Luego de un trágico accidente, dos personas unen sus vidas casi por casualidad. Pero la soledad que comparten es tal, que ni siquiera estando acompañados podrán superarla. Anna y Juan deberán enfrentar no solo la soledad de ambos, sino las diferencias de países que los separan, todo sucediendo en un poblado minero apartado en la Patagonia. Hoy nos toca hablar de Emma, un film por demás particular, que seguramente no va a dejar indiferente a ninguno de sus espectadores, ya que se aleja bastante de lo que estamos acostumbrados a ver a la hora de ir al cine. La mayor particularidad, es que estamos ante una película casi muda. Si tenemos unas diez líneas de diálogo a lo largo de Emma, quizás hasta estemos exagerando; pero aunque no lo crean es así. Y esto es una buena decisión por parte del director y guionista, Juan Pablo Martínez, ya que dota a la película de esas soledad que tanto sienten y les pesa a los personajes principales. Otro gran acierto, es el casting de Sofía Rangone en el rol de Anna. La actriz logra transmitirnos todo un abanico de emociones, casi sin emitir palabras; solo con sus gestos y una buena composición de lenguaje corporal, hacen que sintamos la desolación y tristeza casi constantes que sufre Anna a lo largo de la película. Pero así como les comentamos lo bueno, también debemos decirles lo malo; y es que el film no es para todo el público. Y no nos referimos a un desnudo que a esta altura no debería horrorizar a nadie; sino que el hecho que la película casi no tenga diálogos, va a descolocar a más de un espectador, no sabiendo que entró a ver a la sala del cine. Lo aconsejable, es que miren el trailer antes de ir al cine, que les va a dar una buena muestra de lo que se van a encontrar en la gran pantalla. Para aquellos que quieran ver un film poco común, Emma supondrá una buena opción. Para los espectadores ya acostumbrados a un cine convencional y que no supone ningún reto; lo mejor es que se planteen seriamente la opción de verla.
Steven Spielberg ha ingresado en el sub-género del cine histórico estos últimos años y está más activo que nunca (estamos a meses de su próximo estreno “Ready player one”). En esta ocasión, toma partido y revela que el pasado del país norteamericano tiene un costado fraudulento. Corre el año 1971, los Estados Unidos se encuentran involucrados en la guerra de Vietnam y han pasado 4 presidentes en plena etapa bélica. El diario The New York Times es intimado por el gobierno y no puede publicar documentos otorgados por la CIA. En la redacción del Washington post reciben archivos de información encubierta sobre la guerra en campo asiático. La decisión de publicar los controversiales “Pentagon papers” corre a cargo de la propietaria Katherine Graham (Meryl Streep) y el principal editor Ben Bradlee (Tom Hanks). The post ataca con buenas dosis cinematográficas: gracias a la impecable recreación de época y la magistral dirección del viejo Steven cada escena se presenta de forma imponente. Embiste fuerte contra el conservadurismo estadounidense que apoyó la matanza en tierras vietnamitas en pos del honor (palabra clave en el film). La mirada crítica e inmisericorde de Spielberg demuestra que el cineasta ha madurado en su propio estilo, ya dejando de lado ciertos patriotismos (que los hay pero con mayor sutileza) y despojando sus cartas sobre la mesa, o sea personajes y situaciones ambiguas que aportan coherencia y riqueza narrativa al gran desfile de redactores, periodistas y editores que conforman The Post. Aborda los temas: libertad de prensa (The Washington Post dejó de ser una editorial pequeña después del escándalo), secretos de estado (el presidente Nixon se vio seriamente afectado y el posterior caso Watergate le propinó la estocada final) y feminismo (Graham fue la primer mujer con poder editorial en el ambiente de las redacciones norteamericanas). Quizá sea obvio pero vale destacar que Tom Hanks y Meryl Streep están notables (ella logró otra nominación al oscar por su interpretación). Por su estilización y los temas que trata The post es una película comprometida con el presente de Estados Unidos y que vale la pena ver.
Luego del arresto de la policía a un grupo de personas de color, en Detroit se dio el famoso caso de un disturbio que terminó convirtiendo el lugar en una zona de guerra. Dentro de todo este caos, veremos como un par de policías racistas de gatillo fácil, someten y maltratan a un grupo de miembros de la comunidad negra, solo por el hecho de que lo pueden hacer. Kathryn Bigelow vuelve con otra película que no va a dejar a ninguno de sus espectadores indiferente, ya que una vez más, nos cuenta una historia de violencia e irracionalidad humana; centrada en un caso real; lo cual vuelve a Detroit, mucho más cruda de lo que es. Lástima que esta idea se queda en eso, una premisa. Si bien los anteriores proyectos de Bigelow eran lentos, uno sabía que se estaba cocinando algo muy espeso y heavy de fondo, llegando al final no solo el clímax, sino una revelación que dejaba al espectador con un sentimiento símil a una patada en el estómago. Por desgracia, en Detroit esto no sucede. Y es que el mayor pecado de Detroit es que tarda casi una hora en arrancar hasta llegar a la trama que de verdad nos querían mostrar. Hasta entonces vemos como se fue gestando el disturbio y el caos que se generó, poniendo en jaque a la ciudad. Esto es entendible, pero mientras tanto, poco y nada vamos viendo de nuestros protagonistas; y cuando finalmente los conocemos, ya poco podemos conectar con ellos, porque seguramente ninguno de nosotros se acordara de sus nombres. Es una pena que el guión esté tan desbalanceado, ya que una vez que por fin conocemos a nuestros protagonistas y ellos a los antagonistas, Detroit pega un salto de calidad y se torna evidente quien está detrás de las cámaras; dándonos momentos de tensión puros, y con algunas actuaciones dignas de mencionar como lo son John Boyega o el casi Pennywise, Will Poulter. Y sobre Poulter, queremos hacer una mención especial. Si bien su personaje es bastante cliché y es malo y racista porque sí, el actor se encarga de dotar de tanta personalidad a este odiable policía, que no van a pasar demasiados minutos hasta que queramos que alguien le rompa la cara o lo haga quedar como la mala persona que es. Detroit termina siendo una película correcta, y atrapante; pero con el enorme problema de que se toma casi una hora para presentarnos la situación que quiere contar su realizadora; logrando que el espectador, hasta entonces, se la pase resoplando o mirando el reloj. Dependerá mucho de quienes la vean, si una vez pasada la larguísima introducción, se dejan llevar por la historia, o si por el contrario, ya quieren que la película termine de una vez, y olvidarla.
Luego de que una monja muera en pleno exorcismo, una periodista norteamericana falta de fé, decide viajar a Rumania para investigar lo ocurrido y ver si en realidad dicha práctica era real, o los involucrados cometieron asesinato cegados por su religión. Pero el mal la estará esperando, y Nicole deberá enfrentar viejos asuntos pendientes con su propia fé. Hoy nos toca hablar de una película en la que tenemos que serles sinceros, y decirles que es de lo más flojo en cuanto a terror internacional que hayamos visto en mucho tiempo. No queremos ser malos, pero eso es lo que representa La crucifixión. No solo lo decimos por la historia mil veces vista, los clichés que se repiten constantemente, o por el abuso de los jumpscares (sustos por subidon de volumen); sino porque vemos algunos errores dignos de estudiantes de primer año de realización de cine. El más evidente son los horrores de continuidad que se hacen presente en la hora y media que dura La crucifixión (aunque parece que durara mas). Elementos que desaparecen y re aparecen de las manos de los protagonistas, ropa que se cierra sola o deja de ser usada en cambios de planos, e incluso hasta el pelo de Nicole cambia. Y eso que estamos ante una película de estudio, con el presupuesto necesario para contratar a una actriz conocida (quizás no de nombre, pero todos recordaran a Sophie Cookson por Kingsman). Y hablando de Cookson, la pobre chica parece no tener suerte en sus proyectos, y eso que demuestra ser buena actriz, y que puede cargarse a sus espaldas el rol protagónico; y eso queda claro en La crucifixión, porque es de lo poco destacable que tenemos. Aunque el hecho de que luzca como una adolescente pese a que ya no lo es, no la termina ayudando para nada en el papel, y termina dándonos la sensación de ser un cast fallido. La crucifixión es una pobre película, que no solo termina siendo mala como producto en sí; sino que es otro film que será usado en los debates por aquellos que aseguran que el género de terror como tal, ya está casi muerto y no se hacen películas destacables. Véanla si son fans de las cintas de exorcismos, de lo contrario, es mejor seguir esperando mejores realizaciones, o buscar por el mercado local o latinoamericano; mientras esperamos la próxima película de terror dirigida por James Wan.
La presencia de una hermosa y misteriosa chica preguntando por Nelson Jara, quiebra la paz del estudio de arquitectura Borla. Y es que años atrás, Nelson Jara intentó estafar a la por entonces naciente empresa, con la acusación de un presunto derrumbe debido a la construcción de un edificio. Todos en el Estudio se preguntan por qué después de años, el nombre de Jara vuelve a aparecer; en especial el arquitecto Pablo Simón, quien fue el que más se involucró en dicho evento. Nicolás Gil Lavedra es el encargado de adaptar el libro Las grietas de Jara, escrito porClaudia Piñeiro. Como suelo hacer ante adaptaciones de novelas que no leí, aclaro que la review se va a basar en la película como tal, y no como adaptación, ya que desconozco el material original. Las grietas de Jara es de esos films que se sostienen principalmente por su actor principal, que en este caso es el siempre rendidor Joaquín Furriel; quien interpreta a un arquitecto estancado tanto en su vida profesional como en lo personal. Así es como vamos viendo cómo siendo parte de una empresa de tres personas, trabaja más por pedido que por motivación propia; que en su hogar se encuentra con una esposa bastante insoportable y que está estancada en la rutina. Y quizás ahí está el factor en el que falla la película, y es el de la repetición. Ya con un par de escenas del personaje de Furriel en su casa, entendemos que sólo sigue viviendo ahí porque está su hija. Pero de a poco se van abriendo algunas subtramas que nunca llegan a cerrarse, dejando la sensación que si se sacaban del guión, el arco argumental principal no se veía afectado; dando como resultado que a uno se le venga la palabra “relleno” a la cabeza. También se echa de menos un mejor trabajo por parte de Oscar Martínez (que interpreta a Jara). El experimentado actor viene dándonos papeles excelentes, que le valieron premios y reconocimiento de la gente y la crítica; pero acá se lo siente algo incómodo en su rol. De todas formas, así como el guión abusa de algunas situaciones, en otras logra sacar más de una carcajada, ya que logra mezclar bastante bien el thriller y las dudas que van apareciendo a medida que avanza la película, con algunos momentos muy cómicos. La película termina siendo bastante entretenida y llevadera, pero no pasa de eso; y seguramente muchos que la vean, al cabo de una semana no recordarán los nombres de los personajes o porque pasaba tal o cuál cosa. Es una lástima, porque había potencial para hacer un film bastante más redondo del que terminamos viendo en el cine.
Luego de ser rebotada en una fiesta, Paula mira la fachada del lugar donde no pudo ingresar, y ve atónita como Leandro De La Torre, el rockero del momento, es arrojado por una ventana, terminando así su vida. Todos piensan que fue un suicido, pero un policía un poco pasado de rosca, Martin Lombardo, le cree. Más aún cuando empiezan a atentar contra la vida de Paula; ahora ambos deberán investigar y hacerle frente a una de las mayores conspiraciones de la historia. Nicanor Loreti presenta su nuevo film, luego del furor que fue Kryptonita y su salto a la tv bajo el formato de serie llamado Nafta Súper. Nadie dudaba de que ese éxito no le fuera a impedir seguir haciendo bizarreadas de las buenas, y por suerte, estábamos en lo cierto. 27, el club de los malditos es de esos lindos delirios a los que nos tiene acostumbrado Loreti; presentando en esta ocasión un film que se centra en ese mito que ronda sobre la muerte de los músicos a los 27 años. Así, de a poco esta pareja dispareja conformada por una fan y un policía bastante del montón, van revelando una conspiración, y hasta acá les podemos contar para no destriparles demasiado la trama. Lo que si podemos decir, en especial a todos aquellos que se enojaron por los cinco minutos en pantalla de Diego Capusotto en Kryptonita cuando en el poster él era el protagonista, es que acá tienen Capusotto para empacharse; ya que es el gran protagonista del film, y nos regala momentos dignos de lo que su presencia representa. Pero como toda película de este estilo, tenemos que hacer una aclaración, y decir que no es para todo el público. Ya pasó con Kryptonita y seguramente suceda lo mismo con 27, el club de los malditos. Y es que por más nombre reconocido que veamos en el afiche, no es un film para el espectador casual. Aquellos que gusten de tramas extrañas y demenciales, o de presencias de ciertos actores en roles poco convencionales para ellos, la van a pasar muy bien. Pero las personas acostumbradas a productos más masticados, quizás no entiendan qué están viendo, así que quienes no vieron las anteriores cintas de Loreti, les recomendamos que lo hagan, porque valen la pena. Lo dicho, 27, el club de los malditos tiene una trama que es una locura, y es muy divertida y recomendable, pero para un espectador que sabe de ante mano lo que va a ver. Para aquellos que son de ver otro tipo de cine, es una garantía de pasarla bien.
La Resistencia se encuentra al borde de la derrota, con la Primera Orden a punto de dar el golpe final. Todo depende de Finn y su nueva compañera, quienes deben encontrar a un programador para hackear una nave enemiga y darle una posibilidad de escape a la Resistencia. Mientras, Rey deberá por todos los medios traer de nuevo a la civilización a Luke, para que ayude a los aliados y traer esperanza a la gente que es oprimida por el Líder Supremo Snoke. Después del obvio éxito pero regular cinta que resultó ser El despertar de la fuerza, mucho se especulaba con que si la segunda entrega de esta nueva trilogía, se iba a parecer a El Imperio contraataca, así como la anterior cinta se asemejaba a Una nueva esperanza. Bueno, podemos decirle que por suerte no calcaron aquella mítica película, pero que el fanservice está más a pleno que nunca en Star Wars. Sabemos que a los fans mas acérrimos esto les va a parecer lo mejor del mundo, pero nosotros tenemos que tratar de ser objetivos, y decir que si bien alguna referencia u homenaje siempre es bien recibido, cuando ya se explota el recurso de la nostalgia; empieza a restar más que a sumar. Pero eso no es lo peor de Star Wars: Episodio Vlll – Los últimos Jedi; sino que su guionista (y también director), Rian Johnson, se preocupo más en contentar a los seguidores de esta franquicia, que en intentar contar algo entretenido y bueno. Y esto nos lleva a ver lo que decimos que es lo peor de la película: el abuso del deus ex machina. Para los que no saben que es esto, les decimos que es un recurso (simplón) donde los protagonistas, ante una inminente muerte, son salvados por la intervención divina de un tercero. Mejor ejemplo que las águilas en El señor de los anillos, no podemos darle. Todas las situaciones de peligro de Rey, Finn, Poe y demás héroes, serán solucionadas con la intervención de otro personaje, restándole emoción a medida que el recurso se va repitiendo. Y para peor, siempre todo acompañado de un chiste, que nos recuerda las peores películas del MCU vistas en lo que va del año. Pero no todo es tan malo en Star Wars: Episodio Vlll – Los últimos Jedi. Tenemos quizás la mejor fotografía vista hasta el momento en todas las cintas de Star Wars, así como también un uso del CGI, que si bien se nota que está todo hecho con esta herramienta, jamás se ve falso, haciendo que el espectador nunca se desconcentre de la película debido a un mal efecto. Como volvemos a decir, hay bastantes cosas buenas en Star Wars: Episodio Vll – Los últimos Jedi (muchas de ellas las van a descubrir ustedes mismos y por eso ni las mencionamos acá). Pero el pobre guión escrito por Johnson, así como el claro agotamiento de una saga que se siente sobreexplotada, dan como resultado una película que a los fans más apasionados les va a encantar, pero al espectador normal, le va a dejar gusto a poco.
En Galpón de las máscaras se nos muestra el mundo de las máscaras, contándonos que son mucho más de lo que bastantes creían o pensaban. Detrás de ellas se oculta magia y misticismo, y parte de la ideología y costumbres de cada pueblo que las usa en sus diferentes rituales y ceremonias; siendo en algunas culturas, una parte clave de las mismas. En este documental escrito y dirigido por Miguel Baratta, vemos como la escritora Luisa Valenzuela da un breve pantallazo al público su colección de mascaras de diferentes regiones, que son usadas en diferentes momentos de cada pueblo y zona al que pertenecen, mostrando que cada una de ellas tiene connotaciones religiosas o festivas, y no son solo un mero adorno. A medida que Galpón de las máscaras avanza, también vemos como diferentes personas vinculadas con éstas últimas, nos dan su apreciación de las mismas. Actores, restauradores o fabricantes, nos cuentan lo que significan estos artilugios para ellos, mientras vemos en pantalla como ejercen sus vocaciones. Porque si algo queda claro con Galpón de las máscaras, es que aquellas personas a las que se convocó para dicho documental, llevan este tema con pasión, mostrando la clara diferencia entre hacer algo por trabajo, a hacerlo por vocación. Es una lástima que la duración del documental sea apenas de una hora, ya que el tema es lo bastante interesante como para quedarse viendo más material, en especial cuando la propia Valenzuela habla un poco del contexto histórico de cada mascara. No solo porque sabemos más de cada una de ellas, sino que la pasión que se transmite con cada frase dicha por la escritora, nos muestra un amor puro por este tema. Como todo documental, Galpón de las máscaras dependerá bastante de que el tema le llame la atención a cada espectador que vaya al cine. Pero por suerte Miguel Baratta le da el suficiente contexto como para hacerlo interesante para los que son conocedores del tema, como para aquellos que conocíamos poco y nada sobre el asunto.
Billie Jean King es la número uno del tenis femenino; pero constantemente ve como la división de mujeres, es puesta por debajo de la masculina, llegando el caso que hasta es tratada como algo demasiado inferior y poco serio. Harta de esto, ella y otras tenistas deciden armar su propio torneo hasta obtener el respeto que se merecen. Mientras, el veterano y retirado tenista Bobby Riggs, ve en este movimiento, la posibilidad no solo de hacer algún dinero, sino de volver a payasear frente a las cámaras ridiculizando a las mujeres. Si hablamos de películas que salen en el momento justo, La batalla de los sexos es sin duda el mayor exponente de esta afirmación. Vamos a ver que para bien como para mal, toca dos temas que por suerte están dejando de ser tabú para muchos, y que merecían que el séptimo arte también exponga el asunto sobre la mesa. Más que uno de los primeros partidos de tenis entre una mujer y un hombre, veremos la vida de Billie Jean King, quien no solo luchó para que se tome a las tenistas en serio y que tengan los mismos salarios de los hombres; sino que en su vida personal también tuvo encuentros con otras mujeres, teniendo que ocultar esto en una sociedad que no estaba preparada para ver a gente del mismo sexo saliendo entre sí. Y quizás, ahí es donde está el mayor error de La batalla de los sexos, y es en querer abarcar tanto. Ojo, no está mal que se quiera mostrar los hechos reales; pero la película al no decidirse si priorizar la lucha por la igualdad en el tenis, o por la sexualidad de su protagonista; se termina perdiendo y volviéndose bastante densa de ver en varios tramos; donde uno como espectador no podrá evitar mirar el reloj. Por suerte para la película, y en especial, de los espectadores; los productores contaron con las actuaciones de Emma Stone y Steve Carell, quienes juntos se cargan el film a sus espaldas, mostrando química en sus escenas juntos, pero también el suficiente talento y carisma para poder llevar adelante gran parte de la cinta estando separados tanto en historia como en pantalla. Es una lástima que recién al final de La batalla de los sexos, los veamos juntos; cuando llega la hora del famoso partido. Partido que está muy bien filmado, y donde se nota el buen uso de los dobles y que los actores recibieron entrenamiento en este deporte. Y si no saben cómo terminó esa exhibición (como quien les escribe), seguramente van a estar durante toda la secuencia al borde de la butaca. La batalla de los sexos es una película muy necesaria en estos tiempos y salió en el momento justo. Pero mas allá del mensaje que deja, como film en si tenemos que ser sinceros y decirles que es bastante irregular y lagunea entre dos temas que nunca terminan de cuajar entre sí. No por nada salió en esta época y no en fecha de premiaciones; toda una declaración por parte de la industria. Industria que también debería sincerarse y hacer que esta película no solo quede en un film para quedar bien con la sociedad, eso también tenemos que decirlo.
Suburbicon es una ciudad de ensueño de los inicios de la década del 60. De a poco fue creciendo tanto en habitantes, como en cultura propia, brindando a sus ciudadanos todos los servicios, y la tranquilidad de vivir en un lugar donde nada malo podría pasar. Pero al mismo tiempo que una familia de raza negra se muda al barrio, un par de asaltantes irrumpen en la casa de los Lodge, matando a la madre de la familia. Nada volverá a ser igual en Suburbicon. Estamos ante una nueva película dirigida por George Clooney, tras la fallida Operación Monumento. Aunque en realidad, Suburbicon: bienvenidos al paraíso pareciera un film made in los hermanos Coen, ya que fueron ellos quienes escribieron (en parte) el guión; y el resultado final es una cinta que tiene todo el estilo de Ethan y Joel Coen. Heredera de los policiales con humor negro con el sello de los Coen, Suburbicon: bienvenidos al paraíso sigue al pie de la letra lo visto en anteriores films de estos hermanos. Gente normal, un crimen, todo que se va complicando más y más mientras el nivel de locura y estupidez de los personajes va en aumento hasta que explota todo. Y en el medio de esto nos preguntamos ¿George Clooney aporta algo? Poco, pero lo hace. Las películas dirigidas por Clooney mostraban bastante carga política hasta la fecha; y en ésta ocasión, se nota en menor medida su presencia en el guión (junto con Grant Heslov completan el cuarteto de guionistas). No es gratuito el hecho de que todo se inicie al mismo tiempo que una familia de color se mude al lugar, y sean usados como chivos expiatorios. Solo hay que saber leer la película y el subtexto que nos presenta. Por el lado de la actuación, Matt Damon le pone la cara al Georgle Clooney perdedor y patético que vemos en el cine de los Coen. Suena complicado pero es así, Damon sabe imprimir un aire a fracaso a su personaje, que sentimos lastima por él de forma inmediata. Es una pena que a Julianne Moore no le dieran mucha cuerda para lucirse, lo mismo que a Oscar Isaac. Y, si bien, sus participaciones son breves, se siente en falta que les dieran más tiempo en pantalla. Pero quíen de verdad tenemos que hablar es del pequeño Noah Jupe. Aunque parezca extraño, el niño es el verdadero motor de la película; siendo el protagonista y estando en pantalla gran parte del film. Y la verdad que no sólo queda bien parado frente a sus compañeros adultos de elenco; sino que nunca se vuelve insoportable, como tristemente pasa con varios chicos en el cine o la televisión. Suburbicon: bienvenidos al paraíso es una divertida película que tiene el sello marcado a fuego de sus guionistas. Con varias escenas bien “WTF” y unas actuaciones solidas, sin proponérselo, George Clooney dio uno de los films más sólidos de este tramo final del año.