Amigos son los amigos Il nome del figlio es la versión cinematográfica italiana de Le prénom, una obra de teatro de los autores franceses Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière, que además de haberse representado en Francia y en Buenos Aires, fue llevada al cine por primera vez por los mismos autores en su país de origen (“El nombre”, 2012). Apenas tres años después, la directora Francesca Archibugi presenta una remake, cuyo guión comparte con Francesco Piccolo. El tema central de la obra gira en torno a los valores simbólicos sobre los que se estructuran las relaciones parentales y las amistades, y que tienen que ver con la educación recibida, el contexto socio-político-cultural y otros aspectos arquetípicos de la conducta humana, cuya interpretación y análisis fue la materia que alimentó a las teorías psicoanalíticas que impregnaron todo el siglo XX. La obra transcurre en una noche, en la casa de un matrimonio cuarentón, que organiza una cena con amigos que se conocen desde la adolescencia. En ese encuentro, de características rituales, ya que es evidente que lo hacen habitualmente, los amigos comparten un momento de camaradería en el que la comida y la bebida ocupa un lugar importante, pero la motivación principal es el mantener los lazos de amistad, la cohesión del grupo y la sensación de familia. Pero esta cita de amigos será un tanto diferente a las otras, ya que Paolo, el hermano de Betta (la dueña de casa), un exitoso agente inmobiliario, se ha casado recientemente con una mujer más joven y bonita (Simona), pero de un origen social más humilde, y están esperando un hijo. Paolo, muy afecto a las bromas pesadas, incomoda a todos cuando dice que el nombre que le pondrán al bebé será “Benito”. Su asociación inmediata con Mussolini crispa a los comensales, fundamentalmente a Sandro, el esposo de Betta, un escritor de marcada tendencia izquierdista. En el grupo hay otro integrante, Claudio, que es un solitario, artista y sensible, quien muchas veces hace de conciliador y cumple el rol del que aplaca los ánimos cuando las discusiones suben mucho de tono. La versión de Archibugi es bastante fiel al original francés, aunque le agrega algunos matices propios del espíritu extravertido y ruidoso de los italianos, más otros ingredientes como la invasión de la tecnología (celulares, drones y juguetes electrónicos) en casi todos los órdenes de la vida, al punto de ser un intruso molesto en la intimidad hogareña. Pero Archibugi va un poco más allá y le da al guión algunas vueltas de tuerca, con sorpresas y secretos que de golpe salen a la luz y que le otorgan un mayor protagonismo a los personajes de Simona y Claudio, y también a los pequeños hijos de Betta y Sandro. La amistad, el amor, el sexo, la familia, la infidelidad, el trabajo, la realización personal, el éxito, el fracaso, el paso del tiempo, la política y las ideologías, son algunos de los tópicos que toca la obra, en un mundo en constante transformación. El elenco responde con solvencia a los desafíos de la propuesta, destacándose las figuras de Valeria Golino, actriz de probada experiencia, como la diligente y laboriosa Betta, y Alessandro Gassman, en el papel de su explosivo e irreverente hermano.
Adolescentes bajo presión “Es una historia sobre el amor entre hermanas y la búsqueda de la propia identidad”. Así define la joven realizadora sueca, Sanna Lenken, el contenido de su opera prima, “Min lilla syster”, cuya traducción es “Mi pequeña hermana”, inexplicablemente presentada en nuestro país bajo el título “El hijo perfecto” (!?). Las protagonistas son dos muchachitas, hijas de un matrimonio de clase media. Una de ellas, la mayor, Katja, está finalizando la adolescencia, en tanto que la menor, Stella, está ingresando en esa etapa de la vida. Katja está sometida a una intensa presión porque en su escuela fue seleccionada para integrar el equipo de patinadoras sobre hielo de alto rendimiento. Para ello, debe entrenar rigurosamente durante largas horas todos los días y a la vez seguir una dieta para no subir demasiado de peso. Stella, en cambio, es más bien retacona y regordeta. Siente una gran admiración por su hermana y quiere seguir sus pasos en el patinaje. Pero mientras Katja se esfuerza constantemente, Stella fantasea al tiempo que se devora una montaña de snacks. A su vez, Katja concentra todas las expectativas de sus padres, quienes parecen dar por descontado que la muchachita será una patinadora altamente competitiva, aunque no piensan lo mismo sobre Stella. Si bien son padres que están físicamente presentes, lo que la película de Lenken pone en evidencia es que se trata de un caso de una familia de apariencia normal, apariencia que encubre una disfuncionalidad soterrada. Desde las primeras secuencias, la banda sonora que acompaña a Stella contagia una sensación de angustia y tensión. Sensación que estará presente durante todo el relato, que asume el punto de vista de la hermana pequeña, para contar el drama que pone en crisis a su familia: Katja no logra controlar la presión bajo la que está sometida y se vuelve anoréxica. La cuestión es que lo mantiene oculto, pero su hermanita, que la sigue a todos lados, pronto la descubre. A partir de ese momento, la película se concentra en la perturbación de Stella, que no sabe cómo manejar el secreto, ya que Katja la tiene amenazada: si habla, ella también contará secretos incómodos de Stella. El chantaje hace efecto en la mente inmadura de Stella, pero a partir de ahí, las dos chicas empezarán a manifestar problemas en la escuela. Los padres tardan en darse cuenta de lo que pasa en su propia casa y cuando son enfrentados al problema, no reaccionan de la mejor manera, poniendo en evidencia su propia inseguridad e inmadurez. Min lilla syster es un relato autobiográfico, está basado en la experiencia personal por la que atravesó Lenken en su vida real, y la película parece ser una manera de mostrar y compartir un problema que suele permanecer oculto o del cual es difícil hablar en público. En ese sentido, es testimonial, pero al ser un tema que evidentemente conoce desde adentro, Lenken sabe darle el tono justo para que no resulte en una monserga moralista o un melodrama. Ella describe el problema como lo percibe la menor de las hermanas, quien termina siendo la que provoca la crisis que lleva a que salga a la luz, acción que permitió que Katja reciba la atención necesaria oportunamente. Pero el final es abierto. El film deja el interrogante acerca de cómo será la vida de esas chicas de ahí en más. Cómo habrán de crecer y qué valoración le darán a ese triste episodio en sus vidas. “Min lilla syster” es una película en tono menor, que invita a reflexionar sobre diversos aspectos de la adolescencia en una sociedad desarrollada.
Un incómodo secreto compartido Para Sandu Patrascu el día comenzó como todos los días. Salió temprano por la mañana a pasear a su perro, Jerry, siguiendo su rutina de ejercicio físico y dieta que asumió para bajar unos kilos de más que le están molestando. Sandu tiene alrededor de 50 años, vive con su esposa Olga y con su hijo adolescente, Matei, en un apartamento en Bucarest. Al regresar a su casa, luego del paseo matinal, se topa con una situación algo incómoda. Sandu y su familia viven en el tercer piso de un edificio que no tiene ascensor. Subiendo las escaleras, al pasar por el segundo piso, el protagonista escucha una discusión que proviene de un departamento. Son un hombre y una mujer que levantan la voz en una rencilla doméstica. Pero algo lo detiene a Sandu, no se sabe si es preocupación o simplemente curiosidad. El caso es que de la puerta desde donde se oyen los gritos, de pronto sale un hombre joven y se cruza con él. Incómodos los dos, cada uno va para su lado. Después, el día sigue normal. Sandu se va a su trabajo, en una gestoría de trámites del automotor, una actividad que lleva adelante junto con su esposa, quien trabaja desde su casa. En medio de su jornada laboral, al tomar contacto telefónico con Olga por motivos de trabajo, se entera de algo que lo deja helado. En el piso de abajo, encontraron muerta a la joven, llamada Laura, que vivía en el piso de abajo, con un fuerte golpe en la cabeza. Se trata del departamento 21, donde Sandu escuchó la discusión. Al volver a su casa, Sandu se encuentra con el lugar sellado por fajas de seguridad. La policía ya ha tomado cartas en el asunto y hay un proceso de investigación. Todos los vecinos están consternados. Resulta que el joven que salió de ese mismo departamento cuando Sandu volvía de pasear a su perro también vive en el segundo piso, pero en el departamento 23 y con su esposa. El joven se llama Vali. Pero aparentemente, nadie lo ha asociado con el deceso de la muchacha. Sin embargo, Vali sabe que Sandu lo vio salir de ahí horas antes de que la chica aparezca muerta, y Sandu sabe que es muy posible que Vali sea un asesino. Ambos se cruzarán una y otra vez, como antes, en las escaleras del edificio o en la calle, y la tensión se siente en el aire. Ambos se miran con desconfianza. Hasta que Vali decide involucrarse pidiéndole a Sandu que le haga un trámite para transferir la propiedad de su automóvil. A partir de ese momento, el muchacho no deja de merodear al hombre y también a su familia, en una actitud que molesta a Sandu. La tensión va a estallar cuando Vali directamente le pregunte por qué no lo denunció a la policía. Vali insiste y provoca a Sandu hasta que éste pierde los estribos y toma una actitud de querer escarmentar al sospechoso, como si se tratara de algo personal entre ellos. El relato de Radu Muntean tiene las características que definen al nuevo cine rumano y es que partiendo de historias simples y de circunstancias cotidianas, los personajes se sumergen de improviso en una situación nueva, extraordinaria, que rompe la monotonía de la vida y que plantea una serie de inquietudes que implican a la conciencia moral, pero también cuestiones de seguridad y otros asuntos más pragmáticos. Ese hecho fortuito, que sacude la vida interna del condominio, lo pone a Sandu frente al desafío de resolver un dilema. Evidentemente, el personaje no confía en las instituciones y aun sabiendo que su vecino es peligroso, decide tomar él en sus propias manos el problema, y pretende hacerle entender a Vali que allí es él quien manda. Si tiene éxito o no en su acción, es algo que en el film no queda firme, pues el final es abierto. Pero el rostro de Sandu, luego de marcarle los límites al joven impertinente, muestra cierta satisfacción y una especie de alivio. Hasta ahí, todo indica que el turbio asunto quedará como un secreto incómodo entre dos personajes que se tendrán que vigilar uno a otro indefinidamente, pero quién sabe... “El vecino” es un film inteligente. Muestra una situación y su desenlace, pero no ofrece explicaciones. Los personajes actúan movidos por sus propios deseos y tienen motivaciones que no son explícitas, la interpretación de sus actos queda al criterio de los espectadores, quienes podrán hacer conjeturas pero a quienes la película no ofrecerá ninguna respuesta definitiva.
Reivindicación nostálgica del feminismo setentista La directora francesa Catherine Corsini (1956) aseguró en una entrevista que filmó La belle saison porque “tenía un profundo deseo de homenajear a las feministas que eran frecuentemente menospreciadas”. La película, titulada aquí “Tiempo de revelaciones”, narra la historia de una relación amorosa entre dos jóvenes mujeres en Francia, en los primeros años de la década de los ‘70, época de plena efervescencia de los movimientos de liberación en general, los que incluyeron las luchas por la liberación de las mujeres. La belle saison tiene como protagonistas a Delphine, una joven nacida y criada en una chacra, hija única de un matrimonio de campesinos que trabaja de sol a sol junto a su padres en todas las tareas rurales, hasta que un día decide ir a París, con la intención de hacer su propia vida. En la capital francesa, se cruza con un grupo de jóvenes mujeres activistas, cuya actitud desenfadada y provocadora la seduce instantáneamente. Delphine tiene una clara tendencia homosexual, uno de los principales motivos por los que quiso alejarse de su casa paterna, porque en el pueblo los prejuicios en ese sentido son muy asfixiantes. En París, en cambio, se vive un clima de lucha y emancipación. En ese grupo milita Carole, una joven activista de una personalidad arrolladora, simpática, con rasgos de líder natural, efusiva y apasionada. Carole vive con su novio, un militante de causas sociales, y reparte su tiempo entre las actividades feministas y su trabajo como profesora de español. Delphine es más tímida y reservada, aunque tiene un carácter fuerte y dominante. Poco a poco se va interiorizando de las luchas de estas jóvenes que se interesan por defender la libertad sexual y por emancipar a las mujeres de los clichés a los que la sociedad machista somete, lo que incluye reclamos por igualdad de derechos tanto en el ámbito personal como el familiar y el laboral. La chispa de la atracción surge entre Delphine y Carole. Delphine sabe lo que le pasa pero Carole se ve sorprendida por emociones y sentimientos que nunca había sentido antes. El caso es que ambas se entregan apasionadamente a esta atracción y viven un intenso romance, el cual pone en crisis la pareja de Carole con su novio. El problema vendrá cuando Delphine se vea obligada a volver a la granja ya que su padre sufre un problema de salud que le impide seguir trabajando. Delphine se pone al frente del campo junto a su madre y renuncia a sus planes de vivir en París. Pero Carole va detrás de ella y se instala en su casa. Pronto su presencia causará más de un conflicto para Delphine, que se debate entre sus deseos profundos y los temores a la reacción de sus padres y de todos los vecinos, que son implacables al momento de juzgar ese tipo de inclinaciones. La belle saison es un drama romántico, pleno de sensualidad, con todos los ingredientes de una historia de amor imposible entre dos personas, con la particularidad de que esas dos personas no son una pareja heterosexual sino homosexual, en un contexto histórico en el que todavía no se hablaba libremente de esas cosas. Si bien el tema central de la película es la lucha por la autodeterminación y la búsqueda de la realización personal de las protagonistas, Corsini quiso resaltar que el feminismo, según ella, “colocaba lo humano en el centro”. Su película es correcta desde el punto de vista formal y como principal atracción tiene el gran trabajo actoral de las protagonistas, Cécile de France como la explosiva Carole, Izïa Higelin como la misteriosa Delphine, y Noémi Lvovsky, en el papel de la madre, rígida y autoritaria, quien ejerce un fuerte control sobre su hija y puede llegar a torcer su voluntad. Sin embargo, el final ofrece una salida esperanzadora para las jóvenes, cuyos nombres hacen alusión a dos figuras a las que Corsini también quiso homenajear: Carole Roussopoulos (1945-2009) directora de cine suiza y feminista que se conoce por sus películas documentales sobre los primeros movimientos de liberación de las mujeres en Francia, y Delphine Seyrig (1932-1990), actriz francesa conocida por sus roles en “Hace un año en Marienbad”, de Alain Resnais, y “El discreto encanto de la burguesía”, de Luis Buñuel.
Un drama psicológico de espíritu británico La película de Andrew Haigh, “45 años”, cuyo guión está basado en un relato corto (“Another Country”) de David Constantine, comienza un día lunes, el lunes de una semana que culminará el sábado, cuando está previsto que la pareja de Kate (Charlotte Rampling) y Geoff (Tom Courtenay) festeje con sus amigos de toda la vida el 45º aniversario de su matrimonio. Ellos viven en un pueblo, en la campiña inglesa de Norfolk. A simple vista, se puede observar que tienen un buen pasar económico. Tienen una amplia casa, con todas las comodidades, y por sus costumbres, se intuye que son un matrimonio de personas cultas (hay muchos libros en la casa) y de buena educación, que está disfrutando de su jubilación en una posición acomodada. Aparentemente, no han tenido hijos, aunque sí un perro que Kate saca a pasear todos los días, mientras Geoff acusa costumbres más sedentarias. Todo parece deslizarse con tranquilidad, previsibilidad y armonía, en la vida de ellos, y están por festejar 45 años de convivencia; y si bien no es una fecha que responda al estándar de los aniversarios merecedores de una celebración especial, en algún momento del relato se explica que cuando debían festejar los 40 años tuvieron que suspender el evento porque Geoff atravesó por una enfermedad, a la que evidentemente ha superado. El detalle es significativo porque es un indicio que contribuye a discernir qué tipo de personajes son los protagonistas, cómo es su mundo y cuán importante es para ellos respetar y cumplir con determinadas convenciones sociales. A lo largo del relato, se los ve como una pareja muy afianzada en el lugar, donde llevan una activa vida social, participando en reuniones de amigos y compartiendo actividades con otras familias. En ese lugar, todos se conocen y no hay secretos. El caso es que ese mundo armónico, organizado y bajo control, se pondrá en riesgo, sobre todo para Kate, “el alma del hogar”, cuando su esposo reciba una carta, desde Suiza y escrita en alemán, con una noticia que cae como una piedra sobre las aguas calmas de un lago. Resulta que las autoridades de ese país le comunican que a raíz del deshielo de un glaciar, ha aparecido el cuerpo de una mujer que murió allí hace 50 años y se trataría de la novia que tuvo Geoff antes de conocer a Kate, y que tuvo ese triste final trágico cuando ambos estaban de paseo en los Alpes Suizos. Evidentemente, Geoff nunca le había comentado a Kate todos los detalles de aquellos sucesos ni de la relación con esa mujer y probablemente nunca lo hubiera hecho. Ahora, forzado por las circunstancias, el hombre, que tiene alrededor de 75 años, se ve confrontado con su pasado de golpe y sin aviso previo, y no sabe muy bien qué hacer con todas las emociones que empiezan a despertarse en su interior. En tanto que Kate, cuyo semblante era luminoso, seguro y apacible hasta ese momento, de ahora en más comenzará a luchar con sentimientos, inquietudes y sospechas que ensombrecerán su rostro, dibujando en él un rictus de amargura y tal vez de temor. “45 años” describe una crisis no solamente de pareja, se trata de una crisis existencial que pone en jaque los sentimientos que han mantenido unidas a dos personas durante tanto tiempo y también la misma estructura psíquica de ambos personajes, que no estaba preparada para descubrir profundos secretos nunca antes confesados, a esta altura de la vida. Es algo que Kate no puede asimilar con tranquilidad y empieza a sentir los síntomas de un desmoronamiento de su estructurado, ordenado y controlado mundo, acusando la novedad como si fuera la invasión de un intruso, un enemigo que amenaza toda su estabilidad. En tanto que a Geoff se lo ve un poco tambaleante y vacilante ante el resurgir de viejos dolores ocultos. Se trata de un drama psicológico, de estilo clásico y espíritu muy británico, en el que Charlotte Rampling pone en evidencia una vez más la gran actriz que es y toda la gama de emociones que es capaz de transmitir tan sólo con mínimos gestos de su bello y curtido rostro. Y Courtenay demuestra ser un partenaire solvente y eficaz. Ambos fueron merecedores de varios premios por este trabajo, entre ellos, los Osos de Plata a mejor interpretación en el último Festival de Berlín.
Amore all’italiana “Nessuno si salva da solo” es una película que trata sobre uno de los temas más frecuentados en todos los tiempos: el conflicto de pareja. Los personajes protagónicos son Delia y Gaetano, quienes integran un matrimonio con dos hijos pequeños, familia que está atravesando una profunda crisis debido a la separación de los cónyuges. El relato se ubica sobre una delgada línea entre el melodrama de formato televisivo y la novela psicológica. Haciendo equilibrio entre ambos extremos, el director Sergio Castellitto propone una catarsis, de estructura teatral, que implica sacar a relucir los “trapos sucios” de una relación, hasta lograr una especie de alivio sanador que aunque no resuelve ninguno de los problemas, al menos libera a los personajes de las tensiones reprimidas y contenidas. Basado en una novela de Margaret Mazzantini (esposa de Castellitto), el relato, de estilo naturalista, comienza cuando Delia y Gaetano están separados y se encuentran en un restaurante para organizar las vacaciones de los chicos. El tema a discutir es cuánto tiempo van a estar con el padre y cuánto con la madre, y esas cosas. Ella es la más dura y rígida, está plantada en una posición que no parece estar muy dispuesta a la negociación amigable, en tanto que él se muestra un poco más accesible y expectante. Ambos están muy serios y se tratan con esa mordacidad sutil con que las parejas suelen agredirse en la intimidad. Ese encuentro en el restaurante, que se hace interminable, parece durar toda una noche. Ellos dos, sentados a la mesa, empiezan a hacerse infinidad de reproches, que dan pie a oportunos flashbacks que van exponiendo todos los detalles de la historia del matrimonio y cómo fue que llegaron a esta instancia del presente. En ese aspecto, la narración sigue un orden cronológico: la serie de raccontos comienza desde el día que se conocieron y va punteando sobre cada uno de los acontecimientos más significativos por los que atravesó la pareja: el sexo, la convivencia, la presentación a los padres de cada uno, el nacimiento de los hijos, el trabajo, la rutina, los miedos, los complejos, la sensación de fracaso, los celos, las infidelidades... no deja ningún tópico sin tocar. El encuentro mismo en el restaurante va atravesando por distintas instancias, con violencia y llanto incluidos, hasta que las aguas parecen calmarse y la historia sugiere un final abierto. Por tratarse de un tema tan común y de una historia sin sucesos extraordinarios, sino más bien una estandarización histriónica de la experiencia matrimonial de los jóvenes de estos tiempos, el valor y el interés de “Nessuno si salva da solo” está dado por la capacidad de los dos actores protagonistas para componer sus personajes y lograr transmitir la complejidad de sus emociones, ante una cámara que está todo el tiempo sobre ellos, tratando de registrar hasta esas situaciones que nadie querría hacer públicas, esas cosas que pasan puertas adentro de una casa o muy en lo profundo y privado de la psiquis. El mérito es de los actores Riccardo Scamarcio (Gaetano) y Jasmine Trinca (Delia), quienes tienen una intensa química entre ellos y consiguen darles a sus personajes una infinidad de matices, lo que contribuye a enriquecer el relato. Y como detalle simpático, Castellitto utiliza un recurso también muy teatral, al cruzar en el camino de los jóvenes a una pareja muy mayor, que evidentemente ya ha pasado por muchas batallas e intenta darles alguna lección de vida, que nunca está de más, interpretada por Ángela Molina y Roberto Veccioni.
Nada nuevo bajo el sol Philippe Garrel (1948), el reconocido director francés (“Inocencia salvaje”, “Los amantes habituales”, “Un verano ardiente”), apuesta fuerte a la nostalgia y la melancolía en su nueva película, “A la sombra de las mujeres”, mediante la cual intenta recrear la atmósfera característica de la nouvelle vague, en un relato intimista, que ofrece una nueva versión del eterno tema del amor de pareja, con sus momentos luminosos y sus miserias. Ambientada en una París atemporal, filmada en blanco y negro, la historia está narrada con una austeridad avasallante, si se permite la expresión. Pierre y Manon son una pareja joven que vive en un humilde departamento alquilado en algún lugar de la capital francesa. Él es director de películas documentales, que realiza con muy escasos recursos y que tienen como tema principal el relato de sobrevivientes de la Resistencia. Ella abandonó sus estudios orientales para acompañar a su marido, a quien admira, y tiene un trabajo de medio tiempo con el cual subsisten modestamente. La pareja parece funcionar bien, van a todos lados juntos: hacen las compras en el supermercado, filman los documentales, comparten las tareas de la casa, etc. Pero un día, Pierre se cruza con una becaria en la cinemateca y acusa el flechazo de la atracción y la seducción. Así, inicia un romance clandestino con Elisabeth, más joven y bonita que Manon. El relato de Garrel apela al narrador en off que va explicando, a medida que avanza la historia, todo lo que los personajes no dicen y supuestamente pasa por sus cabezas, asumiendo el rol del observador que sabe lo que los personajes piensan y así va justificando sus gestos y actitudes. Mientras que ellos hablan casi nada de sus sentimientos íntimos y siguen cumpliendo con sus roles en la vida diaria. Se trata de un relato clásico, estructurado con una sucesión de secuencias que culminan en un fundido en negro, mientras suena una música que instala el espíritu que se pretende transmitir, poniendo un suspenso entre lo que se acaba de ver y lo que vendrá, y también generando incertidumbre, ya que todo puede terminar en cualquier momento, como efectivamente sucede. La idea es que las cosas van y vienen, como las personas y los sentimientos. Así como Pierre tiene una amante, más adelante se descubre que Manon también se está viendo con otro hombre a escondidas. Allí comienzan algunos enredos y la relación entra en crisis. Sin embargo, Garrel, a través de su narrador en off, trata de explicar que entre Pierre y Manon hay amor verdadero, solo que atraviesan por un momento de falta de comunicación, de inquietud y de búsqueda personal que los ha llevado a un punto de conflicto y turbulencia, despertando hasta cierta violencia, sobre todo, de parte de Pierre. De modo que entre luces y sombras, la pareja parece romperse, aunque es posible que no sea un final para siempre. Por su parte, Pierre y Elisabeth también atraviesan distintos momentos, y su romance se inscribe en los parámetros clásicos de la relación paralela, donde él no está dispuesto a romper su matrimonio por ella y la joven, aunque sufre por la situación, no está dispuesta a dejar de verse con Pierre. Los celos, como el amor, están presentes en todos, todo el tiempo. “A la sombra de las mujeres” no inventa nada nuevo en el tema del triángulo amoroso, al contrario, parece querer hacer hincapié en los tópicos remanidos de uno de los conflictos más comunes de la historia humana. Solamente que la estética del director francés se caracteriza por darle un valor simbólico y hasta poético a algunos elementos como puertas, ventanas, habitaciones, cocinas, pasillos, calles, veredas, cafés, paradas de subterráneos y hasta algunos detalles del mobiliario y de la vestimenta de los personajes. Constituyendo así, “A la sombra de las mujeres”, una obra de singular belleza, que si bien trata un tema muy gastado, como las habitaciones en las que transcurren los hechos, no deja de ser un asunto siempre vigente y vital en las vidas de las personas en todos los tiempos.
La evolución de los sentimientos en un mundo que cambia “Lejos de ella” es una película sobre el paso del tiempo. El director y guionista chino Jia Zhang-Ke construye una historia en la que muestra la evolución de tres personajes en un período que comienza en 1999, cuando ellos son jóvenes, y culmina en un hipotético 2025. La historia de estos tres amigos atraviesa o es atravesada por los acontecimientos políticos y sociales de la China comunista. Ellos son Zang, un incipiente hombre de negocios en un país que comienza a abrirse al mundo occidental; Lianzi, un obrero de una mina de carbón, rubro en caída en el mercado internacional; y Tao, una muchachita dulce y encantadora, hija de un pequeño comerciante de su pueblo, que solamente piensa en divertirse y pasarla bien. En vísperas del ingreso de la humanidad al nuevo siglo, en la aldea donde viven los tres amigos, están por festejar el fin de año. Es 1999 y los actos se realizan según las tradiciones ancestrales, apenas aggiornadas, en un clima familiar. Los sinsabores van a comenzar cuando Zang y Lianzi empiecen a competir por el amor de Tao. Lianzi es paciente y protector, en tanto que Zang es más agresivo y avasallante. Tao los quiere a los dos, pero decide casarse con Zang. Lianzi, dolido por esta decisión, opta por tomar distancia y se va a trabajar a otra ciudad. El otro personaje importante es el padre de Tao; de la madre, nada se sabe. En algún momento, Tao dará a luz a un niño. Y de pronto, el relato hace un salto temporal y pasa a 2014. Las cosas han cambiado en el pueblo. Zang y Tao se han divorciado. Zang ganó la tenencia del niño, al que le puso el nombre de Dólar, y se lo llevó con él a vivir a Pekín, mientras que Tao, más madura y aplomada que en la juventud, es una dama distinguida en su pueblo natal, y está a cargo del negocio familiar, una gasolinera, lo que le permite vivir con holgura económica. En tanto Lianzi, casado y con un bebé, regresa a su terruño, pobre y enfermo. Tao lo recibe con afecto y la otorga la ayuda que el hombre necesita. Pero luego deberá sufrir un duro golpe, al fallecer su padre. En esa ocasión, reclama a Zang que envíe a Dólar para los funerales. El niño tiene siete años y prácticamente no recuerda a su madre, de quien fue apartado siendo muy pequeño. Ese encuentro es trascendental. Luego, el relato da otro salto. Transcurre el año 2025, Zang y Dólar viven en Australia. Zang es un hombre de negocios muy poderoso, pero está solo. Se ha vuelto alcohólico, mientras que su hijo, que asiste a los mejores colegios, tiene que tomar clases de chino para poder comunicarse con su padre en ese idioma, puesto que ahora habla solamente en inglés. En esta tercera parte de la narración, Dólar toma protagonismo. Es un joven que empieza a sufrir inquietudes, un desasosiego lo invade. No se siente cómodo con la vida que le impuso su padre, con quien tiene problemas de comunicación, y decide abandonar todo. Mientras, allá en lo profundo de su psiquis, confusos recuerdos lo perturban. Empieza a sentir curiosidad por sus orígenes, por su madre, de quien no tuvo más noticias, y se siente solo y sin rumbo. Con la ayuda de su maestra de chino, intentará viajar a China para reencontrarse con Tao. La película termina cuando Dólar se muestra todavía vacilante ante esta importante decisión, en tanto que Tao, sola en su casa, parece estar esperando su regreso. El final queda abierto. “Lejos de ella” es un relato intenso, en el cual Jia Zhang-Ke conjuga un estilo que reúne tradicionalismo y modernidad, oriente y occidente, comunismo y capitalismo, autoritarismo y libertad, realismo y simbolismo; dándole gran preponderancia a la fuerza de los sentimientos y a la fuerza de las raíces, capaces de sobreponerse a cualquier condicionamiento externo. “Lejos de ella” se destaca por su originalidad y por abrir un poco al espectador occidental la sociedad china, con su belleza y sus contradicciones, con sus diferencias y sus semejanzas con el resto del mundo. Constituyendo un relato de singular sensibilidad.
Solos en un pueblo fantasma Las consecuencias de la guerra en primera persona, a través del relato que tiene como protagonista a un anciano estonio, radicado en Abjasia, escenario de un conflicto armado en los comienzos de la década del ‘90 del siglo pasado, es el tema central de la película de Zaza Urushadze, “Mandarinas”. Film que llegó a estar nominado al Óscar como mejor película extranjera de 2014 y al Globo de Oro como mejor película en lengua no inglesa ese mismo año. Realizada con un presupuesto limitado, pero con inteligencia y sensibilidad, con una fotografía de gran calidad y un elenco que impone respeto, “Mandarinas” pone el foco en la situación cotidiana de un hombre muy mayor que ha quedado solo en una vivienda rural, luego de que toda su familia, de origen estonio y radicada en ese territorio desde hace más de cien años, regresara a su lugar de origen, tras la liberación de Estonia, huyendo de la guerra desatada entre Georgia y Abjasia, por el dominio de esas tierras. Ivo es un carpintero que pasa el tiempo construyendo cajones para que su vecino, Margus, pueda colectar las mandarinas de su extensa plantación. Cuando comienza la película es justamente el tiempo de la cosecha, pero Margus no tiene gente que le ayude y se desespera por llegar a tiempo para concretar la venta de la producción al ejército georgiano y así juntar el dinero necesario para emigrar hacia Estonia, como ya hicieron todos los demás vecinos. Están en esa situación cuando la guerra llama a sus puertas y se instala, cambiando los planes de los dos amigos y generando una serie de hechos que pondrán a prueba sus talantes y sus principios. Ellos solamente intentan resistir en un lugar donde hasta poco tiempo atrás convivieron estonios, georgianos, chechenos, rusos, pero ese estilo de vida se ha extinguido con la irrupción del conflicto bélico, y ellos han quedado solos en un pueblo fantasma. Es así que un día, ante las puertas de la casa de Margus, se enfrenta una patrulla georgiana con dos mercenarios chechenos. Como resultado del enfrentamiento, mueren dos georgianos y un checheno, y sobreviven, aunque con heridas, uno de cada bando. Ivo corre a socorrerlos y los lleva a su casa, llama a un amigo médico y pretende curarlos hasta que puedan regresar a sus vidas. Con la ayuda de Margus entierra a los caídos. Y su casa se convierte en una especie de enfermería improvisada, ubicando a cada uno de los heridos en habitaciones separadas, porque son enemigos y podrían atacarse entre ellos. La historia que cuenta “Mandarinas” está concentrada en los esfuerzos que realiza Ivo, el mayor de todos los personajes, por poner orden y respeto bajo su propio techo, donde pretende que reine la paz y la convivencia, la ayuda solidaria y los valores humanitarios, dando él el ejemplo durante todo el tiempo. En su casa quedan vestigios y señales de lo que fuera la vida en familia, hasta que todos los otros huyeron a Estonia. Y cuando le preguntan por qué él decidió quedarse allí, responde con evasivas, guardando un secreto que recién se revelará al final. Así van pasando los días, mientras los heridos se recuperan y se van adaptando a las condiciones impuestas por Ivo, y Margus espera recibir ayuda para cosechar sus mandarinas. Estos hombres solitarios que sólo se tienen unos a otros y a nadie más, tratan de resistir pero la guerra sigue llamando a sus puertas y la sangre seguirá corriendo por ese terruño azotado por un conflicto étnico con ribetes religiosos. “Mandarinas” es un drama, cuenta una historia de violencia y dolor, donde se enfrentan individuos que pretenden vivir en un mismo territorio pero sin compartirlo con el otro. Ivo quiere demostrar que se puede, que es posible convivir en paz respetando las diferencias. Es por ello que este film resalta los valores humanitarios, el amor y la solidaridad, como la luz que ilumina el camino en medio de la oscuridad del odio, y la posibilidad de generar buenos sentimientos en aquellos que están atrapados en la lógica ciega de la destrucción. “Mandarinas” es un canto contra la guerra que transmite esperanza en medio de la desolación.
Hollywood se confiesa El guionista John McNamara, de experiencia televisiva, y el realizador Jay Roach (“Austin Powers” y “La Familia de mi Novia”) asumen la autoría de esta biopic sobre el caso de Dalton Trumbo, víctima del macartismo, episodio de la historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956 durante el cual el senador Joseph McCarthy (1908-1957) desencadenó un extendido proceso de delaciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. El macartismo se ensañó con un grupo de actores, guionistas y directores de cine, que la prensa denominó “Los Diez de Hollywood”, y que integraron una lista negra que afectó sus trabajos, sus familias y hasta sus propias vidas. Trumbo, que era un guionista muy conocido, integraba esa lista y como sus compañeros, confiaba en que el activismo político y los reclamos ante el Congreso iban a morigerar el avance del macartismo. Sin embargo, sucedió todo lo contrario. La película es una visión crítica de Hollywood sobre Hollywood, donde se ventilan sucesos que ocurrieron en la vida real y que involucraron a varias figuras legendarias del cine estadounidense, quienes estuvieron de un lado y del otro del conflicto, durante el cual hubo delaciones y otras bajezas entre colegas, así como también actos de lealtad memorables. Fue un período que ensombreció a todo el país y que para algunos significó pasar un largo período en prisión, sólo por ser simpatizante o afiliado al Partido Comunista, como efectivamente le ocurrió a Trumbo. La película de Roach-McNamara es un típico producto hollywoodense, que consiste en una narración clásica, de estilo realista, que alterna de manera sagazmente dosificada momentos dramáticos de intensa sensibilidad, con situaciones más distendidas y algo de humor, un humor un tanto sarcástico, tal como era, dicen, el estilo personal y profesional de Trumbo. El caso es muy conocido y paradójico, puesto que si bien estaba censurado e imposibilitado de trabajar, productores y directores del cine clase B lo buscaban para que les escribiera guiones, aunque no podía firmarlos con su nombre y debía usar seudónimos. Así, se hizo muy popular y pudo mantener a su familia. No obstante, fue denunciado y tuvo que pasar un tiempo en prisión. Al salir, toda la familia debió exiliarse en México, pero Trumbo volvió a escribir y con el tiempo, la rigidez macartista fue perdiendo peso en la vida pública del país, hasta que el escritor tuvo su merecido reconocimiento. El detalle más sobresaliente de esta historia verídica es que dos de sus películas de la época de la censura recibieron el premio Oscar a mejor guión (“La Princesa que quería vivir”, 1953 y “El niño y el toro”, 1956), premios que Trumbo no pudo recibir personalmente, en su momento. El film ofrece la oportunidad para que se luzca un elenco de fuste encabezado por Bryan Cranston, en el papel protagónico, con un trabajo muy intenso en la caracterización de los distintos momentos por los que tuvo que atravesar Trumbo y que hicieron mella en su persona y también en su vida familiar. Cranston está muy bien acompañado por una Diane Lane impecable, como su inseparable esposa; la imponente actriz Helen Mirren, encarnando a la mordaz actriz-periodista Hedda Hopper, y otras figuras destacadas del ambiente cinematográfico. La visión de Roach-McNamara sobre ese episodio negro de la historia estadounidense y sus efectos sobre el mundillo de Hollywood intenta no demonizar ni ensalzar a ninguna de las partes en conflicto, sino más bien trata de ofrecer una salida de reconciliación, en la que, sin negar los sufrimientos y las injusticias, finalmente los valores humanitarios logran imponerse sobre el odio y el rencor.