Durante los últimos años, parece haber nacido un subgénero en la comedia que se lo podría definir como “Comedia Absurda”. Y enseguida se nos viene a la cabeza el nombre de Judd Apatow. Apatow se encargó de dirigir, producir o escribir muchas de las “Comedias Absurdas” más reconocidas de los últimos años, como Virgen a los 40, Ligeramente Embarazada, Supercool o Pineapple Express. Quienes vieron alguna de estas películas, sabrán que las flatulencias, drogas, misoginia, amistad, nerdés, idiotez e inmadurez son temas recurrentes en la filmografía de Apatow. Y siempre se enfoca en personajes masculinos, relegando a las mujeres al papel de florero u objeto del deseo del protagonista. Por eso eran varios —me incluyo— a quienes les llamaba la atención Damas en Guerra, su nueva obra (en esta ocasión, como productor), donde el protagonismo pasa a caer en las mujeres y los hombres son puestos en el lugar que las femeninas dejaron vacante. Annie es treintañera, tiene un trabajo mediocre y está soltera. Lillian, su única amiga, le pide que sea su dama de honor en su inminente boda. Intentando estar a la altura de las circunstancias, Annie ve como la nueva amiga de Lillian, Helen, no sólo empieza a opacarla, sino a arrebatarle a su mejor amiga. Tanto la amistad como la inmadurez surgen como temas principales. En este caso, es este último el que logra dominar el film, ya que estamos viendo a una mujer que está pisando los cuarenta años pero que aún piensa en la vida como un cuento de hadas. Esto se ve más que nada en la primera mitad, que está dominada por un tono humorístico, con un muy buen ritmo a la hora de distribuir los gags, haciendo que la película ilusione al lograr verdaderas risas desde el comienzo. Entrada la segunda mitad es cuando la amistad cobra más fuerza, tornándose la película más dramática y relegando a la comedia, y ahí está el mayor fallo de Damas en Guerra, ya que dicho dramatismo no está del todo conseguido y termina desdibujando los logros de la primera parte. Una pena, ya que de haber mantenido el ritmo inicial, estaríamos hablando quizás de la mejor comedia desde ¿Que Paso Ayer?, pero como a muchas películas de este género, al intentar meterse en el sentimentalismo, se desinflan y terminan dejando un producto fallido. En este caso, peor aún, haciendo que la película se sienta bastante más larga de lo que es. Otro punto a favor —y que también se nota en las películas de Apatow— es que los secundarios son establecidos rápidamente. Cada uno tiene su momento para lucirse, lo que los hace más ricos en personalidad; no estén sólo para llenar la pantalla. De todas maneras, habrá quienes no disfruten de este tipo de humor, ya que, como es recurrente en Apatow, el humor escatológico hace acto de presencia, quizás demasiada presencia para quienes tengan estomago frágil. Damas en Guerra es una aceptable película humorística, con algunos gags muy logrados y personajes bastante interesantes, pero que al mezclarse con el drama pierde bastante fuerza, logrando que el film sea solamente bueno, cuando podría haber sido mucho mejor que la boda más planeada.
Cuidemos a nuestros viejos. Parece que la avalancha de remakes provenientes de Hollywood no tiene fin; y si a los productores la idea de tomar películas de otros países o viejos clásicos –o no tanto- y contextualizarlos en la actual Norteamérica les gustó, al parecer el género del terror es el preferido de todos. O quizás el más fácil de poder llevar a pantallas. En esta ocasión se rescata del pasado a la brillante La Hora del Espanto, un clásico de 1985 y de las primeras películas en mezclar la parodia con el homenaje, una delgada línea que pocas películas posteriormente lograron transitar sin caer en la mediocridad. En esta ocasión no solo se cambió el contexto social de donde transcurre el film, sino que también se actualizaron varios arquetipos de personajes utilizados en la cinta original, ubicándolos en el ideal colectivo que se tiene hoy en día. Un ejemplo muy claro es el de Jerry el Vampiro, interpretado originalmente por Chris Sarandon y ahora por un cada vez más sólido Colin Farrell. En 1985, el imaginario popular sobre la figura de un vampiro era la de un hombre maduro, cuarentón, de presencia impoluta y con clase. En los tiempos que corren el vampiro es mucho más joven, haciendo mucha más gala de su atractivo físico en lugar de su elegancia. Otro personaje que sufre un cambio radical es el de Peter Vincent. En aquella ya vieja película, Vincent era un presentador televisivo de films de terror de dudosa calidad. Ahora es un ilusionista de Las Vegas con muchas similitudes a Chris Angel. Si bien el cambio de profesión de Vincent es justificado, ya que ahora esos shows de medianoche ya casi desaparecieron, le quita bastante magia al personaje ya que recordemos que el Peter Vincent original, además de ser conductor, era actor de los films que presentaba, y el nombre del personaje hacía referencia a dos grandes actores del cine de terror, como lo son Peter Cushing y Vincent Price. La nueva contextualización también logra desperdiciar a un personaje, o mejor dicho a un actor. Estoy hablando de Christopher Mintz-Plasse (Supercool). Su sola presencia en pantalla de por sí ya causa gracia, pero su nueva versión de nerd está bastante desdibujada y no logra empatizar con el espectador cuando es un loser total al que nadie quiere, ni con su nueva vida de chupa sangre. Sería bastante obvio mencionar que en esta ocasión los efectos especiales son por ordenador, en contraposición a los artesanales de la original. Pero sí hay que enfatizar que en determinados momentos –aquellos en que los vampiros se parecen a Baraka del Mortal Kombat- el CGI es muy evidente y desconcentra al espectador. Bastante pobre es el uso del 3D, en contadas ocasiones logra transmitirse profundidad, además de la repetición de los ya cansinos planos forzados donde objetos van hacia la pantalla. Una de las pocas cuestiones que se mantienen firmes es la mezcla de situaciones de terror vampírico, bien logradas en esta nueva versión, combinadas con momentos cómicos, estos últimos no tan efectivos como se podría esperar. En conclusión, Noche de Miedo (3D) es una nueva versión del clásico que todo fan del género debería conocer, donde los aciertos del original pasan desapercibidos aquí gracias a esta moderna versión saturada de elementos del cine de género de terror-suspenso, resultando un producto opacado y claro ejemplo de constituir otra tediosa remake hollywoodense.
La Muerte ya sigue el camino de memoria. La década pasada fuimos testigos del nacimiento y dominio de dos sagas en el ámbito del terror, estamos hablando de El Juego del Miedo y Destino Final. Ambas tienen ciertas similitudes, buscando incomodar al espectador con un gore explicito que roza lo pornográfico, ambas bastante maltratadas por la crítica pero con éxito suficiente en taquilla como para dar una tonelada de secuelas que se limitaban a hacer copy/paste de una misma fórmula que a cada entrega se notaba cada vez más desgastada. Las andanzas de Jigsaw terminaron hace poco y al parecer de forma definitiva, de la misma forma que la Muerte aparentemente ya atrapó a todos los que debía cazar en esta última película de DF. Repasando brevemente la historia, estamos ante un grupo de amigos y compañeros de trabajo que deben ir a un retiro laboral para aprender a trabajar en equipo. Uno de los viajantes tiene una visión de un terrible accidente en el que morirán todos, luego del trance, y prácticamente arrastrando a sus compañeros, logra salvar a un reducido grupo de morir en forma horrible. Pero la Muerte al ver como la burlan no se quedará de brazos cruzados. Si nos atenemos a leer la sinopsis únicamente, no hay nada nuevo en el horizonte. Y este es el mayor lastre que arrastra la saga, si bien la idea de la Muerte presente –no físicamente- como una implacable asesina fue buena, la cantidad de secuelas que calcaron paso a paso a la entrega original hicieron que la formula se desgastara, incluso al límite donde si no se veían las películas anteriores daba igual para el espectador, demostrando una alarmante falta de avance narrativo a la hora de suceder las películas unas con otras. Al parecer, intentando revivir el agotado método, el guionista Eric Heisserer agregó algunos aspectos nuevos para que el film no sea tan repetitivo con respecto a los anteriores. Un claro ejemplo es el de transformar finalmente a uno de los sobrevivientes en villano, y también, darle una vuelta de tuerca más al asunto de cómo lograr evitar ser atrapado por la Muerte, además de pequeñas dosis de humor negro. Es una lástima que esto se hiciera recién en la quinta película, cuando a partir de la tercera –incluida- la saga ya pedía a gritos terminar o que le den un cambio de rumbo. Otro detalle a favor es para quienes vieron las cuatro entregas anteriores, desde los créditos iniciales –de lejos lo mejor de la película- verán varios guiños a las muertes anteriores, ya sea a través del elemento homicida, situaciones parecidas o muertes similares, incluso habrá sorpresa al final de la película para quienes estén más atentos y tengan frescos los pasados films. Igual no hay que engañarse, la película en su conjunto no ofrece nada nuevo a pesar de los intentos para mejorar el producto, eso sí, Destino Final 5 no supera a la disparadora de este universo, pero seguramente sea la mejor después de ella, aunque no fuera muy difícil lograrlo viendo los anteriores films El cine de terror lamentablemente este año parece irse en deuda, ya que ni siquiera Wes Craven y su Scream 4 ni John Carpenter con Atrapada pudieron poner un oasis en el árido desierto de mediocridad que se está viendo a la hora de asustar a la audiencia. Para quienes amamos este género, pensaremos que la Muerte, al igual que los espectadores, se sentirá defraudada.
Viendo la vida pasar Estamos ante un film difícil de juzgar. Un Año Más es mucho más de lo que aparenta ser. Al verla, algún distraído pensará que es una película de esas en las que poco ocurre cuando, en realidad, escarbando dentro del film nos damos cuenta de que en el cine, muchas veces, la frase que reza “menos es más” se puede aplicar perfectamente. En las dos horas diez de metraje, vemos un año en la vida de Tom y Gerry –no es broma, se llaman así-, una pareja mayor de clase media alta, que lleva una vida cómoda y acomodada, y cómo van ingresando y saliendo de su rutina diferentes personas, amigos, familiares, compañeros de trabajo, casi siempre en busca de algún consejo o palabra de aliento. El guión de Mike Leigh es de esos que demuestran simpleza en relación a la construcción para terminar convenciéndonos de la real complejidad del asunto. Un claro ejemplo es el de Lesley Manville, que interpreta a un personaje que adopta distintos lugares en la trama hasta convertirse prácticamente en un protagonista tácito del film. Sus entradas y salidas en plano marcan los momentos de mayor tono dramático implícito y explicito. Otro gran acierto del guión es delinear a los personajes concisamente y en escasos minutos, con ejemplos de solidez envidiables; un ejemplo de esto es Ken, interpretado por Peter Wight, que sólo en un par de planos demuestra una marcada tendencia a los excesos y dejadez hacia su persona. Quizás el único personaje que se desdibuja, más por sobreactuación de la actriz que por problemas de guión, sea el de Karina Fernandez. Las actuaciones, en su mayoría, son bastante correctas. Se destaca por sobre el resto Lesley Manville, en un trabajo muy cuidado y medido; su personaje se presta a ser sobrevalorada pero la actriz sabe caminar sobre esa delgada línea con mucho oficio. Un peldaño más abajo hay que destacar a la pareja de actores compuesta por Jim Broadbent y Ruth Sheen, que funcionan como la voz de la conciencia del resto de los personajes. También hay que hacer mención especial a la dirección. El estilo clásico que utiliza Leigh a la hora de encuadrar acompaña correctamente el desarrollo del film, y así logra que su dirección no le robe protagonismo a la historia. Es notable la decisión de mostrar miradas mediante primeros planos; principalmente cuando tres personas comparten un diálogo, siempre los escuchas son enfocados contrariamente a la obviedad de mostrar a quien está hablando. Las miradas de esta forma cobran una importancia primordial, donde el viejo dicho de “una imagen vale más que mil palabras” resulta ser la definición más acertada. Junto a la lograda dirección, también cabe resaltar el trabajo de fotografía a cargo de Dick Pope, que funciona y se fusiona con el estilo parco que maneja el film en su realización. También es notable cómo logra transmitir las cuatro estaciones del año en las que vemos la vida de los personajes. En conclusión, muchos juzgarán al film por su ritmo lento que roza lo cansino, cuando en realidad claramente esto esta trabajado desde el guión. Por mi parte, debo reconocer que este estilo de películas no es el que más disfruto, pero sería necio no reconocer todos los méritos que tiene para mostrar de forma realista la vida de un grupo de personas y cómo el tiempo las afecta, por más que no lo parezca.
Por suerte, desde hace unos años se instaló en la sociedad el debate sobre la trata de personas, en especial, la esclavización y prostitución de adolescentes. Al hacerse público un tema tan atroz, nadie puede quedar indiferente. Y es por esto mismo que toda propuesta cinematográfica que nos llega sobre el tema, debe ser analizada. Larysa Kondracki hace su debut en la pantalla grande adaptando el libro escrito por la propia Kathryn Bolkovac, donde se denuncia los abusos cometidos por miembros diplomáticos, fuerzas especiales de la ONU, policías locales y empresas de seguridad contratadas para reconstruir la Bosnia post guerra. Bolkivac, policía en EE.UU, llega contratada por dicha empresa, y se enfrenta con una realidad donde las mujeres no solo son golpeadas por sus maridos, sino que son traficadas como mercancía para ejercer la prostitución y los deseos del sádico de turno. El estilo de filmar de Kondraki recuerda al Paul Greengrass más personal, con una cámara en mano estilo guerrilla, que en esta clase de películas enriquece aún más la propuesta, sobre todo para no darle un aire de cine tan clasicista a una historia muy visceral. Pero sin lugar a dudas, uno de los puntos fuertes del film es su historia, escrita por Eilis Kirwan y la propia Kondracki. Con una estructura simple y apenas usando algún golpe de efecto, nos cuentan el porqué de la decisión de Bolkovac para aceptar el trabajo, pasando por su llegada y conocimiento de los “códigos” del lugar, hasta llegar al final donde los hechos sucedidos en Bosnia tomaron estado público. Quizás a alguien le moleste que tanto al inicio y al final del film se recalque que el film está basado en hechos reales, pero no debería sorprender a nadie ya que es algo tremendamente habitual a la hora de adaptar sucesos reales. Otro gran punto a favor de la película es la actuación de la bella Rachel Weisz. Pese a tener un aspecto delicado y hasta frágil, la británica vuelve a mostrar que se siente cómoda en roles de mujeres de fuerte carácter moviéndose en mundos no solo de hombres, sino machistas. Algo así ya se vio con su Hipatya en Ágora, estrenada el año pasado. Algo a destacar también del film es el no centrar el antagonismo en un solo personaje, sino repartirlo, demostrando que la verdadera podredumbre proviene de un sistema corrupto y de una sociedad donde la mujer se encuentra en el último escalafón. Destacable también es la fotografía, a cargo de Kieran McGuigan, trabajando en función de la historia, logra plasmar la frialdad, tristeza y decadencia de la Europa Oriental post guerra, en este caso una Bosnia hecha pedazos. En conclusión, La Verdad Oculta es un film crudo, duro y realista, que no busca ser preciosista en su puesta en escena, sino mostrar una realidad que está ahí, pero que lamentablemente muchos están involucrados, o peor aún, haciendo la vista a otro lado.
El terror menos iluminado. Hoy en día es realmente difícil asustar a la gente en los cines, es por esto que las películas de terror empezaron a ser juzgadas más por su nivel fotográfico, actoral, guión, crudeza, realismo. También están aquellas que recurren al gore como único método de asustar; y hay algunas que se juegan más por un suspenso constante y dar pequeños golpes de efectos en su duración. Por desgracia también están las que fallan en todos los aspectos mencionados, como el film que nos toca hoy. No le Temas a la Oscuridad nos cuenta la historia de una niña semi autista, que acaba de mudarse con su padre y la novia de él a un enorme caserón, donde hace un siglo, el propietario desapareció misteriosamente. La historia a priori parece interesante, con prácticamente una única locación, pocos personajes, ambiente claustrofóbico; los 99 minutos de metraje parecen suficientes para crear cuanto menos algo llamativo. Lastimosamente esto no es así, y estamos ante una película que no solo recurre a los tópicos de este cine, sino que es totalmente incoherente en su relato. El guión a cargo de Matthew Robbins y Guillermo del Toro hace agua por todos lados, además de ser bastante inverosímil en la construcción del mismo –unas pequeñas criaturas acaban con un hombre robusto de 100 kilos pero no pueden con una niña-, también en varias parece insultar la inteligencia del espectador, mostrando como una niña de 10 años manipula herramientas varias como si fuese una experta. Como se menciona más arriba, además recurre constantemente a los clichés del cine de terror, donde siempre el único que de verdad sabe lo que está pasando es el primero en morir, o el típico susto a base de subir el volumen de golpe. Es irritante también ver cómo en el cine desde hace unos años se puso de moda que intenten vender las películas con el latiguillo de “producida por …”, donde los incautos pensaran que dichas películas están hechas por el director de renombre de turno e irán al cine cayendo en la trampa; cuando en realidad solo se trata de alguien que financia y delega el film, en muchas ocasiones a directores primerizos, dejando productos de menor calidad en la mayoría de las veces. Este es uno de esos casos, donde el nombre que vende el film es el de Guillermo del Toro, quien solo está a cargo de la producción y parte del guión, siendo Troy Nixey el debutante director. Es una pena que Nixey tampoco pudiera salvar el film, ya que muestra sin pudor rápidamente a las pequeñas criaturas hechas con un CGI bastante mediocre. Solo se destaca el trabajo de fotografía en el film, a cargo Oliver Stapleton, siendo este apartado lo único que nos hace referencia a que Del Toro está a detrás del proyecto. Con una ambientación tétrica, opresiva y claustrofóbica, sin dudas la mayoría se preguntará que hubiera pasado si le habrían sacado mayor provecho a este aspecto tan logrado. En conclusión, No le Temas a la Oscuridad es una mala película de terror, que desaprovecha una pauta interesante y cae en lo más obvio de un género que últimamente nos entrega buenas películas a cuentagotas. Nada nuevo en el oscuro panorama.
La invasión más antigua. Desde hace unos años las películas con extraterrestres empezaron a invadir –chiste fácil- el cine. Con mayor o menor fuerza, se pudieron ver grandes obras como la sorprendente Sector 9, o la olvidable Skyline; buscando darle una vuelta de tuerca más a este sub género, la gente de Dreamworks y Universal nos plantea una mezcla entre alienígenas y vaqueros. ¿O acaso es al revés? Como bien dice el nombre del film, estamos viendo primero una película de cowboys donde aparecerán aliens. Un claro ejemplo de esto es la estructura narrativa con la que se inicia esta propuesta, recordando a la obra de Sergio Leone donde “el hombre sin nombre” y de pasado desconocido llega a un pueblo perdido. Este planteo continuará hasta la primera aparición de los alienígenas. El guión escrito por Kurtzman, Orci, Lindelof, Fergus y Ostby claramente decanta por el género del western, donde si uno quiere quitarle el aspecto de ciencia ficción, los aliens bien podrían ser reemplazados por un grupo de esclavistas. Si bien por un lado la elección sobre un género prevaleciendo sobre el otro hace la película más llevadera y logrando que no se convierta en un pastiche, también hubiera sido interesante que se arriesguen a mezclar un poco más los estilos; ya que estamos hablando de dos corrientes cinematográficas casi opuestas. Otro punto que acerca la película más al far west que a los films de ciencia ficción, es el trabajo de Matthew Libatique, a cargo de la fotografía. Con una imagen apagada y sucia propia del western, y no tan colorida como es frecuente en propuestas de invasiones de extraterrestres. Al inicio del análisis mencione que uno de los pocos puntos con la ciencia ficción era el usar el estereotipo de personaje recurrente en dicho género, un claro ejemplo es el personaje interpretado por Sam Rockwell, puesto como eje de los momentos cómicos del film. Entendido esto será fácil saber qué rol jugara cada personaje en la historia, y hasta predecir con que orden irán muriendo. Teniendo en cuenta esta explicación, es entendible del porque ninguna actuación pasará a la historia, aunque tampoco ninguno de los actores será condenado a la hoguera por su interpretación. Si sorprende ver al eterno malvado Clancy Brown jugando en un papel de bonachón. Finalmente, la dirección de John Favreu es simplemente correcta. Sobre todo a la hora de utilizar el fuera de campo para no mostrar rápidamente a los extraterrestres, algo que se convierte un acierto, ya que recuerda un poco a la buena remake de La Guerra de los Mundos a cargo de Spielberg –quien sale como productor en el film que nos compete-. También es interesante una pequeña secuencia en un barco abandonado, donde el realizador da muestras de una buena mano a la hora de generar suspenso y tención, jugando con el espacio y sacando provecho del buen trabajo de iluminación con que cuenta. En conclusión, el mejor consejo para disfrutar Cowboys & Aliens es entender que estamos ante una película sincera, desde el nombre y sobre todo desde el tráiler, con la dosis necesaria de acción y aventuras. Para dejar embobado a cualquiera, como si estuviera viendo luces extrañas en el cielo.
Cuando la revolución nos alcance. Sin lugar a dudas para los fans de la ciencia ficción, hay tres sagas claves en la historia del género: Star Wars, Star Trek y El Planeta de los Simios. La primera de ellas sigue dando material nuevo al día de hoy gracias a su universo extendido, la saga del Sr. Spock tuvo un buen renacer hace dos años; mientras que los simios después de la mediocre remake a manos de Burton parecían estar condenados al baúl de la nostalgia hasta el día de hoy. El Planeta de los Simios (R) Evolución nos cuenta el génesis de la historia, funcionando perfectamente como precuela de la original El Planeta de los Simios (The Planet of the Apes, 1968) protagonizada por Charlton Heston. Es mejor no dar más detalles sobre la historia, actualmente son pocas las películas que logran sorprender al espectador, y esta es una de ellas. Hablando de la trama, quizá esta sea el punto fuerte del film. Con un ritmo pausado, el guión a cargo de Rick Raffa y Amanda Silver es una pieza de relojería. La historia fluye lentamente, dando paso a los sucesos y dejándole el tiempo necesario para que vayan encajando a la perfección entre sí, nada es forzado, nada está tomado por los pelos. Quizás muchos se sientan defraudados al esperar mucha más acción, pero en contra partida tendrán una historia muy sólida y sin cabos sueltos. El CGI es de lo mejor que se vió en tiempo, y usado de forma muy inteligente, siempre en función de la historia y no como principal gancho para atraer al público. El delicado trabajo sobre las expresiones de los simios–en especial sobre Caesar- hace que el espectador logre empatizar rápidamente con los simiescos personajes. Sonará raro, pero gran parte de esto también se debe al enorme labor de Andy Serkis poniéndole los gestos a Caesar, ya se vió al interpretar a Gollum y King Kong que más allá de que tenga su rostro cubierto con efectos especiales, es un enorme actor, con expresiones muy versátiles a la hora de humanizar criaturas. Otro eximio es James Franco en un papel bastante complejo, donde no cae en el cliché reluciendo su dote actoral, muchos se sorprenderán al volver a ver al inagotable John Lithgow en un pequeño pero clave papel para el desarrollo de la película. Quizás el punto flaco entre los personajes humanos lo da Freida Pinto con una actuación acartonada. Sería injusto no mencionar la dirección de Rupert Wyatt, quien en su haber sólo tiene The Escapist (2008), un film presidiario sobre un escape. Luego de ver el film que nos toca hoy, se entenderá el porqué de su elección, y se sorprenderán al ver unos muy cuidados y logrados tres planos secuencias. Por último, destacar la tremenda BSO de la película, a cargo de Patrick Doyle. Mezclando la percusión con tintes de tema épico, la música acompaña magistralmente los sucesos en pantalla. Dándole mucha más fuerza a las imágenes pero nunca robándole el protagonismo que el director logra imprimir. En conclusión, El Planeta de los Simios (R) Evolución es una magnífica película, seguramente la sorpresa del año para muchos, gustará tanto al público casual como al fan de toda la saga, plagada de guiños y homenajes. Para dejar con cara de mono a cualquiera.
Cuando la vida se nos ríe en la cara. Marcos Carnevale es uno de los directores más interesantes que hay por estas tierras. Con una visión peculiar, siempre en sus películas vemos como personas de esas que vemos todos los días tienen que enfrentar a la vida de la forma que pueden, un claro ejemplo es Elsa y Fred (2005), donde una pareja de ancianos nos enseñan que nunca es tarde para volver a amar y soñar. En esta ocasión, nos muestra como dos mujeres deben enfrentarse a la pérdida de un ser amado.Adela es una chica joven, desordenada, que aún no se anima a desprenderse de actitudes de la vida de adolescente, ni tampoco a confirmarse como adulta. Elena por su parte, es una directora de documentales con una vida hecha y un buen pasar económico; un día en pleno rodaje es llamada desde el hospital para ser notificada que su marido ha sufrido un infarto. En el mismo sanatorio descubre que éste tenía una amante: Adela; para quien pide como último deseo a su esposa, que la cuide. Desde ese punto en adelante vemos como dos mujeres que amaron y fueron amadas por el mismo hombre reaccionan de distinto modo ante la pérdida, una no pudiendo superar la etapa del duelo, y la otra privándose del luto por el odio visceral que siente al descubrir tal traición. El mejor consejo antes de ver la película es el de dejarse enamorar y permitir que la historia nos lleve, y no tratar de buscar el verosímil. El guión escrito por el propio Carnevale, en varios momentos roza lo absurdo, y en otros tantos se transforma en un drama muy sentimental, y si la historia deambula por la comedia del drama, sin llegar a definirse por ninguno de ambos géneros en particular, mucho más lo hacen sus personajes, perfectamente construidos y con el suficiente tiempo en pantalla como para que el espectador sienta empatía por ellos. Pero como siempre destaco, por más bien que esté construido un personaje, si éste no viene acompañado de una actuación a la par, todo queda en buenas intenciones, y es aquí donde está el punto fuerte de la película: en las sólidas interpretaciones. Graciela Borges ya dio muestras sobradas de que se siente cómoda en el terreno de la comedia dramática, en esta ocasión haciendo un personaje que ya se sabe de memoria por lo cual funciona a la perfección en la maquinaria del film. Valeria Bertuccelli sigue demostrando que es una gran actriz, incluso poniéndose al mismo nivel actoral de su co-protagonista. Rita Cortese en su pequeño papel hace de la voz de la conciencia de Elena (Borges); y por último el debut cinematográfico de Martin Bossi, haciendo el papel más bizarro: un rollinga paraguayo travesti, que es el único personaje con los pies sobre la tierra y que piensa en algo más que sus propios problemas. La tan promocionada canción “Paisaje” de Vicentico suena en dos únicas ocasiones a lo largo del film, pero el propio tema y la forma de cantarlo del ex Fabulosos Cadillacs tiene la suficiente fuerza como para robar todo el protagonismo en los momentos de sonar. El resto del BSO a cargo de Javier Herrlein cumple, aunque a veces es mal utilizada y llega a sobrecargar de sentimientos la película, haciendo demasiado obvias las escenas emotivas. En conclusión, Viudas es una fresca propuesta en lo que respecta al cine nacional, pero quizás su mayor virtud sea su mayor defecto, dependiendo de que el espectador quiera o no, entrar en su juego.
DC se saca de la cara el color esperanza. Desde hace unos años, en el mundo de los lectores de comics, un superhéroe que siempre fue secundario, empezó a ganar terreno, incluso superando a Batman y Superman. Estamos hablando de Linterna Verde. La gente de DC Comics y Warner notaron esto, y viendo las posibilidades que dan los efectos especiales hoy en día, la adaptación no tardó en llegar. Es una pena que no se viera trasladado el mismo entusiasmo a la hora de realizar el film y nos llegara una película de tan baja factura. Material original había, se contaba con buenos actores, un buen presupuesto, un director conocido, de cierto prestigio y sobre todo competente; pero en el cine, más, no significa bueno o mejor. El peor defecto que tiene el film es el guión. Si bien el cine de superhéroes tiene ciertas libertades o licencias, ya se demostró que puede construirse un universo verosímil para que la gente deje de preguntarse cosas durante la película y solo la disfrute; los más cercanos ejemplos los tenemos en X Men Primera Generación y Capitán América. Uno de los tantos fallos de la película sobre el verdoso superhéroe es que el guión nunca logra ese verosímil, las cosas ocurren por inercia, da igual si no hay coherencia o todo sucede rápido. Otro punto flojo es la construcción de personajes, ninguno tiene carisma y logra crear un vínculo con el espectador. Incluso el protagonista parece sacado de un molde, demostrando una total falta de esfuerzo para hacerlo sobresalir de los demás superhéroes. Quizás, y en lo personal, el personaje mejor logrado, que tiene más trasfondo para mostrar el porqué de su comportamiento sea Hector Hammond, bastante desperdiciado por una historia que va y viene sin rumbo. Si a esto le sumamos que a nivel actoral, salvo el mencionado Peter Sarsgaard, el resto de los actores dan una actuación mediocre, muy a tono con la construcción de sus personajes. Es alarmante también, y sobre todo por tratarse de este género, lo carente de ritmo que es el film. Cuando parece levantar y ponerse intenso, decae estrepitosamente, recurriendo como una constante a una historia de amor sin conflicto, problemática o tensión. La dirección de Martin Campbell es correcta, su talento queda evidenciado en una pequeña secuencia donde Jordan hace frente a tres asaltantes. Pero sinceramente, la película deja esquirlas de que estuvo recortada, será interesante en otra ocasión ver el corte del director. Lo más logrado del film es sin lugar a dudas el CGI. Los tramos del film donde Hal Jordan viaja al espacio, o los pequeños momentos en la Tierra ya transformado en Linterna Verde son seguramente los lapsos donde el espectador mejor la pasara. Es una lástima que la acción dure tan poco en post de otros elementos mal construidos, En conclusión, Linterna Verde desperdicia el potencial del comic, así como los recursos que contaba para hacer algo más que una película que pasara a la historia con más pena que gloria.