El mundo sigue sin recuperarse tras la muerte de Superman. Y eso no es todo, Batman sospecha de una posible invasión extraterrestre, que está relacionada con la aparición de tres poderosas cajas. Así es como Bruce Wayne empieza a reclutar gente con habilidades únicas, para formar un súper grupo que le haga frente a la oleada de alienígenas hostiles; pero necesitarán también contar con la ayuda de alguien que ya no está entre nosotros, el mismísimo Hombre de Acero. Y finalmente llegó el día tan esperado, donde por fin podemos ver a los superhéroes más conocidos de DC juntarse en la misma película, luego de años de especulaciones y algunas malas decisiones. Pero como el hype era tanto, la gran pregunta que se va a hacer la mayoría es ¿La Liga de la Justicia es una buena película o el DCEU no tiene salvación? La película es buena, eso hay que aclararlo de entrada. Pero no podemos ser fanboys o necios y negar cosas evidentes que se ven mientras observamos cómo se forma uno de los grupos súper heroicos más conocidos de la historia. Y uno de los mayores motivos para que esto suceda es responsabilidad de los productores y su falta de organización. Inicialmente se había comentado que la cinta duraría casi tres horas, pero el corte final de Justice League es de dos horas exactas, haciendo que se noten los recortes y provocando en muchos momentos que la trama avance porque sí, a las apuradas, sin un desarrollo coherente o donde veamos que se desenvuelven como un verdadero equipo y no sólo tengamos en frente un grupo de superhéroes peleando cada uno por su cuenta pero en el mismo sitio. Esto se maquilla un poco debido a la enorme química que se observa entre los actores, donde todos por suerte salen bien parados en sus roles. Quizás se echen de menos más minutos de este imponente Aquaman en pantalla, o que algunos gags a cargo de Flash no sean tan pavotes (otros son brillantes). Eso sí, la tan temida presencia de Cyborg jamás termina afectando y nunca se siente molesto. Lo que sí debemos destacar y para mal, son los pobres efectos especiales. El film está sobrecargado de ellos, y más de una vez molestan y sacan al espectador de la película al notarse no del todo logrados. Y eso se hace más evidente aún con el villano del film, Steppenwolf. Tanto por su pobre acabado de CGI como por la falta de personalidad, podemos decir que estamos por lejos ante lo peor de La Liga de la Justicia. Los fans más acérrimos del comic seguramente saldrán saltando de alegría con algunas de las referencias al universo en papel del DCU, pero siendo un poco objetivos tenemos que decir que no estamos ante una película perfecta. Cumple con su cometido de entretener y de establecer de una vez por todas las bases del DCEU, pero algunas decisiones tomadas en producción, como un pobre trabajo en el CGI, le restan puntos. El debate está abierto y seguramente estemos ante una de las cintas más polémicas del año.
Paterson vive en Paterson, Nueva Jersey. Su vida que parece rutinaria en realidad no lo es; ya que pese a hacer lo mismo casi todos los días, él disfruta estos momentos donde puede leer y escribir poesía, pasar tiempo con su peculiar novia, o dar caminatas nocturnas que incluyen una obligatoria parada en el bar local. Así es como Paterson lleva su vida, secándole provecho a cada segundo, mientras intenta ayudar a sus vecinos. Tenemos nuevo film de Jim Jarmush a la vista y es inevitable saber que vamos a estar ante otro film que va a dividir las aguas; con aquellos que gustan del particular estilo de narración del director neoyorkino, que se siente cómodo al contarnos las vidas de estas personas normales que podríamos cruzarnos cualquier día de la semana; mientras que los espectadores acostumbrados a films donde el relato tiene un principio y un final y nos deja algún mensaje, Paterson no tendrá demasiado sentido. El film incluye ese sutil humor que roza lo absurdo o caricaturesco, y que ya vimos en películas de Jarmush. Pero vale aclarar que lo que a muchos les causa gracia, a otros les parecerá un humor sonso; lo cual es entendible, porque es marca registrada de la casa. Ayuda mucho al estilo del director contar con Adam Driver en el rol principal. El lungo actor vuelve a demostrar que se siente muy cómodo en estos roles de persona común y corriente; y en producciones pequeñas; siendo cada vez más raro ver cómo Star Wars figura en su carrera, al compararla con el resto de las películas. Quizás uno de los defectos que tiene Paterson es que se siente un poco larga en su desarrollo; haciendo notar las casi dos horas que dura la película cuando la cinta está llegando a la mitad; definitivamente la rutina de Paterson podría haberse acortado. Poco se puede decir sobre el cine de Jarmush que no se sepa; así que sólo nos queda hablarles a los lectores que no vieron sus anteriores películas de este realizador. Si quieren algo simple, sencillo, que parece un extracto de la vida de cualquier persona normal y corriente, Paterson es una apuesta segura para ir al cine. Aquellos que piensan que esta clase de producciones son aburridas, olvídenlo.
Liebig era una famosa empacadora de carne que estuvo por varios años a principio del Siglo XX, pero que de un día para el otro decidió irse del país. En su época de gloria, la empresa no sólo tenía una enorme fábrica en Santa Fe, sino que también le dio vivienda a sus trabajadores y levantó un lujoso hotel en la zona para que diferentes socios se alojaran en el lugar. En la actualidad todo está abandonado, o tomado por otras personas; mientras que los trabajadores dan su testimonio de lo que era trabajar allí. Hay que entender que no estamos ante un documental sobre una empresa en particular, sino que el tema central va mucho más allá de lo que se piensa. Se nos cuenta la historia de un poblado que perdió toda su identidad; de un lugar próspero, que con la partida de su benefactor, quedó estancado en el tiempo; con gente que añora el pasado, y nuevos miembros de la comunidad que quieren dar vuelta a la página y dejar de pensar en aquello que pasó hace décadas. Es interesante cómo en Liebig se ve algo que hoy comúnmente no se ve en la gente que trabaja en grandes empresas; y es que los empleados están agradecidos por haber sido parte de dicho proyecto; al grado de sentirse piezas claves para que la fábrica en cuestión funcione y haya sido el monstruo que fue en su época. Lejos vamos a estar de ver algún testimonio hablando mal de sus antiguos empleadores, o contando viejos trapos sucios. Y esto nos da pie a una reflexión, no por algún dato técnico de Liebig, sino por algo que vemos dentro del mismo documental. En un momento observamos cómo uno de los ex-trabajadores se indigna al ver un insulto escrito en la réplica de la lata de carne pero de tamaño gigante que fabricaba la empaquetadora de carne. Quizás parezca una reacción exagerada, pero también es ver cómo se perdió el respeto no sólo por la propiedad pública, sino por algo que era nuestro y que ya no está más, y cómo las generaciones jóvenes no tienen conciencia de la pérdida que sufrió el lugar. Quizás ese será el mensaje final que nos deja, y ya por eso vale la pena ver el documental y quedarse meditando.
Abubakar tiene 46 años y participa del skir, una danza nativa chechena practicada por los hombres que sirve para purgar el tormento y la pena que su pueblo padeció con las diferentes guerras y ocupaciones. En el medio de estos momentos de éxtasis, vemos cómo él recuerda o habla de esos tristes recuerdos con miembros de su familia, conociendo más su pasado, mientras intenta superarlo. La familia chechena es una mezcla de documental con mediometraje, perteneciente a la trilogía creada por el director argentino Martín Solá, en la que relata la historia de algunos pueblos originarios que no son reconocidos como países, pese a tener identidad propia. La primera parte es Hamdam (2013), y el cierre de esta serie de documentales será en el mismísimo Tíbet. El proyecto es muy interesante, ya que nos relata algo que pocos saben, algo que los medios de difusión no mostraron en su momento, quedando opacados por otras noticias; o porque en realidad al ser minorías, quedan reducidas a eso mismo; una minoría de la que el grueso de la gente poco sabe del pesar y pasado que tienen. Pero así como La familia chechena tiene estas pretensiones, también debemos ser sinceros y decir que por la forma en que está filmada la cinta, es casi seguro que más de un espectador se sentirá desconcertado y sin entender qué está viendo. Esto lo decimos principalmente porque a lo largo del documental, veremos algunas secuencias que se asemejan a momentos oníricos; justo después de haber visto a varias personas practicando el skir. Para alguien que no esté acostumbrado a una narración no lineal, esto seguramente le resultará no sólo confuso, sino hasta molesto, ya que cada cierta cantidad de tiempo, es sacada del relato. De todas formas, si uno hace a un lado el estilo de filmación peculiar que tiene el documental, sabremos un poco más de una historia casi desconocida por la mayoría de la gente; y que merece ser contada. Recomendable en especial para aquellos que busquen nuevas experiencias en una sala de cine, y le escapen a las películas mainstream.
Federico y Lucía parecen ser personas totalmente opuestas. A él lo acaban de abandonar por su amigo, ella quiere deshacerse de su novio. Ambos están sumidos en una vida plana, rutinaria y sin muchas emociones. Mientras él deambula por las calles de su barrio intentando sacarse de la cabeza a su ex, ella anda escondiéndose para no encontrarse con su pareja. El azar los cruzará en una aventura donde deberán ayudarse para arreglar su situación, y quizás empezar una nueva etapa. Estamos ante un nuevo proyecto del cine argentino, que nos propone un viaje light por la vida de dos personas en una comedia romántica; de esas donde el espectador debe animarse a jugar de entrada con lo que propone la película, si en verdad la quiere disfrutar. Porque si algo tiene Veredas, es lo poco creíble de algunas situaciones, en especial el comportamiento de sus dos protagonistas. La trama de Federico es quizás la más realista, por así decirlo, ya que está en ese difícil momento por el que muchos pasaron, y es qué hacer luego de un doloroso abandono. Por eso, lo vemos intentando tener contacto con cualquier chica, exponiéndose a algunas situaciones bastante absurdas, en post de “volver al ruedo”. En cambio la parte de Lucía es la más extraña de comprender, ya que de entrada el mismo personaje se encarga de decir que quiere terminar su relación actual, pero al ver por la calle a su novio, decide seguirlo y espiarlo detrás de góndolas, esquinas e incluso el zoológico. Por suerte, a esta inverosimilitud de construcción de personaje, la compensan la dupla de protagonistas. Tanto Paula Reca y Ezequiel Tronconi tienen el suficiente carisma como para cargarse sus historias a las espaldas sin que nos caigan mal, y más de una vez nos van a hacer cómplices de sus situaciones. Y atentos cuando empiecen a compartir escenas, es de lejos lo mejor que ofrece Veredas. Otra de las virtudes de la película es que sabe de sus limitaciones y entonces se ciñe a una historia chica, que no busca volarle la cabeza al espectador con giros argumentales ni nada por el estilo. Desde el inicio es honesta consigo misma y con los demás, contándonos una historia (o dos, depende cómo se mire) que son comunes en varios de nosotros y por ende nos sentiremos identificados con alguna de las situaciones. Cuesta encontrar en el cine nacional films que se muestren tan transparentes; Veredas por suerte es uno de ellos. Para aquellos que quieran pasar un simpático momento en salas, alejándose de los tanques hollywoodenses, no duden en ir a verla. En especial si van en pareja.
Thor continúa buscando las Gemas del Infinito; y en plena búsqueda se topa con el demonio Surtur, quién está decidido a desencadenar el Rangarok, la destrucción de Asgard. Pero en su intento de detener dicho evento, Hela, la Diosa de la Muerte es liberada y ahora Thor deberá olvidar su cruzada para detener a dicha deidad que planea hacerse con el poder de Asgard; primero deberá escapar de sus captores que lo tienen cautivo en un planeta dominado por un dictador bastante particular. Pese a que los films anteriores del dios nórdico fueron bastante fallidos, nadie duda de que Thor: Ragnarok es una de las películas de superhéroes más esperadas de este año, ya que es la última del MCU previo al gran evento Avangers: Infinity War. Además que en el trailer podíamos ver un cambio de tono y una dinámica del personaje que antes no habíamos visto y que parecía dar una mejora enorme con respecto a las primeras entregas. Sin embargo, algunos van a salir del cine un poco decepcionados. En sí la película es buena y entretenida, pero Marvel sigue insistiendo en volver comediantes a todos sus personajes, cuando la personalidad de algunos de ellos no se presta para dicho estilo narrativo. En Spiderman Homecoming vimos una comedia al uso, pero el trepamuros es alguien proclive a los gags, mientras Thor sigue sintiéndose forzado a la hora de ser chistoso. Peor aún es cuando la mayoría de los gags provocan vergüenza ajena por recurir a golpes y torpeza, recordando más de una vez a los Tres Chiflados y no a una cinta de superhéroes. Por suerte esta sobredosis de humor es compensada por una gran dirección a cargo de Taika Waititi, quién a la estética espacial ya establecida por Guardianes de la Galaxia, le agrega estilo propio a la vez que combina con lo visto en Asgard, logrando que todo quede homogéneo y no se sienta un pastiche de colores o estilos visuales distintos. A esto hay que sumarle que dicha estética ochentosa, es acompañada por una banda sonora que nos recuerda a aquellos films de ciencia ficción de antaño, y que casi de inmediato dota de identidad propia a la película; haciendo de este apartado, uno de los mejores de Thor: Ragnarok. Con respecto a los nuevos personajes, podemos decir que las incorporaciones terminan aportando bastante, y quizás sólo sea Skurge (Karl Urban) y Korg (voz del propio Waititi) los que quedan debiendo, el primero por falta de desarrollo, y el segundo por insoportable que termina siendo. Pero tanto la Hela de Cate Blanchet, como la Valkiria de Tessa Thompson son personajes que imponen presencia en pantalla, agradeciendo que por fin en Marvel veamos buenos roles femeninos aparte de los ya conocidos. Es una lástima que Hela vuelva a seguir en tono con los restantes villanos del MCU. Thor: Ragnarok se queda a medio camino entre ser por fin una entrega digna del Dios del Trueno, y otra película graciosa de Marvel hecha sólo porque tiene los derechos del personaje y hacía tiempo que no lo veíamos en pantalla. Es una lástima que quizás sea la última vez que veamos a Thor en solitario, y nunca nos hayan podido dar la película que uno de los Vengadores fundadores merecía tener.
Alex y Ben quedan varados en un aeropuerto por culpa de una tremenda tormenta que se acerca a la zona donde se encuentran. Ambos tienen que viajar de forma urgente por diferentes razones: ella porque se casa, él porque tiene que realizar una cirugía de forma urgente. Al ver que no pueden salir del lugar, ambos deciden alquilar y compartir una avioneta privada que los acercará a sus diferentes destinos; pero un accidente en pleno vuelo los deja varados en el medio de una zona montañosa, aislados y casi sin recursos. Ahora deberán apoyarse mutuamente y usar su ingenio para lograr salir de ahí con vida. Más allá de la montaña (The Mountain Between Us, 2017) podría entenderse, o ser vendida, como una película de supervivencia donde los protagonistas quedan varados en un lugar hostil, perdidos en el medio de la nada y deben valerse de sí mismos para poder salir con vida. Y si bien en la película pasa esto, también tenemos bastante más por debajo de la trama principal. A lo largo de las casi dos horas que dura Más allá de la montaña, veremos cómo ambos personajes van exponiendo sus miedos y traumas. Por un lado tenemos a una periodista que toda la vida se arriesgó y ahora está a punto de dar un paso importante en su vida al establecerse y pasar el resto de su vida con alguien más. Por otro lado a un médico (no es gratuito el por qué de las profesiones de ambos) que siempre quiso tener control sobre todo, y que no puede soltar nada y seguir adelante. Es una lástima que tanto las tramas de supervivencia y superación personal no terminan juntas; dándonos un epílogo larguísimo, demasiado hablado y que no aporta demasiado a la historia; haciendo que el film se estire y que al final, las casi dos horas de metraje se terminen sintiendo y jugándole en contra al producto final. En cuanto a las actuaciones, podemos decir que por fin lo vemos a Idris Elba en una buena película. No sólo porque Más allá de la montaña es buena en sí, sino que también el actor británico carga con la mayor parte del peso dramático del film, y se lo siente muy cómodo y natural. Kate Winslet cede un poco de terreno en pos de Elba; aunque no por eso la veremos interpretar a una damisela en peligro que necesita ser salvada siempre. Ambos forman una buena dupla en pantalla y no molestaría volver a verlos juntos. Más allá de la montaña es una sólida película que usa la excusa de situar a los protagonistas en una situación de peligro extrema, para indagar en sus personalidades y cómo dos personas casi opuestas pueden salir adelante trabajando en equipo y complementarse. Aprovechando que esta semana no hay grandes tanques hollywoodenses en cartelera, estamos ante una de las propuestas más interesantes que hay a la hora de ir al cine.
Jeanette Walls es una reconocida periodista que logró todo a fuerza de trabajo y auto superación. Un día decide escribir sobre sí misma, contando cómo creció, la familia de dónde proviene y haciendo especial hincapié en la figura de su padre, quien pasaba de ser alguien divertido y cariñoso, a un alcohólico destructivo en cuestión de segundos. A medida que Jeanette indague más en su pasado, viejos rencores y sentimientos encontrados empezarán a surgir. Llega a los cines argentinos El castillo de cristal (The glass castle, 2017), una película introspectiva y autobiográfica, sobre una periodista que decide criticar y hacer las paces con su pasado, a la vez de explorar otra faceta más de su trabajo, pero consigo misma. Es triste decir que pese a que estamos ante una película que cuenta con varias caras conocidas en su elenco, El castillo de cristal es un film que no nos transmite nada, y que peor aún, no sentimos demasiada empatía o rechazo hacia sus personajes principales; y por ende, no comprendemos algunas de sus acciones. Quizás lo mejor de la película es el padre alcohólico interpretado por Woody Harrelson; el actor logra componer un personaje que por momentos se siente querible, atento con sus hijos y que juega a ser papá y amigo al mismo tiempo. Pero que en cuestión de segundos (sobre todo si hay alguna bebida de por medio) se vuelve ruin y egoísta, poniendo sus ganas de seguir tomando por sobre su propia familia. Pero así como tenemos este personaje tan bien armado, Naomi Watts sale con la peor parte al hacer de la esposa de Harrelson. No vemos mucha lógica en el comportamiento de esta “madre de familia”. Y usamos comillas porque en realidad nunca se comporta como una madre, ya que jamás la vemos preocuparse por la seguridad o bienestar de sus hijos, y sólo se limita a pintar. Por desgracia, Brie Larson y su Jeanette tampoco sale muy bien parada; en especial porque sus repentinos cambios de humor y sentimientos hacia su familia son tan aleatorios, que pareciera que dependen más por capricho de guión que por construcción de personaje. Y si estamos ante un drama con todas las letras, que los personajes terminen dándonos igual, es un error por parte de los guionistas. Si bien existe una novela en la que se basaron (y que nosotros no leímos), sabemos que cualquier guionista hoy en día puede tomarse libertades con respecto al material original. El castillo de cristal termina siendo un film que no aporta demasiado a la cartelera actual, ya que no funciona como drama, y como película biográfica, la persona de la que se nos cuenta, es por la enorme mayoría desconocida, creando en el espectador una sensación de apatía que muchas veces termina siendo lo peor que puede generarnos un largometraje.
Eggsy ya es un Kingsman con todas las letras, y además de eso disfruta de su pareja y sus amigos. Pero un repentino ataque a la base de los caballeros y a cada uno de los miembros barre con toda la agencia secreta, dejando sólo con vida a él y a Merlin. Ambos deberán buscar ayuda en una nueva agrupación, mientras una poderosa villana y líder narco asoma como la mente detrás de los atentados masivos. Después de tres años de esa hermosa sorpresa que fue Kingmsan: el servicio secreto, nos llega la secuela, llamada Kingsman: el círculo dorado. A quienes nos gustó la primera entrega, esperábamos ansiosos esta segunda parte, aunque también estaba el miedo latente de encontrarnos una fórmula calcada y ver más de lo mismo; algo que ya pasó con John Wick y su secuela. Por suerte Matthew Vaughn (que acá dirige y co-guiona) y su compañera de guión Jena Goldman toman elementos vistos en la primera entrega, y lo exageran casi llevándolos a la auto parodia, pero sin caer en ella. Por desgracia y pese a que se nota un esfuerzo en contar algo nuevo, la estructura es exactamente igual a lo visto en el film anterior, y eso se nota. Como era de esperarse, los actores vuelven a repetir los sólidos trabajos vistos en la película original. Todos ya conocen sus roles, se sienten cómodos en ellos. Aunque es un poco decepcionante cómo algunos personajes duran poco en pantalla, o en el caso de otros, cómo se nos mintió en la campaña publicitaria y apenas los veremos en pantalla, siendo que se suponía que uno sería coprotagonista. De todas formas, lo que más destacaba de Kingsman: el servicio secreto, y destaca de Kingsman: el circulo dorado, son las escenas de acción. Vaughn vuelve a demostrar que es uno de los mejores directores que hay en este apartado; mostrando un abanico de recursos tan amplio que va desde las coreografías, el montaje con la música o la edición, haciendo que más de una vez terminemos al borde de la butaca deseando que las peleas o los tiroteos no acaben nunca. Es una pena que la música esté en un nivel por debajo de su predecesora, aunque si uno piensa bien en la personalidad de los villanos de ambas entregas, es entendible cómo muchas veces lo que escuchaban los personajes, terminaba influyendo en la película en sí. Kingsman: el círculo dorado termina siendo una película entretenida, con grandes escenas de acción y personajes carismáticos. Por desgracia a nivel trama no propone nada nuevo y pierde frescura e irreverencia comparada con la cinta original. De todas formas vamos a ver muy buenos gags y personajes que deberían seguir en la saga en caso de que quieran seguir contándonos las aventuras de estas organizaciones secretas.
Año 2049. El empresario Wallace logró salvar al mundo de la hambruna y el colapso económico, y en el camino creó una nueva generación de replicantes más dóciles. Pero aún existen antiguos Nexus que pueden revelarse, y es por ésto que siguen existiendo los Blade Runner para cazarlos. Luego de un tiempo de espera con respecto a otros países, nos llega uno de los films más esperados del año, Blade Runner 2049, con una ola de críticas positivas que la ponían a priori como una de las mejores películas de la década. La duda es entonces, si este film es para tanto o no. Podemos decir que en algunos apartados lo es. La dirección de Dennis Villeneuve es asombrosa, y por varios tramos logra superar a lo realizado por Ridley Scott en la película original. El uso de las luces y la estética implementada, nos muestra un mundo mucho más decadente que el visto en 1982. Sin dudas, después de Blade Runner 2049, Villeneuve debería ser considerado uno de los mejores directores de la década. El otro apartado que hace tan superior a esta cinta, son las actuaciones. En esta ocasión tenemos varios personajes, bastantes. Pero como la película dura más de dos horas y media, hay el suficiente tiempo para desarrollar estos roles; y para que sus actores se luzcan. Desde Ryan Gosling como el protagonista, hasta los personajes más secundarios, todos tienen su momento para lucirse; mostrando que Villeneuve no solo es un gran director, sino también un enorme director de actores, algo que ya había mostrado en sus anteriores trabajos. Pero como dijimos, las dos horas cuarenta y cuatro minutos que dura Blade Runner 2049 se sienten. Y no solo eso, algunos tramos podrían sacarse para reducir metraje, y el film seguiría funcionando igual; haciendo que no estemos ante esa película tan perfecta que se nos dijo. De todas formas Blade Runner 2049 es una enorme cinta, quizás una de las mejores del año; pero por sobre todo, estamos al fin ante una de esas secuelas tardías, que si aportan al universo creado originalmente, y que está a la altura del mito. Para ver si o si en los cines.