Los extraños que tocan a tu puerta vuelven en una segunda parte llamada Los extraños: Cacería Nocturna. Esta vez su creador original Bryan Bertino se encarga del guion y dirige Johannes Roberts (A 47 metros). Cindy (Christina Hendricks) y Mike (Martin Henderson) emprenden un viaje en auto con su rebelde hija adolescente (Bailee Madison) y su hijo Luke (Lewis Pullman). Paran en un camping de casas rodantes pero esa noche un par de extraños con máscaras y capuchas los persiguen intentando matarlos uno por uno. Deberán unirse si quieren sobrevivir. Esta cinta slasher hace eco de clásicos de los ’70 y los ’80 como La masacre de Texas o Las colinas tienen ojos donde figuras sin rostros o motivos aparentes persiguen a los protagonistas en páramos desolados y sin ayuda. En esta oportunidad lo único que acompaña a los asesinos es la canción Total Eclipse of the Heart, una manera de potenciar la referencia mencionada al hacer un choque entre la balada y las escenas sanguinarias que muestran. El problema principal de la película son las actuaciones. Ni Christina Hendricks de Mad Men puede imponer su carisma y a la mitad de la película el público va a ponerse más del lado de los villanos que de los héroes al no poder generar empatía por la evolución de los personajes al final.
La catalana Carla Simón en su ópera prima Verano 1993 habla sobre la pérdida de una madre y pone la mirada en la pequeña Frida. Frida tiene seis años y tuvo que ir a vivir con sus tíos en el campo después de que su madre falleciera. Por momentos se niega a quedarse allí y reniega y se pelea con su pequeña prima. Por otros, necesita el afecto y el apoyo de estas nuevas figuras paternas. Es muy difícil filmar una película protagonizada por chicos, lo es aún más cuando el tema que trata es un drama sobre la pérdida de una madre por el HIV. Pero la joven realizadora conquista al público emocionalmente con su ópera prima. En una hora y media Frida atraviesa un sin fin de emociones que van del rechazo a la emoción. No hay palabras para explicar lo que siente, por eso su directora decide tomar la acción sin interferir. Los adultos están presentes pero, al igual que el espectador, se sienten atrapados por la actitud de la niña. No pueden malcriarla pero tampoco retarla. La figura de los abuelos también es un tema sobre el que presta atención el relato. Muy atentos a las necesidades de sus nietos, pero no se hacen cargo cuando surge un problema. Pero donde reside la verdadera comunicación y conexión (y uno de los puntos claves del film) es en la relación de las dos niñas. La inocencia de Ana, la más chica, frente a la transformada vida de Frida. Cuando pareciera que no están actuando, el guion se hace más fuerte. Simples palabras o largas oraciones funcionan de la misma manera con un público que no tiene forma de escapar de la emoción.
Después de diez años armando el universo cinematográfico de Marvel, Disney le encarga a Joe y Anthony Russo (Capitán América: Civil War) la dirección del evento que reúne a todos los superhéroes presentados en Avengers: Infinity War. La historia de Avengers: Infinity War arranca donde dejó a todos los personajes ya conocidos: Capitán América, Thor, IronMan, Spider-Man, los Guardianes de la Galaxia, entre otros. El titán Thanos estuvo orquestando todo, desde las sombras en las películas previas, con el objetivo de obtener las gemas del infinito (seis piedras que le darán diversos poderes) que le servirán para destruir a la mitad de la humanidad. Todos los héroes deberán unirse para detenerlo. Sin lugar a dudas, Disney ha sabido crear otro producto invaluable. Desde remakes en carne y hueso de sus clásicos hasta sus eternas princesas, la compañía del ratón Mickey siempre supo lo que el público quiere ver. Con Marvel no fue diferente. Desde su adquisición en el 2009 hasta ahora ha hecho 17 producciones. Algunas mejores, otras peores, pero siempre con la idea de armar un universo que conecte todas las historias (algo que está intentando Warner con DC Comics y no lo estaría logrando). Finalmente Avengers: Infinity War une todos los hilos. Como pasa en varias de las historias de muchos personajes o crossover de tv no hay duración que pueda abarcar tantos actores en pantalla. La nueva película de los Avengers dura dos horas y media y en su relato incluye a la mayoría de los héroes, algunos con pequeños momentos y otros con mayor desarrollo. Su extensión se hace excesiva en algunas escenas, pero el ritmo del film ayuda al desarrollo. El tono a su vez es un punto a tener en cuenta, mientras que Thor 3: Ragnarok y Guardianes de la Galaxia tenían mucho humor y las cintas de Capitán América eran todo lo contrario, en Avengers Infinity War hay un balance entre ambos aunque la crueldad del antagonista puede quedar bastante fuera de lugar frente a ciertas situaciones hilarantes de Star Lord, Spider-Man o Iron Man. Eso sí, no hay canciones y la música es apenas constante. Con respecto a Thanos, Josh Brolin se une al universo de Marvel y personifica al mejor villano que creó Disney. A pesar de tener bastantes efectos especiales, se puede ver al actor en el personaje, ya sea en su voz o en sus expresiones. Su objetivo no es tan simple como el de otros. No quiere dominar la galaxia o destruirla sin sentido. Thanos se rige por las características de un psicópata, creyendo que lo que hace es por el bien de la vida. Hay desarrollados algunos detalles de su pasado y especialmente la relación con su hija Gamora, pero sin dudas tiene mucho más para contar en las próximas películas.
En el afán de repetir y explotar ideas de terror llega Verdad o Reto, dirigida por Jeff Wadlow y producida por Blumhouse (Actividad paranormal, 12 horas para sobrevivir). La película sigue la historia de un grupo de amigos que deciden irse de vacaciones a México. Estando allí un joven se acerca a una de las chicas para jugar un juego de verdad o reto en una iglesia abandonada. Pronto descubren que el juego es más real de lo que piensan y que una entidad demoníaca los está persiguiendo para contestar la pregunta ¿verdad o reto? Cuando una película intenta emular a otras, lo mínimo que se le pide es tratar de mantener un nivel de simpleza. Verdad o reto busca aprovecharse de la fórmula ya conocida de adolescentes en peligro tomando malas decisiones: no sólo es algo visto en miles de películas, sino que además aburre al espectador. Mientras que la saga de Destino final tenia las ingeniosas maneras en que la muerte atacaba a los sobrevivientes y la cinta Te sigue cosechaba la paranoia no sólo de los protagonistas sino también del público, en Verdad o reto los desafíos son tan simples que agobian. Cuando eligen verdad los problemas de parejas o paternos salen a flote dilatando lo que cualquier amante del género está esperando ¿cuándo y cómo morirá cada personaje? Y en el caso de los retos parecen imposibles de superar, convirtiéndose en excusas más que suficientes para que el demonio tenga siempre las de ganar. Las actuaciones son pobres en general, aunque nunca se puede pedir mucho en este tipo de cine. Pero se vuelven más inverosímiles cuando los protagonistas son poseídos y ponen unas supuestas caras de locos o psicópatas utilizando un pésimo CGI.
Dwayne “The Rock” Johnson y el director Brad Peyton (Terremoto: la falla de San Andrés) vuelven a reunirse en Rampage: devastación, adaptación basada en la saga de videojuegos que arrancó en 1986. Davis Okoye es el jefe de una unidad contra la caza furtiva y protector de los animales. Tiene a su cargo un inteligente gorila albino llamado George, uno de los pocos en su especie. Cuando un experimento genético cae del espacio, infecta tanto a él como a otros animales. Como consecuencia comenzarán a crecer y perder el control atacando la ciudad de Chicago. Davis con la ayuda de la Dra. Kate Caldwell (Naomie Harris) tendrán que desenmascarar a la corporación Energyne, responsable de crear la sustancia, y obtener el antídoto para detener a George. La Roca es sinónimo de entretenimiento hoy en día en el cine de acción pero mientras algunas de las películas que realiza el actor rozan lo exagerado del realismo en Rampage: devastación, el concepto de realidad se olvida para dar lugar a la espectacularidad de las situaciones. Podemos creer que su protagonista sobrevive a la caída de un edificio esquivando escombros sin dificultades porque el film divierte sin pretender profundizar en su argumento. Los personajes son cliches (incluso desbordan lo grotesco si pensamos en los hermanos malvados responsables del virus). Incluso Jeffrey Dean Morgan impone el carisma de Negan su personaje en la serie de The Walking Dead, pero sin la maldad que éste representa. Desde lo visual la destrucción de Chicago hace remembranza al único objetivo del juego que era acabar con los edificios de la zona. Aunque las criaturas tienen algunos acabados que no terminan de convencer cuando se pone en balance su tamaño con sus protagonistas humanos, hay que rescatar que el chimpancé George desprende más simpatía y empatía con el espectador que otros animales de la pantalla hoy en día.
Un clásico del anime vuelve a las pantallas de cine con el estreno de Mazinger Z: Infinity de Junji Shimizu. La humanidad está celebrando la paz y el Mazinger Z descansa en un museo. El piloto Koji Kabuto está retirado de la batalla y ejerce como científico continuando la labor de sus antepasados. Sin embargo la tranquilidad termina cuando encuentran un Mazinger denominado Infinity con el poder de abrir un portal a varias dimensiones y acabar con la tierra. Muy pocos animes logran su estreno en Argentina y los pocos que lo hacen son aquellos que forman parte del recuerdo de las series que pasaban en la televisión en nuestro país, como Caballeros del Zodíaco, Dragon Ball y el caso aquí presentado. El anime vuelve con un dibujo que se adapta a los tiempos que corren, especialmente en su paleta de colores pero tampoco olvida la esencia más rústica de sus trazos o la inocencia impregnada en sus diálogos y situaciones. La trama de la película se desarrolla en gran medida aguardando la aparición del famoso mecha (robot japonés) Mazinger Z. Por momentos los conflictos se dilatan con divagaciones sobre el futuro de los personajes o cuestionamientos sobre si la humanidad es digna de ser salvada, algo común en los animes.
Ready Player One de Steven Spielberg Steven Spielberg se da el lujo de mostrar dos producciones este año. Después de su registro histórico con The Post llega el turno de la fantasía gamer Ready Player One. En el año 2045 los recursos de energía en el mundo se están acabando y la mayoría de la gente se refugia en una realidad virtual llamada Oasis. La historia sigue a Wade Watts, mejor conocido por su alias Parzival, un joven que, como muchos, busca los tres huevos de pascua dentro del mundo virtual, una serie de desafíos armados por el difunto creador de la plataforma James Halliday. Aquel que consiga triunfar en los mismos será el dueño de la compañía. Wade no estará solo, en la búsqueda lo acompañan Art3mis y su amigo Aech. Juntos deben enfrentar a Nolan Sorrento, el dueño de otra compañía que busca el control total de Oasis y del mundo. Spielberg consigue encontrar una historia que, en gran parte, se construye en referencia a las clásicas películas que ha producido o dirigido como Jurassic Park o Volver al futuro pero, para que su imagen no ocupe toda la adaptación del libro de Ernest Cline, el director también homenajeó a otros clásicos del horror como Chucky o El resplandor o, al muy querido, El gigante de hierro de Brad Bird. ¿Pero es Ready Player One una película con referencias a videojuegos? La novela se tomaba muy en serio el pasado de Halliday y los detalles que unían los desafíos a la capacidad que tenía Parzival para ir afrontándolos. Su conocimiento por los juegos de Atari era esencial, especialmente por ser la época en la que había crecido su creador. En el caso del film hay citas a varios juegos, cameos de algunos e incluso frases de otros. Está claro que la decisión de Spielberg era contactarse con un público masivo, que pudiera entender la acción de la película sin ser un jugador hardcore. Pero incluso los más jóvenes encontrarán personajes de Halo y Overwatch (juegos más actuales). Su apartado visual es un logro en decisiones. Separar la realidad y hacer el mundo virtual de manera digital no sólo funciona narrativamente, sino que también permite desarrollar mejor a los personajes basados en comics, animes, películas o videojuegos. La banda sonora que acompaña al film fue hecha por Alan Silvestri y los que agudicen el oído podrán encontrar acordes conocidos, mientras que las canciones no son excesivas y no abusan del ritmo ochentoso de la historia (pasa en otras producciones como Stranger Things). Finalmente, mientras que la novela tocaba ciertos temas sobre la disparidad social y la falta de recursos provocada por el maltrato al planeta pero también por el abandono del mismo a una realidad virtual, la película de Spielberg cierra con un mensaje claro pero no se extiende mucho en el mismo.
La pelea entre los robots jaegars y los monstruos kaijus está de regreso en Titanes del Pacífico 2: La Insurrección, con Guillermo del Toro esta vez en la producción y Steven S. DeKnight que debuta en el cine después de su paso por series como Spartacus y Daredevil. Pasaron diez años desde la primera parte y el mundo no ha tenido más ataques de kaijus. Cuando una nueva tecnología de drones parece que reemplazará a los pilotos en los robots jaegar, Mako (Rinko Kikuchi) llama a su medio hermano Jake Pentecost (John Boyega) hijo de Stacker (Idris Elba en la primera película). De a poco se irá revelando una conspiración que está decidida en acabar con la humanidad. Guillermo del Toro abandonó el asiento de director para dedicarse enteramente a su proyecto La forma del agua (y sí que tomó la decisión correcta). Mientras que un primerizo en el cine Steven S. DeKnight se hizo cargo de la dirección y el guion. Muchos esperaban que DeKnight incorporara su particular mirada sombría en los nuevos personajes o en su estilo visual, habiendo estado encargado de producciones para tv como Ángel, Spartacus o Daredevil pero Titanes del Pacífico 2: La Insurrección es todo lo contrario. Mientras que el primer film era lo más cercano que los fans de animes como Evangelion iban a poder ver con tanta magnitud, su segunda parte se apoya en recursos ya vistos en decenas de películas y en su apartado visual, exceptuando algunas secuencias iniciales, se asemejan más a los robots de Michael Bay en Transformers. La historia se esfuerza por introducir a Jake Pentecost, dejando algunas lagunas en la coherencia del universo creado. Y salvo algunas referencias, los sobrevivientes del primer film desaparecieron sin explicación, especialmente su protagonista Raleigh Becket que interpretó Charlie Hunnam. Los personajes secundarios no tienen la misma construcción que había impuesto del Toro y la cinta presenta algunos personajes nuevos adolescentes que en poco tiempo ya pueden manejar esta alta tecnología. Con tan poca información, que se brinda en minutos, el espectador ya no se acuerda cómo se llama cada uno. La banda sonora y los efectos sonoros eran un homenaje a los videojuegos y su música heavy metal. Aquí cumple sólo el rol de acompañamiento.
Fatih Akin, director de la multipremiada Al otro lado, estrena su nueva película En pedazos, protagonizada por Diane Kruger como una madre que pierde a su esposo y a su hijo en un atentado. Kruger interpreta a Katja una mujer casada con Nuri Sekerci, un kurdo de procedencia turca que vendía drogas y estuvo preso. Juntos tienen un hijo llamado Rocco. La historia comienza cuando Nuri, que estudió administración de empresas en la cárcel, va a su oficina con su hijo y son asesinados en un atentado terrorista. La investigación de la policía por momentos deriva en los negocios de Nuri pero Katja asegura que eso quedó en el pasado. En pedazos se apoya principalmente en la figura de Diane Kruger (que recibió el premio como mejor actriz en el Festival de Cannes). La historia se divide en tres capítulos, el primero es el atentado, luego la investigación y juicio a los responsables del mismo. Aquí la actriz hace uso de toda su fisonomía para expresar el dolor de una perdida. La cámara se queda todo el tiempo con ella pero no se involucra en los hechos, el espectador se convierte en un testigo más de los eventos. La historia comienza a explorar las relaciones familiares de los protagonistas y es a partir de estos conflictos que Akin recrea el pasado de Katja, tratando de justificar su postura y las acciones que realiza en el segundo capítulo. El juicio funciona como un análisis sobre las diversas culturas que conviven en la Alemania moderna. Mientras que el espectador sabe cuál es la verdad de los hechos, se siente igual de impotente que Katja frente a los tecnicismos y prejuicios que se sostienen y reafirman en el lugar. Finalmente el relato se centra más en la venganza. Aquí es cuando el film cambia el drama y el agobio por la tensión de las acciones de su protagonista. Aunque de menor duración, este desenlace deriva en un lugar común de justicia por mano propia y, de alguna manera, pone en relieve el vacío emocional del personaje. Akin, que se tomó su tiempo para construir ante nuestro ojos a su protagonista, concluye que no hay otra posibilidad para ella y que este final abrupto revela cómo todo puede cambiar de un momento a otro.
El jueves pasado llegó a las salas Luciferina de Gonzalo Calzada, una nueva cinta de terror argentino, un género que tiene muchos seguidores en nuestro país y que ahora aborda el tema de las posesiones demoníacas y los rituales paganos. Natalia es una joven que tiene el don de percibir el aura de las personas, ésto la mantuvo alejada de la gente y recluida en un convento. Tras el suicidio de su madre, ella debe enfrentar el verdadero pasado que dio origen a su poder. Junto a su hermana y un grupo de amigos inician un viaje al Tigre donde participan en un ritual para revelar el misterio. Calzada inicia lo que será una trilogía denominada La trinidad de las vírgenes, con tres jóvenes como protagonistas que sufren diversas posesiones. El tema no es común en el cine argentino, que explota más el género clase B de slashers y asesinos seriales. Aprovecha el entorno del Tigre para encerrar a sus personajes y aislarlos de la civilización. Las ruinas y lugares abandonados funcionan para ejercer el susto buscado. También aporta lo suyo el trabajo sonoro y estético de los efectos especiales. Mientras que los personajes están bien definidos y, salvo por algunos, la mayoría tienen las funciones clásicas de los estereotipos del género de terror. Lo que le juega en contra es tratar de explicar con muchos diálogos y flashbacks el universo que está creando, especialmente cuando el terror se deja de lado para dar lugar a una contienda entre el bien y el mal.