[REVIEW] El Depredador: Cazando el pasado y futuro a la vez. De la mano de Shane Black regresan las rastas espaciales, enfrentándose en esta ocasión a un grupo de veteranos mentalmente desbalanceados, una científica bastante confundida y un niño con muy mala suerte. Más de 30 años pasaron desde la primera Depredador (1987), y este es el primer intento real de convertir la franquicia en una serie de films. Prácticamente una obligación de los tiempos en que vivimos, habrá que ver si el ingenio del guionista y director Shane Black pueden convertir un producto en algo con lo que realmente valga la pena entretenerse. Hay autores cuya voz es tan particular que hablar de una de sus películas es también hablar de su filmografía en general, y El Depredador no es ninguna excepción. La trama no tarda más que unos segundos en ponerse a correr, con una persecución espacial que termina con una nave estrellándose a pocos metros de nuestro protagonista: un francotirador con mala suerte. Siendo el único sobreviviente de este ataque, y teniendo que proteger la existencia de Depredadores al público en general, lo suben a un colectivo con el resto de los veteranos de guerra que serán lobotomizados. Lo bueno es que, viéndosela venir, el soldado en cuestión logro mandar algunos artefactos del Depredador a su hogar para que su hijo guarde como prueba de que no esta loco… lo malo es que esto significa que el Depredador va a estar más que interesado en darle caza a su pequeño retoño. Un guionista con el estilo de Black (Kiss Kiss Bang Bang, The Nice Guys) no tarda mucho en crear situaciones y personajes que vayan con su muy distintiva voz a la hora de crear historias. En este caso, alienigenas asesinos cazándose mutuamente en medio de los suburbios le da al relato una inmediata sensación de emergencia, mientras que el grupo de personajes nos harán entender rápidamente que una lobotomía podría no haber sido tan mala opción para ellos. Los diálogos corren incluso más que los personajes en un guion repleto del humor que Black sabe darle a sus producciones, no se trata de una película que vaya bien con subtitulo: terminaron reduciendo, o cambiando totalmente, bastante del diálogo del film. Teniendo la situación y los personajes apropiados, lo único que falta es un mundo que le permita servir no solo como continuación de entregas anteriores de la saga, sino también como trampolín de una posible nueva serie de películas. Afortunadamente, hay que decir que (sacando una escena final que cumple la misma función que una escena post-créditos) El Depredador no pierde tiempo en sembrar futuras películas. La acción es más que correcta, con la salvedad de que mal no le vendría utilizar planos más abiertos, que permitan no solo leer mejor lo que sucede, sino disfrutar un poco más de alguna de las secuencias que logra crear. Además de tener un plus muy importante que siempre suma en géneros tan sangrientos: no solo hay una saludable cantidad, sino que ofrecen una gran variedad de muertes (aún cuando se trata de secuaces en segundo plano). Aunque la película termina siendo más una comedia que otra cosa, o al menos equilibrando entre las risas y la sangrienta acción. El humor puede llegar a ser hostil para algunos, no solo por la densidad de chistes que se tiran a cada segundo sino para un público que puede no estar familiarizado con el estilo de Black y puede interpretarlo como un intento de imitación al estilo Marvel. Termina siendo una sangrienta comedia negra que disfruta la oportunidad de pasear a un asesino intergaláctico con rastas, y como mínimo cumple particularmente bien con todo lo que eso implica. Como entretenimiento liviano y momentáneo, hay muy poco que criticarle. Pero hay detalles varios, como por ejemplo las motivaciones de sus personajes, que se encargaran de sacar de quicio a más de uno. Inevitable siendo que vivimos en una era de sobre análisis y canales de youtube que cuentan “terribles plot-holes, papá!” como si el cine fuese béisbol. En una vida llena de películas tan irregulares como esta, siempre tiene que haber lugar para la interpretación subjetiva, y posiblemente este sea uno de los mejores ejemplos a gran escala… al menos desde el último gran ejemplo: Iron Man 3, dirigida obviamente también por Shane “Quilombo” Black. Esta es una película en que gran parte de la audiencia no encontrará la forma de disfrutarla, mientras que un grupo puntual seguramente va a quedarse encantado con las refrescantes libertades que un producto con tanta personalidad ofrece. Es especialmente recomendable para todos aquellos que se sientan cómodos riéndose no solo con sino también de las películas, no por lo malas en este caso sino por lo… particular de algunas decisiones. No se quien sigue creyendo que es buena idea darle a Shane Black productos que necesitan gustarle a las masas, pero que Dios bendiga su estupidez. Para resumir, el recibimiento que esta teniendo, en críticas y números, no extraña para nada, siendo que se trata de un film realmente conflictivo. Seguramente sea más fácil disfrutar de las varias cosas que ofrece en retrospectiva, una vez que el fracaso de la franquicia haya sido consumado.
[REVIEW] Acusada: Silencio incriminatorio. Lali Espósito y Leonardo Sbaraglia protagonizan una opera prima que pone en juicio la verdad personal de cada uno. Díficil pensar en un mejor debut como director para Gonzalo Tobal. Con un elenco liderado por grandes estrellas, y siendo el único representante argentino en la competencia oficial del Festival de Venecia, suena a un trabajo más para consagrar a un experimentado que a una opera prima. Leonardo Sbaraglia y Lali Espósito protagonizan un drama lleno de suspenso, que nos mete de lleno en el juicio de una joven acusada de asesinar a su mejor amiga. Desconfianza, culpas sospechosas, sacrificios personales y una familia que se cae a pedazos en silencio esperando el juicio que decidirá el resto de la vida de su hija. Un gran trabajo de casting ayuda a que un elenco con más nombre que otra cosa realmente se encuentre capaz de darle vida a un drama humano realizado con tal excelencia técnica. Aunque los reflectores más potentes apunten a otro lado, la presencia de Daniel Fanego, Gerardo Romano y Gael García Bernal (aún en roles limitados) terminan de popular un tablero de interesantes piezas como para que se desarrolle un thriller a la altura. Afortunadamente viene siendo cada vez más usual en las grandes producciones nacionales, encontrarse con trabajos impecables desde lo visual, y además con un gran despliegue en cuanto a sonido. Aunque la banda sonora peque de parecer más interesada en usar clásicos del pop que otra cosa, todo lo que tenga que ver con sonido (efectos, mezcla y demás) resultan verdaderamente el as de la película. Toda secuencia resulta exacerbada por capas y capas de efectos de sonido envolventes que logran un gran resultado, particularmente para un drama de suspenso que roza tanto con el thriller. Aunque hay bastante para aplaudir, también se trata de un trabajo con detalles para criticar. Cuenta con un trabajo de arte que, aunque apropiado y de buen nivel, terminan conspirando con una fotografía que repite sus mismos pecados: vuelve todo tan estéril y poco interesante como una historia sin mucho que desarrollar. Por demás subjetivas, parecen más fallas de decisiones creativas que otra cosa. Realmente queda en cada uno ver si esto resulta un problema realmente para disfrutar del film, pero es una realidad que la gran mayoría de las escenas no provocarían absolutamente nada de experimentarlas sin sonido alguno. Un crimen para cualquier producción audiovisual, y un problema usualmente reservado para cintas de terror demasiado dependientes del sonido para sus jumpscares. El guion resulta suficiente pero la trama es demasiado básica y elemental para este tipo de género. Nadie pide giros inesperados, melodrama o eventos poco realistas, pero si es verdad que las películas de suspenso necesitan de tramas mucho más jugosas que otro tipo de films. Lamentablemente, la excelente calidad técnica de la película no viene acompañada de una trama a la altura ni de detalles más interesantes en el estilo visual elegido. A pesar de que merece todo tipo de alabanzas, se trata de una producción que decididamente va a probar ser más que suficiente para algunos y muy poco para otros.
[REVIEW] Los Vagos: Dejando los vicios atrás. Amigos, calor y una intoxicante nostalgia durante fines de los ’90. Esta opera prima de Gustavo Biazzi viene perfecto para la maldita costumbre argentina de recordar con cariño tiempo menos peores; y, ¿porque no?, va bárbaro para ver si de paso se aprende algo. Los Vagos es un relato post-adolescente dispuesto a celebrar melancólicamente momentos que hace falta recordar con menos nostalgia. La experiencia como director de fotografía de Biazzi se hace notar en esta carta de amor a la adolescencia, con una realización realmente destacable tanto desde lo visual como con una musicalización que seguramente consiga alguna que otra sonrisa. Aunque poco a poco vamos a entender que la nota terminó de escribirse con la reflexiva bendición de haber superado la ruptura. De la misma manera, aunque la cinta arranca literalmente festejando a la novia también se apura a dejar este amor de lado. El nombre del film hace referencia obviamente al grupo de amigos de la infancia del protagonista, con los que se reconecta los veranos en que vuelve a su Misiones natal desde Capital. La película explora como estas amistades resultan toxicas, colaborando con un hombre que a pesar de estar pisando los 30 insiste en rendirse a su comportamiento adolescente. El film puede resumirse simplemente como una secuencia de escenas alternando entre momentos en que nuestro protagonista se deja ser con sus amigos y algunos momentos en que, usualmente obligado, lo vemos (dándose cuenta o no) confrontarse con su enmascarada realidad, como en esas escenas en que otros personajes le piden reconsiderar su inmadurez, puntualmente su trato a las mujeres. Se trata claramente de una visión sobria de tiempos pasados que resultan muy tentadores para recordar nostálgicamente, pero que finalmente resulta imposible hacerlo sin ejercer un introspectivo mea culpa. Es justamente eso último, lo que Los Vagos termina siendo. Pero finalmente, el problema más grande es que el film parece muy fácil de malinterpretarse. Aunque alterna la moral de sus secuencias, en ningún momento (ni siquiera en un final con muchos cambios) se mezclan el agua con el aceite. De esta manera quedamos con un groso de escenas que parecen un festejo vacío de un modo de vida tan anticuado como inapropiadamente incivilizado, haciendo posible que las migajas de sentido y moral que están sembradas en la cinta puedan perderse ante los ojos de algún espectador despistado, atrapados en la celebración de lo tóxico o con nauseas por la testosterona hueca. Los Vagos termina siendo un noble intento, realizado de forma tan excelente como desequilibrada. Un trabajo destacable que marca un gran debut para su director, aunque para aquellos que necesiten una moral más directa en su entretenimiento encuentren varias cosas irritantes en este caluroso relato de machismo noventoso.
[REVIEW] La casa junto al mar: Nostalgia artesanal. Un drama francés que nos permite vacacionar en el humor y los dolores de unos hermanos reunidos en el pueblo pesquero de su niñez. Acostumbrados a cintas tan hollywoodenses, o a las grandes producciones de tantos puntos del planeta, es usual tener un mismo pensamiento, cada vez que uno se permite el gustito de ver una película de carácter tan poco comercial: es fascinante como hay tantos maestros del cine que concentran toda la calidad de su filmografía en historias tan mínimas y esenciales a la vez. No hablando “simplemente” de directores y guionistas que realmente merecen el hablar de una maestría en la creación de productos cinematográficos, sino de actores que dedican su vida cada pocos meses a proyectos que crean cine con tan poco artificio. La casa junto al mar es una historia familiar, una esperanzadora tragedia que aprovecha tiempos modernos para transportarnos a una realidad que, aunque desconocida al momento de sentarnos en la butaca, pronto se sentirá tan familiar que llegará incluso a alcanzar su propia nostalgia artesanal. La emergencia médica de su padre sirve como excusa para reunir a tres hermanos en la villa familiar, ubicada en un pequeñísimo pueblo marítimo cerca de Marsella. Allí primero reinaran las caras largas, sea por tristeza o todavía latentes conflictos personales. Pero resulta inevitable que en un contexto que invita al replanteamiento, surjan eventos y reflexiones que hagan que cada uno de los que vuelven a pisar estas calles, después de tantos años, lo hagan un poco a aquellos tiempos encontrando como seguir definitivamente adelante. Sin dudas ayuda, tanto a ellos como a nosotros, que la película insista en mantener el humor y la positividad dentro de una trama con tanto drama y tristeza. Ella es ahora una actriz parisina; él ,un pensador con más palabras dichas que palabras escritas y una novia que con suerte llegaría a ser su hija, mientras que sólo uno de los tres termino quedándose en las tierras familiares a cuidar del restorán que supo ser el corazón de un pueblo ya venido a menos. La joven pareja y los pocos vecinos que se mantienen viviendo allí todo el año terminan de completar un elenco excepcional, que aprovecha el no tener un renombre que alcance al público en general para construir actuaciones tan autenticas y realistas como cautivantes. Habrá revelaciones y giros que darán impulso a la trama, alcanzando un melodrama controlado al punto de ser más que bienvenido. Pero esta es una historia que explota el día a día de estos hermanos, reviviendo sonrisas y llantos del ayer mientras hacen este parate en sus vidas para hacerse más que unas preguntas. Es un film que logra imágenes potentes basadas casi en su totalidad simplemente en un excelente guion y grandes actuaciones. La realización solo esta en servicio de la historia, y a pesar de ello logra tener momentos realmente admirables. Teniendo despliegues de producción que ningún productor estadounidense permitiría jamás por el poco tiempo que termina teniendo en pantalla. Junto a algunos flashbacks particularmente intrigantes que realmente lo hacen a uno plantearse si no existe una maquina del tiempo que estén usando en Francia para realizar cine arte. La casa junto al mar ya es una opción para unos pocos por el simple hecho de tratarse de un drama familiar francés. Su condición como tal inmediatamente reduce, pero también solidifica una cantidad reducida de público. Tuvo su lugar en la competencia oficial del Festival de Venecia del 2017, y definitivamente merece un lugar en tu consideración la próxima vez que te sientes a ver una película. No importa edad ni lugar en el mundo, después de unos minutos este film vuelve aquel puerto cerca de Marsella que nunca visitaste, en un recuerdo nostálgico lleno de agridulces dolores.
[REVIEW] Todos Lo Saben: Festejando a los gritos y susurrando secretos. El director irani Asghar Farhadi aprovecha a Penélope Cruz, Bardem y nuestro Ricardo Darín para trasladarnos a un intimo pueblo español, a disfrutar una boda y padecer un secuestro que sacara varios secretos a la luz. Quizás el nombre de Asghar Farhadi no resulte familiar para el público en general, incluso puede que tarde un poco en ser reconocido para el cinéfilo regular. Pero sus obras hablan inmediatamente del calibre de director del que estamos hablando. Después de todo, con sus películas ganadoras del Oscar a Mejor Film Extranjero, La Separación y El Cliente, Farhadi se convirtió en uno de los directores más importantes del mundo en tan sólo cinco años. A esta última producción se le suma este elenco con tanto renombre, por lo que la vara esta ya increíblemente alta. Todos lo Saben relata los difíciles días que vive una familia española luego de la boda de su hija más joven. La algarabía que invadió las calles de este pequeño pueblo rápidamente se volverán silencios a puño apretado cuando en medio de la fiesta, surge una repentina desaparición: la nieta adolescente de la familia fue secuestrada en su primer viaje a España en mucho tiempo, tras toda una vida viviendo en Buenos Aires. Su madre (Penélope Cruz) apenas logra las fuerzas eventualmente para darle la noticia a su marido (Ricardo Darín), que hasta entonces no había dejado la Argentina, mientras un amigo de la infancia (Javier Bardem) la ayuda a mantenerse de pie mientras estudian como proceder. Se vuelve inmediatamente obvio que se trata de un proyecto digno de un maestro. Farhadi logra en pocos minutos transmitir la ambientación de pequeño e intimo pueblo, para luego embriagar a la audiencia con una boda y fiesta monumentales para ubicarnos desprevenidos en el seno de una familia de esas que se gritan todo mientras también susurran a sus espaldas. Secretos familiares, desconfianza, desesperación y culpas que renacen luego de muchos años. Si bien es un trabajo que baila con el melodrama, lo hace manteniendo la base realista y autentica que le brinda tanto un guion formidable como un elenco realmente espectacular. Más allá del trío que se lleva todas las miradas, hay un elenco coral que insufla de vida las calles de este pequeño pueblo como es realmente difícil de lograr. Cada miembro de la familia tiene una presencia fuerte en la cinta, algo por demás destacable cuando hablamos de prácticamente más de 10 personajes, mientras que en ningún momento sentimos el peso de una trama tan compleja y congestionada. Pero el guion del director es realmente la estrella que deja brillar todo lo demás. Hay varios que seguramente tengan algunas críticas, puntualmente hay resoluciones que pueden verse en un principio apresuradas a pesar de tener varios minutos de desarrollo. Pero aún así la cinta logra un cierre más que elegante. Lo que uno puede nombrar seguramente signifique poco para algún otro, mientras que este va a tener un par de detalles que querrá discutir, y es que es un trabajo tan denso que resulta inevitable que haya una abundancia en la que hincar los dientes. La película fue seleccionada como el film de apertura en la edición de 2018 del Festival de Cannes. Con tal honor, tremendo director y semejantes nombres, muchos podría esperar que eso signifique un número fijo para premios internacionales. Pero lamentablemente, no creemos que sea el caso. Aunque la realidad es que eso no disminuye en lo más mínimo la increíble producción, y una trama tan emotiva como atrapante. Todos lo Saben es una película fácil de recomendar. Que promete atrapar en su mundo a cualquiera dispuesto a sentarse en la butaca. Todos pueden tener algún detalle que marcarle, pero definitivamente es una cinta que merece admiración y la atención tanto de los fanáticos de dramas familiares, thrillers emotivos y el cine en habla hispana en general.
[REVIEW] Megalodón: Un pelado contra la naturaleza. Jason Statham se enfrenta a un tiburón gigante, nada más ni nada menos. Basada en una serie de novelas que nadie puede creer que existan, y dirigida por la mente creativa detrás de La Leyenda del Tesoro Perdido (con Nicholas Cage), llega un blockbuster que promete renovar el panorama del cine de tiburones. Como un pez asesino gigante no fuese suficiente, la película pone a Jason Statham al frente de la acción. Statham es un rescatista especializado en operaciones en lo profundo del océano, que ahora se encuentra retirado luego de un trabajo que salió mal. Pero sus habilidades van a ser requeridas cuando una estación de investigaciones ubicada en las aguas de China se encuentre con un secreto que la naturaleza creyó era mejor esconder. El film se muestra bien desde el arranque con un flashback bastante resumido, y continuando con la introducción de la situación al igual que de sus personajes. Entregando rápidamente un problema a resolver: hay gente atrapada en el océano, y sólo una persona logró alguna vez realizar un rescate a esa profundidad. Pero en más de una forma es ahí cuando empiezan los problemas, la película entonces debe iniciar un segundo comienzo por tener no solo que reintroducir la actualidad del personaje de Statham sino llevarlo al lugar en cuestión e iniciar su descenso a la acción. Cuando la acción entra en juego todas son buenas, la realidad es que entrando a la sala uno podía esperar un uso barato de efectos especiales y que no haya mucho cuidado en la producción en general. Pero sorprendentemente se trata de un producto muy cuidado que denota su gran presupuesto desde las simples escenas con personajes conversando hasta los varios enfrentamientos con el titular Megalodón. Lo lamentable de todas formas es, que saliendo de las partes con el tiburón gigante, las únicas cosas positivas que uno puede decir son las que corresponden a la producción. La trama y personajes por supuesto que son muy poco interesantes, con la salvedad de una niña que dentro de todo puede aspirar a encariñar. Pero lo peor es que el film no parece entenderlo; muchas escenas son dedicadas a la relación entre sus personajes, una movida que suele venir de la mano de este tipo de producciones para salvar gastos con escenas de acción, pero que en esta ocasión casi logran pasar el punto en que dejan de ser molestas y somníferas. Quizás eso las haga todavía más frustrantes. Todo es especialmente lamentable siendo que no tienen poca cantidad de nombres interesantes, con Rainn Wilson (The Office) y Ruby Rose (John Wick 2, Orange is The New Black). Esta última es particularmente decepcionante siendo que no termina por ofrecer nada a la cinta a parte de su fuerte presencia en pantalla: no realiza escenas de acción, ni interpreta a un personaje realmente relevante. Sí la acción no alcanza para justificar las dos horas de película, deberíamos poder recurrir al drama o la comedia. Aunque Statham hace todo correctamente y la pequeña actriz termina siendo una apuesta positiva, es realmente complicado interesarse en la vida de los personajes; y respecto a la comedia, sacando unos gags puntuales es discutible que incluso termina ofreciendo menos garantías que el drama. La realidad es que Megalodón es muy poco recomendable, solamente es posible hacerlo cuando este disponible en streaming o para ver puntualmente las escenas con el tiburón que realmente valen la pena aún por si solas. Pero en la cinta en general hay mucha perdida de tiempo y la diversión esta apenas a cuentagotas.
[REVIEW] Mi Obra Maestra: De trazo brusco. En su debut en solitario, Gastón Duprat continúa luego de co-dirigir la laureada ‘Ciudadano Ilustre‘ con un trabajo que nos regala por primera vez a Francella y Brandoni juntos en la pantalla grande. Después del descomunal éxito de Ciudadano Ilustre, uno de sus co-directores se lanza en solitario con un proyecto de perfil bien alto gracias a una dupla descomunal. El humor de Luis Brandoni y Guillermo Francella esta sin dudas en el centro de la película, lo que queda por ver es sí el director Gastón Duprat logró hacer que el resto de las piezas estén a la altura. El personaje de Francella lleva años vendiendo las obras del artista interpretado por Brandoni, una relación profesional que después de varias décadas parece haber erosionado bastante su larga amistad. Justo cuando deciden separar sus caminos, llega un trabajo que les muestra el camino para que ambos solucionen mutuamente sus problemas… eso si, no sólo no va a ser fácil sino que traerá más de una complicación, deviniendo en accidentes, vandalismo, hospitalizaciones y hasta una estafa millonaria. La cinta se sostiene principalmente por el carisma de sus protagonistas, y decide tomar como principal base la comedia. Con dos talentos y personalidades como estas resulta por supuesto en una decisión hasta natural, pero también ayuda que ambos están perfectamente casteados en sus roles. Lamentablemente los mayores problemas están en las partes más dramáticas y reflexivas de la película. La realidad es que termina fallando en casi todo lo que intenta, pero aún así no logra descolocar a la película en general. Una gran calidad de producción hace que los pasos en falso en cuanto al tono puedan incluso pasar algo desapercibidos, y es que el centro de desventuras cómicas logra mantenerse intacto. El film logra salir airoso de cualquiera de los detalles, pero hay momentos por la mitad del film en que es realmente evidente que el director no logra mezclar el agua con el aceite. Es demasiado tentador caer en la comodidad de dividir la película en tres actos, pero en esta oportunidad están muy marcados: el primero es gracioso, interesante y divertido, mientras que el segundo evidencia problemas de tono que podrían haber condenado al film si no fuese por un tercer acto que aunque por demás flojo, logra dar conclusiones satisfactorias no sólo a la trama sino a la película como un todo. Saliendo del pleito entre comedia y drama del que sufre la cinta, hay momentos puntuales de distinción estilística que por el contrario no se sienten heterogéneos de forma negativa sino que se encuentran brindándole algo de estructura a la historia. Se trata de un trabajo con muchos contrastes, que terminan teniendo un variado grado de efectividad. Además del director, la otra parte de la dupla de Ciudadano Ilustre (Mariano Cohn) dice presente en el rol de productor. Pero también contamos con el trabajo de Andrés Duprat: director del Museo Nacional de Bellas Artes, hermano de Gastón, y el guionista de todas las producciones del dúo hasta ahora. Sus guiones tienen un estilo bien marcado, siempre encuentra oportuno convertir a sus personajes en intérpretes de sus visiones y reflexiones sobre el ambiente del arte moderno. Aunque en Mi Obra Maestra, incluye algo que logra hacer funcionar a sus temáticas de preferencia: un contrapunto. Aunque el artista rebelde sirva como crítico y analista del arte en abstracto (o incluso, de la sociedad en general) esta balanceado con el personaje de Francella, que constantemente ofrece variantes a su pensamiento con algún que otro insulto para bajarlo de su caballito. Casi siempre ambos terminan teniendo igual de razón, y el hecho de que no haya uno que “gane” termina por hacerle un gran favor a todas las conversaciones que logran germinar en el trabajo del Duprat guionista. La dupla protagónica sirve como un imán para la potencial audiencia, y si alguien va a verla con la simple expectativa de disfrutar de ambos puede ir tranquilo que va a quedar más que satisfecho. Por otra parte, más allá de que las comparaciones con el último trabajo del director son tan desafortunadas como inevitables, Mi Obra Maestra prueba ser un primer paso con más gracia que firmeza. Una trama que logra intrigar en un principio y generar tensiones hacia el final, con personajes entrañables interpretados por dos inmensas presencias del cine nacional y que sostiene todo con un humor como para olvidarse de otra cosa más allá de la pantalla. La segunda mitad termina casi por condenar la producción, pero aún así hay suficientes condimentos como para recomendarla a más de uno.
Pabellón 4: Moldeando la caliente realidad. Hace ocho años que Alberto Sarlo va a una cárcel de máxima seguridad todas las semanas con un simple objetivo: enseñarle a los presos filosofía. Hace ocho años que el abogado Alberto Sarlo va una vez por semana a la cárcel de máxima seguridad de Florencio Varela y se encierra por horas con los criminales más peligrosos del sistema penal argentino para enseñarles filosofía. Un documental debe reflejar la realidad, pero los grandes documentales seleccionan perfectamente un sector especial y único de la misma. Por primera vez se otorga permiso para que entren cámaras a grabar dentro de un pabellón en una cárcel de máxima seguridad en la Argentina, para retratar la lucha día a día de una persona que insiste en moldear la particular realidad de una de las cárceles más calientes del país. Además de abogado, Sarlo es escritor, esposo y padre. Balancea su trabajo con la dedicación al hogar, llevar a sus hijas al colegio y la pasión que lo convoca semana a semana a invertir no solo tiempo sino dinero en un grupo de relativos extraños. Veremos su odisea diaria para luchar contra viento y marea por el derecho de ejercer una tarea que al fin y al cabo esta realizando ad honorem, siendo que ni así se salva de las trabas que le ponen desde la misma cárcel o incluso el gobierno. El segundo protagonista del documental es Carlos Mena, preso en más de una ocasión en este mismo pabellón (ahora en libertad) que vuelve semanalmente como asistente de las clases de Sarlo mientras intenta mantenerse alejado de su vida pasada ahogando sus demonios en filosofía, poesía, el dibujo y la música. El documental hace bien en centrarse en ambos protagonistas de forma clara pero no agobiante, el tiempo que pasaremos con ellos fuera de la cárcel en ningún momento eclipsa que lo importante del trabajo es revelar el cambio que esta propuesta trajo a los presos de un pabellón que logra por momentos evitar ser tan picante como el resto. No se trata de mostrar la realidad promedio, ni de entregar un producto enfocado pura y exclusivamente al entretenimiento como lo es El Marginal. Pabellón 4 logra informar de manera relativamente objetiva sobre una situación particular que alienta no solo el debate sino el replanteamiento interno en cada uno. Logra la difícil tarea de tratar a los presos como personas, sin apuntar a sus bondades ni resaltar las abrumadoras fallas que los llevaron a este tipo de condena. No busca mostrarlos en ninguna luz subjetiva, y en el proceso consigue uno de los resultados más valiosos para el cine documental: entregar información fascinante y entretenida para que el debate interno o externo de la audiencia lo lleve a sacar algo muy personal de la cinta. La misma puede resumirse en la figura de Mena, un ideal tan improbable como quizás imposible, que demuestra que uno no debe aspirar a sus sueños sino que tiene que trabajar día a día para mantenerlos tan inalcanzables como presentes. El director Diego Gachassin logro crear un trabajo enfocado que retrata su objeto de interés de manera precisa y multifacética. Cualquier problema que pueda surgir de la película proviene inevitablemente de lo polémica de su temática, después de todo es innegable que conlleva algún tipo de irresponsabilidad el mostrar a los reos de cualquier otra manera que no sea como demonios merecedores de todos los males posibles. Pero de ninguna manera Pabellón 4 busca justificarlos o vanagloriarlos, ya que hacerlo anularía por completo la razón de su existencia: lo especial del proyecto que lleva a cabo Sarlo hace casi una década.
Después de cinco películas, uno creería que Ethan Hunt aprendió definitivamente a no dar pasos en falso, pero parece que no: en “Repercusión” un trabajo sale mal, y como consecuencia todo el planeta esta en riesgo. Todo porque el bueno de Ethan priorizó el bienestar de su equipo antes de asegurar un poco de Plutonio. “Misión Imposible 6” trata justamente sobre las dificultades de anteponer el bien común por sobre la vida individual de cualquier persona; lamentablemente va a hacerlo dentro de la estructura de una cinta de acción sin muchas pretensiones de salirse del pochoclo. Durante el film, el reto de Hunt va a ser enfrentar momentos en los que evitar el sacrificio de pocos para el bien de muchos parece imposible. Mientras que el reto de la audiencia va a ser decidir si entrar o no en el juego de las desopilantes propuestas de la película. Cada secuencia de acción está a la altura de la franquicia, que más que decaer con el tiempo parece ir mejorando sus escenas de acción. En “M:I 4”, el director Brad Bird logró establecer una especie de fórmula en la que logró plasmar una cantidad y variedad de escenas de acción con calidad excepcional, además de personalidad propia, mientras que la “M:I 5” de Christopher McQuarrie (que con “M:I 6” se convierte en el primero en dirigir dos entregas de la saga) prácticamente llevó a “Misión Imposible” a lo más alto con una trama, acción e intriga que llegaron juntas a lo máximo que puede aspirar una franquicia que podría resumirse como “el James Bond norteamericano”. Sin embargo, esta tercera parte solo cumple con esta reciente autosuperación de la saga en ese aspecto. A grandes rasgos, el guion no sufre mayores complicaciones, pero el mismo tiene demasiados momentos en los que los personajes fallan convenientemente en el instante justo o incluso (en los primeros momentos) actúan como si no se trataran de experimentados agentes de campo. Nadie podría decir mucho si Benji (Simon Pegg) o Luther (Ving Rhames) cometen algún error en medio de una misión, de hecho uno diría que la saga se basa en errores como esos que llevan a Hunt a salvar el día, pero que estas equivocaciones comprendan más de la mitad de una escena tan corta que solo existe para ser “la misión que salió mal”, evidencia que no lograron cuidar tanto lo que rodea a la acción como en otras entregas. No es críticable que un personaje se equivoque, pero lo que sí lo es, es que sea transparente que esa equivocación se trata de un movimiento calculado utilizado por los guionistas para facilitarles la vida. Cosas que podrían arreglarse sencillamente con un poco de imaginación o atención pero que, aunque lamentables, no hacen a lo más importante. Aparte del hecho de que Tom Cruise debe poner en riesgo su vida para filmar la película, lo fundamental son sus personajes. Principalmente en esta franquicia, en la que su James Bond es mucho más vulnerable emocionalmente. Su amor por la relación que no pudo ser, la amistad y lealtad que sostienen su equipo, todos son puntos tan importantes en esta franquicia como lo son las acciónes de riesgo de su estrella. Cada vez más con cada nueva entrega, la tensión viene de Hunt luchando por salvar no solo vidas ajenas sino la de los cercanos a él. Esta sexta película logra entregar lo que las terceras partes (o sextas si tienen suerte) tienen que ofrecer: conclusiones a gran escala de conflictos de entregas anteriores. Y a pesar de tener puntos flojos, consigue cumplir ese cometido con creces. Sin llegar a la excelencia que logró alcanzar en su cuarta y quinta parte, “Misión Imposible” vuelve a entregar una de las mejores opciones del cine de acción. Consiguiendo cierres para varios de sus personajes, además de traer unos cuantos para futuras aventuras. Quizás no avergonzarse del pochoclo le haya jugado a favor, pero de todas maneras McQuarrie, Cruise y el resto del equipo tienen que estar más que satisfechos habiendo realizado con mucho más éxito la película que “Spectre” (la más reciente James Bond) intentó ser.
Hotel Transylvania 3: Vacaciones, relax y slapstick. Vuelven los monstruos, esta vez enfrentando una aventura decidida a destruir a toda familia y amigos: las vacaciones. Después de una carrera consagratoria como animador y guionista en series como Las Chicas Superpoderosas, El Laboratorio de Dexter y Samurai Jack, el director Genndy Tartakovsky había alcanzado un sueño personal cuando en 2012 se anuncio que iba a dirigir una película animada basada en Popeye, uno de los personajes de animación clásica que lo hizo enamorarse de su profesión. Aunque ese proyecto finalmente fue cancelado en 2016, parece que Tartakovsky logró cumplir con alguno de los objetivos que señalaba tenia para Popeye. Con Hotel Transylvania 3 ofrece una comedia de animación que se centra completamente en la comedia física de antaño, dónde los movimientos de sus personajes sirven como pie y remate de los gags. La trama de esta tercera parte es muy simple: vacaciones. En más de una forma todos los personajes de las primeras dos entregas regresan para tomarse unas buenas vacaciones, cada uno de ellos disfruta de un par de gags propios mientras que prácticamente ninguno tiene ninguna responsabilidad en una historia que solo sirve como excusa para situar a los personajes en otro contexto y entregar secuencias de humor visual. Para bien o para mal, el film funciona exactamente como si tratara de la película de una serie hecha para televisión: un paseo sin muchas consecuencias. Un pequeño gran paréntesis es necesario: sería extraño de por si que uno entre a la sala con ellas, pero igualmente hay que aclarar que la película no se molesta en cumplir con ninguna expectativa narrativa que pueda tener la audiencia. Prácticamente desde Chaplin que la industria del cine en general comenzó a utilizar a la narrativa de una película como el imán para atraer y mantener el interés de la audiencia, pero por lo general en las grandes películas el motor es otro. La trama, los personajes, el dialogo, todo sirve en pos de una experiencia cinematográfica, sensaciones nacidas de la edición de imágenes y sonidos que hacen de una película algo diferente a un libro o una obra de teatro. Hoy en día si un personaje no tiene un arca narrativa, si un giro no es explicado en su totalidad, o si un trabajo no esta completamente imbuido de significado temático es rápidamente desacreditado. Para bien o para mal, Hotel Transylvania tiene clara su decisión: todo elemento trabaja para entregar secuencias de animación impresionantes en las que cada movimiento trae consigo una inventiva comedia física. Van a un crucero, Dracula se enamora y todos nuestros personajes caerán en peligro; el “qué” es simple y servicial, para el “cómo” cientos de animadores trabajaron miles de horas para que gracias a la visión de un director como Tartakovsky pueda encontrarse gracia hasta en los movimientos más mínimos. Sea obvio si uno esta atento a la animación, o simplemente se trate de un valor agregado que disfruta el subconsciente, podemos ver de forma clara que el trabajo que usualmente tiene encima cada proyecto de animación comercial se ve amplificado gracias a la visión de su director. Es una película que puede gustar o no, pero negar se trata de una muestra de la mejor animación consumible en cines es simplemente no estar mirando la pantalla. El film es una secuencia constante de escenas con poco dialogo, y pequeños momentos (llenos de caras y reacciones creadas artesanalmente) en que la trama avanza. Hay largos momentos en que las palabras no son necesarias, algo que tiene como lado negativo la gran dependencia que tiene la película con las secuencias musicales. HT3 no esta ajena totalmente a problemas del cine moderno de animación en general, y es que verla es enfrentarse a canciones pop de dudosa e irregular eficacia en generar apropiadamente lo que buscan. No es que nos olvidamos de nombrar al excelente elenco con el que cuenta la película, pero vamos a obviarlo por la desgracia de que el 90% de las proyecciones en nuestro país serán exclusivamente con el doblaje al castellano. Recomendable verla en idioma original para disfrutar de varios comediantes y voces destacadas como la de Buscemi, Parnell, Samberg y hasta Fran Drescher, pero si no es posible sirve aclarar que el doblaje es bastante servicial y decente al punto de que solo es una lástima sabiendo las voces originalmente detrás de estos personajes. Para niños, fanáticos de la animación o para toda la familia, es difícil encontrar una audiencia que no pueda disfrutar de Hotel Transylvania 3. Aunque por supuesto, siempre va a estar alguien que pida de una película algo que no es. Pocas cosas son más subjetivas que la comedia, pero por suerte tenemos el valor objetivo de la excelsa animación que provee un proyecto con un director tan talentoso como Genndy Tartakovsky. Un verdadero maestro del género que lamentablemente Sony no parece saber aprovechar apropiadamente.