Las películas de cine catástrofe corresponden a un subgénero que fue explotado con éxito en las décadas de los ’70 y ’80. Salvo algunas raras excepciones, las propuestas actuales se manejaron en el ámbito de los films olvidables, trillados y/o mal concebidos. Dicho todo esto, de vez en cuando surgen exponentes que buscan revitalizar viejas fórmulas partiendo de los clichés para evitar caer en ellos mismos. En el 2015 se estrenó una cinta noruega llamada “La Última Ola” que justamente intentó insuflar un poco de aire fresco a las películas de desastres naturales desde el punto de vista de un tsunami que se genera como producto de un derrumbe de un paso montañoso. “Terremoto” es una secuela directa de aquel largometraje que trae de vuelta al mismo protagonista que nuevamente intenta salvar a su familia y advertir a la población acerca de un nuevo e inminente peligro natural. En el año 1904 un terremoto de magnitud 5.4 en la escala de Richter sacudió a Oslo con el epicentro en la Fosa de Oslo que corre debajo de la capital noruega. En el presente, científicos comienzan a detectar señales que indican que un nuevo terremoto está en camino. Esta secuela no llega a ser tan “original” como su antecesora pero sí termina consistiendo en un digno divertimento que evita seguir la estructura clásica de una producción norteamericana. Es más, la cinta le dedica 45 minutos a la (re)introducción de los personajes, sus relaciones desgastadas en base a la vivencia anterior y las secuelas que les dejó los eventos descritos en el capítulo anterior. No obstante, esa casi mitad de película le juega tanto a favor como en contra, en especial si el espectador no vio el largometraje original. Igualmente, la audiencia no tendrá tiempo de cavilar al respecto ya que de ahí y hasta el final comenzará un thriller vertiginoso donde todo puede pasar y de hecho lo hará. Lo más interesante del relato está en el hecho de que se focaliza en las relaciones humanas y familiares de los personajes principales, haciendo que el contexto sea determinante en varios aspectos, pero no fundamental en lo que respecta a la construcción de las personalidades y las evoluciones que se van dando a lo largo del film. Respecto a la factura técnica resulta increíblemente destacable todo el trabajo de efectos visuales y en el plano sonoro, los efectos de audio que contribuyen a la atmósfera opresiva y de suspenso que busca generar el director. Por el lado interpretativo, el elenco entero demuestra estar a la altura de las circunstancias brindando actuaciones sentidas y funcionales a la trama. “Terremoto” es una digna secuela que, sin sorprender, nos brinda un entretenimiento interesante, efectista y al mismo tiempo enfocado en las afecciones. Una propuesta que no pueden dejar pasar los amantes del cine catástrofe.
Chaco: Extranjero en tu propia tierra. El sentido documental de Juan Fernández Gebauer, Ignacio Ragone y Ulises de la Orden, sirve como plataforma de denuncia ante la usurpación de las tierras que se viene dando desde hace tiempo a los aborígenes y representantes de los pueblos originarios. “Hubo un tiempo en que vivíamos en armonía con la naturaleza y no era raro ver muchas especies autóctonas pastando libremente. Hasta que se escuchó la alerta del águila negra, que rezaba ‘peligro, peligro’. Y con ella llegó el hombre blanco”. El documental, narrado en lengua qom, revisa los relatos de miembros de las comunidades qom, wichi y mocoví, que cuentan cómo se puede llegar a ser extranjero en la tierra en que uno nació. Filmada en Formosa, Chaco, Salta, Santiago del Estero, Buenos Aires, Bolivia y Paraguay, cinco hombres de distintas comunidades originarias del Gran Chaco encarnan la historia de lucha de su pueblo, desde los primeros hombres blancos hasta hoy. Los pueblos qom continúan reclamando sus tierras o algún tipo de reconocimiento por parte del gobierno como miembros activos de la población argentina, los cuales tuvieron que afrontar todo tipo de adversidades, entre ellas torturas, expropiaciones y asesinatos. El documental que aquí nos reúne nos va contando las distintas historias de varios miembros de los diversos grupos afectados. A través de una clara modalidad expositiva se van sucediendo los diferentes testimonios (la gran mayoría hablados en qom) que buscan mostrar el punto de vista indígena sobre el conflicto antes mencionado. Todo esto se ve ornamentado con unas bellas animaciones que representan los viejos sucesos y altercados que sufrieron los miembros de esta comunidad. El largometraje no solo indaga en la mirada de los denunciantes sino también en cómo los hombres blancos ven a este sector de la sociedad, el cual no termina de encontrar un lugar en la misma. Básicamente, la lucha no solo es por conseguir tierras y derechos que necesitan para formar parte activa de la comunidad argentina sino que también necesitan dichos recursos para subsistir. Desde que los criollos les comenzaron a marcar los territorios con alambradas, no solo fueron perdiendo la mayor parte de sus tierras sino que también fueron privados de recursos naturales que les permitían conseguir agua, comida y ciertos elementos para la elaboración de medicinas. Todo este tipo de sectorización no solo los obligó a relocalizarse sino también a abandonar ciertos ritos y costumbres. La lucha de los aborígenes es para seguir manteniendo sus tradiciones y para que sus hijos no se avergüencen de pertenecer a los pueblos originarios. El documental cumple su cometido de interiorizar al espectador con el legítimo reclamo de estos individuos al mismo tiempo que denuncian ciertos actos de violencia impartidos por las fuerzas de seguridad. Quizás la cinta peque de minimalista y austera a la hora de no implementar lo suficiente el material de archivo como para ilustrar lo que se nos narra. Si bien hay ciertas representaciones visuales de los que se nos relata en primera persona por los testimonios, es probable que necesite una mayor acentuación o presencia de estos pasajes para dejar bien en claro lo que se nos planteó. No obstante, el mensaje es claro, al igual que su búsqueda estética y narrativa que focaliza principalmente en los damnificados más que en los gobiernos y el sector acusado. Chaco es un documental sincero, duro y necesario que se propone ahondar en un reclamo auténtico que busca la dignidad de los aborígenes. Sus realizadores logran conmover al espectador mediante los testimonios y sus recreaciones animadas que proponen una narración más lírica. Cine reflexivo que intenta darle un lugar a estas voces olvidadas por el mundo occidental.
“Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot” es el trabajo más reciente del director norteamericano Gus Van Sant, conocido por films como “Elephant” (2003) y “My Own Private Idaho” (1991). Un director que hizo sus primeras armas en el cine indie y festivalero logrando construir un sello propio y característico que se vio plasmado principalmente en aquel relato que mostraba los acontecimientos detrás de la masacre en la escuela secundaria de Columbine. Mezclando pasado con presente y distintos narradores, al igual que una cámara fluida repleta de travellings de seguimiento y zooms (los cuales no abundan en el ámbito cinematográfico), Van Sant consiguió dotar a sus films de cierto halo de realidad por medio de su puesta de cámara y sus recursos como narrador. Con el paso de los años, no solo el autor fue perfeccionando su técnica, sino que fue madurando como relator y trabajando otros aspectos. “No Te Preocupes, No Irá Lejos” nos trae nuevamente al director en su mejor versión luego de algún que otro paso en falso. Esta biopic cuenta la historia de John Callahan (Joaquin Phoenix), quien tras un accidente automovilístico queda paralítico y decide hacer un cambio radical en su vida, tratando de solucionar sus problemas de alcoholismo mediante terapia grupal en Alcohólicos Anónimos. En el difícil camino hacia la sobriedad, John descubre el poder curativo del arte. Deseando que sus manos heridas den vida a diseños divertidos, a menudo polémicos, y que le traigan una nueva oportunidad en la vida, comienza a realizar caricaturas para revistas y diarios. Para ello contará con la ayuda de Donny (Jonah Hill) como su sponsor y guía espiritual en el camino para dejar el alcohol, Annu (Rooney Mara), una azafata de la cual se enamora y Tim (Tony Greenhand), un asistente que se encarga de ayudarlo con las tareas cotidianas. Lo interesante de este largometraje radica en que, como es habitual en la filmografía del director, evita todo tipo de clichés narrativos de este tipo de relatos de auto superación, enfocándose principalmente en las dificultades, en las miserias y en toda la parte dura del asunto, pero también empleando algunos tintes humorísticos al respecto. A su vez, la estructura anacrónica y desordenada dota a la película de cierta intriga por cómo llegó el personaje principal de ser un individuo quebrado y perdido a una persona medianamente realizada con un propósito en la vida y éxito tanto profesional como emocional. Para ello, Van Sant contó con la increíble y experimentada interpretación de Joaquín Phoenix (“Walk The Line”), un actor que demostró no tener techo y poder brindar una actuación mejor que la previa película a película. La ironía, impotencia, frustración y necesidad de superación que le imprime al personaje hace que dicho protagonista sea tan complejo como humano enriqueciendo la historia y llevándola a otro nivel. “No te Preocupes, No Irá Lejos” es una biopic atípica como solo Gus Van Sant nos podía otorgar. Una cinta que evita todo tipo de lugares comunes construyendo un relato que alterna distintos aspectos de la vida del atribulado protagonista. Un film que se nutre de la madurez interpretativa de Phoenix, de un guion equilibrado y de la pericia de su director a la hora de organizar la puesta de cámara y la puesta en escena. Un sentido viaje emocional que evita caer en el golpe bajo o en la clásica historia de superación.
Ya a esta altura nadie es ajeno a los vaivenes y las desprolijidades que se vienen dando en el Universo Cinemático de DC que vienen intentando sostener Warner Bros junto a DC Entertainment. Luego de las vapuleadas “Suicide Squad” (2016) y “Batman Vs Superman: Dawn of Justice” (2016), surgió un episodio un poco más inspirado llamado “Justice League” (2017) y la que hasta hoy en día es la mejor propuesta de la productora, “Wonder Woman” (2017). “Aquaman” es un producto que se encuentra un escalón por debajo de la cinta protagonizada por la princesa de las Amazonas. No obstante, cabe destacar que representa un entretenimiento digno gracias a la dirección de James Wan, el creador de dos sagas destacadas como lo son “Insidious” (2010) y “The Conjuring” (2013), además de ser el creador de la primera “Saw” (2004) y de haber dirigido la séptima entrega de la saga tuerca más famosa “Furious 7” (2015). Wan parece ser uno de los directores mainstream del momento convirtiendo todo lo que toca en oro. Es por ello que no era de extrañar que Warner lo convoque para intentar reflotar al Universo DC. Si bien el producto está lleno de falencias, errores y alguna que otra incongruencia dentro del universo expandido, la primera aventura en solitario del Rey de los Siete Mares es un viaje sumamente disfrutable, entretenido y con un gran espíritu aventuresco y comiquero. El largometraje cuenta la historia de Arthur Curry (Jason Momoa), un hombre que descubre que es mitad humano y mitad atlante por parte de su madre, la reina Atlanna (Nicole Kidman), por lo cual es heredero del trono de Atlantis si es que se decide a reclamar el lugar en la ciudad escondida en el fondo del mar y desafiar a su hermano el Rey Orm (Patrick Wilson). Para ello deberá emprender el viaje de su vida en el cual se encontrará con temibles adversarios como el mismo Orm y Black Manta (Yahya Abdul-Mateen II), un pirata en busca de venganza. Pero Arthur no estará solo en este periplo sino que contará con la ayuda de Vulko (Willem Dafoe), su maestro y entrenador en todo lo que tiene que ver con Atlantis, y Mera (Amber Heard), la prometida de su hermano que se convertirá en una parte importante de la vida de Aquaman. No fue fácil concebir un film de estas características con una mitología muy vasta y rica, es por ello que el director decidió separarse de los caminos habituales de las películas de inicio, generando una cinta particular que arranca ya con la popularidad del protagonista en pleno auge de su carrera como superhéroe y entregando a cuenta gotas varios elementos de su historia pasada con la inclusión de diferentes flashbacks que fueron implementados o motivados armónicamente mediante ciertos elementos que desencadenan ese necesario retroceso a las fuentes. Es en esos momentos donde el film funciona y sorprende con una modalidad poco utilizada en este tipo de largometrajes. Las falencias narrativas de la película vienen dadas en otros frentes. En primer lugar, la pieza audiovisual busca ser un relato de aventuras, con ingeniosas y sorprendentes secuencias de acción, un film introductorio, también busca contar una historia de amor, entre tantas otras cosas más. Esto hace que la mezcla no resulte del todo homogénea y que por momentos haya problemas con el tono del largometraje, a pesar de que si bien tambalea en ese sentido, James Wan logra que la narración se mantenga a flote gracias a su talento como director. Por otro lado, no ayuda la banda sonora de Rupert Gregson-Williams (“Hacksaw Ridge”, “Wonder Woman”) que resulta ser bastante básica, caricaturesca y repetitiva en los momentos en los que debería crear un clima y acompañar a la imagen. Entre los logros de la propuesta pochoclera se destaca el elenco, en especial el dúo protagónico. Momoa y Heard demuestran tener la química necesaria para llevar adelante el film interpretando dignamente a sus personajes. En especial cabe destacar la composición de Heard que termina de redondear uno de los personajes más atractivos e interesantes de la película. De hecho, el peso que se le dio a su personaje en la historia es mayor que el de Arthur Curry, siendo muchas veces el papel que lleva la trama y teniendo mayor peso en la narrativa. Willem Dafoe, Nicole Kidman y Patrick Wilson terminan de completar a los personajes secundarios en lo que representa un casting envidiable para cualquier director. Asimismo, los villanos o antagonistas de la cinta, Orm y Black Manta, comprenden fuerzas opositoras atractivas y con mayor dimensión que la que suelen tener en este estilo de películas. Por el lado de los aspectos técnicos, resulta impresionante cómo se manejó todo lo relacionado al CGI. Siempre fue una de los mayores desatinos que tuvo el Universo DC en cuanto a la implementación de las imágenes generadas por computadora, y para una historia que transcurre gran parte debajo del agua aquí era primordial que funcione, y sí que lo hace. Viendo el resultado final, queda claro que Industrial Light & Magic (“Star Wars”, “Jurassic Park”, “Transformers”) es de lo mejor de la industria en todo lo que tiene que ver con efectos visuales y especiales. Y si a todo esto le sumamos unas espectaculares escenas de acción en lo relativo a lo coreográfico, al manejo del espacio escénico y a las posiciones de cámara, quedan grandes secuencias de acción con plano memorables. En síntesis, “Aquaman” resulta ser un viaje entretenido, aunque un poco extenso y convulsionado. Un film de aventuras disfrutable que tiene sus mayores aciertos en su elenco y en todo lo relacionado con las secuencias de acción y los efectos visuales. No tanto así en lo narrativo, con un segundo acto donde pierde un poco el ritmo y con ciertos momentos que resultan desatinados en cuanto a tono, pero que finalmente recupera su sentido deleitando a los fans del mundo del comic.
Ya no es una novedad que Alfonso Cuarón (“Children of Men”, “Gravity”) es uno de los directores más importantes y prolíficos de la actualidad. Su visión como autor y su entendimiento del medio audiovisual exudan cinefilia en estado puro. En esta ocasión, el realizador mexicano decidió dejar momentáneamente la grandilocuencia de la industria hollywoodense para contar una historia más intimista y personal que refleja su infancia en la Colonia Roma, un barrio de clase media de la Ciudad de México. El largometraje cuenta la historia de Cleo (Yalitza Aparicio), una joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón compone una oda nostálgica, emotiva y dolorosa a su propia experiencia durante su primeros años en la década de los ‘70. Un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y el clima sociopolítico durante la agitación en ese convulsionado período histórico. El director, además de escribir y dirigir, se encarga de realizar la exquisita fotografía que muestra su profundo entendimiento del espacio escénico, el manejo de la cámara y un maravilloso trabajo compositivo. Cada imagen de “Roma” conforma una verdadera obra de arte en blanco y negro. Pero la estética no es el único triunfo del film sino que también estamos ante un enorme trabajo a nivel actoral y narrativo. El autor sabe muy bien cómo insuflar a sus historias de emotividad y a sus personajes de una carga sensitiva que transformará las evoluciones de sus arcos dramáticos. El personaje de Cleo tiene que cuidar a los hijos de su patrona durante todo el día y así crea un vínculo afectivo donde los termina queriendo como si fueran sus propios hijos. Por otro lado, se verá la contraposición de este punto cuando se entera que está embarazada luego de tener uno de sus primeros encuentros sexuales. El personaje de esta mujer es bastante complejo y está lleno de matices que le van dando un carácter propio y provocando un claro crecimiento a lo largo de todo el metraje. “Roma” es uno de los capítulos más personales en la obra de Alfonso Cuarón. Un film obligatorio para entender a la persona detrás del autor. Con altas dosis de autorreferencialidad y un ritmo pausado pero funcional, el largometraje compone un excelso ejercicio técnico y narrativo que no dejará indiferente a ningún espectador, incluso cuando en ciertos pasajes se apele al rechazo por parte de la audiencia con algún que otro golpe bajo.
La Vida Misma: Lágrima Fácil. Dan Fogelman (creador de This is Us) nos propone este drama lacrimógeno donde se nos muestra los vínculos afectivos y su yuxtaposición con el azar, la casualidad y/o el destino. Las películas corales eran moneda corriente hace algunos años con grandes y originales exponentes como los films de Iñárritu (21 Grams, Babel y Amores Perros) o historias livianas del estilo de New Year’s Eve, Valentine’s Day y He’s Just Not That into You. En un punto intermedio se encuentra Life Itself (título original de la obra de Fogelman) que arranca de manera interesante y con el correr del metraje se va diluyendo e incurriendo en varios clichés, dejando personajes poco desarrollados, golpes de efecto predecibles y manipulación emocional a más no poder. El largometraje comienza contando la trágica historia de Will (Oscar Isaac) y Abby (Olivia Wilde) una pareja que va construyendo su relación y posteriormente su familia a través del tiempo, pasando de ser una pareja universitaria hasta casarse y tener un hijo. Paralelamente el personaje de Abby intenta desarrollar su tesis sobre “el narrador no fiable” y como todos los narradores son infiables debido a la arbitrariedad y lo azaroso de la vida. Como la vida misma es un narrador sospechoso también. Ahí es donde se va gestando una idea atractiva yendo y viniendo en el tiempo y mostrando la decadencia del vínculo de esta pareja a partir de esta tesis. Al mismo tiempo, los primeros 15 minutos nos otorgan algunos recursos interesantes donde Samuel Jackson comienza a contar enmarcadamente parte del relato. No obstante, esto se acaba prontamente para desembocar en un segundo acto apresurado, con personajes que no terminan de desarrollarse y que no cuentan con el peso suficiente que tenia los protagonistas anteriores. A fines prácticos y para evitar spoilers no entraremos en detalles de lo que viene pero el elenco estelar compuesto por los ya mencionados intérpretes sumados a Olivia Cooke (Ready Player One), Mandy Patinkin (Homeland), Antonio Banderas (La Piel que Habito), Annette Bening (American Beauty) y Laia Costa (Victoria) son sumamente desaprovechados en una historia por momentos predecible, donde se ven sus hilos y su mecanismo de manipulación. Por otra parte, hay varios golpes bajos que se sienten innecesarios y que sólo buscan la lágrima fácil del espectador y un golpe de efecto convencional que se podría haber arreglado desde la construcción misma de los personajes y de una manera más visual y no desde la sobre-explicación y la exposición mediante diálogos. Si resulta destacable todo lo relacionado con la edición del film y su banda sonora que le dan cierto carácter e identidad al relato. Una película que no presenta ningún tipo de reproche desde lo técnico. Quizás Fogelman peca de intentar explotar una premisa similar a la que utiliza en This Is Us pero en una cinta de dos horas de duración donde tiene menos tiempo para desarrollar a una enorme cantidad de personajes, conflictos y cruces entre los mismos. El formato televisivo le permitía ahondar más en estas cuestiones de una forma más armónica y menos forzada. La Vida Misma es una película que gustará a los fanáticos de Fogelman y su serie de TV, los que disfruten de los dramas lacrimógenos y los largometrajes corales. Para el resto de los espectadores no quedará mucho más que un drama con varios golpes bajos y con un potencial que no termina de explotarse.
Hirokazu Koreeda quizás sea el director más importante de Japón en la actualidad. Con una filmografía intimista y muy distintiva supo hacerse un nombre en el marco internacional, logrando obtener varias distinciones en el circuito festivalero. Es más, este año fue premiado con la Palma de Oro en el prestigioso Festival de Cannes por su más reciente trabajo “Shoplifters” (2018), que probablemente llegue a nuestras pampas a principio del año que viene. En esta ocasión, nos presenta un largometraje de 2016 que es incluso anterior al film que pudimos ver el año pasado en las carteleras argentinas titulado “After The Storm” (2017). En “Nuestra Hermana Menor” vuelve a meterse de lleno en el ámbito familiar para contarnos una historia muy personal y melancólica que retrata los vínculos afectivos de cuatro hermanas unidas ante el abandono de sus padres. La película cuenta la historia de Sachi, Yoshino y Chika, tres hermanas que viven en Kamakura (Japón), en la casa de su abuela. Un día reciben la noticia de la muerte de su padre, que las abandonó cuando eran pequeñas. En el funeral conocen a la hija que su padre tuvo trece años antes y pronto las cuatro hermanas deciden vivir juntas, a pesar de que la más pequeña se sienta incómoda al pensar que ella fue la causante del desinterés parental. Si bien Koreeda transita por algunos lugares recurrentes en su filmografía, mostrando la cotidianeidad de las relaciones familiares y sus rituales diarios, por momentos puede sentirse que estamos ante un relato con tintes novelescos. Sin embargo, resulta realmente armónica y sutil su forma de presentarnos los acontecimientos y esa red de vínculos que va construyendo progresivamente con oficio. La cinta se va revelando como un melodrama moderno y estilizado que se nutre del talento de sus intérpretes, en especial de Haruka Ayase, Masami Nagasawa, Kaho Indo y Suzu Hirose como las cuatro protagonistas que van desarrollando este drama sensible que pasa por la sencillez de la cotidianeidad y las relaciones humanas que a su vez comprenden lo más complejo de la vida familiar. Por otro lado, es muy atractiva la propuesta visual que nos ofrece el director nipón, ya que su puesta de cámara y sus encuadres nos muestran de manera privilegiada la intimidad de este grupo familiar quebrado que busca reconstruirse. La exquisita fotografía corrió a cargo de Mikiya Takimoto, que en su tercera colaboración con Koreeda, decidió utilizar una paleta suave y sobria que prioriza los tonos pasteles y la iluminación de bajo contraste en claves medias y altas. Un trabajo impecable que hace que cada plano parezca una pintura digna de un museo. En relación al aspecto musical, la banda sonora también aporta su cuota de sensibilidad y melancolía acompañando orgánicamente a la imagen. En síntesis, “Nuestra Pequeña Hermana” es un film maravilloso y disfrutable que probablemente admiren más aquellos que descubran al director en este film. Para los que ya sean habitues de Koreeda puede que les resulte un tanto larga y repetitiva, pero igualmente quedarán satisfechos con el resultado, por la universalidad de los temas tratados, por el maravilloso trabajo de fotografía y debido a las inspiradas actuaciones de sus actrices. Un viaje de autodescubrimiento bello y emotivo del director de “Tal Padre, Tal Hijo”.
Tras algunos años de inactividad, Steve McQueen (“12 Years a Slave”, “Shame”) vuelve al cine con un poderoso thriller que combina las especificidades del género y sus características más duras con un fuerte trasfondo sociopolítico que denuncia el machismo, la corrupción y la criminalidad que rodean a la sociedad moderna. “Viudas” representa la adaptación cinematográfica de la miniserie británica homónima de 1983, cuya acción, en esta ocasión, se sitúa en Chicago y nos relata los acontecimientos que rodean a un grupo de mujeres que no tienen nada en común más que el hecho de haber sido las esposas de cuatro difuntos criminales que perecieron en mitad de un atraco. Verónica (Viola Davis), Alice (Elizabeth Debicki), Linda (Michelle Rodriguez) y Belle (Cynthia Erivo), quien, a pesar de no ser una de las viudas, se involucra posteriormente por necesidad de ambas partes, deciden tomar las riendas de su destino y conspiran para forjarse un futuro con sus propias reglas. Verónica encuentra la libreta de Harry, su cónyuge (Liam Neeson), y con eso decide confabularse con el resto de las viudas para terminar el próximo golpe que tenía planeado el líder de los delincuentes, y de esta forma poder saldar una deuda heredada por las actividades criminales del grupo comando. Ahí entrará en juego el ámbito político, cuando Jamal Manning (Brian Tyree Henry), un afroamericano con un presente mafioso que está postulándose como concejal para regir el distrito de Chicago donde realizan sus negocios turbulentos y su hitman, el hermano del candidato, Jatemme (Daniel Kaluuya), comiencen a amenazar a Verónica para que termine de saldar la deuda de su esposo. Por otro lado tenemos a los Mulligan, una familia igual de corrupta que sus rivales, que tiene controlado al distrito hace generaciones (un clan que recuerda un poco a los Rodríguez Saa y su historia en San Luis) y cuyo último representante fue el anciano Tom (Robert Duvall) que ahora deja atrás su participación para endorsar y acompañar a su hijo Jack (Colin Farrell), quien también está vinculado con los sobornos en los cargos públicos y demás actividades ilícitas. La historia comenzará a desarrollarse de manera vertiginosa con el asalto donde fallecen los delincuentes y luego, paso a paso, se empezará a gestar la trama principal donde vemos cómo estas mujeres dejan atrás sus zonas de confort para intentar reconstruir sus vidas. A mitad de camino entre el thriller policial duro y las heist movies, McQueen se tomará su tiempo para hacer las denuncias pertinentes en cuanto a los hechos de corrupción y los teje-maneje del ámbito político, al igual que una crítica feminista que evita todos los lugares comunes y simplistas para elaborar un relato duro, plagado de violencia y de crudeza, donde las viudas se enfrentan a paradójicos escenarios donde deben descuidar a sus hijos y trabajar como niñeras para subsistir y conseguir dinero o incluso convertirse en escorts para el mismo fin. Todo esto es posible gracias a un inspirado trabajo del elenco donde se destacan Viola Davis, Elizabeth Debicki y Michelle Rodirguez, y Colin Farrell y Daniel Kaluuya en el sector de los actores de reparto. El guion también es otro de los puntos altos del largometraje y fue coescrito por Gillian Flynn, autora de las novelas “Gone Girl” y “Sharp Objects”, las cuales también fueron adaptadas al ámbito audiovisual, y el mismo McQueen. Si bien por momentos hay algunas cuestiones que pueden resultar un poco inverosímiles o tiradas de los pelos, en líneas generales no terminan de opacar el impecable trabajo que se hizo en dirección, en interpretaciones y en todo lo que respecta a la puesta en escena. “Viudas” representa una idea interesante y entretenida que combina el cine de género puro con la denuncia más reflexiva hacia ciertos tópicos actuales en el ámbito sociopolítico y cultural. Un film con grandes aciertos que se perfila para conseguir algunas nominaciones en la próxima temporada de premios.
Pablo Escobar – La Traición: Ascenso y Caída. Llega a las salas un nuevo capítulo en el terreno de adaptaciones o biopics del conocido narcotraficante colombiano, Pablo Escobar. Un drama basado en el libro “Amando a Pablo, odiando a Escobar”, escrito por la periodista colombiana Virginia Vallejo, donde cuenta la relación amorosa que mantuvo con el líder del famoso Cartel de Medellín en la década de los 80. “Loving Pablo” es un film dirigido y escrito por el realizador español Fernando León de Aranoa (Los Lunes al Sol, Un Día Perfecto) que nunca consigue despegarse de los clichés o los convencionalismos de las biopics. Si a esto sumamos que la temática de Pablo Escobar está al borde del agotamiento con la infinidad de productos audiovisuales que nos ofrecieron sobre el despiadado criminal, tenemos como resultado una obra deslucida que solo se mantiene a flote gracias a la lograda composición de Javier Bardem (No Country For Old Men). El intérprete español le pone el cuerpo a este famoso personaje, captando cada gesto casi a la perfección, una actuación digna para el recuerdo si no tuviera el problema de que por motivos de distribución y financiamiento internacional casi la totalidad de su actuación y la del resto del elenco (en su mayoría hispanohablante) se ve volcada a un inglés norteamericano con un forzado acento latino para ser más “realista”. Por otro lado, Penélope Cruz también se destaca como Virginia Vallejo, siendo utilizada como la narradora testigo de los eventos descritos en el largometraje. Su perspectiva acerca de lo vivido junto al Patrón del Mal será el motor de la historia que se centrará solo en algunos acontecimientos de la vida de Escobar Gaviria que vincularon a Colombia y EEUU con el tráfico de drogas. Otro clásico ejercicio de las biopics de estos últimos tiempos. La adaptación de Fernando León deja de lado los aspectos más polémicos de la vida de Pablo Escobar y, si bien no esconde la violencia y la criminalidad, tampoco se la juega por mostrar la oscura figura del delincuente. Sí resulta interesante todo lo relacionado a la vinculación del narcotráfico con la política colombiana y esos golpes de mafia que tuvieron lugar en aquel oscuro período. Respecto a la factura técnica no queda nada que objetar a la obra que se luce desde el diseño de producción hasta el manejo de la cámara que presencia desde lo íntimo ese ámbito de terrorismo que circunda a los carteles colombianos. Loving Pablo es un relato disparejo que se vuelca a un inglés que hace más antinatural y artificial las inspiradas composiciones de sus intérpretes. Un Javier Bardem que capta a la perfección ese contrapunto entre el carisma y la crueldad que caracterizaba al personaje del título, pero en una historia simplificadora y formularia. Una película correcta pero que podría haber sido mucho más por el talento tanto delante como detrás de las cámaras.
El año 2018 quedará marcado como el regreso triunfal de Spike Lee (“Malcolm X”, “Inside Man”) a la ficción tras su paso en falso en la vapuleada remake del clásico coreano “Oldboy” allá por 2013. Y la verdad es que vuelve en la mejor de sus formas con una historia hecha a su medida que le significó la obtención del Premio del Jurado en el Festival de Cannes de este año. El largometraje está basado en hechos reales y nos relata ciertos acontecimientos que tienen lugar a principios de los ’70 en EEUU, una época que se caracterizó por un revuelo en la sociedad norteamericana, con la lucha de los derechos civiles de los afroamericanos como telón de fondo. En ese convulsionado contexto, Ron Stallworth (John David Washington) se convierte en el primer oficial negro del departamento de policía de Colorado Springs. No obstante, a pesar de haber conseguido la aceptación en su institución, Stallworth es recibido con escepticismo y hostilidad por la mayoría de sus compañeros y dirigentes. Sin dejarse intimidar por sus colegas, Ron decide seguir adelante y hacer algo por la comunidad, llegando a la idea de infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponer sus violentas actividades. Para ello, contará con la ayuda de Flip Zimmerman (Adam Driver), un agente encubierto de descendencia judía que será el encargado de ponerle el cuerpo al peligroso operativo, mientras él y Jimmy Creek (Michael Buscemi) se encargan de toda la logística y el desarrollo intelectual de la misión. La obra de Lee no solo tiene buenas intenciones y busca vapulear a la nefasta ultraderecha supremacista blanca norteamericana de aquella época, sino que también intenta denunciar a las resurgidas facciones modernas que ocasionaron actos racistas y violentos durante el 2017. Lo interesante de la visión de este cineasta es que busca construir una narrativa que mezcla drama con comedia negra y utiliza ciertos códigos de los films de Blaxploitation o filmes de explotación (películas como “Shaft”) que fueron tan populares en la década de los ’70 con la comunidad afroamericana como protagonista principal y que fue un boom por las tematicas retratadas y por las bandas sonoras de aquellas cintas. En esta oportunidad, se nos remite a esos largometrajes desde el vestuario de los personajes hasta la música que recurre al funk, al soul y al R&B. No obstante, en lo que respecta a música original, las composiciones de Terence Blanchard (habitual colaborador de Spike Lee) recurre a crear themes realmente innovadores y atractivos, que si bien tocan ciertos elementos de estos géneros que solían aparecer en los films de explotación, también busca correrse de esa norma y lograr algo totalmente fresco. “BlacKkKlansman”, título original de la obra, logra una interesante mixtura entre cine de género y cine político y/o de protesta. La meta de la denuncia a la injusticia racial está claramente erigida, pero en el fondo también se encuentran varias sutilezas que también buscan manifestarse en contra del gobierno de Donald Trump y de todo el aparato político de derecha mediante la ridiculización y otros recursos originales. Por otro lado, además de mostrar lo absurdo y estúpido del discurso segregacionista también se busca denunciar a los abusos de las autoridades (entre ellos, los de la policía) y demás muestras de odio encubiertas que lamentablemente siguen vigentes hoy en día. Desde los apartados técnicos, no hay nada que reprocharle a la obra, en las que no solo se destaca la banda sonora y el vestuario, antes mencionados, sino que también hay un excelente diseño de producción y una genial reconstrucción de época como es habitual en la industria cinematográfica norteamericana. Por el lado del elenco, es absolutamente magnífico el desempeño de todos, en especial en la pareja protagónica que demuestra tener la química necesaria para afrontar un relato de esta índole, donde predomina el drama pero siempre hay tiempo para algún que otro momento cómico bastante discreto y ácido. Secundan muy bien Corey Hawkins, Robert John Burke, Laura Harrier como la presidente de una organización universitaria de estudiantes negros, que será el interés romántico del personaje de Washington y una fuerte detractora de la fuerza policial, colocando al protagonista en un aprieto, y Topher Grace como David Duke, el líder de la agrupación xenófoba, antisemita y racista. “El Infiltrado del KKKlan” es un film que aglutina un montón de cuestiones. Un thriller policial sumamente entretenido que busca reivindicar el movimiento por los derechos civiles, una mirada irónica a la actualidad política de Estados Unidos, un homenaje a los films de blaxploitation y sus códigos, un tremendo trabajo actoral de John David Washington y Adam Driver, entre muchas otras cosas más. Estamos ante la obra más destacada de Spike Lee en muchos años y no solo refleja su mirada hacia los estereotipos del cine hollywoodense de antaño sino que busca punzar sobre la falta de diversidad actual de la industria. Una película intensa y atractiva que no dejará indiferente a ningún espectador, y una cinta que seguramente encuentre su lugar en la próxima temporada de premios.