y màs dispuesto a homenajear a la Italia de celuloide: el sketch de los chicos parece un calco de "El Sheik" de Fellini, y la prostituta de Penèlope Cruz, nos retrotrae a la Sophia Loren de los filmes de De Sica. La banda musical està completa de lugares comunes (Modugno cantando "Volare", o un acordeòn ejecutando "Arrivederci Roma", etc), este filme parece una de esas comidas de supermercado, imaginemos que compramos una bandejita de Fideos al tuco envueltos en un papel trasparente, y en casa lo recalentamos en el Microondas, todo bien, sabroso quizàs pero es no lo mismo...falta algo...falta.
Animaladas a full Se sabe que las secuelas son continuaciones a veces innecesarias de un título exitoso, suele ocurrir que ante la originalidad de una, devenga una segunda parte tan torpe como olvidable -quizás el mejor ejemplo sea "Kug Fu Panda" en su versiones 1 y 2. En esta ocasión nos llega la tercera aventura de la saga "Madagascar", donde los simpáticos personajes del león, la cebra, la jirafa y la hipopótamo, parten de Africa hacia el continente europeo (a Montecarlo, Roma Y Londres), convirtiéndose en fugitivos, ya que atrás los sigue una policía de control de animales, y ellos solo quieren regresar a su Zoo en Nueva York. Por los avatares de las corridas terminan enganchándose en una caravana cirquera, allí se sumarán tres nuevos personajes de la fauna: un león marino italiano, un tigre ruso y un jaguar hembra latino. Si bien los gags son multiplicatorios, y hay consistencia de guión con bastante humor disparatado, esta versión 2012 cumple su cometido de entretener plenamente a la familia, aunque ya nada es tan original por supuesto. El momento plus sin dudas es cuando el personaje de la policia femenina (en el original, la voz de Frances McDormand) intenta reanimar a sus subordinados, y hace una versión del clásico de Edith Piaf: "Je ne regrette rien".
Los vericuetos del Psicoanálisis A David Cronemberg le bastan un puñado de sus filmes para saber de su calidad, su estética y su constante desafío fílmico, que va desde sus tempranos relatos de horror como "La Mosca" al thriller oscuro de "Un historia violenta", ahora le toca el turno de hacerse cargo de una historia que toma tres personajes reales y sentidos que habitan la Viena de hace un siglo atrás, época resplandeciente, donde se buscaba e investigaba la cura del alma, el estudio de las locuras individuales y los comportamientos extraños.Todo eso que tanta cabeza abrió -valga la paradoja- y sirvió para el claro análisis de las generaciones posteriores. El guión -que se basa en una estructura teatral- toma los personajes del Dr. Jung que halla su conejito de indias en la paciente Sabina Spielrein, una joven rusa que irá desde una temprana paciente con neurosis a convertirse con los años en una estudiosa de esto, calzándose los zapatos de la primera psicoterapeuta mujer, claro que en el medio de todo esto se convertirá también en la amante desaforada de Jung, todo por el mismo precio. Este último como profesional, consultará y conocerá al célebre Dr. Freud, padre del psicoanálisis, y todos juntos pero de distintos lugares, opinan, prueban, analizan las conductas humanas. Cronemberg construye un filme formal, ajustado, con buenas actuaciones del trío interpretativo: Jung (un correcto Michael Fassbender), su mentor Freud (Viggo Mortensen, relajado y disfrutando su papel) y Sabina Spielrein (Keira Knightley de a ratos algo sobreactuada, pero zafando por un rol muy difícil), un filme que interesará mucho más a un público intelectualmente más cercano a la psicología o digamos preparado que a cualquier espectador que no esté avisado de lo que va la propuesta.
De Amor y otras Adicciones Vuelve Burman, el mismo de las notables "Esperando al Mesías", "El abrazo partido" y "Derecho de familia", que luego renovó bríos con una curiosa "El Nido vacío" (2008) y dos años más tarde acometió un genuino exitazo de boletería con "Dos Hermanos", filme que observaba su mayor calidad en el dueto interpretativo Borges-Gasalla. Quizás esta vez estemos ante su filme menor, tampoco digamos que la propuesta no deje de tener algunos méritos, Burman filma prolijamente, aunque también se note aqui que existió un recorte de escenas y diálogos que estaban en el guión original. Tomando al popular y siempre agradable Jorge Drexler, cantante pero no actor, que está discreto pero no escapa a lo convencional de la actuación (caso marcado, cuando descubre a Brandoni en el Casino, su gesto lo dice todo), él es Uriel, una suerte de mitómano, decidido a realizarse una vasectomía "lejos de su domicilio" (¿?) y por ello marcha a Rosario, donde se hospeda en el Hotel del Casino y ergo todo sirve para mostrar al "City center" local en parte de su esplendor, allí a la vez convergen su ex novia (Valeria Bertuccelli) junto a su madre (Aleandro), hay reencuentro algo accidentado y luego la trama sigue en Buenos Aires. La licuación total trae la consabida impronta de humor judío y escenas a lo Woddy Allen (como aquella inicial de la cena en "El nido vacío"), algunas aquí son festejadas otras no tanto.Hay escenas no carentes de cierta cursilería (los protagonistas revolcándose en un pelotero, jugando dentro de unas esferas gigantes sobre el agua, etc), Bertuccelli algo repetitiva con sus personajes -siempre de mina histérica-, Aleandro es una madre desdibujada y Brandoni es el especialista que aconseja cambiando esta vez su sotana de "El hombre de tu vida" de la TV por un delantal. Lo de la "trova rosarina" es algo que no termina de cerrar, como colgado con alfileres, pero igualmente es lindo verlos juntos sobre un escenario a Baglietto, Garré, Goldín, Abonizio, Perone, etc. En resumen una comedia romántica con sus pro y sus contras, apenas discreta.
Algo está por Explotar En el año 2008, los mercados financieros colapsaron, precisamente este hecho recrea una historia ficticia sobre el tema en esta propuesta fílmica, en la cual un grupo de ejecutivos y analistas financieros se las ven negras ante la infiltrada novedad que la gran empresa está a punto de quebrar. En término de horas -el guión se desarrolla en casi toda una madrugada íntegra- habrá que revertir situaciones, apurarse en vender acciones y hasta hacer rodar alguna que otra cabeza ante el directorio. Lo que se dice "Mal de muchos, ganancias de unos pocos". El debutante realizador J. C. Chandor nos brinda una suerte de thriller financiero con unas muy relevantes actuaciones, donde nadie está al menos regular: Kevin Spacey está soberbio como acostumbra, Jeremy Irons como el Jefe de jefes es feroz por momentos, en algún momento asegura: "Hay tres formas de ganarse la vida en este negocio, ser los primeros, ser los más inteligentes o hacer trampa", Paul Bettany, Simón Baker y Stanley Tucci otro tanto, y Zachary Quinto (también productor) como el empleado que descubre la novedad y rápidamente la informa a sus compañeros. La panorámica de Wall Street se yergue imponente sobre una película que seguro gustará a los interesados en el tema, y a los que lo desconocen, pero también a los que buscan un cine donde las situaciones se suscriben a la mirada y la capacidad actoral de cada protagonista.
Otra vez sopa Cuando uno termina de ver esta peli, le queda sabor a bien poco. Un recicle de una serie de ideas -ya ahora bastardeadas- surgidas en el cine de ficción de los últimos años, algo así como una licuación de "El proyecto Blair Witch", "Cloverfield", "Actividad paranormal" y "Hancock". La historieta propone a tres chicos del secundario que cierta noche hallan un pozo extraño, el cual les otorgará dones ilimitados de controlar objetos y situaciones con la mente.Pero todo con el recurso de la apócrifa filmación como si lo que ocurriese estuviese pasando verdaderamente. El tema es que no hay explicación alguna de donde vienen esos poderes, y menos planteo por parte de los protagonistas de que harán con ellos, más que joder, pasarla bien, burlarse de alguna gente, descontrolarse, así en cierto modo son personajes torpes y desbordados, que llegarán quizás a obtener lo que se merecen por hechura del guión. Alguna crítica vió cierta originalidad por cierto en la propuesta fílmica, a nuestra vista nada de eso sucede y el resultado termina siendo más -pero mucho menos- de lo mismo.
El Gato reaparece Era evidente que el simpático, movilizante y encantador personaje que empezó a sobresalir en la segunda parte de "Shrek" apuntaba tempranamente para convertirse en dueño de su propia historia o al mejor decir: película. Así la productora Dreamworks armó la primera -y debido a su suceso taquillero, parece prometer que seguirá habiendo Gato para rato...-, aventura de capa y espada donde este personajón felino vuelve a cautivar a los espectadores tanto adultos como niños, con sus rápidas acciones y marcados gags de humor. Otra vez se entremezclan los cuentos clásicos y conocidos ("Jake y Jill", "Humpty Dumpty", y hasta una Gansa gigante al estilo "Gozilla" que va en busca de su cría que pone huevos de oro) más el aporte de una no menos divertida acompañante llamada Kitty (la sensualidad de Salma Hayek prestándole su voz), que encastra perfectamente como dualidad aventurera. Esta propuesta no escapa a los cánones establecidos de filme para disfrutar en familia, el gato ya nos cautivó antes y lo elegimos sin dudas, ahora era sabido que llegaría a sus propias aventuras y lo hace gallardamente, estupendamente, como sinónimo de correcto entretenimiento. La voz de Banderas (Antonio) sigue siendo un acierto a favor del bigotudo personaje.
Time is Money Un futuro donde nadie envejece pasado los 25 años de edad y donde el tiempo es lo más preciable de todo, ya que tiempo se cotiza, se paga con él, se gasta con él, se dilapida si se es de alta sociedad y asi. Es obvio que ante un supuesto futuro tan capitalista y jorobado, debe florecer en el guión un personaje que sea contestatario y de espíritu rebelde casi casi subversivo vea...y este es el rol que le toca jugar en suerte a Justin Timberlake(sobrio, nada sobreactuado)quién se fugará con una chica tan linda como conquistable y a la suerte tan iracunda como él, papel a cargo de Amanda Seyfried, la misma de "Mamma Mía!", que por ratos de ridiculez huye en despiadada carrera a pié con tacos altísimos o aún después de levantada de polvo y escapes mugrosos, lucirá siempre de "punta en blanco" con ni tan solo una mísera manchita. No obstante algunas pifiadas del guión, y alguna que otra aletargada situación en la historieta, la peli se sostiene como un mero entretenimiento, ni más ni menos. Y es atendible un cine concebido de esta manera, discutible para muchos y pasatista para otros.
¿¿Mosqueteros o Videojuego...?? El director Paul W.S. Anderson fué práctico para hacer esta nueva versión del ya eterno clásico de Alejandro Dumas, le puso el condimento necesario para reciclarlo con muchas explosiones y situaciones "aggiornadas" más parecidas a un videojuego que a la historia tradicional de los valerosos mosqueteros del rey que suman en su aventura al joven espadachín D´Artagnan. El tema aquí objetable es..¿Es necesario ir una y otra vez por una historieta que ya uno conoce hasta el hartazgo..?, a sabiendas que hubo y existen buenisimas versiones anteriores, las hubo animadas, la memorable de la MGM con Gene Kelly de los años 40, una de Cantinflas, las divertidas y hoy ubicables en la red y en DVD de Richard Lester con un reparto lleno de figuras estelares de los años 70, si hasta existe una disparatada hecha en Argentina y filmada en parte en Uruguay por Julio Saraceni con Armando Bó como uno de los tres aventureros, y sin olvidar una bastante aceptable de los años 90 de la productora Disney con Charlie Sheen, Kiefer Sutherland y otros. La aparente falta de ideas de productores actuales hace que se reciclen una y otra y otra vez, pero con la incorporación de rarezas efectistas(aqui basicamente unas aeronaves: mitad carabelas-mitad zepellin), y ni alcanza para decir que tanto Orlando Bloom y Cristoph Waltz -este como el maldito cardenal Richelieu- están correctos. Pero no termina de cerrar como una peli aceptablemente pasatista.
Un Actor en su laberinto Juan Minujín es un actor que aqui debuta como director con una propuesta arriesgada, de cierto tono irónico, que además se cargó el rol protagónico para mostrar cual difícil y propenso a una carrera con altibajos y con más frustaciones que éxitos, es definitivamente la labor artística. Es el Julian Lamar, actor argento que en vano intenta despegar asimilando que su trabajo en el teatro está por abajo de el de sus compañeros, o soportando ser el que recibe las bofetadas en filmación como si fuese un payaso triste y amargado con lo que le va tocando en suerte. Ayudado por su propio relato en off , va decantando su cadena de sinsabores, o pensando en voz alta como quien dice. Se lo vé vulnerable, pretencioso, incapaz, resentido, como si su historia fuese un puzzle que nunca termina de completarse, encima carga con una serie de deseos sexuales poco encontrados por no decir inexistentes, y se da el lujo de rechazar un posibilidad de amor con una vestuarista, de yapa tiene un padre insufrible (muy bien Daniel Fanego), y se achica ante la sombra impiadosa de un actor exitoso (Leo Sbaraglia). La cereza del postre será la posibilidad de actuar en un filme que rodará en el país, un director americano para el cual Julián castinea. Minujín hizo una peli negra, oscura, como así también es su figurita Lamar, con un final discutible, con carencias quizás típicas de un nuevo realizador, con buena fotografía y actuaciones, pero parece que algo no termina siendo sostenible en el guión, no cierra del todo.Igual es buena la posibilidad de augurarle una buena carrera como director y guionista.