¿Quién le hizo creer a Sebastian Maniscalco que es el director de comedia más sexy y original de Estados Unidos? ¿Por qué se esfuerza tanto Robert De Niro en seguir dañando su ya mancillada reputación de gran intérprete de todos los tiempos? ¿Bajo qué concepto se busca convencernos de que films tan superfluos y prescindibles como el presente son el futuro de la maltrecha comedia americana? Dirigida por Laura Terrusso y co-protagonizada por el propio Maniscalco y la ex actriz de “Sex And the City” Kim Catrall, llega a nuestras pantallas “Mi Papá es un Peligro”. Para un director que suele hace de la exageración y lo tosco su carta de presentación, aquí interpreta una versión ficticia de sí mismo, mientras que el legendario (pero menguante) De Niro interpreta a su malhumorado y anciano padre. El inevitable choque generacional en la familia fungirá como elemento necesario para recomponer el vínculo: los disfuncionales afectos aprenderán, por buenas o malas, lo que significan el uno para el otro. Bajo la patentada y singular marca de comedia de Maniscalco, pretende conmover y entretener a la vez. Irrealizable proeza cuando se peca de tanta tibieza y falta de inspiración. “Mi Papá es un Peligro” luce pasada de moda, mezquina y caricaturesca.
Boogeyman: Tu Miedo es Real” trae consigo el desafío de otorgar una voz y una vida a una criatura de profusa identidad literaria. “El Coco” o “El Hombre de la Bolsa”, tales son sus nombres de referencia en español, titulan a una historia corta de Stephen King, publicada por primera vez en la edición de marzo de 1973 de la revista erótica “Cavalier” y luego recopilada en la colección antológica de cuentos “El Umbral de la Noche”. Medio siglo después, el escritor nativo de Maine continúa siendo uno de los preferidos para directores de terror y sci fi a la hora de llevar a la gran pantalla sus obras. Su conexión con el arte cinematográfica es profusa: “La Zona Muerta” (David Cronenberg, 1983) “Doctor Sueño (Mike Flanagan, 2019), “It” (Andy Muschietti, 2017), “Carrie” (Brian De Palma, 1976), “Misery” (Rob Reiner, 1990) y “El resplandor” (Stanley Kubrick, 1980), son algunas de las más logradas. Dueño de un cuerpo de trabajo literario que al ser trasladado al cine ha producido resultados dispares, King no cesa en despertar interés inagotable.. Rob Savage, el novel director de “Host” (2020), se propone hacerle justicia, llevando a cabo una artesanal tarea tras de cámaras. Con intenciones de explorar un drama real como es el tema del duelo y las formas del lidiar con el dolor, ‘Boogeyman’ habita los oscuros rincones de la mente. La ausencia de luz reproduce el propio miedo, a medida que el film deja espacio para las analogías y la interpretación desde un perfilamiento netamente psicológico. Una atmósfera efectivamente lograda pone en marcha la idea de un ser aterrador que acecha a niños desobedientes, y cuya popularidad ha sido transmitida de generación en generación. La criatura, amenazante, aguarda en las sombras. Savage lleva a cabo, de modo simplista, la decimotercera adaptación de una de las obras más leídas de King. Una familia comienza a experimentar fenómenos paranormales en su propia casa; la leyenda urbana ha cobrado vida por enésima ocasión. Una presencia tenebrosa, oscura y sombría añade temor instantáneo. La extraña entidad no tarda en ingresar a la casa; las muertes se acumulan. Los ojos brillantes de modo intenso agregan el toque y la dimensión sobrenatural como marca de autor. El rasguido de garras afiladas acaba consumando la acertada fórmula; una fuerza malévola porta el maleficio del cual es mejor deshacerse. El monstruo se alimenta de aquello no hablado.
Abróchense el cinturón para la nueva entrega de “Rápido y Furioso”, saga que comenzara su transitar en la gran pantalla allá por el año 2001. El francés Louis Leterrier (“Hulk”) se coloca en el asiento del director de esta epopeya llena de autos caros y potentes, que anticipa una próxima entrega en “Fast & Furious 11” (2025). ¿Pensaron que acá se acababa el juego? Desafiando las leyes de gravedad y fabricando réplicas de héroes hiperbólicos capaces de las hazañas más audaces, la franquicia gestó su identidad como rostro del cine de acción más banal de todos los tiempos. Un trailer inusualmente extenso (cuatro minutos y medio de duración) prácticamente podría suplir el vacío en extremo dificultoso de llenar que nos deja un film plagado de superficialidad durante excesivos ciento cuarenta minutos de metraje. Factibles de ser obviados cada uno de ellos. Lo caricaturesco y lo estrambótico se confunda a la hora de llevar a cabo misiones imposibles (perdón, Tom!), de esas que el placer culposo pochoclero vino a buscar. Correrías y explosiones sazonadas por efectos especiales trademark surcan la pantalla a toda velocidad. Un producto que hizo del relleno su primer mandamiento está de regreso, y alcanzan un par de primeros planos para evidenciar el nulo talento del inexpresivo Vin Diesel. Ni Jason Statham puede salir al rescate de un producto cuya creatividad cruza el umbral de lo ridículo a la hora de pergeñar un villano de souvenir. Sin un gramo de materia gris ni gasolina, bajémonos y sigamos a pie.
En preproducción desde el año 2015, llega finalmente a las salas la inquietante “No Descansarás”. Después de protagonizar la nueva entrega de la franquicia “Scream”, Melissa Barrera se impone como un rostro conocido que retorna al género del terror, a las órdenes de la cineasta debutante Lori Evans Taylor. Plagada de ‘jump scares’, se erige como una mirada terrorífica y sobrenatural al trauma por la pérdida de un embarazo que sufriera la propia autora y sirviera de mecanismo de inspiración para el presente film. Un aterrador proceso de duelo se ha puesto en marcha desembarcando en la cartelera local: la propuesta abunda en tintes psicológicos y dramáticos durante su primera hora de metraje; la protagonista es víctima de un pasado que persigue y acecha, adquiriendo el mismo la forma menos pensada. Pequeños indicios iniciales nos hacen saber que el argumento empatizará con una mujer a quien se le ordena guardar reposo absoluto. Desprotegida ante lo amenazante que podría habitar dentro su hogar (o de su psiquis), la presencia paranormal funciona como el detonante del cliché desesperado de todo aquel a quien nada le cree. Una serie de dispositivos ingeniosamente implementados involucran situaciones propias al género. El peligro inminente se esconde bajo la cama o dentro del armario. La emergente ‘scream queen’ de la presente generación estelariza un film que dosifica de modo progresivo el factor terrorífico, prefiriendo no mostrar todas las cartas de un solo golpe.
Bill Evans fue uno de los más grandes pianistas de toda la historia. Un músico blanco, encorvado y retraído. Pareciera su descripción volverlo ajeno al mundo del jazz. ¿Un profesor de Harvard camina las calles del Harlem? Sin embargo, Evans llamó la atención de inmediato en la década del ‘50 y se convirtió en excelso pianista del género, cambiando por siempre la concepción de dicho abordaje musical, dominado, segmentado y patentado por afroamericanos. Objetos de frecuentes retratos cinematográficos, como en el documental «Bill Evans: Time Remembered» (2015, Bruce Spiegel), su figura se vuelve relevante en la cartelera cinematográfica local. Filmada durante la pandemia, en Exaltación de la Cruz, la crónica reproduce lo acontecido hace más de cuarenta años. Corre el año 1979 y Bill visita Argentina por segunda vez, poco tiempo antes de su muerte (fallecería meses más tarde, a sus prematuros 51 años). Lo había hecho en 1972, de cuyo paso se guarda registro discográfico: “Bill Evans Trío. Vol 1” (1973) recoge su histórica presentación debut en Buenos Aires. La aventura se pone en marcha cuando Evans, dos de sus músicos y su manager parten en auto rumbo al concierto a celebrarse durante el concurso de “Miss Invierno 1979”, que tomará lugar en la localidad de San Nicolás. Mariano Galperín, director de “1000 Boomerangs”, sabe como mixturar el atractivo sabor de lo mágico y de lo real, confluyendo en una fábula del estilo de “Bill 79”. La música nutre permanentemente el universo creativo del director, y es así como se dispone a convertir lo mítico en auténtico. ¿Bill Evans realmente tocó allí? Galperín nos sitúa en la época gracias a una preciosa recreación. Diego Gentle (en la piel del músico), Maria Bellati y Walter Jacob son los principales intérpretes dispuestos a otorgar vida a esta singular crónica sobre una icónica figura de la historia del jazz. Con gran acierto, la película recurre al doblaje del inglés con actores norteamericanos. Además, el director convoca a Diego Tuñon de Babasónicos, quien realiza la música del film. Lo acertado de su abordaje excede el nicho del género, no se trata de una obra pensada en exclusivo para exquisitos paladares de oyentes de jazz. Aunque sí para melómanos. Contemplaos el retrato de un eximio prodigio que en nuestras tierras maravilló a Luis Alberto Spinetta. Podríamos contar parte de la vida de Evans a través de noches de excesos por doquier: sus años de intensa adicción acabarían pasando factura, más pronto que tarde. Trasnochadas de ácido, whisky y empanadas sazonan la penúltima locura de Evans. Las jornadas transcurren, entre preparativos del concierto e intercambio con los incrédulos lugareños. ¿El legendario jazzman está en el pueblo? Lo que está de moda suena en la radio: acá se curte “La Biblia” de Vox Dei y Moris. Los militares pueblan las calles, la amenaza está latente. Se viven tiempos oscuros. Evans sabe que es una buena noche para estar en New Orleans, pero en Buenos Aires dan boxeo en la TV en blanco y negro. Pelean Rossman y Galíndez. ¿Por cuál de los dos brindar? Promediando el film suena una canción. <<¿De qué sirve escaparse de uno mismo?>> anuncia su estribillo. Evans es un ser atormentado. Los suicidios de su hermano mayor y su ex mujer aun calan hondo en el ánimo del pianista. Una veta poética y reflexiva parece tomar por completo su ánimo, y la película saca gran provecho de ello. Hay algo en el aire, son los sonidos colisionando…Suenan más melodías sobre el pentagrama y caminan, una al lado de la otra, la verdad y la belleza. El músico de oído absoluto podría captarlo a la perfección, pero se pregunta qué vale la pena a estas alturas. La partitura quebró. ¿Olvidarse el resto es la clave para existir? Galperín pergeñó una interesantísima película
Un meticuloso y dedicado investigador privado sigue el rastro de una coreógrafa, bajo la sospecha de su marido. El trabajo encargado por este no tarda en convertirse en incontenible obsesión. La artista, inmersa en una profunda crisis creativa y personal, confronta a un cazador sigiloso que ahora correrá riesgos de ser cazado. ¿A qué lugar exacto pertenecen las mentiras que la gente encubre y el investigador descubre? Protagonizado por Katja Alemann y Juan Carrasco, llega a las pantallas “La Sudestada”, participante de la competencia oficial del último BAFICI. El film aborda el género neo-noir, convirtiéndose en una rara avis dentro del cine argentino contemporáneo. Incorporando a la trama un preponderante elemento onírico, adapta con éxito el cómic de Juan Sáenz Valiente. Daniel Casabé y Edgardo Dieleke, la dupla autora de los documentales de “Cracks de Nácar” y “La Forma Exacta de las Islas”, explora los paisajes del delta del Tigre, al tiempo que propone un recorte sesgado hacia una Buenos Aires tan atemporal como fotogénica. Una paleta cromática y emocional acompaña correctamente la atmósfera de un relato que abunda en el mundo de la coreografía y recurre a lo metatextual para llenar de guiños y referencias retrospectivas que homenajean la gran trayectoria de un emblema de la contracultura nacional como Alemann. Su contraparte actoral, un rostro sumamente conocido en el ámbito teatral como Carrasco, desembarca en el cine con absoluta prestancia, conformando las bases interpretativas de un sólido film.
La primera ficción en la filmografía de Miguel Kohan nos trae la historia de un chaman que, en la práctica de su abrazo certero, quita las penas a pacientes sufrientes de un mal incurable, en común acuerdo con sus familiares. Mito y leyenda confluyen para esbozar el retrato de una figura que habitó antiguamente la zona del altiplano andino y que posee exiguas referencias literarias o noción al respecto, entre las que se cuenta la del emblemático Mario Vargas Llosa. Kohan, de profusa trayectoria documental (“Salinas Grandes”, “Rivera 2100”, “La Experiencia Judía”), impactado y motivado por la historia, decide investir a la misma de carnadura cinematográfica. El singular personaje va cimentando en el interior del cineasta, quien emprende una búsqueda basada en la observación del lugar, manteniendo la distancia óptima que una mirada antropológica requiere. Podrían intuirse que existen elementos ordenadores insoslayables dentro de una obra que posee líneas temáticas definidas, atravesando el tango, la astrología o el propio origen judío, entre algunos vasos comunicadores que lo nutren profesionalmente. Aquí, un nuevo ingrediente podemos identificar dentro de la sólida filmografía de Kohan, quien utiliza al cine documental para potenciar la propia curiosidad. Con fuerte anclaje en el subgénero de investigación, indaga en celebraciones rituales, fiestas patronales y ceremonias sagradas en donde el protagonista interactúa. Bajo la creencia de que ‘el destino al viajar no es un lugar, sino una nueva manera de ver las cosas’, “El Despenador”, con música de Gustavo Santaolalla y seleccionada por concurso para la edición 22° del BAFICI, rubrica con sensibilidad estética una mirada íntima. El paisaje de la Puna invita a contemplar y descubrir un universo ciertamente mágico, y, a tales efectos, “El Despenador” mixtura realidad y ficción. Menos preocupada de anclarse en la postal turística y más decidida a dilucidar el valor de verdad para abordar una historia plena de interrogantes que buscan ser respondidos. La cautela y la mesura de quien escudriña el entorno resultará indispensable aliada, camino al hallazgo inesperado que aguarda ser descifrado.
Una joven gimnasta vive bajo la perfeccionista mirada de su madre, a quien busca desesperadamente conformar. Un núcleo familiar aparentemente perfecto y ejemplar esconde bajo capas de banalidad e hipocresía una profunda disfuncionalidad; la fachada podría desmoronarse en segundos. La finlandesa Hanna Bergholm sorprende favorablemente a la crítica y a la audiencia con “Cría Siniestra”, film en donde el horror y la ira eclosionan desde el interior de la protagonista. El ciclo espejo de la naturaleza cobra forma sádica en este perturbador ejercicio de terror corporal a lo David Cronenberg. Somos testigos del horror sin intervenir. Connor ‘O Sullivan concibe efectos especiales de brutal anatomía, implementando un logrado trabajo sobre maquillaje, animatronics, títeres y marionetas. Nominada a los Festivales de Sitges y Sarajevo, “Cría Siniestra” viene a decirnos que lo realmente perturbador reside en la condición human, porque los monstruos son metáforas de nuestras ansiedades personales y colectivas. Recurriendo a ello con suma creatividad, Bergholm imprime a su obra un cabal sentido terrorífico. Dentro de la popular rama titulada ‘body horror’, este film es, además, un manifiesto estético de auténtica lección de fotografía e iluminación cinematográfica. En sus texturas, lo repulsivo y lo grotesco se muestra con sugestión y en claro efecto desequilibrante. Y lo hace evitando el pecado capital de muchas de sus sucedáneas: en absoluto en detrimento de la historia.
Bill Holderman dirige “Cuando Ellas Quieren Más” (“The Book Club: Next Chapter”), secuela del film estrenado en 2018. Un cuarteto de otrora grandes estrellas que cuentan hoy con más de setenta años (Diane Keaton, Jane Fonda, Mary Steenburgen y Candice Bergen), vienen a querer decirnos que la presunción habitual de Hollywood de que las mujeres de cierta edad no son de taquilla ni escasean buenos roles escritos a su honra es errónea. Nada más alejado: jugando a rejuvenecer y recuperar la libido extraviada lucen francamente patéticas y previsibles. No alcanza con portar un apellido de leyenda, si el producto carece de ideas de base. No se trata de ser inclusivo con adultos mayores y brindar una bienvenida opción a la cartelera. No existe pecado más grande que pretender glorificar a viejas musas del séptimo arte atrapadas en un túnel del tiempo. Porque no tienen tiempo que perder en ser defenestradas. La nula capacidad del realizador se hace notar a leguas de distancia, ineficaz en sostener una narrativa que se evapora ni bien vemos el trailer. Un molde de recursos y gags prefabricados reproduce una flojísima comedia de situación escasa en originalidad y frescura. Rumbo a paisajes italianos, sintetizados tras insípidas postales, parte el cuarteto amistoso…porque la aventura ya no puede postergarse. A veces es una cuestión de edad, otras de temperamento. Aquí prima el aburrimiento y brilla por su ausencia el buen gusto, la lectura del libro favorito era solo un pretexto. Boquiabiertos nos deja preguntarnos que lleva a actores de la talla de Andy García, Don Johnson o Giancarlo Giannini a hacer el ridículo en propuestas como estas. No, ya no queremos más…
Otra película de Marvel inunda la cartelera. Una vez más, James Gunn se coloca detrás de cámara, indicado como el responsable directo de la apuesta de Kevin Feige y del curso cinematográfico que han tomado los personajes creados por este. Feige deposita en el director de “Escuadrón Suicida” la confianza suficiente como para otorgarle poder absoluto sobre la estética, la música y el sentido de la historia. Dos horas y media de duración vertebran una mixtura de aventura espacial, comedia de superhéroes y acción con toques de sci-fi añejo. Lo bizarro y lo imaginativo confluyen, nutriéndose de continuas referencias a las anteriores películas, aspecto que posibilita la comunicación dentro del microuniverso gestado por “Guardianes…”. En 2014 se estrena el primer volumen, rebosante de humor ácido y sarcástico, un cinismo que es ADN de base para Marvel, y que congenia con emotividad. Es el espíritu que impregna el relato por completo. Una década después, el cierre de una trilogía implica lo épico y colosal y ciertos preceptos a los que Gunn no está dispuesto a renunciar. Sin ser un spin off o una secuela, se dedica el film a narrarnos eventos anteriores, linkeando anteriores entregas. Misiones, enfrentamientos y combates, en pos de salvar a los de la propia especie, resultan la fórmula que termina cerrándose sobre sí misma. Más estereotipos y convenciones aguardan: el villano indispensable. Se plagan secuencias de espacios visualmente estimulantes, mezcla de CGI y de efectos prácticos en la búsqueda de atmósferas convincentes. Lo estéticamente reconocible subyace en sus criaturas, y la flamante secuela delinea características del cosmos que habita sin mayores riesgos, pero en seguro confort. Un estándar de lo que el fan espera. De inmediato al estreno del film, la despedida de Gunn del universo Marvel acaparó las noticias cinematográficas, una vez convertido en el próximo arquitecto del DC comics. El futuro de “La Liga de la Justicia” está en manos de uno de los directores más redituables dentro el cine comercial americano contemporáneo