TIMOTHY EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS La gran mente visionaria del creador de “El Joven Manos de Tijeras” inventa una nueva historia dentro del famoso país de las maravillas que tiene su sello personal, que posee una belleza visual descomunal y actuaciones delirantes. Alicia tiene 19 años y está por ser participe del más bochornoso compromiso que su familia le pudo arreglar. De repente un familiar conejo blanco con un reloj de bolsillo en su poder atrae la atención de la muchacha logrando así que vuelva a caer en el cambiado País de las Maravillas, donde la esperan todos los personajes que conoció en la niñez. Tim Burton tomó como base las dos novelas Lewis Carroll y creó una historia totalmente diferente. Aquí el mundo imaginario no es tan maravilloso como cuando Alicia entró en su niñez, aquí nadie canta de felicidad y la locura de los personajes está medida a la fuerza tras hechos pasados. La Reina Roja se apoderó de la “belleza” y destruyó toda sintonía alegre que le molestaba. Es por eso que cuando ni bien la protagonista entra en el mismo uno se siente como que no se encuentra en el mismo lugar. Es aquí donde vale destacar el astuto trabajo del director y los guionistas por hacer de esta historia un relato que tiene los condimentos de las novelas, pero que no representa en ningún momento el imaginario mundo desarrollado en estas, sino que se basa precisamente en un corto poema titulado ” El Jabberwocky” que se encuentra dentro del segundo libro. Para ver una fiel adaptación de los escritos de Carroll hay miles de otras películas que siguieron detalladamente sus pasos, este no es el caso. Uno de los principales cambios que se decidieron llevar adelante es que aquí hay una historia cronológica para contar, mientras que en las novelas el desarrollo era repentino, alocado y sin sentido, como si Alicia entrase en un parque de diversiones y visitara cada una de sus atracciones. Esta nueva historia presenta guiños y alusiones a diferentes films fantásticos tales como “El Señor de los Anillos” o “Las Crónicas de Narnia”, que no solo le aportan un sentido épico a la historia sino que demuestran algo totalmente novedoso e inimaginable para la historia de Alicia. Para contar esta narración Burton se basó en la elaboración de su mundo imaginario donde brilla la belleza, sus icónicos espirales, árboles torcidos, paisajes desolados y una oscuridad que denota la presencia de un trágico pasado. El arte de este film es maravilloso, del calibre de cada una de sus producciones. El trabajo realizado en el Gato Sonriente es espectacular, al igual que en cada uno de los personajes que minuto a minuto van cobrando vida. Uno de los fuertes más ricos que posee esta cinta es la calidad de las actuaciones. Mia Wasikowska, Alicia, interpreta muy bien su personaje, lo dota de sorpresas y de la inocencia que tanto hace hincapié en la novela. Johnny Depp, es el Sombrerero Loco, que con sus estridentes ojos amarillos, su sonrisa demoníaca y su continuo pasaje por el poema del Jabberwocky, denotan otra fantástica interpretación del actor. Helena Bonham Carter (La Reina de Corazones), es quien se lleva todos lo aplausos por su trabajo, no solo por brindarle mucha expresividad al relato, sino por mantener una locura inmensa al mandar a decapitar a todo animal o humano que le sume problemas. Anne Hathaway, como la Reina Blanca, está correcta, la rivalidad entre las hermanas está muy bien expresada por ambas. Crispin Glover está bien en su personaje, aunque carezca de desarrollo. A su vez, es un placer oir las voces de Stephen Fry, en un estupendo rol (el gato sonriente), Michael Sheen (el conejo blanco), Alan Rickman (la oruga azul) y Matt Lucas (Tweedledee y Tweedledum). Si bien en la mitad el film logra sumergirse en un charco narrativo, el mismo remonta con un despliegue visual y una imaginativa conclusión para el reconocimiento. La batalla final se acerca y el delirio que Burton logró en dicha escena es magnífico, digno de cualquier libro de mitología. Pero sin ser esperado el film posee un mensaje y es allí donde este logra enriquecerse. ¿La vida que quiero llevar adelante es la que la sociedad me obliga a vivir o la que verdaderamente quiero y, pese a las consecuencias, voy a esforzarme por cumplir mis sueños? Simplemente maravilloso. “Alicia en el País de las Maravillas” no es para cualquiera, puede llegar a ser aburrida para algunos e irrespetuosa con respecto a la novela por otros, pero es otra creación del genial Tim Burton que no quiere copiar letra por letra la maravillosa obra de Lewis Carroll. Un espectáculo visual bellísimo y una clara oportunidad para ver el costado no tan maravilloso de una de las historias clásicas más representadas en el séptimo arte. Original y muy divertida. “Algo es imposible solo si crees que lo es” UNA ESCENA A DESTACAR: Alicia, espada en mano, salto…
BUSCANDO UNA VERDAD Pese a que la temática general que invade el guión de esta película no sea del todo original: la venganza de un policía tras la muerte de su hija, la misma logra destacarse por su intrincado desarrollo, sus muy bien dirigidas escenas de suspenso y las vueltas de tuerca, aunque no son sorprendentes, que simplifican el trabajo del espectador al tratar de entender la historia. Thomas Craven es un policía que vive solo y que repentinamente debe lidiar con la visita de su hija. Ella, con vómitos, dolores corporales y actitudes sospechosas, va a ser el centro de la mira de un grupo de personas que deciden terminar con su vida y principalmente va a ser dueña de una realidad que nunca pudo revelar personalmente. Es el padre quien ahora decide investigar su muerte y tratar de reconstruir los últimos días en la vida de Emma. Teniendo como fuente primaria el género policial y entrando en muchas oportunidades a las bases de dicha temática, esta es una historia complicada de entender desde un principio. Las pistas y las explicaciones se conectan de una manera muy extraña, no se dan explicaciones arduas sobre lo que está sucediendo y no se introducen profundamente diferentes personajes secundarios importantes en el caso. Pero ese es el objetivo de esta cinta, ya que todo lo planteado en la narración tiene sentido y una solución fundamentada casi terminada la proyección. Todos los nudos se desatan y todo lo antes no explicado posee una justificación, y es allí donde esta película triunfa. Se homogeiniza muy correctamente el drama familiar y los sentimientos del protagonistas con el caso policial, los pasos que va dando Thomas son coherentes y en muchas oportunidades se crea un suspenso muy bien logrado que ayuda a que se vayan planteando los principales sospechosos y desenmascarando otros. Las actuaciones son correctas y sin tener un destaque prominente ni meritorio, cada una de ellas satisface las necesidades del guión. Mel Gibson está muy correcto, deja de lado sus desbordes actorales y se compenetra, en muchas oportunidades, en la piel del padre dolido. Ray Winstone es quien más se destaca dentro del elenco, en un papel complicado y muy misterioso, pero que presenta los mejores diálogos del guión y es quien en todo momento genera en el espectador una desconfianza muy bien lograda. Danny Huston, en el papel de Bennett, sobreactuado y poco creíble, al igual que Shawn Roberts, el novio de Emma. Si bien hay tomas dudosas, alucinaciones por parte de Thomas poco emocionantes y algo fuera de lugar con respecto al género policial, personajes innecesarios y escenas algo largas, hay diferentes situaciones que valen la pena ser destacadas por la manera en la que fueron encaminadas. Primero que nada la muerte de Emma y el misterio por lo que ella le estaba por decir a su padre justo antes de morir (los primeros 5 minutos de la cinta), mantiene el suspenso en todo el transcurso de la narración, hasta obviamente el momento en el que todo se resuelve. Algunos flashbacks y sueños ayudan a que dicho efecto cobre importancia. Y segundo, diferentes escenas que remiten a los clásicos italianos del género, tal como las persecuciones y los discursos en ronda (final), que le dan un toque de seriedad y credibilidad impecable al film. Esta película tiene errores, incoherencias y lamentablemente no se aleja de muchas otras películas del género, pero entretiene y mantiene al espectador atento al tratar de deducir qué está sucediendo en pantalla. Un correcto film de suspenso, una propuesta para debatir y por sobretodo deducir integramente. UNA ESCENA A DESTACAR: el final según Jedburgh
¿QUE GARANTÍAS NOS OTORGA LA FE? Los hermanos Cohen se caracterizan por dirigir y llevar adelante historias poco comunes, difícil pero muy profundas y en esta oportunidad estamos frente la mejor obra cinematográfica de su filmografía. Una historia sobre el control social, las matemáticas y el caos. Teniendo como fuente una base ya armada y sin entrar en largas introducciones sobre los personajes, la historia se centra en la vida de un hombre judío, que poco a poco se va convirtiendo en víctima de sus propios errores y descuidos y que va a tratar de solucionarlos invocando a su profesión y a la religión. El film comienza con una fantástica escena introductoria que es el eje fundamental de la cinta. Si no se entiende el mensaje que se deja en esas pocas tomas es casi imposible lograr entender el sentido de los cien minutos restantes de proyección. Una metáfora sobre la vida maravillosa. Luego de esto la narración se centra en desarrollar cada uno de los aspectos de la vida de Lawrence y como minuto a minuto cada situación que se le presenta se va sumando a las desgracias que ya tiene. Su hermano se mete en problemas con la policía, tiene un alumno que lo amenaza, una esposa que quiere un divorcio religioso para así juntarse con un viejo amigo, ese amigo lo controla como si fuese un niño, dos hijos problemáticos y muchas cosas más que van apareciendo. Para poder llevar adelante su vida Lawrence decide invocar a la religión y separando cada segmento de la película con el nombre del Rabino al que va a ver, empieza a descubrir un mensaje que no solo le cuesta deducir sino que va dirigido indirectamente al espectador. “Acepta el misterio” es una de las tantas e interesantes frases que el guión desarrolla. Los Cohen aquí no se burlan de la religión ni muestran maldades sin sentido alguno, ellos plantean su opinión sobre la religión y aunque sean certeras o no, hacen pensar y reflexionar sobre la vida que llevamos. “Aceptar cada situación con sencillez”, es el centro de la historia, una de las malas consecuencias de ser religioso y la frase que forma una contraposición entre el desarrollo de la familia Gopnik y la esposa desconfiada al principio del relato. Para llevar adelante dichas cuestiones, los directores invocaron a diferentes metáforas e historias cortas que fundamentan dichos sentidos. Es así como la historia del dentista, el caos final, los sueños y hasta el incógnito que se presenta con el Dybukk, se transforman en los verdaderos protagonistas de la historia. El trabajo realizado por Michael Stuhlbarg en el papel protagónico es cautivante y está muy bien logrado. Cada una de las expresiones que van caracterizando su personaje minuto a minuto se van intensificando y cobrando un sentido humorístico excelente. A su vez, cada uno de los roles secundarios están muy bien actuados, son los casos de Richard Kind (el tío), Fred Melamed (Sy) y Sari Lennick (la esposa). Por el lado técnico el film presenta una edición muy buena, mezclando, principalmente en los primeros minutos, las diferentes escenas que forman parte de la vida de cada uno de los integrantes de la familia; los ángulos de las cámaras son muy originales; el humor, negro y satírico, característico de toda producción Cohen; y por supuesto la dirección muy arriesgada pero satisfactoria. “Un Hombre Serio” es un film muy complicado, difícil de entender, uno de los tantos ejemplos de los que no hay que quedarse con la cronología de los hechos sino que hay que buscarle el sentido detrás de cada situación y frase que se presenta. Los hermanos Cohen son muy originales y en esta oportunidad lo demostraron arduamente. Para ver, entender, reflexionar y observar con detenimiento. Cine de calidad. UNA ESCENA A DESTACAR: la historia del dentista y el análisis posterior
EL CAOS DE LA IMAGINACIÓN Hay películas que se destacan por presentar un argumento complicado pero deslumbrante, hay otras que triunfan por su simplicidad y otras que con originalidad logran salirse del género introducido para impregnarse de diferentes características. Pero, hay otras que sin tener un desarrollo cronológico importante o difícil atraen por ser distintas, por mostrar algo de la esencia del cine arte y por invocar una locura imaginativa que se destaca en todo momento. Esto último sucede con esta cinta. El Dr. Parnassus es un anciano que logró hacer un pacto con el diablo a cambio de poseer la vida eterna. Cansado, agobiado y sin nada de qué comer, decide junto con su hija, Valentina, y sus amigos Percy y Anton, llevar adelante un excéntrico show callejero en donde invita a sus espectadores a dar un viaje por sus sueños y así poder ganar dinero. Una última apuesta con el Rey del infierno y la llegada de un misterioso personaje van a ser los conflictos por los que ellos van a tener que pasar y tratar de solucionar. Se podría decir que dentro de este film hay dos totalmente diferentes: la realidad y los sueños. Estas dos partes se complementan pero presentan un desarrollo totalmente distinto. En la realidad los personajes deben luchar con el hambre, la suciedad, la originalidad, la vida y la ambición por vivir dentro de una familia tipo. Es aquí donde se plantean los problemas y donde algunos de ellos se solucionan, donde aparecen interesantes personajes y actuaciones increíbles. Pero también es el lugar donde van apareciendo las incoherencias, los saltos abruptos en la narración y una historia muy sencilla que no da lugar a las sorpresas y se deja dominar por la previsibilidad. Teniendo esto en cuenta, la primera mitad de narración se vuelve algo tediosa ya que el problema no logra explicarse con fundamentaciones y no se va a ningún lado cronológicamente. Pero es allí donde va apareciendo el otro costado de la película y donde las cosas empiezan a mejorar. Cada vez que un personaje entra al espejo del Doctor Parnassus, donde la imaginación cobra sentido y donde lo subrealista es el principal protagonista, uno siente estar viendo otra película separada a la antes planteada. Los colores cambian, los diseños de los decorados son diferentes y las sorpresas son el principal atractivo. Hay muchísimas situaciones para pensar, mucha filosofía mezclada con los hechos principales de la cinta. Es allí donde el espectador debe empezar a seleccionar y disfrutar del festín de ridiculeces que van apareciendo y tratar de que las mismas cobren sentido. Por el lado actoral Christopher Plummer (Parnassus) hace un trabajo muy bueno, sus momentos finales y principalmente sus charlas con el diablo son majestuosas. Tom Waits (Mr. Nick) es quien encarna al mejor personaje de toda la cinta y su actuación es perfecta. Heath Ledger (Tony), aunque no es su mejor actuación por momentos logra sacar las luces que tanto lo caracterizaron en “The Dark Knight”, para así darle identidad propia a su personaje. Quienes lograron un trabajo muy bueno son los tres actores (Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell) quienes reemplazaron al fallecido actor y lograron captar la esencia que el mismo había generado en Tony. Excelente labor de actuación. Por el lado técnico el film es bellísimo, el vestuario diferente, sucio y coherente a la locura que desborda del guión; la edición correcta; los efectos especiales cobran protagonismo en los sueños, muy bien implementados por cierto; la música acompaña muy bien el desarrollo y la dirección difícil pero satisfactoria. Si bien en la primera mitad la historia no va para ningún lado, el inventivo y el disfrute de la última media hora merecen que esta cinta sea vista y disfrutada. Un film raro, caótico en su desarrollo y planteamientos, diferente y muy original. Una propuesta para pensar y disfrutar, que a la vez es un pequeño tributo al fallecido Heath Ledger, uno de los más interesantes actores de su generación. UNA ESCENA A DESTACAR: la aparición de Depp y el musical de los policías
DIOSES VS SEMIDIOSES La idea que remite a la permanencia en el tiempo de los Dioses griegos hasta la fecha es muy atractiva, no solo porque se entra en el juego de la mitología y la realidad, sino porque en cierta manera la originalidad está presente y el inventivo imaginativo de los guionistas es mucho mayor. Lamentablemente esta cuestión esta totalmente desaprovechada en esta película que, regularmente dirigida, logra entretener sin permitirse desarrollar una base profunda como para seguir produciendo secuelas. El rayo de Zeus ha sido robado y Percy, hijo de Poseidón, es el principal sospechoso de haberlo hecho. Este muchacho va a tratar de convencer a Hades de que él no es el ladrón para así poder liberar a su madre que ha sido raptada en el infierno. Como adaptación de la novela homónima la cinta es muy regular, hay cuestiones que no se explican, hechos importantes que se pasan por alto, desarrollos muy superficiales y escenas totalmente cambiadas. Los personajes poseen una identidad diferente, sin emoción ni identidad propia. Es así como las actuaciones van de la mano del guión pero poco tienen que ver con las personas desarrolladas en el libro. Logan Lerman (Percy), está bien por momentos, pero su incorrecta dirección no le deja explorar el lado sentimental de su personaje, no se le da lugar a que salga del aventurero que repentinamente aprendió a ser. El principal error de esta cinta es que es muy corta, lo que hace que se junten todos los pasajes y no se desarrollen otros más importantes para el entendimiento de la historia. Percy pasa de ser un adolescente con problemas de atención a un héroe medieval en tan solo cinco minutos, derrota a un minotauro casi con los ojos cerrados y entiende todo su pasado extremadamente rápido. No se permiten tiempos narrativos para explicar y profundizar charlas importantes ni mucho menos para ver las reacciones del protagonista a las repentinas experiencias vividas al principio de la cinta. Hay escenas muy mal dirigidas, la “muerte” de la madre o el jardín de Medusa, carentes de emoción y del espíritu mitológico necesario, respectivamente. Aquí el villano no aparece hasta casi finalizada la proyección, por lo que no se desarrolla ningún tipo de suspenso ni temor por lo que va a pasar, en cambio se van presentando mini jefes (Medusa - Hydra), como si se tratase de un videojuego, que los protagonistas deben derrotar para seguir adelante con su rapidísimo recorrido por Estados Unidos, curiosamente el lugar donde se encuentran todos los caminos hacia el Olympo y el Infierno. Las escenas dentro del jardín de la tía Elm son humillantes, no solo porque destruyeron miticamente la figura de Medusa haciéndola la criatura más sencilla de decapitar de la historia del cine, sino porque no se aprovecharon los recursos fotográficos ni actorales de los protagonistas, entre los que se encuentra Uma Thurman. Esto mismo sucede en las tomas en Las Vegas, cuya duración pudo haber sido aprovechada para contar y especificar otras cuestiones paralelas importantes a las planteadas. Los efectos especiales son buenos, ayudan a que la historia mantenga un ritmo coherente y entretenido, las peleas a espadas están muy mal coreografiadas, un tutor de esgrima con más experiencia fue el gran ausente en dichas tomas, la edición es correcta y el trabajo de Columbus en la dirección regular, poco sorprendente y decepcionante. “Percy Jackson y el Ladrón del Rayo” es una película que desmerece la lectura de la novela escrita por Rick Riordan, aunque la misma sea mucho más profunda y explícita en sus intensiones. Una cinta que desaprovechó los dotes actorales de Pierce Brosnan y Uma Thurman. Un film entretenido, pasatista, incompleto, rápido y superficial. Una primera parte regular, otro de los claros ejemplos donde leer es mucho mejor que mirar. UNA ESCENA A DESTACAR: Hydra
EL ASESINATO DE LA LIBERTAD Si bien esta película no es una réplica exacta de la novela homónima escrita por Alice Sebold, mantiene un nivel de respeto y coherencia con la misma, creando así una fiel adaptación, difícil de ver y entender. La historia se centra en la vida de Susie Salmon, una adolescente de 14 años que cuenta su experiencia de vida luego de ser asesinada y encontrarse en el curioso camino que lleva al cielo. Esta es una cinta muy diferente a todas las antes vistas del mismo género, donde se mezcla el suspenso policial con la fantasía. Es un relato complicado de ver, más teniendo en cuenta que la protagonista está muerta y su voz en off contando lo sucedido puede llegar a sonar ridículo al público desde un principio. La cinta va viajando e introduciendo dos tipos diferentes de narración, por un lado el policial que conlleva a la búsqueda del asesino de Sussy y las reacciones de los padres a dicho suceso y por otro lado la narración de la protagonista desde el más allá. Aunque suene extraño, ya que el asesinato tiene muchas escenas en pantalla, el centro de la cinta es la segunda parte y gracias al muy bien logrado final, idéntico a la novela, este sentido logra entenderse y fundamentarse. No estamos frente a una historia de venganza ni de muerte, aunque lo parezca, estamos frente a una expresión diferente sobre la libertad y el amor, llena de metáforas y deducciones algo chocantes pero bellísimas. Las actuaciones son excelentes. Saoirse Ronan logra un trabajo estupendo con su personaje, le brinda la dulzura y la seriedad en los momentos justos y hace que cada una de sus escenas posea un aura especial. Stanley Tucci, en un papel muy complicado, está perfecto. Sus miradas, su inquietud, su soledad y su despliegue de desconfianza en el espectador están desarrolladas perfectamente en la historia. Un trabajo escalofriante de dicho actor. Los padres, Rachel Weisz y Mark Wahlberg, están correctos, los momentos en los que ellos se enteran de lo sucedido y cada una sus reacciones están muy bien mimetizadas en sus acciones. Peter Jackson lleva adelante esta obra mostrando en todo momento escenas y situaciones totalmente contrapuestas, que le brindan a la historia una fuerza exquisita, ejemplo claro la escena cerca del final en el pozo, una metáfora hermosa pero muy cruda a la vez. A su vez, invoca a la cámara fija en las escenas complicadas, otorgándole una potencia mayor a la cinta, los ángulos de las mismas son innovadores y muy sorpresivos mientras los minutos van pasando; se manejan perfectamente los silencios y las pausas argumentales y se crea una atmósfera increíble en dos momentos icono de la novela, la muerte de la protagonista, al principio y una resolución al final. Esta es una película difícil de ver, complicada y muy distinta, que disfrutarán en su plenitud quienes hayan leído las páginas escritas por Alice Sebold y que tendrá opiniones diversas entre los espectadores que recién descubren la historia. Pero en definitiva es otro acierto de Jackson, una fábula hermosa sobre la libertad, la emoción y las ganas de vivir. Con un elenco que se destaca en todo momento y un uso delicado de los efectos especiales, esta es una película vale la pena ser vista para así sacar sus propias conclusiones. UNA ESCENA A DESTACAR: final en el pozo
DEMASIADO HOMBRE Y POCO LOBO Basada en el film de 1941, “El Hombre Lobo” es una película que se destaca por su ambientación y su tratamiento visual, pero que desmerece ser vista por su desprolijidad temporal, su desorden de edición y principalmente su carencia de suspenso y terror al ver a la mítica criatura en pantalla. Luego de la misteriosa muerte de su hermano, Lawrence Talbot regresa a su pueblo natal para tratar de desenmascarar al responsable del dichoso acto. Una noche él va a ser mordido por un hombre lobo y va a convertirse en el centro de acusaciones luego de que, durante la luna llena, matase a una multitud de personas. El film desarrolla aspectos visuales muy bien logrados. La ambientación es muy bella y acorde a la época en la que la historia transcurre, mezclando la rusticidad con el arduo detalle de la furnitura de cada mansión. Los efectos especiales, sin ser sorprendentes, cumplen con su cometido y ayudan a que dicha ambientación sea la indicada para la narración. Las actuaciones son correctas, ninguno logra destacarse por su virtuosismo y sus personajes están plagados de incógnitas que el guión nunca se atreve a contar. Es por eso que, aunque el trabajo de los actores sea bueno, gracias al regular guión sus trabajos no son reconocidos y pasan a crear un desinterés muy grande en el espectador. Benicio del Toro interpreta a Lawrence Talbot, lleno de inexpresión y situaciones problemáticas mal dirigidas; Anthony Hopkins, su padre, es tan solo un personaje secundario importante sin identidad propia; Emily Blunt (Gwen), cuyo rol no es introducido correctamente y de quien no se especifican intensiones ni motivaciones. Este es un film desprolijo cuya acción y desarrollo se basa principalmente en la aparición de cuatro lunas llenas. Se plantea un problema, hay una transformación a hombre lobo, se acelera el tiempo, todo se queda tal y como estaba, y una vez más se vuelve al comienzo, así continuamente. No hay un desarrollo del amor, del “villano”, del pueblo, del padre ni de la infancia de Lawrence (solo unos pocos flashbacks). Las escenas de suspenso son mínimas y previsibles, pero el gran error de esta película recae en lo que le da nombre a la misma, el hombre lobo. Una de las características que predominaban en el film de 1941 era que en cada aparición de la famosa criatura el espectador se sentía inseguro porque no se podía prever qué estaba por suceder y principalmente se creaba una atmósfera de terror y misterio que convertían a este monstruo en algo poderoso, invensible y temerario. Aquí sucede todo lo contrario, esta criatura no causa escalofríos, sus actos son previsibles y desarrolla uno de los peores y más ridículos finales (pelea) que no solo le quitan toda personalidad posible, sino que lo convierten en otro juguete destruido por la falta de originalidad y dedicación. “El Hombre Lobo” es un film correcto desde sus aspectos visuales, pero incompleto, corto, previsible, incoherente, mal editado y regularmente dirigido. Denlen un vistazo a la creación de George Waggner en 1941 que esa si es una cita infaltable para todo fanático del género. UNA ESCENA A DESTACAR: la escena inicial
LA VIDA NO ES BELLA Lee Daniels, en su segunda labor como director luego del film “Shadowboxer” estrenado en el 2005, logró una serie de emociones y cuestiones en su nueva película que desarrollan una profundidad extrema, muy dura, difícil de mirar y escuchar pero que es cierta y que mimetiza una cruel realidad. La historia cuenta la vida de Precious, una muchacha de 17 años, obesa, madre de una hija, que vive sola con su madre, quien la desprecia, la odia y la discrimina continuamente. Se relata el camino por la que ella decide transitar para tratar de superar su vida y salir del infierno que tantos años la atormentó. El primer factor que aparece en escena y que se destaca en todo el transcurso de la narración es la calidad de todas las actuaciones. Gabourey Sidibe interpreta una adolescente muy sufrida, que tuvo que aprender a ser adulta por obligación, otorgándole mucho sentimiento, versatilidad y un realismo muy emocionante. Desde el primer segundo el espectador se identifica con ella y cada una de las situaciones que la van perjudicando se sienten como propias, por lo que el sentimiento de injusticia e impotencia aparece minuto a minuto. Una gran actuación. También Mo’Nique, en el papel más complicado de toda la cinta y uno de los más importantes, logra un personaje totalmente odiable, repugnante, y gracias al trabajo realizado en la primer hora y media, su discurso final se siente y se potencia al máximo. Paula Patton, en un rol secundario pero a la vez interesante y primordial, está muy bien, es la encargada de darle la chispa de esperanza a la protagonista y su interpretación es muy fluida y cálida. Mariah Carey a su vez está perfecta, sus pocos minutos y sus pocos diálogos se ven amenazados continuamente por las expresiones de su rostro, que dotan al relato de la justa riqueza emocional. Esta es una película sobre la obesidad, la discriminación, el abuso, el rechazo, la belleza, el sueño, la adolescencia y el amor. Se muestra lo peor del ser humano, su punto más bajo y humillante, pero a la vez se plantea una realidad que molesta ver y oír y que lamentablemente el hombre es quien la desarrolla y la mantiene viva. Es por eso que esta película triunfa, porque le hace sentir al hombre una basura y aunque no obremos con tal desprecio seguramente con alguna palabra, expresión o personaje recordemos algo. Pero también está el punto de vista de Precious, quien hace todo lo posible por salir adelante, hacer oído sordo y seguir, aunque duela y no soporte más su vida. Es allí donde, con un ingenioso trabajo de edición, se viaja a lo platónico, a lo que esta muchacha quiere ser. Ese contraste es fenomenal. Por el lado técnico, el film mezcla diferentes tipos de música, los cuales complementan los sentimientos y dichas ilusiónes de Precious; la edición es muy buena; la dirección muy astuta; el maquillaje sucio y perfecto para que cada uno de los personajes cobre importancia y cada uno de los matices desarrollados con los movimientos de cámaras muy fluidos. “Precious” es una película fuerte, muy difícil de ver, pero que muestra una realidad tal y como la es y que cuya única intensión es tratar de hacerle abrir los ojos al espectador, a olvidar el prejuicio y a aceptar o darle una oportunidad al compañero. Una película excelentemente actuada, con un mensaje increíble y una historia de vida emocionante y muy lastimosa. Una de las mejores películas del 2009 del género. LO BUENO: actuaciones, guión, mensaje, final, crudeza, parte técnica, música, dirección LO MALO: no es para cualquiera UNA ESCENA A DESTACAR: la llegada de la asistente social a la casa de Precious
LA GUERRA COMO UNA FORMA DE VIDA Película atrevida, emocional, llena de suspenso, innovadora, con identidad propia, hay muchos calificativos que pueden definir este audaz film, pero sin lugar a dudas, que el mismo sea totalmente diferente a muchas cintas del género es el condimento por lo que la hace valiosa y su hipótesis y contraposiciones sobre la guerra, cobren un efecto muy fuerte. La historia se centra en un grupo de personas que trabajan en el sector antibombas del ejercito estadounidense y como ellos deben lidiar con los intentos de atentado en cada uno de los sectores de Irak. Si hay algo que caracteriza a esta película es su intención por mostrar algo fuera de lo común, una perspectiva diferente a la que el cine del género nos tiene acostumbrados, y es allí donde triunfa. Aquí no hay referencias fuertes a la política, ni a la guerra en sí, sino que se muestran cada una de las misiones que estas personas deben superar, invocando la emoción y el peligro que eso conlleva. Pero a su vez, y es allí donde el verdadero sentido aparece, se logra crear una serie de sentimientos entre los protagonistas que se contradicen entre sí y que muestran la verdadera identidad del ser humano, sus debilidades y virtudes. Esos momentos son increíbles y desarrollan una potencia emocional que minuto a minuto se intensifica. La labor actoral ayuda a que cada uno de los personajes y momentos importantes se tomen como reales, intensos y memorables. Jeremy Renner creó un personaje desinteresado, que disfruta de la guerra y le saca el mejor provecho, pero que tiene su talón de Aquiles y cuando el mismo es descubierto, la verdad sale a la luz. Es así como su actuación no solo aporta mucho suspenso a cada uno de los momentos de tensión, sino que le brinda mucha humanidad a la cinta. Los personajes que se diferencian del mismo son los interpretados por Anthony Mackie (Sanborn) y Brian Geraghty (Owen Eldridge) quienes dotan al relato de emoción y diálogos muy profundos. Gran elección de los actores. ¿El film muestra la realidad en Irak? no y no es su intención. Aquí no importa el espacio ni el tiempo, se muestra el desarrollo del hombre y cada uno de sus sentimientos frente a los desastrosos hechos. Cada una de las escenas “complicadas” de la cinta representan una joya artística muy bien nivelada en todos sus aspectos técnicos. La dirección es excelente en toda la narración, se crean matices totalmente diferentes en todas las situaciones problemáticas, se juega muchísimo con los movimientos de cámara, los ángulos derivados y los enfoques movidos, como si se estuviese mirando un documental en vivo y en directo. La edición también toma protagonismo, especialmente en cada una de las tomas en las que los personajes deben lidiar con algún posible atentado. Y la música, que siempre complementa el relato y ayuda a crear cada una de las atmósferas de suspenso y drama. Es una experiencia diferente y muy fuerte. Pese a que el sentido de la conclusión pueda llegar a ser chocante, el mismo representa una ideología y gracias al intenso y a la vez divertido final, es allí donde se expone la verdadera intención del film. La guerra mata y también es una droga. “The Hurt Locker” es un film diferente, original, que no se centra en un solo hecho y que la guerra en sí puede ser sustituida por otras situaciones de la vida cotidiana. Una cinta excelentemente actuada, dirigida y escrita. Una obra con escenas de suspenso inmejorables y un final que dividirá las opiniones del público pero que representa lo que la película es y quiere mostrar. A no perdérsela. LO BUENO: actuaciones, guión, dirección, música, edición, final, mensajes, realidades LO MALO: el final hará dividir opiniones y seguramente alejará al espectador del verdadero sentido del film que está muy bien explicado en esa escena. No hay que dejarse llevar por lo que se ve, sino por lo que es. UNA ESCENA A DESTACAR: bomba suicida, dos minutos
CUANDO UNA DECISIÓN TE CAMBIA LA VIDA Las decisiones marcan el camino de una persona y a veces equivocarse puede ser de gran ayuda, pese al mal momento que esta pueda originar. Ese es el foco de este film, una historia muy sencilla que sin tener pretensiones conmueve y deleita los sentidos con su tenue desarrollo y su calidez visual. Jenny está a punto de cumplir 17 años, es una calificada estudiante, respetuosa y muy correcta en todo sentido. Su familia, autoritaria y poco conciliadora, quiere que ella lleve adelante una vida de estudios y diplomas. Una tarde lluviosa conoce a un muchacho mayor que le va a ir cambiando poco a poco la manera de ver la realidad, cuyas consecuencias van a dar un giro en su vida. La película se centra solamente en contar dicha anécdota, limitándose a entrar en el desarrollo profundo de los personajes secundarios, lo cual fue un gran acierto. Es así como poco a poco el espectador, y gracias al increíble trabajo direccional del film, se va sintiendo cómplice de la protagonista, va emocionóndose y riéndose junto con ella. Teniendo siempre una intención muy marcada que se desplaya muy sutil y duramente en los diálogos finales, la cinta va desarrollando diferentes cualidades que la enriquecen visual y actoralmente. La labor realizada por cada uno de los intérpretes es increible y si bien Carey Mulligan (Jenny) es quien se destaca por encima de todos, quienes la acompañan hacen un trabajo muy destacable. Dicha actriz dota a su identidad ficticia de un carisma maravilloso combinando la inocencia de una chica de su edad con la madurez que ella misma dice tener. Un personaje muy tierno y una actuación que va de la mano en todo momento del mismo. Peter Sarsgaard (David) hace un trabajo muy correcto, la química con Carey está muy bien lograda y él, en sus momentos protagónicos, mimetiza las necesidades de su personaje. Alfred Molina, indudablemente el mejor trabajo masculino de esta cinta, logra otorgarle la seriedad, la experiencia, la dureza y el disfrute (cuando aparece David) que Jack necesitaba. A su vez, en personajes secundarios pero importantes, Olivia Williams y Emma Thompson, como la maestra y la directora respectivamente, plasman en sus pocas palabras las intenciones de sus personajes. El film no es más que una enseñanza de vida, con el propósito de hacer pensar al espectador, identificarlo con alguna expresión o escena y atraerlo con ese maravilloso mensaje desarrollado al final. Cuan importante es la educación en nuestras vidas y pese a que las personas tengan diferentes ideologías, esta es la base del respeto, la honestidad y la fidelidad. Por el lado técnico logra destacarse el increíble trabajo de ambientación de la década de los sesenta en Inglaterra, respetando las modas, las expresiones y ese aroma a seriedad y respeto que se siente en el escritorio de la profesora. La música es muy bella y el trabajo de dirección muy correcto. “An Education” es una película sencilla, que dura lo justo y que desarrolla una historia para debatir luego de terminada la misma. Un film muy delicado desde lo visual, lo actoral (bellísimo trabajo por parte de Carey Mulligan) y lo dramático. Una bella cinta que hay que experimentar y disfrutar. A veces es mejor tomar el camino más largo y no el incierto y fácil atajo hacia la felicidad. UNA ESCENA A DESTACAR: los 15 minutos finales