Oh la la! Qué frescas son las comedias del cine francés. En este verano bastante atípico en lo climático, bien puede servir para meterse en una sala cinematográfica a ver este filme de Franck Dubosc quien actuó en muchísimos pero es su primera vez como realizador a la vez que actor. La historia nos muestra a un empresario exitoso, guapo, que ya pasó los 50 y sigue siendo un... ¿pirata? Es alguien que hace sufrir a las mujeres, que las seduce y no quiere ningún compromiso. Muere su madre Odette, y Jocelyn, el protagonista, va a la casa a poner algunas cosas en orden. Un hecho fortuito desatará el conflicto y es que Jocelyn esté sentado en una silla de ruedas cuando lo visite una vecinita atractiva. Jojo se siente en su salsa y la vecina se ofrece a ser su acompañante terapéutica, lo que no se imagina es que pronto conocerá a la mujer de su vida y lo pondrá en un aprieto por el que luchará para dejar de mentir sobre todo porque Florence, la hermana de su vecina, debe usar una silla de ruedas todo el día, es parte de su vida. Está muy bueno el título en francés que traducido sería "Todo el mundo de pie" y habla sobre la dignidad de las personas, de aquellas que teniendo todas sus posibilidades físicas plenas se encierran en prejuicios, egoísmo y una incapacidad de comunicación hacia los otros. Y por el otro los verdaderos héroes anónimos: vemos a Florence que es una hermosa mujer, violoncelista, que juega al tenis y hace una vida sin ninguna restricción. Jocelyn queda atrapado en esa fuerza que despliega Florence y que determinará el destino de esta pareja. Una fotografía espectacular: me encantó una escena en la que el escenario sufrirá un cambio extremo que tiene que ver con "Titanic" y una referencia a Hitchcock, más no les puedo contar o perdería la gracia. La banda sonora, con muchos de sus temas en inglés, cuenta con una canción interpretada, por Charles Aznavour, una voz inolvidable y una de Brice Davoli, Amore Mío, que se les quedará pegada si no es que no se ponen a bailar o a seguir el ritmo con los pies. Muy divertidas interpretaciones de Elsa Zylberstein, como Marie, una secretaria incomprendida por Jojo, Claude Brasseur, como el papá de Jocelyn y Gérard Darmond, como Max, el médico y confidente del personaje central. Para pasar un lindo rato y si no la ven en sala, espérenla on demand.
"Introduzione all'Oscuro" es la última película de Gastón Solnicki, director argentino que es reconocido internacionalmente aunque su filmografía no es tan extensa como la de otros colegas. Esta obra que se estrenara en el Festival de Viena como première mundial y también en el último Festival de Mar del Plata, llega ahora a la sala del MALBA para ser disfrutada por un público más amplio. ¿De qué se trata? Solnicki tratará de manera artística la afección que le causó la muerte de un amigo, el duelo posterior y cómo homenajearlo de la manera que él lo hubiera querido. La persona que se fue no era un simple mortal sino que habitaba el universo del arte y fue apreciado como alquien carismático en sus funciones y particular por ciertos vicios inocentes que retratará el realizador. No es un filme oscuro, se percibe contrario a lo que su titulo sugiere (inspiración en una composición musical del mismo nombre): es un viaje a los gustos musicales, cinéfilos -Hans Hurch fue director del Festival de Viena, por eso el estreno mundial fue allí y también crítico de cine-. su rechazo a las nuevas tecnologías de la comunicación que lo hacían escribir cartas y postales, su costumbre de llevarse cosas de los bares, su visión de la familia, la política y su vínculo afectivo con la Argentina. El propio director no queda ajeno al relato sino que participa delante y detrás de cámaras, con un montaje especial, utilizando algunos pequeños planos secuencia y pasando a los distintos temas con abruptos cortes a negro, que se explican en este ensayo fílmico. Se aprecia como una simetría entre el principio, casi sin palabras y el cierre de la historia en la que el espectador puede llegar a conocer un poco a la persona del retrato pero mucho más de la sensibilidad del cineasta. No es un producto, es un hecho artístico, es para sentarse y mirarla como cuando se miran diapositivas o fotografías familiares; nos llevará al pasado y al mismo tiempo rescatará imágenes del presente y sus diferencias con lo que se supo vivir en otras épocas. Con una duración de un poco más de una hora, como para completar una visita al siempre interesante MALBA y sus acontecimientos culturales.
Parte de lo que vemos en esta triste y violenta historia podrá encontrarse en la ficción bajo el título de "Los Juegos Del Hambre". Como dicen, la realidad supera la ficción y Rithy Panh, el documentalista más famoso de Camboya, nominado en 2014 por esta misma película, nos lo muestra de una manera que hace posible tomar contacto con las atrocidades del régimen del Khmer Rouge y Pol Pot al frente ellas. En cuatro años se destruyó un pueblo, se lo adoctrinó y se le enseñó a aplaudir a un dictador para no morir. Algunos se atrevieron a desafiarlo, como el padre del narrador, que se fue apagando en una huelga de hambre, alegando que lo poco que recibían no era comida digna para una persona; también vio morir a su madre y a sus hermanos; sólo quedó él como testigo del horror, buscando la imagen perdida. El régimen predicaba una sociedad perfecta, sin división de clases sociales y ellos eran la contradicción misma, al ejercer un poder que esclavizaba y quitaba hasta el derecho al agua y al alimento. Qué es la imagen perdida, entonces. Es la pregunta que sobrevuela este filme hecho con composiciones donde los actores son pequeñas estatuillas de arcilla, agua y pintura, tan expresivas como protagonistas de carne y hueso. El artesano las va moldeando y las vemos entrar en acción, primero en el ideal, en el recuerdo de una infancia feliz, donde el realizador, cuenta que en ese momento él pudo aprender y ver cómo se hacía cine y los mundos mágicos que éste creaba en la primera época. Luego, llega un tsunami político que barre con esa felicidad y allí, estos pequeños muñequitos se entrelazarán con recortes de películas rescatadas de la barbarie en los que se ve, en colores los bailes, las risas y en blanco y negro el horror y sus actores. Es una lástima que tenga tan poco espacio para ser vista, lo merece por la factura y por los contenidos. Una obra de arte para que no se repita la historia y para homenajear a tantos que fueron olvidados, los que constituyen de cierta manera la imagen perdida, aquélla que quedó en la retina del sobreviviente y que no puede llegar a plasmar fehacientemente ni en fotografías ni en el cine porque es algo muy propio, muy doloroso, algo que quiere olvidar pero que debe recordar para que nadie vuelva a vivirlo.
Juliette Binoche, no se puede negar, es una gran actriz, sin embargo, en "Tal Madre, Tal Hija" se desperdicia su talento presentándola como la figurita atractiva para ver este filme. También se convocó al actor Lambert Wilson, que aparece en la trilogía de Matrix, en su última entrega como el magnate Merovingio. La hija, es interpretada por Camille Cottin, que participó de otras producciones de la directora y guionista, Noémie Saglio, responsable del filme. Una serie de enredos que involucran a una madre que no quiere madurar y cuya hija, Avril, nació demasiado temprano en su vida, cuando ella tenía 17 años y por la que dejó una carrera como bailarina. Por el costado filial, Avril aparece como todo lo contrario a su progenitora, incluso actuando con mayor responsabilidad y no pudiendo cortar el cordón umbilical aunque Mado (Binoche) sea una eterna adolescente, con 47 años y compartiendo piso con su hija y su novio. La noticia llega con alegría para Avril, ella misma va a tener un bebé; su felicidad se ve interrumpida porque Mado queda igualmente embarazada. A partir de ese momento, habrá que tomar decisiones que van a ayudar a crecer cueste lo que cueste. Tiene algunas situaciones divertidas, el metraje, un tanto dilatado no ayuda, los personajes caen en lugares comunes y donde hay resoluciones un tanto edulcoradas y de cuento de hadas y otras un tanto bizarras hasta escatológicas. Si quisieron hacerla para animar a las mujeres europeas a que se lancen a la maternidad en edades maduras, no creo que sea el camino adecuado. Si lo hicieron, como dice en el final para celebrar a las madres y a las hijas, tampoco tiene mucho sentido, hoy podemos hacer nuestros videos caseros para el día de la madre con un poco más de sentido. Los personajes masculinos son padres abandónicos, irresponsables, nenes de mamá, un vago recepcionista, un ginecólogo distraído, su hijo, un gurú de la ciencia, y hasta el perro, que mira pornografía canina en la tablet de su dueño. Un poco de desdén hacia el género masculino que puede ser remediado, en el mejor de los ejemplos, con el personaje de Marc, que tiene una segunda oportunidad con Mado y Avril. Hay un diálogo bastante interesante entre Mado y el ginecólogo cuando ella no se decide si conservar la vida que lleva en su interior y él le dice que estos momentos pueden ser tomados como un accidente o una aventura, en ambos casos, la enfrenta a las consecuencias de sus acciones como mujer. La banda sonora es compatible con una comedia de enredos de este estilo y agradable. Los paisajes de París, con la torre Eiffel siempre presente a mayor o menor distancia son un atractivo adicional. Resumiendo, una peli liviana para ver ¿en familia?, una "Sex and The City" versión francesa, sin tanto glamour y con algunas situaciones en las que nacerá cierta empatía por Avril y Mado, madres, hijas, lazos afectivos que tienen que mejorarse.
El filme de Daniel Henríquez nos lleva al mundo tan particular del fotoperiodismo y al mismo tiempo, el arte que supo desplegar en sus años más fructíferos Carlos Bosch. Esta personalidad, política y artística por su contexto histórico, es un hallazgo del equipo realizador, que entre sus productores cuenta a los reconocidos Benjamín Ávila y Lorena Muñoz entre otros. Si bien por momentos puede resultar un tanto técnico, por el lenguaje y porque el mismo Bosch aparece dando clases a un grupo de personas, el relato nos introduce en la obra llevándonos a una serie de autorretratos que buscan plasmar los miedos mismos del protagonista, que son en cierto punto existenciales y luego, nos lo muestra desde sus compañeros de labor y los trabajos que supo realizar en el exilio para periódicos españoles de la era posfranquista y de otras latitudes mundiales con conflictos a flor de piel. Fotógrafo de AGRA, colectivo que todos los años tiene su muestra abierta al público, se molestó por un premio, halago que según él descolocó su búsqueda artística, su carrera más vehemente, algo que los que lo rodeaban trataban de contener sin conseguirlo. La música de Eliane Correa complementa adecuadamente las transisiones y lo que reina son las "sombras de luz" necesarias para contar un momento, un rostro, una situación de postergación, la enfermedad, la vejez, la cárcel, con una cámara profesional y siempre, el blanco y negro. El material de la investigación y el archivo de Carmela Silva son indispensables para, como decía antes, aquellos interesados en retratar la realidad social. Se estrena en el Gaumont y tendrá su espacio en el MALBA, los domingos con una función.
Otra pieza fantástica de Paul Thomas Anderson. Se puede amar u odiar pero nunca deja indiferente. ¿Es una historia romántica? Para mí, sí, aunque siga los cánones de una relación estilo "Misery". Daniel Day Lewis, que parece que después de este papel se retira de la actuación, juega el papel de un reconocido modisto de la década de los '50. Muchas mujeres desean que su cuerpo porte un vestido de la casa Woodcock, vivas o hasta para su entierro. Él complace a las refinadas damas de la alta sociedad, a la realeza y a las estrellas de cine. Les pone una cáscara que las realza, las estiliza, que es pura vanidad y belleza mientras llena su tanque de ego. En principio, hay una mujer que lo obsesiona: su madre, la que le enseñó su oficio de costurero de la alta moda, ella murió pero él dice que siempre está cerca suyo; luego, está Cyril, su hermana, quien lo secunda al frente de la empresa de moda y a la vez acompaña los ocasionales tríos de su hermano ya que cada tanto cambia de musa inspiradora y la instala en su casa para trabajar con ella de día y de noche. Todo eso cambiará con la irrupción de Alma, una muchacha que se adivina simple, que trabaja en un bar del pueblo como mesera hasta que Reynolds la elige. El metódico hombre, que moldea a las mujeres a su antojo con telas y encajes finos será atrapado por esta chica que se resiste a dejarlo patalear en cada capricho. El amor será el hilo invisible que los una, un amor que tiene algo de trampa y de perverso y éste es el punto fundamental que hace del último filme de Anderson una obra especial por el talento de los actores, por la fotografía, por una banda sonora alucinante y por el vestuario que mereció el Oscar. Si bien no llegó a la cima, está entre las 10 mejores de 2017 y los seguidores de Daniel Day-Lewis y de P T Anderson pueden estar seguros de salir satisfechos de la sala. Cuidado con los ingredientes de su plato favorito y sobre todo si lo prepara Alma, interpretado por Vicky Krieps, una chica de Luxemburgo, no muy conocida y que gana el centro de la escena rápidamente.Leslie Manville será Cyril, la hermana de Reynolds, una mujer que se da cuenta que con la llegada de Alma muchas cosas cambiarán para su hermano y para los vestidos de Woodcock. Los pequeños detalles, los secretos que son marca del realizador de El hilo invisible no faltarán a la cita con el espectador. En una entrevista para Vanity Fair, se dice que el protagonista de la ficción no existió con ese nombre pero sí pueden encontrarse varios rasgos de su personalidad y guiños a modistos como Balenciaga y otros de su época. Original y recomendable.
Un gran toque de neorealismo en esta agridulce obra sobre la vida de una joven a punto de graduarse de la secundaria. "Lady Bird" es el título de la película y el seudónimo por el que se rebautizó Christine. Está por cumplir los 18 años y transcurre el 2002, vive en Sacramento, California, una ciudad que nada tiene que ver con el glamour de Hollywood ni con lo cosmopolita de San Francisco, sin embargo es la Capital de ese gran estado costero del oeste. Ella ama la idiosincracia de ese lugar aunque querría estudiar, lo que sea en Nueva York. No sabemos muy bien, qué idea tiene esta chica de la Gran Manzana. Su madre se niega a dejarla ir atemorizada por lo que ocurrió con las Torres Gemelas. Es una mujer un tanto ambigua en su trato con Lady Bird, por momentos se ve que se divierten juntas y por otro es muy estricta. Su padre, es el "tipo bueno", que va a hacer lo posible para que Christine cumpla con su sueño. La familia se completa con dos hermanos adoptados y que son muy diferentes a Lady Bird. La adopción fue idea de la madre de Christine que trabaja en un hospital público en el pabellón psiquiátrico. El escenario es importante ya que la mayor parte del tiempo vamos a ver a la chica en una institución católica. Se tratan temas polémicos como el aborto, las relaciones sexuales fuera del matrimonio y la identidad sexual. No hay dogmas sino la rebeldía propia de la edad y lo que significa vivir en un ambiente casi se podría definir como "pueblerino" y su "qué dirán". Una historia muy bien contada por Greta Gerwig que con tan sólo 34 años ya fue nominada como mejor directora y mejor guionista por esta película para el Golden Globe y la próxima parada que es el Oscar de la Academia. Es una producción independiente que genera empatía con el espectador, la crítica ya la nominó bien pero no sé si le alcanzarán los porotos para competir contra "La Forma del Agua". Sería bueno ya que muy pocas mujeres llegaron a este escalón tan alto. Su camino es apadrinado por Noah Baumbach ("El Fantástico Sr. Fox", "Una Historia de Brooklyn") y vale decir que también es actriz. Párrafo aparte para la actuación de Saoirse Ronan, quien está nominada para la estatuilla de la Academia de Hollywood en esta edición y ya lo había sido en 2016 por la hermosa historia de los irlandeses que llegaron a Brooklyn y fueron pilares de esa parte de la ciudad de Nueva York. Acá, más aniñada pero con ese carisma inconfundible. Los adolescentes se quejan de que muchas veces no son escuchados o se sienten incomprendidos, luego, como Lady Bird/Christine, se dan cuenta de que muchas cosas fueron así por amor y por temor al sufrimiento de esos chicos que se están haciendo grandes. No la dejen pasar.
Sebastián Lelio, ya un reconocido director chileno, se arriesga nuevamente con temas que provocan y a la vez hacen reflexionar sobre la hipocresía, la intolerancia y la dignidad de las personas en esta película que producirá empatía sin golpes bajos. La relación entre Marina y Orlando se ve truncada por la muerte de este último. Ese hecho es el desencadenante de las desventuras de la cantante que se ve acorralada por la familia del difunto. El drama parece normal ante los desplantes de la ex esposa y el hijo mayor de Orlando pero uno no se explica por qué tanto empecinamiento con la joven. A través de un guión (que resultó ganador del Oso de Oro en el Festival de Berlín) y una estética que desde las sutilezas de los marcos que rodean al personaje femenino hace que vayamos enterándonos que lo que más molesta a todos y por lo que Marina es expulsada y repudiada, es por su condición de transexual. Es excelente el trabajo de Daniela Vega, -quien es Daniel de nacimiento-, y que está tramitando su documento de identidad como Marina que es la que expresa sus sentimientos: desde una honda tristeza hasta la bronca por el denigrante trato de funcionarios policiales y la impotencia ante la imposibilidad de despedirse de su amor. Uno va acompañando a la protagonista en su búsqueda desesperada por reafirmar su condición de mujer extraordinaria como reza su título, encontrarse con su verdadera voz y dejar de esconderse de la sociedad que se dice normal. El director hace una crítica a las etiquetas que les ponemos a las personas y, como decía antes, esto se ve en carteles, dibujos, tomas en las que se ve un "prohibido", "área sucia" o señales de tráfico que obligan a ir en una dirección. Una película conmovedora e inteligente, que no cae en estereotipos y que lleva la marca de su autor en la crítica social de su tiempo.
Siempre es bienvenida la oportunidad de asomarse a la cinematografía de países diferentes al propio y a los productos del mainstream que estamos acostumbrados a consumir. En este caso, "Un Hombre Llamado Ove", llega desde Suecia, país desde el que hizo escuela Ingmar Bergman, siempre preocupado por la condición humana, como es el caso de la historia del personaje central de esta deliciosa y a la vez ácida en su humor comedia sobre la vida. Puede decirse que aunque estemos hablando de una cultura lejana en cuanto a idioma, clima, geografía, si la comparamos con Buenos Aires, podríamos sentirnos a millones de kilómetros; luego, si nos paramos en los zapatos de Ove y sus vecinos, esa distancia casi no se distingue. Qué hace de esta peli, que ya tiene 2 años circulando y fue nominada como mejor película extranjera para el Oscar, una historia que uno no quiere que termine: es que a este señor, al que lo jubila la tecnología y que vive en un condominio al que llegan forasteros de costumbres exóticas como invitar a comer a extraños que recién conocen, nos lo podríamos encontrar en cualquier vereda, como vecino o como pariente. Es un viejo gruñón que se ciñe a las reglas y quiere que todos las cumplan y esto tiene un por qué que lo va a ir explicando en flashbacks cada vez que Ove quiera alejarse de este mundo para encontrarse con su esposa en el más allá. Es la persona a la que más amó y que parecía estar siempre al servicio de los otros, y ella se enamora también a primera vista de Ove cuando lo encuentra durmiendo en un tren. Ove no puede olvidarla y visita todos los días la tumba de Sonja prometiéndole que pronto estará con ella; sin embargo una serie de sucesos, que le harán poner en orden su vida, sus amistades y sus rivalidades tontas (no aprecia a nadie que no maneje un Saab) y hasta adoptar una mascota y ser adoptado por una vecina iraní que lo cuidará y hasta lo hará reir. Parece como si la vida se hubiera ensañado con este hombre que a mayor dolor más se refugia en las reglas y en la soledad de sus recuerdos. Es una comedia con toques dramáticos y un humor negro que es bien nórdico. El director y responsable de la adaptación de la novela de Fredrik Backman es Hannes Holm (como curiosidad dirigió un documental sobre la historia de ABBA), quien ya dijimos llevó a esta película a 2 nominaciones al premio más codiciado de la industria cinematográfica occidental. El gigante que interpreta al Ove mayor fue excelentemente caracterizado como anciano y es, Rolf Lassgard, que es una cara conocida en el cine sueco. Resumiendo, una peli para disfrutar de principio a fin, que nos ayuda a ponernos en los zapatos de nuestros mayores y acompañarlos, aunque a veces no se dejen, a vivir en plenitud, cada momento y no quedarse en recuerdos. Enseña que todavía tienen mucho por dar.
Su título remite a una antigua maldición china y es en parte el primer atractivo de este filme raro, psicodélico. Empieza bien, engancha con su plot un tanto naif, que se va oscureciendo y enredando como las plantas que dan el "pimpollo", la Erytrina, ese producto natural pero ilegal que acompañará a Marcos en la aventura de escribir su primera novela policial y dejar para siempre a los gemelos detectives de la editorial "Panza Roja". Santiago Van Dam es el director y guionista de "OVTI", su primer trabajo en largometraje por el que recibió una nominación en la sección de Vanguardia y Género del último BAFICI. Como decía, la película es interesante y remite de cierta manera a la "Tiendita del Horror", o un "Trainspotting" autóctono por la presencia y el peso que le pusieron al tema de la droga en el argumento. En mi opinión es un tanto excesivo el humo que se esparce en la pantalla y no permite que la propuesta sea más redondita. Al frente del elenco, el atribulado Marcos un escritor que no termina de inspirarse pues su vida es un tanto normal para un tipo de su edad, interpretado por Ezequiel Tronconi ("La Tigra, Chaco", "Congreso"); se puede decir de él que en el cine independiente está haciendo muy buenas migas. Las participaciones de Emilia Attias y Benjamín Rojas hacen más que nada al cartel, ya que sus minutos en pantalla son pocos. Un poco truculenta y con un arma que puede encontrarse en cualquier cocina, entonces, se desarrolla la trama entre listas que deben cumplirse para avanzar de capítulo, máscaras que dan escalofríos, una bailarina de flamenco, un cajero de un supermercado chino, un jefe norteamericano, un hippie, el encargado y la vecina, la hija del encargado y... los pimpollos secándose y convirtiéndose en moneda de cambio para Marcos que se enfrenta a un desafío: terminar la novela y no morir en el intento. El montaje está a cargo de Lourdes Miere, también del equipo de "Congreso", y que combina muy bien la animación con las escenas con personajes de carne y hueso. Me gustaron los planos cerrados y detalle, aquél manejo de cámara no tan convencional para crear climas, romper con el tiempo y el espacio. No me terminó de convencer la recurrente apelación al consumo de drogas, que no lleva a un buen camino en este filme ni en la vida misma, que entiendo que tiene que ver con la intoxicación del personaje principal y su entorno pero que podría haberse construido con menos para exponer más a los verdaderos actores. Resumiendo, una propuesta distinta del cine nacional que se anima al cine de género y le sale más que aceptable.