Antropología visual. Richard Linklater es sin duda uno de los mejores exponentes del cine experimental contemporáneo y Boyhood quizás sea su experimento más ambicioso a la fecha; un paso adelante en su compromiso artístico de retratar lo cotidiano, lo común y lo ordinario con un realismo inigualable. El espectador es sensible a las coincidencias, y por eso Linklater siempre termina dando en el clavo. El director no cuenta historias sofisticadas, sino relatos comunes, fácilmente distinguibles, con los que podemos identificarnos de una u otra manera. Boyhood narra parte de la infancia y la adolescencia de un chico durante 12 años, hasta que el joven comienza la universidad. Es una historia simple y ordinaria, pero contada de un modo jamás visto antes en el cine. La película fue filmada durante 12 años para documentar con mucho realismo los cambios a lo largo del tiempo, de los protagonistas y del contexto también. Es increíble ver en apenas poco más de dos horas y media cómo cambian los personajes y la forma en que se interrelacionan entre sí, condicionados por la realidad familiar, social, política y tecnológica de cada momento. Cinematográficamente hablando, se trata de una película impecable, en la cual se destaca la edición. Es difícil de imaginar el trabajo de editar 12 años de filmación, y en este caso el resultado es brillante. Las transiciones entre épocas son suaves y ocasionalmente perspicaces; Linklater recurre mucho a la música y a algunos planos explícitos de ciertos dispositivos conocidos para dar aviso del paso del tiempo, pero también hay una infinidad de planos sutiles para retratar etapas, que seguramente se tornan más obvios con visiones posteriores del filme. Boyhood es una película, pero tranquilamente podría ser una tesis doctoral en Antropología. Es una historia simple de una complejidad única. Es, sin ir más lejos, la historia de vida más realista y mejor resumida que el cine ha sabido concebir hasta ahora. Puede que la propuesta suene poco atractiva, pero no lo es. Linklater nunca promete, pero siempre cumple.
De nuevo en llamas... A pesar de los años, a Denzel Washington le sigue quedando bien el traje de héroe implacable, frío y calculador, ése que ya ha interpretado en varias oportunidades, pero que supo componer casi a la perfección en la genial Hombre en llamas, del difunto Tony Scott. The equalizer es, precisamente, una película hecha a la medida de ese tipo de protagonista, y todo lo demás es meramente circunstancial. Denzel arde otra vez, pero las llamas no queman como cuando tuvo que interpretar a John Creasy. The equalizer está lejos de asemejarse a Hombre en llamas, por carecer de sustancia argumental y también por su escasa complejidad dramática. Robert McCall es un héroe estereotipo del cine comercial moderno, un Jason Bourne humanizado al que cuesta creerle, pero que igual entretiene cuando le toca darle una lección al malo de turno. Lo interesante de la película, su fuerte, está en la cinematografía. Visualmente, The equalizer no es una propuesta del montón, y logra destacarse gracias a su fotografía y a una muy buena dirección en general. Todo lo demás, sin embargo, el resultado es apenas ordinario. La historia es banal e inverosímil, y el resto del reparto es intrascendente, incluido el villano de turno, perfilado según la típica receta hollywoodense. The equalizer es una película para pasar el rato y listo. No hay mucho más que Denzel Washington enojado y buena cinematografía dentro de la cinta. Si las expectativas se contienen, es una película que entretiene la mayoría del tiempo, pero no es una pieza imprescindible para cualquiera que disfrute del cine de acción.
Juez y parte. A pesar de la escasa versatilidad de Robert Downey Jr., quien ya comienza a aburrir con su siempre simpático, sarcástico y carismático, pero notablemente invariable estilo de personaje, The Judge es una gran película; no por su protagonista en particular, sino por todo lo circundante, incluyendo la cinematografía, el resto del reparto y un guión sobresaliente. Esta vez Robert no viste un traje de hierro ni ensaya deducciones asombrosas, pero aun así es súper: un súper abogado. No hay casi diferencias en el perfil de este exitoso legista y Tony Stark, o incluso Sherlock Holmes. Esto no quiere decir que el protagonista no posea complejidad, pero es una complejidad demasiado familiar como para que el espectador genere empatía. En ese aspecto, esta propuesta fue por lo seguro: apelar al carisma de un personaje ya probado exitoso. En todo lo demás, sin embargo, la película sorprende gratamente. The Judge es un drama muy bien guionado, con una historia que se va revelando en detalle a lo largo de toda la narración, agregando sustancia al relato a medida que avanza la cinta. También es una película muy sólida en lo técnico, gracias al eximio trabajo de su director. Hay una gran variedad de recursos fotográficos y dos o tres tomas excelentes, de esas que ahorran palabras a la hora de entregar un mensaje. Las palabras que no se ahorran, por otro lado, son las justas. Los diálogos entre los protagonistas nutren la trama y completan la experiencia más que satisfactoriamente. The Judge es una entrega muy por encima del promedio en su género. Es una historia sensible y muy bien contada, con altos estándares cinematográficos y una premisa fundamental: imprimir en el espectador un mensaje indeleble. Sin lugar a dudas lo logra.
Montaña rusa de suspenso. Gone Girl es una película larga de tres capítulos, con una historia que constantemente se va reciclando, aportando una frescura única a la trama y modificando las expectativas del espectador. Narrativamente, es una obra maestra, porque logra generar un clima de suspenso fenomenal, y eso le hace merecer el gran reconocimiento que tuvo en la audiencia. No creo que sea un hito del género, pero sin dudas es un gran exponente. David Fincher sabe contar historias, y aquí vuelve a demostrarlo con un relato sublimemente compaginado, donde alterna tiempos y sucesos para dosificar la información en forma casi perfecta. Gone Girl primero cautiva, después sorprende y luego repite la fórmula, logrando mucha satisfacción en el espectador. Es, podríamos decir, la antítesis del thriller donde nunca pasa nada. Aquí pasa de todo, todo el tiempo, y de modo inesperado, lo que resulta muy gratificante en sus dos horas y media de duración. Mi “pero” para con la propuesta radica en su conclusión, porque luego de múltiples subidas y bajadas en el sinuoso trayecto de su trama, sentí que a esta montaña rusa le faltó la dosis de adrenalina final, la que corona el recorrido. Es una película prácticamente inconclusa, o vagamente concluida. No es que prefiera un final al estilo Holliwood, pero al menos me gustaría haber visto un mayor desarrollo dramático en los últimos minutos, porque de un filme con tanto nudo uno espera generalmente una conclusión más sustanciosa, cosa que aquí no ocurrió. Gone Girl es una muy buena película de suspenso y brilla por su impecable narración. A mí gusto, pierde un punto en los 10 minutos finales, porque toda la elaboración observada en la introducción y el desarrollo se desvanece en el acto final. De cualquier manera, es una de las mejores películas de suspenso que se han visto en 2014, y con eso sobra para decidir verla.
Drama madmaxero The Rover es otra entrega del cine australiano que enfoca el relato dentro de un futuro distópico y violento, muy en línea con el escenario que supo construir Mad Max en su momento, aunque en esta oportunidad el género sea claramente otro. The Rover es un drama con tres méritos irrefutables: la ambientación, la cinematografía y el enorme protagonismo de Guy Pierce, actor que todavía no ha dado con el papel que le quede grande. La sensación de desolación transmitida por la película es impecable. El director ha hecho un gran trabajo en plasmar en la pantalla los sentimientos de quienes habitan una tierra de nadie, no sólo en lo escenográfico, sino también en lo narrativo. Hay tomas excelentes, buena edición y música muy en sintonía con las imágenes mostradas. Pero más allá de todo lo que hace bien, el film no cuenta una historia contundente. Un guión vago y poco interesante impide que la película despegue. Hay algunos diálogos intensos y mucho simbolismo dentro del relato, pero en general la narración es plana y sus personajes carecen de magnetismo, a excepción de Pierce. Robert Pattinson hace lo que puede, incluyendo un marcado acento sureño americano y muchas muecas exageradas que por lo menos a mí no han terminado de convencerme. The Rover está lejos de ser una pieza the visión imprescindible, pero se sostiene gracias a su calidad técnica y la magnífica interpretación de Guy Pierce. Aprueba raspando.
Cine animal. La desgracia y la tragedia esconden un ángulo de visión cómico que no siempre es fácil de encontrar. La ironía, el morbo, el cinismo y muchas otras conductas y actitudes propias de la esencia humana son una parte integral de esta gratamente rara película argentina. Relatos salvajes es al cine lo que una antología de cuentos de Cortázar es a la literatura: un compendio de breves historias retorcidas, eximiamente narradas. Como todo gran libro de cuentos, priman un par de relatos extraordinarios y el resto completa la experiencia con buenos resultados. Sobre toda consideración de calidad que pueda hacerse del filme, lo más destacable es su maravillosa cinematografía. Damián Szifrón sube la vara del estándar cinematográfico argentino hacia una altura quizás nunca antes alcanzada. Es asombrosa la variedad de recursos visuales utilizados por el director; la multiplicidad de planos, los diversos ángulos, los cambios de ritmo; todo está exquisitamente orquestado para la composición de una obra técnicamente impecable. Las actuaciones son en general muy buenas, con algunas mínimas salvedades típicas del cine argentino. Algunos actores parecieran recitar el guion en vez de actuar, lo que por momentos (contados y breves) conspira contra la naturalidad de la historia, aunque finalmente no la dañe. Lo cierto es que en materia dramática los protagonistas principales logran componer con excelencia sus respectivos personajes, aportando verosimilitud a cada uno de los relatos. Los galardones coronan, pero la calidad de una película la sentencia su audiencia. Relatos Salvajes quizás no gane un oscar, pero pasará a la historia como una de las más creativas y mejor dirigidas películas argentinas. Si Damián Szifrón comienza a pedir pista en el cine internacional, su talento lo puede hacer volar hacia alturas insospechadas.
Terror policial. Deliver us from evil es una de esas típicas películas que anuncian estar inspiradas en hechos reales, con todas las libertadas que la palabra “inspirada” permite tomarse. La realidad es que se trata de una historia de ficción con algunos personajes de la vida real y sólo eso, lo que no le quitaría mérito a la propuesta si la misma fuera interesante. La realidad, sin embargo, es que no lo es. Concebido originalmente como un policial, el filme va incluyendo elementos del género terror a medida que avanza la investigación de los hechos, pero nunca con verdadero impacto sobre el espectador. Más allá de una cinematografía correcta y algún que otro personaje prometedor, la película falla por completo en generar cualquiera de los dos, interés por la historia, o simplemente clima de tensión. Deliver us from evil es una propuesta que pretende generar impacto con el vago mensaje de que algunos de sus personajes son reales, pero se olvida de todo lo demás que es importante en el cine. La historia es vaga y carece de desarrollo y profundidad, mientras que los personajes no logran generar empatía en absoluto con la audiencia. Fácilmente olvidable.
La otra guerra de las galaxias. La época dorada del comic en el cine sigue dando frutos, en este caso con una propuesta que resultará poco familiar para todos aquellos que no traspasamos los límites de los superhéroes clásicos en el género. Guardians of the Galaxy no sólo es la adaptación de una historieta poco popular, sino también una entrega completamente diferente a lo que solemos ver en la pantalla grande. Es muy difícil tomarse en serio a los guardianes de la galaxia, lo que seguramente sea el objetivo principal del filme. En contraste con propuestas similares del género, donde el enfoque radica en entregar una película de acción con ciertas dosis de humor, ésta invierte la fórmula, resultando en una comedia con mucha acción. Esto no significa que no haya alto voltaje dentro de la cinta, porque de hecho lo hay y de sobra, pero el humor es una variable siempre presente incluso a la hora de los golpes, los tiros y las explosiones. Es una apuesta ganadora por un concepto distinto, entregando una película muy bien realizada en lo técnico y extremadamente entretenida en lo argumental, porque por encima de toda escena de acción, lo que sobresale en el filme es sin lugar a dudas el guión. Los personajes son presentados de modo sublime y las líneas de diálogo son inteligentes, siempre dentro del marco de la comicidad. Guardians of the Galaxy es una propuesta inédita dentro de la filmografía de Marvel, algo así como una comedia de ciencia ficción con grandes escenas de acción, pero que en realidad se destaca por su excelente guion. Es un entretenimiento imperdible apto para todo público.
Los buenos muchachos de la música. Si tuviera que destacar la máxima virtud de Clint Eastwood, resaltaría su compromiso para contar una historia, cualquiera fuera el argumento y el estilo narrativo. El cowboy octogenario, como director, no tiene en su extenso repertorio cinematográfico dos películas que siquiera se parezcan, y eso lo convierte, sin lugar a dudas, en uno de los más grandes y versátiles directores de la historia del cine. Jersey boys es una prueba más de la versatilidad de Eastwood, quien suele adaptar su estilo cinematográfico a la historia de turno. En este caso, el director decidió narrar la trama de un modo muy reminiscente a Goodfellas, aquella obra maestra del cine-mafia que supo componer Scorsese en 1990. El resultado es muy bueno, a pesar de que no a todos les haya convencido. La película posee un gran ritmo y a pesar de avanzar a paso acelerado, logra un buen balance entre lo visual y lo narrativo. Me da la impresión que Eastwood no quiso un corte de 3 horas, y por lo tanto terminó encauzando parte de lo sustancial de la trama en algunos diálogos breves, pero interesantes. Quizás media hora más de cinta hubiera consolidado el argumento, haciendo de la propuesta un éxito contundente e indiscutido, pero de cualquier manera, así como está, vale pena. Jersey boys es una muy buena película, entretenida y cinematográficamente impecable en todos los aspectos técnicos, pero no es un musical, como muchos esperaban. Es, diría yo, un drama de la vida real narrado al estilo y ritmo de Martin Scorsese. Tampoco es una película magistral, pero quienes no estén esperando un musical seguramente no quedarán defraudados.
Mirar, disfrutar, repetir. Es verdad que la propuesta inicial de Edge of Tomorrow no es nueva, que ya hemos visto algo muy parecido en Groundhog Day, primero, y algo relativamente similar en Source Code, hace apenas un par de años. También es cierto que los fundamentos argumentales que explican la dinámica de la película son bastante vagos, en especial para aquellos que necesitan filtrar todas y cada una de las historias por un tamiz de verosimilitud. Quizás Edge of Tomorrow no sea radicalmente original y consistente, y aun así, es una gran película de ciencia ficción. Sin poseer una trama excepcional, Edge of Tomorrow consta de una enorme ventaja en su género: un guion virtuoso. Son incontables los momentos en que uno se ríe o asombra a medida que la historia transcurre, gracias a un conjunto de secuencias brillantemente concebidas desde lo narrativo y luego eficazmente ejecutadas en la pantalla. Cinematográficamente hablando, a Edge of Tomorrow no le sobra ni le falta nada. Los personajes y la historia están muy bien presentados, las escenas de acción son contundentes y la edición es sublime. Todo esto, a ritmo perfecto. No existe siquiera un bache en que el espectador se distraiga y pierda el hilo de la película. No estamos hablando de una obra maestra de la ciencia ficción, pero sí de una gran entrega en el género. Edge of Tomorrow es cine puro, pensado para el entretenimiento y realmente muy bien logrado. Es una excelente propuesta para divertirse a lo grande.