Delirio cósmico insalvable. Las dos mejores películas de los hermanos Wachowski (la primera entrega de The Matrix y Cloud Atlas) tuvieron dos características insoslayables: imponencia visual y profundidad argumental. Jupiter Ascending es una película visualmente imponente, pero carece de la grandeza narrativa que los directores supieron despuntar en proyectos anteriores. Hay delirios bien llevados y delirios insalvables. Esta nueva entrega de la ciencia ficción pertenece al segundo grupo, por carecer de un guión digno de ser adaptado. Lo atmosférico es sumamente interesante, con grandes escenarios e ideas ingeniosas, pero lo sustancial queda relegado a un segundo plano. Los personajes carecen de magnetismo y la historia es inverosímil en contenido y desarrollo, lo que finalmente despierta aburrimiento y desinterés. Hay suficiente material creativo en Jupiter Ascending para que fuera una buena propuesta, si el guión se hubiera encarado con seriedad y compromiso. A falta de esto último, el resultado ha sido sinceramente malo. Es una película que entra por la vista pero no soporta una digestión narrativa. Es una hermosa, pero vacía, caja de cartón cinematográfica.
La génesis de la computación. Algunas historias de la vida real merecen contarse más que otras. En el cine hemos visto excelentes historias mal contadas y algunas otras menos interesantes eximiamente narradas. The Imitation Game no es la primera ni será la última historia verídica de la segunda guerra mundial llevada a la pantalla grande, pero se destaca por cumplir un doble requisito: contar muy bien una magnífica historia. Superficialmente, The Imitation Game es la historia de cómo, cuándo y quién descifró el código enigma, el sistema criptográfico a partir del cual se comunicaban los alemanes en la segunda guerra mundial. Íntimamente, sin embargo, la propuesta teje en su trasfondo otras tramas sustanciales que abordan desde el espionaje hasta la homosexualidad, variando los tiempos del relato sin perder el hilo fundamental de la narración. Es poco frecuente la efectividad con la que la película impacta en todos los frentes, desplegando múltiples mensajes sin dispersiones narrativas. La cinematografía, por otro lado, es clásica pero virtuosa, con excelentes planos y muy buena edición. The Imitation Game es un drama histórico de guerra, de espionaje y también de vida. Todo eso, en menos de dos horas brillantemente compactadas. Son pocas las propuestas como ésta.
Otro cisne negro. Es inevitable comparar a Whiplash con The Black Swan, esa gran película estrenada hace cinco años y que también fue nominada al oscar. Otro enfoque y otra cinematografía, pero prácticamente el mismo mensaje: la obsesión por éxito. Whiplash posee un dramatismo completamente distinto al de The Black Swan. El filme de Aronofsky, fiel al estilo del director, era un drama de suspenso que lentamente asfixiaba al espectador, conduciéndolo hacia la inevitable tragedia. Esta propuesta carece de esa intensidad agobiante, pero es igualmente un drama inmersivo, que se sumerge en las profundidades más oscuras de la psicología humana para narrar las consecuencias irreparables de la búsqueda obsesiva de la perfección. Sin lugar a dudas, la película se destaca en dos frentes claros: en lo dramático, con un J.K. Simmons insuperable; y en lo técnico, con una edición fantástica que combina planos y sonidos en forma perfecta. Whiplash es una película brillantemente dirigida que ofrece un mensaje contundente: alcanzar la perfección usualmente tiene un alto costo. Al que le gusta el durazno, que se banque la pelusa.
Crónica de una venganza anunciada. El cine de acción de hace dos o tres décadas atrás solía carecer de pretensiones argumentales, concentrándose exclusivamente en las escenas de acción. John Wick trae reminiscencias de aquella época del género, por su indudable compromiso para con el espectador a la hora de los golpes y las balas, pero la experiencia, divertida e impactante por momentos, no llega a satisfacer del todo por sus evidentes deficiencias narrativas. Otra simple e inverosímil historia de venganza arriba a la pantalla. John Wick se debate en una dualidad de alto contraste: es extremadamente superficial en lo narrativo, pero de una enorme profundidad en lo técnico. En general, su cinematografía es de primerísimo nivel, pero en particular, sus secuencias de acción son viscerales, creativas e imponentes como pocas veces vemos en el cine. No caben dudas de que la película posiblemente cuente con muchas de las mejores escenas de acción que se han visto en los últimos años, y eso seguramente será suficiente para muchos. Otros tantos, sin embargo, encontrarán un relato vacío de contenido. John Wick es un personaje al que se le podría sacar mucho más jugo del que efectivamente se le saca. Con apenas un poco de trabajo en el guion, conservando la simpleza de la historia, ésta es una película que tranquilamente levanta dos puntos. Hay personajes e ideas interesantes que con escaso desarrollo podrían llenar su notable vacío narrativo y nutrir la propuesta con algo más que sólo grandes escenas de acción. Es quizás de visión indispensable para los fanáticos del género, pero no es más que apenas un buen entretenimiento para el resto de la audiencia.
Una clase de actuación tripartita. Otra historia verídica llevada a la pantalla grande. Esta vez no se trata de una historia extraordinaria, aunque dependiendo de cuán informado esté el espectador, sí es cierto que hay dentro de la trama una importante cuota de sorpresa. Foxcatcher es, sin lugar a dudas, un drama que impacta por su contundencia dramática. No es un actor, ni dos; son tres los protagonistas que le sacan chispas al arte dramático en esta adaptación de un hecho real contemporáneo. El obvio, del que todos hablan, es el rol de Steve Carell, que se ha distanciado de su típico papel de comediante para transformarse físicamente en el multimillonario John Du Pont. Es increíble la mutación estética y gestual que ha logrado el actor, quien apenas puede reconocerse detrás del maquillaje. El no tan obvio es Mark Ruffalo, que seguramente ha interpretado en esta oportunidad el mejor papel de su carrera, dándole vida a un medallista olímpico de lucha greco-romana norteamericano. Quizás no marca distancias en lo expresivo (Ruffalo es el tipo de actor que generalmente conserva sus expresiones pausadas), pero sí en lo corporal, adaptando su cuerpo y su modo de moverse al de un luchador. Párrafo aparte merece Tatum, quien demuestra ser un actor fuera de serie. El protagonista principal de la película ha adaptado su cuerpo, sus gestos y su expresión corporal de forma asombrosa, y si bien no lleva encima maquillaje, está irreconocible en la cinta. Es verdaderamente maravillosa la eficacia con que el actor ha asumido el papel de Mark Schultz, aportándole muchísima verosimilitud al relato. Foxcatcher es una película interesante en lo narrativo, correcta en lo cinematográfico y sobresaliente en lo dramático. No es una historia apasionante, pero sí está adaptada con oficio y pasión actoral. Merece verse.
Thriller cuasi-unipersonal. The drop es una de esas película de suspenso que se cocinan a fuego lento, con carencia de ritmo pero buena dramatización, y uno o dos momentos intensos bien logrados. Lo mejor de la propuesta surge de Tom Hardy, quien logra magnetizar al espectador con un personaje enigmático. La trama no es una obra maestra, pero posee ciertos condimentos que la mantienen a flote, alimentando las expectativas de la audiencia hasta el final. Pero es también una película innecesariamente lenta, que la mitad del tiempo se dedica a mostrar escenas poco trascendentes, relegando al resto del reparto a un plano básicamente inexistente. No hay mucha sustancia en The Drop, más allá de un protagonista principal bien construido y dos o tres momentos gratificantes. Es un thriller pausado donde no pasan muchas cosas. Engancha, pero deja gusto a poco.
Epopeya visual, pero no narrativa. Ridley Scott es sin dudas unos de los mejores directores de la historia del cine, y como todo genio, tiene en su extenso curriculum cinematográfico algunos pocos fracasos. Exodus no está dentro de lo mejor de su filmografía, pero tampoco es de lo peor. Descartemos lo sospechado: la película es técnicamente imponente, como todos sus trabajos anteriores. La recreación de la civilización egipcia es épica y monumental, al menos en lo arquitectónico. Scott ya tiene mucha experiencia en construir viejos imperios y darle la dimensión que merece a los ojos del espectador. Ciertamente, Exodus no defrauda para nada en ese aspecto. Hay epopeya visual, no sólo en lo escénico, sino también en algunas fantásticas escenas, como lo son las plagas. Los errores de la propuesta radican en lo estrictamente narrativo. Sinceramente a mí no me importa la ortodoxia bíblica, porque el cine es una expresión artística y cada realizador tiene la libertad de versionar la historia como le plazca. Pero más allá la trama en sí, Exodus falla en el trámite de contarla a través de sus protagonistas. En primer lugar, el filme sufre de un evidente anacronismo en el lenguaje y en el modo en que los personajes interactúan entre sí, quienes parecieran ser ciudadanos occidentales del mundo contemporáneo incrustados en un escenario bíblico. En segundo lugar, hay una notoria carencia de dramatismo en el argumento, lo que resulta en diálogos escuetos y falta de desarrollo del conflicto principal. Es inevitable concluir que tan magnífico reparto ha quedado recluido a un segundo plano, y que el foco del proyecto se ha puesto exclusivamente en el despliegue visual. Es una pena, porque una historia tan rica en contenido podría haber sido magnánima con un guión más elaborado. Exodus cumple en lo técnico pero defrauda en lo narrativo. Un relato épico de fe ha quedado reducido a un importante compendio de imágenes de escasa sustancia dramática. Como escribí en el primer párrafo, no es lo peor que ha hecho Scott, pero dista leguas de los grandes trabajos que le han valido su merecido reconocimiento.
Cine-entretenimiento gourmet. Indudablemente a Jon Favreau no sólo le apasiona el cine, sino también la gastronomía. Chef es el resultado satisfactorio de ese amor bidimensional; una película muy entretenida que deja en manifiesto el talento de un director versátil y comprometido con los proyectos que lleva a cabo. Las imágenes dan hambre; la banda sonora, ganas de bailar. Chef es una comedia pasatista filtrada por los más altos estándares cinematográficos. Lo fascinante no es su historia, sino la forma en que se cuenta, gracias a un Favreau con los cinco sentidos encendidos. Chef, por sobre todas las cosas, está eximiamente dirigida, y con eso no sólo basta, sino que sobra. La fotografía es maravillosa, la música encantadora y la edición para aplaudir de pie. Posee, sí, algunas imperfecciones a nivel argumental, pero este improvisado crítico amante del cine está dispuesto a hacer la vista gorda, dada su relativa trivialidad con respecto al resultado final. Chef no es el caviar del séptimo arte, que quede claro; es más bien una milanesa con papas fritas gourmet, que se disfruta hasta el último bocado.
Para quienes quieren ver sangre. En la era del cine basado en casos reales, Nightcrawler es una propuesta que rescata el espíritu de la ficción con una historia muy interesante y un protagonista soberbiamente compuesto e interpretado. Son muchos los adjetivos que le caben a la película; es original, morbosa, cínica y también un poco inverosímil. Por sobre todas las cosas, Nightcrawler es una mordaz crítica a los medios televisivos actuales y a la escasez de escrúpulos que éstos demuestran a la hora de generar rating. Dentro de esa premisa, es evidente que la película no debe ser tomada del todo en serio, ya que en el afán de su provocación deforma la realidad hacia el límite, dotando a sus protagonistas de cualidades y rasgos exagerados. Es una trama difícil de creer, pero fácil de interpretar, que engancha desde comienzo y mantiene en vilo al espectador hasta el minuto final. Pese a todas sus virtudes, Nightcrawler también tiene flancos débiles, especialmente en lo narrativo. Es una película que transcurre y se concluye a ritmo vertiginoso, a mi gusto dejando ciertos huecos argumentales. Está más que claro que el director ha priorizado el mensaje por sobre la construcción de la historia, destacándose en lo primero y dejando algunas dudas en lo segundo, lo que a mi gusto evita que la propuesta sea completamente sólida. Nightcrawler es una película original y provocadora que se enfoca principalmente en la caracterización de su protagonista, comprometiéndose enormemente con su mensaje. Es una experiencia disfrutable a la que le falta una vuelta de tuerca en materia narrativa, pero que indudablemente vale la pena verse.
(Nolan x 2 + Einstein)2. Los hermanos Nolan han revolucionado la narrativa del cine contemporáneo, probablemente convirtiéndose en dos de los mejores guionistas de la historia. Interstellar continúa esa tradición fraternal de entregar una historia sorprendente, profunda y elaborada, y si bien quizás no esté a la altura de sus mejores trabajos, es una propuesta imperdible en su género. Quienes no tuvieron paciencia con Memento e Inception, no debieran siquiera intentar mirar Interstellar. Las películas de Christopher Nolan suelen ser experiencias cautivantes, pero exigen un alto esfuerzo intelectivo por parte del espectador, quien debe estar dispuesto a someterse a un proceso sináptico más largo de lo habitual; son como rompecabezas cuyas piezas deben continuar encastrándose hasta incluso luego de terminado el filme. Ésta no sólo no es la excepción, sino que tal vez sea su proyecto más ambicioso, al tratarse de una historia que aborda uno de los fenómenos más abstractos y apasionantes del universo: la relatividad del tiempo. Sobre esa premisa, se construye una trama trascendental, sorpresiva e inteligente, fiel al estilo del director. Con cinematografía perfecta, la película se desarrolla a través de una trama compleja y elaborada que mantiene en vilo al espectador hasta el minuto final. Como siempre es el caso en los proyectos del director, lo más interesante de la propuesta radica en su guión, que ahonda en múltiples conflictos que van desde causas personales hasta lo estrictamente antropológico. En el trámite hay drama, suspenso y una importante cuota de ficción argumentada por leyes y especulaciones de la física moderna. Es quizás, en la vuelta de tuerca final, donde Nolan tal vez no llegue igualar sus mejores trabajos en cuanto a la consistencia absoluta del filme. En esta oportunidad queda un cierto sinsabor, una sensación de que el resultado es relativamente vago, o al menos paradójico en términos temporales. Puede que Interstellar no cierre en todos sus ángulos, pero incluso así, es una película de ciencia ficción que succiona la mente del espectador y lo invita a volar por un universo amplio y fascinante. Es sin dudas una propuesta maravillosa, que merece verse múltiples veces y pensarse muchas veces más.