Lo que paso mientras te hacías la dormida Jaume Balagueró es un director español que cultiva la vertiente de un cine de terror y suspenso sutil, alejado de algunas obviedades y de todos los lugares comunes del género, y que va ejercitando y perfeccionando a medida que hilvana nuevas realizaciones a su trayectoria. Tras un éxito de taquilla como fue [REC] y ya conocido por "Los sin miedo" y "Frágiles" (galardonada durante el 2006 con una serie de premios en los Festivales en donde se había presentado más el Goya a los mejores efectos especiales), su última película "Mientras Duermes" es otro ejercicio de suspenso psicológico en manos de un director que sabe perfectamente cómo hacer las cosas. César (Luis Tosar, nuevamente inquietante en la piel de un perverso y maléfico personaje) trabaja como encargado en un edificio. La infelicidad cotidiana lo atraviesa de tal forma, que no dudará ni un minuto en manipular la información que tiene de cada uno de los habitantes del edificio, de forma tal de arruinarles cualquier vestigio de felicidad que pueda haber en sus vidas, vidas tan pequeñas como envidiables para una personalidad como la de César. Su trabajo le da una enorme herramientas que es la posibilidad de hurgar y conocer detalles de las privacidades de cada uno de ellos, sus entradas y salidas, estudiarlos, manejar detalles que nadie conocería, manipular correspondencia, manejar discrecionalmente cierta información... Como algunos porteros, César juega a ser un poco dueño del edificio, un pequeño Dios manejando vidas ajenas. Pero perderá los límites cuando aparezca en el edificio Clara (Marta Etura, la protagonista de la brillante "AzulOscuroCasiNegro" de Daniel Sánchez Arévalo y de "Eva" reciente ganadora en los Goya de este año), la vecina del 5to. "B" que parece irradiar pura felicidad. César se ve compulsivamente obligado a dañarla, a penetrar en su departamento y en su mundo para inflingir dolor y angustia, siendo que a la vez parece estar profundamente enamorado de la persona a la que él justamente victimiza. Con una personalidad tan patológica, será dificil que pueda reconocer algún límite y por lo tanto el juego se tornará cada vez más peligroso, cada vez más macabro y cada vez más oscuro, e incluso será inevitable que continúe haciéndolo aún cuando su trabajo y su propia vida corran peligro. Jaume Balagueró sabe cuáles son las teclas que tiene que pulsar para que "Mientras Duermes" no sea una película de suspenso más, para que los momentos en los cuales tiene que crispar al espectador lo logre y con creces. La oscuridad que irradia el personaje de Luis Tosar (excelente como ya lo conocimos en sus temibles personajes de "Celda 211" y "Te doy mis ojos" con una gran diversidad en los diferentes papeles que encara como lo demuestran "También la lluvia" "Los lunes al sol" y su intervención en la plural "18 comidas") es central para la trama y fundamental para que el mecanismo de la historia suene creible en todo momento. Balagueró evita por todos los medios caer en el lugar común de la sorpresa y el susto. Elige entonces -como hacía Hitchcock-, sólo mostrar el peligro para el espectador sufra a la par del protagonista y ésta es la línea de trabajo más acertada que puediera haberse elegido para manejar el suspenso que quiere transmitirnos la película. Para ello, el director opta por plantarnos en el punto de vista del protagonista. Se vale de su mirada para que nosotros como espectadores, podamos ser y sentir como César. Vemos todo el tiempo por sus ojos, sentimos el mismo peligro que él siente y casi llegamos a constituirnos en cómplices de sus acciones, llegando a dañar finalmente a quien él esté dañando. El guión de Marini, agrega tensión y desestabiliza con dos personajes secundarios fundamentales para la trama: una niña, vecina del edificio que trata de chantajear al portero porque lo ha visto salir varias veces del del departamento de Clara y con la ruptura que significa que aparezca en escena el novio de Clara, un papel jugado con pericia por Alberto San Juan. Cumpliendo ampliamente con lo que promete el cine de género y con un despliegue inteligente dosificando discretamente las dosis para sostener la tensión a lo largo de todo el film, "Mientras Duermes" realmente cumple con el cometido de adentrarnos por un poco más de una hora y media en la mente oscura y desequilibrada de un hombre tan parecido al que nos podemos encontrar todos los días cuando entramos a nuestro edificio.
Plan B De por sí, la atmósfera que despiertan dos hermanos gemelos dentro del mundo del cine y la literatura, esa fantasía de sustitución de una vida por otra, es indudablemente muy interesante. Y cada uno de los directores, de los guionistas, de los escritores, le imprime a esta situación especial, un universo particular para describir este lazo especial e inexplicable que aparece cuando, excepto por algunas pequeñas "marcas", dos personas con vidas completamente diferentes, parecen, a simple vista, ser la misma persona. Jeremy Irons fue en "Pacto de Amor" quizás la pareja de gemelos más enferma de la historia del cine, en "El ladrón de orquídeas" esta situación es utilizada como disparador de situaciones de comedia y por ejemplo en "Pacto de silencio" con Elodie Bouchez y Gérard Depardieu es la clave en la que descansa el mayor interés del thriller. Algo similar sucede con la película de Piterbarg, porque justamente el aroma a thriller que se respira en "Todos tenemos un plan" es la actuación de Viggo Mortensen en este doble papel de Agustin -un médico no del todo conforme con su vida en Buenos Aires- y Pedro -que vive en el Tigre y es apicultor- y la intriga alrededor de estos dos hermanos gemelos. Sus caminos se cruzan en el momento en que Pedro, quien atraviesa una enfermedad grave y muy avanzada, decide visitar a Agustín. Allí aparecerá esa idea de sustitución de una vida por otra, situación que particularmente atrae a Agustín porque no solamente no se siente satisfecho a nivel de su desarrollo profesional sino que se acerca el momento de los últimos pasos del trámite de adopción con el que tampoco parece estar del todo conforme. Será el plan ideal para escapar de su vida plagada de frustraciones y de tener que enfrentar algunas decisiones comprometidas. Ana Piterbarg, quien debuta en el largometraje luego de haber sido asistente de Fernando Spiner y Martín Rejtman, plantea sólidamente la historia y acierta en la forma de presentarla, mostrando dos mundos tan discímiles entre sí, apuntando a dos estéticas completamente diferentes. El mundo de Agustin se desarrolla en una Buenos Aires acomodada (se distingue claramente que las tomas fueron en los barrios de Recoleta y Barrio Norte) mientras que Pedro vive en el Delta del Tigre, más rodeado de naturaleza, pero también de sordidez e instalado en un submundo criminal completamente opuesto a la vida de su hermano. Pasadas las escenas iniciales de presentación de estos dos universos contrapuestos, Piterbarg parece perder el rumbo y no poder manejar el "tempo" necesario para que realmente el thriller sea un thriller. Y evidentemente, uno de los mayores desaciertos de la película es que tiene un ritmo completamente desajustado, falto de nervio, narrado con una lentitud que no permite que el suspenso se instale en el espectador. La morosidad casi explícita que tienen algunas escenas, los silencios de los personajes y los planos largos que elige la directora, juegan en contra y desfavorecen el ritmo que la trama necesita para que no pierda la fuerza con la que había sido presentada inicialmente. Si bien "Todos tenemos un plan" cuenta con un elenco sólido y de vasta trayectoria en el terreno cinematográfico, Soledad Villamil en el papel de la esposa de Agustín, tiene apenas algunas pequeñas intervenciones por lo que está notablemente desaprovechada. Incluso, en algunas escenas, la química con Mortensen no logra el resultado esperado y cada uno parece estar actuando en un registro diferente sin poder compatibilizar entre sí. Viggo Mortensen está muy correcto en ambos papeles y trabaja algunos detalles que (nos) permiten distinguir un hermano del otro y logra, sobre todo en su mirada y con algunos gestos muy sutiles, convencer de su doble rol (o triple según como se lo mire, porque debe ser Agustín, Pedro y uno de ellos sustituyendo la vida del otro). Los roles secundarios de Sofía Gala Castiglione, quien aporta un rostro cinematográficamente privilegiado e ideal para este papel y Javier Godino (a quien conocemos de "El secreto de sus ojos") son ajustados y cumplen con su función dentro de la trama. Pero es Daniel Fanego quien realmente se roba la película. Cada vez que hace su aparición en pantalla transmite la oscuridad que su personaje necesita y tiene una presencia perturbadora en las escenas en las que participa, siendo el que más convence en su rol, determinante también para el desarrollo de la historia y sobresaliendo ampliamente del resto del elenco. Siendo que el guión con el que cuenta la película, de la misma Ana Piterbarg en colaboración con Ana Cohan, fue ganador del premio otorgado por la Sociedad General de Autores Española (SGAE), uno como espectador queda con ganas de una historia más fuerte y con alguna sorpresa. En este caso, lamentablemente, la historia va decayendo, perdiendo fuerza después de un buen arranque y no logra encontrar el camino indicado ni el nervio que una buena historia de suspenso necesita para ser disfrutada. Aún a mitad de camino, "Todos tenemos un plan" es un producto técnicamente logrado, con actuaciones correctas que puede interesar más a aquellos espectadores que no busquen solamente un thriller en pantalla... o a los fans de Viggo Mortensen, por supuesto.
El chancho que el mar me trajo Jafaar (otranotable actuación de Sasson Gabai, a quien ya vimos en "La visita de la Banda") es un pescador palestino que vive en la zona de Gaza. Humilde, su único ingreso es su modesto trabajo, atravesando un momento económico completamente endeble, casi lindante con la absoluta pobreza. Día a día trata de rescatar de su red, algún que otro pez que aparezca entre muchísima basura, zapatillas usadas y objetos varios como latas y botellas de plástico. Un buen día, algo quiebra completamente su rutina: ya no hay ni zapatillas gastadas, ni basura, ni algas, ni siquiera pescados: hay un chancho atrapado en su red. Además de sorprendente, el hallazgo es sumamente problemático teniendo en cuenta que el cerdo es un animal impuro para su cultura y que en caso de que las autoridades lo descubran, le podría traer enormes problemas. "Cuando los chanchos vuelen" divide su narración en dos momentos bien marcados. Tiene toda una primer parte en donde el tono de comedia y hasta algunos gags delirantes que plantean el vínculo entre Jafaar y el chanchito -y sobre todo en su necesidad imperiosa de esconderlo- funcionan y cumplen ampliamente con el objetivo de entretener sin perder de vista el mensaje. Es así como la figura del chancho, aparece como algo (lo único?) que hay en común entre los dos pueblos. Tanto para el Islam como también para la religión judía, el chancho es un animal "prohibido" y tan así es que ni siquiera aceptan que las patas toquen el suelo/el territorio. Pero promediando el film, la sátira política comienza a presentarse en forma más contundente borrando un poco las sonrisas que habían aparecido en la primera parte. La tirantez y el antagonismo entre ambos pueblos es la que aporta un giro en el tono de narración y estas relaciones entre israelíes y palestinos, que sólo se habían sido delineadas al mostrar algunos elementos en la primera parte -los soldados en la terraza de la casa de Jafaar, por ejemplo-, ya se establecen como tema principal en la segunda mitad. Obviamente, el tema es sumamente interesante y más aún la posibilidad de plantearlo como una parábola del fuerte conflicto político en el que los pueblos se encuentran inmersos desde hace largo tiempo. Soldados israelíes, fundamentalistas islámicos y hermanos palestinos se entremezclan para dar lugar a una simpática fábula: en ciertos aspectos y siempre y cuando no olvide el registro de comedia, la película funciona. También es interesante la forma en que muestra la modificación de los vínculos de Jafaar a partir de la llegada del cerdo: el ocultamiento a su esposa, lo que intentará explicarle a su mejor amigo y sobre todo el inicio de una "relación comercial" con una campesina israelí que cría cerdos -si, sobre una tarima, para que no contaminar el suelo con un animal impuro!- a la que le interesará que de alguna forma Jaffaar le brinde lo que ella necesita para que sus hembras queden preñadas (generando las situaciones más divertidas y delirantes del film). Sylvain Estibal en su debut como director, parece manejarse más comodamente en los tramos de comedia con situaciones realmente graciosas e inteligentes. Pero la forma en que elige desplegar el planteo más serio del conflicto político en la segunda mitad, suena con una tendencia muy marcada a "bajar línea" y sentar bases de paz en medio del conflicto. Sin lograr sostener el mismo tono de humor del arranque, la película pierde en cierto modo el tono de fábula y se torna demasiado pretenciosa, solemnizando demasiado a los personajes. Si bien aún en el tono de comedia, el guión no dejaba de lado el conflicto político, la dirección de Sylvain Estibal y su guión, se adentran en un registro moralizador con una imágen ideal y alejada de la mirada crítica, con un tono pacifista y hasta de "falso lirismo" que no le sienta demasiado bien. Correcta en los rubros técnicos, con muy buenas actuaciones y con una vuelta de tuerca diferente a las películas que hablan de este conflicto político, "Cuando los chanchos vuelen" es una interesante comedia que sólo en su tramo final le pone trazo grueso a sus pretenciones metafóricas y pierde vuelo y orientación. Sin embargo, no deja de ser un film interesante dentro de la corproducciones francesas de este año.
Innegablemente, no por algo fue la película argentina que más espectadores convocó durante el año 2012 y ya desde la gráfica, los avances cinematográficos y la campaña publicitaria en televisión, "Dos más dos" se ha presentado como un producto sumamente atractivo. Primeramente porque aborda un tema que todavía se sigue considerando como un tabú que es el mundo de los "swingers", un universo que genera curiosidad y despierta algunas fantasías. Si además se lo combina con que estas parejas se encuentran unidas por una amistad desde largo tiempo, pareciera que la fantasía es aún mayor. Si a todo esto se le agrega que el cuarteto que protagoniza esta historia es un elenco de figuras que han sido probadas en todos los terrenos (cine, teatro, televisión -quizás Juan Minujín sea el más desconocido del cuarteto para el público masivo-) y con un fuerte atractivo personal y profesional cada una de ellas, la receta del éxito está prácticamente asegurada. Sólo bastará acertar con el guión y con el director. En cuanto al guión todo está planteado en forma clara y simple y el director Diego Kaplan, explota todos los resortes y mecanismos argumentales básicos sin complicar demasiado la propuesta inicial: entre dos parejas de amigos con estructuras familiares bastante diferentes, comienzar a circular el tema sexual y la idea de tener entre ellos una experiencia swinger. Por un lado, el matrimonio que componen Adrián Suar y Julieta Diaz, con ganas de nuevas experiencias, de algo que reavive el terreno sexual dentro de la pareja que se encuentra algo dormido -algo que parece preocuparle más a ella que a él- Tiene una estructura familiar sólida con muchos años de pareja a lo que se les suma un hijo atravesando la adolescencia. Por el otro, la pareja que conforman Carla Peterson y Juan Minujín, es una pareja más libre, con códigos diferentes a los de sus amigos y que se permiten experimentar todo tipo de sensaciones. Una pareja más abierta, situación que quizás se vea favorecida, porque al no tener hijos, siguen siendo como "novios" aún después de mucho años de casados. Ellos plantean este intercambio de parejas -en realidad la que más insiste y arranca con la propuesta es Betina, el personaje de Carla Peterson- desde un lugar mucho más liberado, desprejuiciado, casi superado, mientras que Suar y Diaz, por otro lado se desequilibran ante la sóla idea de llevar a cabo esa fantasía. Mientras ella muere de curiosidad y de necesidad de encontrar en esa experiencia un poco de "pimienta" para la pareja, él se encuentra aferrado a todos sus prejuicios, preconceptos, mandatos y prácticamente no quiere hablar del tema. Diego Kaplan (que arrancó en el cine en 1997 con la super independiente "Sabés Nadar?" y que luego con "Igualita a mi" logró armar un producto comercial de probada eficacia sin restarle calidad a la propuesta) se anima ahora a tratar este tema en un tono básicamente de comedia con algunos toques más arriesgados. Lo más interesante del guión, es que una vez superado el paso de comedia inicial con la aparición de la propuesta de intercambio, irá mostrando el tránsito de cada una de las personalidades: las posturas que parecen tan claras en un inicio, una vez que la idea del intercambio se eche a rodar y finalmente se haga realidad, irán cambiando ante cada una de las situaciones y los encuentros. Kaplan acierta en mostrar la dualidad y los constantes cambios por los que atraviesan los personajes, dejándolos sencillamente fluir con todas las contradicciones y poniéndolos a jugar en un escenario que no los sentencia ni los juzga, sino que los enfrenta a sus propias decisiones, algunas en la cuales ya no se puede volver atrás. La excusa de esta propuesta swinger sirve de disparador para hablar sobre la lealtad y la fidelidad, las fantasías sexuales y el rol de los deseos en la pareja, la comunicación, el ser escuchado y comprendido y, en un nivel más global, sobre las idas y vueltas en las relaciones humanas. Cada uno en su personaje, logra dar en la tecla y construir casi cuatro prototipos que se conjugan en pantalla. Adrián Suar vuelve con una criatura que está escrita a su medida, con sus tics, sus manías y todos los guiños que le sientan bien. Julieta Diaz en su ambivalencia de amar a su marido y querer experimentar algo nuevo es quizás la más "tironeada" del grupo, la que tiene se presenta con un mayor compromiso dramático y justamente Diaz tiene la posibilidad de generar tonos de comedia y de drama con mucha soltura y moverse de un lugar a otro con plasticidad. Quizás un poco más relegada por el guión, la pareja de Carla Peterson y Juan Minujín, tienen de todas formas su momento de lucimiento. Peterson vuelve a desplegar su belleza en pantalla componiendo a una mujer sin tantas ataduras como su amiga y Minujín encuentra el tono exacto para ese Richard aventurero y desprejuiciado. Y si bien en este juego de intercambio se han fijado reglas claras, las reglas parecen haber sido hechas para romperlas... cuando todo parece lograr un equilibrio, algo se complica -como suele pasar en las relaciones humanas- y ahí los personajes quedarán enfrentados a tomar decisiones más drásticas. Kaplan elige que lo que se habla sea mucho más osado que lo que se ve. La cámara aún en las escenas donde supuestamente puede despertarse un ojo más transgresor, elige guardar pudorosamente cierta distancia y conserva cuidadosamente su límite para no nunca pasarse de la raya. "Dos más dos" queda entonces construida desde un planteo innovador, atractivo para el espectador, pero elige cautelosamente no avanzar tanto como para incomodar y cerrar la historia de forma tal que todo siga guardando un status quo convencional. Aún con esta falta de riesgo y extrema prudencia, es una comedia que tiene momentos en que invita a la reflexión sin dejar de entretener e poniendo la lupa en las relaciones de pareja.
Sabes quien me viene a cuidar ? Siempre aparece una de esas películas, cada tanto, que nos sorprende más que gratamente. Una película simple, sencilla, que no intenta más que contar una historia casi sin pretensiones, dándonos una bocanada de aire fresco que deja como una huella de afecto que dura aún por mucho rato después de verla. Me acuerdo por ejemplo de "Cinco días sin Nora" o "Gigante", con una historia pequeña pero potente o en otro órden de cosas la animada "Mary y Max", una delicia descubiertas casi por casualidad. Ya desde el arranque en "Intocable" -del duo de directores Eric Toledano y Olivier Nakache, de una prolífica producción pero de los que no se ha estrenado nada en nuestro país-, nos están avisando que se trata de una historia verídica y hasta luego, tendremos el placer de conocer a los verdaderos personajes, ejes centrales de este relato. La base de la historia se centra en Philippe -François Cluzet a quien vimos en "La Mentira" o en "No se lo digas a nadie"- que padece una enfermedad que lo ha dejado tetrapléjico y sólo es capaz de "movilizarse" del cuello para arriba. Después de una intensa selección para designar a su próximo asistente, el millonario Philippe decide elegir inesperadamente a Driss (Omar Sy en una estupenda actuación, llena de energía) quien solamente tenía como intención que le diesen una constancia como que se había presentado a la entrevista y poder seguir cobrando, de esta forma, su seguro de desempleo. Pero en ese mismo momento, Philippe le propone probar una relación laboral por sólo un mes y ese mes, jsutamente, pasará más rápido de lo que ambos esperaban y para cuando nos demos cuenta, ya estará instalada y más que cumplida la ley de toda buena comedia donde la pareja de caracteres completamente opuestos se atraen y es así como dos personas que parecían diametralmente opuestas se convertirán en compinches inseparables. O dependerá de las vueltas del destino... El film de Toledano y Nakache se detiene intensamente en ir describiendo el crecimiento de esa relación, primeramente laboral y que después deviene en amistad, en vinculo filial casi como padre-hijo, en compinches, en camaradería, en un vínculo completamente diferente al esperado por ambos. El espíritu completamente descontracturado de Briss hace que Philippe quede cautivado por la alegría, por el buen humor, por las situaciones nuevas que la vida le presenta a través suyo y a llegar casi a olvidarse de su limitación física en algunos momentos. Y si bien los directores no dejan de pasar revista a todos los puntos necesarios, conocidos y casi obvios de una receta que marque como se construye una buena comedia (que contenga momentos brillantes de humor, compensados con guiños de todo tipo en cada uno de los personajes secundarios y con una exacta dosis de momentos conmovedores) el éxito de la fórmula es que en ningún momento caen en la lágrima fácil o en el sentimentalismo. Dosifican las dosis de una manera tal que todo se aborda en su justa medida y uno como espectador se rinde ante la seducción de estos dos seres completamente fracturados, cada uno en lo suyo, sin que el relato caiga en ningún momento en la sensiblería sino que se posiciona desde el optimismo y desde la búsqueda de recomponer desde la diferencia. Que tiene sus clichés, los tiene. Pero hay una seducción particular y una química completamente irresistible entre los dos protagonistas, ya desde el primer momento en que se encuentran, que se sostiene aún con algunos puntos demasiado convencionales y se disfruta de principio a fin. Con un trabajo sumamente complejo porque solamente en su rostro están concentradas todas las gamas de emociones por las que pasa Philippe, Francois Cluzet logra divertir, conmover, mostrar un perfil más duro y exigente, disfrutar de las ocurrencias que le propone su nuevo "secretario"... pasa por un increíble abanico de situaciones y a todas les pone un acertado matiz en cada momento. Omar Sy arremete con una personalidad avasallante para componer a ese Briss con una situación familiar y personal sumamente complicada, con una vida no tan acomodada como la de Philippe, pero con esa sabiduría de la calle y con un humor y un optimismo a flor de piel que contagia e invade la casa del millonario y que irradiará, por supuesto, en todo su personal de servicio (excelentes roles secundarios a cargo de Anne Le Ny y sobre todo una acertadísima y sorprendente Audrey Fleurot).Absolutamente recomendable, "Intocable" se convierte en esos filmes que gustan a todos los públicos y que inesperadamente, aparecen entre la inmensa oferta que hay en todos los flancos, y se instalan con su simpleza y su lección de buen cine sin más elementos que una interesante historia para contar y un ojo sincero y fresco para retratarla. Imperdible.
Baron Cohen ataca de nuevo Como si se tratase de una trilogía del delirio, Sacha Baron Cohen se ha dado a conocer mundialmente por su primer film, el más comercialmente conocido y desopilante "Borat" en la que este particular periodista proveniente de Kazajistán mostraba, entre otras cosas su sistema político y elementos de su cultura, particularmente contraponiéndolos y criticando e ironizando contra el estilo de vida norteamericano sin la menor piedad. Luego, con "Brüno", un film más irregular, pero mucho más osado y desfiando absolutamente todos los limites, se mete con el mundo de la moda y ridiculiza a todo ese ambiente tan lleno de glamour, extravagente, oponiendo toda esa ingenuidad y liviandad que supuestamente habita en el mundo del diseño y de la moda, con la figura de un reportero absolutamente zafado y bizarro. Ahora, como si quisiera cerrar una trilogía, es el turno de "El Dictador" donde Baron Cohen se mete con el mundo de la política e ironiza en la figura de la República de Wadiya, los diversos regímenes políticos, destrozándolos con su humor impiadoso, poniendo incluso la lupa sobre las democracias y en particular los mayores dardos envenenados caerán sobre el imperio norteamericano más puntualmente. Como es el estilo de Baron Cohen y sus creaciones para el cine, su guión es sencillo y no tiene demasiadas ambiciones, sino que sirve de vehículo para desplegar un humor completamente delirante, lleno de ironia y cinismo y con criticas brutales a la sociedad que suele mostrarlas "disfrazadas" entre las disparatas desventuras del personaje central. Tercer trabajo en conjunto con el director Larry Charles (quien es uno de los guionistas de series como "Seinfeld" y "Curb your enthusiasm") la química es evidente y queda ampliamente demostrada con los resultados que están a la vista, cuando el delirio se apodera de la pantalla. Obviamente hay que encarar un film de estas características entendiendo que el guión es meramente una sucesión de momentos que son hilvanados por una historia muy liviana dado que en ningún caso, en esta "trilogia" el hilo conductor son las grandes historias sino que sencillamente parte de saber hilvanar momentos, sketches y situaciones -obviamente como suele pasar en películas tan fragmentadas o episódicas- algunas mejor logradas que otras. El balance final de "El Dictador" es una película compacta y que casi en ningún momento baja de su nivel de delirio extremo y de situaciones desopilantes. Sobre todo sigue sorprendiendo que la mayoría de los apuntes críticos den en el blanco sobre el sistema de vida americano, criticándolo impiadosamente,sin pelos en la lengua. Así como lo hace con muchas de sus instituciones y sus figuras políticas y lo interesante es que Baron Cohen sigue tan despreocupadamente haciendo humor y burlándose de cosas a las que sabemos que el público americano suele tenerlas como sacralizadas. He allí quizás uno de los mayores méritos de la "triologia" en general y de este último opus, "El Dictador" en particular: no parece haber ningún tipo de freno para el delirio de Baron Cohen ni como actor ni como guionista. No tiene empacho en meterse con las Naciones Unidas, con el periodismo, con las minorías sexuales, con la discriminación racial, con diferentes grupos étnicos... e incluso en sus extremos más hilarantes, también ponendo una mirada incisiva a las creencias del mundo diametralmente opuesto con occidente, donde las mujeres no tienen ningún derecho, entre tantas diferencias culturales. Donde algunos pueden ver bromas de mal gusto, Baron Cohen y su director estrella ven justamente el estilo que más los divierte. Y no tienen ningún miedo de que sus bromas puedan ser tildadas de racistas, homofóbicas o escatológicas, ellos parecen divertirse mientras escriben el guión y las ideas, por más locas o irreverentes que parezcan, aparecen en pantalla tal cual parecen haber sido pergeñadas por estos talentosos de este estilo singular de comedia. Seguramente no podrá tener medias tintas en cuanto a la aceptación del público. Típico humor en el que uno o bien se siente dentro desde el inicio o se siente completamente afuera sin entender demasiado de qué va la cosa, "El Dictador" como todas las otras creaciones del equipo, no admitirá términos medios. En este caso repite el esquema en algunos tramos del documental apócrifo que tanto frutos rinde para este tipo de humor -y que ambos manejan a la perfección- y hay inclusive una historia de amor con Anna Faris (a quien vimos en alguna "Scary Movie" o "Smiley Face" o jugando con "Alvin y las Ardillas 3") que le permite justamente al guión desplegar en este rol femenino algunos apuntes sobre los movimientos ecológicos, las fundaciones sin fines de lucro y las minorías sexuales y todo sigue sumando para que el delirio vaya in crescendo. Si bien Sacha Baron Cohen ya nos ha demostrado en films como "Hugo" de Martin Scorcese o "Sweeney Todd" de Tim Burton que puede componer otros tipos de personajes completamente alejados de este tipo de registro, es sinceramente en el campo de la comedia y específicamente de este tipo de comedias se detonan todo tipo de barreras donde él demuestra y pone en juego absolutamente todo su histrionismo y rinde los mejores dividendos. Con una mirada completamente sin hipocresías ni medios tonos, "El Dictador" es otra muestra de humor independiente, irreverente, revolucionario, que hace explotar las carcajadas si uno se deja llevar por el juego y por este torbellino de humor "zafado".
Casados con (sin) hijos La escritora de "Besando a Jessica Stein" y de la inédita "Ira & Abby" se lanza no sólo a escribir el guión y protagonizar su nuevo film, sino también se pone detrás de las cámaras y hace su debut como directora en "Plan Perfecto" una casi caprichosa adaptación del título original "Friends with Kids" - "Amigos con Hijos". Y obviamente es mucho más acertado su título original -quien sabe porqué lo habrán cambiado porque el original tenía mucho más "gancho"- que se refuerza además con la propuesta del afiche comercial en donde dice: " "Amor" "Felicidad" "Hijos" / Elegi Dos " como dando por sentado que pareciera ser que el amor y la felicidad de la pareja no es tan compatible en ese preciso momento en el que aparecen los hijos para desequilibrarlo todo. Partiendo desde un punto interesante y original a nivel argumental, Westfeldt arma un eficiente guión en base a la realidad que viven tres parejas de amigos en tres etapas diferentes de sus relaciones de pareja. Por un lado está la pareja que hace rato ha probado las delicias de la maternidad/paternidad en la piel de Leslie (Maya Rudolph, una de las "Damas en Guerra" cuyo elenco tiene gran presencia en esta película y protagonista por ejemplo del inédito film de Sam Mendes "Away we go" disponible en DVD) y Alex (Chris O'Dowd también visto en "Los viajes de Gulliver" y la version americana de "La Cena de los tontos"). ? ?Se presenta una segunda pareja en pleno "noviazgo" y a punto de casarse, con la actividad sexual en completa ebullición que hasta dan un poco de envidia sana al resto del grupo. Ellos son: Missy (Kristen Wiig, otra de las "Damas en Guerra/Bridesmaids" y componente del elenco del mítico Saturday Night Live) y Ben (John Hamm, marido de la directora en la vida real y protagonista de la existosa serie de TV "Mad Men"). Y quedan dos personajes para presentar, justamente los protagonistas del film. Dos amigos íntimos que no han encontrado aún su media naranja pero que tendrían muchisimas ganas de poder hacerlo y de incluir en este proyecto el hecho de ser padres. Ella es Julie (justamente la guionista y directora del film Jennifer Westfeldt) y su amigo es Jason (Adam Scott), quienes casi en un impulso deciden mantener su relación de amigos pero se plantean tener un hijo... juntos. La propuesta parece, en un primer momento, completamente descabellada, pero dado que no han sentido durante todos estos años de amistad un deseo sexual profundo, ellos podrían proponerse tener un hijo juntos y poder al mismo tiempo guardar lo mejor de su vinculo de amistad. Esto les ahorraría supuestamente, tener que pasar por el deterioro normal y natural y las diferentes desaveniencias que sufren las parejas que ellos conocen, ante la llegada de un nuevo integrante de la familia. Con un aire a las comedias de Judd Apatow como "Ligeramente Embarazada" y con un ritmo en sus diálogos con un aire del Woody Allen noyorkino y a las mejores sitcoms, Westfeldt estructura su comedia tratando los tópicos principales que atraviesan a toda una generación, aquellos que ha pasado largamente los '30 e incluso los '40. Y dentro de las tres parejas que utiliza para ir armando su relato, se las ingenia para mostrar un caledoscopio bastante completo de las diferentes formas de atravesamiento del tema de los hijos en la pareja. ??????? Una de ellas sigue encontrando la forma y el momento para seguirse conectando aún cuando se sabe que con la llegada de los chicos es todo mucho más complicado, otra en la que la llegada del hijo ha roto todo el encanto y el mundo sexual que tenían armado y finalmente esta nueva posibilidad de que estos dos amigos puedan criar un hijo juntos, cada uno cumpliendo con su rol, pudiendo escapar al rol de la pareja más tradicional, con una apertura mental diferente en tiempos de pluralidad y familias ensambladas. Al igual que en "Besando a Jessica Stein", Westfeld trata de romper con algunos esquemas, de mostrar otros vínculos que el cine, en su gran mayoría, no suele transitar y esta idea de que dos amigos pacten poder realizarse como padres sin cumplir con ningun cánon social, es realmente novedosa. Cada uno de ellos, además, intentará armar una pareja con la dificultad de presentarse con este tema adicional ("Soy padre pero no tengo esposa" "Soy madre pero no tengo ni tuve marido"). Julie caerá en los brazos del personaje de Edward Burns, quien ya viene con una experiencia anterior y con hijos e intentará ensamblar a esta nueva pareja en su vida y por su parte, Jason encuentra refugio en los brazos de una hermosisima estrella ascendente de Broadway encarnada por Megan Fox. Pero ese amor filial y casi platónico que se tenían los dos amigos, no es realmente tal y por lo tanto los problemas amorosos, los celos, los rencores y la crianza del hijo en común, harán que se encuentren permanentemente en diferente disyuntivas sentimentales que es lo más rico de la segunda mitad de esta comedia. Quizás en este planteo y sobre todo en el tramo final sea donde el guión no logra tener esa chispa novedosa del arranque tan original y peque por entrar en un terreno de comedia romántica más arquetípica y conocida. No obstante, gana mucho más el ritmo que le imprime Westfeldt a las diferentes situaciones que atraviesan estos amigos y la idea de un retrato exacto y preciso de una generación que no muchas veces se muestra en el cine, animándose a meterse con el tema de que no todo en la maternidad/paternidad es tan color de rosa como se plantea desde afuera. El elenco es sólido y compacto. Así como en la vida real todos los integrantes del elenco han trabajado juntos y tienen un vínculo por fuera de la pantalla, dentro del film funcionan como un gran equipo y la suma de las partes es mucho más que el todo porque hay como un plus de naturalidad y de camadería que se transmite en la propuesta. Es una pena que el rol de Kristen Wiig no haya sido tan beneficado en las líneas del guión y que una comediante como ella se vea un poco desaprovechada, tal como pasa con Chris O'Dowd, aunque brillan de todos modos en sus pequeñas intervenciones. Megan Fox despliega todo su encanto en su papel aunque no logra presentar las dudas que sobrevienen a su personaje en cuanto a plantearse hijos en su vida, mientras que Edward Burns, Maya Rudolph y John Hamm están precisos y sueltos cada uno en sus papeles, muy diferentes entre sí. La pareja central de Scott y Westfeldt tienen mucha química en pantalla y transitan por situaciones de diversa índole con total naturalidad y frescura, agilizando una comedia que no sólo sirve para pasar un buen rato, sino para reflexionar sobre la pareja, los hijos y las realizaciones personales.
Triángulo críptico Tal como lo sugiere el título ya desde un inicio, hay tres personajes que centralmente conforman la historia que es básicamente la de una familia tipo, tipo disfuncional. Y de estas familias disfuncionales ya hemos visto muchísimo tanto en el cine mainstream como en el cine más independiente -que sería el caso de esta nueva producción del cine uruguayo-, ha sido objeto de estudio de los directores más famosos y de los más amateurs, han puesto el ojo los guionistas más celebrados y desde este lugar se han contado las historias más fallidas. Sin embargo, hay algo en lo disfuncional que seduce a Pablo Stoll, director de las consagradas "25 watts" y "Whisky" y de la inédita en la Argentina (por suerte) "Hiroshima", una película fallida de principio a fin. De las dos primeras, Stoll toma como ya dijimos esa mirada incisiva a las relaciones humanas, y a las relaciones familiares más particularmente, atravesándolas con el costumbrismo que diestramente maneja con su cámara, haciendo que sus personajes resulten queribles y hasta conocidos. Lamentablemente quedan resabios de una "Hiroshima" anterior, en donde parece no haber podido encontrar nuevamente el tempo preciso para la presentación de los personajes y el desarrollo de algunas de las situaciones por las que cada uno de ellos atraviesa. Como una mala copia de la nouvelle vague francesa, Stoll se demora en algunas situaciones cotidianas, con una observación detallada y precisa pero también con un estiramiento innecesario de algunos tramos en los cuales la acción se estanca y no logra avanzar y que atenta fuertemente contra el resultado general del film y de mantener el interés del espectador. Lo que "3" tiene para contar en este caso es la historia de Ana, una típica adolescente de padres separados que parece no querer encuadrar en los cánones que (le) pide la escuela, aún a riesgo de perder su último año de la secundaria y consecuentemente perder también su viaje a Bariloche. Mientras tanto, la mamá de Ana, Graciela, tiene que cuidar a su tía enferma en sus últimos días de vida y poco puede preocuparse de ella. Su padre, Rodolfo, es odontólogo y ya desde el inicio del film es un personaje que no hace más que ir cayendo barranca abajo, por lo que sólo puede acompañarla de la mejor manera posible, pero todos sus esfuerzos no son vistos por Ana más que con una mirada entre burlona y sobradora, quedándose con esa imágen hasta patética de su padre. Entre todos sus intentos por lograr hacer pie en algún proyecto, en algo de su vida, Rodolfo pareciera querer volver a "reconquistar" a su mujer y más que eso, a recuperar el espacio que tenía dentro de la familia y que tenía esa familia en su vida... hace ya diez años. Con muy pocos elementos sobre los móviles y las razones que mueven a cada uno de los personajes -con una construcción que muchos directores utilizan para no tener que mostrar expresamente algunas situaciones- Stoll trata de apoyarse en lo sugerido más que lo explícito. Pero en muchas de las situaciones que plantea la película, esta falta de elementos, que en otros films pueden suman porque hace que no sobreabunde información ni que se subraye lo obvio, en otros casos como sucede aquí en "3", finalmente restan, porque el espectador queda un poco a la deriva, sin poder entender concretamente qué le pasa a cada uno de los protagonistas. Quizás el personaje de Graciela, la madre de Ana (en una acertada composición de Sara Bessio) sea el personaje que se ve más favorecido por el guión. Es en donde se plantean las situaciones más concretas y es el que, a simple vista, trata de guardar alguna coherencia con lo que siente y es la que menos duda. Mientras cuida a su tía en el sanatorio conocerá a Dustin (Néstor Guzzini en la personaje mejor interpretado del film, lleno de frescura y naturalidad) y es allí, donde aparece, en media de la confusión general, un intento de salvación, una puerta de salida. Mientras tanto Ana, en plena adolescencia y sin demasiados bordes de parte de los padres, aparece como el más desprolijo y desequilibrado de los personajes del triángulo, por momentos complejo de entender y por momentos sumamente entendible ante la falta de contención de su entorno. En completa caida libre, Rodolfo, intenta pivotar entre los otros dos personajes de la historia y hacerse de un nuevo lugar, establecer un nuevo orden que sea quizás el que más se parezca a un orden anterior, a algo que se añora profundamente. Con una cadencia morosa y una extensión de casi dos horas que no la favorece en los más mínimo "3 - Cómo recuperar a tu propia familia?" gana en los momentos en que refleja las situaciones cotidianas y los momentos simples como Stoll sabe retratarlos, pero no logra la consistencia necesaria para atrapar al espectador. Asi como los personajes vacilan, dudan, sienten que no pueden encontrar su camino, la película en si misma no logra encauzarse en su propia historia y se torna demasiado sinuosa y hasta por momentos algo críptica. Un cineasta interesante, una película fallida.
Diarios de Bicicleta ¿Qué tienen en común "Rosetta" "El hijo" "El silencio de Lorna" "El niño" y "La promesa"? Que todas han sido escritas y dirigidas por los hemanos Dardenne, ganadores en dos oportunidades de la Palma de Oro en Cannes y exitosos en cuanto festival internacional hayan presentado sus obras. Con una mixtura perfecta entre una nouvelle vague ambientada en nuestros días y un bisturí que disecciona profundamente la realidad social en la que los personajes se encuentran inmersos, los hermanos Dardenne plantean sus historias en un universo tan simplemente mostrado y con tanta crudeza como la realidad misma. En este caso, en "El chico de la bicicleta" la historia está centrada en Cyril Catoul, el niño del título y el protagonista absoluto de este nuevo opus, quien ha sido abandonado por su padre y contrariamente a aceptar esto, hará todo lo que sea posible para volver a contactarlo. A partir de un destino completamente desafortunado -el que pareciera ser el hilo conductor que hilvana a todos sus personajes-, aparece una posibilidad de comenzar a reconstruir(se) cuando Samantha, la peluquera del pueblo, se cruce en su camino. Son dos almas solitarias, desamparadas, golpeadas, que encuentran uno en el otro, una oportunidad de cambio. Samantha acepta compartir sus fines de semana con él y de esta forma comenzarán a entretejer un nuevo vínculo que los Dardenne narrarán sin perder esa mirada social con la que tiñen todas sus historias. A diferencia de otros films en este caso aparecerá en este lazo, un aire de "redención" que pocas veces se ha visto en su cine, mayormente atravesado por la desesperanza. También se hará presente la dualidad de Cyril cuando entre en escena Wes, un delincuente y traficante que representará el desequilibrio, el desborde, una especie de "canto de sirenas" al que deba enfrentarse cuando se sienta atraído por el mundo que Wes le muestra en toda su intensidad, su violencia, su adrenalina, algo así como volver a atravesar pero en otro registro, los senderos recorridos por la literatura infantil en los personajes clásicos de Pinocho y el Zorro, esa seducción para entrar en un mundo más oscuro y sembrado de peligros. Desprovistos de demasiadas construcciones y giros en el guión, como en casi toda su producción, los Dardenne apuestan a que la cámara capture la esencia de cada uno de sus personajes. Y cuando el alma queda al descubierto, tanto en Cyril como en Samantha, cada imágen cuenta. Asi como De Sica en "Ladrón de Bicicletas" tomaba este objeto que devendría en un ícono de la cinematografía mundial, en este caso ellos cuentan con este elemento para retratar un vínculo padre-hijo, ese objeto preciado que nos sigue atando al ser amado y que formará parte de esta historia y de la intriga. Y por sobre toda la tristeza, el dolor y la soledad (sugerida por diversos elementos en los que los directores posan su mirada tan contemplativa como exhaustiva), por sobre la imposibilidad emocional de este padre de hacerse cargo de su hijo y no poder tomarlo, aparece por primera vez en su filmografía una mirada más luminosa y esperanzadora. Cyril y Samantha se eligen mutuamente: ella acepta el gran desafío de la maternidad -aún a riesgo de perder su pareja, de complicar su situación laboral y de atravesar fuertes problemas económicos-, tan difícil y tan compleja para asumir frente a un Cyril tan traumatizado por los golpes de su pasado, así como las marcas que ella misma trae, y en este caso la figura del este niño en su vida, le presente una cierta forma de sanación. Como un efecto de ida y vuelta, en "El niño" los Dardenne hablaban de la dificultad de un hombre de hacerse cargo de su paternidad, de madurar y dejar de lado ese estado de vida infantil permanente y de huida de las responsabilidades. Ahora, esa misma mirada, se posa sobre el personaje de Cyril, como una contracara de la ausencia del padre y de encontrar una apoyatura en una nueva figura que aparezca para subsanar esa falta, completando el propio ciclo. Cécile de France construye a su Samantha arriesgándose a un papel algo diferente para su carrera, alejado de algunas producciones más glamorosas y acertando en la sensibilidad con la que arma a su personaje. Sin duda alguna, la figura de Thomas Doret es central para que la historia funcione. Su Cyril es impecable, transparente, preciso. Como suelen acostumbrarnos los Dardenne, su trabajo delicado en la dirección de actores producen escenas maravillosamente intensas y la mirada y las sensaciones de Doret como Cyril logran las mejores postales del film. Una excelente oportunidad para volver a visitar y paladear el cine de los Dardenne, en este caso, con una mirada innovadora para con sus personajes.
Adios a la inocencia Debutante en su primer largometraje de ficción Frédéric Mermoud, elige mostrar, bajo el manto de un policial tradicional (el famoso polar francés), ciertos elementos que componen un rompecabezas donde dos jóvenes enamorados juegan en todo momento al borde del peligro en un espiral descendente que obviamente, no tendrá un final feliz. Vincent y Rebecca, no son más que dos adolescentes. Y claramente pertenecen a dos extracciones sociales y mundos completamente diferentes. Casi como un flechazo, ese amor a primera vista, se conocen en un cybercafé y comienzan una relación. Ella muchísimo más tímida e inocente, aparentemente sumergida en una historia en donde le faltan modelos adultos (su padre no aparece durante el film y su mamá, azafata, aparece y desaparece por temas de trabajo) es casi la "presa" ideal para comenzar a mimetizarse con el universo que le ofrece Vincent, con una historia mucho más oscura que lo que aparenta en la superficie cuando apenas ella lo conoce. Tan sólo dos meses más tarde, el cuerpo de Vincent aparece flotando en el río Rhone y al mismo tiempo Rebecca se encuentra desaparecida. El teniente Hervé Cagan (Gilbert Melki) y su socia Karine Mangin (Emmanuelle Devos, brillante como siempre) quedarán a cargo de esta investigación que se contará a modo de gran flashback durante toda la película. Como en un juego de doble relato, hay en "Cómplices" dos "parejas" que cuentan en diferentes capas, cada una su historia. Por un lado, la de los amantes adolescentes, Vincent y Rebecca, en la que el entramado se irá develando lentamente con un inicio que se presenta se presenta simple y como una historia de amor adolescente casual y que luego ya adentrados en el film, comenzará a complicarse, sobre todo cuando Vicent lleve a Rebecca al mundo de la prostitución juvenil. Del otro lado, Hervé y Karine, pasando los '40, tambien cuentan una historia de compañeros de trabajo, de amores desencontrados y de mutua complicidad y por sobre todo de mutuo entendimiento. Así entonces Mermoud presenta la narración fragmentada en dos generaciones, dos historias de parejas -aunque la de Hervé y Karine no sea una pareja en el sentido estricto de la palabra-, dos narraciones, que se interconectan en forma permanente. Mermoud logra poner una mirada amorosa para cada una de sus cuatro criaturas y es dulce y pasional cuando es necesario, y violento y crudo a la vez en su manera de filmar. Al ingresar en el terreno de la prostitución juvenil, el film debe obligatoriamente cambiar completamente el registro inicial y verse más comprometido que un simple policial, y quizás sea éste el elemento que hace que "Cómplices" pueda tener un interés extra más allá del simple tema de develar el culpable, atraviesa mucho más lejos la frontera del simple whodunit. La manera en que el director, siendo además éste su primer filme, logra resolver ciertas cuestiones vinculadas con temas delicados que aparecen en el guión sin que las escenas pierdan en ningún momento la fuerza y la veracidad que la historia necesita, es realmente un punto que juega absolutamente a favor de los resultados de un policial con algunas implicancias de relato social, más allá de la mera historia policial. Nina Meurisse y Cyril Descours en la piel de los adolescentes enamorados, logran dos trabajos sinceros y absolutamente entregados, sobre todo Meurisse en el papel de Rebecca que tiene muchísimas más modificaciones a lo largo de la historia, en donde a través del la situaciones que debe atravesar, la jóven va perdiendo su mirada de inocencia, su costado casi naïf del inicio, para penetrar en una trama más cruel y más descarnada. Si bien los dos adolescentes son el punto central del guión, la historia paralela que desarrollan estos compañeros de trabajo encarnados por Melki y Devos -con una química perfecta en pantalla- abundan en apuntes interesantes sobre la vida de cada uno de ellos y ciertas situaciones de su pasado, que se reviven en el caso de los amantes adolescentes. La ida y vuelta entre las dos narraciones y los puntos de conexión, forman la complicidad del título y las cuatro actuaciones son un plato fuerte de este estreno frances. Con una buena estética e imágnes cuidadas en los momentos más duros del film, el debutante Frédéric Melmoud logra un equilibro entre los dos universos y logra una narración compacta. Quizás pueda decirse que el tono general del film no está acorde con la resolución final, pero aún así tiene muchos puntos a favor para lograr el interés y demostrar que el cine francés puede dar un producto policial interesante sin necesidad de exhudar aroma a pochoclo.