Luca Guadagnino es el director más sensual de nuestra época. También, a sus 51 años, parecer el que mejor entiende a la juventud. El director de Libertad, amor mío, fue mundialmente reconocido tras su trabajo en Call Me By Your Name, el remake (para mí buena) de Suspiria y la serie de HBO We Are Who We Are. Ahora, el italiano da un volantazo con Bones and all, en lo que sería su mejor película hasta la fecha. Un film lírico, un road trip y, especialmente, un coming of age romántico y caníbal. Ambientada en los 80s, Maren (Taylor Russell) tiene la extraña necesidad de comer carne humana. Su padre, quien siempre ha tratado de protegerla, se da por vencido tras un último incidente en el que Maren le come el dedo a una compañera de clases. Él la abandona y ella decide buscar a su madre que no conoce. En el camino descubrirá que no es la única en su especie. Allí conocerá a Lee (Timothée Chalamet) que le enseñará como debe sobrevivir un caníbal. Mientras se debaten cuáles deben ser sus límites, ambos iniciaran una historia de amor. Guadagnino, italiano, emprende un viaje por toda Estados Unidos y logra recoger un material de todo ello con ambos personajes. Le hace caso omiso al género y, fiel a su estilo, pone la cámara en donde se le cante mientras se ve singularmente estético para una película indie. Lo más importante de Bones and All, es que, si no se tuviera el elemento caníbal, igual funcionaria a la perfección. Pero usa el canibalismo de una manera tan sensual y poetico que gracias a dios que está ahí. Las actuaciones de Taylor Russell y Timothée Chalamet son muy buenas. Pero la mención especial es para el reparto, algunos directamente cameos. Jessica Harper, la actriz original de Suspiria. La aterradora aparición de Chloë Sevigny. El triplemente aterrador cameo de Michael Stuhlbarg. Y, – me pongo de pie – el papel de Mark Rylance. Hace ya mucho tiempo me dejaron de interesar los Oscars, pero si la Academia no fuera tan aburrida, Rylance debería llevarse el próximo año su segunda estatuilla. Afirmo una vez más que nadie entiende la ambigüedad, el cinismo y la ansiedad erótica de los jóvenes como Guadagnino. Esto lo podría llevar a justamente pecar con el estilo y dejar en segundo plano a la historia como paso en We Are Who We Are. Sin embargo, esta vez estamos presente ante una de las mejores películas del año.
En octubre de 2017 un poco más de 80 mujeres hicieron denuncias de acoso sexual y/o violaciones contra Harvey Weinstein. Esto, provocó, entre muchas cosas, el nacimiento del movimiento #MeToo y todas las posteriores acusaciones de abuso sexual contra hombres poderosos en la industria de Hollywood y todo el mundo. Weinstein fue arrestado y acusado de violación en Nueva York en mayo de 2018 y se encuentra cumpliendo una pena de 23 años de prisión a la espera de otro juicio en Los Ángeles. Esto se dio a conocer gracias al trabajo de las reporteras del New York Times, Megan Twohey y Jodi Kantor. She said, película de Maria Schrader con Carey Mulligan y Zoe Kazan, cuenta esté brillante trabajo de investigación periodística. Ver She Said es salir de la sala movilizado, conmovido, molesto e indiginado. La película logra un recorrido muy detallado y emocionante sobre el caso de Harvey Weinstein. En el 2016 Megan Twohey (Carey Mulligan) publicó una investigación que mostraba conductas sexuales inapropiadas por parte del entonces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, el empresario igualmente terminó siendo electo. Por su parte, unos meses después, Jodi Kantor (Zoe Kazan) recibía el dato de que en Hollywood han surgido varias acusaciones de abusos sexuales sin ser tratados. También recibe un nombre: Harvey Weinstein. Jodi busca la ayuda de Megan, ya que no encuentra la manera de que alguien hable del tema. Especialmente las mujeres que podrian haber sido atacadas por Weinstein. Cuando Jodi le pregunta como hizo para que, en el caso de Trump, ellas hablaran, Megan le responde: «Les dije que haciendo esto no podemos cambiar el pasado, pero quizas podemos ayudar a que a otras mujeres no le suceda lo mismo en el futuro. Les dije la verdad». Ambas inician la investigación con todos los frentes cerrados, pero poco a poco se va asomando la verdad. Si Harvey hizo lo que hizo con actrices, ¿Qué habrá sido de las personas que trabajaban en Miramax? Empiezan a contactarse con las sobrevivientes y con las personas que rodeaban al productor. Así logran descubrir una serie de acuerdos económicos por parte de la productora con empleadas a cambio de su silencio. Todo esto contado bajo un ritmo que, especialmente al que le interese la practica periodística, es fascinante. Uno de los grandes aciertos de She Said es el tratamiento de Megan Twohey y Jodi Kantor. Por un lado, son un ejemplo de lo mejor de lo mejor en el periodismo. Desde All the President’s Men (1976), no se veía una pareja de periodista tan a la altura de la profesión en la gran pantalla. Pero por otro lado muestra una historia donde dos madres trabajadoras logran conseguir un equilibrio entre su trabajo y su vida hogareña. Algo que practicamente nunca es reconocido. Por otro lado, está el guion adaptado del libro con el mismo nombre de la película. Encuentra muchos momentos dentro de la investigación, pero cuando debe tomarse el tiempo para escuchar los testimonios los hace con respeto y empatía. También hay que destacar la música de Nicholas Britell que es digna de ir a la guerra como si se tratará un juego de ajedrez. El film también muestra como esto no es un caso aislado, sino que se trata de un sistema entero que se dedicaba a encubrir estos abusos. Para ello se mide con varios testimonios y de algunos «cameos» no oficiales del Donald Trump y el mismo Harvey. She Said es una de mis películas favoritas del año. Son dos horas de pura adrenalina periodística, de reflexión y, especialmente, enojo.
Esta ópera prima de Charlotte Wells es un recuerdo de unas pequeñas vacaciones y una pregunta del que hubiera sido. Aftersun muestra como la depresión es una carga pesada con la que algunos deben llevar todos los días sin poder hacer mucho. Ambientada en los 90s, Paul Mescal interpreta a un padre soltero que naturalmente quiere hacer lo mejor para su hija. Pero hay cosas que ni siquiera el amor más puro puede contener. Sophie, de grande, revive a través de una cinta de video unas vacaciones con su papá veinte años atrás. Conoció al padre, más no al hombre. Hoy, con suficiente edad y un hijo, pareciera intentar conseguir algunas respuestas. Establecido ese tiempo, pasamos a ser testigo por una hora y media de la pequeña Sophie (Frankie Corio) y las aventuras en un hotel de Turquía con su padre. Aftersun trata éxitosamente la paternidad, la infancia marcada y la depresión. Sophie, con una mentalidad más grande de lo que parece, es casi ya independiente. Su padre, agradable y divertido hace todo lo que esta en su alcanze para que ambos tengan unas buenas vacaciones. Y aunqué si lo logra, siempre esta presente la sensación de que es ella la que lo cuida y no al revés. A pesar de tratarse de unas vacaciones, el film de A24 es una home movie. Por momentos soleada y ligera, y por otros, pesada y oscura. En realidad, está todo bien, pero la sensación que corre en la sala de cine es que algo muy malo está cerca de pasar. Una carta de amor a aquellos que no conocimos del todo. Un film nostálgico y devastador. El montaje final trae una de las mejores escenas del año que te dejara temblando. También hay una escena en la playa de noche, en la que querrás levantarte del asiento y entrar a la pantalla. Aftersun es una de las sorpresas del año. Mescal hace un grandísimo trabajo y necesitamos para ya mismo algo nuevo de la pequeña Frankie Corio.
En lo que podría ser un contexto normal, The Woman King, debería ser considerado como el blockbuster del año, a unos escalones abajo a Top Gun: Maverick. Tiene todo lo necesario y un poco más. Un gran viaje dentro de las selvas de la África del oeste, liderado por Viola Davis, que además da a conocer un marco histórico seguramente desconocido por gran parte de la audiencia. Incluso aquellos que quieran jugar sin verdaderos fundamentos con la palabra «progre», conseguirán un elemento épico innegable. Las Agoije fueron un grupo de mujeres guerreras que lucharon por el reino de Dahomey. A pesar de que por muchos años mantuvieron un perfil bajo, en el siglo XIX su poder las dio notoriedad. Consideradas feroces y fuertes eran conocidas por los europeos como las «Amazonas de Dahomey», en referencia a las guerras amazonas de la mitología griega. The Woman King, se centra en la General Nanisca (Viola Davis), líder de este grupo elite y mano derecha del Rey Ghezo (John Boyega). En 1823, luego de una disputa contra otro reino, Nanisca, busca convencer al Rey para que deje de participar en el comercio de esclavos – Sí, por si no lo saben, los mismos reinos africanos vendían esclavos a los europeos, incluso se trataba de su principal fuente de ingreso –. Esta idea inicia un proceso de revolución que se traslada en la pantalla con todas las características de una epopeya. Gran parte de la eficacia de The Woman King es el contexto histórico mostrado. Dahomey (lo que sería hoy Nigeria) fue retratado como lo que fue, un estado soberano desarrollado, en lugar de una tribu primitiva estereotipada. El trabajo del departamento de arte, los vestuarios, la locación (grabada en Sudáfrica), las armas, entre otros detalles especifico, muestran un profundo estudio y respeto hacía el pueblo africano que se siente en pantalla. A pesar de que no fuera real de que Dahomey para ese momento tuviera intenciones de terminar el acuerdo de comercio de esclavos (de hecho, fue hasta décadas después), si se muestran los remordimientos que existen dentro del reino por ser parte de semejante barbaridad. El punto máximo de este épico film es Viola Davis, quien justamente carga con esté conflicto. No solo entrega otra actuación formidable, sino que físicamente logra algo admirable. Las batallas están muy bien filmadas y ella se luce en cada escena. The Woman King reúne elementos de acción, drama, filosóficos, fantásticos, un gran plot-twist e incluso comedia. Se trata de una película muy completa que cuenta una historia que logra conectar universalmente pero que nunca deja de mostrar su origen.
Jordan Peele ha logrado algo bastante inusual en esta era del cine, especialmente en el americano. Considerado un rayo de esperanza dentro de la industria, el famoso escritor de sketches cuenta ahora con tres obras con un buen balance entre historia y dirección, y que además, se superan a sí misma. Get Out, su opera prima, se puede considerar como un proyecto pequeño y directo. Us, por su parte es una obra arriesgada y valiente dentro del género. Nope, la película que nos compete, es un reversionado al mismo cine moderno hollywoodense. Tres vertientes diferentes que están unidas atreves del mismo hilo. Sea la supremacia blanca, nuestros demonios interiores o un alíen, el director advierte a gritos la presencia inmediata de un mal mayor. Seis meses después de que unos objetos cayeran del cielo y le produjeran la muerte a su padre, los hermanos OJ (Daniel Kaluuya) y Emerald Haywood (Keke Palmer) dueños de un rancho, están convencidos de que un extraterrestre, que se esconde en una nube, es el responsable de la desaparición de sus caballos y de extraños apagones. Lejos de salir corriendo, Emerald ve una oportunidad millonaria si logran documentar al “objeto no identificable”, mientras que OJ se toma a pecho la lucha, como en el lejano oeste. Es de destacar que en está película Peele muestra una maduración en algo que ya venia haciendo bien, el suspenso. Desde el primer minuto la historia se empeña en poner a los personajes en situaciones tensas que, en la mente de un tipo que hizo algo como Us, es claro que puede pasar cualquier cosa. La técnica es más efectiva que en sus dos primeras películas. Sin embargo, esta es solo una capa del film, ya que es razonable decir que Nope destaca porqué toma todo el horror que el director ha venido trabajando, lo contextualiza en un western (el final es un hermoso homenaje a Sergio Leone y Ennio Morricone) y le suma Tiburón, Jurassic Park, Indiana Jones, ET y Encuentro cercanos del tercer tipo. Sí, sin ningun aviso, aparece en pantalla Spielberg en cada momento. En otra palabras, aparece la ciencia ficción, la aventura, la comedia, el drama familiar, el contacto, entre otras cosas. Aparece un revisionado al blockbuster. En los detalles está la maestría dicen algunos, para Peele los detalles pueden venir en distintos tamaños, desde comentarios como “hubiera votado a Obama si se pudiera volver a hacer”, o en canciones como Fuck the police, o incluso, en subtramas como es el caso de Nope. Desde el primer momento, y gracias a una genial historia de un Chimpancé asesino, el director va dejando piezas del rompecabezas de la película. Además del trabajo del autor, el éxito de la película viene en primera parte por el trabajo Hoyte Van Hoytema, el ya fiel director de fotografía de Nolan con trabajos en Interstellar, Specter, Dunkirk, Ad Astra, Tenet y próximamente en Oppenheimer. El suizo atrapa con primeros planos a los personajes sin dejar un lado lo basto del cielo. En segunda parte por los efectos especiales que no distraen. Y por últimos en las actuaciones, especialmente en la de Keke Palmer que a pesar de ser irritable por momentos, es el corazón de la película. Kaluuya por su parte personifica al héroe del oeste de pocas palabras. Nope es un gran acierto por donde se lo mire. Consolida a Jordan Peele como un narrador, perfecciona su trabajo en el género e incluso se atreve a jugar con los límites de este. Otra demostración que el blockbuster puede ser original y a la vez entretenido.
El autor tailandés desafiará cualquier concepción sobre cine que tenga la audiencia en Memoria, su nueva película en la cual sale de su zona de confort para trabajar con una gran estrella del cine como Tilda Swinton y grabar en lugar lejano (Colombia). En este film es más importante lo que se escucha que se ve. Siendo un viaje sensorial único en su especie. En la primera escena lo deja bien claro. 10 minutos en los que la actriz no hace nada, pero la atmosfera que crea el sonido es la puerta a un nuevo mundo. A pesar de su complejidad, es términos generales, es fácil entender en gran parte de Memoria, Jessica (Tilda Swinton) es una inglesa que vive en Medellín donde dirige un negocio de flores. Ella se encuentra en Bogotá visitando a su hermana Karen que esta internada en un hospital por una misteriosa afección respiratoria. Una noche, Jessica se despierta asustada al escuchar un ruido atómico. Un boom sónico que se va a repetir a lo largo del film mientras camina por las calles del centro o cuando va a cenar. Lo raro, es que solo lo puede escuchar ella. Parece tratarse del recuerdo de un recuerdo. Impacientada por lo que le esta sucediendo intenta buscar respuesta con la ayuda de Hernán, un joven ingeniero de sonido que ayuda a recrear el sonido. De un momento a otro, le pierde el rastro a Hernán y termina adentrada en la selva colombiana donde conoce a un extraño personaje fuera de este mundo que la guiara por un camino de relevaciones sensoriales. Hay que decir de entrada que Memoria no es una cinta para cualquiera, si vas a ciegas, especialmente sin ver nada anterior al director, puede que te consigas una experiencia de vida o un puñetazo directo al hígado. Apichatpong trabaja con planos largo y estáticos. Todas las escenas respiran, pero no con calma, ya que crea una atmosfera en la cual el personaje y la audiencia se sienten perseguidos por algo mayor. Los pocos diálogos tienen que ver con todo. Cabe destacar el trabajo de Tilda Swinton, con un español casi perfecto, es la representación en carne y hueso de lo que esta sintiendo la audiencia en todo momento. De primeras puede pasar desapercibido, pero el director se mete en las tierras profundas colombianas por una razón especifica. Esta cinta es un recuerdo político a la victimas de la selva, indígenas o militares. Es un llamado a no olvidar. A que los huesos bajo de la tierra aun mantiene la energía de un país golpeado tantos años. Huesos que necesitan el cuidado que les daría Jessica si fuera flores. Apichatpong construye la memoria de una nación en Memoria a través del sonido. Es ahí en las selvas, lejos de la ciudad, donde proviene el latido del sonido tan buscado por la protagonista. La segunda mitad de la película es donde Apichatpong Weerasethakul saca todo su repertorio a lucir. Pero es así donde probablemente pierda la audiencia. Se convierte en una carrera contra el sueño. Pero hay que luchar, entregarse al viaje de Jessica y luego sacar conclusiones propias. Memoria será una película de la cual se hablará varios años y se estudiará en las universidades de cine. No queda más que decir, suerte en la búsqueda de sus demás significados simbólicos.
El autor tailandés desafiará cualquier concepción sobre cine que tenga la audiencia en Memoria, su nueva película en la cual sale de su zona de confort para trabajar con una gran estrella del cine como Tilda Swinton y grabar en lugar lejano (Colombia). En este film es más importante lo que se escucha que se ve. Siendo un viaje sensorial único en su especie. En la primera escena lo deja bien claro. 10 minutos en los que la actriz no hace nada, pero la atmosfera que crea el sonido es la puerta a un nuevo mundo. A pesar de su complejidad, es términos generales, es fácil entender en gran parte de Memoria, Jessica (Tilda Swinton) es una inglesa que vive en Medellín donde dirige un negocio de flores. Ella se encuentra en Bogotá visitando a su hermana Karen que esta internada en un hospital por una misteriosa afección respiratoria. Una noche, Jessica se despierta asustada al escuchar un ruido atómico. Un boom sónico que se va a repetir a lo largo del film mientras camina por las calles del centro o cuando va a cenar. Lo raro, es que solo lo puede escuchar ella. Parece tratarse del recuerdo de un recuerdo. Impacientada por lo que le esta sucediendo intenta buscar respuesta con la ayuda de Hernán, un joven ingeniero de sonido que ayuda a recrear el sonido. De un momento a otro, le pierde el rastro a Hernán y termina adentrada en la selva colombiana donde conoce a un extraño personaje fuera de este mundo que la guiara por un camino de relevaciones sensoriales. Hay que decir de entrada que Memoria no es una cinta para cualquiera, si vas a ciegas, especialmente sin ver nada anterior al director, puede que te consigas una experiencia de vida o un puñetazo directo al hígado. Apichatpong trabaja con planos largo y estáticos. Todas las escenas respiran, pero no con calma, ya que crea una atmosfera en la cual el personaje y la audiencia se sienten perseguidos por algo mayor. Los pocos diálogos tienen que ver con todo. Cabe destacar el trabajo de Tilda Swinton, con un español casi perfecto, es la representación en carne y hueso de lo que esta sintiendo la audiencia en todo momento. De primeras puede pasar desapercibido, pero el director se mete en las tierras profundas colombianas por una razón especifica. Esta cinta es un recuerdo político a la victimas de la selva, indígenas o militares. Es un llamado a no olvidar. A que los huesos bajo de la tierra aun mantiene la energía de un país golpeado tantos años. Huesos que necesitan el cuidado que les daría Jessica si fuera flores. Apichatpong construye la memoria de una nación en Memoria a través del sonido. Es ahí en las selvas, lejos de la ciudad, donde proviene el latido del sonido tan buscado por la protagonista. La segunda mitad de la película es donde Apichatpong Weerasethakul saca todo su repertorio a lucir. Pero es así donde probablemente pierda la audiencia. Se convierte en una carrera contra el sueño. Pero hay que luchar, entregarse al viaje de Jessica y luego sacar conclusiones propias. Memoria será una película de la cual se hablará varios años y se estudiará en las universidades de cine. No queda más que decir, suerte en la búsqueda de sus demás significados simbólicos.
Mientras que la palabra “multiverso” se ha puesto de moda por las heroicas grandilocuentes hazañas de los personajes de Marvel, Dan Kwan y Daniel Scheinert tomaron este recurso en la búsqueda del sentido de la vida. Qué hacemos acá o qué se supone que debemos hacer es probablemente la pregunta más frecuente que nos hacemos en esas largas noches de insomnio. En Everything Everywhere All at Once los infinitos universos no serán suficiente para responder esta pregunta. Sin embargo, sí nos queda claro que, en cualquiera de ellos, solo será el amor lo que nos puede dar contención. Sin ánimos de no hacer mi trabajo, debo admitir que es muy difícil explicar (o si se quiera, vender) la idea de esta película. Evelyn Wong, interpretada por Michelle Yeoh es una madre de familia que se encuentra bastante decepcionada con la vida. No comprende ni tiene una relación real con su hija (Stephanie Hsu). Aunque no lo quiera admitir le da vergüenza su esposo (Jonathan Ke Quan). Su local de lavarropas carece de éxito y por si fuera poco, su padre (James Hong), con el cual ha tenido una complicada relación, está de visita. El film transcurre en el día en el cual debe presentar una auditoria de su negocio, es allí donde una versión de otro universo de su esposo contacta con ella en busca de ayuda. A continuación, usted espectador, no estará preparado para sumergirse en los mundos de esta historia. Sin embargo, el mayor logro de esta historia oiginal no es lo basto de esos universos, sino que, siendo tan grande, rara y bizarra, con ver la cinta una sola vez se entiende todo. Puedes vivir diferentes experiencias, pero todas llegan a la misma conclusión. Se construye una historia orgánica a través de momentos inorgánicos. Posiblemente la sensación de ver pasar frente a nuestros ojos el universo de Everything Everywhere All at Once es parecida a un viaje cósmico producido por alguna droga. Sin embargo, creo que debemos ir más lejos. Es más bien parecida a aquellos días de veranos de nuestras infancias en las que pasábamos todo el tiempo con nuestros amigos en la calle, inventado historias y jugando en diferentes escenarios. Todo era posible. El tiempo se detenía casi por completo. Desarrollamos nuestros primeros sentimientos ya que siempre había un nuevo amor, e incluso teníamos la confianza en que nuestros amigos eran eternos. Dormíamos con las ganas de repetir. Era una montaña de emociones que de alguna manera nos enseñaban más de la vida que las mismas escuelas. Hasta que se acabó todo. Ya no había veranos así. La cotidianidad y la sociedad que dictamina constantemente que debemos ser especiales, terminan llevándonos a un terreno más desolado donde olvidamos aquello que verdad importa. Esta película es precisamente un recordatorio de que mientras tengas a tus seres queridos cerca, sin importar el universo en el que te encuentras, todo estará bien. Las actuaciones son de alto nivel, de esas que si llegan a ganar a un premio se celebra yendo a obelisco. Personajes tangibles y queribles desde el primer minuto. Menciones especiales para Jaime Lee Curtis, una villana perfecta, y quizás el que será uno de los mejores personajes de cine de este año, Jonathan Ke Quan, actor que parece ser un rosto desconocido, pero ha tenido papeles pequeños en Indiana Jones and the Temple of Doom, The Goonies y X-Men. Por otro lado, Everything Everywhere All at Once es una cinta muy graciosa que mantiene un gran equilibrio entre los chistes tontos y los más oscuros. Dividia en tres partes y gracias a un gran trabajo de montaje, termina siendo un coctel de comedia, filosofía, acción, drama, Kung Fu y Ratatouille. Sí, Ratatouille. Esta historia demuestra que con creatividad, visión y libertad se pueden hacer películas inmaginables para las audiciencias. Basta de las biopics. Hay dos verdades que parecen absolutas de esta cinta. Primero que salgas de la sala de cine sintiendo (por lo menos por 2 minutos) que acabas de ver la mejor película de la historia. Segundo, difícilmente encontremos en este 2022 un film más sorprendente que Everything Everywhere All at Once.
Desde hace un tiempo el mundo parece vivir bajo una especie de sombra negativa. Más allá de los últimos eventos mundiales que hemos atravesado, hay cierta pesadez y desesperanza en las calles. Solo es cuestión de charlar un rato con un vecino o deslizar el inicio de twitter para ver que más de uno no cree en esto de los sueños. Y como siempre decimos, pasa en la vida, pasa en el cine. Es raro conseguir en las salas algo optimista. Ideológicamente parece que estamos transitando una especie de Nuevo Hollywood 2.0; mucho menos si se trata de materia de documentales, sección donde abundan hoy historias de asesinatos y causas sociales. Que quede claro, no es que esto este mal. Sin embargo, es imposible salvarse sin un poco de optimismo. Pero que no cunda el pánico, Telma, el cine y el soldado, de Brenda Taubin vino a salvarnos. “Mis sueños son tres: vestirme de bailarina clásica (ese ya lo hice), subir a una grúa y encontrar al soldado”, cuenta Telma, una mujer de 75 años que esconde un mundo entero detrás de todas sus intervenciones. Durante la guerra de Malvinas, su hija de 15 años Lili, escribió una carta con destino a algún soldado, nadie en específico. Esto era una práctica común del momento para que los militares no se sintieran solos. Un soldado, “el Tano”, le respondió la carta, le dejo datos claves como su nombre, su cumpleaños, un hobby, donde se encontraba, etc. Lo que parecía ser el inicio de una historia de amor americana se derrumbó rápidamente ya que no hubo más comunicaciones. Lili le volvió a escribir una carta, pero el Tano no respondió más. ¿Habrá muerto? ¿Estará vivo? ¿Qué hace hoy? ¿Está casado? Son algunas de las preguntas que han retumbado, no necesariamente en la cabeza de Lili quien ya paso la página, sino en la cabeza de Telma, que necesita encontrar al soldado. Para eso, ella, su cuñada, dos amigas, un amigo y el equipo de Brenda Taubin iniciaron la campaña de búsqueda. El gran valor de Telma, el cine y el soldado es la habilidad de contar todo lo que fue Malvinas bajo el relato de pequeña historia. Se puede entender lo trágico de ese suceso a través de la simple desilusión de una chica de 15 años que esperaba una carta. Y, lo que podía ser contado de una manera muy dramática, termina siendo relato muy emocionante pero gracioso. Brenda Taubin entiende que el escenario de una señora haciendo de detective es lógicamente un campo minado de ocurrencias (algo parecido al recien documental chileno nominado al Oscar El Agente Topo). Explota eso dejando a Telma ser y dejando que el cine intervenga. Telma es fanática de las películas y nunca se pierde las funciones para jubilados, parece ser su refugio. Por ello, si hay algo que parece ser de película, entonces deben estar presentes los recursos cinematográficos. Curiosamente existe la idea de que al ser mayor eres una persona más seria, más racional o con más dolor acumulado, cuando historias como está demuestra todo lo contrario. El tono con el que ven la vida es diferente, es curiosamente más optimista que el de aquellos que aún les queda mucho por vivir. Telma quiere conseguir al Tano, para eso debe usar internet, ir a edificios a buscarlos sin saber el nombre, hablar con excombatientes, infiltrarse en las oficinas de registros de soldados, hablar con una bruja, y más. ¿Por qué? Porque es optimista, porque transita un campo en el cual todo es posible. En otras palabras, Telma, el cine y el soldado es una representación del cine.
Desde Ghost Rider: Spirit of Vengeance (2011), y sacando algunos trabajos animados, Nicolas Cage no tocaba el terreno comercial. Siendo una de las últimas estrellas de Hollywood en actividad, su vuelta naturalmente debia ser a lo grande. Ciertamente The Unbearable Weight of Massive Talent no es un blockbuster, sin embargo, en la misma estrutura del film se encuentra una parodia de este tipo cine. En otras palabras, Cage regresa con un crítica a la industria señalando las repercusiones en las vidas de los actores. Para ello usa parte de su propia vida. Y, por si fuera poco, ademas de este noble acto, encontramos una película muy graciosa y una total celebración a su carrera. Nicolas Cage interpreta a un narcisista Nick Cage, que con algunos toques ficcionales es una versión actual de su persona que atraviesa un mal momento en su carrera y con su familia. En el guion original el actor perseguía un papel en la próxima película de Tarantino, sin embargo Cage pidió que se usara a David Gordon Green, director con el lleva una gran amistad. Al final no se queda con el trabajo y en el mismo día arruina el cumpleaños de su hija. Para sumar se encuentra muy endeudado. Es allí donde un deprimido Nick decide dejar la actuación, pero antes le llega una oferta inusual, volar hasta Mallorca y pasar con Javi, un empresario fanático de él (interpretado por Pedro Pascal), el fin de semana de su cumpleaños por un millón de dólares. Desganado acepta, sin saber que su admirador es realmente un mafioso que está siendo investigado por la CIA. Un cóctel que solo una figura como Cage podría saber manejar. El mayor logro de The Unbearable Weight of Massive Talent es la interpretación de la misma de la carrera de Nicolas Cage. Probablemente el momento pico del actor en popularidad ya paso (igual mejor para aquel grupo más pequeño que celebra parte de sus últimos trabajos como los de Mandy y First Cow). Por ello, la pregunta de “¿Cómo quiero que me recuerde la gente?”, ya debe estar rondando en su cabeza. La película de Tom Gormican puede ser una respuesta, cuenta con recursos que remiten a una época noventosa que tuvo a Cage como uno de los rostros de Hollywood. Pasando desde un ‘buddy film’ al cine de acción con tiros y persecuciones de autos, con una subtrama de espías, monólogos inspiradores, drogas, plot twits, clichés, una reivindicación familiar y personal, constantes homenajes a películas del mismo Cage como Face/Off, una cita acertada de Paddington 2, y un final un tanto ridículo donde la historia se ríe un poco de sigo misma. Es pensar el presente de la industria exponiendo un pasado de muchas alegrías y decepciones de la máquina de Hollywood y del mismo actor. Cabe mencionar la gran actuación de Pedro Pascal siendo un personaje del cual el espectador deseará ver más y un guion que es muy inteligente. Expone el momento del streaming y del cine de superhéroes. Más que criticarlo se pregunta qué es lo que viene ahora o que es lo que necesita la gran pantalla, por ello la subtrama de la película escrita por Nick y Javi. Entre la búsqueda de algo llamativo y superficial, Javi entiende, y le hace entender a Cage, que lo que está pasando en el aquí y ahora también es poderoso, allí no se refiere a la acción y comedia, sino al viaje personal de Cage en la necesidad de reencontrarse consigo mismo y con su familia. Por más que sea algo diminuto en comparación a un multiverso, quizás, es lo que necesita justamente el cine.