Un feroz retrato sobre la ambición y el duro camino hacia la perfección Andrew es un joven y tímido baterista de jazz que busca sobresalir en el mejor conservatorio de música de Nueva York. Pero para lograrlo deberá sobrevivir a su profesor Terence Fletcher, un director de orquesta tan ambicioso como él, que con rigurosos métodos de enseñanza empuja a sus alumnos al limite de lo que pueden dar. Tócala de nuevo, Andrew Si hubiera de resumir Whiplash en una sola palabra, esa sería: intensa. Como un buen solo de batería, el film escrito y dirigido por Damien Chazelle va ganando en velocidad y ferocidad, hasta llegar a un desenlace que nos deja sin aire. Y todo parte del rechazo a la mediocridad y una simple una pregunta: ¿que se necesita para alcanzar la perfección? o mejor dicho ¿hasta donde estás dispuesto a llegar para alcanzarla? Hay algo crudo y visceral en el film que lo diferencia de otros ambientados en el mundo de la música. Estos suelen ser elegantes y sin demasiado detenimiento en la evolución musical de los personajes. Whiplash parece más bien una película en la linea de Rocky. Cada vez que Andrew se sienta frente a su batería es una feroz batalla. El entrenamiento queda registrado y no es para nada lindo, todo lo contrario, es sucio y engorroso. Es, literalmente, sangre, sudor y lágrimas. Es repetitivo y desesperante. Es equivocarse y volver a empezar. Son muy pocas las veces que tenemos un vistazo a la vida privada de Andrew porque vive para la música, y es la misma música la que le da y la que le quita. Chazelle filma con precisión pero al mismo tiempo con desesperación, con un estilo digno del cine documental. Se mantiene cerca de sus personajes y capta momentos que trascienden la pantalla, dejando en evidencia que el sufrimiento del joven actor Miles Teller y el de su personaje Andrew son mucha veces el mismo. Whiplash es un film pequeño. No necesita más de un par de personajes y algunas locaciones para funcionar. Es una historia que (tomen nota señores productores) podría funcionar muy bien como obra de teatro y no me sorprendería si en algún momento eso se convierte en realidad. Pero aunque en esencia es una película chica, las interpretaciones de sus dos protagonistas la transforman en una obra enorme. Teller, como se dijo más arriba, vive su personaje. Sufre junto a Andew al punto de que la linea que divide la realidad de la ficción se va desvaneciendo lentamente frente a nuestros ojos. Pero la fuerza imparable detrás de la película es J.K. Simmons. El actor de Juno y Quémese Despúes de Leer interpreta a Fletcher, un conductor de orquesta perfeccionista, casi hostigador, que está dispuesto a llevar todas las situaciones al limite con tal de conseguir lo que busca. Su interpretación se asemeja a la de una fuerte tormenta que entra en escena y arrasa todo lo que hay a su paso. Simmons sabe que para que la motivación detrás del personaje de Teller funcione, la suya debe ser todavía más convincente, y da gusto afirmar que lo supera con creces. Conclusión Dicen que ya no se filman buenas películas como se hacían antes, pero Whiplash llega para demostrar que aquello es ni más ni menos que una falacia. Cuando el guión, la dirección y las interpretaciones trabajan juntas y funcionan tan bien como en este caso, el resultado final es esperanzador. Chazelle nos entrega una obra precisa y feroz, elegante y visceral, con interpretaciones consagratorias para Miles Teller y J.K. Simmons y un tercer actor tan intenso que una vez que los créditos finales empiezan a correr podemos volver a respirar con alivio. Sencillamente imperdible.
Un drama bélico chato de gran despliegue visual Abril de 1945, son los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Don "Wardaddy" Collier y su escuadrón a bordo del tanque Fury son enviados a una peligrosa misión en territorio enemigo. Con todo en su contra y superados en número y armamento, esperan dar el golpe final en el corazón de la Alemania Nazi. Enchúlame el tanque Seamos categóricos desde el vamos. Corazones de Hierro es una buena película. Pero ¿es buena por lo que intenta lograr o por lo que termina logrando? Yo me inclino por la segunda opción. Lo que intenta lograr es ser un desgarrador relato anti-bélico y ejemplificar como la guerra transforma al ser humano en un monstruo carente de compasión o de mostrar remordimiento. Pero lo que termina logrando, debido a lo flojo y repetitivo de su mensaje, es ser un entretenimiento más del cine pochoclero, en lugar del drama bélico que sugiere su guión. David Ayer viene de dirigir las cintas de acción Sabotage, con Arnold Schwarzenegger, y En la Mira, con Jake Gyllenhaal. En ambos casos sobresalía el tono crudo y visceral impuesto por el director, que aquí con mucho acierto transporta a la Segunda Guerra Mundial. En ese sentido Corazones de Hierro se como ve y se siente como una película de guerra debería verse y sentirse. Ayer encontró en el escuadrón de tanques comandado por Brad Pitt un punto de vista original sobre este conflicto muchas veces explorado. Algo que favorece tambien a las escenas de combate ya que ver, por ejemplo, a dos tanques peleando sobre suelo alemán no es algo que se vea todos los días, ni siquiera dentro del cine bélico. Las secuencias de acción son intensas, gráficas y violentas, pero lejos están de sentirse con ese realismo que logró Steven Spielberg en Rescatando al Soldado Ryan. Pero aunque por el lado de la acción no defrauda, si lo hace por el lado del guión. Los problemas llegan cuando Ayer se pone serio y nos empieza a dar un sermón sobre la guerra y sus horrores. Sermón que a veces es difícil de tomar en serio, sobre todo cuando sin razón aparente Brad Pitt se saca la remera y queda en cuero mostrando sus perfectas abdominales. Cosas como esa terminan dando la sensación de que la película a veces se boicotea a si misma. Si bien todas las actuaciones son por demás de correctas (sobresaliendo las de Shia LaBeouf y Logan Lerman), los actores nunca tienen suficiente material con el cual trabajar. Las escenas que pretenden generar algún tipo de emoción en el espectador nunca terminan por lograrlo del todo, quedando a mitad de camino y a la espera de que los actores, en roles estereotipados, puedan agregar esa cuota de emotividad que no nos está dando el guión. Conclusión Corazones de Hierro es un drama bélico que funciona mejor cuando es tan solo una película de acción bélica. El guión de Ayer no está a la altura de sus aspiraciones como director, pero gracias a su estética cruda y visceral, secuencias de combate muy bien logradas y un elenco que nunca baja lo brazos, el resultado es un entretenido film pochoclero con un original punto de vista sobre la Segunda Guerra Mundial.
Predecible e inofensiva comedia romántica a la inglesa. Rosie y Alex son mejores amigos desde que tenían cinco años, por lo que ellos imaginan que no podrían ser adecuados el uno para el otro. Se confían todo y hasta tienen intenciones de ir juntos a la universidad, pero una noche Rosie recibe la noticia de que está embaraza y sus planes cambian repentinamente. Ahora deberán a comenzar a vivir la vida por separado, pero a pesar del tiempo y la distancia nunca dejan de lado su amistad. Los imprevistos te los debo Hasta el día de hoy, Lily Collins era persona-non-grata en lo que respecta a este humilde redactor. Para ser honesto, el problema no era siempre ella, sino los proyectos a los que comprometía. Desde su protagónico en la aberrante Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso hasta sus papeles secundarios en olvidables cintas como Un Sueño Posible o Identidad Secreta, ninguna de aquellas películas hizo demasiado por posicionarla como una joven promesa a tener en cuenta. Este film sin dudas tampoco logrará eso, pero demuestra que la hija de Phil Collins tiene, por lo menos, encanto. Lo mismo que dijimos sobre la Srta. Collins podemos aplicarlo a su co-protagonista Sam Claflin (Los Juegos del Hambre: En Llamas). Si Los Imprevistos del Amor queda lejos de ser una total pérdida de tiempo es gracias a sus protagonistas. La buena química entre ambos es evidente, aunque la mayoría del tiempo queda desaprovechada ya que los personajes están alejados uno del otro y el contacto se limita al uso de diferentes aparatos tecnológicos. La película en sí es un grandes éxitos de comedias románticas inglesas, que van desde los encuentros y desencuentros a través de un determinado período de tiempo como en Cuatro Bodas y un Funeral, hasta el amor entre amigos y la odiosa friendzone, algo que quedó retratado de mejor manera en la reciente ¿Solo Amigos?, con Zoe Kazan y Daniel Radcliffe. Un cliché detrás de otro. La película busca abordar temas difíciles como la pérdida o el aborto, pero al mismo tiempo los resuelve con la salida más fácil que podamos imaginar. Finalmente lo que nos queda es una obra previamente digerida, que nos llega lista para ingresar a nuestro organismo sin necesidad de ser procesada. Conclusión Los Imprevistos del Amor es una comedia romántica predecible y construida a base clichés. Solo el carisma y buena química entre sus protagonistas la rescatan de ser un profundo bodrio y la transforma en un efectivo film para pasar el rato. Quienes vayan con pocas expectativas probablemente puedan sacarle un mayor provecho, pero si esperas uno de esos romances que te conmuevan entonces estás viendo la película equivocada.
Un trío de fantásticas actuaciones para un calculado drama biográfico. Mark Schultz (Channing Tatum) es un medallista olímpico de lucha libre quien en un día recibe una oferta que no puede rechazar. John du Pont (Steve Carell), excéntrico heredero de una de las familias más ricas de Estados Unidos, le ofrece ofrece instalarse en su lujosa residencia y entrenar en su campo de entrenamiento de alta competición para competir junto a su equipo Foxcatchet en las Olimpiadas de Seul ’88. Buscado alejarse de la sombra de su exitoso hermano Dave (Mark Ruffalo), Mark acepta la oferta de du Pont sin saber como esa decisión terminará afectando sus vidas. Titanes en el Ring Con solo tres películas en su haber (Capote, Moneyball y la que aquí nos importa) Bennett Miller ha demostrado ser un director sumamente clásico, de esos que ya no se ven tan seguido. Foxcatcher es un film basado en hechos reales, que se siente fuera de su tiempo y que tranquilamente podría haberse hecho durante la década del 70. Es un crudo y calculado relato que no viene servido en bandeja. Sugestiona y provoca al espectador, nos manipula pero al mismo tiempo no nos damos cuenta que estamos siendo manipulados. Es una película en donde la historia pasa por su personajes, y no al revés. Miller otra vez se mete con el sueño americano y los valores de la sociedad norteamericana. Refleja con una crudeza absoluta ese sentimiento en el que lo único importante es ganar y ser el mejor, sin importar lo que perdemos en el camino y la persona en que nos trasformamos para lograrlo. El director se pregunta que impulsa a sus personajes, y las respuestas son desoladoras. Foxcatcher es, más allá de todo, la historia de un crimen. El film nos relata lo hechos que terminaron desembocando en el asesinato de David Schultz. Hechos que nunca están abordados desde un punto de vista policial, sino que más bien construyen lentamente el estado emocional de los personajes que terminaron estando involucrados en este suceso. Miller aprovecha en su totalidad cada una de sus escenas. Nos va revelando la historia de a poco y al mismo tiempo nos va entregando información sobre los personajes, incluso a veces explorando sus costados más grises y sugiriendo cosas que terminarán quedando al criterio de cada espectador. Con el preciso guión escrito por E. Max Frye y Dan Futterman y el soberbio trabajo de fotografía a cargo de Greig Fraser, son las actuaciones de su trío protagónico lo que terminan convirtiendo a Foxcatcher en una gran película, y que la posicionan con total justicia entre las máximas candidatas a competir por todos los premios que tan seguido se entregan durante esta temporada. Quizás quien más llame la atención sea Steve Carell con su interpretación del excéntrico millonario y fundador del equipo de lucha libre Foxcatcher, John du Pont. Carell es merecedor de todos los halagos ya que crea un personaje enigmático y al mismo tiempo perturbador. Y teniendo un pasado dedicado pura y exclusivamente al género de la comedia, esto llega como una verdadera revelación. Por eso mismo quizás quede regalada (no por falta de mérito) la actuación de Channing Tatum como Mark Schultz, quien vive bajo la sombra de su hermano y encuentra en du Pont la posibilidad de independizarse y lograr transgredir por si solo. Por su parte Mark Ruffalo interpreta a David Schultz, la figura paternal de Mark y por la cual no puede evitar sentirse apocado. El trabajo de Ruffalo es más introspectivo pero no por eso menos satisfactorio, y lo que termina por otorgarle a la película un perfecto balance de intensidad, locura y sanidad. Conclusión En definitiva, estamos ante la presencia de un drama que se edifica sobre las interpretaciones de Steve Carell, Channing Tatum y Mark Ruffalo, quienes son los que terminan dando vida a estos personajes dirigidos con suma precisión por Bennett Miller. Foxcatcher es un film maduro y al mismo tiempo desafiante, insinúa y nos permite seguir armando el relato en nuestras cabezas, yendo más lejos de lo que se ve en pantalla.
Un cálido retrato sobre la amistad, la pasión y responsabilidades asumidas Luego de la muerte de El Mono, tres amigos se reúnen para hacerse cargo de su hija. Para esto van a idear una estafa con la que buscarán vender a una joven ex promesa del fútbol de la cual tienen el pase en su poder y hoy no atraviesa por su mejor momento. Desde chiquito yo te vengo a ver Papeles en el Viento es la cuarta colaboración entre Diego Peretti y Juan Taratuto. Ambos ya habían trabajado juntos en las exitosas No sos vos, soy yo, ¿Quien dice que es fácil? y La Reconstrucción. Con la incorporación al equipo de Pablo Echarri, Pablo Raggo y Diego Torres, esta vez adaptan a la pantalla grande la novela publicada en el 2011 por Eduardo Sacheri, autor de La Pregunta de sus Ojos, renombrada El Secreto de sus Ojos en galardonada adaptación de Juan José Campanella. Desde su opera prima, Taratuto demostró gran capacidad para contar historias simples, pero con una importante carga emotiva, algo que quedó bien en claro con La Reconstrucción, su anterior film. Si bien en aquella película había poco lugar para el humor que supo estar presente en sus anteriores trabajos, demostró que lo suyo no son solo las comedias románticas. Ahora redobla la apuesta y aborda uno de los géneros (o amalgama de géneros) más difíciles de lograr: la comedia dramática, o dramedia como le dicen ahora. Encontrar un balance entre ambos géneros no es tarea simple y es generalmente la razón por la cual este tipo de películas falla. Pero gracias a una historia que tiene el corazón en el lugar correcto, un guión por momentos sólido y buenas interpretaciones, el director sale airoso de este desafío. Taratuto encontró en Peretti, Echarri, Raggo y Torres un grupo de actores con buena química entre ellos que vuelve creíble a la historia en todo momento y es quizás el punto más alto de toda la película. Todos los interpretes tiene su momento para brillar y le dan vida a esta historia sobre la amistad y la pasión, tema que se repite en los trabajos de Sacheri. En esta oportunidad la pasión sirve como excusa para unir a los personajes, incluso en los peores momentos. Y esa pasión es la que lleva adelante el relato. La pasión por los colores de un equipo, la pasión por salir adelante y la pasión por redimirse. Seguramente el público futbolero será quien termine por sacarle mejor provecho al film, ya que la pasión por el equipo (Independiente, en este caso) está expresada de la manera más honesta posible. Si bien el guión siempre tiene en claro su temática y no se aparta demasiado de lo que busca contar, la historia no puede evitar caer en algunos lugares comunes que parecieran buscar desesperadamente generar algún tipo de emoción en el espectador. Aunque lejos están de arruinar la experiencia, es lo que termina por privar a Papeles en el Viento de convertirse en la película que uno espera. Conclusión Papeles en el Viento es una historia simple y bien contada con la que todos nos podemos relacionar. Es cierto que tiene sus problemas y en algún momento podremos sentirnos manipulados, pero durante la mayor parte de su metraje se la siente sincera. Gracias a un buen trabajo de Peretti, Echarri, Raggo y Torres, Taratuto logra armar un cuento sólido que retrata la pasión por el fútbol y los colores de un equipo como pocas películas lo han hecho dentro de la filmografía nacional.
Keanu Reeves interpreta al letal John Wick en la mejor cinta de acción del año. John Wick es un ex asesino a sueldo que hoy sufre la perdida de su esposa, razón por la cual había dejado su peligroso estilo de vida atrás en un primer lugar. Pero cuando el hijo de un peligroso mafioso y viejo conocido mata a su perro y roba su amado auto, Wick saldrá del retiro e irá en su búsqueda para recuperar lo que le corresponde, cueste lo que cueste. ¿Quien es John Wick? Pasaron apenas unos días del 2015 y ya tenemos una seria candidata para coronarse como la mejor película de acción del año. John Wick es el título original de este film que derrocha estilo y adrenalina, y que en Argentina ligó el genérico nombre de Sin Control. John WickEs imposible imaginar un mejor debut en la pantalla grande para los directores Chad Stahelski y David Leitch, quienes tienen una larga trayectoria en Hollywood como dobles de riego y directores de segunda unidad. Roles que sin lugar a dudas ayudaron a la hora de lograr un film sólido en el que se destacan sus escena de violencia perfectamente ejecutadas, con total precisión y oficio. John Wick llega tambien al rescate de la carrera de Keanu Reeves, quien si bien en los últimos años venía probando suerte como realizador con films como la cinta de artes marciales Man of Tai-Chi y produciendo el documental Side by Side, su chapa de “héroe de acción” venía en picada luego de lucirse en la década del noventa con película hoy ya clásicas como Point Break, Máxima Velocidad y The Matrix. Podríamos trazar un paralelismo entre la vida de Wick y Reeves. Ambos supieron conocer tiempos mejores y hoy, casi en el exilio, deben volver del retiro para reclamar lo que es suyo. Con todo lo bueno que podemos decir de Keanu, la realidad es que nunca se destacó por ser un gran actor. Sin embargo, el de John Wick es un papel que difícilmente hubiera funcionado tan bien con otro intérprete. Un tipo duro, inexpresivo y tan callado como letal. Reeves aborda su personaje con una importante cuota de melancolía, algo que hace que nos relacionemos rápidamente con él y festejemos cada uno de sus logros en esta cruzada por venganza. Su personaje está bien abordado, el guión hace también un gran trabajo desarrollándolo y creando toda una leyenda a su alrededor. Leyenda que, a lo largo de 100 minutos, veremos transformarse en realidad frente a nuestros propios ojos. Si bien en rasgos generales John Wick podría ser considerada como otra más en esta nueva camada de cine de acción a-la-Taken, en la que un solo personaje se carga a cuanto villano se le cruce por su camino, hay algo que la diferencia y que la vuelve única. Esto es que la acción, en la mayoría de sus escenas, se desarrolla en un solo plano. Claro que Liam Neeson parece un experto en combate si en una sola secuencia de pelea, con montaje digno de MTV, tenemos hasta cuatro planos distintos en solo un segundo. El gran acierto aquí de los directores Chad Stahelski y David Leitch está en dejar que la acción fluya en uno solo, sin la necesidad de cortar para generar esa sensación de brutalidad y demostrar lo letal del personaje interpretado por Reeves. El film tambien posee un gran trabajo en papeles secundarios, como son los de Michael Nyqvist (a quien recordarán de la trilogía Millennium) como el jefe de la mafia rusa, su hijo interpretado por Alfie Allen (Game of Thrones) y el siempre confiable Willem Dafoe, como uno de los pocos amigos que le quedan a Wick en su cruzada. Encontrarán tambien a John Leguizamo e Ian McShane en papeles pequeños y que se sienten algo desaprovechados. Sobre todo el de McShane, a quien es siempre un placer ver trabajar. Conclusión John Wick es el tipo de película de acción que me llena el alma. No toma al espectador por idiota e intenta y logra hacer las cosas de otra manera. Keanu Reeves resulta un gran acierto como el personaje principal de esta cinta que derrocha estilo y diversión y que ningún fanático de la adrenalina debería dejar pasar. Un promisorio debút para los directores Stahelski y Leitch, de quienes ya estoy esperando su próximo proyecto con los brazos abiertos.
Olvidable y genérica excusa para una película de terror. Luego de que Debbie muriera en extrañas circunstancias, su mejor amiga Laine y su novio Pete encuentran un viejo tablero ouija en su habitación. Junto a un grupo de amigos deciden usar el tablero para poder darle un último adiós a Debbie. Comienzan la sesión creyendo que hablan con el espíritu de su amiga desaparecida, pero rápidamente se darán cuenta que el espíritu con el que entablaron conexión no es quien realmente dice ser. Ahora romper esa conexión no será un trabajo fácil y, al igual que a Debbie, podría costarles la vida. Una ouija Cuando vas al cine a ver una de terror y terminás más asustado con el precio de la entrada que con la propia película, hay algo que no está funcionando. Ouija es una de esas cintas que parten de una idea intrigante -o por lo menos promisoria para una película de género- pero todo falla de manera estrepitosa. Ouija es el primer trabajo como director de Stiles White, quien fuera coordinador de efectos especiales en el estudio del mítico Stan Winston. El hombre también tiene algunos pocos guiones en su haber entre los cuales (no) se destacan Boogeyman y Posesión Satánica, mediocres esfuerzos producidos bajo la tutela de Sam Raimi. Al mismo tiempo, este film está producido por otro peso pesado del cine como es Michael Bay, con ayuda de la compañía de juguetes Hasbro (dueña del juego de mesa en que se basa la historia y responsable también de la saga Transformers). Con semejante prontuario, el resultado final no es para nada extraño. Decir que Ouija intenta y falla en entregar una película de terror decente es ser muy generoso, ya que ni siquiera lo intenta. Esta falta de esfuerzo por parte de los realizadores es verdaderamente irritante, ya que pareciera no existir ni una sola idea original en todo el relato. Todo lo que la película tiene para ofrecernos ya se hizo de igual o mejor manera. Desde sus predecibles personajes principales y secundarios hasta su estética. Incluso uno de los fantasmas que verán desfilar por la pantalla pareciera estar directamente robado de Insidious. Si bien las actuaciones no son tan desastrosas y con sus escasos 89 minutos el film se las rebusca para no aburrir, es todo tan genérico y olvidable que hasta les costará usar la película como tema de charla una vez que hayan salido del cine. Conclusión Ouija es el tipo de película por la cual el cine de terror recibe una mala reputación. Demuestra una falta de ideas e interés por parte de todos los involucrados que me sobrepasa y hasta me resulta sorprendente que alguien en Hollywood haya pensado que, por lo menos desde lo artístico, podía resultar un producto como mínimo decente.
Nicolas Cage y una película que le da un nuevo significado a la frase “tan mala que es buena” Pare de sufrir Left Behind es el título de esta obra financiada por Cloud Ten Picutures, una productora cuyos fundadores siempre se movieron dentro del circulo de las películas y documentales religiosos, producidos para la iglesia cristiana evangélica y que, en su gran mayoría, giran al rededor de temáticas apocalípticas. El título original hace referencia a los dejados atrás, aquellos pecadores que por algún motivo decidieron ir en contra de la palabra de Dios y quedaron en la tierra para lidiar con todos los problemas que conlleva el apocalipsis, mientras que el resto de las personas (la minoría) fue mágicamente transportada al reino de los cielos. La cinta está centrada en las peripecias de la familia Steele, compuesta por papá Nic Cage, su hija atea Chloe, su esposa y fanática religiosa Irene, y su hijo ñoño de 12 años, Raymie. Cage interpreta a Rayford Steele, un adúltero piloto de vuelos internacionales que no está pasando por un buen momento en su matrimonio. Su esposa, tal como él insinúa, lo está engañando con otro hombre: Jesús. Para no ser menos, Rayford engaña a Irene con una sexy azafata que tranquilamente podría trabajar en el programa del papanatas de Guido Kaczka. De más está aclara que tanto Rayford como su hija Chloe creen que el fanatismo desmedido de Irene para con la religión es sinónimo de locura. Pero terrible sorpresa se llevarán cuando de un momento a otro la gente comience a desaparecer sin dejar rastro alguno, más allá de su ropa vacía en el mismo lugar donde estaban. Ambos Irene y Raymie (como todos los niños del mundo) son aducidos al reino de los cielos, mientras que Chloe y Rayford y el resto de los pecadores, quedarán atrás. Para hacer las cosas peor, Rayford se encuentra en medio de un vuelo internacional a Londres cuando esto ocurre, ahora no solo deberá lidiar con la desesperación de algunos pasajeros, tambien deberá aterrizar el avión como pueda mientras el mundo entero está en crisis. Tal como dije más arriba, El Apocalipsis es una película que de tan mala es buena y que funciona por todas las razones equivocadas. La temática religiosa está mostrada de la manera más burda que puedan imaginar y todo tiene una actitud muy pasivo-agresiva para con los no creyentes. Habrá también gente que se sienta ofendida con el film ya que bastante extremista. Por ejemplo, una pareja judía y un musulmán (que por como nos lo presenta la película es un hombre de Dios) son dejados atrás sin razón aparente, lo que lleva a pensar que le estaban rezando al Dios equivocado. El relato por momentos es similar en estructura al de una telenovela, ya que cuando se viene una revelación importante el director Vic Armstrong (¡ex doble de riesgo de Harrison Ford en la saga Indiana Jones y El Regreso del Jedi!) decide ir a la pausa -léase, concentrarse en otra de las diferentes sub-tramas- para minutos más tarde volver al punto exacto en donde había dejado y hacer dicha revelación. Los (d)efectos especiales son de tan baja calidad que hasta resultan simpáticos, y las actuaciones son tan poco inspiradas que nos sacan alguna que otra carcajada. Nicolas Cage, que accedió a trabajar en la película por pedido de su hermano quien es pastor evangélico (dato real), hace lo mejor que puede con lo poco que tiene y es una de las principales razones por la cual la cinta nunca aburre y hasta llega a divertir. Conclusión El sentido común me dice que debería haber optado por destrozar esta película, que con toda justicia se lo merece. Pero me fue imposible. Realmente la pasé muy bien viéndola. Me reí, me divertí y todo por las razones equivocadas. Para algunos podrá ser la peor película del año, para otros la peor de la década y hasta entendería a alguno que venga y me diga que es la peor película de la historia. Pero yo los invito a ver más allá de sus evidentes fallas, y que se dejen llevar por el entretenimiento clase B que derrocha, o por la magistral sobreactuación de Nic Cage, o por su aire a película que pasaría Virginia Lagos en su programa de la tarde. El Apocalipsis es una película con destino a clásico de culto que necesita ser vista con sentido del humor, de otra manera ni se acerque.
Una cinta cubana de zombies que compensa con buen entretenimiento su débil mensaje. ¡Revolución o muerte! Luego de su estreno oficial hace casi dos años y un paso por el Buenos Aires Rojo Sangre, llega por fin a las salas comerciales de nuestro país el film cubano de zombies Juan de los Muertos. La historia, tal como nos da a entender el título, sigue las andanzas de Juan, un hombre de 40 años que se crió con la revolución en el poder y pasó toda su vida sin hacer nada. Lo único que le importa es su hija, quien no quiere saber nada con él. Pero un día algo extraño sucede, la gente comienza a ponerse violenta y a atacarse unos a otros. Lo primero que piensa Juan es que esto es tan solo una nueva etapa de la revolución, donde el pueblo se levanta en armas. Pero rápidamente se dará cuenta que este no es el caso. Los muertos están volviendo a la vida y Juan descubre que tiene un talento innato para matar zombies. Talento que terminará transformando en un negocio. Las comedias de zombies son un sub-género que suele dar buenos resultados. Basta con recordar El Regreso de los Muertos Vivos del gran Dan O’Bannon, Shaun of the Dead de Edgar Wright o Zombieland. Y si bien Juan de los Muertos es una buena adhesión a esa lista, es una película que no rompe con el molde más allá de contar con la particularidad de ser una cinta cubana y de muertos vivos. Como suele suceder con el cine de zombies (o por lo menos con el bueno), la amenaza es siempre sinónimo de algo. No son solo muertos vivos. Estos representan el ascenso de una nueva generación, o la lucha de una clase social en particular, o lo que sea que el director esté intentando retratar en su película. Juan de los Muertos, con la revolución cubana sobre su espalda, bien podría haber optado por enviar un mensaje social y político más afilado, pero no este el caso ya que pareciera perderse entre situaciones cómicas dignas de la comedia slapstick o humor físico . Y si bien su director Alejandro Brugués arma un buen retrato de lo que significa vivir en la Cuba comunista del Siglo XXI, la película probablemente funcione mejor en su país de origen ya que algunas cosas parecieran, inevitablemente, perderse en el camino. Pero aunque como crítica o parodia de la revolución Juan de los Muertos se queda a mitad de camino, como comedia de zombies es otra historia distinta. La cinta funciona en su mayoría gracias al buen desempeño de su carismático actor principal Alexis Díaz de Villegas y los efectos especiales, sin ser de primera linea, están muy bien resueltos. Brugués arma una cantidad de escenas muy divertidas a las que logra aplicarle una original vuelta de tuercas. Los fanáticos del gore no saldrán decepcionados ya que tambien hay una cuentas muertes de zombies bien pensadas que derrochan sangre, tripas y humor. Conclusión Juan de los Muertos es un logro en más de un sentido. No solo es una comedia de zombies sumamente divertida, tampoco se puede dejar pasar el hecho de que se está haciendo un film crítico para con la revolución (aunque nunca llegue a destacarse completamente por eso) desde adentro de la misma Cuba. Pero más allá de lo desdibujado de su mensaje, son 90 minutos que no vale la pena perderse y debería dejar contentos a los amantes del género.
Una épica bíblica que funciona mejor en sus momento menos épicos. Ridley Scott dirige Éxodo: Dioses y Reyes, una nueva adaptación de la historia de Moises, esta vez con Christian Bale en el papel principal. La película cuenta la historia del destierro que sufre al enterarse su verdadero origen hasta la liberación del pueblo judío y la búsquela de la tierra prometida. El Príncipe de Egipto Éxodo: Dioses y Reyes llega en uno año donde tuvimos una cantidad inusual de película bíblicas. Noe, Hijo de Dios, El Cielo Sí Existe y Tierra de María pasaron por nuestra cartelera con mayor y mejor suerte, ¿Que puede ofrecernos esta nueva película de Ridley Scott que aborda un tema ya conocido y en un año donde ya pudimos saciar nuestra sed de fe en el Señor? La respuesta es: Una buena cuota de naturalidad. En Éxodo no van a encontrar un Moises clavando su bastón a orillas del Mar Rojo y a este abriéndose al medio para permitir el paso al pueblo judío. Aquí todo está trabajando de una forma más sutil, o más “realista” si se quiere. Especialmente las escenas que involucran a las plagas o el recién mencionado cruce del Rojo Rojo, todos estos actos de Dios se muestran como fuerzas de la naturaleza, muy diferente a como se dan en anteriores épicas bíblicas como Los Diez Mandamientos de Cecil B. DeMille o hasta la más reciente en el tiempo Noe, de Darren Aronofsky. Scott también decide tener a Dios representado por un niño de 11 años que solo el personaje de Bale puede ver. Todo esto hace que el relato esté teñido de una naturalidad extraña para este tipo de películas, cosa que al mismo tiempo abre algunas interrogantes y la interpretación de los hechos quedarán a discreción del espectador. Si bien la espectacularidad de sus escenas épicas dejará contentos a quienes vayan de eso, Éxodo mejor funciona cuando apela a su costado más intimo. Christian Bale como Moises y Joel Edgerton como Ramsés II se sacan chispas en los papeles principales. La relación entre ambos está marcada por la preferencia del Faraón Seti (John Turturro) de Moises, su hijo adoptivo, por sobre Ramsés, su hijo natural. Esta competencia y envidia entre ambos hace que los mejores momentos del film lleguen en aquellas pequeñas escenas en la que los dos actores comparten la pantalla y crean un interesante clima de tensión. Si bien en los papeles principales es donde vamos a encontrar lo mejor que Éxodo tiene para ofrecer en el plano actoral, resulta extraño lo desaprovechado que están casi todos los personajes secundarios del film. A excepción quizás de John Turturro y Ben Kingsley, ninguno de los otros personajes secundarios tiene mucho peso en la trama. La esposa de Moises, interpretada por Golshifteh Farahani, pareciera servir solo como excusa para explicar qué estuvo haciendo durante su exilio. Sigourney Weaver parece ser simplemente “la madre y esposa de…”, ya que no tiene ningún otro rasgo, y pudo haber gravado sus escenas en una tarde. Pero peor es el caso de Aaron Paul, quien pareciera estar solo para mirar a otros personajes (literalmente MIRA a otros personajes, solo eso hace) y repetir en forma de pregunta lo que Moises le afirma. Para ser una épica bíblica de 150 minutos, hay que admitir que la película resulta lo suficientemente entretenida para no aburrir en ningún momento. Aunque las escenas entre el exilio obligado de Moises y su vuelta como salvador del pueblo judío se hacen sentir, sobre todo porque se dan hechos que uno creería que al menos tendrán más peso en el futuro y al final resulta que no es así. Conclusión El paso de Ridley Scott por el género de las épicas bíblicas lejos está de ser algo olvidable, pero tampoco tiene demasiadas virtudes para ser recordada como una película emblemática en la carrera de su director. Si bien las escenas entre Christian Bale y Joel Edgerton son su punto más alto y se agradece la vuelta de tuercas racional que se buscó, la historia ya la conocemos todos y no hay demasiado que Scott pueda hacer respecto para cambiar eso.