No fue publicada en la edición online del diario.
Cuando el mundo se torna cruel Depresión, soledad, desesperanza y una profunda tristeza invade la vida de Adele (Kate Winslet), una madre soltera que vive con su hijo Henry en una antigua casa de un pueblo en donde todos se conocen y nada ni nadie pasa desapercibido. Pero todo cambia cuando deciden refugiar a Frank (Josh Brolin), un asesino que se fugó de la cárcel. A partir de este suceso, las vidas de madre e hijo comienzan a vislumbrar un haz de luz, al sentir que se acercan a formar la familia que tanto anhelan. Profunda e intrigante, "Aires de esperanza" es un filme que indaga en las desgracias y posibilidades del ser humano. El director Jason Reitman ("Juno") mantiene un ritmo narrativo en el que no cesa el suspenso, haciendo del final, una pieza indescifrable. En cuanto al papel de Winslet, la actriz luce su talento demostrando que es capaz de transmitir todo con una mirada, una sonrisa y su belleza real, carente de excentricidades. Una película que vale la pena ver y que demuestra que cuando el mundo se vuelve muy cruel, es necesario focalizar en la belleza de los actos simples y cotidianos de los que el ser humano es capaz.
El fenómeno de Justin Bieber es inquietante. En el último mes, el cantante canadiense de 19 años, fue el protagonista de una detención por conducir ebrio y drogado a altas velocidades, y hasta juntaron 100 mil firmas para deportarlo de Estados Unidos. Esta situación se tradujo en la taquilla de ese país, que fue un gran fracaso ya que lleva recaudados 4,3 millones de dólares a diferencia de su primer documental “Never Say Never”, que en 2011 consiguió recaudar 73 millones. Sin embargo, estos episodios parecen no opacar en absoluto la pasión de sus fans en Rosario que colmaron los cines en el estreno de su segundo documental “Justin Bieber: Believe”. Se trata de un filme que muestra la gira de su último álbum, centrándose en la devoción de las fans que -brackets mediante- gritan a cada segundo, demostrando la lujuria “belieber”. Lo curioso de este documental es que muestra sólo el perfil de “inocente palomita” del joven, mientras que sus escándalos recientes contradicen este concepto. Las fans en la sala gritaban por cada palabra de la estrella, reían con él y hasta lloraban desconsoladamente. Claramente una muestra exagerada del fanatismo que no conoce de racionalidad y que tampoco tiene memoria, pues Bieber canceló su último show en Argentina dejando a miles de fans destrozadas. Sin dudas, duró más el documental que el recital en vivo y en directo. Sin embargo, Bieber es claro en el filme, aunque le dicen que es un candidato perfecto para ser un desastre, él responde: “Sé que cometeré algunos errores, tengo 19 años”.
“Los sueños sólo sueños son”, dicen algunos. Otros, en cambio, como el director Daniel Burman, le dan a esa palabra la relevancia que amerita. Así, “El misterio de la felicidad”, parte del planteo de la necesidad de romper con el statu quo para poder concretar esos sueños que se encuentran “frizados” en el corazón por realidades dominadas por el compromiso, la estabilidad y el estancamiento. ¿Qué pasa cuándo uno es más fiel a los pactos que leal a sus sentimientos? ¿Qué sucede con las cosas que no viviste en el momento que tenías que haberlas vivido? Son algunos de los profundos -y quizás hasta indescifrables- interrogantes que funcionan como leit motiv de esta comedia dramática protagonizada por Guillermo Francella e Inés Estévez. La historia se centra en dos amigos, Santiago (Francella) y Eugenio (Arenillas), que son mejores amigos y socios de toda la vida en un negocio de electrodomésticos. Pero un día, sin pistas ni huellas, Eugenio desaparece. Y a partir de ese momento, Santiago y Laura (Estévez), la mujer de Eugenio, emprenden la búsqueda y en el trayecto se dan cuenta de que no lo quieren encontrar. Estévez encarna un papel confuso, por momentos atormentada y adicta a las pastillas, y por otros, lúcida y eficiente. Por su parte, Francella asume uno de los protagónicos más dramáticos de su carrera, completamente antagónico al que encarnó en “Corazón de León”, aunque hace uso pero no abuso de sus típicos gestos que siempre pueden con la risa del espectador. El planteo de la película es brillante, indaga nada menos que en la palabra felicidad. Imposible no salir del cine preguntándose: ¿soy feliz?, ¿cuál es mi sueño? Sin embargo, el final se vuelve predecible y el planteo de la película se reduce a un deseo insatisfecho de verano. Cuando podría haber profundizado, se vara en la conformidad, haciendo que los personajes tengan que mutar su carácter y personalidad de una escena a la otra sin responder necesariamente a una coherencia evolutiva.
Jon Martello (Joseph Gordon-Levitt) es una típica víctima de la posmodernidad: deshumaniza todo lo que está a su alcance. Así, las chicas del boliche se convierten en premios, que califica del 1 al 10, va a la Iglesia y se confiesa sin entender qué significa, y enumera las ventajas de masturbarse mirando pornografía en su computadora por sobre las que tienen las relaciones sexuales. En definitiva, es un adicto al porno. Pero las cosas comienzan a cambiar cuando Jon conoce a Bárbara (Scarlett Johansson), una rubia manipuladora a quien describe como “la mujer más bella que vio en su vida”. De este modo el filme muestra la realidad de una pareja que sigue las reglas de una relación tradicional y cómo estos lineamientos tan estereotipados la frivolizan hasta desvanecerla en la nada misma. Hacia la mitad del filme, aparece una mujer depresiva (Julianne Moore) que encarna un rol fundamental para que Jon empiece a ver las cosas de otra manera. De la unilateralidad a la verdadera entrega. Del placer virtual al placer real. El filme es la ópera prima de Joseph Gordon-Levitt, quien deslumbró en la pantalla grande en películas como “500 días con ella” o “50/50”, entre otras, y que en este caso se embarca como director y guionista dando como resultado una comedia bien lograda, con ciertos guiños al sarcasmo y la parodia. De este modo “Entre sus manos”, brinda 90 minutos de escenas impúdicas y subidas de tono, con las que más de uno se sentirá identificado, logrando un mensaje efectivo, conciso, y superador. Sin dudas Gordon-Levitt deja en claro que posee el potencial para tener un gran futuro, también, detrás las cámaras.
Lujuria geriátrica Nunca es tarde para la lujuria, el amor y la aventura. Y de eso trata "Ultimo viaje a Las Vegas", una historia de cuatro viejos amigos que deciden emprender una última visita a la ciudad del pecado. Protagonizada por cuatro actores consagrados del cine; Michael Douglas, Robert De Niro, Morgan Freeman y Kevin Kline, esta comedia, por momentos emotiva y por otros cómica, logra su objetivo a la perfección: entretener al espectador con actuaciones de lujo. Resulta que este cuarteto setentón decide viajar para celebrar la despedida de soltero de Bill (Douglas) que está por contraer matrimonio con una chica treinta años menor. Experimentados e ingenuos al mismo tiempo, los cuatro se chocan con la generación del descontrol, y allí es cuando surgen las situaciones más divertidas que incluye ser jueces en un certamen de bikinis o su primera toma de Red Bull con vodka. Aunque por momentos, el filme se asemeje a "¿Qué pasó ayer?", estos gigantes del cine se reúnen para recordar cómo es una resaca después de treinta años con su impronta única e insustituible.
“Este es el fin” suena a una película de acción o de comedia absurda. Pero lejos de ser un filme inteligente, guionado y dirigido, resulta 120 minutos de una improvisación colmada de chistes malos y abuso de material obsceno y drogas duras. En esta película seis amigos quedan atrapados en una casa durante una fiesta celebrada en Los Angeles con motivo de la inauguración de la nueva mansión de James Franco. Con la particularidad de que todos los actores actúan de sí mismos, se puede ver la presencia de Seth Rogen, Jay Baruchel, Rihanna, Jonah Hill, Emma Watson, Michael Cera, Channing Tatum y otras celebridades. En medio de la fiesta colmada de sexo y drogas, estas estrellas de Hollywood se deberán enfrentar al Apocalipsis e intentar sobrevivir y encontrar el significado de la amistad y la rendención, abusando de la acidez y la inverosimilitud. Son muy pocos los aciertos, sobre todo cuando los actores se ríen de sí mismos, pero su comicidad se va desintegrando minuto a minuto. Lo único rescatable de la película es el final, que por supuesto no puede ser develado, pero que será una explosión de nostalgia y felicidad para todas las veinteañeras.
“El amor no se altera con sus breves horas y semanas, sino que se afianza incluso hasta en el borde del abismo. Sí estoy equivocado y se demuestra, yo nunca nada escribí, y nadie jamás amó”, rezan las líneas de William Shakespeare, el escritor más romántico de todos los tiempos, para que el escritor francés Frédéric Beigbeder se anime a contradecirlo en “El amor dura tres años”. Se trata de una comedia con tintes de drama, que profundiza en algo simple como complejo: el misterio del amor. La historia se centra en un inmaduro emocional, Marc Marronier, un crítico literario que escribe a modo de catarsis una novela donde asegura que el amor dura tres años. Pero cuando se enamora de Alice –la sexy pelirroja Louise Bourgoin- que está casada con su primo, se convierte en un romántico empedernido, lo cual lo pone en conflicto con su propia teoría. Basado en la novela del mismo título escrita en el año 1997 por el director, el filme resulta una entretenida propuesta para los amantes del cine francés, cuya debilidad reside en las historias amorosas. En definitiva, se trata de un debate filosófico acerca del matrimonio en tiempos modernos, cuando “el primer año compramos los muebles; el segundo los movemos, y el tercero, los repartimos”.
El tiempo, sus virtudes y sus defectos, su crueldad y su encanto. En fin, el tiempo es el leit motiv de esta conmovedora película dirigida por Richard Curtis y que a pesar de su efecto lacrimógeno de principio a fin, posee una magia que la hace única en su especie. A los 21 años, Tim (Domhnall Gleeson) se entera de que posee la habilidad genética de viajar en el tiempo, pero sólo puede aprovecharla para viajar a través de su vida, no a situaciones que nunca vivió. Tim es pelirrojo, poco agraciado y suficientemente torpe para ser exitoso, pero este don le brinda una nueva visión de su vida que utilizará para encontrar al amor de su vida. A minutos de empezada la película Tim conoce a Mary (Rachel McAdams) y comienza una historia de amor, donde, gracias a Dios, la histeria y la infidelidad brillan por su ausencia. Así es como Curtis, guionista de “Cuatro bodas y un funeral” y “Notting Hill” y director y guionista de “Realmente amor”, logra encajar todas las piezas para lograr una historia romántica con el ritmo perfecto. Aunque presenta algunas zonas confusas en la lógica espacio-tiempo, profundiza sobre la predisposición que se tiene para disfrutar de cada día y sobre la fórmula de la felicidad: vivir los días ordinarios de manera extraordinaria.
Un feliz mundo de comida Sumergirse en un mundo de alimentos vivientes bajo la melodía de Paul McCartney suena altamente atrapante y más, si forma parte de un plan para salvar al mundo que, casualmente, está siendo destruido por hamburguesas gigantes. Bajo esa premisa, los amigables personajes Flint y Sam emprenden una aventura junto a sus amigos para recuperar su isla que corre peligro. Se trata de la secuela de "Lluvia de hamburguesas", que en 2009 fue todo un éxito y cuya segunda parte no decepciona en absoluto. Resulta que la gran máquina que inventó Flint llamada Súper Duplicador de Comida Dinámico Mutante Diatómico está fuera de control y no para de crear comida. Alarmados por la cantidad de hamburguesas, frutas, verduras, tortas e infinidad de comestibles, este grupo de amigos tiene que ir a salvar la isla que los vio crecer. Pero no será fácil, ya que allí estará el maligno inventor Chester, que tiene un plan secreto para perjudicar a Flint. De esta manera, la película propone 95 minutos de pura diversión, aventuras y moralejas sobre la amistad y la valoración de la naturaleza. La colorida estética y la calidad de imagen, sumado a las exóticas criaturas -mitad comida y mitad animal- que habitan en este ecosistema de alimentos vivientes logran una muy buena producción para disfrutar en familia. ¿El broche de oro? La música de Paul McCartney le imprime magia y rock a este simpático film.