La Reconstrucción (espacial) La ciencia ficción ya a esta altura en el cine es como el género de la comedia, casi no quedan recursos nuevos por explotar, ergo se hace complejo buscar aristas atractivas o sorprendentes para enganchar al público. Y si por un lado se sabe como aquí diseñar un paisaje infinitamente desolador, extraño, casi real, cosa que ayuda y mucho a que una propuesta sea al menos bien presentada, pero con eso solo no alcanza. La historia que ofrece el director Joseph Kosinski muestra una especie de guerrero solitario del cosmos -La tierra ha sido hecha pelota y quedan solo vestigios ruinosos-, que patrulla para tratar de salvar los pocos recursos que quedan para sobrevivir y además combatir a unos alienígenas denominados "carroñeros", a su vez él tipo lleva una vida tranquila, apacible junto a una mujer que oficia de ayudante, conviviendo en una suerte de satélite.Pero hay sueños, casi premoniciones, y una visita inesperada de otra mujer, y allí la supuesta monotonía se trastocará. El guión pegará un volantazo y la trama planteará situaciones que no dejan de ser atractivas para el público. Hay que decir que a la inmensidad fría e infinita del paisaje, se la puede casi ver copiada del más puro western, aquello del hombre frente a lo gigantesco del panorama, unos escenarios futuristas que están maravillosamente logrados -el alto costo de este filme- pero si hablamos de "refritos y concomitancias" para el lado de la CF, la peli se relaciona con títulos casi olvidados como "La amenaza de Andrómeda" (1971, Robert Wise), "Naves Misteriosas" (1972, Douglas Trumbull) y algunas más actuales que de citarlas uno podría adivinar algo de su resultado, y esa no es jamás la intención de comentar una película de nuestra parte. Odiamos los "Spoilers". Las actuaciones son correctas , Cruise está ajustado a su rol protagónico, hace bien los deberes acompañado por Morgan Freeman, casi como un si "refrito" de él mismo, y dos bellezas bastantes distintas entre sí: la rusa Olga Kurylenko -tiene mucho de Catherine Zeta-Jones- y la británica Andrea Riseborough. Todo lo que compete a esta producción en diseño, arte, fotografía, música, edición, sonido, es de primer nivel, hablamos de calidad relevante, pero hay algo del guión en su historia que no termina de cuajar, cosas o bien ya remanidas y utilizadas en tantas pelis o recursos timoratos de cierre de filme.
Al final se fueron al carajo El director Brad Anderson es responsable entre otras cosas de ese bodrio superlativo llamado "La Oscuridad" (Vanishing on the 7th street, 2010), posiblemente una de las porquerías mas notables que hayan visto en la historia del cine, ahora arremete con este thriller cuyo 60 por ciento está bien construido, ya que su primera parte es efectiva, de sostenido ritmo, concretamente la parte que el psicópata secuestrador se lleva adentro del baúl a la niña rubia, y cuando es desarrollada la primera comunicación entre la operadora del 911 llamada Jordan (Halle Berry afeada, quizás para dar en el "Psyche du rol"), y la joven Casey (Abigail Breslin, ya crecidita desde su consagración en "Pequeña Miss Sunshine"). En la trama argumental están los tópicos básicos del género: la chica operadora es buena gente, se preocupa por el prójimo, tiene un novio policía bonachón, y decididamente a la hora de jugársela a lo grande -e imposible- lo hará, la secuestrada es linda, angelical, bien yanqui, y el desquiciado es un desecho de muecas comunes y redundantes, muy dignas de la escuela de interpretación de Karina Jelinek. Más allá de estas pequeñas consideraciones que nos darían un filme aceptable y entretenido -de hecho tiene bastante de ésto-, el director en vez de redondear la historia, le da un vuelco al final, el cual está colgado con alfileres, está (híper)traído de los pelos y es inaceptable, porque no es esperable del personaje de la bella Halle que al final se la haga desbarrancar de esa forma, lo cual parece dar lugar a la urgente necesidad de abrochar un cierre "Lynsa" a un pantalón...pegándolo con cinta de embalar, más o menos algo así, por decirlo de manera metafórica. En criollo: un final cagado que arruina al resto del metraje.
Tierra Fría No es simple cuando uno viene desarrollando una carrera como director de comedias románticas como Juan Taratuto pegar un giro de 90 grados para entregar un filme en extremo dramático.Eso es jugarse sin dudas, y confirma la inteligencia del director a no quedarse cómodamente pegado o instalado en lo que le venía funcionando, recordemos que "No sós vós, soy yo" (2004), "Quién dice que es fácil?" (2006) y "Un novio para mi mujer" (2008) tuvieron una muy buena aceptación tanto de público como de crítica, y cuando todo parecía certeza, surge la incertidumbre de conocer ahora su obra última. "La Reconstrucción" se construye presentando a Eduardo (un taciturno, desagelado, silencioso Diego Peretti) que tomándose unos dias en su labor en una gran Petrolera patagónica, irá reencontrarse con un amigo (Alfredo Casero) que intentará sacarlo de esa gris vida que lleva al ofecerle que lo reemplaze en su comercio en el centro de Usuhaia. Eduardo parece vivir cómodamente en la dejadez, en cierto abandono melancólico, vemos que bajo llave oculta una habitación con trastos de un pasado que en principio no conoceremos, pero también podemos intuir que el haber tocado fondo en su vida puede llevarlo a buscar cierta bocanda respiratoria como puede ocurrir con cualquier humano de este planeta.La trama mostrará pues como a partir de un hecho límite él tipo revisará la oportunidad que le ofrecerá la vida de desandar su solitaria alma en pena para empezar (quizás) otra vez a transcurrir. El oficio de Peretti es notable, compone un Eduardo increiblemente desolador por momentos y esperanzado por otros.Nos conmueve como forma inesperada, el paisaje frío del fin del mundo ayuda a ésto, la impecable fotografía y el resto de las actuaciones también. Hay que destacar una impresionante actuación de Claudia Fontán como la esposa de Casero y unas estupendas chicas que hacen de las hijas del matrimonio. Enhorabuena Taratuto por mostrar la capacidad de contar otra vez una historia que nos atrape.
Jack se anota un Poroto (mágico) En 1962, Nathan Juran un especialista en cine clase "B" realizó "Jack, el Matador de Gigantes", un ejemplo hoy visto con la inocencia y cierto encanto nostágico en parte a los FX señeros de Ray Harryhausen y en la línea de las aventuras de la serie de "Sinbad". Siempre es bueno para el cinéfilo hallarse frente una nueva versión de esos cuentos fantásticos llenos de magia y aventuras sin fin, aquí como se sabe el cuento tomado es el sempiterno "Jack y las habichuelas mágicas", tambien hay que recordar que existe una versión de Disney donde el protagonista en versión animada es el ratón Mickey. El realizador Bryan Singer (el mismo de "Los sospechosos de siempre", "X-Men", "Operación Valquiria" y otras), tuvo la oportunidad de rehacer la historieta con un generosísimo presupuesto y unos personajes diseñados de última generación para redondear la célebre leyenda que incluye la guerra entre los habitantes de un reino y una horda de curiosos gigantones. Pero algo curioso es ver que la propuesta navega en aguas de lo infantil tanto como en lo light-sádico, así uno se pregunta para quien realmente esta pensada la película, hay que ver que en sala uno siente como los muy niños espectadores al inicio pasan una largo tiempo aburridos sin entender tanto palabrerío y que luego podrán asustarse. Eso si, la producción no escatimó en contratar actores relevantes como Ewan Mc Gregor, Stanley Tucci e Ian MacShane, mostrar una notable fotografía, una dirección de arte maravillosa, y si uno saltea aquello de la confusión de para quién realmente está dirigida, se podrán pasar casi dos horas de buen y seguro entretenimiento.
Oh mamá, ella me ha asustado Lo decíamos al ver la reciente y relevante "La cabaña en el Bosque", cada tanto en cine de género se descuelga con un filme atractivo, con ideas y bien llevado. Esto es que da lo que sirve para el disfrute máximo del espectador-fan, multiplicando posibilidades de oxigenar un género que ofrece muy seguido basura. Esta producción de origen Canadiense-española, producida por el inefable Guillermo Del Toro, que siempre en sus elecciones sabe de calidad y olfato comercial, es el debut en la dirección de un largometraje del argentino -radicado en españa- Andrés Muschietti, quién desde el vamos se prodiga una carrera con futuro promisorio. Aquí brinda una historia donde dos pequeñas niñas son buscadas durante 5 años por su tío, ya que han desaparecido junto a su padre misteriosamente, el mismo día que éste matara a su madre. Las nenas aparecerán pero en estado semi-salvaje y acompañadas por la madre adoptiva del título, qué además tiene atrás su propia historia. La peli enhebra su narración con absoluta truculencia, con momentos de marcado espanto, es decir no hay sangre a borbotones, ni muertes espeluznantes sino ese terror inteligente de filmes como "Los otros" (Alejandro Amenábar, 2001), dándole al espectador la manera de asustarlo más subjetiva: con lo que no se vé o apenas..!. La actuación de Jessica Chastain es sobresaliente como es de esperar y luce como irreconocible morocha, las nenas son pichones extraordinarios actuando -uno se cree todo lo que les sucede y no es poco-, y el actor Nikolaj Coster-Waldau es danés y lo vimos en otra inolvidable del año pasado: "Cacería implacable". Lo dicho, es un muy ejemplo del género horror en el cine, ofrece una historia aceptable, bien contada y artísticamente excelentemente producida.
Ventana indiscreta para espiar a Hitchcock Unos dias antes de ver este filme, pude acceder a ver "The girl"(2012,Julian Jarrold), correcto telefilme que refleja las vicisitudes de Don Alfred H. ante su rubia nueva "Tippi" Hedren en la filmación de "Los pájaros", resaltando la supuesta fijación morbosa que despertaba la debutante actriz ante él, y a la vez como el mago del suspenso veía frustadas sus actitudes de acercamiento a poder relacionarse con alguna otra mujer que no hubiese sido su esposa y única fémina en vida: Alma Reville.Por cierto aquí vimos al personaje base encarnado por ese estupendo actor Toby Jones, que daba una muy exacta máscara, en tanto Alma estaba muy acertada en la figura y talento de la venerada Imelda Stauton. Pero no daba más que eso, de ser un correctísimo producto de HBO. Ahora con ésta, los espectadores cinéfilos estarán a sus anchas -aunque tanto se ha criticado la personificación de Anthony Hopkins, que tampoco es como opinaron algunos un desastre-, y lo que disfrutarán es acercarse casi indiscretamente a lo que fué la búsqueda, preparación y ejecución de una de las mayores obras del director: "Psicosis" de 1960. También la trama brinda pinceladas de la relación entre éste y su mujer, se sabe claro que su carrera pródiga en títulos notables, no hubiese sido lo mismo de no haber estado Alma en su vida. Y se vincula a la guionista y asistente con otro de su profesión como un romance tampoco no consumado, lo cual desata reacciones del obeso inglés que se dedica más a ser un sibarita de gutos alimenticios muy refinados y excesos etílicos varios. Todos los que hemos buceado en su vida, conocemos que reemplazó el sexo que no tuvo por los placeres gastronómicos de manera desaforada. La pregunta es "Pero qué no se sabe de Hitch"??, Donald Spoto en su gigantesca biopic lo define como "Un almacén de todo cuanto de contradictorio hay en la naturaleza humana". En la peli hay guiños de humor como cuando se inicia y finaliza con Hopkins hablando a la cámara en un símil de presentación de la fabulosa serie de TV "Alfred Hitchcock presenta", el tema de querer censurar al filme por mostrar por primera vez un inodoro en pantalla o las fantasías al dislumbrar la presencia del asesino genuino en el cual se basa la trama de "Psycho" y lo cual tan solo es un producto de su poderosa imaginación. El filme no trae nada nuevo para quiénes disfrutamos de su filmo de memoria, ergo defraudará a muchos, no obstante es simpática. Helen Mirren es mucho más atractiva que la verdadera "Alma", Scarlett más provocativa que Janet Leigh, Jessica Biel está lejos de parecerse a Vera Miles y si el actor James D'Arcy es un calco total de Tony Perkins. La única heredera hija (Patricia), es autora de unas memorias tituladas "Alma Hitchcock: the woman behind the man" (La mujer detrás del hombre), donde sostiene que si bien todo el mundo consideraba a su padre un genio, ella prefirió escribir sobre su madre. No puede haber reconocimiento mayor. Y en el libro, Patricia habla de Alma como de una persona feliz, sin resentimientos, a la que no le importó que todos los méritos se los llevara su marido, aunque ella colaborara en casi todas sus películas y tomara decisiones claves. Sus padres tuvieron un matrimonio larguísimo, y a ambos los unía el humor y la dedicación al trabajo fílmico.
Causa y suma de voluntades Paul Thomas Anderson ya ha dado en corto tiempo algunos títulos impresionantes en el cine como Magnolia(1999) o Embriagados de amor (2002), otros en menor escala como Boogie nights (1997) y Petróleo Sangriento (2007), es decir un muestrario de jerarquía en tan endeble cine americano de los últimos años. Ergo, es una mosca blanca dentro de Hollywood, como Wes Anderson por ejemplo. "The Master" sea posiblemente una de sus obras más jugadas aunque no conforme un todo de redondeo para ser una pieza maestra del cine. Inspirada en la figura de L. Ron Hubbard, hombre llave de la denominada "Iglesia de la ciencialogía", que por los años 50, época de postguerra y crecimiento de nación estadounidense, ejercitaba un método de superación personal: Dianética. Pseudosanación social que con las décadas derivaría en la explosión colectiva que hoy ya ha generado adherentes famosos como Tom Cruise, Travolta, la hija de Elvis Presley etc. En verdad hay mucho misterio alrededor de este sistema de creencias y enseñanzas, propuesto como una filosofía laica y posteriormente, reorientado como una suerte de "filosofía religiosa aplicada". En los Estados Unidos está aceptada como una religión, por lo que está exenta de pagar impuestos pero algunos la definen como secta y que su interés es netamente económico. Joaquín Phoenix es aqui un ex-marine que su vuelta a la civilización, lo manifiesta carente de estabilidad emocional, algo irascible, psicótico, violento y hasta adicto a su propia bebida alcohólica destilada que entre otras rarezas suele llevar...."Diluyente de pinturas" (Thinner). Conocerá en su vagabundeo al "Master" Lancaster Dodd (Phillip Seymour Hoffman en una actuación memorable para la historia del cine) que verá en él, algo nuevo para experimentar, para convertir en un casi "Conejito de Indias", pero con la inestabilidad y la incertidumbre del primero no será cosa fácil. El carismático Dodd tiene una esposa(Amy Adams notable), personaje que con pocas palabras puede mostrar porqué atrás de un supuesto tipo líder puede estar una mujer influyente. El filme es un muestrario de actuaciones calificadas, trae una banda sonora magistral y ni que decir de la estupenda fotografía que resalta la totalidad de un viaje cinematográfico a ninguna parte, porque igualmente a la película le falta pasión, y su guión hace agua. Faltó algo para haber montado una obra mayúscula, es lógico indicarlo que esto hará que no sea un filme para cualquiera, ya que es algo compleja, sino se sabe apreciar un cine de más incógnitas individuales sembradas en el espectador que bondades servidas en bandeja.
Por mis Pistolas Quentin Tarantino no es un prodigio de creatividad, sino es más bien un maravilloso copista. Calca a la perfección al cine de los 60, 70 y 80 que seguro vió mucho cuando trabajaba en una tienda de videos, y que su visión en extremo cinéfila lo lleva a rendir culto a un cine de subproductos, aún más abajo de la clase b y el cual redondea con una absoluta estética bizarra, sin embargo desmesurado como es retorna ahora con cierta prolijidad narrativa. Su cine homenajeó antes al género blaxploitation ("Jackie Brown"), a los filmes de acción asiáticos ("Kill Bill"), a las bélicas de grupo ("Bastardos sin gloria"), a las de carretera ("A prueba de muerte") y muy relevantemente al género Noir/Crimen ("Perros de la calle", "Pulp Fiction"), ahora la arremete con sentido culto al género "Spaghetti-western", tomando prestado al personaje ícono "Django", nacido en 1966. Aquí salvo el nombre y la utilización de cierta música original, más la presencia gentil y breve del intérprete de aquella: Franco Nero, nada reviste concomitancia o similitud, esta propuesta es otra cosa. Partiendo de un "Django" negro y esclavo (Jamie Foxx contenido) que es liberado a cambio de información por el cazarecompensas Schultz (brillante y excepcional Christoph Waltz)para embarcarse en una historia de caminos y venganzas, Tarantino aquí apuesta por mostrar como pocas veces individuos de alma, o sea por no decir humanitarios, donde irán a recuperar la esposa del personaje principal, una negra que es martirizada y también esclava dentro de una plantación inmensa llamada Candyland, donde su dueño Calvin (Leo Di Caprio al palo) tiene como entretenimiento adiestrar esclavos "mandingos" para que se maten entre ellos. La brutalidad y ferocidad de éste se acompaña con su lacayo (Samuel L. Jackson, negro pero déspota infame y sumiso de su amo). Sin dudas el pecado uno de Q.T. es alargar una historia que bien podría ser más corta, llenarla de imágenes generosas en balaceras y estallido sanguinolento, pero que entretiene y hasta divierte como las reflexiones de Schultz o inolvidables diálogos cómicos entre los jinetes que se parecen al "Ku Klux Klan". Reviste de coloración y fotografía al estilo de aquellos filmes de cowboys del pasado y hasta incluye una interminable banda sonora con re-utilización de soundtracks de Ennio Morricone, del argentino Luis Enríquez Bacalov -autor de los temas de otrora de la peli "Django"-, algunos modernos rapeados o llamativos como James Brown, Jim Croce, Johnny Cash, hasta Franco Micalizzi con su tema de títulos de "Me llaman Trinity". Igual hace con hacer participaciones curiosísimas que solo pueden disfrutar los cinéfilos avezados, mete en papeles rápidos o a veces insignificantes a veteranos actores como Russ Tamblyn, Don Stroud, Tom Wopat -uno de los "Duques de Hazzard" de la tevé-, Ted Neeley -aquél Jesús de "Jesucristo Superstar"-, Lee Horsley -olvidado actor de "Matt Houston", éxito de los 80 de la TV-, Robert Carradine, Bruce Dern, Michael Parks, y así. El Tarantino "style" sigue vigente, y puede ser muy "cool" para sus fans, y -en el caso nuestro- agradecido hacedor de homenajes tardíos, pero si se puede hacer arte de esto con su ya cimentada estética del copiado, a lo cual suma más, entonces estamos por cierto ante un espectáculo valedero y fiel asi mismo.
Gente como uno David O. Russel es un meritorio director, ya nos había conmovido con "El Ganador" (The fighter, 2010) donde ofrecía la conflictiva relación entre dos hermanos, uno devenido en leyenda y arruinado por su adicción al crack y el menor como un campeón en carrera, que peleaba no solo arriba del cuadrilátero sino con los fantasmas de su hermano casi irrecuperable, también había una familia opresiva con una madre sofocante y siete hermanas insoportables, un pueblo exigente, y el amor de una chica que no se quedaba atrás en sus influencias sobre el boxeador. Pelear contra duros contrincantes, y hacerlo contra las vicisitudes cotidianas a veces es casi lo mismo. En cierto punto este realizador retoma algunos conceptos que parecen una constante en su cine, aquí Pat (Bradley Cooper) sale de una institución psiquiátrica para retornar a casa de sus padres (Robert de Niro estupendo, como hacía rato no lo veíamos, y la madre Jackie Weaver, que define más de una escena con su intensa y bella mirada), obsesivo quiere recuperar a su ex-mujer que lo engañó, y a cuyo amante, Pat molió a palos. Conocerá a Tiffany, chica "guarra" del barrio con otro cargamento personal de pálidas personales, y entre ellos se formará un vínculo extraño que permitirá "quizás" apreciar ese costado luminoso de la vida que suele estar en la vida de muchos en permanente oscuridad. En definitiva todo redondea una historia de amor, ni más ni menos. Si en el pasado la gente se conmovía con pelis que aún se recuerdan como "Angustia de un querer" (Love is a many splendored thing, 1955) o "Algo para recordar" (An Affair to Remember, 1957), y en los 90 funcionaba con "Sintonía de amor"(Sleepless in Seattle, 1993), hoy 2013 porqué no habría de funcionar con una historia como ésta..?? Párrafo aparte para Jennifer Lawrence (Tiffany), cada vez más actriz, cada vez más atractiva y absoluta, y con terrible afano de toda la peli.
Lincoln, el gran debate político Nunca se puede esperar menos de Steven Spielberg, él sabe como montar un mega-espectáculo fílmico con jerarquía y estética artística, dificulto que haya mediocres actuaciones, regular fotografía, vestuario, etc, tiene todo y consigue todo para montarlo. Con esta gran producción concreta su acariciado sueño de ofrecer en el cine, la imagen y postura del presidente Abraham Lincoln en sus últimos cuatro meses de vida, con el difícil objetivo de restaurar la unión estadounidense y la aprobación de la 13º Enmienda, aquella que abolía la esclavitud. Sobre la maravillosa e irrepetible máscara del personaje está la brillante composición de un actor con mayúsculas: Daniel Day Lewis, atrás enseguida las memorables actuaciones de Sally Field como la sufrida esposa y Tommy Lee Jones encarnando a Thaddeus Stevens -un áspero radical no negociable-, con una significativa y encomiable recreación histórica de época, y por sobre el disfrute de ver los debates que se generan. Quizás la primera parte del filme sea bastante lenta pero la segunda parte se convierte en un hallazgo de la retórica política sin desperdicios. Filme que no es para cualquiera, y si para los cinéfilos consecuentes de propuestas enmarcadas con la posibilidad de instruirse históricamente, o al menos algo así.