La nueva película de Pablo Trapero (“El clan”, “Elefante blanco”, “Carancho”), protagonizada por Martina Gusman, Berenice Bejo, Graciela Borges, Joaquien Furriel y Edgar Ramirez, relata con profundidad e intimidad un drama familiar que atraviesa diferentes temáticas como la identidad, el amor, los secretos y las mentiras, en el contexto de personajes acomplejados y desgarrados desde lo emocional. Tras un inesperado evento que deja al padre de Mia (Martina Gusman), en estado de coma, la familia decide unirse para juntar fuerzas y enfrentar el momento que les toca vivir. Eugenia (Berenice Bejo), quien vive en París, no duda en trasladarse a Buenos Aires cuando se entera que su padre esta grave, y se instala junto a su hermana en “La quietud”, la majestuosa estancia familiar donde vive la madre de ambas, Esmeralda (Graciela Borges). El fuerte lazo que une a Mia y Eugenia, y la relación entre ellas dos, mas allá de como se vinculan estos personajes con los restantes, genera la reflexión de cuan poderoso puede ser el amor entre hermanos, en este caso, hasta tal punto en donde la estabilidad emocional de una depende de la otra. Si bien la película gira en torno de Mia, pues el devenir de los hechos los vemos a través de su mirada, hay que destacar el sublime trabajo de Graciela Borges, una actriz enorme que no solo le da a su rol múltiples matices, sino que se pone al hombro escenas de gran carga emotiva y dramática, que resuelve con el oficio que lleva en su haber. La dirección de arte y de fotografía, logran trasladar al espectador a “La quietud”, en donde transcurre gran parte del filme, lo que hace que de alguna manera todo se vea potenciado, el contraste entre ese espacio de calma, y lo que ocurre entre los personajes allí mismo, vuelve más interesante la historia, que se toma su tiempo en contar de forma detallada aquello que ocurre. La multiplicidad de temas que abarca la película, podría tornarla ambiciosa, pero “La quietud”, en este sentido, logra armonizar todo lo que ocurre de forma tal que el relato lejos de deslucirse frente a tantos hechos, se vuelve cada vez más interesante profunda. El filme, con una precisa y detallada dirección de Pablo Trapero, atraviesa los secretos y deseos de una familia con todas las complejidades que esto implica.
El film dirigido por Luis Ortega, y escrito por él mismo junto a Seguio Olguin y Rodolfo Palacios, que brilló en Cannes este año y llegó a nuestra cartelera el pasado 9 de agosto, lleva más de medio millón de entradas vendidas y puede verse en múltiples horarios en numerosas salas del paìs. ¿A qué se debe el éxito? Ya desde que apareció el año pasado el afiche oficial de la película en las redes, la gente comenzó a manifestarse a favor de la misma: querer adentrarse en la historia de uno de los asesinos más reconocidos del país es un hecho que no conoce generaciones, y que atrapa a un público que suele dividirse a la hora de elegir que ver. En este caso, tanto los cinefilos, como quienes van esporádicamente a las grandes salas, se mostraron deseosos de ver la película que cuenta con un elenco de notables actores, y un rubio de cabello enrulado como protagonista principal. Luis Ortega (“Lulu”, “Monobloc”, “Historia de un clan”), llevó adelante un trabajo de dirección, en donde no solo logró el destaque de cada uno de sus actores, sino que supo como enfocar la película desde un punto totalmente diferente al que uno podría imaginarse: “El ángel”, en este sentido, no es una biografía, ni un policial: Alejada de todo estereotipo, el film ahonda en la personalidad de Robledo Puch para mostrar una faceta intimista, un “detrás de escena” del asesino, que logra causar hasta empatía en diferentes momentos. Si bien la película recorre algunos de los hechos delictivos cometidos por Robledo Puch y su banda hasta que es detenido y encarcelado, así como muestra la indiferencia del asesino a la vida ajena de lo demás, lo interesante del relato que construyó Ortega está ligado a los vínculos que el protagonista principal construye con su entorno: una madre consternada, un padre que parece haber perdido las esperanzas, y una familia que lo recibe y lo premia por su desfachatez y habilidad criminal. Uno de los pilares del film, es sin duda el vinculo que logran construir desde lo actoral, Lorenzo Ferro y Chino Darín, quienes se lucen construyendo mucho más que la relación existente entre dos criminales: se vislumbra con estilo y profundidad un lazo cargado de unión, humor y complicidad, atravesado por la propia subjetividad de los roles que ambos actores interpretan. Acerca del ángel en cuestión, Lorenzo Ferro (20), hijo del actor Rafael Ferro, reconoció saber poco acerca de Robledo Puch cuando llegó al casting, y quizás esa falta de conocimiento, sumado a la personalidad del joven actor, lo volvieron ideal para llevar adelante este rol. Desde su primera aparición en la película, hasta la última escena de la misma, el personaje esta brindando información, en cada mueca, palabra o acción que realiza, además del impecable y detallista trabajo de Ortega, está “Toto”, como es conocido Lorenzo, llevando adelante un trabajo que lo transforma en una promesa de nuestro cine. Acompañado con un estelar elenco, y la participación especial de Peter Lanzani como “Miguel”, el relato se vuelve hipnótico, y atraviesa múltiples estadios desde lo emocional, y aquí nuevamente la habilidad de Ortega de realizar un film totalmente creativo, y estéticamente impecable.
El nuevo filme dirigido y escrito por Brandon Christensen, y protagonizado por Christie Burke, Jesse Moss, y Rebecca Olson, es una película de terror más que no sorprende ni asusta, cayendo en lo predecible en varias escenas. Mary (Christie Burke) y Jack (Jesse Moss), son un joven matrimonio que recibe a su hijo recién nacido, con el dolor de haber perdido al otro durante el parto. Mary, debe desdoblar el dolor por la perdida, con la fuerza necesaria para poder darle al otro niño todo su amor y dedicación. Afectada por lo que está viviendo, y con un esposo ausente por trabajo, Mary comenzará una amistad con su vecina, Rachel (Rebecca Olson). A través de diferentes situaciones perturbadoras, Mary comenzará a descifrar que sus alucinaciones, no tienen que ver solo con ella, sino también con la existencia de un ente vil que quiere llevarse a su hijo (tal como se encarga de anunciar el titulo de la película en nuestro país). La “lucha” entre el demonio y Mary para salvar a su hijo, no logra alcanzar tensión ni mucho menos terror, el planteo del filme es superficial, y no logra tomar vuelo ni aún en las escenas que potencialmente podrían haber marcado un punto de inflexión en la historia. Con pocos elementos de los cuales se pueda profundizar, la película se encarga de mostrar y explicar con detalles todas las situaciones que muestra. El resultado del filme quizás entusiasmará a los jóvenes que quieran asustarse y saltar del asiento, efecto producido claro, por sus propias motivaciones, y no por lo que la película exhibe.
Lo carcelario desde adentro, y en vez de violencia, letras y dibujos: el director Diego Gachassin (“Los cuerpos dóciles”), se adentró en una cárcel de máxima seguridad en Florencio Varela para mostrar como en el pabellón 4, un grupo de presidiarios toma clases de filosofía con un mentor, que además, les enseña boxeo y los ayuda para que puedan tener un transitar mejor. Una experiencia real, que sirve para visualizar otro submundo dentro de las cárceles poco exhibido. Este documental, escrito, producido y dirigido por Gachassin, presenta a Alberto Sarlo, un abogado y escritor que hace más de 7 años lleva adelante una tarea que parece utópica: enseñarle filosofía a los presos. A partir de esta experiencia, y desde el punto de vista de Sarlo como protagonista, se conocerá la historia de los presos/alumnos de este taller, en donde se analizan filósofos para así entender la realidad desde distintos puntos de vista. Codo a codo con Sarlo en esta tarea, se encuentra Carlos Mena, quien tras haber cumplido su condena, sigue comprometido con la causa y asiste con frecuencia a los encuentros entre Sarlo y sus ex compañeros de prisión. Asimismo, se embarca en un proceso de busqueda personal muy relevante para su construcción como hombre libre. Tanto para él, como para muchos, la carcel fue una escuela, de la cual salió con un bagaje indispensable para su vida en libertad. El filme aborda la temática carcelaria a partir de lo que esta experiencia de estudiar, leer libros, componer música y redactar cartas, significa para los internos: algo que los transforma y que los hace pensar acerca de si mismos, en un futuro que tarde o temprano llega: la vida en libertad. Así, con alusión a Sartre, Foucault y Heidegger, entre otros, estas personas significan ciertos conceptos, y entienden de otra manera la realidad que viven. Con un fuerte mensaje social, Gachassin recorre la temática de la violencia carcelaria sin mostrarla, también ahonda en las subjetividades de los protagonistas evitando los golpes bajos. “Pabellón 4” es una película bien contada, y para nada pretenciosa, con una denuncia clara a un estado ausente.
La opera prima de Ari Aster no apela a recursos cliché, sino que ofrece un estilo de terror pocas veces visto en el cine, generando climax que no sobresaltan pero que impactan visualmente. No es fácil hacer una película de terror exitosa, el miedo es un sentimiento difícil de transmitir a la audiencia. Cada persona tiene algo distinto a que temer y quienes consumen mucho material de terror terminan generando acostumbramiento a las recetas repetidas (entonces ya no van al cine a experimentar miedo, sino a ver una hora y media de muertes y persecuciones creativas) de forma que que los fanáticos que ya no se asustan con tanta facilidad tienen que recurrir a formas más fuertes o distintas para sentir miedo, ya sea con videojuegos, libros, cortos, creepypastas o formatos afines. Ésta película trae un aire de originalidad al género que no percibo desde hace tiempo, asusta, perturba y angustia. El argumento no se presenta de inmediato, sino que hay que descubrirlo a medida que avanza la película y luego de terminada esta, todavía no se entiende del todo, siguen quedando cosas por descubrir y entender (Uno incluso puede ver artículos o videos en youtube con la explicación más completa de la trama) lo cual la hace muy interesante para aquellas personas que disfrutan de analizar películas, ver a fondo sus aristas, buscar detalles en el fondo de las escenas o incluso elaborar teorías. Las personas que solo buscan una película para pasar el rato también la podrán disfrutar si la entienden a fondo (o casi) a la primera vez que la ven, pero no creo satisfagan sus expectativas. Todo el filme se encuentra atravesado por un aire siniestro, malvado y estresante similar a los títulos mencionados. El director se tomó su tiempo para contar la historia: con dos horas de duración es más larga que las películas convencionales de terror (No apta para impacientes) y durante casi todo este tiempo logra transmitir una profunda sensación de angustia, en una parte por las situaciones que atraviesan los personajes y por otro lado por las excelentes actuaciones de los mismos. Debe destacarse el papel de la madre (Toni Collette), quien realiza un trabajo de composición impecable. Pocas veces podemos ver interpretaciones tan convincentes y profundas en un género que apela más a mostrar sangre o gritos que buenas actuaciones. De los rubros técnicos, además del diseño de producción impecable, maquillaje e y los efectos especiales, pocos pero determinantes, el sonido tiene un protagonismo que se aprecia a la perfección en el cine, donde la tecnología de sonido 3d nos sumerge de lleno en la historia. Es el primer largometraje del director Ari Aster, y definitivamente el mundo del horror quedará a la espera de sus nuevos proyectos.
El nuevo filme de Johannes Roberts (“47 metters down”, “Darkhunters”), es una entrega de un tipo de filme que esta condenado a repetir una estructura fallida que genera mas risa que miedo. Quien vio la primer entrega sabe de que se trata: personas enmascaradas que matan por codicia derramando sangre por doquier. En esa oportunidad, Roberts tenía la posibilidad de imprimirle al filme alguna singularidad que lo volviera efectivo, pero no lo hizo y el resultado está a la vista. En “Los extraños: cacería nocturna”, una típica familia norteamericana va a pasar unos días en el campo de sus familiares, ubicado a las afueras de la ciudad, cuando son sorprendidos por la silueta de una joven mujer que sin motivo los interroga para luego irse entre los arboles. El posterior descubrimiento de un cruento asesinato detona la “cacería” que comienza más tarde. Muerte y sangre sin sentido, son los elementos mas significativos de la película. Si bien los actores realizan un buen trabajo, ni el guión, pobre, y por momentos ridículo de Bryan Bertino y Ben Ketai, ni la dirección, logran una arista positiva. La película no es otra copa que una opción extremadamente básica para los amantes de la sangre, que nada tiene que aportar al genero del terror, tan bastardeado en los últimos años. Calificación: Mala.
El nuevo filme del prestigioso director y productor, Richard Linklater, plantea una historia cargada de amistad y emotividad, con grandes actuaciones, que cautiva al espectador por su simple, pero bien lograda narrativa. Después de 30 años de haber batallado codo a codo en Vietnam, Larry “Doc” Shepherd (Steve Carell), logra reunirse con sus dos camaradas de la Marina, Sal Nealon (Bryan Cranston) y Richard Mueller (Lawrence Fishburne), con el objetivo de pedirles ayuda para llevar adelante uno de los más dolorosos momentos que un padre puede atravesar: enterrar a su hijo Larry, recientemente fallecido en la guerra de Irak. Movilizados por un sentimiento de camaradería que se mantiene intacto a pesar de los años y la distancia, y de haber construido estilos de vida muy diferentes, Sal y Richard deciden ayudar a su amigo, y emprenden el camino que los llevará a buscar el cuerpo de Larry, entre discusiones, risas, planteos y recuerdos. Linklater, ganador del Premio del Público en el Virginia Film Festival por este trabajo, logra relatar la resurgente amistad de estos tres soldados, evitando lo solemne y relatando una historia que se luce por su simpleza y profundidad. Los planos cortos en locaciones reducidas, aportan una intimidad que se centra en los vínculos, logrando recrear esos diálogos cotidianos y miradas cómplices que son tan reconocibles en cualquier charla de amigos. Las actuaciones de Cranston, Fishburne y Carell son magnificas: ejecutan personajes muy bien definidos, y para sorpresa de quienes tildaban a Carell como un actor cómico, aquí logra hacerse de un “Doc” lleno de matices. Una labor realmente notable. Potente, emotiva y divertida, “El reencuentro” (como se tradujo en nuestro país), es una muy buena opción para los cinéfilos.
La nueva película dirigida por Ava DuVernay (basada en la novela de Madeleine L’Engle), y producida por Walt Disney Pictures y Whitaker Entertainment, es un film con un elementos técnicos que deslumbran, pero con un argumento débil que no logra sostenerse a través de su duración. El titulo original del film “A wrinkle in time”, nos señala que existe un “pliegue” en el tiempo, en el cual Meg (Storm Reid), Calvin (Levi Miller) y Charles Wallace (el sorprende y divertido personaje que encarna el joven Deric McCabe) logran ingresar para buscar al Dr Murry (padre de Meg y Charles), quien hace cuatro años ha desaparecido sin dejar rastro. Este inesperado viaje tiene como guías “del mas allá”, a Mrs Wich (Oprah Winfrey), Mrs Who (Mindy Kaling) y Mrs Whatsit (Reese Witherspoon). A partir del inicio de la travesía, que demora bastante en concretarse de forma innecesaria, DuVernay nos trasladará a diferentes mundos como Uriel, Orion e incluso el oscuro Camazotz, en donde podremos ver sin duda, lo mas valioso de la película: los efectos visuales y la dirección de arte: llenos de color, magia y emoción. En busca de su padre, Meg y Charles, junto a Calvin como como tercer protagonista, conocen lo fantástico de esos mundos, pero a la vez deben enfrentarse a sus propios miedos. Si bien DuVernay se encargó de explicar que la película está destinada a niños entre 8 y 12 años, lo cual no es necesario aclarar, lo cierto es que el argumento y la previsibilidad del film, sumado al deslucimiento del reconocido reparto en función de un guión y un relato que no los beneficia, hace que la película no logre despegar nunca. Con frases hechas, consejos clichés sobre la vida y el amor (de los cuales ya estamos un poco cansados), el film parece estar anclado una década atrás: nada de lo que propone es nuevo ni sorprende. Del equipo de actores, se destaca el niño Deric McCabe, en un personaje divertido y simpático, mientras que por parte de los adultos, Reese Witherspoon logra transmitir la frescura a la que nos tiene acostumbrados. Por otro lado, es una pena ver a Oprah Winfrey tan desaprovechada, y acá otra vez, DuVernay y los guionistas (Jennifer Lee y Jeff Stockwell) deben asumir esa responsabilidad. El universo mágico y las producción millonaria de Disney se exhiben en este nuevo producto, pero, lamentablemente, la magia dura poco y los millones, no guardan relación con el resultado final.
El nuevo film del libanés Ziad Doueiri (“The attack”, “West Beirut”), “El insulto” (L’ insulte), nominado al Oscar como mejor película de habla no inglesa, y premiado en esa categoría en varios festivales, es un potente e inquietante film, cargado de fuerza y emoción, que permite reflexionar sobre el significado de las palabras, el orgullo y las convicciones. Para entender el entorno social que relata con realismo y crudeza el film, nos trasladamos a Beirut, en donde Yasser Abdallah Salameh (Kamel El Basha), un palestino refugiado que trabaja como capataz de obra, decide reparar una cañería externa de la casa de Tony Hanna (Adel Karam), un libanés católico y militante, que al percibir esto, reacciona de mala manera. A unas palabras ofensivas, le siguen miradas cargadas de bronca. Días más tarde, estos mismos personajes vuelven a cruzarse, y en el marco de una discusión, un insulto: único, ofensivo, que los llevará a Yasser y Tony a la justicia en el marco de un proceso que desatará una gran polémica social, manifestaciones, bandos étnicos encontrados, y personajes secundarios que también se enfrentan en pos de defender aquello en lo que creen. Los que relata con inteligencia el guión de Doueiri y Joelle Touma, nos permiten seguir con detallismo e inquietud, la sucesión de hechos que le acontecen a los personajes desde la primer escena en la que se cruzan, y durante todo el filme. A su vez, se nos revelará, con emoción, pero lejos de recursos lacrimógenos, el pasado de Yasser y Tony, lo que nos permitirá saber de dónde vienen, y, sobre todo, que es lo que piensan y porque lo sostienen. Recurriendo a la crudeza de los hechos históricos, la película se desarrolla casi en su totalidad durante un juicio en donde, la pruebas para justificar “el insulto” nos develarán ideas, cuestiones de honor, y el respeto de la identidad. Los trabajos actorales de Kamel El Basha y Tony Hanna son de una potencia abismal. Ambos, en personajes totalmente diferentes, logran transmitir con convicción no solo dos roles, sino dos historias, igual de fuertes y comprometidas. “El insulto” es uno de esos filmes llenos de aristas por recorrer, con una producción de gran calidad, y sobre todo, con una historia contundente y valiosa muy bien contada.
El nuevo filme de David Gordon Green (reconocido director de cine y TV), se centra en un hecho real como lo fue el atentado en la maratón de Boston en 2013, para exhibir el mundo íntimo de una de las víctimas. A partir del amor que Jeff (Jake Gyllenhaal) le sigue profesando a su ex novia Erin (Tatiana Maslany), es que decide ir a recibirla con un cartel hecho a mano a la meta de la famosa maratón que se corre año a año en Bostón. Con la expectativa de pensar que diría Erin al verlo allí parado, Jeff se ubica en uno de los costados en donde el público espera a los corredores. Minutos después, la tragedia: dos bombas explotan en la linea de llegada, y Jeff recibe el impacto de esquirlas y clavos en sus miembros inferiores. En el medio del caos y la desesperación, un desconocido llamado Carlos (Carlos Sanz) le salva la vida y lo lleva al hospital. Sin otra opción viable, los médicos deben amputarle ambas piernas, debajo de las rodillas. Es a partir de allí cuando Jeff debe llevar adelante una lucha contra sus propios miedos y frustraciones, acompañado por una madre alcohólica (Miranda Richardson), una familia totalmente disfuncional, pero muy unida, y Erin, quien entre la culpa y el amor, decide quedarse a su lado. La película del creador de “Red oaks” y “Experto en crisis”, relata, a través de los ojos de Jeff, la alegría de haber sobrevivido al ataque, pero también lo frustrante que es encontrarse con su nuevo presente. La compañía de su madre, y la relación con Erin, que atraviesa diferentes etapas a lo largo de la historia, son los vínculos mas relevantes que el protagonista entabla. Por momentos predecible, lacrimógena y con cuantos golpes bajos, el filme logra destacarse por la actuación de Gyllenhaal, un gran actor que siempre ofrece buenos papeles, y quien en esta ocasión compone un rol que transmite exactamente lo que desea en cada escena, haciéndose cargo de un filme con buenas intenciones y trabajos notables, pero que, sobre todo en la ultima media hora se torna largo y redundante. Calificación: Buena