DAR LUZ AL MONUMENTO Una linda metáfora da comienzo a este film y marca un rombo, hablamos de la luz que se proyecta sobre el monumento en las primeras escenas. Se puede pensar en iluminar la piedra (por el aspecto que le da el que esté hecho de hormigón). En este sentido, Monumento presenta una visión humanizada del Monumento Nacional a la Memoria de las víctimas del Holocausto, lo que incluye la coherencia y las contradicciones que lo representan. Los grises del hormigón son llenados de colores con cada una de las historias. Es difícil hablar de alegría cuando se está mencionando a víctimas del nazismo. Sin embargo, aunque este tipo de persecución ha dejado mudos a muchos sobrevivientes, los que hablan deciden hacerlo para conservar la memoria y para mostrar que el plan no salió del todo bien porque no los han podido matar. Muchos son los documentales y las películas que trabajan sobre el nazismo y sus implicancias. Pero aquí se presenta una mirada distinta a través de distintas aristas. El film no está centrado en el dolor, ni en las pérdidas (aunque puedan aparecer en algunos momentos), esos aspectos ya están sabidos por el espectador, algunos lo sabrán con más y otros con menos información. Por eso, desde esa base, se desarrolla una mirada nueva. Una de las aristas que se presenta es la idea de conocer un monumento y recuperar su sentido de recuerdo. Para esto es interesante que la película pudo relatar su formación y construcción, lo que hace posible ver los acuerdos y desacuerdos a la hora de realizarlo. Es atrayente la propuesta de ver también cómo van llegando las piezas y cómo luego el producto final no es sólo una entidad sino también varias pequeñas piezas unidas. Esto es reforzado mediante el montaje mechado entre la construcción del monumento y las voces de los sobrevivientes. Cada uno de los relatos le da una impronta al discurso en general. Las elecciones de personajes y sus historias presentan visiones novedosas por el mismo carisma de estos sujetos. Uno de los motivos que hace diferente a este documental de otros de la misma temática, es la visión actual de los entrevistados. Las reflexiones sobre las persecuciones en Palestina son una de las preocupaciones que se dejan ver. En cuanto a la construcción del documental son atrayentes los cambios de clima inesperados. Lejos de mostrarse armonioso, el monumento representa un conflicto, pero en el buen sentido de la palabra. El conflicto que da lugar a la reflexión y muestra cómo lo que queda, el monumento, representa a algunos y a otros no. De está manera, se sigue contribuyendo a una visión humanizada, más compleja y menos fácil de entender. Pero, gracias a esto, se logra una mirada más completa sobre lo que se está trabajando.
UN FILM QUE SE POSICIONA EN LOS BORDES Desde un personaje particular, como es el de Irene, se lleva a cabo un film como Viajo sola, que se desarrolla en los bordes. En este sentido, se explora la sensación de no pertenecer a ningún sitio. Aún con una propuesta bastante interesante, la película deja la impresión de faltarle fuerza. La protagonista, Irene, tiene un puesto de trabajo muy peculiar. Ella se desempeña como crítica de hoteles. Su puesto implica que viaje constantemente y se vincule con los hospedajes como una clienta más. Dentro de los requerimientos del puesto, uno que aparece implícito es el vivir en los hoteles, en pose o actuando, debido a que su figura tiene que pasar desapercibida. Si se piensa en eso se puede apreciar cómo al estar frecuentemente trabajando aparece la mayor parte de su tiempo fingiendo ser quien no es. Ella pertenece a la gente que puede acceder a los hoteles más lujosos, come las mejores comidas y recibe muy buenos servicios. Sin embargo, no hay disfrute, ni pertenece realmente a ese mundo. Es observadora, no partícipe. Se puede decir que Irene aparece en los bordes porque la mayor parte de su tiempo y de su vida simula ser quien no es y en la otra parte de su tiempo tampoco está del todo definida quién es. No estar trabajando implica para ella ser partícipe de las demás formas de vida que se conforman en su entorno. Sin embargo, es parte de estas relaciones pero su distancia por el trabajo no le permite involucrarse del todo. De esta forma, tampoco ha podido conformar una familia ni habituar su hogar como propio. En cuanto a la forma en la que se muestra el modo de trabajo, es presentada desde la acción de una manera bastante atractiva y dinámica. Se pueden llegar a observar varios detalles a tener en cuenta en forma acelerada con buena precisión y aún así no ser tedioso o aburrido. Las historias secundarias, por su parte, presentan en el film momentos de humor aunque en ningún momento aparece alguna escena que sea realmente llamativa en este sentido. Tampoco la película parece presentar grandes momentos y esa quizás es la mayor falta. Aunque es interesante, le faltan secuencias para recordar, diálogos o escenas más llamativas que dejen una huella particular.
UN PUNTO DEL MUNDO, MUCHOS PUNTOS DE VISTA Hay películas que, desde el comienzo, hacen sentir que no bastará con verla una vez para entender muchas de las cuestiones que trabaja. KM 0, ficciones urbanas no deja solamente esa sensación, sino que genera una necesidad de volver a recorrerla para apreciar cada uno de los rincones de sentido que quedan desplegados. Porque el director Mario Levín explora, desde el diálogo con diferentes artes y expresiones, el punto cero de la Argentina y aquello que lo rodea y perdura en ese sitio. Desde un punto pequeño de la Argentina, KM 0, ficciones urbanas trabaja diferentes temas que tuvieron su huella histórica o simbólica en ese lugar pero que muchas de ella abarcaron decisiones y concepciones para todos los argentinos. Ese mundo de relatos de diferentes artes que Levin recolecta forma un tramado histórico de disímil perspectivas que rodearon al lugar. Se trabaja desde la historia de su arquitectura heterogénea, que puede funcionar como analogía de los habitantes de la Argentina, tan dispares en nacionalidad y procedencia, hasta las marchas de protestas que aparecen como habitantes turistas que, aun con estadía corta, parecen caminar eternamente, en los que fueron, en los que están y los que vendrán. Muchas son las tramas que el film lanza al juego, da posibilidades de diferentes caminos y amerita un rol activo del espectador, dispuesto a recordar una frase y encontrar que es parte de un poema. El modo de construcción se lleva a cabo por la acumulación de información. Aunque la música y los tiempos no sean rápidos, el contenido de cada uno de los elementos hace que haya muchas ideas en juego. Se ponen al tablero diferentes expresiones artísticas como fotografía, pintura, escultura, arquitectura y literatura, que funcionando en simultáneo parecen ser difícilmente observables sin perder detalles y significaciones. Al mismo tiempo que cada una de las obras posiblemente despertará diferentes puertas de significación según los conocimientos y experiencias de cada uno. Pensado desde la acumulación de conocimientos del arte, se puede creer que el film es un desfile de pedantería y puro despliegue de conocimientos sin una intención más que la exclusión de quienes no los conocen. Sin embargo, aquí la puesta en escena funciona como un puente hacia distintas expresiones del arte. Se abren muchas puertas diferentes y, aún con todas ellas, también se construye esta misma película y la historia de un punto de la Argentina, que metafóricamente es el corazón del país.
LUCHA ENTRE TEORIA Y PRAXIS “En mi casa no es así. La tierra siempre parece inundada. Aquí cuando paseas el terreno es firme. Los pies te rebotan y eso te da impulso. En mi pueblo, incluso en verano, se te hunden los pies. La tierra te traga. Tienes que luchar por andar”. Estas palabras las pronuncia Delphine después de haber estado un tiempo en Francia, en 1971. Aquí encontramos dos aspectos importantes de la película. Uno de ellos es la metáfora de la tierra, que muestra cómo se siente Delphine emocionalmente para tomar decisiones, como elegir su género, en la ciudad y en el campo. Otro de los aspectos es la lucha en sí por el derecho de hacer que las decisiones de su cuerpo sean libremente tomadas por cada uno. Aunque uno los delimite, ambos ejes están entrelazados y se dan uno con el otro. Hacer de la teoría una praxis no debe resultar nada fácil, cuando eso que parece tan común y natural para algunos para otros aparece como inmoral y provocador. Menos sencillo parece si pensamos que el hecho elegido para narrar se sitúa en 1971, cuando recién se empiezan a tomar en cuenta algunas concepciones. Ya habiendo pasado el Mayo Francés y con una gran cantidad de proliferación intelectual a fines de los 60´, el panorama político de Francia daba indicios de cambios, pero en las zonas rurales los cambios casi siempre llegan más tarde. La lucha de los y las estudiantes de 1968 había dado impulso al movimiento feminista, en el cual la protagonista, Delphine, encontrará respuesta a sus interrogantes ya antes planteados. La oposición campo-ciudad sirve de sustento para apoyar la idea de confrontación entre lo nuevo y lo tradicional y, aunque sea cierto esto, Tiempo de revelaciones parece estar regida por las ideas que Delphine tiene de uno u otro lugar. Mientras que la protagonista tiene las mismas convicciones en todos lados, las formas de llevar a cabo su vida son una en la ciudad y otra en el campo. Este tipo de comportamientos de la protagonista se explotan y se entienden mediante los recursos que se utilizan para narrar. Los tiempos narrativos en la ciudad parecen ser más veloces. Los eventos pasan uno tras otro. Las escenas cambian en pocos minutos. Frente a esto, en el campo todo parece suceder más lento, no por eso con menos fuerza argumental y expositiva. Lo mismo en cuestión de los hábitos: mientras que en París todo parece informal y despreocupado, en la zona rural, su pueblo natal, la tradición parece imperar (la formalidad, las costumbres y la rutina aparecen como sagradas). La música y los sonidos son otros de los aspectos que aparecen como diferenciador de los lugares. Confrontamos, de esta manera, a una música alborotada con una tranquila y al bullicio de la ciudad el silencio del campo. Y no parece ser nada casual la cuestión del silencio y el bullicio. Mientras que en un lugar se calla, se acata y no se discute, en el otro aparecen miles de dicciones sobre lo que está bien o lo que no, aflorando las confrontaciones sobre el orden dado. Y siendo que hasta ahora sólo hemos hablado de la polaridad de enfoques, hay algo que se repite en ambos y esto es la estética del cuerpo. La exposición de los cuerpos desnudos toma una entidad artística, muchas de las imágenes parecen simular los cuadros de Renoir. Esta estética del desnudo muestra libertad, rompe con los prejuicios del ocultamiento. El amor en Tiempo de revelaciones se ve al desnudo, sin límites, se muestra como lo que es, no mediante la teoría sino desde la praxis.
Trabajo en equipo Con notable precisión, el documental Kombit, de Aníbal Ezequiel Garisto, retrata lo que ocurre en Haití con los trabajadores en las cosechas de arroz, una de las principales industrias de ese país ahogado por una situación socio-económica difícil. Lo que prevalece, a través de un relato que potencia su forma con el tema que aborda, es la importancia de la solidaridad y el trabajo en conjunto. El valor de denuncia que tiene el film es acompañado por una belleza estética que afianza y hace que todo lo que se pueda decir tenga más fortaleza. El compromiso y el trabajo en equipo del director, el guionista y fotógrafo hacen posible que gran cantidad de gente pueda conocer el estado de los habitantes haitianos, poniendo el foco en una población que se dedica a la producción de arroz. La brillante fotografía es por la cual se accede cara a cara con los perjudicados por la intervención estadounidense. El documental está realizado de una forma justa y precisa, de modo que su duración es corta pero su contenido explota lo simbólico. A su vez, la denuncia que este equipo realiza toma más relevancia cuando se conocen las dificultades que tuvieron para poder realizar algunas de las escenas, sobre todo cuando el film muestra cómo Estados Unidos ingresa un arroz de costo más económico a Haití.
La vejez es un arte, sólo hay que saber captarla Hay ciertos hombres que son una persona específica pero que parecen llevar consigo a cientos de otras vidas en la suya. La historia de Tadeo, es única, llamativa y simple a la vez. Este hombre no es un héroe, tampoco lo son ni fueron muchos abuelos, pero ¿quién no pensó alguna vez que ese espacio tendría que habérseles dado realmente? La vejez hace que las historias comunes pasen a ser proezas, por la distancia, por la idealización, por ese espacio de imaginación, que por suerte, los mayores se atreven a usar. Más allá de la historia que vive Tadeo, las formas en las que llega esa información son las que hacen que tome vigor y fuerza. El entorno de un anciano que empieza a recordar lo que vivió y sufre los achaques de la edad aparece narrado con un tono intimista. Desde la música, los lugares recurrentes y las costumbres, se empieza a conocer a Tadeo. La historia contada por su propia voz no es muy recurrente en el film, no son muchos los momentos en los que él mismo se expone. La mayor parte de la información a la que accedemos está dada por momentos en los que él recuerda su pasado. Subte-Polska se nutre de elementos del teatro para construir el relato. La aparición de recuerdos por momentos es clara y por otros está dada de manera onírica. En estas últimas es donde podemos encontrar actuaciones más exageradas y miradas congeladas, técnicas más utilizadas en el teatro, muchas veces, para lograr llamar la atención del espectador y darle entidad a la escena. Los recuerdos toman dentro de su forma onírica un espacio de reflexión que se mezcla con melancolía. Estos momentos parecen darle lugar a que el personaje se permita repensarse. Dada la edad del protagonista, el recuento de su vida forma parte también de un análisis de lo que ha hecho bien y lo que no. Dentro de los elementos que le dan fuerza al relato podemos encontrar la valoración que se le otorga a esos pequeños momentos de humor que se dan por el simple hecho de la impunidad de la vejez. Todo encuentra un sentido de comicidad cuando ya pasamos cierta edad, sólo hay que saber captarlo, desde la virilidad que Tadeo reclama hasta las conversaciones que mantiene con su pareja y sus amigos. Por suerte, Alejandro Magnone logra congelar momentos comunes que consiguen tener trascendencia. Una de las escenas más logradas es la conversación que entabla Tadeo con su viejo amigo “el Tano” (Miguel Angel Solá). Es el ejemplo ideal de una conversación que no tiene trascendencia en información, pero maneja un relato impecable. Manteniendo el humor como base, los tabú, la coherencia, el buen gusto y la vergüenza se tiran a un tacho. Son momentos que hacen reflexionar sobre el sinsentido de todo lo aprendido de cómo se debe ser. Las onomatopeyas toman un lugar primordial, dándole un tono de vida por sobre lo que se pueda expresar de ella. Subte-Polska logra hacer de una historia simple y distante, la Historia de un héroe y un amigo. Aunque por momentos le falta fuerza, son valorables los detalles que el director logra tomar de pequeñas escenas para forjar un sentido mayor y global.
Cuando la virtud es su propio enemigo Hay una frase increíble de Viviana Amsalen durante el juicio en la que dice que “es fácil culpar al que llora. Quien destila veneno en silencio es inocente”. Aquí vemos expuesto todo un sufrimiento a causa de un sistema patriarcal. Quizás esta exposición de la protagonista a momentos de humillación y oídos sordos es la mayor virtud de Gett: el divorcio de Viviana Amsalem pero al mismo tiempo su contra. Toda la película atraviesa el juicio que Amsalem entabla para que su marido le otorgue el divorcio, con quien después de todo hace tres años que no tiene convivencia. Dado esto, los únicos escenarios que se utilizan son la sala de espera y la del juicio. La austeridad y ausencia de elementos de distracción hacen que todo el foco esté puesto en los protagonistas, sus palabras, sus gestos y cómo se visten. Y aunque los actores logran llevar bien a cabo sus personajes, por momentos le falta fuerza a los diálogos. O quizás por la misma intención de mostrar desgano o ausencia de escucha es que quedan espacios donde el film se debilita y se vuelve largo y repetitivo. Más allá de mostrar un contexto como el de Israel, en el que aún existen familias muy ortodoxas, la calidad de los diálogos y el tipo de juzgamiento que se le hace a Viviana por querer separarse de su marido no nos son ajenos. Aunque hubo muchos avances mundiales en la lucha contra el patriarcado, aún siguen vigentes “destilaciones de veneno silencioso”. Tanto en hombres como en mujeres podemos ver cómo la tradición es por momentos más fuerte y ciega ante las apelaciones de la protagonista. Asimismo, no es casualidad que todo el jurado que evalúa el juicio sea integrado por hombres. Es propio de una sociedad en la que todavía pesan las ideas de superioridad del hombre hacia la mujer. Lo mismo en cuanto a las formas y la vestimenta. Es de señalar que el sobresalto de los hombres es entendido por sentir que les han faltado el respeto o tener que expresar algo que les indigna. Pero cuando esta manifestación es dada durante el juicio por mujeres, enseguida se las hace callar o se les recuerda que de esa forma están siendo irrespetuosas. En cuanto a la vestimenta, el jurado muchas veces observa de pies a cabeza a la demandante para despreciar sus pedidos y juzgarla de adulterio. Por un lado, podemos decir que en Gett: el divorcio de Viviana Amsalem encontramos una gran demostración del funcionamiento del sistema patriarcal en Israel, apoyada en un juicio en el que quedan a la luz diferentes manifestaciones que dan cuenta el tipo de cultura y las costumbres interiorizadas. Pero por el otro, pierde fuerza y capacidad de denuncia -si fuera la intención-, al tornarse por momentos un relato moroso y demasiado extenso.
Derrotando los clichés Difícil es no querer apresurarse y buscar en El regalo todas las conexiones con otros films de su misma índole. Y con ninguna inocencia, a mi parecer, va trazando el director toda una red de clichés que hacen pensar que nada nuevo veremos y hasta podremos predecir cada uno de los movimientos de los personajes. Sin embargo, junto con la trama de los protagonistas, el espectador también es engañado. Podemos hablar de la película como dos planos que confluyen. Uno de ellos es el propio reconocimiento del film dentro de un grupo de otras películas que desarrollan temáticas similares. Podríamos hablar de un metalenguaje indirecto (inventando el término). Es por eso que creemos que existen dentro de El regalo frases y escenas que hacen pensar en qué tipo de película veremos, engañando de esta forma el ojo del espectador. Como ejemplo encontramos la mudanza a una nueva casa, la pérdida de un hijo en el pasado, la llegada de un viejo amigo y el remate de “parece una buena persona”, entre otras. Ocurre que un espectador habituado a ver este tipo de films le dará a esos datos perdidos significados específicos, de los cuales ha tomado conocimiento por sus reiteradas utilizaciones. Pero lo interesante es que no continúa con la tradición y tampoco deja esos elementos por puro engaño, sino que propone resignificaciones. El otro plano es la propia trama que también juega con apuntar la mirada del espectador para un lado, para luego terminar en otro. En este sentido, es necesario pasar la primera parte, y darnos cuenta que no es una repetición de otras películas, para disfrutar de este thriller. El juego de espera que propone El regalo genera una intriga constante. Pero aún dando altas expectativas de lo próximo a seguir, no deja de sorprender ni de responder las preguntas que va dejando.
Lo valioso y la nada Quienes no nos dedicamos específicamente a la filosofía podemos quedar un tanto excluidos de La espuma de los días, tomándolo como un film absurdo y sin sentido. Sin embargo, basta haber leído o escuchado algo sobre Sartre para tratar de hilar cabos con lo que se está viendo. La espuma de los días está basada en la novela de Boris Vian del mismo nombre y trabaja algunos conceptos del existencialismo. Por esta razón, podemos ver alusiones a Sartre, más allá de una teoría planteada desde lo práctico, que sería cómo se desarrolla el film. Es así como el filósofo favorito, y del cual se enamora el mejor amigo del protagonista Chick (Gab Elmaleh), se llama Partre tomando sin dudas ese nombre por el filósofo. Asimismo, en una de las escenas, Chick se encuentra leyendo un libro llamado Vómito que claramente refiere a Náusea de Sartre. En cuanto al desarrollo de la película, podemos ver cómo quedan expuestos algunos de los temas que Sartre plantea en sus libros que corresponden a su etapa existencialista, como el propósito vital del hombre, la muerte, el automatismo y la existencia que define a los hombres. Especialmente aparece el concepto de que la vida del hombre es vacía. Podemos observar dos partes bien distintas, aunque no se pasa de una a la otra de manera directa, va cambiando de a poco. Encontramos una primera parte alegre, con colores, marcada por el amor preciado, por la abundancia de cosas e incluso sin preocupaciones, hasta el punto en que los personajes se subsumen o viven en la superficialidad. Esta primera etapa corresponde a la juventud y el encuentro con el amor de una mujer que vive el protagonista, Colin (Romain Duris). Por otro lado, la segunda parte se desenvuelve en una atmósfera gris, de bronca y tristeza, aparejada a la malaria y a la pobreza. Sin embargo, no es la pobreza la que determina el malestar o los problemas, sino que es la enfermedad de Chloé la que desata todo. En este sentido, es interesante, y quizás más en la segunda parte que en la primera, cómo uno como espectador se da cuenta que el entorno se forma a través de la mirada del protagonista. Aunque vemos lógica en la primera parte, con respecto al resto del film no encontramos en este un trabajo coherente con el absurdo y lo superficial, a tal punto que termina siendo, muy por el contrario, desconcertante y tedioso. Los actores aparecen demasiado sobreactuados y las escenas parecen no tener sentido. La utilización del stop motion tampoco pareciera hacer un gran aporte. Sí podemos rescatar de esta primera parte la forma en la que se trabajan las muertes, que pierden valor, parecen algo natural y hasta causan risa y corresponden a la superficialidad que invade al protagonista. La segunda parte del film tiene un trabajo más logrado. Se enfoca en el deterioro de los protagonistas y todo confluye para que esto suceda. Hay una estética de la angustia, llevada a cabo por las imágenes, la tonalidad gris y la música. Esto está acentuado por actuaciones más sólidas y comprometidas con el papel. Aparece, a su vez, más marcada en esta segunda parte una crítica al sistema de trabajo, que poco piensa en las personas y mucho en la producción.
Tomar la “realidad” como arena que escapa entre las manos A veces, cuando la ciencia se vuelve confusa y no tan precisa, tiene un atractivo interesante. Kristina Buozyte supo aprovechar este espacio que se desarrolla entre lo mesurable y lo inmensurable. Y en esta línea, Aurora se escapa de los rótulos comerciales enfocándose en diferentes aspectos como el romance, la ciencia ficción, el terror y el suspenso. Al conectar, mediante transferencia neuronal, a un hombre con una mujer que se encuentra en estado de coma se intenta esclarecer qué sensaciones vive ella en ese estado. Pero así como indica el Principio de Incertidumbre, explicado con nuestro humilde conocimiento, el observador influye en el medio y modifica ese espacio al observarlo. Es entonces que se construye entre los protagonistas un lugar de encuentro nunca antes explorado, que se desarrolla en el pensamiento de ambos. Podríamos decir de forma metafórica que Aurora se construye de los extremos pero que vive en ese “entre” que proporciona un espacio indefinido. En algunos momentos la película es cálida y en otros cruda y violenta. Empieza mostrándonos un ida y vuelta entre realidad y sueño, pero luego uno y otro ya no pueden disociarse del todo, porque los recuerdos quedan y tienen tanto valor unos como otros. Los espacios en los que se mueve el protagonista empiezan a distorsionarse luego de comenzar con el experimento. Siendo que al principio los lugares se encontraban bien definidos, mostrando en uno la rutina y la vida cotidiana que llevamos todos, y en otro un mundo idílico, lejano a todo tipo de problemas y preocupaciones, a medida que Lucas, el protagonista, entra y sale todo va cambiando de aspecto. Las escenas que representan la “realidad” comienzan a parecer borrosas e imprecisas. Y en cambio, ese mundo que empezó siendo onírico se vuelve más real y palpable, lejos de ese espacio idílico que se presento en algún momento, pero no por eso menos interesante para Lucas. Estos aspectos que la directora modifica para crear esta confusión de zonas están acompañados por una música instrumental que le da profundidad a la propuesta. Asimismo, el uso de la música tiene un aspecto importantísimo porque muchas escenas largas se construyen sin diálogos y esta le da impronta y sentido a las imágenes. En las dos horas de metraje, la variación de momentos y estados son muchos, y hacen del film un lugar más complejo, atravesando sentimientos. Por esta razón podemos decir que Aurora escapa de los rótulos, porque no hay una línea de género que atraviese toda su historia. Es cambiante pero, a su vez, la profundidad con la que se trabaja hace que un momento que nos causa terror nos haga olvidar por completo que veinte minutos antes rodábamos por la arena como niños enamorados junto a los protagonistas.